Capítulo 8. La Ruta hacia la liberación.
Era día de limpieza general en Minwoo's Blood, Bar and Coffe y estaba cerrado al público. Se hacía el primer día laboral de la semana por ser el menos concurrido para el local. Sin embargo, una de las mesas ubicada en los privados del restaurante tenía mucho movimiento. Esa área estaba destinada para atender a los clientes que necesitaban firmar acuerdos o realizar reuniones de trabajo; por eso era la más tranquila y las mesas estaban colocadas en cubículos individuales, decorados con colores cálidos que invitaban a la paz y armonía.
Pero la reunión que se estaba llevando a cabo en ese momento no era nada común. Llevaban dos horas de conversación y, entre una cosa y otra, no habían podido ponerse de acuerdo para comenzar.
Eric se levantó de la silla con brusquedad. Con las palmas abiertas golpeó sobre la mesa, que tembló nerviosa ante las poderosas manos del lobo.
-Si me vuelves a llamar Hiusky te voy a partir la cara en dos. ¡Ya no soy tu perro guardián! -le gruñó Eric a Hye, quien sonreía divertido ante la reacción del lobo. Ya le estaba haciendo falta ver esos ojos grises brillar y sus colmillos asomarse por la comisura de sus labios gruesos.
Los otros dos sentados alrededor saltaron en sus sillas, impresionados por el golpe brusco de Eric.
-¡Maldición, me asustaste! -le reclamó Min con una mano en el pecho.
Dongwan arrimó su silla a la de Minwoo-. ¿Dijo que ya no va a ser su perro guardián?¿Significa que en algún momento lo fue?... Esa no me la sabía -susurró en su oído a modo de chisme.
--Deja de ser tan bruja --le respondió Min, también en un susurro. Wannie frunció los labios y torció la mirada con desagrado.
Hye trató de aguantar la risa y se excusó-. ¿Qué quieres que haga? No me dejas llamarte Eric y decirte Jung Hyuk, o sr. Moon como me exigiste, es muy aburrido. -dijo y apretó los labios. Eric gruñó más fuerte.
--¡Ya basta! ¡Par de imbéciles! -Minwoo intervino para detener lo que podría ser el comienzo de una nueva pelea. Les reclamó que no llevaban ni cuatro días fuera de la cárcel y ya habían roto la tregua que prometieron- Si no se calman los voy a encerrar en el sótano. ¡Y yo no soy tan condescendiente como los guardias de la prisión! -les amenazó.
Hye trató de enderezar lo que hizo-. Escucha, Moon, vuelve a sentarte. No quería molestarte, lo dije con cariño, en serio.... Y para compensarte..., pide lo que quieras comer. Yo te invito.
Eric entornó los ojos, no se creía mucho las disculpas del vampiro. Era muy extraño que lo estuviera haciendo. Sin embargo, Hye insistió haciendo un gesto con la mano, indicando que quería en paz. El lobo paseo sus pupilas de un lado a otro, dudando si confiar o no. Se rascó la cabeza y finalmente asintió, pero con los labios todavía fruncidos.
-No vuelvas a llamarme así. El hecho de que estemos en una tregua no significa que seamos amigos -le dijo y su tono fue más calmado. O tal vez melancólico. Aquel sobrenombre le hacía recordar tiempos que él había decidido, por la fuerza, olvidar.
-¿Amigos? Son más que eso. Están comprometidos en matrimonio -les recordó Minwoo con una sonrisa sarcástica.
Los herederos le dirigieron sus miradas de fuego, pretendiendo quemar sus pavosas e inoportunas palabras. Y hasta podía jurar que gimieron al unísono con el orgullo herido, por el peso de aquella frase.
-No me miren así. Es la verdad. Hasta que logren disolver ese compromiso deberían ser aliados. ¡Ya dejen de actuar como crías de trolls! -Minwoo aprovechó el momento para descargarlos por el desastre que habían hecho en su local. Acababa de arreglar todo y ya estaban ahí de nuevo esos dos, buscando pelea. Se levantó de la silla, y con autoridad, decidió meter en cintura a los dos herederos-. Si van a seguir peleando, ¡se largan de aquí!... Es más, no sé por qué escogieron mi local para su reunión. ¿No les alcanzaban los gigantescos salones de las mansiones que tienen?
Hye se levantó también de su silla en son de paz-. Ya, ya. Cálmate, Min. Nos vamos a portar bien -dijo palmeando la espalda del mortal. Luego se dirigió al lobo-. Lo prometemos, ¿cierto, Eric?... Ah, perdón... ¿Te puedo llamar Eric?
Jung Hyuk frunció los labios y miró a Minwoo, que aún tenía cara de pocos amigos-. Ya, está bien, me puedes llamar Eric, pero solo mientras dure la tregua.
-¡Bien! -expresó el vampiro su emoción. Su voluntad, de una forma u otra, siempre se cumplía-. ¿Lo ves Min?, podemos portarnos bien. Déjanos estar aquí. Tu local es neutral, y bajo tu férrea vigilancia, no nos pelearemos más.
-Además, en tu local pueden haber buenas pistas. Fue objeto de un atentado por parte del homicida -agregó Eric.
Dongwan resopló con fuerza. Estaba aburrido con tanta palabrería y los aires de pretensión de esos dos.
-El más bobo de los lobos ya está hablando como detective de seguridad -dijo torciendo el gesto- Bueno, ya dejen sus cursilerias y cuenten de una vez, ¿cual es el plan que tienes para encontrar al culpable?
Eric fijó sus pupilas grises en las amatistas de Dongwan. No le dijo nada, pero el vampiro sexy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El lobo se sentó de nuevo en la cómoda butaca y presionó el botón del menú que estaba en la mesa. De inmediato se desplegó un holograma con una muestra de exquisita comida.
-¿Qué se supone que haces? -le preguntó Hye.
-Voy a ordenar. Prometiste comprarme comida -le respondió con su sonrisa ladeada.
Hye hizo movimientos con sus ojos tratando de recordar cuándo fue que eso pasó. Después de unos segundos, asintió.
El lobo ojeó todo el menú y después de unos minutos ordenó a la computadora de la mesa: Cuatro estofados picantes de crino, cuatro cestas de papas condimentadas con extra picante, diez raciones de roquio con doble queso de linfa...
-Oye, no pidas cosas tan picantes, no tenemos tu estómago -le interrumpió Hye-. Además, si ibas a ordenar comida para todos, debiste preguntar qué queríamos comer. Yo quiero algo más ligero.
-¿Para todos? Esto es solo para mí. Si ustedes quieren comer pidan lo suyo.
Los ojos de los otros presentes casi ruedan de sus cuencas. Pero eran los de Hye los más desorbitados. Pensar que tendría que pagar todo eso... para una sola persona.
-¡¿Cuatro estofados de Crino?! ¿Te vas a comer eso tú solo?... cada plato viene para dos personas --le dijo Min, boquiabierto.
-¿Qué quieres? Estuve dos semanas en huelga de hambre. Tengo que recuperar el peso que perdí.
Los hombres empezaron a reír, a pesar de lo que Eric decía, su cuerpo había ganado más músculos en la prisión.
Una vez que el lobo devoró a los crinos, las papas y todos lo demás, por fin pudieron concentrarse en la investigación.
-Oigan, locos, qué les dijeron a sus padres para que les permitiera posponer la boda y unirse a la investigación de este caso. Ellos estaban muy molestos con ustedes y habían decidido que se casarían dentro de pocas semanas -preguntó Min, curioso.
Eric y Hye cruzaron miradas y sonrieron.
-No solo logramos posponer la boda. Si resolvemos el caso, podemos romper el compromiso -dijo Hye y extendió sus palmas hacia arriba en un gesto de satisfacción.
El lobo tomó un poco de cerveza, aclaró su garganta y procedió a explicar a los otros dos, lo que ellos habían hecho estando en la cárcel.
Después de dos días de violenta pelea entre ellos; agotados y adoloridos por los golpes, decidieron darse unos días para sanar. Pero pronto se aburrieron de estar acostados en sus camas sin abrir la boca ni para insultar; así que comenzaron a hablar sobre la muerte del vital.
Ambos se habían dado cuenta, con solo ver el cuerpo una vez, que no fue una muerte natural. Los vitales en Euduundal ya no morían por enfermedad. Solo el desgaste natural de sus cuerpos, o algún hecho violento, podía llevarlos a la muerte y en ninguno de los dos casos presentaría ese aspecto tan grotesco que tenía el vital del callejón.
El tono gris de la piel, seca y pegada a los huesos como estaba, eran signos claros de que algo se había consumido al vital desde adentro. Se interesaron en saber más y le hicieron preguntas al guarda que les llevaba la comida; pero no era mucho lo que sabía, así que solicitaron hablar con alguno de los químicos del departamento de salud que estaba a cargo de la investigación.
Tex Uh Moon, comisionado de seguridad y tío de Eric, se enteró que los herederos estaban interesados en el tema del asesinato y se entrevistó con ellos en su celdas Él conocía bien la inteligencia y sagacidad de esos dos. Siempre fueron los primeros en sus clases y tenían buen olfato para la investigación. De hecho, Jung Hyuk había colaborado con él en algunos casos anteriores.
Por separado, cada uno de los herederos tenía la preparación, madurez y la inteligencia suficiente para integrar la cámara de los lores, pero aún eran jóvenes. Aunque tenían 650 años, unos 25 en edad mortal, necesitaban al menos 1000 de edad para poder acceder a un curul político.
El problema principal de esos dos era cuando estaban cerca el uno del otro. Toda su inteligencia se les iba a las garras y colmillos. Fue una grata sorpresa para Tex Uh Moon saber que ambos estaban interesados en el caso, y pensó en que por fin habían conseguido algo que los pusiera del mismo lado.
Por eso no dudó en ponerles al tanto de todo y de permitir que tuviera acceso a la información del departamento de salud. No solo lograría que trabajaran unidos, sino que estaba seguro que esas dos mentes agudas, juntas, serían una valiosa ayuda.
Y no se equivocó el comisionado en su apreciación. Aunque se negaron a salir de la cárcel, se pusieron a estudiar en serio el caso. Fueron los herederos los que alertaron a su tío sobre la posibilidad de que esa muerte no fuese un caso aislado, sino que podía haber detrás toda una conspiración. Esto debido a la complejidad en la combinación de microorganismos que había revelado la investigación del departamento de salud.
Después de escuchar lo que Wannie y Min les contaron sobre la botella descubierta en el bar, los herederos pudieron reforzar algunas teorías, especialmente la de la conspiración. La cuidadosa combinación entre virus y bacterias; y luego la selección de un contenedor apropiado para trasladar el virus, era muestra suficiente de que aquella muerte no fue una mera casualidad.
La botella les dio el punto clave. También se encontró una de esas, pero de menor tamaño, en el cuerpo del vital del callejón, con el mismo contenido: un gas tóxico que ataca las células y alojaba el virus. Y la encontrada en el bar de Minwoo evidenciaba una intención: la propagación masiva del mismo.
Cuando hablaron con sus padres, apoyados por el tío Tex, les expusieron su hipótesis y la sospecha de que había personal del gobierno involucrado. Los dos líderes quedaron boquiabiertos y patitiesos, pero por una razón diferente a la que los herederos esperaban. No se sorprendieron por la posibilidad de que alguien estuviera conspirando para matar a los vitales ni porque este alguien pudiese pertenecer al gobierno. Sus ojos exaltados y sus bocas abiertas se debían a la estupefacción de ver que por fin sus hijos, estaban demostrando que eran algo más que garras y dientes.
Como en una escena de drama, el frío y despiadado vampiro Ji Sung Dark y el salvaje, astuto y violento lobo So Ji Moon, líderes de los dos clanes más fuertes de todo Euduundal, lloraron y se abrazaron como niñas. Estaban felices y aliviados de saber que no habían perdido el tiempo educando a sus vástagos.
Minwoo se echó a reír a carcajadas, no le extrañó la reacción de los líderes. Sabía que eran dramáticos y payasos cuando se lo proponían. Pero segundos después de la risa, el dueño del bar se desbordó en insultos y maldiciones. Estaba muy enojado por enterarse que habían intentado contaminar a su gente. Se preguntaba por qué y qué sentido tenía todo aquello.
Dongwan lo observaba con sus amatistas fijos; atento y curioso de ver su estallido de emociones tan contrarias y repentinas.
-Creo que este vital ya se jodió -le dijo a Hye señalando a Min- Seguro que se contaminó con el virus de la botella. ¡Está actuando raro! Como esa enfermedad que era frecuente en ellos hace cientos de años. ¿Cómo es que se llamaba?
-De qué hablas, Wannie -preguntó Hye.
-De esa enfermedad que sufrían los vitales. Qué primero estaban eufóricos y después tristes o mal humorados -respondió mientra miraba hacia arriba haciendo memoria- ¡Ah, ya! Esquizofrenia. ¡Tú, estás esquizofrénico! -Afirmó de forma contundente señalando a Minwoo.
El señalado agudizó la mirada y lo fulminó con ella.
-¡No seas idiota! Me causó gracia la reacción de los líderes, pero en realidad estoy furioso. Y tengo derecho a estarlo. Ese maldito asesino vino con su miseria a mi bar -le dijo y agregó- Si yo o alguien de mi personal, o peor aún, algún cliente, hubiésemos abierto la botella habríamos esparcido ese gas por todo el lugar. ¿Acaso sabes lo que eso significa?
-¡Sí! Qué tu vida me pertenece ahora -respondió el vampiro. Su pupilas resplandecieron con una mirada ladina y sus labios esbozaron una sonrisa de triunfo.
Los tres restantes en la mesa miraron a Dongwan con el entrecejo muy junto en una expresión de confusión.
-¿Tiene sentido la mierda que dices? -le preguntó Min.
-¡Claro que sí! Te salvé la vida. Si no hubiese sido por mí, habrías abierto la botella y ¡¡puff!! Estarías seco como una tara. Así que a partir de ahora eres mi esclavo y te ordeno que me prepares un BloodyMin ¡Ahora mismo!
Hubo un silencio expectante en el que todos cruzaron miradas. Luego de diez segundos Min, Eric y Hye retomaron la conversación dejando al vampiro sexy sumergido en un inmenso cubo de hielo.
-Supongo que tienes cámara de seguridad en el local, ¿podemos revisarlas? -preguntó Hye, sin hacer caso de los ruidos de Wannie que mascullaba, molesto.
Minwoo asintió y corrió a la computadora central. Extrajo la memoria del procesador y la colocó en el que Hye había traído para registrar toda la reunión
-No hace falta revisar cámaras de seguridad. Yo puedo testificar que no había nadie más en esta área a esa hora. Así que no pierdan el tiempo viendo videos inútiles -dijo Wannie.
-Esa declaración te dejaría muy mal parado, bruja; pero ya sabemos que no tienen la capacidad mental para generar una conspiración. Así que revisaremos para ver si había alguien detrás de ti. O si alguien vino después de que salieras -le aclaró Jung Hyuk.
-Yo no estoy tan confiado como tú, Eric -dijo Minwoo y agregó-. ¿Por qué no quieres que veamos los videos? ¿Hiciste algo sospechoso ese día? -le preguntó luego a Dongwan. Sus ojos se agudizaron sobre el vampiro sexy.
-¡¡Aishh!! ¡Ya me cansé de ustedes! No me importa lo que hagan. Vean lo que les de la maldita perra gana. ¡Yo me largo de aquí! Estoy perdiendo mi valioso tiempo con estúpidas imitaciones de detectives. -Intentó levantarse de la butaca, pero Minwoo colocó la mano sobre uno de sus hombros y lo clavó de nuevo en ella.
