Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Catorce.

(Les recomiendo escuchar Wildflower de Billie Eilish todo el rato que estén leyendo).

"Nunca supe lo que querías...
Pero sí estaba segura de lo que yo quería. Te quería a ti,
conmigo, solo eso..."

~Frida Kahlo.

Aun seguía pensando en qué podría ser aquello tan malo en lo que Farley había lastimado a Andreina, que resultará tan imposible de perdonar.

Dudaba que se tratara de una infidelidad... ¿Sería...? No, no, no creo.

No podía ser.

Igualmente, fuera lo que fuera estaba segura, muy segura de que Farley podría resolverlo y sino, pues aquí estaría para apoyarlo.

-Santana.

La voz de la profesora me trajo de vuelta a la clase, espabilé pestañeando varias veces. Todos los ojos estaban sobre mí, incluso los de la profesora, esperando alguna respuesta de mi parte.

-Eh, ¿Podría repetir la pregunta, por favor?

Un par de quejidos de fastidio se escucharon, la profesora negó y me miró mal.

-Solo presta atención a la clase, ¿Quieres?

Asentí y fingí escuchar todo lo que decía, era una clase repetida y aunque nunca estaba demás dar un repaso, hoy no tenía cabeza para eso, todo el día había estado buscando a alguien y aún no aparecía.

Ana.

Irrumpió en el salón, mientras la profesora daba la clase, sin siquiera pedir permiso o decir alguna palabra. Así era ella, alguien que no seguía las reglas, al contrario, las rompía.

Su estado estaba un tanto extraño a lo que normalmente era, ella siempre solía ir arreglada, maquillada y muy perfumada. Hoy parecía ni haberse alcanzado a peinar y su rostro se veía demacrado, como si no hubiera pegado el ojo en toda la noche, y lo peor, tampoco hablaba era como si estuviera perdida en sus pensamientos.

El timbre sonó y todos nos levantamos como balas de nuestros respectivos asientos, lancé todas las cosas a mi bolsa y corrí un poco para alcanzar a Ana.

Toqué su hombro y dió un brinco, sonreí y moví mi mano en forma de saludo, su cara fue todo un poema, miró a ambos lados de los pasillos y tomó mi mano para arrástarme hasta un salón vacío.

-Tenemos que hablar, hay algo que necesito contarte pero no puede ser aquí, ¿Vale?-sus manos temblaban mientras intentaba explicar.

-¿Fuiste a la fiesta anoche?-trago grueso y luego asintió-¿Averiguaste algo?

-Sí, y tienes que saber que...

-¡Oh, Ana! ¡Ahí estás!-Bianca y el resto de sus secuaces aparecieron en el salón-¿Vienes?

-No, estoy hablando con Olive-su cara se endureció, parecía molesta.

-Ahm, no, estamos aquí por ti. ¿Recuerdas?

Ana hizo una mueca de frustración, apretó sus puños y luego pasó las manos por su cabello algo desesperada.

-Solo quiero un puto minuto con ella a solas-me señaló y Bianca se mantuvo firme.

-No estoy entendiendo na...

-Bien.-protestó Ana y se volvió a verme-Querías saber qué pensaba Camilo de ti, realmente, así que aquí lo tienes...

-Ana, para ya. No tienes porque hacer esto frente a ellas-dije algo molesta.

¿Quién era Bianca y sus secuaces? Para mí, nadie. Así que, ¿Por qué tendría o tendríamos que probarle algo? No valía la pena.

-Olvidate de él-dijo severa.

-¿Qué? Pero si apenas ayer me dijiste que...

-¿Quieres saber que piensa Camilo de ti? Que eres horrible, que no te quiere, no quiere estar contigo y que si te ha tratado decente algunas veces es solo para sacarte provecho-mi pecho se sentía apretado-Que le gusta tu personalidad, pero estar contigo sería una humillación, ¿Qué dirían los demás? Todo el instituto se burlaría de él.

-Calla...-mi voz se quebró.

