Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo


                                                                                        EUDUUNDAL

                                               Territorio de paz entre  Inmortales, bestias y mortales.


Hola, holaaaa. Feliz domingo.

Siempre quise mostrarles mi versión de Euduundal. No soy experta en mapas, de hecho, este es el primer mapa que hago, asi que espero me disculpen la novatada, pero me emociona mostrarles nuestro amado territorio.

¿Qué les parece?

Este sí es el final. Me disculpo porque es el capítulo más largo de la historia (pensé que era el anterior, pero no, es este je je je) Por más que lo intenté no pude quitarle nada. Aún así, espero que lo disfruten y me comenten sus impresiones.

Les dejó los detalles del mapa.

Ellos se despide con Like a star

Les quiero un montón.

                                                                   Euduundal Tierra firme

                                                                           Isla Capital Nolangsaen

Euduundal lucía un hermoso cielo en el que destellos dorados intentaban penetrar el malva con el que siempre se coloreaba la entrada de la tarde. Nolangsaen estaba en calma. Después de dos agotadores años de trabajo intenso, el virus había sido erradicado en su totalidad y los vitales ya no corrían peligro. Sin embargo, hubo que cortar los tentáculos infectados que intentaron desestabilizar el gobierno central, dejando algunos departamentos acéfalos.

La reunión había terminado, la asamblea de los lores no pasaba por su mejor momento y se hacían necesarios algunos cambios en la administración de Euduundal. El salón principal ya estaba vacío, pero los líderes Dark y Moon permanecían en sus puestos conversando con un muy importante miembro de la asamblea, que había retomado su lugar después de siglos de ausencia.

—¡¿Qué estás diciendo?! ¿Atrapaste a los viejos desgraciados? ¿Cómo? —saltó Ji Sung Dark en su curul, exaltado—. ¿Por qué no lo dijiste en la asamblea? Ya viste cómo nos bombardearon los lores con sus insinuaciones de que no estábamos haciendo un trabajo efectivo. Incluso la vieja Cedrina se atrevió a insinuar que yo estaba protegiendo a mi padre.

—Bueno, bueno. Lo importante es que por fin cayeron esos desgraciados. ¿Supongo que los trajiste a Nolagsaen para que sean juzgados y condenados como se debe? —le dijo So Ji Moon al personaje recién llegado, con su acostumbrada calma.

El ilustre lord agudizó la mirada y los observó en silencio por un largo rato. Cuando sintió que la expectativa se reflejaba ansiosa en los ojos de los líderes, respondió:

—Los atrapé hace ya más de un año y medio. —dijo y estiró los brazos por encima de la cabeza mostrando el fastidio que le producía aquella conversación.

Los líderes elevaron las cejas y se vieron las caras.

—¿Más de un año y medio? ¿Por qué no nos lo habías notificado? —preguntó Ji Sung Dark.

Una sonrisa de sorna se dibujó en los delgados labios del lord.

—¿Desde cuándo un dios debe notificar algo a un par de idiotas como ustedes?

Respondió con una pregunta bastante arrogante, algo que era normal en él. Sus ojos, ahora con formas más humanas, se agudizaron de nuevo. Su apariencia en general, sin la influencia de su poderosa aura, era bastante similar a la de su hijo mortal. Lo diferenciaba la estatura, de unos veinte centímetros más, y sus ojos en tono naranja.

—¡Con mil demonios, Min Ho! Sabías que teníamos todo un despliegue de fuerzas militares y civiles para atrapar a esos dos. Podrías habernos ahorrado tiempo y dinero —le reclamó So Ji Moon.

Dark se levantó de su silla golpeando la mesa con fuerza.

—Ahora entiendo por qué no los encontrábamos a pesar de que volteamos todo Euduundal. Estaban en la montaña Nok, ¿cierto? Ocultos por el manto de los Red Vetrustos.

El Kitsune ancestral exhaló despacio. Clavó sus pupilas elípticas en el vampiro líder y le hizo señas con la manos para que se sentara de nuevo. Estaba a punto de perder la paciencia.

—No vine aquí a darles cuenta de esas dos sanguijuelas. Ellos ya no existen, así que no perdamos tiempo.

—!¿No existen?! ¡¿Qué hiciste Min Ho?! —gritaron casi al unísono los dos líderes.

—¿Yo? Nada. Esos viejos asquerosos no resistieron el ritual de purificación de mis ancestros. Quise liberarlos de la oscuridad de sus corazones y volverlos unos buenos inmortales, pero se evaporaron. Lo que demuestra que hasta un dios puede equivocarse a la hora de recuperar almas perdidas. —El sarcasmo podía sentirse en cada una de sus palabras.

—¡Maldito, Min Ho! ¡Qué vamos a decirle a los lores sobre esto! No hay cuerpo ni restos. Debiste traerlos para que fueran juzgados bajo la ley de Euduundal —Estalló el líder lobo.

El zorro se levantó de su silla, sus ojos se encendieron mostrando que el hastío de aquella conversación ya había colmado su paciencia. La mirada naranja barrió las pupilas de sus interlocutores.

—¡¿Tienen los lores la autoridad para cuestionar mis métodos?! ¿Lo tienen ustedes? ¿Se les olvida que fui yo, junto a los Red Vetrustos, los que creamos el sistema del que ahora ostentan? —Su voz se elevó por encima de los mismos cimientos del salón ceremonial.

—¿Por qué me maldices?, infame lobo —dijo, luego, dirigiéndose a So Ji Moon—. ¡Yo debería estrellarlos a ambos contra la pared! Si me hubieran hecho caso desde el principio, esos dos malnacidos no hubieran hecho todo este desastre. ¡Ustedes son los culpables! Incluso del virus que mató a tantos vitales. Les faltó huevos para superar el dolor y para erradicar el mal que ya sabían que estaba en Salan I Ask. Creyeron que con el patriarca desaparecido y los biyansingjo encerrados en un territorio ya todo estaba bien. Prefirieron ocultar el pasado y mentir a sus hijos, borrar sus memorias en lugar de enfrentarlos a la verdad y ¡enseñarles a llevar el peso de su karma!

Las manos del Kitsune temblaban con el deseo de golpear los rostros pasmados de los líderes. El ácido en sus palabras los golpeaba y quemaba un pedazo del corazón de cada uno.

—Min Ho...

