10
Misuk.
Una luz cegadora hace que me retuerza y muevo la cabeza, de manera lenta abriendo los ojos. La luz es tan intensa que debo parpadear varias veces para que mi vista se acostumbre al techo blanco con una lámpara en medio.
Me duele el cuerpo y la cabeza la siento entumecida, respiro profundo tratando de calmarme cuando siento mi corazón acelerarse al notar mi entorno. Siento mi respiración agitarse cuando giro la cabeza y noto un porta suero, de inmediato miro mi mano y veo una venda, notando que tengo un suero puesto.
Trato de incorporarme con un jadeo adolorido y tomando fuerzas de no sé dónde, saco la aguja del brazo.
Necesito salir de aquí. Es lo primero que pienso con el corazón en la boca y respirando irregularmente. No sé cómo logro sentarme, porque siento punzadas de dolor en la espalda y tengo la misma ropa puesta.
Siento mi labio inferior comenzar a temblar y como los ojos se me llenan de lágrimas al recordar todo lo ocurrido y duele profundamente el saber que no es una pesadilla, que es real. Sollozo apoyando una mano en el colchón de la amplia cama y aún llorando me levanto con dificultad hasta llegar al enorme ventanal cubierto por una cortina.
Noto que estoy en una casa, una muy bien acomodada y que afuera ya es muy de noche. Apoyo una mano en el cristal y miro al cielo despejado, una gran luna llena brillando intensamente y más lágrimas caen por mis mejillas al pensar en mi hermano. Muerdo mi labio inferior con fuerza hasta casi sacarme sangre y con la otra mano, la que no tenía la aguja del suero, limpio mis mejillas empapadas y sorbo la nariz.
Camino por la habitación ya menos adolorida observando lo amplia que es. No hay adornos prácticamente, solo un sofá, una gran cama king con sábanas blancas, un pequeño escritorio en una orilla, lo que parece ser un vestidor, por una puerta abierta veo el baño, bastante amplio.
Lavo mi cara y me observo en el reflejo, noto que estoy pálida y tengo los ojos rojos y los labios hinchados. Peino un poco mi cabello y detrás de el espejo encuentro un pequeño armario con algunas cosas. Hago mis necesidades básicas y cuando ya me siento mejor salgo mirando con cautela todo, abro la puerta de la habitación notando el silencio sepulcral de afuera, haciendo que me erice aterrada. Camino a paso lento y temeroso sientiendo mi propia respiración en mis oídos y atravieso lo que parece ser un pasillo donde hay más puertas de habitaciones. El umbral de la sala me recibe y mi estómago suena con furia cuando veo a lo lejos la entrada a la cocina.
No hay nadie aquí; lo confirmo cuando llego a la cocina y veo todo igual de calmado. Sientiendo el miedo llenarme porque me siento desprotegida en este lugar desconocido, abro la nevera notando que hay suficiente comida para llenarme yo y muchos más.
Limpio mi boca cuando termino de comer y poniendo el plato en el fregadero, abro el grifo. Una sensación extraña me invade el estómago, como un frío escalofriante que se extiende por mi cuerpo y trago duro cuando termino de secar el plato, dejándolo dónde lo encontré.
La presencia de alguien detrás de mí me hace temblar, casi llorando atemorizada, aprieto el borde de la encimera y cierro los ojos. El corazón me taladra el pecho con fuerza y una lágrima me traiciona cayendo por mi mejilla. Respiro con dificultad girando mi cuerpo y tengo temblores por toda mi anatomía. Bajo la cabeza no queriendo ver a quien tengo en frente y otra lágrima cae, sientiendo como quiero sollozar.
-¿Volverás a llorar?- lo escucho decir y muerdo mi labio para no sollozar sin levantar la vista.
Chasquea la lengua y vuelve a hablar:
-¿No responderás? Se me está agotando la paciencia - murmura con voz neutral que me hace encogerme en mi sitio cuando se acerca. Veo por el rabillo ojo como levanta una mano, y me hace alzar el mentón hasta tener unos profundos ojos negros clavados en los míos.
Mi respiración se estanca cuando su dedo índice saca mi labio inferior de debajo de mis dientes y con la respiración agitada trato de alejarme, siendo imposible porque tengo la encimera detrás. El se acerca y me encojo, sus profundos ojos mirando todo de mí, escaneando mi anatomía. Mi barbilla tiembla porque me siento vulnerable bajo su mirada y el lo nota, sacando los ojos de mi cuerpo encogido y tembloroso.
-No soy tan mierda como para hacerte algo. Que te quede claro- habla frente a mí tomando distancia y apenas asiento cuando ya tengo una mano grande y áspera en mi cara-. Mírame cuando te hablo- su voz es tan profunda que me aturde, me confundo aún más cuando limpia ambas mejillas con su pulgar y se aleja.
-¿Y-ya me p-puedo ir?- apenas murmuro temerosa.
Lo veo curvar una sonrisa y lo maldigo mentalmente porque debo reconocer que es demasiado atractivo y que tiene un aura intimidante, y me aterra. Niega sin borrar esa sonrisa para nada santa y trago en seco tratando de alejarme de allí cuando se me atraviesa en el camino.
-Cuidado Misuk, no juegues con fuego, no quieras quemarte.- Habla sin soltarme el brazo pegándose a mí, haciéndome sentir pequeña bajo su mirada y muy aterrada por lo que pueda hacerme. Tengo el corazón a punto de salírseme por la boca y me encojo cuando su nariz roza la mía-. Eres muy ingenua pequeña, demasiado. Me alegra haberte abierto los ojos.
-Aléjate- me sorprende que mi voz no tiemble cuando hablo y que los temblores que siento se calmen un poco.
-Que miedo- su aliento choca con mi cara haciendo que respire irregularmente sin apartar la mirada, entreabro los labios para poder respirar mejor y lo siento gruñir, haciendo que lo empuje con ambas manos en el pecho logrando alejarlo.
Corro hasta la habitación y trato de cerrar la puerta siendo imposible porque su fuerza no se compara a la mía y termino retrocediendo con el caminando en mi dirección como un depredador. Quiero llorar porque estoy aterrada pero las lágrimas no salen.
¿Se me habrán acabado?
No lo sé, lo único que sé, es que lo tengo frente a mí con lo que parece ser una llave en la mano. Niega con una mirada maliciosa, con un toque de burla y lo siento caminar hasta salir de la habitación.
El sonido de un seguro en la puerta me hace tragar en seco, sintiendo un escalofrío en la espalda y muevo el cerrojo tratando de abrir siendo imposible.
-Sácame de aquí- murmuro aterrada, no me gustan los espacios cerrados y aunque este sea muy amplio igual me causa un nudo que me dificulta respirar con naturalidad.
-Cuando pienses mejor las cosas, te sacaré. Ahora despeja esa cabecita, que esto es solo el comienzo.
-¡Qué me saques de aquí!- la respiración se me acelerara cuando golpeo la puerta con ambas manos y grito presa del pánico. Mis palmas pican por los golpes y me detengo cuando se que no abrirá.
-En la cama hay ropa. Báñate, y acuéstate a dormir, aún falta para que amanezca- el cambia de tema como si nada y lo siento alejarse. El sonido de sus botas alejándose por el pasillo y al fin sollozo, cayendo por la puerta hasta quedar en el suelo. Mi llanto es fuerte y me aprieta el pecho hasta casi ahogarme. Tengo el estómago revuelto y la cabeza me quiere estallar.
Aún así abrazo mis rodillas y los recuerdos me invaden. Ese día en el callejón, luego el sentirme acosada y perseguida, esas miradas que me dió, la primera el día que mató a ese hombre frente a mí, la segunda por el cristal del ventanal, debí presentir que era él, el del bar, esos ojos profundos que recuerdo antes de caer inconsciente, luego todo lo sucedido hasta ahora y duele pensar que sus palabras tienen sentido, cuando dijo que me había abierto los ojos.
Solo era un títere en mi familia, papá habló horrible de mí, mamá no me defendió y Jungkook; fue el único que me defendió aún cuando lo insultaron.
Quisiera tanto volver el tiempo atrás y nunca haber tomado ese atajo, pero por otro lado me siento diferente, he dejado de vivir en una mentira que ellos construyeron a mi alrededor.
Siento mi cuerpo cansado y me levanto del suelo con paso tembloroso. Tengo las piernas un poco acalambradas y camino hasta la cama. Hay una bolsa que tiene un logo afuera. Es ropa de marca, lo noto cuando saco unas sudadera Celine de la misma y un pantalón de algodón de la misma marca. En la otra bolsa hay ropa interior y aprieto el haza con fuerza cuando me siento expuesta y siento como se me ponen caliente las mejillas.
Tomo todo y entro al baño, no sin antes poner el seguro y tomo una toalla de las que hay dobladas en el pequeño armario.
Solo espero poder descansar y poder ingeniar algo para salir de aquí, antes que sea muy tarde.
[•••]
Huelo la tensión desde aquí.
Lancen teorías sobre lo que podría pasar, la que más acerte la mencionaré en el próximo capítulo.
¿Qué opinan de Misuk y ese "Mírame"?
¿Cuántas sintieron escalofríos en el estómago?😏
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