02
Jimin.
Observé desde un ángulo muerto el pelo de quién sería mi próxima víctima. Vestido completamente de negro y armado hasta los huesos caminé hasta llegar a su lado. Deseando acabar pronto porque tenía algo más importante que hacer y ese maldito viejo no me lo impediría.
-Muy lindo el día, eh, ¿Señor Han?- hablé solo para los dos viendo cómo el hombre detenía los pasos y me miraba como su hubiera visto al mismo diablo. Una sonrisa torcida cruzó mis labios y mis ojos escanearon el cuerpo del vejete que ahora temblaba como un cobarde.
- Y-yo le j-juro que pronto pagaré lo que debo- habló el hombre apresuradamente temblando cuando vió el arma que cargaba en la mano.
Mi cuchillo favorito. Uno de mis favoritos entre mi gran colección.
-Shh, tranquilo, ¿Y ese miedo?
Mi tono calmado solo hizo que temblara más. En mi interior mis demonios hambrientos solo querían algo. Sangre. Pedía no solo mi cuerpo sino ahora mi jodida mente y debía calmarme si quería llevar la fiesta en paz y no apresurar los planes.
-S-solo no m-me mate- suplicó la escoria, mientras lágrimas más falsas que yo surcaban sus ojos. Alegría para mí oscura alma. Además amaba cada súplica, no había algo más satisfactorio que el dolor de tus víctimas. Cuando las torturaba, cuando rompía cada uno de sus huesos.
Incluso a mi mente vienen los gritos.
La mejor melodía.
Llevé el cuchillo en un movimiento rápido entre sus cejas, sintiendo como gritaba despavorido y una sonrisa malévola surcó mis labios cuándo el hombre se arrodilló frente a mi, básicamente clamando por su vida. Algo que amaba que todos hicieran, porque después de todo yo soy un rey, al lado de ellos.
Estaba pálido y temblaba más que una gelatina, dándome a entender quién tenía todas las de ganar.
-Una semana, no más.- Mi tono seco y sombrío solo hizo que asientiera despavorido huyendo por su vida.
Pajarraco.
Luego de eso hice lo otro que tenía en mi lista de hoy, que para mí suerte era muy divertido.
Era divertido joder la mente de la persona, que aunque no lo supiera acabó con mi humanidad.
Observé desde mi camioneta como salía a pasos rápidos de la recepción atravesando la calle y tomando la otra cuadra. Seguí sus movimientos al tiempo que arrancaba el motor del auto y desde las sombras viendo cómo entraba a la universidad nacional de Seúl.
Crucé mis brazos sobre mi pecho sabiendo bien quien era esa chica.
La conocía, de toda la vida y lo peor nunca le hablé. Por lo tanto somos como dos extraños.
Y lo mejor, es que ella, creía que su vida era perfecta, y yo acabaría con eso.
•••
Misuk.
Observé como Hyein le comía la boca a Seungri, el pobre chico de informática. Era triste porque sabía que sería uno más en su lista de mega zorra. En esta universidad se ve de todo un poco. Desde chicas haciéndoles mamadas a chicos en los cubículos de los baños. Hasta homosexuales cogiendo en las aulas.
Suspiré caminando hacia la cafetería, observando como todos comían tranquilamente y mierda, sentía mi cuerpo temblar al ver tal aglomeración. A lo lejos distinguí la voz de Jihyo, caminando hasta sentarme a su lado y luego llegaron los demás.
Namjoon y Hoseok. A ellos los conocí cuando entré a la universidad y bueno a Jihyo la conozco desde hace más tiempo. Fuimos amigas en el instituto y lo seguimos siendo en la universidad. Algo que me alegra pero que también trae sus desventajas.
Esperé un rato hasta que la mesera trajo mi orden y comencé a degustar todo, sintiendo la mirada de todos sobre mí.
-¿Pasa algo?- pregunté tragando el bocado de comida a la vez que escaneaba el rostro de todos. Me sentía relajada, más desconectada de mis miedos. Mi jodido miedo.
Jihyo suspiró como estúpida y Nam le pegó un codazo. La miré poniendo los ojos en blanco y luego bufé. Sabiendo lo que venía.
- No me miren así- habló en advertencia y asentí por último remedio-. Es solo que hay un chico super guapo allá afuera- señaló la calle-. Lo he visto y te juro, que se me mojaron las bragas.
-¿Y que tiene que ver eso?- preguntó Hoseok.
-Que no me miró, hizo como si yo no existiera. Pero ya verá- me sobresalté cuando clavó el tenedor en la rodaja de tomate y respiró profundamente-. De mi nadie se libra tan fácil.
