3 años antes.

Honrixs era un joven de tan solo 19 años, los cuales estaban recién cumplidos, razón por la que aún habían rastros de decoración de cumpleaños, incluyen bombas ya desinfladas, serpentinas en los rincones y uno que otro envoltorio de regalo. Su padre nunca estaba con él debido a su trabajo, era por eso que lo llenaba con regalos caros e innecesarios, haciendo sentir un poco mal a Honrixs, pues lo que él más deseaba en la vida, era pasar tiempo con su padre, aunque éste lo tratara como si fuera un estorbo.

Debido a ese problema, Honrixs solía pasar días enteros encerrado en su habitación, haciendo huelgas de hambre, esperando que su padre acudiera a él, pero eso nunca llegaba a pasar. Por suerte, Honrixs contaba con la ayuda de su madre, una mujer joven y hermosa, la cual era poseedora de un cabello largo y negro, el cual podía fácilmente confundirse con la noche, al igual que sus ojos profundos, los cuales también había heredado Honrixs. También tenía el apoyo incondicional de su novia, una chica sencilla y carismática, la cual tenía unos hermosos ojos azules, cabello castaño y unas sexuales y coquetas pecas.

—Te prometo que tu padre estará para tu próximo cumpleaños. —dijo la madre tratando de consolarlo.

—Ya no tengo nueve años mamá, sé que mi padre nunca se ha preocupado por mí y eso no cambiará nunca. —respondió Honrixs, sintiendo aquella amargura en su pecho.

—No lo necesitas Hong, nosotras siempre estaremos contigo. —dijo una voz suave y cálida.

—¡Joma! —exclamó Honrixs, alejando todo pensamiento negativo.

Su madre salió de la habitación rápidamente, dándole privacidad a la pareja, pues ella sabía muy bien, lo feliz que hacía a Honrixs, el tener a Joma cerca. Joma siempre estuvo al lado de Honrixs, desde que había sido adoptada por los padres de sus dos mejores amigos, Joma siempre había estado apoyando a Honrixs en todo, hasta el punto de convertirse en adultos y enamorarse mutuamente.

Honrixs no dudo ni un solo minuto en abrazarla, seguido de un beso tierno y necesitado, el cual rápidamente se fue convirtiendo en un beso lleno de lujuria y pasión, haciendo que ambos llegaran hasta la cama para deshacerse de sus ropas y demás cosas, para al fin quedar completamente desnudos uno al lado del otro. Honrixs adoraba sentir la piel desnuda de su novia sobre la suya, pues era cálida y suave, con toques húmedos debido al sudor del momento, también le encantaba escuchar su respiración agitada mientras la hacia suya, logrando aquellos gemidos sonoros que lo hacían perder la cabeza.

—Eres tan hermosa. —susurró Honrixs mientras la miraba fijamente.

—¡Ah! —jadeó Joma mientras hacía una mueca de dolor.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación.

—Estoy bien. —suspiró mientras sonreía— estar contigo me hace muy feliz.

—Te quiero Joma, —murmuró Honrixs cerca del odio de Joma— dime qué tú también sientes lo mismo.

—Yo también de quiero Hong.

Honrixs nuevamente empezó a besar a Joma, mientras entrelazaba sus manos con las de ella, impidiendo que se moviera mientras seguía moviéndose rápidamente en su interior. Después de lo que parecieron horas, Honrixs al fin había terminado justo al mismo tiempo que su novia, cayendo rendidos y exhaustos uno al lado del otro, mientras trataban de controlar sus respiraciones agitadas.

Ambos se vistieron nuevamente, para luego volver a la cama y empezar a hablar de sus vidas mientras llegaba la noche, pues debido a los problemas que tenía Joma en su casa, esta pasaba la mayoría de su tiempo en casa de los Walrider. Estos no podían problema alguno, pues ambas familias sabían que esos dos chicos se casarían, convirtieron a los Walrider y a los Walser en una sola familia, para así, poder unir sus empresas y ser los más grandes del mundo.

—¿Cómo sigue tu relación con tus hermanos? —curioseó Honrixs.

—Cada día empeora —susurró Joma—. Bin me odia, al parecer detesta la idea de que tú y yo nos casemos algún día, ya que cree que porque es la mayor, debía tener ese puesto.

—Es una mocosa artificial. —comentó Honrixs.

—Felix casi no habla conmigo, él no me odia, pero detesta que los demás nos comparten, debido a lo parecidos que somos. —suspiró pesadamente— no somos hermanos, pero ambos nos parecemos en algunas cosas, así que él prefiere ponerse del lado de su hermana real.

Ambos siguieron hablando hasta tarde, hasta el punto de quedarse profundamente dormidos, abrazados fuertemente, como si su vida dependiera de ello. Las horas pasaron, el reloj marcaba las 3:26 de la madrugada, a lo lejos se podían escuchar las voces y los golpes en la puerta, como si algo muy malo estuviera pasando, pero debido al cansancio que tenían, decidieron ignorar todo sonido.

Los golpes nunca cesaron, hasta el punto en que la puerta se abrió de golpe, haciendo que Honrixs y Joma se despertaran completamente. La madre de Honrixs estaba asustada y al parecer había estado llorando, Honrixs aún despertaba del todo, por lo que escuchaba a su madre como si estuviera dentro de un hueco, incapaz de entender lo que estaba sucediendo.

—¡Honrixs por favor, despierta, no tenemos tiempo para esto! —gritó su madre—. La casa se está encendiendo ¡Por favor! ¡Reacciona!

—Mamá. —susurró Honrixs.

—Debemos irnos, ahora. 

La madre de Honrixs, él y Joma, salieron de la habitación corriendo, sintiendo como el humo se apoderaba de la casa, haciendo que los dos chicos se despertaran por completo, entendiendo la situación por la que estaban pasando. Rápidamente empezaron a buscar salidas, pero las puertas ya estaban cubiertas por fuego y las ventanas tenían barrotes de hierro, las cuales su padre había puesto para la seguridad de todos. El tiempo empezaba a agotarse, el humo empezaba a incomodarle, hasta el punto de empezar a toser, haciendo que respirara fuera más difícil.

Después de buscar por horas, al fin habían encontrado una salida, rápidamente empezaron a correr hacia ella, pero en ese momento, un pedazo de cemento, cayó encima de la pierna de Joma, haciendo que fuera imposible para ella escapar, Honrixs y su madre rápidamente fueron a ayudarla, pero el bloque era demasiado pesado y el tiempo ya se estaba terminando.

—Honrixs, sal y pide ayuda. —ordenó su madre.

—No las dejaré solas. —respondió.

—¡Honrixs, sal y pide ayuda, ya no hay tiempo! ¿Acaso quieres que ella muera aquí? —cuestionó su madre.

Honrixs salió de la casa a regaña dientes, gritando y pidiendo ayuda. Para su suerte, el carro de bomberos había llegado y rápidamente empezaron a apagar el fuego, pero lastimosamente el fuego ya se había expandido bastante y el segundo piso de la casa se había caído, haciendo que cualquier rastro de vida, desapareciera. Honrixs empezó a correr hacia la casa, haciendo que el fuego quemara su cara, logrando que el dolor de las quemaduras, hicieran que se desmayara.