-No, querías saber, así que escucha. También dijo que le das lástima y que aunque te tiene aprecio jamás, JAMÁS, podría estar contigo, al fin y al cabo, él es Camilo y tú... Sólo eres Olive.

Pasó a mi lado dejándome allí, con el corazón en el suelo y todas las palabras que había soltado con tanto odio resonando en mi cabeza. Las palabras no salían de mí, ni siquiera sabía que podía haber dicho.

Quizás tantas veces que había llorado este mes me habían dejado seca, ya que mis ojos ni siquiera se cristalizaron, ni amenazaron con llorar. Era eso, o que en el fondo había una parte de mí que ya sabía que esa sería la respuesta de Camilo, sabía que yo nunca estaría a su altura.

Nunca estaría a la altura para estar con alguien como Camilo.

Mis ojos se desviaron hacia la puerta y Vi a Ana discutir con Bianca y el resto de las chicas, me apresuré a llegar hasta ahí, tratando de averiguar que pasaba.

-¡¿Cuál es tu puto problema?! Ni siquiera sé porque haces todo esto, eres patética.-escupió Ana.

-Podré ser patética y lo que tú quieras, pero no soy mala amiga.

-Tú ni siquiera sabes de qué se trata la amistad.

-¿Y tú sí? Preguntemosle a Olive qué opina-Bianca sonrió y se giro hacia mí-Creo que querrías ver esto.

Bianca sacó su teléfono y lo extendió hacia mí, dándole inicio a un vídeo. Ana volvió a pasar sus dedos por su cabello frustrada, mientras caminaba de un lado a otro.

Al empezar a reproducirse el vídeo, se podía apreciar todo el interior de una fiesta, música alta, personas bailando, otras con tragos y luces de colores, pero este video se amplió específicamente en dos personas que hablaban muy amistosamente en una esquina, incluso parecían estarse coqueteando y demás, se reían y se acercaban más de la cuenta.

Pero lo siguiente que pasó, no lo esperé. Camilo se lanzó y la besó, y ella ni siquiera se resistió y le siguió el beso. Ana, mi... Para este punto ya ni sabía si podía llamarle amiga, había dicho todo ese montón de cosas solo por un chico, el chico que me gustaba y que ella besó.

-Y ése apenas fue el primer vídeo, Olive-deslizo su dedo por la pantalla y más videos y fotos aparecieron.

Mis ojos se desviaron hacia Ana, quien evitaba mi mirada, parecía estar pensando, sin mirarme habló.

-Esto va a sonar tan patético y estúpido de mi parte, pero no es lo que parece.

-Sí lo es, parece que has vuelto con tu ex y no pasa nada.-sonreí triste, está vez se atrevió a mirarme sorprendida-Pero Bianca tiene razón, no eres buena amiga.

-¡Genial!-ironizó-Ahora resulta que yo soy la mala, cuando tú de todos los chicos que podías fijarte en el mundo justo elegiste a mi ex. MI EX, OLIVE.

-Te equivocas, porque nosotros no elegimos de quién enamorarnos, solo sucede y tú, tú sí podías elegir entre una amistad y un chico, tu decisión fue muy clara en esa fiesta.-señalé y me gire para marcharme de ahí, pero me detuve y la confronté de nuevo-Y olvídalo, yo no soy mala amiga, porque nunca intenté nada con Camilo por ti, no fue hasta que te lo conté y me apoyaste, tú dijiste que no pasaba nada, que ya lo habías superado.

-Tienes que ser muy estúpido para creerte algo así, eres mi amiga, claro que me dolió.

-¿Estupido? No lo creo, quizás yo soy muy sincera y tú sólo eres una mentirosa-me encogí de hombros-Y no, ya no somos amigas, porque las amigas no hacen eso, no actúan como tu.

Está vez sí me giré y me marche de ahí, dejándolas a ellas resolver sus rollos, yo ya no quería tener nada que ver con ellas, ni con Camilo, ni con nadie, sólo había algo que quería en ése momento.

Salí corriendo del instituto y me conduje por las calles que conocía pero que no llevaban a mi casa, al reconocer el lugar toque varias veces el timbre y la puerta, hasta que su rostro me recibió, parecía confundida.

