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20

Misuk.

El lunes bien temprano decido que ya es hora de enfrentarme a la universidad, anteriormente mi hermano había presentado un certificado donde validaba mi supuesto ingreso médico, poco creíble, pero en el que tenía que trabajar.

Termino de ordenar mis cosas en el maletín y tomo mi cartera y mi celular, —el antiguo —, y salgo afuera siendo recibida por la brisa mañanera que revuelve mi cabello.

Afuera veo gente caminando de entrada y salida del enorme edificio y suspiro comenzando mi rutina. Hace un tiempo Jungkook se había ofrecido para llevarme todos los días, ante mi negativa de adquirir un auto. Pero aún así lo rechacé, me gustaba salir temprano y tomarme mi tiempo para admirar todo. Los árboles de los parques. Los jóvenes en la calle. Me gustaba está monotonía.

Veo estudiantes ingresar por las puertas de la facultad de psicología y me preparo mentalmente para todo lo que tengo que inventar cuando enfrente a mis amigos, y no puedo evitar sentirme mal al saber que debo mentirles.

Cuando ingreso las miradas se vuelven hacia mí y no entiendo porqué me miran tanto. Algunas chicas toman sus cosas de los respectivos casilleros y susurran entre ellas mirándome de reojo.

Frunzo el ceño sin entender nada, he estado fuera por prácticamente casi dos semanas y aún así parece que me he vuelto bastante popular.

Camino en medio de un grupo de estudiantes que se agrupan a mi paso y los siento empujarme.

¿No es esa la chica que Max decía que era mala en la cama?

No puedo evitar detenerme y quedarme pasmada.

¿Qué ha dicho?

Los escucho susurrar y algunas chicas me miran con burla.

¿Tan rápido le abrió las piernas?

—Max dijo que es una frígida.

Pobre, siento tanta pena por ella.

A este paso ya no sabía que hacer. Esas chicas seguían burlándose de mi y sentía mis ojos picar de ira y rabia, estás últimas semanas no habían sido las mejores, y ahora esto, fue la gota que derramó el vaso. Me obligo a mi misma a avanzar entre tanta gente aglomerada y trato de no llorar siendo imposible cuando se me escapan varias lágrimas de los ojos.

No sé que ha pasado en estos días, pero no parece ser bueno. Todos hablan de mí, cosas que ni yo misma entiendo y parecen disfrutar verme vulnerable.

Cuando llego a la cafetería Jihyo me recibe con los brazos abiertos y me recuesto contra su hombro.

—No entiendo nada— le hago saber con la voz hecha un hilo. Me siento humillada, difamada, usada, y no se porqué.

—Lo siento tanto Suk, te juro que traté de detenerlo pero ya era tarde— me acaricia la espalda y no me siento preparada para lo que dice a continuación —. Max divulgó cosas horribles de tí, en estos días en que estuviste ausente. Dijo tantas cosas.

—¿Qué cosas exactamente?

— Que eres mala en la cama, que le negastes sexo porque según él, eres frígida, que no te mueves, habló horrible de tu vida íntima.

No la dejo terminar porque veo a Max ingresar a la cafetería y su mirada, que antes creía hermosa, ahora solo me produce asco. Quiero matarlo, el solo pensarlo hace que mi pulso lata con furia y algo se encienda dentro de mí.

Cuando menos lo espero ya estoy frente a el y mi mano ha impactado contra su mejilla. El leve ardor que ha quedado en mi palma no se compara con la rabia que siento dentro.

—¿Disfrutaste mi ausencia?— hablo alto para que todos escuchen y todos comienzan a susurrar haciendo un círculo alrededor. Incluso hay docentes mirando y no me importa.

—Ni se te ocurra hablar.

Masculla acercándose a mi y lo veo levantar una mano.

¿Me iba a golpear?

No lo sé, pero lo detengo. Siento un torbellino dentro de mí y pensar en el siendo el objeto de burla es muy satisfactorio.

—¿Crees que te tengo miedo? ¡¿Porqué no le contamos la verdad a todos?! Le decimos como llamabas suplicando que te perdonará, ¡Infiel! ¡Jodida mierda! ¡Niñito miedoso! ¡Le teme a todo! ¿Y se supone que eres hombre?

—¡Qué te calles!

Me grita pero no planeo hacerlo. Nunca antes me había sentido tan bien humillando a alguien y no planeo detenerme ahora. Es como si mi yo interior cobrara fuerza. Me siento valiente, poderosa. Nunca me había sentido así.

Está furioso, sus propios amigos se ríen de él e incluso Jihyo me mira impactada. Algunas personas me miran impactados e incluso sorprendidos. Yo no era alguien que saliera a relucir, era callada y hasta patética.

He cambiado en estos últimos días.