—¡Cállate! —interrumpió las intenciones de Dark y mantuvo su mirada de furia sobre ellos—. Ahora les pregunto, no a los líderes de Euduundal, sino al alfa de los licántropos y al rey de los vampiros. ¿Les pareció buena idea enviar a Jung Hyuk al territorio de los biyansimgjo y exponer a Minwoo al aura de Pog Landu, mi territorio; sin explicarles nada de lo que podía sucederles?... ¡Claro que les pareció buena idea! Sabían que yo aparecería para limpiar el desastre que ustedes hicieron.

—Min Ho, no es así, pensábamos que...

—¡¡Silencio, maldito vampiro!! ¡¡¡Aún no termino!!!

—Pero si nos estás preguntando, al menos deja que nos defendamos —dijo So Ji Moon.

El aura del zorro comenzó a desprenderse y elevó la presión al punto de que ambos líderes comenzaron a jadear por falta de oxígeno. Podían haber luchado contra el dios, tal vez entre ambos habrían logrado calmar su furia; pero estaban conscientes de que tenía razón en cada una de las cosas que decía. No sólo expusieron a sus hijos, Hyugie y Hye, al dolor de enterarse de una verdad que ellos debieron decirles, sino que cometieron el error más grande al sacrificar al mortal Minwoo para que el zorro ancestral apareciera. Desde hace dos años y a la fecha en la que mantenían esa conversación, Min Ho seguía en posesión del cuerpo de su hijo.

—¡¿Crees que existe alguna palabra en este mundo que pueda defenderlo?! —continuó el zorro con su descarga verbal—. ¡Ustedes dos son peores que los viejos Dark y Drakensberg! Arrojaron a nuestros hijos a un precipicio profundo sin paracaídas, contando con sus pocas habilidades para sobrevivir... ¡Y maldita sea, imbéciles! ¡Tuvieron suerte! Porque los hijos resultaron ser mejores que los padres, y el amor y la hermandad que hay entre ellos es más fuerte que la miseria de sus familias.

So Ji Moon se cubrió el rostro. Su recia estampa mostraba signos de fragilidad, sus manos temblaban sobre su cara tratando de ocultar su vergüenza. Ji Sung Dark, por su parte, permanecía con los ojos muy abiertos, las pupilas dilatadas y la mirada perdida en la transparencia del mesón. Imaginaba el rostro compungido y de desaprobación de su amada Son Ya, por sus decisiones equivocadas.

Cierto era que cuando estalló el virus y enviaron a los herederos a buscar la cura, los líderes sabían el secreto que ocultaba aquella siniestra zona. Estaban exponiendo a sus hijos a un posible encuentro con un terrible pasado. También sabían que cuando estuvieran cerca de Pog Landu la fuerza del zorro de nueve colas despertaría dentro de Minwoo. Lo había entrenado durante siglos para que controlara el aura de su padre, así que pensaron que estaba listo y que sería de gran ayuda si acaso Eric Drakensberg intentaba capturar a Jung Hyuk. Supusieron que al sentir el aura del dios zorro el infame lycan saldría huyendo. Sin embargo, hubo dos cosas con las que los líderes no contaron: que Christian Dark estaba detrás del zorro y que el propio Min Ho despertaría.

El Kitsune elevó su mortal cuerpo hasta rozar el techo y se desplazó por el recinto intentando calmar su furia. Ya los había aplastado lo suficiente, pero todavía tenía cosas por decir y decisiones qué tomar.

—¡Inútiles inmortales! Se atreven a llamarse líderes justos y siguen cometiendo infamia.

—¿De-de qué hablas? —Se atrevió a interrumpir So Ji.

Min Ho inspiró despacio y soltó el aire de un golpe intentando controlarse. Luego dijo—: Me enteré que en la reunión de ayer decidieron la cárcel en exilio para el pajarraco.

—¿Quién? No tenemos a ningún miembro del clan de las aves procesado —insistió Moon en que les aclarara, frunciendo el ceño, confundido.

—¡Estoy hablando de Dongwan Kim, imbéciles! —Los miró con furia desde lo alto.

—¿Wannie? ¿Por qué lo llamas pajarraco? —intervino Dark.

—¡Ese es mi asunto! No desvies el tema. ¡Es increíble! Lo obligaron a guardar silencio con una verdad que podía matar a cualquiera, lo despojaron de su posición dentro del clan Dark; aun así, les salvó el trasero a ustedes dejándolos bien parados con su relato, y ¡¿todavía se atreven a castigarlo porque cometió un error al ceder a la manipulación del viejo vampiro?! —les gritó, y arrojó un rayo hacia una de las sillas del curul y la destruyó por completo.

Los líderes saltaron a los lados, espantados. La repentina violencia del kitsune los obligó a exponer sus garras y colmillos, y colocarse en posición defensiva. Nunca habían visto a Min Ho tan enfurecido, de hecho, era la primera vez que lo veían actuar tan impulsivamente, saliendo de su acostumbrada frialdad e indiferencia.

—¡Oye! No te pases Min Ho... Esa no fue nuestra decisión. Fue de la asamblea de los lores —dijo Moon, sin dejar su pose defensiva.

—Intentamos abogar por él —agregó Dark, sus ojos dorados se veían opacos y su voz se tornó atribulada—. Incluso solicitamos el indulto por sus buenas acciones finales. Al principio le inventé a los lores que todo había sido idea mía, que yo le había pedido que se hiciera pasar por aliado de mi padre para descubrir sus planes. Pero él desmintió mi testimonio y confesó la verdad, dijo que ya no quería más mentiras en su vida.

Dark y Moon regresaron a sus asientos cuando vieron al zorro descender del techo, más calmado.

—Los lores encargados de la acusación alegaron que ya había un precedente sobre él con la extraña muerte de aquel vital, diez años atrás, y aunque se comprobó que no fue él sino Débora la que le suministró la bio sangre, eso hizo peso en los demás lores. No quieren que los vitales digan que hay preferencia con las familias influyentes —comentó Moon.

—Me dieron la opción de apelar en dos años, cuando haya pasado el fragor del chisme entre la población —agregó Dark.

El zorro los escuchó con atención, luego agudizó la mirada.

—Voy a ejercer mi derecho como lord principal de la asamblea —dijo.

—Min Ho, la asamblea es democrática. Todos estuvieron de acuerdo con la resolución y ayer mismo la firmaron. No puedes revocar una decisión de la mayoría.

—No pienso revocarla. Como dices, no se puede hacer nada hasta dentro de dos años, sin embargo... —Detuvo sus palabras y dejó en expectativa a los otros dos.

—¿Qué piensa hacer Min Ho? ¿Por qué te molestas tanto por el destino de Dongwan? —preguntó Dark, extrañado de la actitud de zorro.

—Ese es mi asunto. Ahora, en lo que concierne a ustedes dos, es hora de que cedan el paso a la nueva generación. Retirense de sus cargos, tomen vacaciones o vayan a Geuin Ttang a ver si hay una nueva cría de crinos —les dijo como una sugerencia que no fue tal.

Los líderes se miraron a los ojos y luego regresaron la vista a Min Ho.

—¿Crees que no queremos hacer eso? Hace más de un milenio que no tenemos vacaciones. Pero Hyugie está desaparecido, se fue detrás de su abuelo y no hemos podido encontrarlo ni hemos tenido noticias de él. Hye no puede gobernar solo y no creo que quiera hacerlo.

El zorro rodó los iris naranja de un lado a otro y exhaló con fastidio. Su expresión de: ¿Tengo que explicarles todo?, fue suficiente para que los lores le arrojaran mirada de sospecha.

—Tú... sabes dónde está Hyugie, ¿cierto? —lo interrogó Moon, con clara ansiedad.

—Jung Hyuk está listo para gobernar —decretó el zorro y agregó—. Moon, más te vale que le entregues el cargo por la buenas, no querrás pelear con él. Yo mismo lo entrené —dijo, con un leve tono de orgullo en su voz.

El suspiro de alivio de los lores fue unánime. So Ji Moon descansó su frente sobre el mesón y se cubrió la cabeza con las patas delanteras; las lágrimas se confundieron con la transparencia de la mesa. Vivió dos años de angustia, con el temor de que Hyugie hubiese sucumbido a las fuerzas de su lado oscuro y vagara con la mente pérdida entre los bosques y montañas. O peor aún, que hubiese decidido acabar con su vida. Ji Sung Dark palmeaba la espalda de su amigo, para que calmara su profundo gimotear.

—¡Qué poca confianza tienen en sus hijos! —les reprochó el zorro.

Dark exhaló soltando el aire de forma ruidosa por la boca. Levantó la mirada y la dirigió, aguda sobre Min Ho.

—Por lo visto sabes más de nuestros hijos que nosotros. Dime entonces, ¿qué está pasando con Hye? Durante el primer año de la huida de Hyugie, mantuvo un silencio sepulcral. Lucía triste, apagado; dedicó todo su tiempo a la restauración del orden en el país, pero no había manera de entablar con él una conversación más allá de lo necesario y no volvió a sonreír —comentó Ji Sung con el rostro compungido. Tomó una nueva bocanada de aire y continuó— De repente, este último año cambió su actitud: se le ve más animado y sonríe mucho más. Se desaparece por largos periodos de tiempo y cuando regresa no dice por qué se fue o dónde estuvo. Yo me siento feliz de que haya cambiado para bien, pero quisiera saber el porqué y me da la impresión de que tú si lo sabes —le dijo y lo miró atento, esperando la respuesta del zorro.

Min Ho esbozó una sonrisa sardónica. Barrió con la mirada, de arriba a abajo, sobre el delgado cuerpo del vampiro e hizo un pequeño movimiento nervioso con su párpado derecho. Se tomó su tiempo para responder.

—¿Acaso soy yo la terapeuta de tu hijo para saber el por qué de su cambió de emociones? ¿O soy su niñera para saber en dónde está?

—Bueno, no. Yo solo...

—¡Cállate! No he terminado. ¿Por qué tienen la maldita manía de interrumpirme?

Ji Sung Dark apretó en los labios una sonrisa y lo dejó continuar. El kitsune ancestral tenía sus maneras, un poco chocantes, de darles información.

—No tengo idea de lo que me preguntas. Jamás vi a Hye Sung correr por la montaña Nok, recerando juegos infantiles con el otro tonto. Tampoco vi al lobo, seguido por una extraña sombra, entrar a escondidas en la cueva de los Red Vetrustos y encerrarse ahí por días a hacer no sé qué. Y nunca tuve que reprender a Jung Hyuk por no prestar atención a mis palabras y quedarse babeando con los ojos puestos en el entrometido vampiro. ¡Eso Jamás sucedería mientras alguien esté bajo mi entrenamiento! Saben que soy un maestro muy estricto. Así que no, no tengo idea de lo que preguntas. —Concluyó el zorro con la mirada seria y la frente en alto.

So Ji Moon limpió sus lágrimas y palmeó de vuelta a su amigo. Por primera vez en siglos sus corazones estaban en paz.

—Muy bien, Min Ho. En vista de lo que no sabes y de lo que nunca presenciaste, creo que Ji Sung y yo estamos listos para dejar nuestros puestos en el curul de Nolagsaen y el liderazgo de Euduundal en manos de la nueva generación.

El zorro se sintió complacido por aquella decisión.

—En ese caso, les voy a dar mi última resolución como lord fundador de la asamblea—les dijo.

Los líderes se acercaron atentos a sus palabras.

                                                              🦊🦊🦊🦊🦊🦊🦊🦊🦊


El rubio vampiro echaba humo por los oídos. Odió la decisión de la asamblea de los lores de enviar a Dongwan al exilio y restringir sus movimientos a una zona en específico. Prácticamente le estaban dando el mismo castigo que una vez le dieron a los biyangsimjo. Era la primera vez que se le daba esta clase de exilio a un pura sangre. Exhaló varias veces para contener su deseo de ir a patear el trasero de los lores.

—¡Esos vejestorios decadentes y retrógrados! ¡Ni siquiera por todo el servicio que has hecho durante toda tu vida. Eres el primer vampiro al que le otorgaron la clase élite, y todo lo que trabajaste en la reciente restauración del orden en Euduundal! —bufó Hye Sung y pateó la puerta del vestidor de su habitación a la que acababan de entrar—. Lo que me sorprende es que estés tan tranquilo, Wan. Debiste al menos defenderte o decir algo, no sé. Creo que yo estoy más alterado que tú.

Dongwan se encogió de hombros y exhaló. Sabía que había podido decir muchas cosas para cambiar el veredicto de la asamblea; incluso exponer a unos cuantos que tenían rabo de paja dentro de quienes lo juzgaban y con eso salvar su trasero. Pero no era eso lo que quería, estaba dispuesto a pagar por sus malas decisiones y limpiar en algo la mala reputación que él y su familia llevaban a cuestas.

—¿Y si te escapas y te vas con los renegados? Estoy seguro de que Siwon y Heechul te recibirían con gusto —continuó Hye.

—No creas que no lo pensé, pero sería más de lo mismo.Ya mi padre le puso esa raya del renegado en nuestro apellido. —Dongwan se arrojó sobre la cama y se recostó en ella, mientras que Hye buscaba algo de ropa en el vestidor. —Prefiero esperar dos años para apelar —agregó.

El rubio guardó silencio y se metió de cabeza en el ropero, sin saber qué más decir para mejorar el destino de su primo. Después de dos años las cosas habían cambiado radicalmente. Los integrantes de los dos clanes líderes se involucraron en labores sociales para apoyar a las familias de los vitales afectados por el virus. Hye, en particular, se interesó por ejecutar algunas de sus funciones de investigación dentro del gobierno, especialmente en el área de salud, algo que, tras la muerte de su madre, había dejado a un lado.

Él, Dongwan, Jinnie y el resto de los miembros jóvenes del clan Moon —excepto Eric que estaba desaparecido a los ojos de todos—, realizaron campañas para ganar de nuevo la confianza de los vitales en la voluntad de los inmortales de mantener la paz entre las razas. Debido a que se corrió la noticia de que fue el propio Christian Dark, con apoyo de algunos lores los que inocularon el virus, los humanos habían perdido la confianza en los inmortales. En ese preciso momento Hye Sung se arreglaba para ir a una reunión con un grupo de jóvenes vitales y de crear grupos de apoyo.

Dongwan estornudó un par de veces, sus ojos y nariz se aguaron como cuando olía el perfume de Minwoo.

—Oye, dile a la ondrina del servicio que haga mejor su trabajo. Hay un mal olor que sale de tu cama.

Hye arrugó el entrecejo y lo miró con desconfianza.

—¿No estarás diciendo eso para que me meta en la cama contigo?

—¡No seas idiota! Sabes que nunca me interesaste de forma romántica. Fue una treta para apartarte del perro apestoso —le dijo con una sonrisa malvada.

Hye se sentó en la cama y, además de percibir el mal olor del que hablaba Dongwan, también escucharon un ruido extraño, como el crujir de dientes. Se pusieron en alerta, pero continuaron la conversación, como si nada.

—Y hablando de malos olores, ¿desde cuando no ves a lobo tonto?

Hye agudizó la mirada sobre Dongwan por la forma despectiva en la que todavía se refería a Eric. Luego, frunció los labios dejando ver un triste puchero.

—No sé nada de él desde hace seis meses. Min Ho me dijo que la última parte del entrenamiento era muy delicada y que Eric podía morir si no se concentraba por completo. En pocas palabras, me acusó de ser un ente de distracción y que mi presencia podría matarlo. Te imaginarás que con esa advertencia preferí no volver más a la montaña Nok.

—¡Estúpido zorro! ¿Quién se ha creído para tratarte así? ¿Y cómo vas a saber cuando haya terminado esa parte del entrenamiento?

—Dijo que enviaría a alguien para avisarme cuando pudiera ver a Eric de nuevo.

El silencio los envolvió por unos minutos. La tristeza se notaba en sus ojos caídos y en los suspiros ahogados en la garganta. De repente, Dongwan se puso de pie sobre la cama y saltó sobre ella con fuerza, despotricando por las acciones del zorro.

—¡Ese imbécil dios! ¿Piensa quedarse con el cuerpo de su hijo? Lo más probables es que el estúpido esté pasando por la crisis de los 5 milenios y ahora quiere vivir la vida en un cuerpo joven.

—¿Lo extrañas? —preguntó Hye con los ojos entornados.

—¡Para nada! Es solo que me molesta pensar que ese imbécil mortal se haya dejado convencer por su padre de dejarlo todo y desaparecer así nada más —dijo exaltado; luego, bajó el tono de voz a casi un susurró y agregó—. Creo que el enano musculoso ya tenía planeado desaparecer.

—¿Por qué dices eso?

—Hace un año Andy recibió una notificación oficial en la que se le otorgaba legalmente el bar de Minwoo y todas sus otras posesiones.

—¡Ah, sí! Supe por Eric que Minwoo había hecho un testamento hace unos diez años atrás y que incluía una cláusula en la que, si desaparecía por más de un año, se le entregaría todo a su hermano. Parece que Min siempre pensó que en algún momento tendría que irse de la ciudad por su condición de híbrido.

—¡Es un maldito! Él, su padre y todos los inmortales son unos malditos —dijo Dongwan y dio varios saltos furiosos sobre la cama de Hye.

—Oye, ¡vas a destrozar mi cama! ¿por qué haces eso?

—¡Porque estoy molesto y alguien tiene que pagar! —respondió y dio otro salto.

Un quejido sordo se escuchó en el lugar. El vampiro sexy tomó un nuevo impulso, se elevó y dando una vuelta en el aire cayó cerca de la puerta, la abrió para salir de la habitación.

Hye cubrió su boca tratando de aguantar la risa por la acción del vampiro sexy. Luego, movió la cabeza en señal de desaprobación.

—Oye, ¿a dónde vas? —le preguntó.

—Voy a hablar con Vic. No sé qué día me tocará irme, así que es mejor que le cuente que no podré visitarlo por un tiempo —respondió.

Hye exhaló con pesar, casi diez años habían pasado y su primo seguía atado a esa promesa.

—¡Ah! —exclamó Dongwan antes de salir—. Te voy a hacer un favor...

—¿Vas a ir a la reunión por mí? —le interrumpió Hye, con una sonrisa pícara.

—¡Ni por belcebú iría yo a una reunión de mortales apestosos! Pero voy a llamar a Jinnie para que te supla. Así que dile a tu perro sarnoso que se tome el tiempo de darse un buen baño, huele a cría de crino remojado —dijo y cerró la puerta detrás de él.

Hye se desternilló de la risa. De debajo de la cama salió la cabeza golpeada del lobo Moon.

—¡Desgraciada bruja, decrépita! Sabía que yo estaba ahí y se atrevió a pagar su rabia conmigo. ¡¿Tengo yo la culpa de que Minwoo siga desaparecido?! Lo perdono sólo porque tuvo la decencia de largarse y te quitó el compromiso de la reunión de encima —rugió.

El rubio lo tomó de las manos para ayudarle a deslizarse por el piso y sacar el resto de su cuerpo, los amplios músculos de sus hombros estaban atorados.

—¿Cómo hiciste para entrar ahí abajo? ¿Es ese el entrenamiento secreto en el que estabas trabajando, aprender a meterte debajo de las camas? —le dijo Hye entre risas.

—Pensé que tendría tiempo de darme un baño y luego esconderme en el armario para sorprenderte; pero apenas entré a la habitación oí que venías por las escaleras con la bruja y me asusté. No quería ensuciar toda tu ropa y lo más cercano que encontré fue la cama —respondió con los labios fruncidos y las mejillas coloradas.

Después de varios intentos logró por fin salir de su escondite. Su largo cabello castaño se le pegó a la cara, húmedo de sudor. Su cuerpo también estaba empapado y con el polvo del camino metido hasta en las uñas. Había salido la madrugada del día anterior de Pog Landu trotando en su forma de lobo; luego nadó, quebrando con su pesado pelaje el cristal de hielo que cubría el mar, hasta llegar a Nolangsaen con el sol en su máximo lugar en el cielo.

—¡Ese zorro no es un dios, es un psicópata! —exclamó Hye, al escuchar la travesía que le ordenó realizar a Moon para entregarle el mensaje a él de que ya se podían ver.

—¡Sí que lo es! En mi lobuna vida nunca he sufrido tanto con un entrenamiento. Yo pensé que mi padre era un tirano, pero Min Ho le lleva milenios de tiranía. Todavía lamento el día que salí a buscar a mi abuelo y me topé con su trampa —le dijo, haciendo un puchero. Hye rio a carcajadas al recordar lo que Eric le contó de ese encuentro.

"El lobo Moon llevaba una semana detrás de la pista de su abuelo cuando vio a Minwoo en uno de los pueblos que bajaba hacia el puerto. Se emocionó tanto que regresó a su forma humana y se lanzó sobre él para abrazarlo. Después de mediar varias palabras se dio cuenta que no era Minwoo: el zorro le había puesto un señuelo para atraerlo. Min Ho le dijo que su abuelo ya estaba preso en la montaña Nok y de inmediato le hizo una propuesta. Lo endulzó con sus palabras ladinas y lo convenció de que le dejara enseñarle a controlar su nuevo poder. Le prometió que sanaría la herida con su madre y podría estar en paz consigo mismo. Pero lo que terminó de convencer a Eric de seguir al zorro fue que le dijo que volvería a ver a Minwoo.

—¡Ese maniático! No voy a negar que me enseñó a controlar e integrar la fuerza del lycan, me cambió la forma de ver la vida y estoy bien ahora. Pero nunca me dijo que tendría que pasar por el infierno de los entrenamientos y tampoco he visto a Minwoo en ningún momento. ¡Fue una maldita trampa!

Hye bajó la cabeza y negó varias veces, desaprobando la táctica del viejo zorro.

—Al menos ya sabemos de dónde sacó Minwoo su habilidad para los negocios.

Eric se acercó y metió la cabeza en el cuello del vampiro, quien se estremeció de inmediato.

—He sufrido mucho. Lo único que me animó a correr como loco fue el hecho de que te iba a ver. ¿Me puedes consentir? —dijo en tono mimoso.

Hye lo tomó por lo hombros y lo alejó un poco, arrugando la nariz.

—Sí, te voy a consentir, pero primero te voy a dar un buen baño —le dijo y lo tomó de la mano para conducirlo a la bañera.

—¿Me vas a frotar la espalda? —preguntó Eric y le lanzó una mirada lasciva.

—Te voy a frotar hasta el alma —respondió con una sonrisa pícara.

El lobo se mordió los labios y como perrito faldero siguió a su vampiro rubio.

                                 🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛 


Se acercó al frondoso árbol que se elevaba solitario sobre la cima de la colina y desde allí lanzó la mirada hacia el horizonte. Sus apagados amatistas se toparon con un hermoso atardecer que reflejaba sus tonos dorados y malva sobre la ciudad.

Nolangsaen, cuándo la volvería a ver, no tenía idea. Lucía calmo; pero su corazón, que había estado ausente de su pecho durante tantos siglos, latía acelerado con una intensa tribulación. Finalmente, el peso de sus actos había caído sobre él y ahora lo enterraría en la más profunda soledad, lejos de todo y de todos los que quiso.

Se sentó en la hierba al pie del árbol y retiró con delicadeza el pasto seco que cubría la pequeña y dorada capilla.

—Oye, Vic. ¿Te enteraste? Me exiliaron —dijo con una sonrisa forzada—. Sabíamos que algún día pasaría así que ni me extraña. Nunca pertenecí aquí de todos modos.

Guardó silencio por unos minutos. Volvió a ver los colores que tomaba la ciudad y suspiró.

—No sé cuándo pueda volver aquí —retomó la conversación—, así que creo que lo mejor será que te devuelva con tu familia. Sé que fue egoísta de mi parte haber robado tu corazón y guardarlo para mí, pero ya sabes, en esa época era medio loco y tonto. —Exhaló de nuevo y sus ojos se humedecieron, le estaba costando mucho despedirse de Vic.

—Te prometí que estaría contigo para siempre y que si algún día moría, Hye enterraría mi corazón junto al tuyo. —Exhaló de nuevo con más fuerza, el nudo en su garganta y el peso en el pecho le impedían hablar de corrido.

—Yo... —su voz se quebró— debo confesarte algo, Vic. Los últimos años... he estado angustiado por una persona que... ¡Diablos, esto es difícil!... —apretó los ojos con las palmas de sus manos para tratar de tranquilizarse.

—Vamos, no es tan difícil: Te enamoraste de Minwoo y no puedes cumplir tu promesa —dijo una voz que pareció salir de la capilla.

Dongwan descubrió su rostro y con los ojos desorbitados observó la capilla con mucha atención. Su boca quedó abierta y seca por la impresión. Era la primera vez que Vic le respondía.

«¿Qué brujería es esta?» pensó y exhaló un jadeó profundo.

Una risa aguantada y burlona se escuchó casi como el susurro de un fantasma chocarrero. El vampiro saltó hacia atrás alejándose unos cinco metros del lugar, sin quitar la vista de la capilla. Desde esa distancia tuvo un panorama más amplio y notó al intruso que lo espiaba desde la copa del árbol. Estaba a contraluz y por eso no veía su rostro, pero percibió su aura naranja.

—¡Maldito zorro, engendro del infierno! ¿Te dices un dios? ¿Cómo te atreves a burlarte de mí? —le gritó enfurecido. El zorro no solo le pegó el susto de su vida, sino que estaba profanando su lugar sagrado.

Con la calma que siempre lo caracterizó descendió del árbol, posando sus pies con mucha delicadeza sobre la hierba.

—¿No es eso lo que le ibas a decir a Vic? —le dijo con una sonrisa y se acercó hasta mostrarse por completo.

Dongwan se estremeció. Recorrió con sus amatistas dilatados el rostro y cuerpo del recién llegado. En su forma humana el zorro se veía exactamente igual que Minwoo. Su voz y sus gestos eran similares a los del mortal y muy diferente a los que vio en la caverna. La boca del vampiro permaneció abierta y dubitativa, sin saber qué decir. Desvió la mirada y trató de recuperarse del asombro.

—Lárgate de aquí. Lo que tengo que decirle a Vic no es tu asunto —le dijo aún con la voz entrecortada.

—Claro que es mi asunto, tú eres mi pajarraco. Lo dijiste en la cueva.

Volteó la mirada hacia él y con el ceño fruncido le reclamó su osadía. Como se atrevía el estúpido zorro a decir cosa que él habia dicho cuando creía que era Minwoo.

—¡Ya deja de imitar la voz de tu hijo, no te queda bien!

—¿Estás seguro que estoy imitando? No me mires, obsérvame —le dijo con una sonrisa limpia y diáfana.

Dongwan entornó la mirada sobre aquel intruso. Observó que sus ojos habían perdido el tono naranja, de nuevo eran dulces de miel y brillaban con una claridad generosa. A su cabello lo cubría el castaño de otros tiempos. El vampiro sexy cayó al piso sobre sus duras pompas, con la boca más abierta aún y los ojos sin parpadear.

Minwoo se arrodilló frente al sorprendido vampiro. Le tomó la mano y le susurró—: Lamento haberte hecho esperar tanto, mi pajarraco.

El corazón de Dongwan dio un salto que lo sintió en la boca y le palpitaba tan descontrolado que se avergonzó. Su reacción no se hizo esperar.

—Lárgate de aquí, no puedo con esto —dijo.

Sacó de forma brusca su mano de entre las de Minwoo y se giró dándole la espalda. El joven Kitsune sonrió con ternura ante el rostro sonrojado del vampiro.

—No puedo largarme sin ti. Vine a buscarte —le dijo y se sentó a un lado de él.

—¡No me digas esas cosas! Ya te dije que no puedo con tus palabras empalagosas. No trates de seducirme.

Minwoo lloró de risa, estaba claro que el vampiro era torpe en cuestiones del amor.

—No trato de seducirte, de verdad debo llevarte conmigo. Es una orden del lord principal de la asamblea y está respaldada por los líderes. ¿Quieres ver el oficio?

Dongwan arrugó el entrecejo, giró de nuevo sobre su trasero y volvió a estar de frente a Minwoo.

—¿De qué hablas?

El mortal aclaró su garganta y adoptó una actitud solemne como de quien está a punto de dictar sentencia a un preso.

—El lord principal de la asamblea constitutiva, Min Ho, mi padre, le ordenó a los líderes que tu condena fuese cumplida en el distrito Pog Landu. El nuevo regente del territorio, el dios de la montaña Nok, debe trasladarte a tu destino y encargarse de que cumplas con el exilio.

—¿Nuevo regente? ¿Dios de la montaña Nok? —balbuceó Dongwan.

Con una sonrisa amplia Minwoo puso su manos sobre el pecho señalándose a sí mismo como respuesta—. ¿Ves porque debo llevarte conmigo?

—¡Aisssshhhhh! ¡Estúpido zorro! Por eso me dijo que yo no estaba a tu altura, pensaba convertirte en un dios protector.

—Y protestaste cuando te lo dijo. ¿Significa que sí quieres estar a mi altura?

Dongwan volvió a sonrojarse. Bajó la mirada ocultando una sonrisa de adolescente.

—Así que aceptaste tu destino de Kitsune —dijo luego de aclararse la garganta—. Por eso mantienes el aura naranja. ¿Y qué piensas hacer ahora?

—Llevarte conmigo —le dijo y tomó el rostro desprevenido del vampiro entre sus manos.

Sus labios se rozaron con timidez; luego se saborearon con ansiedad y después sus lenguas desbordaban pasión. Pero a pocos minutos de iniciar Dongwan rompió el beso.

—Oye, no hagamos esto. Vic está ahí y todavía no le dije —le pidió, jadeando.

—¿No le dijiste qué? —preguntó Minwoo, presionando a Dongwan a confesarse.

—Bueno, esto, tú, yo... Lo que sea.

—¿Lo que sea? —Minwoo entornó la mirada y frunció el ceño, con disgusto.

—Bueno que tú me..., me... —Exhaló, cerró los ojos y lo soltó— ¡Me gustas!

El kitsune se rio al ver los ojos apretados del vampiro y sus mejillas como tomates maduros.

—¡No te burles! Es difícil. Y de seguro que tú tampoco le has dicho nada a Vic.

Minwoo dejó de reír. Se levantó del piso y jaló con él a Dongwan. Corrió arrastrando al vampiro hasta llegar de nuevo al pie del árbol. Se agachó y le hizo señas para que hiciera lo mismo. Dongwan lo miró con expectativa, desconfiando de lo planeaba hacer. Finalmente se agachó a su lado.

—Oye, Vic. Tú y yo ya hemos hablado de esto, pero este pajarraco no me creerá si no te lo digo frente a él. Dongwan fue la persona que más quisiste y por eso sé que entiendes el que yo esté perdido, enamorado de él. —Hubo un breve silencio en el que sólo se escuchó el jadeo entrecortado del vampiro sexy. El joven zorro continuó— Él no me gusta... Lo amo. Así que me lo llevo, te prometo que lo cuidaré bien.

El vampiro sexy enarcó las cejas y clavó sus sorprendidos amatistas en los ojos del mortal. Lo que dijo era más de lo que esperaba: ¿amar? ¿Era posible que alguien lo amara? Su mente se quedó en shock procesando las palabras del enano musculoso. Minwoo se levantó y lo jaló de nuevo hasta estar ambos de pie. Atrajo su cuerpo al suyo y lo apretó entre sus fuertes brazos.

—Mi-Minwoo... Vic nos está viendo —balbuceó.

El joven zorro no dijo nada, extendió su aura de kitsune y las suaves colas los envolvieron a ambos, dándole la privacidad que requerían.

—¿Ocho? —dijo Dongwan, extrañado.

—No preguntes —respondió y tomó sus labios de nuevo por asalto. Los sorbió, los lamió y los mordisqueó hasta que las lenguas se fusionaron en un profundo beso.

                                🧛🦊🧛🦊🧛🦊🧛🦊🧛🦊🧛🦊🧛🦊🧛


La noche entró sigilosa en la habitación, el olor había cambiado por completo. Ya no olía a tierra, barro, cansancio ni a mar; ahora despedía aromas exquisitos a agua de colonia, jabón fresco y a pasión. Sus cuerpos exudaban una humedad diferente, llena de deseo, de ansiedad por la ausencia de meses, de recompensa por el dolor de siglos. Era mucho el amor que se debían y que estaban dispuestos a darse.

Los colmillos rompieron con suavidad la fina carne del cuello. El lobo aulló envuelto en éxtasis. Una gota se escapó de la pequeña herida y corrió dejando un hilito de sangre que fue lamido de inmediato por una lengua traviesa, generando una corriente eléctrica que sacudió al lobo. Las garras temblorosas del canino se aferraron a la espalda del vampíro y arañaron cargadas de excitación. Se hacían daño el uno al otro; pero este era un daño deseado, esperado y disfrutado. Un daño físico que los encendía y desaparecería en pocos minutos, pero que había eliminado de sus vida el dolor emocional causado por la ausencia y los malentendidos del pasado.

La cama se les hizo pequeña. Acostumbrados a retozar confiados por las paredes y suelo de la caverna de los Red Vetrustos, rodaron por toda la habitación hasta terminar sobre la mullida alfombra del piso. Hye Sung gimió, jadeó, gritó y sus manos apretaron con fuerza el felpudo. Eric rugió y su largo cabello se batió de un lado a otro mientras su cabeza giraba sacudida por la explosion de placer que se vino sobre ambos. Embriagados, en completo éxtasis y derrotados por el cansancio, se dejaron yacer sobre la alfombra.

No hubo necesidad de palabras, el jadeo constante y entrecortado era suficiente para saberse satisfechos y felices. Hasta que, de repente, el jadeo se convirtió en un leve ronquido.

—Oye, no te duermas.

—¿Qué?... ¿Quieres más? ¿No estás cansado después de todo lo que corriste y del ejercicio que acabamos de hacer?

Eric rio a carcajadas.

—No, no estoy cansado y sí, sí quiero más; pero no es por eso que te digo que no te duermas. Le prometí a Jinnie que iríamos al bar a saludar.

—¿En qué momento hablaste con Jinnie?

—Me lo encontré viniendo para acá. Anda, levántate —Eric, se levantó del piso y tomó al vampiro del brazo. Hye se acurrucó sobre la alfombra.

—¿No puede ser mañana? Digo, no es como que te vas a ir de nuevo. Me dijiste que ya te quedarías en la ciudad.

El lobo se agachó y tomó en brazos a su hermoso y somnoliento vampiro rubio.

—No, no puede ser mañana. Ven, que ahora soy yo el que te va a dar un baño.

                         🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺🧛🐺


La oscuridad cubría por completo el cielo de Nolagsaen. Era esa hora de la noche en la que los mortales duermen, cansados por el trabajo y el quehacer diario. Esa hora en la que solo los pitirros —una especie de fastidiosos grillos antiguos— se escuchaban por los caminos boscosos. Pero también era la hora en la que los jóvenes —mortales e inmortales— salían a hacer de las suyas, así que las calles estaban atestadas por seres de las diferentes razas que convivian en la isla capital. Vitales, teriántropos, vampiros, licántropos, sirenas, triadies, deltor, ninmadas todos desfilaban con sus atuendos exóticos, divertidos y algunos atrevidos, dispuestos a disfrutar la noche.

El bar lucía igual que siempre. Andy y Jinnie se habían esforzado para mantenerlo de la misma forma en la que Minwoo lo manejaba. El joven vital cambió su carrera de arte y decidió estudiar administración de empresas y tecnología, iba más acorde con su nuevo oficio y se le daba muy bien. Sin embargo, no dejó de dibujar y pintar; las paredes del Minwoo's Blood Bar and Coffe estaban llenas de sus obras de arte que contaban la travesía de la inusual manada por Tierra Firme y la lucha con los biyansimgjo. Hubo muchos conocedores que quedaron fascinados y que intentaron comprar las pinturas, pero él siempre se negó, era su forma de mantener vivo el recuerdo de su hermano y de sentir que estaba dentro del bar, acompañándolo.

Ambos menores se veían más maduros. Los dos años pasados habían hecho cambios en sus juveniles rostros y lucían la atractiva seriedad del compromiso de ser adultos. Andy llevaba el cabello corto y había vuelto a su tono natural castaño, ya no necesitaba parecerse a ningún inmortal, había comprobado el valor de su raza humana. Su cuerpo también presentaba algunos cambios: sus brazos estaban más formidos gracias a las cajas y sacos que le tocaba cargar.

Jinnie seguía saltando de un lado a otro cerca del vital, pero su cabello ya no ondeaba desaliñado por todos lados, ahora estaba siempre bien cuidado y sometido a una liga de citron. Se había dejado una pequeña barba que cubría parte de su mentón, lo que le hacía lucir serio y elegante; sin embargo, Andy todavía tenía que regañarlo para que no pegara el hocico en la máquina de sirop de chocolate. Los inmortales no maduran al mismo ritmo que los vitales, pero esto, en lugar de ser un conflicto entre ellos, los unía. Cordura y locura, cada uno sabía lo que el otro requería y sin ningún tipo de mezquindad se lo daban.

                                                            🤵🐺🤵🐺🤵🐺🤵🐺🤵🐺🤵


El olfato de Jinnie se activó y se detuvo en medio de la barra de cristal. Siempre tuvo la capacidad de detectar un olor en particular aunque el bar estuviera atestado de seres de muchas razas. Andy lo vio con el rostro tenso y se acercó. Sus ojos estaban fijos en la puerta principal.

Eric y Hye ya estaban sentados en la barra, disfrutando de sus tragos, y observaron el extraño comportamiento del lobito.

—¿Qué pasa, Jinnie? —preguntó el joven vital.

—Él... está aquí —balbuceó.

La puerta transparente del local se abrió para dar entrada a un hombre de mediana estatura y cabello castaño. Llevaba pantalones de jeans y una camisa blanca de mangas largas que intentaba, con esfuerzo, contener sus brazos y pectorales fornidos. El hombre se detuvo en la puerta y observó con nostalgia todo el local.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Andy, sus ojos abiertos y encendidos como faroles de puerto, no daban crédito a lo que veían.

—Mi-Minwoo —balbuceó el mortal menor

Hye observó hacia la puerta con desconfianza, quiso advertir a Andy.

—No te ilusiones. El zorro en su forma humana se parece mucho a tu hermano.

—¡Es Minwoo! Estoy seguro. Conozco a mi hermano —le respondió. Se quitó su delantal y salió de detrás de la barra en una carrera.

—Es Minwoo —confirmó Jinnie, olfateando de nuevo el aire—. Huele a él —dijo. Parecía extraño, pero el cuerpo del mortal mayor había recuperado su aroma a café, aguardiente añejo y a bosque.

Hye, volteó la mirada hacia Eric. El lobo Moon soltó un gran suspiro de alivio y sus ojos se humedecieron.

—¿Lo sabías? ¿Por eso insististe en venir aquí hoy?

El lobo negó con un movimiento de cabeza. Le confesó que solo tenía la sospecha. Min Ho había llegado con Eric a Nolangsaen, hicieron juntos el recorrido de dos días desde Pog Landu. Antes de que tomaran caminos diferentes, el zorro se despidió de él de forma extraña, como si no lo volvería a ver y le recomendó que se acercara al bar en la noche.

—¡Desgraciado zorro psicópata! Hasta el final nos quiso mantener en angustias —exclamó Hye.

Ambos se levantaron y se acercaron para darle la bienvenida al recién llegado.

Apretones, abrazos, risas, llantos, reclamos competían con la música elevada del ambiente. Decidieron que lo mejor era ubicarse en la barra para dejar a los clientes bailar en paz. Las preguntas no se hicieron esperar: ¿Dónde estuviste? ¿Estabas consciente?¿Recuerdas lo que pasó?¿Ya no eres mortal?¿Qué pasó con el zorro? ¿Tienes las nueve colas?... ¿Eres mi hermano?

Ante esta pregunta de Andy se hizo un silencio expectante. Minwoo observó sus tímidos ojos hechos agua. Después del miedo a que no regresara, el segundo temor más grande que guardaba el joven mortal en su corazón era que no fueran hermanos o al menos familia. El Mortal mayor sonrió con ternura.

—No te sabría decir en qué grado de parentesco estamos, perdí la cuenta de las generaciones pasadas. Pero parte de mi sangre es mortal y es la misma que corre por tus venas; así que siempre seremos hermanos —le dijo, enjugó sus lágrimas y acarició sus mejillas. Andy le respondió rodeándolo con los brazos y mojando su camisas con las lágrimas retenidas.

—Oigan, yo también estoy aquí —dijo Dongwan para romper con el ambiente emotivo, y para mostrar su reciente cercanía con el enano musculoso, se enredó en su brazo con el mentón altivo.

—¡Ah, cierto! ¿Cuándo es que te vas, bruja? —dijo Eric con su tono sarcástico.

—No sé, cuando mi guardián lo decida —respondió en el mismo tono que el lobo y pegó su butaca a la de Minwoo lo suficiente para colgarse de su cuello.

Eric y Hye perforaron con la mirada al Kitsune y éste tuvo que explicar de nuevo los pormenores del exilio, que era el nuevo dios guardián de Pog Landu y que tenía solo ocho colas porque su padre se había quedado con una para poder transformarse en un zorro común y vivir la vida loca por los campos silvestres.

El vampiro rubio comenzó a reír a más no poder. Tuvo que sujetarse del fuerte brazo del lobo para no caer al piso. Imaginar al engreído zorro que ostentaba orgulloso sus nueve colas, convertido en un insignificante cánido silvestre le pareció una burla; pero lo que más le causó risa fue que después de haber denigrado a Dongwan, diciendo que no era suficiente, lo haya dejado al cuidado de su hijo.

—Un zorro cuidando carne —remató Eric para que el vampiro rubio terminara de caer al piso sujetando su estómago.

Las risas de la barra resonaron por todo lados y se hicieron eco en las risas de los divertidos clientes que disfrutaban del baile, las bebidas y las conversaciones amenas en el local. Un ambiente festivo y lleno de la alegría que se merecían los miembros de aquella loca e inusual manada.

Pero como dice la primera ley de Murphy: "si algo puede salir mal, saldrá mal".

Tres hombres altos y vestidos con elegantes trajes negros entraron en el local, sus rostros estaban cubiertos con máscaras blancas. Se acercaron a los herederos y al zorro solicitando que los acompañaran a una mesa aparte.

Andy habilitó un espacio en los reservados para la extraña reunión. Los hombres se dejaron ver los rostros: eran miembros de la asamblea de lores. Les notificaron a los presentes que había sucedido un robo en las instalaciones del departamento de alta tecnología, el aparato sustraído era una láser de intenso poder. Temían que hubiese caído en manos enemigas y esto sería un gran riesgo, no solo para Euduundal, sino para todo el mundo.

—¿Los líderes ya están informados? —dijo Eric.

Los hombres se vieron las caras, confundidos.

—¿Aún no han sido notificados? —preguntó uno de los lores.

—¿De qué? —preguntó a su vez Hye Sung.

—Ustedes son los nuevos líderes de Euduundal. Sus padres emitieron los oficios y renunciaron a sus cargos. La ceremonia se planeaba hacer la próxima semana, pero en vista de la emergencia...

Los herederos quedaron pasmados, con las bocas abiertas y las mentes en blanco. ¡¿Cómo era posible tanta desfachatez?! Lo único que sus padres les dijeron era que irían de vacaciones por unos días. Pero no había tiempo de bloqueos mentales, debían resolver la situación, ya luego se entendería con los viejos.

Se levantaron de las sillas y se apresuraron a ir al centro de tecnología. Minwoo también se levantó, pues como miembro permanente del concejo ahora debía asistir a los nuevos líderes.

—¡Dongwan, muévete! —dijo Minwoo al ver que el vampiro sexy seguía sentado tomando su bebida.

—¿Yo? ¿por qué? Estoy preso, no me corresponde hacer nada que tenga que ver con este maldito gobierno.

—Sí, estás preso y yo soy tu custodio, así que debes ir a donde yo vaya —le dijo y lo levantó a la fuerza de la silla a la que se había aferrado.

El pequeño cubículo se vació en cuestión de segundos. Jinnie y Andy se quedaron solos, sus ojos se cruzaron con una mirada cómplice. No había nada qué decir, hace tiempo que sus mentes estaban cargadas con el deseo de una nueva aventura. Corrieron detrás de su antigua manada.

                                                                                              Fin.



Hola, Holaaaa.

Ahora sí, es el final. ¿O no? ¿Habrá posibilidades de una nueva aventura? Ya lo veremos.

¿Qué les pareció la regañada que el zorro le pegó a  los líderes? ¿Tuvo razón o se pasó de lanza?

Y la decisión de encerrar a Dongwan en Pog Landu. ¿Zorro cuidando carne? jajajajaja

Gracias de nuevo por estar siempre ahí.

Espero sus comentarios de este aún más largo capítulo.

Espero no haberles aburrido, les juro que intenté reducirlo, pero sentí que no podía sacar nada de él.

Les quiero mucho, nos vemos en una próxima aventura.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro