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Capítulo 7. ¿Puede un pecho vacío... palpitar?



Un nuevo día se tiñó de malva desde el amanecer. Esa tonalidad, entre el violeta y el rosa, era lo que permitía que las razas sensibles al sol pudieran disfrutar de sus bondades sin ser afectados. Debido a esa maravillosa creación de las empresas Dark, los reyes de la noche se convirtieron también en los amos de la luz.

Después de dos semanas, el departamento de investigaciones científicas de Euduundal, tenía una primera hipótesis sobre lo que había matado al vital que fue encontrado en el callejón. Lo que perfiló la investigación no fue nada alentador, sino más bien preocupante. Debido a esto, el comisionado de seguridad solicitó una reunión de emergencia con los Lores del Gobierno central.

La sala oval estaba ya en pleno. Entre los presentes estaban los cinco lores de los principales distritos de Nolangsaen, los representantes de los departamentos a cargo de la investigación del caso y los líderes de los dos clanes que llevaban el control del gobierno central. Solo se convocaron a los lores de la isla capital, pues esperaban poder controlar la situación sin tener que alarmar a los de tierra firme.

El comisionado de seguridad, Tex Uh Moon, era el encargado de dirigir la reunión e informar a los lores sobre los avances de la investigación. Esto sorprendió a alguno de los presentes.

—¿Por qué es el comisionado de seguridad quien nos dará la información? Tenía entendido que el caso estaba en manos del departamento de ciencia y salud. ¿No se trataba de un simple virus? —preguntó uno de los lores. Era una pregunta que se estaban haciendo casi todos.

Lord Tex Uh Moon se acercó al pequeño mueble ubicado a un lado de la mesa de reuniones. Era un lobo alto de hombros anchos y andar brusco. Hermano menor del líder alfa So Ji Moon y desde hace cientos de años tenía a su cargo la seguridad de Euduundal.

Se aclaró la garganta y procedió a responder a la interrogante de Lord Kissun.

—Es imposible, Lord Kissun, que un simple virus haya deteriorado tan rápido un organismo biológico. Más que un virus es una combinación. La investigación del departamento de ciencias determinó, en el cuerpo del vital, la presencia de varios microorganismos infecciosos diferentes y, además, también se encontraron algunas baterías que ya habían sido erradicadas en los humanos.

Un murmullo cargado de asombro recorrió el espacio en cuestión de segundos.

—¿Cómo pudo suceder esto? El comisionado de salud ha elevado el sistema inmunológico de los vitales, para mantenerlos lejos de las enfermedades comunes desde hace cientos de años. Ellos no deben enfermarse, eso nos afectaría a nosotros también, puesto que su plasma es la base de nuestra alimentación —-comentó otro de los lores.

—El cómo pudo suceder, es la razón por la que estoy yo presidiendo esta reunión —dijo el comisionado y agregó— El departamento de salud y ciencia sostiene que esta mezcla entre virus y bacterias no pudo generarse sola, así que hay la sospecha de que fue creada a propósito. El vital no se contagió naturalmente, alguien lo asesinó.

La contundente afirmación del comisionado de seguridad, alertó a los presentes. ¿Quién podría querer asesinar a un vital?

Pero lo más crítico de la situación era que el departamento de investigaciones científicas no había logrado aislar todos los componentes, así que no se sabía qué tan contagioso podía ser este virus.

—Debido a esto, el departamento que presido desea solicitar a los lores, que nos extienda una orden para poder vulnerar la privacidad de este vital y de su familia. Es urgente aislarlos a todos para prevenir posibles contagios e investigarlos para saber cómo sucedió.

Los lores comentaron rápidamente sobre esa solicitud, y acordaron que era algo necesario.

Lord Ji Sung Dark tomó la palabra—. Tienes el permiso de los lores, Tex Uh, pero debes garantizar que se hará de una manera discreta. No queremos que los vitales entren en pánico.

—Por otro lado —agregó Lord So Ji Moon—, hay que establecer una comisión para que investigue esto a fondo. Debemos encontrar al que creó la fórmula y saber cuál es su objetivo.

Dark se dirigió al comisionado de ciencia y salud— ¿Tenemos el protocolo para elaborar la vacuna contra este virus? Sé que es pronto, pero no debemos dejar que se nos escape de las manos.

—-Tenemos las bacterias en control. En cuanto a los virus, no todos están identificados, pero sabemos que la mayoría de los microorganismos no son naturales de esta zona, son de tierra firme, y se requerirá de la herbolaria adecuada para implementar una buena vacuna.

—-¿Qué sabemos del vital? ¿Tenía enemigos? ¿Pertenecía a alguna organización especial? —preguntó Moon. Era demasiado elaborada esta fórmula infecciosa como para asesinar solo a un vital común. Debía haber algún otro significado detrás de esa muerte.

—Según las investigaciones de mi equipo, no tenía enemigos aparentes y no acostumbraba a ir a reuniones de grupos progres —respondió el comisionado de bienestar social— El vital trabajaba para mi departamento y era un hombre de carácter tranquilo.

Tex uh Moon comentó que al principio surgió la idea de que fuese un atentado más bien hacia su jefe, pero el virus no afecta a los inmortales, así que fue desatada esa hipótesis.

—¿Tenemos idea de cuánto tiempo tarda en incubarse este virus? ¿Hay posibilidad de que haya más personas afectadas?

La pregunta de So Ji Moon fue interrumpida por dos dispositivos de emergencia que comenzaron a emanar una luz azul intensa, al mismo tiempo. Pertenecían a los comisionados de seguridad y de salud.

Ambos tomaron sus comunicadores y efectuaron la llamada de respuesta bajo los ojos expectantes de todos los demás lores. Un comunicador que vibraba emitiendo un tono azul eran malas noticias.

Tex Uh Moon colgó su comunicador e informó de inmediato: Dos vitales, female y male, fueron encontrados muertos. Presentaban las mismas condiciones que el vital del callejón.

Los líderes dieron por terminada la reunión para que los departamentos procedieran a atender la emergencia y, de una vez, extendieron la orden general con la que las autoridades pertinentes podían acceder a la privacidad de todos los vitales en Nolangsaen. A partir de ese momento, los cuerpos de seguridad y de salud, tenían la potestad de entrar en las casas e interrogar a los vitales que hubieran estado en contacto con los fallecidos.

Tex Uh Moon impartió órdenes por su comunicador para que su equipo procediera a aislar la zona y a recoger las pesquisas en la escena del crimen. Una vez que terminó, se acercó a los líderes que aún permanecían en el salón.

—Oigan, ustedes dos, ¿qué piensan hacer con sus hijos? ¿Van a dejarlos encerrados?

So Ji Moon se acercó más y colocó su brazo sobre los amplios hombros de su hermano— Ellos pueden salir cuando quieran, solo tienen que aceptar nuestra condición —le respondió.

—Pero se niegan a salir. Dicen que se mantendrán encerrados y en huelga de hambre hasta que ustedes cambien de parecer —les informó el comisionado de seguridad y agregó, dirigiéndose a Dark—. Bueno, al menos mi sobrino está en huelga de hambre, Hye se come la comida de los dos. Te advierto que va a salir rodando de la celda.

Ji Sung Dark rio a carcajadas al escuchar el parte sobre su hijo— Creo que debimos prohibirle la comida a Hye, así sí saldría de inmediato.

—Hermano, yo no me preocuparía por Hyugie. Tú mejor que nadie sabes que él puede resistir hasta más de un mes sin probar alimentos. Eso sí, una vez que rompa la huelga de hambre, habrá que quitarse de su camino o nos comerá a todos vivos —respondió So Ji Moon y los tres terminaron riendo.

—Al menos en cuanto a las peleas han mejorado algo. Discuten cada dos días, pero ya no se van de las garras como al principio. Se aburrieron hasta de darse golpes —les contó Tex Uh.

—Bien, hablaremos de nuevo con ellos dentro de dos días. Por ahora concentrémonos en resolver este caso de homicidios —sugirió Moon. Los tres hombres estuvieron de acuerdo y se retiraron a sus respectivas labores.

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—¿Es ese el chico nuevo? —-preguntó una loba que estaba sentada en las escaleras que daba ingreso al recinto principal.

—Sí, ¿no es lindo? —respondió la elfo sentada a su lado mientras cubría con sus manos una tímida sonrisa

—Se ve extraño. ¿De qué raza es?

—Es un sucio vital —respondió un lobo alto y fornido que llegó en ese momento y se sentó junto a las chicas— No va a durar mucho si se pasea por estos lados con esa imagen tan grotesca y confusa.

—¿Estás seguro que es un vital? Porque parece un vampiro. Sus facciones son delicadas y camina como si fuese un amo y señor de la noche —dijo la chica lobo.

—A mí me parece un licántropo. Mira su cabello, es muy largo. Los vampiros ya no lo llevan así —comentó la elfo.

—¿¡Qué dices!? Los licántropos tenemos facciones más rudas y no caminamos como mariposas —rugió el lobo—. El problema con ese vital es que no define la mierda que es —continuó con un tono molesto y frunciendo los labios. Luego agregó—: Trata de ser una burda imitación de inmortal.

Andy paseaba por el campus con una inocente, pero extraña apariencia. Por un lado, su tono de piel pálido no era característico de los mortales de la capital. Debido a que los rayos malva que adornaban el cielo, estaban más concentrados en esa zona, la piel de los vitales lucía ligeramente más tostada que en el resto del país. Por otro lado, su cabello muy rubio y sus ojos claros eran similares a los de los vampiros; pero el largo de su cabellera hacía creer que pertenecía a alguna de las familias de sangre caliente.

Esta extraña apariencia no era casualidad y trabajó muy duro para obtenerla. Su cabello no era rubio natural: consiguió aclararlo con infusiones de flores silvestres que crecían en los campos de su pueblo natal, hasta lograr un tono similar al del príncipe vampiro. Y la pelea con sus padres era constante para que le dejaran mantener su cabello hasta los hombros, justo como el príncipe lobo.

Estudió bien la personalidad de los príncipes, así que podía verse delicado y elegantemente letal como Hye o rudo y salvaje como Jung Hyuk. Pero no era una burda imitación, él tenía claro que todo aquello era solo su forma de rendir tributo a sus ídolos.

Jun Jin lo alcanzó justo antes de entrar a clases. Lo tomó del brazo y lo arrastró con él por el pasillo, hasta un salón cercano que en ese momento se encontraba vacío. La mano de Jinnie era grande y pesada igual que todo su cuerpo, que debido al constante entrenamiento al que lo sometía su hermano, lucía fuerte como una piedra.

Andy trató de frenarlo, pero después de unos instantes se dio cuenta que no podía zafarse de semejante agarre. No le quedó más remedio que observar cómo la cabellera brillante y azabache, ondeaba en la media espalda del joven lobo. Por un momento se sintió hipnotizado con el suave movimiento de aquel cabello mientras caminaban.

Al llegar al salón Jinnie por fin lo soltó.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me arrastras así? ¿Acaso no tienes modales? —le regañó Andy de inmediato.

—Te pedí que habláramos hace un rato y me ignoraste ¿Qué querías que hiciera?

—¡Qué me ignoraras también! En una semana que llevamos de clase no he dejado de tropezarme contigo por todos lados. Y no me digas que es casualidad, porque ni siquiera tenemos objetivos académicos comunes.

Jun Jin resopló, molesto, no tenía justificación alguna para los constantes encuentros. Desde que comenzaron las clases, y debido a su torpe confesión en el bar de Minwoo, Andy le había dejado en claro que no quería hablar con él; pero esta vez sí tenía una razón válida para hablarle.

—Escúchame, Andy. Te recomiendo que no camines solo por el campus y por favor, usa la capucha de tu chamarra.

—-¿Quién eres tú para decirme lo que debo o no debo hacer? Yo camino como quiera y me visto como quiera —respondió el altanero joven del campo.

—-¡Solo intento protegerte! No sabes lo que es este lugar. ¿Acaso te has dado cuenta que está lleno de bestias? Hay depredadores por todos lados y tú... con ese olor... eres una tentación —le dijo y bajó la mirada con timidez.

Andy elevó las cejas con asombro. Luego entornó los ojos con desconfianza—. Estás tratando de que no me relacione con nadie, ¿cierto? ¿Es eso? Quiere atemorizarme para obligarme a estar contigo... Pues no te va a servir de nada. ¡No necesito tu protección! !Así que deja de andar detrás de mí como perro faldero! —le gritó, furioso.

Jun Jin cruzó los brazos sobre su pecho—. ¿Estás seguro que no necesitas mi protección? —le preguntó con una expresión segura e imperturbable.

—¡No! ¡Aléjate de mí, bestia peluda! Tú eres más peligroso que cualquiera de esta universidad —le dijo, dio media vuelta y salió corriendo del salón.

Jun Jin lo vio correr y esbozó una sonrisa sarcástica que extendió de medio lado. No se molestó por los insultos de Andy. Por como iban las cosas, sabía que muy pronto el vital tendría que tragarse sus palabras. Escuchó la hora en su comunicador y se apresuró para ir a clases.

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La noticia del compromiso había caído como una bomba en la mansión Dark, reventando sobre la cabeza de Dongwan. No solo había quedado helado con el anuncio que su tío les hizo, una semana atrás, sino que había tenido que soportar los regaños e insultos de su madre y su tío abuelo por igual. Sí, también Lord Christian Dark, tenía su esperanzas puesta en él para que evitara, por el medio que fuera, la fusión de Hye con el lobo Moon.

Deprimido, arrastraba su capa por toda la ciudad sin un rumbo fijo. Pensó en ir a visitar a Hye a la cárcel, pero tendría que ver también a Moon y eso le causaba náuseas. Verlos juntos le recordaba que cada vez estaba más lejos la posibilidad de cumplir con el deseo de su madre, de convertirse en el consorte del príncipe vampiro.

De repente se le ocurrió una idea. Sabía que Hye no había aceptado el compromiso y, conociéndolo, aunque su padre lo obligará, Dongwan estaba seguro que no accedería tan fácilmente. El orgulloso príncipe vampiro no reconocería jamás que le gustaba el asqueroso lobo y se opondría hasta el final. Con eso en mente, le propondría a Hye Sung que le mintiera a su padre, diciéndole que ellos dos estaban comprometidos en secreto desde hace cientos de años. Una palabra de compromiso en la familia Dark era algo delicado y serio, y le serviría al príncipe para zafarse del compromiso con Moon.

