Capítulo 35. Ella Muere y Tú Renaces.
🚨🚨🚨🚨 ¡ALERTA DE PAÑUELOS! 🚨🚨🚨
Flash Back. 600 años antes.
Dongwan entreabrió los ojos. El sabor de la sangre fresca, que se deslizaba por la comisura de sus labios, lo despertó. Recién salía del estado catatónico al que se obligó a entrar, para controlar al demonio que se apoderó de él con la muerte de Son Ya.
De no haber inducido la parálisis de su cuerpo y de sus sentidos, habría matado a Hyugie con sus propias y envenenadas manos. Su demonio vampírico le decía que debía asesinar al niño infectado con sucia sangre lycan. El pequeño Moon era un monstruo en potencia, que con un instinto salvaje y cegado por el odio, había destrozado a la mujer que le dio la vida.
Podía haberlo hecho. Podía haber desgarrado el corazón del heredero y culpar al ataque de los lobos endemoniados por su muerte. Nadie lo habría sospechado. Pero sabía que eso no lo hubiese aprobado su maestra, quién incluso le pidió que ayudara a su asesina. Tampoco sabría cómo explicarle a Hye, el porqué no hizo nada para evitar la muerte de su persona favorita. Por todos estos detalles, el joven vampiro decidió detener a su demonio y entrar en estado catatónico. Alguien más se haría cargo del asunto.
Envuelto en la nube que adormecía su mente, pasó la lengua por los labios para saborear las gotas de sangre que los humedecían. Notó que sus colmillos estaban expuestos y, extrañado, abrió los ojos por completo. En ese momento se dio cuenta de que su padre estaba sentado a su lado; de la herida en su muñeca salía la sangre que lo alimentaba y sanaba.
Go Yoon Kim esbozó una media sonrisa al ver a su hijo reaccionar.
—¿Ya te sientes bien? —preguntó, tratando de acomodar el mechón de cabello pegado a su frente por efecto del sudor y la sangre seca.
Dongwan se sentía agotado y confundido. El estrés de la batalla y la inducción a la catatonia le hicieron olvidar por un momento en dónde estaba y lo que había sucedido.
—¿Qué pasó? —preguntó a su padre.
—Eso es lo que queremos que nos digas —- respondió Ji Sung Dark.
El líder vampiro se encontraba unos metros más allá, arrodillado, con el rostro bañado por las lágrimas, abrazando el cuerpo inerte de su esposa.
No había pasado mucho tiempo desde que todo aconteció. Los cuerpos de los lycan seguían desperdigados por el lugar. El joven Moon aún estaba inconsciente, pero había regresado a su forma de niño humano. So Ji Moon atendía a la madre de Eric, quién estaba muy malherida, pero con vida. Fue cuando Dongwan recordó todo. Se incorporó con brusquedad y miró a su alrededor.
—¡Maldita sea! ¿Por qué llegaron tan tarde? —dijo, sosteniéndose de su padre para levantarse del piso—. ¿Y por qué la estás atendiendo? ¡Esa maldita lycan mató a Son Ya! —agregó, dirigiéndose al alfa lobo y aparentando los dientes.
El alfa Moon arrugó el entrecejos, no solo por el irrespetuoso reclamo del joven vampiro, sino también por lo que decía.
—¿Por qué querría Jessica atacarla? Ella la apreciaba, sabía que Son Ya estaba al cuidado de Hyugie.
—¡Yo qué sé! Eres tú el que deberías explicarnos. Ella y sus perros atacaron a mi tía... ¿Por qué la mataron? ¡Responde, Moon! ¿¡Por qué!? ¡Malditos lobos! —Dongwan gritaba con la voz entrecortada y lleno de dolor.
—Cálmate, hijo. Somos aliados —acotó Go Yoon.
—¿Aliados? Entonces porque no nos dijeron que ese niño es... —Dongwan señaló a Hyugie, pero no terminó la frase, no creyó que fuera necesario.
El alfa Moon se levantó de forma impetuosa del piso y se paró frente al joven vampiro.
—¡¿Qué ibas a decir?! ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué mi hijo está lleno de sangre? ¡¿Qué sucedió con Jung Hyuk?! —le exigió que hablara claro.
—Wannie, por favor, explícate —intervino Ji Sung Dark— ¿Quién hirió a Jessica? Esas heridas no las causó Son Ya.
Wannie retrocedió, abrumado por el interrogatorio, y se recostó en la pared. Por la reacción del Alfa Moon y de su tío no estaba seguro si ellos sabían de lo que era capaz Hyugie. Recordó las palabras de su maestra. Le pidió que se llevara a Jung Hyuk lejos, no quería que nadie viera a su niño convertido en lycan. Comprendió que aquella no había sido su primera transformación, pero... ¿acaso Son Ya era la única que había visto a esa otra bestia dentro del joven heredero?
En ese momento se dió cuenta que las clases tardías que su maestra le daba a Hyugie no eran de control de técnicas marciales. Era otra clase de control el que le enseñaba. Respiró profundo varias veces, antes de responder. No quería que el llanto le rebasara y confundiera sus palabras.
—¡fui yo!... ¡Yo la ataqué! Pensé que había matado a esa maldita de una vez —mintió sin que le temblará la voz. Fue la primera mentira de muchas que rodearon su vida hacia adelante.