-Tú no te mueves de aquí. Tal vez tengas que explicarnos algunas cosas.
-¡Te he dicho que no me toques! --le reclamó Dongwan, molesto. Minwoo recordó lo que el vampiro le confesó la vez que lo tomó del brazo y retiró la mano de su hombro de inmediato.
Hye introdujo la memoria de la computadora central en su dispositivo y se desplegó una pantalla con pequeñas carpetas ordenadas por nombres. Presionó en la que decía "cámaras de seguridad" y se abrió una ventana externa con otro grupo de carpetas.
-¡Maldición! Son un montón. ¿Tienes cámaras hasta en los baños? -se quejó Eric.
-No..., porque está prohibido, pero si pudiera la pondría. No tienes idea de lo que hacen algunos asquerosos en los baños -le respondió ladeando los labios con desagrado.
-- Ok. Veamos primero los de la barra, que fue donde se encontró la botella -sugirió Hye.
--¡Noo!... Digo,... que es mejor empezar por la puerta principal. Ya les dije que no había nadie más que yo en la barra --insistió Dongwan mientras frotaba sus manos con evidente nerviosismo.
--Este pajarraco está muy nervioso... ¡Hye, abre la carpeta número 15! Veamos qué es lo que quiere ocultar -le dijo Min al rubio vampiro señalando a la misma en el dispositivo.
Hye Sung pulsó sobre la miniatura y se desplegó otro menú con los videos-. Es este. Llevalo a las diez menos cuarto que es la hora en la que él estuvo aquí -agregó el mortal.
El video comenzó a rodar justo en el momento en el que Dongwan llegó a la inmensa barra de cristal. Observaron atentos cada movimiento del vampiro moreno.
Cinco minutos después, el rostro de Minwoo estaba muy caliente. Sus mejillas y orejas se habían vuelto de un carmesí intenso. Dongwan, por su parte, agachó la cabeza y colocó una mano en la frente tratando de cubrir su rostro con ella.
Eric y Hye Sung reventaron en risas descontroladas. Tuvieron que abrazarse el uno al otro para no caer de sus butacas. Sus lágrimas saltaban de sus ojos.
--Ok, ok. Ya sabemos que no fue él el que puso la botella. ¡¿Puedes parar eso ahora?! -le pidió Minwoo a Hye con la vergüenza circulando por su rostro.
-¡Te dije que no fui yo! Y también dije que no hacía falta ver este estúpido video -respondió Wannie.
-No me hables, pajarraco desvergonzado.
Entre risas, Eric trataba de decir algo-. Podías... podías... podías haberle puesto salsa picante... Así te lo comías mejor -dijo y se sujetó el estómago con un nuevo ataque de risa.
Hye luchó con Minwoo quien intentaba detener el video-. ¡Déjame verlo completo! Esto está muy bueno- dijo jadeando por la risas y el forcejeo con Min-. Juro que jamás... jamás había visto a Wannie con esos ojos de espanto con los que te miró, cuando lo pillaste viéndote el trasero.
--¡Estaba aburrido! -se defendió Dongwan-. ¿No saben las cosas que hago cuando estoy aburrido?
-No, y no queremos saber -remató Eric.
-Lo peor es que ni cuenta me dí. Si lo hubiese pillado en esas, le habría arrancado las plumas ese mismo día -protestó Min.
Dongwan apretó los labios y clavó la mirada sobre la transparencia de la mesa. Estaba algo avergonzado, sí, pero también tenía una extraña sensación que le agradaba. La estaba pasando muy bien con ese trío de imbéciles que se reían a costillas de él. El perro loco y el príncipe vampiro se reían y el mortal lo insultaba, pero sentía una sincera intimidad en todos. Como si fueran tan cercanos a él que por eso se permitían jugar y hablarle de esa manera.
