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24

Misuk.

El gran día había llegado y con ello un tumulto de sensaciones que lograron abrumarme completamente, encerrada en mi habitación me permití mirar todo aquello que no vería dentro de dos meses, desde el techo blanco hasta las paredes rosa pálidas, abracé mi almohada ahogada en los recuerdos de los últimos acontecimientos y de todo lo que había pasado para llegar a esta situación.

Me sentía extraña, una mezcla de sentimientos confusos que me hacían un nudo en el estómago, sentía miedo, tristeza, calidez, agitación, desesperación. Tantas cosas juntas que no me dejaban pensar con claridad. Todo lo que podía esperar era al que el reloj tocara la alarma a las cuatro de la tarde para comenzar a arreglarme y que mi hermano viniera a buscarme.

No tenía idea de dónde iba a vivir y esperaba que no fuera tan lejos. Nunca discutí con Jimin sobre nuestra convivencia debajo del mismo techo y esperaba que fuera mínima. Solo debía acostumbrarme y estudiar para terminar el año con buenas notas y decidir en el próximo la especialidad que tomaría, pensar que me quedaba otro año y me graduaba se sentía irreal después de tanto esfuerzo contínuo y tantas noches de estudio.

Me sentí mal al no contarle a Jihyo que me iba a casar, y aunque sabía que ella no podría asistir fue un sentimiento que me invadió en lo profundo. Cuando ambas estábamos en el instituto hacíamos pijamadas en su casa porque a mis padres no les agradaba la idea de tener a una supuesta extraña en casa y a eso sumándole lo nerviosa que se ponía Jihyo cuando estaba cerca de Jungkook, incluso una vez el le jugó una broma que paró con Jihyo desmayada en el medio de la sala de mi casa. Lo cual fue una de las causas por las que dejamos de juntarnos en mi casa. Teníamos más amigas en ese entonces, estaba  Chaerim y Aisha, con ellas salíamos juntas de vez en cuando al cine, pero luego tomamos caminos diferentes y Aisha se marchó a estudiar a Reino Unido y Chaerim regresó a Ulsan. Ahora solo estábamos Jihyo y yo solas, y aunque estaba Nam y Hoseok, igual se sentía que nuestra amistad era más fuerte.

¿Sería feliz de ahora en adelante?

Era una pregunta que me rondaba la cabeza día y noche, pensar en el cambio que daría mi vida era suficiente para preguntarme si estaba haciendo bien las cosas, si luego no me arrepentiría de mis decisiones o si estaría yendo por el mal camino.

El sonido de la alarma me sacó de mis pensamientos y el corazón me saltó en el pecho, tomé una bocanada de aire tratando de calmarme cuando pequeños pinchazos se instalaron en mi cuerpo.

Me levanté de la cama con las piernas temblorosas y caminé hasta el baño.

Era ahora o nunca.

(...)

Terminé de alisarme el cabello y aparté el flequillo hacia los lados, con la plancha retorcí la punta de los mechones para que se ondearan en las puntas y revisé mi rostro.

Me había hecho un delineado sencillo, me había aplicado rímel y sobra en los ojos, no me había aplicado rubor en las mejillas porque aparte que no me gustaba, mis mejillas se ponían rojas fácilmente, solo había aplicado una capa de base en crema y polvo para hidratar el rostro y los labios los había pintado de rojo, para que combinara con el vestido. Tal vez no era el mejor maquillaje porque muy pocas veces me maquillada, pero lo había intentado y prefería pensar en que había quedado bien.

Me subí sobre ambos tacones blancos y me sentí incomoda porque hacía bastante que no usaba zapatos altos que incluso temí caerme y hacer el ridículo.

Me ajusté bien el vestido y traté de cubrir un poco el escote pero fue imposible, de todas formas mis senos quedaban alzados y en estos momentos odiaba tener los pechos más grandes que el promedio y no era que fueran enormes, pero era muy poco común que una chica llenara de sobremanera una talla 36 y aquí en Corea del Sur la mayoría lo más que llenaban era una 34 de manera natural porque varias se hacían cirugías al cumplir la mayoría de edad.

Me coloqué encima una chaqueta de lana y tomé un pequeño bolso junto a mi celular. Mis cosas estaban empacadas en una maleta y solo eso me llevaría, luego buscaría lo demás.

Bajé hacia la planta inferior con pasos  temblorosos y apreté la correa del bolso porque sentía que me iba a dar algo ahí mismo y con la otra arrastré la maleta.

Me sorprendió ver a mi hermano perfectamente peinado y vestido, y no era que vistiera mal o no se peinara, sino que no acostumbraba a verlo así.

—Ya estoy lista, creo que podemos irnos— me acerqué a él y asintió tomando la maleta y levantándola.

—Si te arrepientes dímelo — habló secamente mientras cerraba la puerta de la casa.

—¿Por qué lo dices?

— Porque no te noto muy segura, no como antes— y era verdad, justo ahora estaba dudando de lo que estaba haciendo porque ciertamente era un paso muy importante en mi vida.