Y bien que lo sabía. Jihyo podía llegar a ser un maldito grano en el culo cuando lo quería. Otras veces solo era entusiasta y alegre. Pero hoy realmente podía ver su enojo y es que bueno, ella es una de las más bonitas de la escuela porque yo me considero un ser extra. El motivo es mi exceso de busto y caderas. Hay veces en que pienso que todos me quieren en sus camas por eso. Pero Jihyo es realmente bonita. Tiene piel de porcelana. Siempre anda maquillada naturalmente y es esa clase de chica que tiene cuerpo delgado de modelo. Pero aún así y sin ofender, claro está. Puede llegar a ser irritante. No lo digo en el mal sentido, solo que puede llegar a ser impulsiva e incluso obsesiva cuando se lo propone.
Respiré dejando la comida de lado, porque ya sentía mi estómago cargado y tomé mi celular, verificando los mensajes. Encontrando uno muy extraño y que puso todos mis sentidos alerta.
Dices algo y no duras cinco segundos más respirando oxígeno.
Claro estaba de quién era y con el mayor pavor del mundo logré teclear una repuesta.
Déjame en paz.
Rogué internamente bajo la mirada acusadora de mis amigos y arqué una ceja, haciendo que volvieran a centrarse en su comida. Lo peor era que por dentro ya estaba temblando y no sé cómo lograba sostener aún el celular.
-¿Estás bien? Te veo pálida.
-Solo peleo con mi hermano, no es nada- mentí.
-¿Es tu hermano? Dios santo, es tan sexy.
Eww, murmuré para mí yo interior. Esta chica está falta de un encierro en un manicomio. Definitivamente lo necesita. Es que cambia tan rápido de parecer que lo primero que deduzco es que está loca.
-Ya deja a mi hermano en paz. Entiende que no le interesas.
-Auch, dueles- entrecerré los ojos y al momento mi vista se dirigió a mi celular. Tragando en seco y palideciendo al instante.
La mirada de los tres fue lo último que ví antes de correr hasta la salida de la universidad.
¿Dejarte en paz? Pero si eres mi juguete favorito, y mira que me tengo muchos. Entiéndelo Misuk, tú solo eres un peón más en mi juego.
No sé que mierda quería pero ya esto era demasiado. El que me siguiera era algo intolerable, pero el que supiera mi nombre y jugara con mi mente ya era demasiado. Esto debía parar.
Ahora.
Llegué a la salida de la edificación y miré a todas partes notando como un auto se apresuraba en marcharse. Dándome cuenta, de que en verdad el me estaba jodiendo.
Física y emocionalmente.
•••
Jimin.
Los gritos furiosos de mi progenitor fue lo primero que escuché cuando me adentré a la mansión. Otra vez lo mismo. Algún problema o simplemente algunos de sus sicarios que no cumplió con el trabajo. En parte me alegraba, mientras más rápido se muera, mejor.
Subí escaleras arriba encontrando en el pie del humbral a mi mejor amigo, que como siempre fumaba un cigarrillo. Me encaminé a su lado hasta hacer lo mismo, bueno quitarle el cigarrillo y tomar una calada. Sientiendo el humo aliviar mis tensiones.
-¿Ahora que ha pasado?- mi voz neutra hizo que torciera los ojos.
-Min Yoongi no logró sacar de China el cargamento de armas.
Admitió con un suspiro mientas con la otra mano jugaba con una arma Beretta 92.
- Puto asco. No sé cuándo ese viejo entenderá que lo mejor para la mafia es que se de un tiro y ya.
-Es tu padre...
- No lo es. Dejó de serlo hace mucho y tú lo sabes.- Murmuré lo último seriamente. La verdad si se moría lo único que haría sería hacer una fiesta y cagarme en su tumba. Era lo mínimo que se merecía.
-Han...
- No la menciones. El pasado enterrado.
Mascullé al tiempo que me adentraba a mi habitación y el me seguía a la habitación. Repasé todo, absolutamente todo. Dentro de mi temía que desaparecieran lo único que quedaba de ella. Porque si eso pasaba, quemaría el mundo.
De ello no había duda.
-Tranquilo, nadie tocó nada- aseguró-. Sabes que Hyejin entra, limpia todo y no toca tu preciado retrato. Esa chica tiene claro lo que le pasará si toca tu tesoro.
- Es lo mejor. No querrá que la descuartice.
Hablé tomando el cuadro entre mis manos. La extrañaba, cada maldito día. Aún no sé cómo no he renunciado a todo. Cómo no me he vuelto loco. Cómo he soportado todo y no lo he matado.
-Jeon, vete- pedí calmadamente mirando la imagen que guardaba el cuadro y con mi dedo pulgar toqué su rostro.
-De acuerdo. No madures y sigue muriéndote por dentro- dijo seriamente saliendo de la habitación pero aún así, mi dolor era más fuerte y el culpable pagaría. Así tuviera que matarlo con mis propias manos.
Así tuviera que acabar con mi progenitor para adquirir el puesto que me correspondía.
(•••)
Foto en multimedia de como me imagino a Misuk.
Fue la que más acertó.
Recuerden dejar el votito, me ayudarían mucho.
⚠️Si el capítulo presenta problemas me informan, Wattpad me está fallando y desordenó el índice del libro. Fijarse bien en la numeración del capítulo cuando vayan a leer.
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