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Extra: El hilo rojo del destino

El teléfono de SeokJin estaba sonando muy pronto en la mañana, realmente quería golpear la maldita cosa hasta que dejara de funcionar. En cambio estiró el brazo fuera del colchón para encontrar el aparato en su mesa de noche, desbloqueando la llamada

—¿YoonGi-sii? —se preguntó mirando el nombre del contacto en la pantalla, correspondiendo la llamada— ¿Diga?

Si hubiese sabido que YoonGi iba a gritarle con tanta fuerza, sin dudar habría alejado el teléfono de su oreja.

—¡Oye! ¡El hilo! ¡El hilo se volvió a unir! ¡¿Por qué?!

Por los dioses, ese chico sí que tenía pulmones. SeokJin apartó el teléfono de su oído muy tarde.

—Ah, ¿en serio? Acabo de despertar, ¿crees... que podrías bajar un poco la voz?

—Eh. —YoonGi sonrió apenadamente, aunque el sujeto extraño no podía verlo—. Estabas durmiendo, lo siento. No me di cuenta de la hora.

—Descuida, está bien. Ya es mediodía— El universitario rodó los ojos. ¿A esta hora seguía durmiendo SeokJin? Lo hizo sentirse como si lo hubiese buscado muy temprano en la mañana— Ya estoy despierto, ya estoy despierto. ¿Decías?

Se acomodó sobre su cama para tomar la llamada.

—El hilo.

—Ah, sobre el hilo. —SeokJin sonrió, sí, lo sabía. Era el mejor en esto—. ¿Se volvió a unir? ¿No es eso genial?

Con un suspiro, la cara de YoonGi se coloreó antes de esforzarse por ser honesto.

—Estoy feliz por eso...—Más que feliz, JiMin seguiría siendo su pareja destinada. Suya, no de otra persona. Aunque eso no mataba su curiosidad— Pero, ¿por qué? Recuerdo haberlo hecho exactamente como me dijiste. Como pensaba, si no lo haces tú no funciona.

O al menos esa era la teoría que tenía. SeokJin debía tener algún don más poderoso entre sus manos que él.

—¿Eh? Esas eran las tijeras de repuesto, pero funcionan igual que la original.

—No lo creo, habría funcionado —insistió YoonGi, echándole un vistazo al pasillo vacío de su universidad. Al no encontrar nada bueno que mirar, decidió apoyarse contra la pared mirando la ventana, era una buena vista estando en el segundo piso.

—Si sigues los pasos al pie de la letra estas cortarán el hilo. Aunque si dices que volvió a unirse, entonces... Eso fue porque a YoonGi-ssi le gustaba esa persona pero se negaba a aceptarlo. —YoonGi jadeó, agradeciendo que SeokJin no pudiera verlo o encontraría su cara vergonzosamente roja—. A pesar de que cortaste el hilo, como los sentimientos eran mutuos, estos permanecieron y se fortalecieron. Esa fue la razón por la que el hilo se volvió a unir.

—¿Qué?

—Tenía el ligero presentimiento de que volvería a unirse. Y estaba en lo cierto, soy el mejor.

—¡¿Qué?!

—Verás, YoonGi-ssi. El que te guste esa persona lo decides tú, no es por culpa del hilo —le aclaró con un tono firme, era un buen regaño—. El hilo en si no tiene poder de interferir en los sentimientos de las personas. Aunque cortes el hilo, los sentimientos no cambiarán. Sólo tiene el poder de mostrarte tu pareja. YoonGi-sii. ¿En el momento en que el hilo te unió con tu pareja, no te agradó mucho la idea de que fuera él?

—Bueno. —Mordió el interior de su mejilla, demasiado apenado por su actitud del pasado—. Se podría decir que fue así...

—Al ser unidos la compatibilidad de las personas puede resultar bien, pero también hay excepciones. Te lo dice que persona que tiene que lidiar con eso.

YoonGi rodó los ojos, apretando el celular en su mano.

—En ese caso, si sabías que iba a pasar, ¿no crees que hubiese sido mejor que me lo dijeras desde el principio? —le habría dado a una mirada de muerte a SeokJin si lo tuviese enfrente. El tipo le hizo pasar por cosas dolorosas que fácilmente pudo ahorrarse sólo con sus palabras.

—¿Eeeh? ¡Pero, YoonGi-ssi! Eras tú quién se aferraba la idea de que era por culpa del hilo. Y estabas decidido a cortarlo. Además no sería conveniente para mí si te lo hubiera dicho, después de todo esto es un negocio para mí.

No le sorprendía que SeokJin fuera tan cínico. De alguna forma menos grave de que lo pensó, sí resultó estafado por ese sujeto.

—Ah, ya veo.

—Así son las cosas, ¿aclaré todas tus dudas?

—Sí —respondió de mala gana. SeokJin se rio un rato, disfrutando de eso.
Negocios eran negocios, por mucho que le agradara YoonGi, además tuvo fe en sí mismo en todo momento.

—Si a pesar de haber cortado el hilo, este se vuelve a unir, eso quiere decir que tu pareja realmente te ama. Así que cuídalo muy bien.

JiMin realmente... Lo quería. Sí, el maldito hilo roto no podía contra los pegajosos sentimientos del estudiante de canto. YoonGi sonrío sin discreción, algo aturdido por la noticia pero mayormente feliz.

—Ah.

YoonGi miró hacia el piso de abajo, alguien estaba saludándolo. Era JiMin, que agitaba su mano efusivamente con una encantadora sonrisa. ¿Cómo es que lo había encontrado estando tan lejos? De verdad tenía una vista de águila.

Por el rumbo que tomaba, parecía que sus clases habían terminado ya, e iba de salida de la universidad. A su lado iba HoSeok riéndose tan feliz y destellante como siempre, ambos como los buenos amigos que eran. TaeHyung apareció también, corriendo hacia el bailarín y el estudiante de canto para rodearlos del cuello con ambos brazos. Los tres amigos disfrutando de una buena compañía.

—YoonGi-ssi, eres una persona bastante obstinada. Así que de vez en cuando procura decirle que lo quieres, no debes dar por hecho que lo sabe sólo porque él es muy honesto en ese aspecto.

—Lo haré... —prometió, saludando a JiMin también con mueca que sólo podría describirse como una vergonzosa molestia.

Lo haría, cuidaría bien de su otra parte del hilo rojo del destino.

Los ojos de su pareja predestinada parecieron abrirse de la sorpresa, como si no hubiera esperado que YoonGi le devolvería el saludo.

—Si algo más llega a suceder, no dudes en llamarme. ¡Puedo hacer otros trabajos! Por ejemplo, si llegas a tener un problema con un acosador o sufres de violencia doméstica. No solo tiene que estar relacionado con el hilo rojo, puedo hacer muchas otras cosas. Aunque son un poco caros.

—Eres increíble —le dijo YoonGi y esperó que SeokJin leyera su sarcasmo porque realmente no quería alimentar el ego de ese tipo—. Te llamaré si algo más pasa.

¿A dónde había ido JiMin? Tan sólo dejó de mirar la planta baja por unos segundos y el chico cereza desaparecía de su vista, era increíble.

—Está bien, ¡cuídate! —canturreó SeokJin cariñosamente.

—Está bien, está bien. Gracias por todo lo que hiciste por mí. —Escuchó a SeokJin reírse de él, así que fue suficiente para cortar la llamada. Era mucha pena para acumular durante sólo una conversación.

Estaba por responder los mensajes de texto de su madre cuando una vocecita lo interrumpió, una que venía desde el inicio del corredor.

—¡YoonGi Sunbae!

—¿JiMin? —Lo miró, interrogándolo— Pensé que volverías a casa con tus amigos.

El chico asintió varias veces con la cabeza, muy feliz.

—Sí, pero entonces te vi y quería estar contigo. —Que HoSeok y TaeHyung lo perdonaran, pero él no estaba ni un poco arrepentido.

—Vamos —masculló YoonGi, sujetando las correas de su propia mochila para evitar tener el impulso de tocar a JiMin en público.

Quedaba un largo camino que recorrer para ser una buena pareja predestinada, pero se entrenaría bien hasta lograrlo.


YoonGi todavía era tan malditamente feliz un mes después, bajando del ascensor que tanto conocía ya.

Había pensado en hacerle una visita a su madre, hoy era de sus consultas médicas para revisar su salud. En cambio, la mujer sólo lo corrió porque quería tiempo a solas con el médico que la atendía. En otro momento como mal hijo habría estado ahí sólo para fastidiarla, tomó un mejor uso de ese tiempo muerto y lo aprovechó para ir más rápido a la casa de su novio, sin preocupaciones.

La pareja predestinada de su madre resultó siendo un doctor del área, pero esta vez trató de no intervenir en casi nada. Las cosas entre ellos se darían o no. No podía sentirse más tranquilo al respecto, ella estaría bien.

Apenas tuvo que tocar el timbre de la casa de JiMin, de inmediato la sonrisa amplia de su novio lo recibió al momento en que abrió la puerta de su casa.

—Bienvenido.

—Disculpa las molestias —balbuceó volviéndose huraño.

—¡Por favor, entra! —le dijo feliz, haciéndose a un lado. Iba a entrar a la casa, sólo que no pudo ir muy lejos, JiMin tomó su mano y entrelazó muy fuerte sus dedos.

—¿Qué... Qué es lo que haces? —tartamudeó muy alterado. Debería acostumbrarse, JiMin era así. Lo estaba besando cuando nadie los estaba viendo o dándole un abrazo secreto en las sombras de la universidad. Tardaría más de un mes en acostumbrarse a las muestras de afecto tan repentinamente y no sobresaltarse ante ellas.

—Lo siento —se excusó rápidamente, no luciendo nada arrepentido—. Cómo afuera no podemos caminar tomados de las manos, ¿podríamos hacerlo hasta llegar a la sala de estar?

—Mierda... —mustió, enganchando más fuerte sus dedos—. Está bien...

JiMin aceptaba sus condiciones de no mucho contacto en público sabiendo lo mucho que amaba estar pegado a él como una sanguijuela, no era la comparación más romántica, pero... Él podría hacer esto por él.

Lástima que el estudiante de canto siempre lo empujaba violentamente tan lejos de su zona de confort.

Y... ¿Por qué tenemos que estar sentado así?

No es que le molestará mucho estar entre el hueco que hacía JiMin para él en el sofá, manteniendo las piernas abiertas y las manos sobre su cintura mientras lo abrazaba por detrás. Nunca lo diría en voz alta, pero descansar su espalda en el pecho del menor era de las mejores cosas del mundo.

—YoonGi Sunbae —le llamó, sobre su oído. Haciendo que YoonGi se estremeciera violentamente.

—Mi oído... ¿Qué sucede? —le gruñó. La nariz de JiMin se presionó contra el punto sensible detrás de su oreja. Volvió a sacudirse.

—Hoy hueles bien. —Él casi se hubiera sentido ofendido si no se hubiese vuelto de un rojo antinatural—. ¿Te pusiste alguna loción?

—Maldición... —susurró siendo atrapado. ¿JiMin tenía que ser tan receptivo con todo respecto a él? Al parecer sí. 

—¿Eh? —insistió JiMin, aflojando un poco los brazos sobre la delgada cintura de YoonGi.

—Eh, no. Me metí a bañar antes de venir aquí, quizás sea por eso.

Eso despertó la curiosidad del menor.

—Si mal no recuerdo, dijiste que vendrías después de salir de ver a tu mamá.

El mayor inclinó la cabeza, evitando que su novio fuera capaz de mirarlo ante lo que tenía que decir.

—Hoy, p-pasaré la noche aquí. Y pensé que tal vez lo haríamos hasta el final. Por eso... Decidí prepararme.

Dioses, ojalá pudiera morir en ese momento. Deseaba hacerlo con toda honestidad. Como los padres de JiMin estaban fuera por viajes de negocios, los dos tomaron la oportunidad para mantenerse juntos por un largo día.

A YoonGi le gustaban los señores Park, aunque le agradaban más cuando les daban mucho tiempo a solas.

Apretó todas las partes de su cuerpo cuando la cabeza de JiMin cayó sobre su hombro, estaba tan tenso que sus músculos se sentían adoloridos.

—YoonGi Sunbae...

—Dime —le ordenó, tratando de ocultar mostrar su nerviosismo. Tendía a usar esa actitud cuando todo se volvía muy dulce entre ellos para soportarlo.

—Realmente, pensaba contenerme hasta que cayera la noche, pero... No creo poder esperar más... —le advirtió, ladeando la cabeza. Besó profundo a YoonGi antes de levantarlo entre sus brazos y arrastrarlo hacia su habitación.

YoonGi realmente disfrutaba lo que JiMin tenía para darle, todo entre sus brazos se sentía tan bien correcto y no tenía miedo de deshacerse de la ropa. Sólo volvía todo mucho más perfecto cuando el menor estaba igual que él. Era desnudo sobre él donde pertenecía el estudiante de canto.

El único problema es que siempre que estaban en estas situaciones sus manos inmediatamente corrían a presionarse sobre su boca para ahogar cualquier clase de sonido necesitado que escapara de ellos.

—¿Po-podrías, mover tus manos? —le pidió el menor acariciando los dedos que estaban censurando sus ruidos.

YoonGi agitó la cabeza de un lado a otro, presionando más fuerte sus manos.

—No, no. —Su voz se escuchó bastante amortiguada y aguda.

—YoonGi Sunbae... Quiero besarte. ¿No puedo? —lentamente, dejó que el estudiante de canto quitara sus manos. Sintió que las entrelazaba con las suyas y las obligaba a mantenerse a un costado de su cabeza.

Pero no recibió ningún beso.

—Tú... ¿Me... Me mentiste?—le acusó y consiguió una risita entrecortada de JiMin. Buscó su otra mano, enredando sus dedos entre los propios y terminó de la misma forma, impidiéndole contenerse.

Mientras estaba haciéndole el amor y sus manos estaban juntas, su hilo rojo del destino se enredó de meñique a meñique.

Sólo cuando terminaron y YoonGi lo golpeó con las almohadas, JiMin intentó besarlo para tranquilizarlo. Pero su Sunbae se escondió debajo de las almohadas de su cama con la cara roja, como un gato arisco dispuesto a rasgarlo.

—Sólo lo dice porque YoonGi Sunbae estaba reprimiendo su voz... Pero cuando la dejaste salir, era muy linda, así que no tienes de que preocuparte. ¡Estuvo bien que lo hiciera! —le explicó con amor, aunque eso no detuvo el golpe de almohada sobre su rostro.

YoonGi era tan agresivo. Tendría que darle muchos besos para suavizarlo. Esa era su misión.

—¡Claro que no estuvo bien!


Este fue el final, final. Gracias a todas las personas que leyeron esta adaptación, ¡no se olviden de seguirme si les gustó! 💗

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