—No es eso, s-solo me siento agobiada y nerviosa...

—Y insegura— concluyó y no me dio tiempo a responder porque el elevador se abrió y aguanté la respiración al ver varios hombres vestidos de negro en la recepción y Kira, la chica de turno estaba pálida al ver que los hombres nos escoltaban hasta la salida donde dos autos negros estaban estacionados.

—¿Por qué hay tantos guardaespaldas?

Murmuré asustada cuando entramos a la parte trasera de uno de los autos, y observé llegar a otro auto y colocarse a la delantera.

— Precaución, las noticias se pueden filtrar y pueden tratar de matarte, por eso la seguridad.

— ¿Pero cómo? Digo, se supone que ustedes trabajan con gente de confianza.

— No lo pongo en duda, los que estamos en la mafia Park es porque nos lo hemos ganado, no por simple mérito.

Asentí sabiendo que Jungkook no era ningún santo, pero pensar en todos los que ha matado me hace preguntarme si realmente siente afecto hacia mí y se que es una pregunta estúpida porque el me lo dice en cada oportunidad que tiene. Aún así me pregunto si sería capaz de perdonarle la vida a alguien.

—¿Qué es lo peor que has hecho?— lo veo dejar su teléfono de lado y mirarme serio.

—¿A qué viene la pregunta Misuk?

—Curiosidad, tú... digo yo siempre creí que eras alguien bueno y que podía confiar en tí, pero tú también me engañaste y me utilizaste— las palabras salen en un impulso desenfrenado que me hacen apretar los puños y suspirar profundo ante las ganas de llorar que me invaden.

—No se porqué sacas esto ahora, pero te juro, que tú serías la última persona a la que dañaría, primero me pegó un tiro en la cabeza. Dios, es que como piensas eso, eres mi hermanita pequeña, y yo nunca quise mentirte pero las circunstancias me obligaban a hacerlo.

Sus manos de toman del rostro y tiene los ojos brillosos lo cual me hace darme cuenta de que sus palabras tienen efecto en mí, pero que también ha evadido la principal pregunta.

—No fue eso lo que te pregunté, pero ya da igual, no importa.

Me alejo de el y lo escucho murmurar un 'lo siento', pero trato de no pensar más y de relajarme. Miro por el cristal de la ventanilla y es cuando noto que no estamos en la ciudad y que vamos rumbo por la autopista. El auto se desvía por una carretera y pinos se alzan al paso, me recuerda a la carretera para ir hacia la casa del lago e inevitablemente mis pensamientos regresan a ese lugar y mis entrañas se remueven ante los recuerdos vividos junto a Jimin, el terror que le tenía, las veces que me hizo llorar y que luego parecía consolarme. La vez que lo hirieron y tuve que cuidarlo porque temía que muriera y lo que pasó en la cocina. Aún puedo sentir el cosquilleo en mi cuerpo, sus manos tocándome, sus jadeos y tengo que tragar duro para alejar el pensamiento porque no es bueno y confunde mis emociones.

El auto sube por una colina no muy alta y los árboles rodean el entorno, postes con farolas adornan la carretera y el auto de adelante se detiene. No distingo ver lo que pasa, solo que el auto avanza y luego somos nosotros los que somos revisados. Dos hombres robustos hablan por una radio y comunican la llegada de los Jeon, la enorme puerta se abre automática y Jungkook baja la ventanilla de ambos lados haciendo que me encoja ante el frío que me ataca. El auto avanza por otro tramo más y mis ojos se abren al ver la enorme mansión que se alza, el corazón me da un vuelco cuando un sentimiento de añoranza me llena, es como si ya hubiera estado aquí y es una locura, porque jamás había venido aquí. Dos fuentes de agua con formas de cisnes se levantan a cada lado de el frente y cuando el auto se detiene se que hemos llegado. Se me seca la boca cuando la puerta es abierta y Jungkook me ayuda a bajar, las piernas me tiemblan y quiero largarme de aquí. Veo un camino que toma rumbo a la parte trasera y lo siento tan conocido que deseo correr hacia él, pero me aguanto y espero a que me tome de la mano porque estoy a punto de desmayarme de los nervios y el pánico.

Pasamos por un sendero de piedra que atraviesa ambas fuentes y veo el jardín que es precioso, con el césped perfectamente podado y rociado. El estómago se me encoje cuando varias mujeres que parecen ser mucamas se acercan y hombres armados rondan el lugar.

Es como una prisión, con gente vigilando a cada instante y que estoy en territorio peligroso cuando a lo lejos escucho un tiro que me hace encogerme aterrada.

—Malditos, que no les dije que hoy no había entrenamiento — escucho susurrar a Jungkook que hace una mueca y me obliga casi a caminar.

La puerta de la residencia se abre de par en par y me encojo detrás de mi hermano cuando varios pares de ojos se fijan en mi y aprieto la tela de la chaqueta contra mí cubriéndome. Caminamos hasta el centro del salón y observo el atardecer a través de los ventanales que caen desde el techo hasta el suelo. Una chica limpia el cristal revisando los mínimos detalles y siento pena por ella, debería de estar descansando a esta hora.