-Lo siento, lo siento, lo siento-lágrimas brotaron de mis ojos y caí al suelo sobre mis rodillas-Lo siento, en serio lo siento. Tenías razón, siempre la tuviste.

Cubrí mi rostro con mis manos mientras sollozaba al frente de la puerta de su casa, mi llanto no cesaba y me sentía derrotada. Se agachó frente a mi y descubrió mis rostro, sus ojos estaban cristalizados y negó con la cabeza.

-Ven aquí-extendió sus brazos y yo no lo pensé dos veces y me lancé a ellos.

Su abrazo me hacía sentir más segura, más protegida, porque sabía que mientras ella estuviera ahí no había nadie que podría lastimarme de nuevo, ella les haría algo mucho peor.

Recogió mis pedazos y todo lo que quedaba de mí, me llevó adentro, me preparó un sándwich y un vaso de leche, luego me preparó un baño relajante en su tina y me dió algo de su ropa, buscó nuestros libros e hicimos la tarea juntas, llamé a papá y le dije que estaría con ella está noche.

Pasé toda esa noche llorando y contándole todo lo que había pasado, ella no dejo de abrazarme y secar mis lágrimas todo el rato, me sentía como una niña pequeña.

Cómo la niña pequeña de antes, la pequeña Olive que solía creer en los cuentos de hadas, en qué algún día llegaría el príncipe azul y me salvaría, me protegería y no dejaría que nadie me hiciera daño. Y la realidad es que a veces son tus amigas quiénes te salvan, se encargan de curar algo que ellas no rompieron y lo hacen sin esperar nada a cambio.

Lo hacen por ti.

Mara acarició mi cabello hasta que logré conciliar el sueño.

***

Ya estaba de vuelta en casa, Mara insistió en qué me quedara o que ella me acompañará pero a regañadientes aceptó cuando le dije que necesitaba un tiempo a solas.

Tiempo que tendría hoy, ya que ni papá, ni Liam, se encontraban en casa.

Hoy era un día lluvioso, seguía lloviznando y el clima parecía estar así todo el día, hacía un poco de frío así que llevaba un suéter largo un poco más abajo de mis muslos, medias largas y mis pantuflas, parecía enferma por lo rojo de mis ojos, nariz y mejillas y lo hinchado de mi rostro, había lavado mi cabello y a cada nada sorbía mi nariz.

Papá me había encargado estar al pendiente de el cartero y si traía algún correo, con esta lluvia tendría que salir corriendo por el y buscarlo, pero no creía que entregaran correos con este clima.

Cómo si intentarán callarme la boca, observé por la ventana como apareció el auto del cartero, que se bajó rápidamente con un paraguas y dejo un par de correos en el buzón y luego lo cerró.

¡LO CERRÓ!

Y yo no sabía el truco para poder abrirlo, quise llorar en ese instante pero me apresuré a buscar un paraguas pero no encontré ninguno, al parecer papá y Liam se los habían llevado.

Demonios...

Deje salir todo el aire de mis pulmones y abrí la puerta, miré al buzón y salí corriendo, comencé a jalonear e intentar abrirlo como pudiera, pero no cedía.

Golpeé, pateé y regañé al buzón, pero seguía sin abrir, y ya estaba completamente empapada. Sin importarme lo muy patético que se podría ver, me deslicé en el buzon hasta terminar sentada en el suelo, sin importarme la lluvia, volví a llorar y miré al cielo.

-¿Por qué? ¿Por qué yo?-me hice bolita y me abracé a mí misma mientras seguía llorando.

La lluvia seguía cayendo y el frío comenzaba a aumentar a medida que pasaban las horas, quizás permanecí ahí durante quince minutos, hasta que la lluvia cesó, o eso fue lo que creí.

Levanté mi rostro y observé como seguía lloviendo pero yo ya no me mojaba, no tenía sentido. ¿Comenzaba a alucinar? Sería la cereza del pastel.

