29
Jimin.
El murmullo de personas me recibe cuando entro por las puertas del casino. Chicas vestidas con ropas diminutas caminan de un lado a otro con bandejas cargadas de bebidas y aunque es temprano ya hay bastantes jugadores en el lugar. En el aire se siente el olor a cigarrillos y droga, mientras viejos casi en quiebra apuestan lo único que les queda.
El vicio. Me recuerdo mientras camino entre las mesas, las miradas no pasan desapercibidas y acomodo las solapas de mi traje mirando hacia el l frente. Mis hombres me siguen hasta el segundo piso, zona VIP. Dónde quedan mi oficina, y la zona más privada del casino. Solo para los verdaderos poderosos socios del club.
El sonido de mis pisadas hace eco en el lugar y varios se encojen al verme pasar, hay mujeres que murmuran cosas entre sí y me dedican miradas sensuales y de coqueteos, se nota que sus maridos ni las atienden, pero en mi cabeza no hay espacio para eso ahora y más luego de todo lo pasado a primera hora de la mañana. Se me infla el pecho al recordarlo y tengo que hacer uso de mi poco autocontrol para no largarme de aquí.
Llego a mi oficina y lo primero que veo es a una chica limpiando el suelo detenidamente. Está agachada y solo puedo ver su uniforme, no la reconozco y por ello carraspeo viendo que ella se levanta asustada, hago una seña para que se vaya y luego de una reverencia me deja en la oficina junto a mis hombres. Mando a Myung a cuidar la puerta y a Seiyo a buscar a Somi. Miro las paredes grises con varios cuadros colgados y el sofá largo que hay cerca de una pared.
Camino hacia el escritorio y me siento en la silla de cuero tomando las dos carpetas que hay encima del escritorio. No son más que informes de las cifras del último mes, respecto al anterior. Hay muchos nombres de jugadores nuevos y algunos que ya me son conocidos, además detallo el nombre de los tipos que perdieron todo en las apuestas. Camino hasta la vitrina ubicada en la esquina de la espaciosa oficina y me sirvo un trago de whisky, agregándole varios cubitos de hielo que tomo de la pequeña nevera.
Un toque en la puerta me hace levantar la cabeza y tragar el sorbo de la bebida y posteriormente observo a la sofisticada mujer entrar a la oficina junto a unos papeles. Ni siquiera me mira cuando entra y se mantiene con la cabeza baja mientras camina en unos tacones tan altos que podría torcerse un tobillo, deja las carpetas sobre el escritorio y se queda quieta en la misma posición.
—Necesito que me ubiques por apellidos los nombres de los nuevos socios del club— le digo sin titubear. Somi se mantiene erguida pero mirando hacia el suelo, es una norma del lugar. Ninguna empleada puede mirar al líder a los ojos o será despedida de inmediato, y de cometer el acto y no retractarse puede ser castigada severamente.
Somi es atractiva, siempre anda enfundada en un vestido ceñido, a pesar de su delgadez. Es callada y solo habla lo necesario, es eficiente, pero también un poco caprichosa. Me pude dar cuenta luego de que me la follé en esta misma oficina. Quedé más insatisfecho de lo que estaba. A pesar que ella al parecer cumplió sus expectativas. Desde ese día le dejé claro que algo así no se volvería a repetir...
—La deuda del señor Han aumentó considerablemente— detengo mis pensamientos para mirarla, ella se mantiene apretando su vestido entre sus dedos y miro con furia latente el papel frente a mí.
Le había dejado pasar una vez que no me hubiera pagado a tiempo. Lo recordaba perfectamente. Pero ese maldito viejo abusador no aprendía de sus errores, y sinceramente esta noticia me daba motivos suficientes para acabar con él. Me quito la corbata y abro el primer botón de mi camisa, bebo otro sorbo de whisky para calmar esta furia emergente al imaginar como el maldito ha podido gastar mi dinero y jugar con mis amenazas.
—Averigua todo lo relacionado con él. Lo quiero aquí antes del mediodía y otra cosa—ella tiembla cuando coloco com fuerza el vaso con whisky contra la madera del escritorio —, llama a Yoongi y dile que lo quiero aquí ahora. Puedes irte.
El tono seco de mi voz hace eco y ella como gallina espantada se va. El cabello rubio se le mueve cuando camina y aborrezco haberme involucrado con ella. Ni siquiera lo recuerdo como una buena cojida y su cuerpo delgado no produce nada en mí, haciendo que recuerde esas caderas del infierno que deseo dominar. Pensar en Misuk, en sus gemidos, en su boca contra la mía, sus jadeos y esas tetas, me produce una obsesión enfermiza que me nubla la razón.
Bebo todo lo que queda en el vaso de un trago y la garganta me arde en el proceso, necesito despejar mi cabeza de cierta mujer que me está volviendo loco. Pero aún así algo dentro de mi no se calma y quiere más y más. Trato de no pensar tanto y de no sentir tantas emociones. En un lugar como estos no puedes mostrar debilidad alguna o la aprovechan en tu contra. Es algo que aprendí a la fuerza y ahora no deseo que se repita. Cierro los ojos recostando la cabeza en la silla y esos ojos mieles vienen a mi mente de nuevo, esta vez pienso en su sonrisa, en el brillo que ella emana, en el calor de su mirada, sientiéndome un adicto.
No tengo idea de porqué no puedo dejar de pensar en ella. Misuk se ha colado en cada espacio de mi cuerpo y temo que se adueñe de mi corazón. No soportaría perderla.
Saco mi arma de detrás de mí espalda y la miro. Tiene el símbolo de mi mafia gravado y reviso que esté cargada. Es la única manera de calmar todas estas emociones que surgen dentro de mí. Pensar en otra cosa que no tenga que ver con ella.
Ella dijo que no me entendía, yo tampoco me entiendo. Es algo que cambia constantemente, hoy pienso algo y mañana otro. Hoy siento algo y mañana siento el doble. No sé detiene y con tan solo acciones crece aún más.
Debe estar muy confundida cuando lo dijo. Yo también lo estoy a pesar que ya voy entendiendo mis sentimientos. Sentimientos que si pudiera borrar lo haría. No soportaría perder a alguien importante de nuevo. Esta vez si no lograría salir adelante. Pensar en el pasado solo me recuerda lo vulnerable que puedo ser y es algo que me he propuesto dejar atrás, a pesar de lo difícil que es. No debo enamorarme de Misuk, porque nada me garantiza que ella seguirá conmigo cuando el contrato matrimonial acabe.
—Jefe Park, el señor Min está afuera — dejo el arma en la mesa cuando Seiyo habla al otro lado de la puerta y respiro profundo. En la mafia mostrar debilidad es regalarle la ventaja al enemigo. Recuerdo las palabras de mi abuelo antes de morir y frustrado me paso las manos por el cuello y la cabeza.
—Hazlo pasar.
En menos de un minuto tengo a Yoongi frente a mí. Su perfume impacta de lleno contra mí y casi lo pateo por el culo, porque lo hace para joderme. Aún así mantengo el mismo semblante inquebrantable de cuando llegué aquí.
—¿Algo nuevo Jefecito?— Murmura divertido mirando mi cara de pocos amigos y no respondo poniendo el rostro aún más serio de lo que estaba —. Uy, alguien no durmió bien anoche. ¿La princesita no supo cómo conquistar al sapo?
—No hables mierda Min. Y para tu incumbencia, anoche dormí mejor que nunca. Métete tus opiniones por dónde no te llega el Sol.
El abre la boca ofendido y hace una mueca. Se lleva una mano al corazón y me mira con un puchero. Me dan ganas de meterle un tiro en la cabeza porque se que lo hace para fastidiarme y aún así me mantengo impasible aunque mis emociones son un caos por dentro.
—Me dueles Jimin-ie— se sienta en una butaca de visitas y cambia su semblante ofendido por uno que da más ganas de enterrarle un tiro. Me mira burlón y trepa una pierna en mi escritorio muy cómodamente mientras no deja de sonreír.
Tengo que reprimir las ganas de matarlo porque se que me hace falta para esto y más luego de los rumores que se han regado en los últimos días. No puedo dejar sola a Misuk, ahora más que ambos estamos vulnerables, y se que ella no me perdonaría si algo le pasara metida en todo esto.
Aún recuerdo las palabras de mi padre está mañana y aprieto los puños en mi regazo. El tenía razón, no es estúpido y se dió cuenta de mi plan muy a tiempo. Aún así me sorprendió su sinceridad que pocas veces hace notar y una parte de mi le agradeció que no se metiera en mi vida como años atrás. Aunque ahora estoy dudando de si dos meses en suficiente para engañar a todos. Es algo que necesito pensar en otro momento.
—Mira, Min Yoongi, no te descargo las balas de esta arma porque amanecí con buen ánimo y la noticia que te tengo te va a encantar — lanzo una sonrisa maliciosa a él, luego de volver el poner el arma en mi espalda. El me corresponde inclinándose hacia mí mientras baja la pierna y juego con el vaso de cristal.
—En esta bella cabecita imagino sangre— se relame los labios con una mirada tétrica y muevo la cabeza contento con su aceptación. No hay mejor persona para algo así que Min Yoongi, sádico, con insisto psicópata y hábil en su trabajo. Es el mejor a la hora de torturar y me lo demuestra cada que puede. Le gusta destrozar a la gente, una vez me enseñó su colección de corazones. Todos de viejos abusivos, gente estafadora y engendros que nunca debieron nacer.
—Y hoy verás más de la que piensas. Qué dices, ¿Aceptas ayudarme a destrozar a Han? ¿O lo dejo para mí solito?
—¿Para tí solo? Tacaño. Mira que todavía mi pobre hermana no supera lo que le hizo ese viejo. Verla llorar me recuerda que estuvo a punto de ser violada. Ya era hora que te decidieras, porque... o lo hacías tú, o lo hacía yo.
Su respuesta me hace levantarme de mi asiento. No me gusta escuchar de tipos que violan gente y por eso tengo días en todos los meses en los que me dedico a investigar a ese tipo de basura y los mato. Pensar en toda la chicas que han sufrido con algo así me remueve el estómago y solo deseo acabar con todas esas escorias. Creo que hoy es un buen día para iniciar una cacería.
—Es un sí entonces— afirmo levantándome de mi preciosa y cómoda silla y me acomodo la ropa.
—Totalmente— pone su puño sobre la superficie y asiente. Los ojos se me oscurecen al pensar en todo lo que haremos y algo dentro de mi despierta. Mi lado asesino. Un lado muy peligroso, que pocos desean conocer.
(...)
Miro a la persona frente a mí, está colgando de unas cadenas que caen del techo y tiene sangre goteándole de la frente y de la cara. Le faltan dientes y apenas puede abrir un ojo. Me mira sin poder hablar, solo lanzando aullidos de dolor y gemidos sin sentido.
Yoongi tiene sangre en la cara y sus ojos no se pierden ninguno de mis movimientos cuando entierro un cuchillo de punta jorobada en su estómago. El gime sin poder gritar, y recuerdo que Yoongi le cortó la lengua cuando le dijo que aún quería follarse a su inocente hermanita. Retuerzo el arma desgarrando y sientiendo como la sangre me salpica y le abro el estómago, las entrañas se le asoman y las termino de sacar, sonrío gustoso de saber que lo estoy haciendo sufrir mucho y más ahora que se todo lo que le hizo a su propia hija. Pobre niña, recuerdo que mandé a que la llevaran a un hospital para que atendieran su magullado cuerpo y deposité dinero en la cuenta de su madre, para que vivan tranquilamente.
Pensar en como hay gente que no valoran a sus hijos hace que algo dentro de mi despierte. Un instinto, una furia de lo profundo. Algo que solo quiere muerte. Mis demonios internos. Esos que despertaron ocho años atrás.
Saco el arma antes de que pierda el conocimiento y me alejo admirando mi obra de arte.
Algo digno de plasmar.
Yoongi tiene un balde con agua a su lado y cuando asiento se lo lanza. Agua congelada. El hombre reacciona y emite quejidos mientras se retuerce colgando de las cadenas, incapaz de mantenerse de pie. Casi muriendo.
—¿Quién empieza ahora?— levanté los hombros y los dejé caer mirándolo con una pequeña sonrisa de satisfacción.
—Vamos los dos— tomo el bate con pinchos de encima de la mesa de torturas y el toma una motosierra. Mira el instrumento fascinado torciendo la boca y caminamos hasta él.
Mis puños impactan de lleno con su cara destrozada. Golpeo con fuerza sabiendo que le estoy haciendo un bien a la humanidad. Un golpe le destroza la nariz y miro cómo la sangre me salpica la camisa blanca. Lanzo mi puño izquierdo a su estómago abierto y el apenas abre los ojos, sus últimas súplicas hacen que mi pecho se llene de una sensación inexplicable. Antes de volver a arremeter contra el tomo el bate puesto a un lado y comienzo a destrozar, mientras Yoongi le quita las extremidades. Por último hago uso de mi poca cordura y tomando de nuevo el cuchillo se lo entierro en el pecho, lo abro como un trozo de carne y cuando obtengo lo que quiero sumerjo la mano, arrancándole el órgano que late débilmente y lo lanzo al suelo.
A los segundos miramos el cuerpo sin vida y despedazado frente a nosotros. No sé reconoce y solo me genera una terrible emoción. Llevaba días que no me sentía tan liberado y pensar en si Misuk me ve así algún día hace que una bola de hierro caiga en mi estómago. La perdería, ella me temería como al principio a pesar de ya saber cómo soy y me dejaría. Vería el verdadero ser detrás de trajes caros y miradas frías, vería el monstruo que soy. Jamás permitiría que ella me viera así.
Dejo el bate en el suelo y Yoongi llama a los hombres que cuidaban la entrada del sótano. Miro mi camisa manchada y siento la sangre en mi rostro. Asqueado tomo el primer paño que encuentro y me limpio las manos llenas de sangre.
—¿A dónde llevamos esto, jefe?
Me limpio las manos mirando antes de alcanzar mi celular. Algo dentro de mi explota al ver la hora y me apresuro en responder.
—Tíralo al río Han, y dile a uno de los hombres que me busque ropa limpia y algo con que limpiarme— no levanto la mirada del celular y Yoongi me mira pasándose una mano por la frente. No pasa mucho rato cuando tengo la ropa enfrente junto a una toalla.
—Hoy no estuviste tan concentrado. Esperaba más de tí, si te soy sincero— lo miro sin expresión alguna y el chasquea la lengua—. Sabía que ella tenía poder sobre tí.
No sé que decirle, más que pasar de largo camino al baño dentro del mismo sótano. Si le digo que sí, estaría sacando todo lo que llevo ocultando y si le digo que no, estaría engañándome a mi mismo. Mejor no respondo.
Cuando salgo ya vestido hacia afuera, y pretendo largarme de allí, aparecen en mi campo de visión, Jungkook y Taehyung.
Me miran aturdidos, casi agitados y no se cómo interpretar eso. Así que solo me acerco a ellos mientras me termino de acomodar la ropa y meter la camisa por dentro.
—¿Qué pasa?— Jungkook me mira serio, casi como si me fuera a ir arriba y arqueo una ceja sin entender nada, más cuando algo dentro de mi se revuelve.
Taehyung le pone una mano en el pecho y miro cómo mis hombres terminan de sacar los restos de aquí en bolsas negras. Me recargo en la mesa larga y los miro a ambos, no muy contento con lo que veo.
—Es que tenemos algo que decirte. Y no se cómo te pondrás, porque mira como está este— lo hizo retroceder con la mano en el pecho y Jungkook se la quitó de un manotazo furioso.
—Este como dices, tiene bastante motivos para cometer un asesinato ahora —sus ojos me estrecharon brillando en una nube oscura y levanté una ceja mientras me pasaba la lengua por los dientes medio ansioso—. Porque mientras tú y Yoongi se divertían jugando a los carniceros, allá afuera todo es un caos.
Me apoyé en la mesa con ambas manos de espalda y lo miré enojado. No es como si hubiéramos jugado a los carniceros ni una mierda. Yoongi cobró su venganza y yo la mía. Así de sencillo.
—Mira Jungkook, mejor cálmate y acaba de hablar. Porque sinceramente tengo cosas que hacer y no me gustaría enojarme contigo — el asiente desviando la mirada a otra parte mientras en su mejilla se marca como presiona el lugar con la lengua. Yoongi recoje en una bolsa una cosa y se va mirándome burlón, sabiendo que estoy en un aprieto como siempre, mientras se lleva a los tipos que limpiaban con él.
—Mejor te lo digo yo— Taehyung habla caminando hasta mí al tiempo que se abre el chaleco mostrando su camisa—. ¿Si sabes que hay rumores saliendo por ahí, dónde afirman haberte visto con Misuk?
Asiento inseguro cruzando los brazos y miro la hora en mi reloj de muñeca. Aún falta un poco.
—¿Y eso qué? La gente habla— subo y bajo los hombros sin importancia mientras regreso la vista a él ahora sintiendo como se me acelera el pulso cuando pone su celular frente a mí y la garganta se me cierra cuando distingo la imagen. No puede ser.
—La cosa es que no se quién demonios filtró que tú y ella contrajeron matrimonio. Todos en este momento lo saben. Y eso es un riesgo muy grande para tí y para ella, que no tiene nada que ver en esto.
Me tengo que sostener de la mesa ante el impacto que me llega de lleno, y mi corazón se acelera como un tambor. Apenas y puedo preguntar lo que temo. En mi cabeza repitiéndose la imagen de nosotros dos cuando hablábamos en el patio de la mansión.
—¿Eso significa qué...?
—Tienes que hacer el pacto de sangre— masculla Jungkook tomándome con la guardia baja mientras mira algo detrás de mí, incapaz de dirigirme la mirada.
Y eso solo significa algo, revelar la mujer con la que me casé y arrastrarla hasta mi mundo. Algo que vengo ansiando desde hace mucho, pero que ahora temo a gran escala.
[•••]
Cómo en el capítulo anterior les traigo algunas preguntas:
1- ¿Qué opinan del capítulo y la actitud de Jimin?
2- ¿Qué creen de lo que sucedió con Han? ¿Alguna pista de por qué estaba relacionado con la hermana de Yoongi?
3- ¿Lograron entender mejor a Jimin?
4- ¿Cómo creen que Misuk tome la noticia?
5- ¿Alguna idea de lo que ocurrirá en el próximo capítulo?
Espero ver sus teorías en los comentarios. Me divertí mucho leyendo los del capítulo anterior. No me decepcionen.
Recuerden tocar la estrellita y les recomiendo pasar por mi perfil y agregar Tentación. Qué de seguro les va a gustar.
Las quiero preciosas.
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