Unos pasos se sienten y una mujer adulta de aspecto amable se acerca a mí y antes de poder alejarme ya me tiene abrazada y su olor a perfume costoso se filtra en mi nariz. Nerviosa y más por cortesía que por educación le devuelvo el abrazo sientiendo esto tan familiar que abruma y cuando nos separamos me sonríe y sus ojos se cierran.

Miro bien sus ojos, maldita sea, la madre de Jimin. Trato de no caerme ahí mismo pero los nervios son tan notables que siento que el corazón se me va a salir.

No tengo idea de dónde están mis padres pero Jungkook se aleja de mi no sin dedicarme un 'no hagas ninguna tontería' con la mirada y lo veo desaparecer detrás de las escaleras. Aún así trato de pensar en que vendrán y que no me dejarán sola en un día como estos.

—Oh, disculpa por el abrazo, pero realmente tenía ganas de verte. Estás tan cambiada y linda— mis mejillas se sonrojan y me pregunto que clase de madre es, porque parece ser muy gentil.

—Gracias— le sonrió de labios más que colorada y la veo negar.

—¿No te han atendido? Esta gente que no hacen lo que les pido. Ven y siéntate conmigo en lo que llegan los demás, que espero no tarden.

—Usted es muy amable — me sincero y ella sonríe.

—Es lo mínimo que puedo hacer por tí, los Jeon son nuestra familia y tu ya eres como mi hija— me toma de ambas manos cuando nos sentamos en el costoso sofá y me dedica una mirada comprensiva que es opacada por el salto que doy cuando suena otro tiro más cerca—. Estos muchachos, me volverán loca.

Miro hacia mi regazo sin saber que responder o como entablar una conversación.

Cuando más concentrada estoy siento pasos próximos y como el lugar a mi lado se hunde. Miro hacia el lado notando a mi madre que le sonríe a la mujer.

—Cuando dejé de ver a Misuk era una niña, ahora ya es toda una mujer, haz hecho un buen trabajo amiga— mi madre le sonríe negando y me siento fuera de lugar, porque hablan de mí pero no tengo nada que opinar.

—Solo la crié como mejor pude, mi esposo y yo tratamos darle la mejor educación desde el hogar y Jungkook también aportó.

Me levanto del sofá y ambas me miran.

—Mamá, saldré a tomar aire— le digo y ella asiente.

Cuando camino escucho algo que me hace fruncir el ceño.

—Siento tanta envidia de la relación que ambas tienen, mi hijo apenas me habla.

Aún así sigo caminando y le pregunto a una chica por dónde está la salida y ella me indica la lateral.

Afuera hace viento y me revuelve el cabello, ya está oscureciendo y las luces que rodean la enorme y lujosa mansión se encienden. A lo lejos veo varias instalaciones, desde lo que parecen ser casas hasta instalaciones que no logro identificar.

Suspiro mientras camino hasta un banco y miro el cielo ya casi oscuro por completo, hay pequeñas estrellas ya saliendo a brillar y un sentimiento tan familiar me llena estando aquí.

Me siento cada vez más tranquila y relajada y veo hombres caminar más alerta ante la llegada de más autos.

Alguien se para detrás de mí y el aliento se me congela al sentir una reconocida fragancia en el aire.

—Será mejor que entres, o te enfermarás— no sé si lo dijo por el viento frio o por el sereno, pero esas simples palabras me aceleraron el corazón.

Me quedo quieta y no lo miro y siento como pasa una mano por mi pelo y me acaricia el cuello poniéndome el pulso acelerado. Un escalofrío me recorre y se que el lo disfruta porque lo repite de nuevo.

Me siento acalorada y me desabrocho la chaqueta sin importarme el vestido ni el escote.

—Tienes razón, será mejor que entre— me levanto apresurada y siento su mano en mi muñeca al instante.

—Déjame al menos ver el vestido por el que tanto pagué — una sonrisa arrogante lo adorna cuando sus ojos recorren mis piernas detenidamente, solo atino a poner la chaqueta contra mi pecho cuando su mirada sube.

—¿Ya puedo entrar?

—Si, pero aún me falta ver el vestido completo. Cuando estemos solos quiero que te quites esa chaqueta. Quiero apreciar lo que es mío.

[•••]

Espero les haya gustado el capítulo que traté de hacerlo un poco más largo para mayor disfrute.

En multimedia dejé una foto de como me imagino el vestido, no es la más acertada pero tiene algunas características.

Si sienten que Misuk es demasiado reservada con el tema de su cuerpo, recuerden que en Corea hay muchos estándares y andar con escotes pronunciados no es bien visto.

Por último me gustaría pedirles que me ayuden a conseguir más seguidores y vistas para esta historia y por favor dejen sus opiniones en los comentarios.

Las quiero. Más tarde corrijo los errores que pueda tener el capítulo.

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