Sentía a alguien observandome, mire a mi lado y me encontré con unos zapatos de vestir negros, subí mis ojos y había un chico viéndome desde lo alto con una sonrisa, iba de uniforme escolar pero parecía de otro instituto, también me cubría con su paraguas, extendió su mano y me ayudó a levantarme.

Abrió el buzón con rapidez y agilidad, tomo los correos y me los entregó, caminó conmigo hasta la puerta de mi casa, mientras seguía cubriendome de la lluvia. No dije nada y él tampoco lo hizo, sólo podía verlo.

No quería hablar y agradecía que él tampoco intentará preguntarme porque parecía una loca junto a un buzón que había pateado y golpeado para terminar llorando porque no abría.

Una vez que estuve bajo mi techo, se dió la vuelta y se marchó, me sentía tan mal que incluso había olvidado agradecerle. Se perdió entre la llovizna y yo entré a casa, revisé el correo, en el que encontré algunas cosas inusuales, pero preferí esperar a papá antes de abrir algo que no debía.

Me sentía agotada, pero no físicamente, sino agotada de toda esta situación, jamás hubiera pasado por mi mente que enamorarme iba a traer tantos problemas a mi vida, más bien, enamorarme de la persona incorrecta.

Mi cabeza comenzaba a doler y en estos momentos hubiera deseado tener una especie de interruptor solo para apagar mi cerebro y dejar de pensar. Dejar de pensar en Camilo, en Ana, en Bianca, en la estúpida fiesta y en la idea de amor.

Decidí ir por un té, no solucionaría todo, pero quizás me haría sentir mejor.

Fui a la cocina y preparé todo, luego tome mi taza y me senté junto a la ventana que daba hacia la calle. Tomaba pequeños sorbos de la bebida caliente mientras veía unas pocas gotas de agua caer y chocar contra el suelo, luego me fijé en las otras que corrían en el vidrio de las ventanas, hasta desvanecerse.

Hasta que mis ojos se fijaron en una figura pasando al frente de mi casa, era el mismo chico de hace un rato. Llevaba las manos en sus bolsillos y caminaba con la mirada en el suelo, quizás sintió el peso de mis ojos y se giro a ver justo por la ventana, a diferencia de su sonrisa amable, ahora llevaba una de coqueto, que sólo logró que lo mirara mal y rodará los ojos ignorandolo.

Me mantuve ahí otro rato hasta que acabe con el té y me dirigí a la cocina a lavar mi taza, cuando el sonido de la puerta me alertó de que los chicos ya estaban en casa.

-¡¿Llegó, llegó?!-Liam se escuchaba emocionado.

-Estoy vien... ¡Aquí está!-respondio papá.

-¿Qué dice, qué dice?

-¡Lo conseguí, tengo el puesto de trabajo!

-¡Felicidades, papá! ¡Lo lograste!-me asomé y los ví abrazarse emocionados mientras saltaban.

-Deben comenzar a empacar, y debemos ir por cajas y también debes hablar con tu amigo Terrence-comenzo a decir.

-Pero Terrence tiene un camión de mudanzas, no de viajes y supongo que sólo tendremos que ir de viaje por tu trabajo-me cruce de brazos y ambos se volvieron a verme.

-Olive...-quiso decir Liam, pero papá lo interrumpió.

-Se lo diré yo, es mi deber.-tomó aire y siguió hablando-Olive, tengo un nuevo trabajo y nos mudaremos de la ciudad.

-Y lo dices así, ahora, como si nada-solte una risa-¿Qué pasa con el instituto?, ¿Qué pasa con mi vida, papá?, ¿Qué pasa con mis amigos? ¿Con todo lo que tengo aquí? ¿Eso no importa?

-Claro que importa, pero te prometo que...

-Dejalo papá, odio como siempre tú y Liam toman decisiones y más decisiones pero nunca toman en cuenta lo que yo quiero o como me siento, simplemente lo hacen y me dejan por fuera.

-Liv, es por...

Sólo negué con la cabeza y subí a mi habitación, sintiéndome aún peor de lo que ya estaba.