Eso era él: desvergonzado, orgulloso, sarcástico, indescifrable, frívolo. Ellos lo sabían, lo aceptaban y no esperaban nada más. En lugar de estar molesto u ofendido se sentía reconfortado. Podía haberse ido, pero prefería estar ahí, disfrutando de eso, en lugar de soportar el lúgubre peso de la indiferencia de la mansión Dark, con su madre en ella. Se recostó en su cómoda butaca y una ligera sonrisa se asomó en sus labios.
A Minwoo no le pareció nada graciosa la situación y sí le molestaba que se estuvieran divirtiendo a costa de él; pero se mantuvo, con los labios fruncidos, mirando la pantalla del dispositivo.
-¡Hye, retrocede esa parte! -dijo de repente.
-¿Qué? ¿Te gustó ver como Wannie te morbosea? -preguntó en tono de burla.
-¡Esa parte no, ridículo! Después que salió Dongwan. Me pareció ver una sombra.
Como por hechicería Ninmadaliana, la seriedad regresó al grupo. Hye retrocedió unos segundos la grabación. Fue algo muy rápido. Tanto, que la cámara super moderna del dispositivo de Hye apenas y pudo captar una sombra. Lo repitió en la mínima resolución y aún así solo obtuvieron un pedazo de tela negra que parecía ser de una capa.
Por lo que se veía, Dongwan salió del local y Minwoo regresó a su labor, pero segundos después volteó porque tuvo la impresión de que Wannie se había devuelto, fue cuando vio la botella.
Buscaron en las otras cámaras de seguridad, a la misma hora u horas cercanas. Suponían que esa persona, o ser, debió estar antes en alguna parte del local. Solo lograron ver una rafaga negra salir del área del baño, pasar por la barra y continuar su rumbo hacia la salida. Lo que sea que haya sido esa sombra, podía haber entrado a cualquier hora y esperar ocultó en el único lugar en el que no había cámaras.
No tardaron los presentes en hacer conjeturas de acuerdo al tamaño y forma de aquella sombra, que aunque no se definía bien parecía no ser muy grande. Por la velocidad con la que se desplazó, las opciones se centraban en un licántropo o un vampiro. De todas las razas existentes, solo esas dos habían desarrollado velocidades impresionantes.
Comenzó otra estéril pelea entre la realeza de Nolangsaen. Hye y Eric defendían sus razas y acusaban a la otra de ser la responsable, pero no había nada claro. ¿Quién, de entre las dos familias, podría estar matando a los vitales?
Por un lado surgió el nombre de Lord Christian Dark, quien siempre estuvo en contra de los acuerdos firmados entre las razas y odiaba a los humanos.
-¿Cómo te atreves siquiera a mencionarlo? -protestó Hye.
Por otro lado, salieron a relucir los antiguos lobos de las montañas. Esos que le llenaron la cabeza a Eric de ideas retrógradas, que sostenían que los vampiros y los lobos no podían ser aliados y que los humanos debían seguir siendo esclavos. Según Hye, por culpa de esos lobos Eric cambió con él y ahora lo odiaba.
--Ellos no tienen nada que ver con mi odio hacia ti. No son culpables de que tú seas una mierda. ¡Y jamás matarían a los vitales! -los defendió Eric.
También salió el nombre de Debora Dark, quien, al igual que Lord Chirstian, no ocultaba su odio por los vitales. Pero Dongwan la descartó diciendo que ella solo lo odiaba a él. Pocos minutos después recordaría el daño que le hizo a Vic y que posiblemente pudiese querer perjudicar a Minwoo por ser su primo. Pero este pensamiento se quedó oculto en el rincón más oscuro de su mente, y ahí se almacenaría hasta que él pudiera retomarlo para indagar más.
Permanecían sumidos en una profunda discusión, hasta que el batir de una puerta y la entrada intempestiva del joven vital, que con pasos fuertes y rápidos caminó delante de la mesa en la que ellos se encontraban y continuo, sin saludar siquiera, hasta uno de los sofás del área de cafetería. Allí arrojó su pesado bolso de un lado y se aplastó, de un golpe, en el otro lado.
La sorpresa de los adultos fue mayor, al darse cuenta que Andy lucía en uno de sus ojos un brillante y abultado hematoma. Dos minutos después, llegaría Jun Jin y haría el mismo recorrido hasta los muebles de la cafetería, con la diferencia de que él sí saludó y sonrió a todos con su característico buen humor.
Minwoo y Eric saltaron de sus sillas para ver qué era todo aquello.
El barman interrogó a su hermano para saber el porqué de semejante golpe, pero este solo cubrió el área adolorida y no respondió.
Eric abordó a Jun Jin para que le contara qué pasó.
-¿Qué le pasó a Andy? Se supone que tú entraste de nuevo al primer nivel para protegerlo -le dijo.
Jun Jin era un lobo muy inteligente, y a pesar de su edad, ya estaba en el tercer nivel de educación. En solo un año más se graduaría y con los máximos honores, como una vez lo hizo su hermano mayor. Pero ese año, decidió repetir para estar cerca de Andy, por eso tenía mucho tiempo libre para perseguirlo, no necesitaba entrar a las clases.
En vista de que el chico campesino no colaboraría con la información, Minwoo se acercó también al lobito.
--Me prometiste que lo cuidarías, por eso te dejé estar cerca de él -le reclamó.
Jun Jin levantó las cejas y enfrentó a los dos adultos que lo acusaban de haber descuidado su labor.
-¿Recuerdas cuándo decidiste que debíamos entrenar con una banda de plomo en la cola para fortalecerla? -le preguntó a su hermano.
Eric miró a Jun Jin, confundido, no entendía qué tenía que ver una cosa con la otra, pero igual asintió Minwoo asintió también. Recordaba ese entrenamiento en particular, porque él corrió con las mismas bandas de plomo, pero en los pies.
-Qué bueno que ambos lo recuerden, porque así de pesado es proteger a Andy. Es demasiado testarudo y a pesar de que le advertí que no se alejara de mí, insistió en escapar. Cuando por fin lo encontré estaba rodeado por tres teriántropos malgeniados.
Minwoo miró a su hermano y exhaló. Sabía lo testarudo que podía llegar a ser. Se parecía mucho a él: orgulloso y cabeza dura.
-Sí, y aun cuando me viste con esas bestias encima, ¡no hiciste nada para ayudarme! -le reclamó Andy desde el sofá.
-¿Qué querías? Me prohibiste que me acercara a ti. Me gritaste que tú te sabías proteger solo.
-¡Pero después te pedí ayuda! y solo viniste cuando uno de ellos me golpeó en la cara.
-No me pediste ayuda. Me ordenaste que te ayudara. Solo ordenas a los perros falderos y me dijiste que no querías que yo fuera tu perro faldero. ¿Entonces, Andy, quién te entiende? -respondió y apretó los labios para no dejar escapar la risa.
Eric bajó la cabeza y resopló. Sabía lo testarudo y sarcásticamente vengativo que podía ser Jun Jin cuando no se le hablaba bien.
--Agradece que solo te dejaron un ojo morado. Esos teriántropos eran grandes y pesados. Me tomó 15 minutos acabar con ellos -agregó Jinnie.
Minwoo abrió los ojos lo máximo que pudo. ¿Había oído bien? ¿Acabó con tres teriántropos grandes en 15 minutos? Parece que el entrenamiento con peso en la cola funcionó.
--Bien,... bueno, ejem... Gracias Jinnie por tu apoyo -balbuceó Minwoo, luego se dirigió a Andy-. Diddy, dale las gracias a Jinnie apropiadamente.
El rubio campesino los miró a los tres con los ojos entornados y se levantó del sofá; pero solo para ir a buscar un pedazo de carne congelada a la cocina para poner en su ojo.
Min, Eric y Jin exhalaron lento. Estaba visto que el campesino era el más testarudo de todos.
-Hey, chicos, vengan aquí -Hye llamó la atención de Eric y Min. Mientras ellos resolvían lo de Andy, él y Dongwan siguieron viendo los videos en busca de más pistas.
-¿Encontraron algo? -preguntó Eric. Se acercaron a la mesa y ahora Jinnie los acompañaba también.
Los ojos agudos de Hye pudieron captar, entre el pedazo de tela que parecía una capa, algo que podía ser un dibujo, una marca o un nombre. Retrocedió el video y lo detuvo justo en ese momento, dejando expuesto unas líneas alargadas y de tonos blancos. No estaba muy definido. O al menos ellos no lo entendían.
Andy salió de la cocina con un pedazo de carne cubriendo su ojo. Miró a su alrededor y ya no había nadie del lado de la cafetería. «¿A dónde se fueron? ¿Decidieron dejarme en paz?», pensó. Pero luego escuchó voces venir del lado del restaurante y decidió ir a ver. Se sorprendió de ver a los cinco con las cabezas metidas en el dispositivo electrónico apostado sobre la mesa de cristal. Se acercó y, sigilosamente, se asomó a ver qué era lo que llamaba la atención de todos.
La pantalla mostraba un video paralizado en un cuadro que mostraba un pedazo de algo negro. La imagen estaba bastante amplificada lo que hacía que se perdiera un poco. Aun así, Andy pudo reconocer lo que era.
-Es el escudo real de los Red Vetrusto -dijo casi al descuido.
Cinco pares de ojos voltearon mostrándose exageradamente abiertos
-¿Có-Cómo viste eso? ¿Estás seguro? Solo se ven unas cuantas líneas -preguntó Hye, sorprendido.
-Oye, Andy, no estés jugando. Esto es muy serio -dijo Minwoo.
-¡Estoy completamente seguro! -respondió en un tono molesto, por la duda de su hermano-. Otra de mis pasiones es coleccionar y dibujar escudos y emblemas familiares. Incluso tengo un dibujo del primer escudo que usó Lord Christian Dark para su clan. Me los conozco todos, hasta los que están extintos. Como ese -señaló la pantalla-, que desapareció hace mil quinientos años, aproximadamente.
El silencio recorrió el espacio del cubículo semi abierto. Cada uno trataba de asimilar lo que había dicho Andy. Tanto conocimiento en un vital, tan joven y de paso, campesino, no era fácil de digerir.
-¿Podrías dibujarlo ahora mismo? -preguntó Eric.
Andy pensó por un momento-. Creo que puedo hacer un boceto, según lo que recuerdo; pero después podemos entrar en la computadora que tengo en mi pueblo. Ahí hay una data mucho más extensa -les dijo. Luego se dirigió a Jinnie-. ¿Podrías traerme mi bolso? Lo dejé del lado de la cafetería..., por favor. -El tono sarcástico que envolvía esa petición fue claro para todos.
Jun Jin agudizó la mirada y resopló. Estuvo a punto de responder, pero Eric le dio un empujón que lo hizo recorrer medio salón- Apresúrate -le dijo.
En menos de media hora Andy hizo gala de su extraordinaria memoria y de su gran habilidad para el dibujo. Les reprodujo de forma limpia y perfecta el escudo real de la familia Red Vetrusto. Lo superpusieron encima de la imagen impresa de la pantalla y coincidía de manera impresionante.
El chico no solo les había dado una imagen, sino una ruta por la que los herederos, podían empezar a caminar hacia su liberación.
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Notitas:
Hola, Feliz y bendecido día. Espero que tod@sestén pasandola bien.
Déjenme contarles lo que se comió Eric:
Crino es algo así como un jabalí, pero mucho más grande. Es parte fundamental de la dieta de los Moon, porque su carne es magra y con gran contenido de fibra, necesario para los licántropos que tienen un duro entrenamiento físico. Los roquios son unos palitos de queso de linfa, envueltos en masa y fritos (sí, como los tequeños. Soy venezolana qué querían jajaja ) Ya se me antojó.
La linfa es una especie de cabra de monte. Y todo eso se lo comió el goloso de Eric solo, jajaja.
¿Qué tal el capítulo de hoy?
Graias por leer, comentar y vota.
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