En estas circunstancias, una vez que Hye declarara públicamente que estaba comprometido con él, no podría retractarse y estaría obligado a aceptarlo cómo su pareja. Así cumpliría con la misión que le había encomendado su madre y su tío abuelo lo respetaría como a un Dark.

Esa loca idea le cambió el humor de repente. Aunque nada le garantizaba que Hye aceptaría su propuesta, se sentía más animado. Pero en lugar de ir a la cárcel a hablar con el príncipe de una vez, prefirió tomar algo y madurar un poco más su plan. Tanto pensar le había dado mucha sed.

Y su sed lo llevó hasta a Minwoo's Blood, Bar and Coffee; sin embargo, al llegar a la entrada la encontró cerrada. Le pareció extraño, pero supuso que era por la hora. Dio la vuelta y notó que el área del café estaba abierta. Se decidió a entrar y explorar ese lado en el que nunca había estado.

Lo primero que encontró fue a un grupo de jóvenes vitales reunidos en torno a dos o tres mesas, tomando café y comentando sobre algo que había en sus comunicadores. No les prestó mayor importancia, siguió adentrándose en el espacio en el que el aroma a café y el olor pan recién tostado lo abordaron de inmediato. Se detuvo un momento y observó la decoración. Era muy diferente al de otro lado: los tonos violeta y azul claro combinaban de forma agradable a los ojos. Era algo suave y relajante, pero al mismo tiempo, destellos naranja le otorgaban movimiento.

Se dio cuenta que la barra central estaba vacía. Al parecer, los asistentes del cafés estaban ocupados atendiendo a los jóvenes vitales y a uno que otro inmortal apostados en las mesas aledañas.

Se sintió algo decepcionado, a esa hora el local estaba bastante aburrido. Una música instrumental sonaba al fondo y el murmullo inentendible de las conversaciones le parecía molesto, pero el aroma a café era de antojo. Se sentó en una de las butacas de la barra mientras decidía qué hacer.

Fue cuando se dio cuenta que al final de la barra, casi del lado del bar, estaba Minwoo de espaldas a él y con medio cuerpo doblado sobre una máquina que al parecer se negaba a funcionar. Decidió entretenerse un rato observando al vital. Sus triceps se contraían y se estiraban, siguiendo el movimiento de sus manos que manipulaban una rudimentaria herramienta. Su espalda se veía mucho más ancha dentro de débil franelilla que intentaba contenerla.

Nunca lo había visto a esa hora del día y mucho menos en semejante, y sexy, facha. Siempre habían coincidido en las noches en medio del ruido y las luces danzarinas del bar.

Notó que su cabello era mucho más claro y brillante de lo que se veía normalmente; parecía sedoso. Siempre lo imaginó como un sucio y maloliente mortal, pero sacando el hecho de que sus manos estaban llenas del fluido eléctrico que estaba manipulando, el resto de su piel lucía tersa y bien cuidada.

Se levantó un poco sobre la butaca y estiró su cuello para tener una vista completa, y más real, de lo que deformaba el cristal del mostrador. Descubrió que fue una buena idea. Hubiese sido una lástima perderse la visión de aquel firme trasero que los pantalones deportivos mostraban sin decoro.

Sus párpados inmortales se abrieron ligeramente y los dientes mordieron sus labios. Pensó en que debía comenzar a venir al bar en horas más tempranas. Sin duda que el mortal se veía mucho mejor en franelilla y pantalones ajustados que en ese horrible uniforme, con delantal incluido, que usaba por las noches.

La vista le agradaba,... pero poco a poco comenzó a aterrarse. Un pequeño jadeo de asombro se escapó de su garganta, al darse cuenta que el barman... se parecía mucho a Vic.

Minwoo se volteó de repente. La insistente mirada había calado en su cuello, erizándolo.

—¡Rayos! ¡Me asustaste, pajarraco!... ¿Qué haces aquí a esta hora, cuervo de mal agüero? ¿Te caiste de la cama, o mejor dicho, del árbol en el que te cuelgas? —dijo Min tan pronto lo vió sentado en la butaca y con una expresión más pálida y de muerte que de costumbre.

Dongwan dio un respingo. No esperaba que el mortal volteara de esa forma. Aún no se había recuperado de la impresión por su descubrimiento y sin hacer caso a los insultos de Minwoo, respondió lo primero que se le ocurrió.

—Qui-quiero un BloodyMin.

Minwoo observó el digital de la pared que marcaba las diez menos cuarto de la mañana.

—¿A esta hora? ¿Ya te alcoholizaste? El bar está cerrado —le dijo mientras se acercaba a ese lado de la barra.

Dongwan intentó decir algunas de sus frases irónicas y afiladas; pero fue incapaz de pronunciar palabras ni de despegar los ojos de los pectorales que sobresalían de la delgada franelilla. Ya no solo era su parecido con Vic. Tenerlo de frente, con ese atuendo casual y sexy, lo estaba poniendo nervioso y cachondo.

