27
Misuk.
Despierto gracias a la luz del sol que se cuela por la ventana, me remuevo incómoda y opto por sentarme en la cama al notar que estoy sola y suspiro aliviada quitándome el edredón de encima. Aún tengo esas últimas palabras grabadas en la cabeza y trato de no pensar mucho en eso, aunque me es imposible, el corazón se me acelera cada vez que siento de nuevo esa frase resonar en mi cabeza y tengo que ponerme una mano en el pecho al notar los latidos erráticos.
Cruzamos nuestro límite y lo tengo claro, lo sucedido ha cambiado por completo mis perspectivas para este falso matrimonio y no se cómo sentirme. Jamás alguien me había tocado así, sus manos, su boca, sus besos. Aún siento su tacto por todos lados y el cuerpo me tiembla con escalofríos. Y traté de no caer pero ahora se que no hay vuelta atrás en esto, me dejé llevar, yo misma se lo pedí, y el saber que viviremos solos me produce un frío inexplicable en el estómago, que se extiende por mis piernas y me hace sudar las manos.
Miro el celular buscando despejar mi atormentada mente y reviso la hora. Tengo tiempo para arreglarme y el solo pensamiento de encontrarme a Jimin u otra persona cuando baje me pone nerviosa e inquieta. Acomodo la cama y estiro la sábana dejando todo perfecto y camino hasta la maleta que ni sé en que momento trajeron. Saco la ropa necesaria para cambiarme y camino hasta el baño.
Me quito mi pijama y me observo en el espejo, la cara se me calienta al ver las marcas que tengo en las clavículas, las caderas, los pechos y los muslos. Trago en seco cerrando los ojos cuando los recuerdos vienen a mi de nuevo, tan bueno, y me paso una mano por el cabello para eliminar los pensamientos.
El agua me cae por el cuerpo y me siento una invasora cuando miro los productos obviamente masculinos que están alineados en una repisa. Tomo un jabón y comienzo a bañarme.
'Necesito salir de esta casa cuanto antes'. Pienso mientras me cepillo los dientes y me miro en el espejo. Aún no sé si soy bien vista en esta casa o si le caigo mal a alguien, pero por si acaso. Es mejor evitar conflictos.
Me miro en el espejo de la habitación y respiro hondo, caminando para alcanzar mi celular y abro la maleta para tomar las cosas que necesito para ir a otro día de universidad, además de unos tenis porque lógicamente no voy a ir descalza.
Bajo las escaleras con precaución y me tiemblan las piernas cuando escucho voces desconocidas desde aquí.
Suspiro aliviada cuando llego al salón y solo veo a quien reconozco como Taehyung sentado hablando por celular.
El me ve llegar y dice algo que no logro escuchar bien y cuelga.
—Buenos días — dice el sonriendo apenas mientras me ve sentarme —. Agradecería que no me miraras como si fuera un fantasma.
Sus palabras me sacan una pequeña sonrisa y niego apartando los mechones de pelo que me caen en la cara.
—Buenos días para tí también — me decido a contestar, no me gustaría quedar como una mal educada —no te estaba mirando como si fueras un fantasma, solo que no me acostumbro a este entorno.
Veo una bola de pelos salir de no se dónde y saltarme encima. Chillo asustada cuando comienza a olfatearme y luego se va dónde Taehyung.
—No le temas, es Yeontan y es bastante dócil. —Cómo no, si pensé que me iba a tragar de un bocado.
Sonrío aliviada al ver que no se vuelve a acercar a mí y permanece en el regazo de quién parece ser su dueño ahora que noto el apego que se tienen.
—Es bonito, pero definitivamente pensé que me mordería, el único perro con quien tengo contacto es Bam y es demasiado bobo como para morder a alguien— el le acaricia el lomo al pequeño perrito que me mira curioso.
—Yeontanie es demasiado dócil y se lleva bien con todos. No tienes de que preocuparte — lo deja en el suelo y al momento comienza a corretear por todos lados— espero que el jefe Park no se lo encuentre.
—¿Por qué?— pregunto con curiosidad. La cara que puso hizo que las manos me comenzaran a sudar, de nada más pensar en que lo puedo encontrar por cualquier lado de esta casa.
—La última vez le rompió un pañuelo de marca a Jimin, y le orinó los zapatos.
No puedo evitar la carcajada que sale de mí al pensar en eso y me cubro la boca avergonzada.
—Tuve que pagarle el pañuelo, aunque todavía le debo unos zapatos.
El mira su reloj luego de decir eso y se acomoda su chaqueta de cuero para mirarme ya serio.
—¿Pasa algo?— niega mirando un punto detrás de mí y al momento escucho pasos acercándose, se me acelera el corazón al notar una presencia masculina detrás de mí.
—Déjanos solos Kim.
El no chista y se levanta para tomar rumbo por dónde mismo salió su mascota.
Observo como el señor Park toma asiento a mi lado y me mira.
—Todavía no me creo que hayas cambiado tanto— es lo primero que dice—, tu padre me ha comentado que estás estudiando una muy buena carrera —asiento mirándolo tratando que mis nervios no se hagan más notorios.
—Así es.
—Me alegra saberlo. Aunque no me esperaba que Jimin se fijara en tí si te soy sincero. Pero me alegro que hayas sido tú y no otra. Eres una joven ejemplar y le tengo cierto apego a tu familia.
No sé que quiere decir con lo último, pero sus palabras son sinceras, no tiene maldad y sus ojos reflejan un dolor que no logro comprender.
—Es bueno saber que tiene esa imagen de mí.
Le dedico una pequeña sonrisa forzada y el niega.
—Solo digo verdades. Siempre esperé una buena mujer para mí único hijo, y por causa de mi actitud terminé ganándome su rencor, perdí el cariño que el me tenía y solo espero que algún día me logre perdonar por todas las cosas que dije e hice en aquel momento.
El cierra los ojos y los abre, sus hombros permanecen caídos como si llevara una pesada carga en ellos y a pesar de que se parece mucho a su hijo, se le nota un aura mas oscura. El suspira poniéndose de pie y lo imito.
—No debería haberte atormentado con cosas que no entiendes. Me alegra que seas tan educada y me hayas dejado expresarme.
—Solo hice lo que creí correcto— hablo y el asiente conforme con mis palabras.
—No te estreses con Jimin. Mira que tiene un mal temperamento de nacimiento.
Y me deja sola en la enorme sala, es tan grande, que fácilmente el perímetro podría ser una casa. Hay un salón al lado y por el otro una enorme y larga mesa, con sillas lujosas. Hay una lámpara encima, en la cúpula, con candelabros que caen por sus extensiones. Esta gente tiene mucho dinero, demasiado.
Camino hasta uno de los cristales que separan la mansión del patio trasero y la vista me es tan conocida que siento como si varias veces ya hubiese mirado hacia aquella dirección, donde a lo lejos se ve una habitación de cristal con plantas dentro. Miro la hora notando que aún es temprano y falta bastante para mí horario de entrada a la universidad y recuesto la cabeza al cristal.
Suspiro cuando un recuerdo fugaz de hace muchos años pasa por mi mente.
—¡Jungkookie mira!— caminé hacia mi hermano levantando la mano, el soltó la maceta que tenía en la mano colocándola en una mesita y me miró.
—¿Pero que haces? ¡Suelta ese bicho!
Trató de aproximarse a mí para quitármelo pero rápidamente alguien se interpuso entre nosotros.
—Ya déjala en paz, vinimos hasta aquí para ayudar a mamá con su invernadero, una mariposa no la va a matar. Además no se para que la trajiste, si no se está quieta un segundo.
Recuerdo que ese chico me tomó por el brazo y me lo sacudió haciendo que el insecto que no se separaba de mi saliera volando y enojada lo miré, a punto de llorar de rabia.
—¡¿Qué le hiciste a mi mariposita para que se fuera?!— lo golpeé por el hombro aún cuando era mucho mas alto y dejé un sollozo salir.
—No es tu mariposa, y pertenece a este lugar— recalcó cruzándose de brazos— y ya deja de llorar, te ves horrible niñita.
—¡Le voy a decir a papá que me dijiste fea!— sollocé más fuerte señalándolo con un dedito y el se burló sonriendo como si le diera gracia.
—Ya vámonos Misuk, y tú Park, que sea la última vez que le hablas así a mi hermanita.
Pestaño varias veces borrando ese fugaz recuerdo, tengo un nudo en la garganta que no me deja casi respirar y el corazón desbocado. Respiro profundo dejando atrás ese deja vu. No estoy segura de si conocía a Jimin desde antes, o si lo había visto en otro lugar, pero en ese recuerdo era un preadolescente el que me miraba burlón y solo recordar como me hizo sentir me enoja. Aunque no tengo claro de quién pudo haber sido.
El sonido de unas pisadas de zapatos me sacan de mi nube y me giro solo para mirar a la chica que me examina ligeramente avergonzada.
—Lamento mucho haber interrumpido sus pensamientos Señora Park — la chica reverencia cabizbaja, y el nombramiento me recuerda que ahora estoy atada a un hombre y que soy su esposa legalmente.
Niego y añado con una sonrisa de labios cerrados—: No pasa nada, puedes llamarme solo Misuk. ¿Sucede algo?
—Nada de que preocuparse Misuk, su desayuno ya está listo, el señor Park Jimin la está esperando en la cocina.
Asiento tomando una profunda respiración y comenzando a caminar siguiendo a la chica de la servidumbre.
'No pienses en sus últimas palabras de anoche Misuk. No pienses en como te tocó o en el buen orgasmo que te dió, no pienses en las palabras calientes que te dijo, o en esa declaración'.
Pero todo eso se va al carajo cuando entro por el humbral de la majestuosa cocina y su mirada me recorre completamente como fuego ardiente y se detiene para mirarme fijamente.
Ay Dios. No me dejes caer en la tentación.
[•••]
Voten y comenten.
Gracias por leer.
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