—¿Por qué no les decimos a todos que llamabas diciendo que te ibas a suicidar si no volvía contigo? Que no podías vivir sin mí, ¿Eh? Y ahora dices cosas sobre mí, cuando el único inútil eres tú. Que no duras nada en la cama, que soy tanta mujer para tí, que preferiste otra, porque no podías lidiar conmigo. No eres más que un bastardo. Alguien que no pudo conmigo y tuvo que revolcarse con otras, porque sabes que después de todo soy mucha mujer para un maldito como tú.

En medio de tenga gente su puño impacta contra mi rostro y abro los ojos sin poder creerlo, el sabor metálico en mi lengua es la prueba de que me ha golpeado.

Me llevo una mano hasta el rostro incrédula. El dolor de pensar que una persona puede cambiar tanto y llegar a dañar se siente con más peso.

Mis ojos no se mueven y las personas están impactadas ante lo ocurrido. Estoy en shock, jamás había vivido algo así, que un hombre me golpeara, ni siquiera mi padre cuando niña hizo algo así. Y en el fondo se que mis palabras lo enojaron, pero yo tenía tenía derecho de defenderme. Una lágrima cae de mi ojo sin detenerla y veo como una persona perfectamente vestida con un traje negro se avalancha contra quien me golpeó. Lo aparta de un empujón que lo manda al suelo y su puño se estrella violentamente contra su nariz.

Jungkook está aquí, no sé como, pero está aquí. Todos susurran ante su llegada, nunca lo habían visto y tal parece lo sucedido demorará en desaparecer en los próximos días. Se suponía que el primer día sería bueno, tendría una buena mañana y podría conversar tranquilamente con Jihyo. Pero ha sido todo lo peor, es un caos esto aquí y no sé cómo sobrellevarlo, porque a mi cabeza solo llega Jimin y desearía que estuviera aquí, aunque los matara a todos. Hacía tiempo que no me sentía tan vulnerable.

Las chicas están sorprendidas, Jungkook es realmente atractivo y creo que ellas ya lo notaron en demasía.

Varios guardias de seguridad toman a Max y lo arrastran alejándolo de mí.

Solo reprimo el impulso de llorar en el pecho de mi hermano cuando me abraza.

Pensé que hoy podría distraerme de todo, conversar con mis amigos y volver a ser la Misuk risueña como antes. Pero desde que puse un pies aquí, solo he recibido malos tratos y burlas.

Me siento usada, todo este tiempo. Todo lo que defendí de Kang Maxwell se ha ido al infierno y ahora solo deseo que se joda, por abusador, por idiota y porque algún día lo quise.

Los profesores comienzan a gritar para que despejen el lugar y vayan para los respectivos salones, pero yo no me muevo. Sigo escondida en los brazos de Jungkook como único refugio y temo enfrentar la realidad.

—Lo has hecho bien— susurra—. Nunca más te dejes pisotear. Eres una Jeon, a tí no te rebajan, tu rebajas.

Se separa de mi y asiento. Mi labio duele por el golpe, pero es algo que puedo soportar.

—Sentí ganas de acabar con él, y me asusta — admito mirándolo a los ojos. Justo ahora que todo ha pasado, todas esas sensaciones que pasé anteriormente, se van calmando.

—Nada que no se pueda hacer.

Es una tercera voz la que habla y me quedo pasmada como estatua cuando miro ese rostro. Extrañé esos ojos, es algo que no puedo pasar por alto y me limito a sorber la nariz y separarme de mi hermano.

—¿Qué van a hacer?

Susurro casi sin voz. Jungkook tuerce una sonrisa que jamás había visto en él, escalofriante, diabólica y mi mente maquina lo que el quiere hacer.

Mi corazón se acelera cuando Jimin me mira fijamente y siento que las piernas me fallan.

—Yo me iré, el resto es de ustedes. No olvides a lo que viniste Park.

Jungkook me deja confundida y veo a Jimin acercarse demasiado a mí. Me asusto, estamos en una universidad y alguien puede reconocerlo.

—¿Q-qué haces?

Murmuro sin aliento, cuando su nariz roza la mía. Nos miramos a los ojos y mi vista va desde su boca hasta su mirada. El hace lo mismo, sus manos toman mis caderas con posesión y me siento flotar en el aire. Mi corazón late a galope y tengo miles de bichos en el estómago. Las manos me sudan cuando las pongo en sus hombros.

Me siento temblar cuando su aliento caliente baña mi rostro y suspiro sin evitarlo.

—Te voy a besar Misuk.



[•••]

Ando medio con bloqueo y siento que la narración no es la mejor. Ya he terminado los parciales de semestre, la verdad el instituto me tiene consumida y estoy tratando de ponerme al día con Tentación, porque la tengo en el olvido y amo escribir ese libro.

¿Qué creen que pase con Max luego de esto? ¿Besará Jimin a Misuk?

La verdad si me siento bien con el giro que le estoy dando a la historia y espero que pronto puedan conocer los personajes que quiero que desde ya aparezcan. He sumado algunas canciones a la playlist y un nuevo personaje que aunque no tiene tanto protagonismo, es muy importante 👀.

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