Desvió la mirada hacía una lado y sus duras uñas comenzaron, nerviosas, a tamborilear sobre el cristal. Lo que hizo que Minwoo sintiera un horrible escalofrío.

—Ya deja de hacer eso y dime qué quieres, pajarraco.

—Na- nada. Mejor me voy —Alcanzó a decir. Se levantó de inmediato y salió del local casi de un salto.

Minwoo se extrañó que el amargado vampiro no le saliera con uno de sus afilados insultos. Pensó en que su actitud había sido bastante inusual; sin embargo, le restó importancia y regresó a su labor.

Dongwan se vio de nuevo en la calle y notó que sus manos temblaban. No entendía porque se había puesto tan nervioso cuando Minwoo fijó sus pupilas ámbar sobre él.

Muchas veces había jugado a provocar al tonto mortal, pero nunca le había despertado ninguna clase de deseo, más allá del mero coqueteo. Tal vez lo había estado mirando por demasiado tiempo y el notar su parecido con Vic, le afectó. Sí, eso debía ser. La conversación pasada con su madre y toda la situación con Hye le habían dejado muy sensible, por eso se embelesó con el bruto mortal. Con esos pensamientos en la mente logró calmarse un poco.

Decidió regresar a la mansión, se sentía agotado y confundido. Iba a desvanecerse cuando escuchó la voz de Minwoo pronunciando su nombre. «¿Por qué me llama, justo ahora?» pensó y de nuevo sintió un temblor en su cuerpo.

—¡No te me acerques! —le advirtió tan pronto el mortal lo alcanzó.

—Qué te pasa. Te llamé solo para devolverte esto que dejaste sobre el mostrador.

Dongwan entrecerró los ojos y lo miró con desconfianza. Trataba de volver a su imagen fría y desinteresada. Luego observó, curioso, la botellita de color oscuro que tenía en sus manos.

—Eso no es mío. No suelo tocar cosas que tengas más de cuatrocientos años, y eso debe tener dos siglos como mínimo —comentó ladeando la cabeza con una expresión de fastidio.

—Estaba sobre el mostrador, y por lo vieja que se ve, pensé que era tuya —le dijo con una sonrisa socarrona. Dongwan frunció el ceño con desagrado por su comentario.

Minwoo observó con detalle la botella. Sí parecía muy antigua, no había visto nunca algo como eso. Tenía pequeños grabados en dorado como los que se veían en los libros de magia y pociones. Intentó abrirla para ver qué contenía, pero Dongwan percibió un olor extraño y lo detuvo.

—¡No la abras! —le dijo con un tono alto de advertencia— Eso despide un olor extraño, similar al del muerto que vimos el otro día en el callejón.

Minwoo respingó al escuchar sus palabras, confundido, miró a Dongwan. Sacó el pañuelo con el que se había estado secando el sudor del trabajo y envolvió la botellita.

—¿Qué significa esto, Dongwan? ¿Querías envenenarme? —preguntó. Sus ojos agudos estaban fijos en el vampiro.

—No seas idiota. Si quisiera envenenarte no te habría advertido —se defendió—

—Tal vez lo hiciste porque te salió mal el plan. No pensaste que lo abriría delante de ti. Por eso estabas nervioso y te fuiste tan rápido, porque te sorprendí —acusó.

Dongwan abrió la boca mostrando gran asombro. No podía creer que el mortal lanzara semejante ofensa.

—¡Te dije que no es mío! Y ya cumplí con advertirte así que tú puedes hacer lo que quieras con eso —le dijo y sin despedirse hizo el ademán que siempre usa para desvanecerse.

Minwoo dio dos pasos hacia él, lo sujetó del brazo y cortó sus concentración evitando que lograra escapar. El vampiro sintió un corrientazo que le corrió desde la nuca hasta su parte íntima más oculta. Los ojos le saltaron de la impresión y su garganta exhaló un pequeño jadeo.

Dongwan sacudió el brazo para zafarse y Minwoo apretó el agarré haciendo que su fornido brazo se tensara. No era fácil contener a un vampiro, su fuerza superaba en gran medida a la de un vital cualquiera. Pero él no era un mortal cualquiera, era uno que haría lo que fuera necesario para detenerlo. La inusual actitud del chupasangre le decía que era culpable de todo.

—¡¿Cómo te atreves a tocarme, enano siniestro?! —le gritó y sus amatistas centellearon con una actitud salvaje y amenazadora —¡Te exijo que me sueltes o...!

—¿O qué? ¿Me vas a matar? —le interrumpió en tono sarcástico. Jaló el brazo de Dongwan y lo atrajo más hacia sí, hasta que sus cuerpos estuvieron tan cerca que casi se rozan— ¿Acaso no es eso lo que pretendías? ¡Dime! ¡Qué es lo que hay dentro de esta botella! —insistió en presionarlo.

Minwoo tenía la mandíbula apretada y sus ojos color miel brillaban con una intensidad que parecían de fuego. No sabía exactamente por qué, pero sentía que la muerte de aquel mortal no había sido producto de un virus normal, y si el vampiro tenía algo que ver en eso, se lo sacaría como fuera.

Dongwan estaba impactado; su cuerpo experimentaba una extraña sensación. Sintió un intenso calor aun cuando su sangre era fría, y un golpeteo, fuerte y constante, se escuchaba en su pecho vacío.

Era la primera vez, en sus 700 años, que un mortal lo sometía. Pero que Minwoo lo estuviera sometiendo no era el verdadero problema, sino que le gustaba y tal vez  demasiado. La fuerza y la autoridad con la que lo hacía le dejaban en claro que el mortal no le tenía miedo, incluso sabiendo que él podía hacerle mucho daño con una sola mano.

—¡Suéltame! Ya te dije que no tengo nada que ver con eso —le repitió con una evidente angustia.

—¿Por qué estás tan nervioso? Es la primera vez que te veo temblar. ¿No es eso una evidente muestra de culpabilidad? —le interrogó Minwoo.

Dongwan exhaló, agotado por toda aquella escena. Era cierto que su cuerpo estaba temblando, el rostro de Minwoo estaba tan cerca que podía sentir su cálido aliento. Un aliento de vida que él deseaba beber en ese momento. Podía quitárselo de encima con un movimiento de su dedo meñique, pero ¿quería hacerlo?

—Dime, pajarraco, ¡¿por qué estás tan nervioso?! —le repitió con un elevado tono y su aliento golpeó en los labios del vampiro.

—¡¡Porque me estás excitando!! ¡¡Maldición!! —le gritó, finalmente.

Con un respingo Minwoo lo soltó y dio dos pasos hacia atrás. Sus pupilas ambarinas saltaban de un lado a otro como señal de que su cerebro trataba de comprender lo que había escuchado. Luego de varios segundos de confusión, fijó de nuevo la mirada en el rostro del vampiro. Sus mejillas habían tomado un extraño color y sus pupilas estaban dirigidas hacia el piso mostrando una inusual vergüenza.

Minwoo tragó un grueso de saliva y fue cuando pudo pronunciar palabras— E... Eso fue un truco para que te soltara ¿cierto?... Olvidé que eres un maldito astuto.

—No me importa lo que pienses, pero no tienes por qué ser tan brusco conmigo. Si querías que me quedara solo tenías que pedirlo por las buenas —le respondió con la mirada aún en el piso.

Minwoo mantuvo sus ojos agudos examinando el rostro del vampiro, que se había vuelto de nuevo inexpresivo. Resopló lentamente.

—¿No te vas a escapar?

—No. No tengo porque hacerlo ya que no soy culpable de nada.

—Ok. Voy a suponer que no fuiste tú quien dejó esta botella en mi bar; pero si tu dices que contiene algo que puede ser peligroso, lo mejor es llevarlos a las autoridades.

—Pues llévalo. Tú lo encontraste, te corresponde hacerlo.

—-Oye, pajarraco, quiero creer en tu inocencia, pero tu actitud no ayuda.

—-¡Ya deja de decirme pajarraco! o cuervo. Yo no te digo enano siniestro ni enano musculoso cada vez que te veo.

—Sí lo haces.

Dongwan resopló, agotado. Discutir con el mortal le resultaba divertido, pero en ese momento se sentía vulnerable. Aún le corría cierto temblor por el cuerpo con solo ver sus pectorales. Esos brazos gruesos y el abdomen en el que abultados y deliciosos caramelos eran marcados sin pudor sobre la delgada franelilla, no le dejaban volver a su actitud fría y déspota. Maldijo el momento en el que por un azar del destino, vio al barman bajo la luz de un sol tan radiante como el que esa mañana brillaba en Nolangsaen.

—Oye, pajarra... Dongwan —corrigió—, mis ojos están aquí arriba. ¡Deja ya de distraerte! —le dijo al ver que no dejaba de comérselo con la mirada.

El vampiro regresó sus ojos a los ambarinos del mortal—-. Ok Iré contigo a la oficina de seguridad, pero solo porque igual pensaba ir a ver como está Hye —le aclaró.

Los dos hombres se dirigieron de nuevo al café. Minwoo subió a cambiarse de ropa, pero antes le pidió a Dongwan que lo esperara en la barra de la cafetería. No confiaba en él lo suficiente como para aceptar su propuesta de que cada uno se fuera por su lado.

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Después de una hora de explicaciones y de dejar la dichosa botellita en custodia , Dongwan y Minwoo se dirigieron al área de celdas para visitar a los herederos.

Cuando estuvieron frente a ellos, lo que vieron les espantó:

Eric hacía abdominales colgado cabeza abajo sobre una barra que había mandado a traer. Hye amenizaba los ejercicios del lobo con las notas dulces y nostálgicas en una flauta de pan, que formaba parte de su colección de instrumentos antiguos.

Podía haber pedido su piano o guitarra electrónicos, pero le pareció más apropiada la flauta, por aquello que los antiguos humanos tocaban una armónica cuando estaban presos y hasta se las ingeniaban para hacer música con un pequeño peine y una hoja de papel.

El dueño del bar y el vampiro sexy se quedaron boquiabiertos al verlos tan relajados y tranquilos. Tenían casi dos semanas encerrados y pensaban que los encontrarían ojerosos, malhumorados, golpeados y con muestra de desnutrición. Pero, por el contrario, Eric tenía más músculos y Hye... ¿más cachetes?

—Oye, Hye, te ves fabuloso. Parece que te ha sentado bien estar prisionero al lado de Eric —bromeó Min señalando sus mejillas infladas.

—¡¿Qué estás diciendo?! Si parece una bola de cebo: pálido y relleno. Lo mejor es que salgas de aquí pronto, antes de que los niños te confundan con el Gru que trae los regalos en invierno.

Hye miró a Dongwan con los ojos entornados. Se levantó de su cómoda cama y mostró con orgullo su delgado, esbelto y elegante cuerpo. Solo sus mejillas habían absorbido la buena vida de la cárcel.

—-Si vuelves a decir algo así, primo, sentirás el peso de un Gru en tus costillas —le amenazó.

—¿Qué pasó con ustedes dos? ¿Ya son amigos? No sé si eso me alegra o me aterra —preguntó Min, confundido, con la actitud pasiva de ambos.

Eric soltó sus piernas de la barra y con un giro cayó en el piso adoptando una pose super cool. Hye y Dongwan arrugaron la cara con un gesto de desagrado por la exagerada exhibición del lobo.

—Troll ególatra —exclamó el sensual vampiro frunciendo los labios.

Jung Hyuk se acercó al cristal y le hizo señas a Minwoo para que viera una disimulada cámara de seguridad, que había detrás de una de las lámparas. Estaban siendo vigilados. Por esa razón los herederos acordaron fingir que se llevaban bien, para convencer a sus padres de que no hacía falta aplicar la obligación marital.

—Yo tengo una idea que funcionará mucho mejor que eso —comentó Dongwan. Esta era la oportunidad para poner en marcha su plan.

—¿Una mejor idea?, cuéntanos, Wannie —le dijo Hye de inmediato. Escucharía cualquier cosa, hasta del impulsivo de su primo, con tal de salir de ese lugar, soltero.

El sexy vampiro vio que todos tenían la atención puesta en él.

—Eh... es mejor que te lo cuente en privado —le susurró a Hye.

Hye elevó sus cejas levemente, luego sonrió y se rascó la cabeza— ¿En privado? Ah claro, ¿quieres pasar a mi oficina? — le dijo en tono burlón y le señaló su lado de la celda.

—Sssshiiiii —exclamó Eric en tono de burla y Minwoo apretó los labios para no reírse en la cara del torpe vampiro.

Un pequeño detalle que se le escapó a Dongwan y que tiró a la basura su maravilloso plan. No iba a poder hablar con Hye sin que se enterara el estúpido lobo. La burla de los tres hizo que hirviera la fría sangre y, en un arrebato, golpeó con fuerza el cristal de la celda.

De inmediato, recogió su mano y la arropó con la otra mientras su rostro se mostraba compungido por el dolor. Las lágrimas le saltaron sin querer.

—¡Maldición! ¿De qué está hecho ese cristal? —gritó, adolorido.

—¿Te has vuelto loco? Mira como te pusiste —le dijo Minwoo y tomó su mano entre las de él, observando las pequeñas laceraciones que se había hecho.

—¡Yah! ¡Estúpido Kim! Vas a hacer que nos dejen más tiempo encerrados. Hemos trabajado duro para salir de aquí y tú lo vas a arruinar con tu estupidez —le reclamó Eric.

—Déjalo en paz, Moon. No fue su intención. Wannie solo quiere ayudar —lo defendió Hye.

Dongwan tuvo una cálida sensación al ver que Hye y Minwoo se preocupaban por él. Avergonzado, retiró su manos de entre las de Minwoo. Se estaba sintiendo muy extraño ese día.

Después del incómodo momento Eric llamó la atención de su amigo mortal.

—-Min, qué sabes de lo que está pasando con los vitales. Hemos oído algunas informaciones, pero todo es confuso.

Eric y Hye estaban muy interesados en el tema de los asesinatos. Habían hablado mucho sobre eso y tenían algunas teorías, formuladas en base a la información que les transmitía el guardia que los alimentaba.

Minwoo se sorprendió al saber que habían conversado como inmortales civilizados, pero Eric se justificó diciendo que tenían mucho tiempo libre y las peleas se estaban volviendo aburridas y nada productivas. Aunque, para variar, cada uno tenía una visión diferente sobre el tema.

El barman aprovechó y les contó sobre la botellita que encontró en el mostrador de la cafetería y que al principio pensó que era de Dongwan.

Los dos herederos dirigieron sus ojos hacia el vampiro seductor.

—¡Quééé! ¡Yo no hice nada! —se defendió incluso antes de que ellos abrieran la boca.

El mortal les mostró un holograma que había hecho antes de entregar la botella a las autoridades. Después de observar por unos minutos, Hye reconoció el estilo de fabricación de la botella. Dongwan tenía razón, era de unos dos mil años de antigüedad.

—Cómo era el olor que percibiste en la botella y que tenía el vital del callejón —le preguntó Hye.

Aunque todos habían estado presentes en la escena del crimen, solo Dongwan percibió aquel aroma, y no porque quisiera hacerlo, sino porque mientras Eric y Hye peleaban en el fondo y Minwoo caminaba de un lado a otro, él se moría de aburrimiento. Así que desde su lugar en lo alto del robot come basura, se dedicó a oler todo.

—Yo estuve cerca del vital, cuando me agache para revisar su código, pero no sentí ningún olor extraño —comentó Min.

—Claro que no. Eres solo un vulgar mortal, no tienes un olfato delicado como el mío. Además, con ese abominable perfume que siempre llevas encima, tu epitelio olfativo debe estar muerto —respondió Dongwan y sonrió triunfante. Por fin había recuperado la acidez natural en sus comentarios. Luego hizo una descripción detallada del tipo de olor que percibió en ambos casos.

Hye buscó los ojos de Eric y este lo miró de vuelta. Había un brillo cómplice en las miradas de ambos. Unas horas antes les llegó la información de que el virus había sido creado, y con la información que Dongwan les acaba de dar, algunas de sus teorías comenzaron a cobrar sentido

—Creo que es hora de que salgamos de aquí. Debemos hablar con nuestros padres sobre las teorías que tenemos —le dijo Hye. Eric asintió con un serio y silente movimiento de cabeza.

Dongwan y Minwoo cruzaron miradas, con los ojos y la boca abiertos. ¿Los herederos estaban de acuerdo en algo y dispuestos a salir de la prisión, después de haberse negado por tanto tiempo?

—¿Van a salir? ¿Están conscientes de que si salen de aquí antes del mes, estarán aceptando el compromiso que pesa sobre ustedes? —les preguntó Minwoo, solo para estar seguro de que sabían lo que hacían.

Los herederos arrugaron el ceño y asintieron.

—¡No te atrevas a rendirte, Hye! No dejaré que salgas y te cases con este saco de pulgas alienígenas —le advirtió Wannie.

Los príncipes exhalaron, resignados.

—Si salimos ahora o dentro de un mes, la amenaza del matrimonio es la misma. Nuestros padres van a aplicar la obligación marital —le dijo Hye.

—Pero si estamos libres, tal vez sea más fácil buscar la forma de evadir el compromiso —dijo Eric.

Hye elevó las cejas y sonrió, animado— Y si los ayudamos a resolver este caso de asesinato, tal vez nos perdonen y nos dejen en paz.

—¡Bien pensado! —respondió el lobo. Los herederos chocaron sus manos en señal de acuerdo, y se encargaron de que aquella breve cercanía quedara registrada en la cámara oculta.

El mortal y el sexy vampiro dieron una salto hacia atrás con sus rostros contrariados. Nunca en la vida había visto una escena semejante. Fue tan desconcertante que hasta les dio cringe.

Los príncipes le pidieron al guardia de turno que les solicitara una audiencia con los Lores líderes, para tratar un tema de seguridad nacional.

Después de más de trescientos años de disputas, el hijo Oscuridad y el hijo Luna decidieron dejar a un lado sus diferencias y trabajar juntos para descubrir qué y quién estaba atentando contra los vitales. Pero sobre todo, para liberarse de la obligación marital que pesaba sobre ellos.

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Hola, feliz día, tarde o noche.

¿Qué les pareció este capítulo? ¿Vamos bien o ya se aburrieron?

¿Cuál de los personajes le parece que están actuando mal? O ¿Creen que todos tienen sus razones para su forma de ser?

Cuéntenme, saben que me encanta leerles.

Aquí les dejo también unas notitas ¿Qué piensan de estas leyes de Euduundal?

Notitas:

En todos los cuentos de vampiros, estos no pueden entrar a la casa de un mortal a menos que sean invitados.

En Euduundal es igual: los inmortales no pueden penetrar en las casas de lo vitales a menos que estos los inviten o, que como en este caso, haya una emergencia. Entonces los líderes tienen la potestad de otorgar el permiso y los vitales no pueden negarse porque sería por una razón de seguridad pública

(male) para masculino y (female) para femenino.

Gru: una especie de troll, grande, gordo y muy blanco que construye juguetes y lleva regalos para los niños.. Se asemeja a nuestro papá noel

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