¿Qué tenían todos con tomar decisiones o actuar sin siquiera pensar en si eso me hería o no? ¿Era yo la única que simplemente no se atrevía a hacer las cosas que quería porque eso podría lastimar a otros?

Y por si fuera poco, ya tenía que comenzar a hacerme la idea de que mi vida daría un giro de trescientos sesenta grados, que mi vida ya no sería la misma, sería algo completamente nuevo.

Quizás está nueva vida podría enseñarme a tomar decisiones pensando en mí y no en los demás.

Pero seguía sin gustarme la idea de dejar a todos mis amigos aquí y también el que papá me haya hecho a un lado de todo esto.

Un par de toques interrumpieron mis pensamientos y luego papá se asomó por la puerta.

-Hija... No es lo que piensas-reí amargamente recordando las palabras de Ana-Decidí cambiar de trabajo para tener uno en el que tenga más tiempo para compartir con ustedes, quiero ser más presente.

-Papá, siempre estás cuando tienes que estar.

-Liv, a veces te veo decaída, triste, pensativa e incluso te he escuchado llorar por las noches y ni siquiera sé que te pasa. Eres mi única hija y en serio lo intento, a veces ni siquiera sé que estoy haciendo, pero lo intento, sé que si tú madre estuviera aquí todo sería mucho mejor, sería mucho mejor para ti-sus ojos se cristalizaron-Solo quiero ser mejor para ustedes.

-Papá... Eres el mejor papá del mundo y no podría pedirte más de lo que eres y de lo que haces, porque todo lo haces genial, eres perfecto en todo lo que haces. Liam y yo estaremos bien y aún más ahora, que tendremos mucho más tiempo juntos.

Sonreí y él también lo hizo.

-Gracias hija, no sabes cuánto significa-me abrazo.

-Gracias a ti papá.

Papá ya era el mejor papá solo por intentarlo y por querer ser mucho mejor de lo que ya era. Era imposible molestarme con él después de todo lo que dijo, simplemente era imposible. ¿Cómo podía decirle que no?

Además, en ése momento en el que me abrazó supe que todo estaría bien, que a veces los cambios son para mejor. ¿Y quién sabe? Quizás fuerzas más grandes que desconocía habían movido sus piezas y era necesario que todo esto pasara y yo me convirtiera en una mejor versión de mi misma.

Comenzaba a ver las vidas desde otras perspectivas y que quizás no todo el mundo estuviera en mi contra y todas las "cosas malas" solo me ocurrieran a mí, no. Quería pensar que había un propósito más grande y aún llevaba mucho camino por delante que recorrer.

No todo se trataba de mí, así que no todas las "cosas malas" podían ser para mí, creo que solo eran MIS "cosas malas", las "cosas malas" que debían de pasarme para transformarme.

Quizás era como las mariposas que pasan por distintas fases hasta llegar a su máximo esplendor.

Y ya dejarían de llamarse "cosas malas", ahora les llamaré enseñanzas, aprendizajes y experiencias, o simplemente cosas que deben ocurrir.

Sea lo que sean, estaba segura que ahora serían mejores.

***

Ay bebés, quiero llorar, no saben lo feliz y orgullosa que ya me comienzo a sentir con esta historia, creo que todo se está pasando tal como lo quiero y lo pienso.

Con este capítulo finaliza la primera parte de esta historia, la segunda parte la empezaré a publicar dentro de dos semanas, quizás. Dándome tiempo de cambiar de perspectiva y transformando al personaje de Olive que comienza a crecer y a cambiar aún más.

Una de las cosas que más me generaba impaciencia y que me daban ganas de jalarle las greñas a la Olive, era cuando siempre decía "Es que no piensan en mí" como si todo el mundo tuviera que girar en torno a ella, así que soy la más feliz al saber que ha decidido cambiar eso en ella.

Ah y no se preocupen, que nuestros personajes favs no saldrán de la historia aún, (ya saben de que hablo;))

En fin, besitos en la colota, se me cuidan y los amo.

~Jai.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro