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Apariencia elegante


Tengo que hace algo y rápido. YoonGi se dijo con pánico después de apartarse de JiMin en el centro comercial y diciéndole que no estaba en condiciones de mantener en pie su salida. El chico lo aceptó dulcemente. Negándose a irse a otro lado si no lo dejaba en la puerta de su casa.

No lo juzgó, no le dio ni una mirada extrañada por su ataque de pánico.

Todo ese asunto fue tan aterrador. YoonGi tenía tanto miedo que cuando se detuvo a pensar en eso se sintió desorientado sobre su forma de actuar.

Con mucho esfuerzo podría ignorar lo que sucedió en la casa de JiMin, se decía que estaba borracho y la película dio las condiciones no oportunas para su mente loca. Pero... Lo de la cafetería. ¿Qué diablos fue eso? Depender emocionalmente de alguien tan fuerte estaba mal y retorcido, le irritaba profundamente que el hilo le hiciera pensar que ese chico era su lugar seguro.

Tomó un baño y después de planchar la ropa que usaría para el recital, se sentó en su cama cruzándose de brazos. Su cabello podía estar escurriendo por todos lados, pero él tenía cosas más importantes de que ocuparse.

Tengo que hacer algo y rápido. Pensó de nuevo, haciendo muecas.

Aunque haya dicho eso... ¿Qué es lo que debería hacer?

Él arrastró la mano hacia su teléfono cargando en la cabecera de la cama. Abrió el buscador y simplemente escribió. "Formas de cortar el hilo rojo del destino" Siendo totalmente sincero no esperaba nada encontrar nada. Ya lo había investigado con anterioridad, pero no pudo encontrar nada al respecto, sólo hechizos de desamor tontos que él mismo sabían que eran falsos. El hilo era como una plaga, resistente.

Incluso llegó a pensar que romperlo o desatarlo de alguna forma era imposible.

—¿Uh? —Juntó las cejas dándole click a un sitio web que ofrecía servicios de ese tipo en la zona sur de la ciudad. Presionó, con la adrenalina corriendo más y más dentro de él a medida que cargaba la página.

No hubo dudas. La persona realmente prometía deshacer nudos entre las personas. El sujeto que administraba la página prometía tener la capacidad para cortar el destino en sus meñiques.

Cortar fue la palabra que hizo a YoonGi sentirse un poco más esperanzado al respecto.

Lo encontré, finalmente encontré la forma, pero... ¡Se ve bastante sospechoso!

Se ve sospechoso. Se repitió leyendo los servicios de la persona. Había muchas buenas reseñas y eso solo lo hacía menos confiable ante sus ojos.

Pero si no intento, no lo sabré...

Escribió un correo bastante bien explicado. Mencionó por primera vez su don y pensó que si la otra persona no era un mentiroso lo entendería o debería poseer algo parecido. Aunque sólo eran suposiciones.

"¡Genial! Eres cómo yo, tengo espacio mañana en la noche y luego dentro de dos semanas. ¿Te acomoda algo?"

YoonGi lo consideró antes de darle una respuesta. ¿Podría soportar dos semanas más unido al chico? En tan sólo tan poco tiempo las cosas habían sucedido de esa forma, así que...

No, no podía. Ni si quiera quería imaginarse como manipularía el hilo las cosas, ya todo estaba lo suficiente retorcido para ser alarmante. Aceptó la cita de mañana.

Su participación en el recital terminaría temprano, por lo que no debería haber problema alguno en citar al extraño dueño de la página de internet a esa hora.

Realmente encontraría la forma de desunirse a JiMin.


—¡YoonGi Sunbae! —Esa voz le gritó temprano en la mañana. 

YoonGi consideró en correr a cualquier otro lugar de la universidad pero su ropa formal se llenaría de arrugas y como consecuencia la presentación en el recital se vería bastante mal, por lo tanto su presupuesto bajaría y el club le diría que era la peor persona del mundo.

No, ver a JiMin no estaba siendo parte del plan en donde más tarde vería al chico que los desataría el uno del otro.

Y diablos, ¿por qué su corazón estaba latiendo más rápido? Debía ser la maldita adrenalina o de alguna otra forma estaría jodido.

JiMin estaba ahí y probablemente le gustaría escuchar una explicación de por qué estaba más asustado que si hubiese visto un fantasma y se aferró a él como si fuese un oso de peluche.

Si era honesto consigo mismo, no tenía la menor idea. Era otro aterrador efecto del hilo o no habría sujetado el suéter de JiMin como un salvavidas al mar. No existía la forma de que eso fuera tan reconfortante en una relación normal.

Le daban escalofríos de tan sólo recordarlo. Y también la intensidad con la que lo quería de vuelta.

No, ¿qué mierdas? ¿Por qué se me acelera el corazón?

Evitó mirar al chico que corría hacia él. Con sus esmoquin negro perfectamente limpio y el cabello recogido hacia atrás para la presentación. JiMin no tenía idea de lo dolorosamente guapo que se veía y dejaría a YoonGi ciego por tanto brillo viniendo del chico.

—¿Qué sucede? ¿Se te volvió a caer otro botón? —Intentó bromear y no sentirse acorralado por lo malditamente elegante que de veía. Aunque él mismo estuviese usando ropa formal, su fineza no se comparaba en nada con la del estudiante de canto.

—Eh, no...

JiMin sonrió apenado mientras se rascaba la mejilla.

—Vamos, sólo dilo —lo animó amablemente con una sonrisa pensando que JiMin no tenía remedio.

—Es sólo que... —El menor alejó el dedo de su cara, mirando el piso. Incapaz de enfrentar los ojos de Sunbae mientras se ponía cursi— El sólo verte me hizo feliz y terminé llamándote inconscientemente.

—¿Eh?

Otro latido.

—¡Ah! Pero yo realmente tengo algo que decirle ahora. —JiMin mandó su mano a uno de los bolsillos de su traje. Destacaba tanto de esa forma, siempre lo hacía con sus ropas pasteles, pero viéndose tan formal opacó a cualquier músico que pasó a su lado usando ropa de etiqueta. Las personas no dejan de mirarlo y YoonGi podría entrar por primera vez en ese club—. Tome.

Uno de los dedos de JiMin estaba presionando un papel dorado no más grande que el tamaño de su palma. YoonGi levantó una de las cejas.

—¿Por qué estás dándome un boleto para el recital? —Apenadamente la mano del chico se tambaleó. Y el estudiante de música lo observó titubear sintiéndose mal por haberlo hecho avergonzarse.

—Ah, es por qué... No tienes uno.

—No tengo por qué tener uno. —No entendía hacia donde quería ir el chico. ¿Alguno de los maestros consideró en darle un lugar más ahora que tenía la presentación del club en solitario? Sería un desperdicio, sólo necesitó uno para su madre y no tenía más invitados.

—Eh, sí, lo sé. Es que yo... Sueno un poco egocéntrico y... Pero, quería invitarle al recital.

—¿Qué? —Algo cálido y justo se apretó en el pecho de YoonGi. No lo entendió, pero sentía una taquicardia venir al ver a JiMin sonreír tímidamente para él, en su esmoquin negro.

—Su presentación es antes de la mía, y por eso pensé... Qué me gustaría verlo ahí.

—P-pero, JiMin, tú no tienes muchos boletos y...

—Quiero verte a ti más que nadie en mi recital. —El boleto por fin se llegó a su mano y YoonGi intentó muy aturdido dárselo de vuelta.

Había acordado verse con el tipo que cortaría sus hilos a esa hora, ir a ver a JiMin cantar sería como aceptar no cortarlos.

—No... Puedo, yo... Estoy ocupado.

—¿De verdad? —El chico no aceptó el boleto de vuelta. Sonrió y no parecía ni un poco forzado— Entonces no importa si no puede ir, Sunbae. Quería decírselo. Si consiguiera un espacio... Le pedí un asiento en la primera fila, porque quería verlo.

El corazón de YoonGi estuvo cálido como una taza de té mientras miraba el boleto. JiMin que tenía tantos amigos y personas que parecían quererlo un montón, él lo eligió. Incluso si no podía ir.

Y eso lo hizo sentir...

Espera... Se giró sobre sus talones, dándole la espalda a JiMin. ¿Qué son estos latidos?, ¿por qué mi corazón late tan rápido con todo lo que él dice?

Eso era... ¿Qué sentimiento tan abrumador era eso?

YoonGi abrió los ojos, mientras el rubor se subía a toda su cara. No puede ser.

No.

Yo no...

—¿YoonGi Sunbae? —El estudiante de canto le tocó la espalda con preocupación. YoonGi brincó bajo su palma, totalmente asustado. Sabía que no había forma de que JiMin pudiera adivinar sus pensamientos, pero eso sólo hizo que su cara se pusiera más caliente— Tú rostro está muy rojo. ¿Será por qué tienes fiebre? ¿Son los nervios antes de la presentación...?

— ¡Ah! ¡No, es sólo que tengo calor en esta ropa! —le gritó comenzando a correr.

—¡¿YoonGi Sunbae?! —escuchó a JiMin a lo lejos para él ya estaba corriendo muy lejos de él.

Se equivocan. Estos sentimientos no son míos.

Son por el hilo. El hilo hace que me sienta de esta manera.


Detrás del escenario, YoonGi todavía podía sentir la adrenalina que tuvo en el escenario. Aflojó el cuello de su camisa con un suspiro apoyándose contra la pared. La presentación salió relativamente bien, aunque todavía podía sentir su respiración atascando sus oídos y opacando un poco la canción que tenía que tocar.

Él miró a las personas detrás del camerino, estaba el grupo de violinista y TaeHyung le hizo una cara feliz felicitándolo con muecas mudas.

Lo aceptó, tensándose cuando mano se colocó sobre su hombro.

—Se escuchó genial, Sunbae —le susurró JiMin con una de sus sonrisas encantadoras—. Es lo mejor que haya escuchado.

Sin esfuerzo, YoonGi se encontró sonriéndole totalmente honesto de regreso.

—Sé que tú también lo harás de esa forma —le prometió escapando de su toque, antes de volver las cosas más intensas. Su sonrisa comenzó a tambalearse hasta desaparecer—. Tengo que irme, puedes con esto.

—Sí. —Sonriendo en grande, el chico alejó la mano de su hombro y YoonGi casi gimió decepcionado.

Eso terminó por apartarlo del menor por completo, totalmente sorprendido por el tipo de pensamientos retorcidos que cada vez parecían más naturales. No debía querer las manos de JiMin sobre él, estaba tan profundamente mal.

Dejó la universidad en un parpadeo, apenas despidiéndose y escapándose de las felicitaciones de su club. Ni si quiera ver a JeongYeon alabándolo lo hizo sentir menos perdido.

Caminó el sendero que le llevaría a la cafetería donde trabajaba. El sujeto del sitio web y él acordaron verse en ese punto y YoonGi consideró que era lo más conveniente. Si el sujeto era espeluznante o un charlatán que sólo quería sacarle dinero entonces haría que JungKook lo echara.

Pero, mientras más iba adelante, en nudo en su garganta se volvía una cosa pesada. Joder, ¿cuál era el problema? Dejar a JiMin en su recital probablemente no sería la cosa más cruel que le hubiese hecho al chico.

No tenía que molestarle, ni importarle y estaba frustrándose que no pudiera sacar la expresión de perrito herido disfrazada de una sonrisa mientras caminaba más adelante.

Si iba más adelante tomaría la decisión definitiva de cortar el contacto entre ellos. El sentimiento de JiMin por él se iría. No tendría que lidiar con sus sentimientos ridículamente dulces como la azúcar.

Él sacó el teléfono de su pantalón. Miró la hora, JiMin estaría actuando pronto.

Golpeó su lengua contra el interior de su mejilla, escribiendo un mensaje para el sujeto. Sólo necesitaba que le diera un cuarto de hora. Podría correr más rápido a la cafetería y todavía no estaba muy lejos de la universidad. Tendría el tiempo suficiente para aparecer un instante en el auditorio cuando JiMin estuviera en su solo y eso sería suficiente para el chico, incluso podría atreverse a darle una felicitación corta. Porque el estudiante de canto se iluminaba, siempre estaba conformándose con lo poco de atención que podía darle.

Es lo menos que puedo hacer por él. Se convenció. Después de que corte el hilo las cosas serán distintas. No sabía el resultado de cómo terminaría eso.

El sujeto le respondió que estaba bien, en realidad apenas estaba saliendo de su propia casa y tardaría en llegar. En otra ocasión YoonGi habría rodado los ojos por lo mucho que odiaba a las personas impuntuales, en este sólo pudo tomar las correas de su mochila y correr en el apretado traje formal de regreso a la universidad.

Sin duda fue más fácil ir de regreso que arrastrar sus propios pies al inicio. La universidad estaba ahí, con la gente en los pasillos, algunos estudiantes con sus instrumentos. YoonGi se empujó contra ellos, con la respiración acelerada deseando que no fuera muy tarde y entonces entró al teatro de la institución.

Un guardia le detuvo, poniendo su impotente cuerpo que le obstruyó toda la visión y no lo dejó poner ni un pie dentro.

—Por favor, tuve un problema —le suplicó, intentando ponerse sobre sus puntas para mirar. Una voz conocida comenzó a inundar el auditorio. Era tan suave y dulce como la escuchó la primera vez, YoonGi se estremeció deseando poder ver la expresión de su alma gemela al cantar—. Por favor, sólo quiero ver a JiMin.

—Boleto —murmuró el hombre de mala gana y YoonGi se lo extendió, intentando librarse de él. Tuvo que ser sellado su boleto y al fin pudo poner sus pies dentro del auditorio.

Sin embargo no pudo avanzar más lejos de las últimas butacas ocupadas. Porque JiMin estaba tan brillante sobre el escenario que cuando sus miradas se cruzaron, él se sintió tan inmerecido de todo ese brillo especial en sus ojos. ¿Por qué lo miraba de esa forma? ¿A alguien tan roto como él? ¿Por qué lo amaba tanto? Por el hilo, claro. No existía otra explicación.

La luz amarilla sobre la piel de JiMin se veía bien, el color de su cabello bajo esa iluminación no parecía rosa y verlo en una ropa tan seria hacia que pensara que esa no era su pareja predestinada. No el chico bonito que usaba prendas suaves.

A pesar de eso, el chico seguía siendo él. Resplandeciente como siempre y tenía esa energía hermosa y destellante a su alrededor.

Se dio cuenta que ese era su final. Comenzaría el proceso para desunirlos y no tenía idea de cuánto tardaría. Ellos podrían no ser almas predestinada esa noche o en meses.

Lo observó terminar, darle una reverencia al público con una sonrisa y recibir la avalancha de aplausos. Era muy bueno cantando, pero YoonGi apenas pudo sentirse aplaudiendo.

Quiso darle una felicitación, así que salió del auditorio y esperó a que estuviera fuera por la salida del camerino. Sólo unas palabras breves y podría disfrutar como la cara de JiMin se volvía toda una cosa llena de felicidad.

—¡Oh, YoonGi Hyung! —murmuró HoSeok con una sonrisa enorme— ¿Viniste a ver a JiMin?

—¿Qué te hace pensar eso? —respondió a la defensiva, rodando los ojos y cruzándose de brazos.

—Es que... —El bailarín sonrió de oreja a oreja— JiMin me dijo que te daría mi boleto porque eres importante. Tú fuiste quién lo impulso. ¡Estoy un poco celoso! —bromeó entre risas y cuando retomó su compostura. Notó la mortal seriedad del mayor— ¿Eh, dije algo malo?

—No, me molesta que siempre sea así de honesto —mintió con un suspiro, tallando su entrecejo con los dedos. HoSeok sólo estaba incrementando su estrés recitando las palabras sinceras del estudiante de canto.

—Es JiMinie —explicó HoSeok como si eso fuera suficiente. Lo era—. Él es... ¡Oh, ahí está!

El estudiante de danza corrió hacia el chico y YoonGi sólo pudo quedarse clavado en su lugar. Un hombre estaba ahí con el estudiante de canto parecía vestido lujosamente, la figura de una mujer que le ofreció un ramo de flores a JiMin y se sumó HoSeok a la escena, abrazando al chico. Pronto otra chica se acercó y una más, sonriendo y seguramente alabándolo.

Sí que era popular ese chico.

YoonGi sonrió aunque no era un gesto divertido, pensando en tomar un taxi para reunirse con el sujeto y llegar más temprano. 

Así es como las cosas debían ser. 

Se dio le vuelta rápidamente, pensando en la forma más fácil de marcharse lejos. Si no lo hubiese hecho, habría notado que rodeado entre su grupo de admiradores JiMin todavía estaba buscándolo con la mirada.

Era muy tarde para eso, YoonGi no miró atrás al salir de la universidad. Cuando llegó a la cafetería, sus cejas se unieron en el alto de su frente.

El sujeto era más extraño de lo que imaginó.

—Mucho gusto —le saludó, levantando la mano y dándole una sonrisa radiante con sus labios gruesos—. Soy SeokJin. 

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