Ji Sung lo observó con los ojos entornados. Conocía bien a DongWan, sabía que él no la hubiese dejado viva. Además, el cuerpo de Jessica presentaba heridas de garras y colmillos de lobo.
—Sabes que tengo la autoridad y los métodos para obligarte a decir la verdad, sobrino. Así que piensa de nuevo en lo que vas a decir —le dijo, manteniendo la mirada fija en él.
Un murmullo los interrumpió. Era como un quejido de dolor desprendido del alma. Jessica Moon había despertado.
—Mi... mi Eric..., perdo...na...me. —Su voz silbante dejaba ver que la vida se le escapaba con cada palabra.
So Ji Moon regresó al lado de la loba herida. Trató de mantenerse calmado, pero todo aquello le rebasaba. Jessica había sido el amor de su vida, una mujer amable y tierna. No podía entender el porqué de aquella masacre.
Ella se había ido de la mansión Moon cuando Hyugie era apenas un bebe; abandonado a su esposo, a su hijo y su vida de privilegiada alfa. Su padre, el patriarca de los lycan, la estaba obligando a tomar su lugar junto a él y los suyos. Pero ella no quería esa vida para su hijo, por eso decidió irse y dejarle la crianza de su vástago a su esposo, confiando en que él y los Dark lo educarían con amor y valores de líder.
Esta decisión enfureció al viejo patriarca, que esperaba tener al heredero de su raza lycan, en el niño con linaje Moon.
La mujer intentaba explicarse, pero la sangre fluía a borbotones por su garganta destrozada. No le quedaba mucho tiempo.
—Pro...te...je... a ... mi ...bebé —suplicó.
Entre gorgoteos la loba les contó que su padre la había envenenado a ella y a sus escoltas, transformándolos en endemoniados lobos, para que buscara a su hijo y lo asesinara. Sus ojos desorbitados mostraban el horror que vivió, cuando se dio cuenta de que perdería la consciencia y que quedaría a merced de las órdenes del patriarca.
La mujer jadeaba desesperada; el dolor en su pecho se acrecentaba, pero sabía que debía advertirle a So Ji sobre las intenciones de su padre. El patriarca decidió que el niño se había convertido en un peligro para su raza, ya que estaba siendo entrenado y adoctrinado por los Moon, por eso dio la orden de eliminarlo y la envió a ella para hacerlo.
—... Él... es un... buen niño... Defendió... con fiereza... a su maestra —dijo la loba con una leve sonrisa de orgullo.
So Ji Moon y Ji Sung Dark se miraron las caras, ambos mostraban asombro, entendiendo lo que significaban las palabras de la mujer. Luego, voltearon a ver al niño que empezaba a despertar. Dongwan permaneció pegado a la pared, con los labios apretados y la mirada húmeda clavada en el piso. Go Yoon se apresuró a ayudar Hyugie que intentaba levantarse, pero se iba de lado sin poder controlar su cuerpo.
—¿Qué pasó?... ¡Maestra, dónde están los lobos! —gritó el niño, exaltado.
—Tranquilo, ya todo pasó —le dijo Go Yoon mientras lo abrazaba.
El jovén Moon paseó la mirada por el salón. La sangre y los restos de los cuerpos de lycan le hicieron recordar. Sus ojos, desorbitados, buscaron a su maestra hasta que se toparon con su cuerpo sin vida, unos metros más allá.
—¡No!... ¡Ella no! ¡Mamá Son Ya,... tú no! —gritó desconsolado— ¡Hye, Hye, lo-lo... lo siento! ¡No pude hacer nada! —sollozó. Su cuerpo temblaba como una delicada hoja de árbol en medio del más crudo invierno.
El joven lobo cubrió su rostro con las manos y fue cuando se dio cuenta que las tenía ensangrentadas. Aún temblando, las olfateó. No era su sangre ni la de Dongwan ni la de su maestra. Levantó la cabeza y vio a la mujer que resollaba en los brazos de su padre. Reconoció su aroma en las manchas rojas de sus palmas.
—¡Ella fue! ¡Ella mató a mamá Son Ya! —gritó e intentó liberarse de los brazos del vampiro Kim, que lo sujetaban con fuerza.
—¡Hijo, detente, por favor! Eres un Moon, mantén la calma. Ella está muriendo —le dijo So Ji.
—¡Ya debería estar muerta! ¡Yo mordí su cuello y enterré mis garras en su pecho! —le gritó a su padre. Luego agregó— ¡Suéltame, tío Go! ¡Déjame rematarla por lo que le hizo a mi maestra! —La rabia hablaba por su boca, sin tener conocimiento de lo que decía.
Las palabras de Jung Hyuk confirmaron el peor temor de su padre. El rostro del alfa se contrajo mostrando el dolor reprimido hasta el momento. Comprendió lo que Dongwan no pudo decir: su hijo se había transformado en lycan. Eso significaba que la mitad de su sangre de infectado era tan fuerte como la sangre Moon y que incluso podía llegar a dominarlo. Descendió la mirada hacia la mujer que moriría en sus brazos y una lágrima se escurrió de sus ojos.
—Ji Sung —susurró Jessica, implorando la atención del líder vampiro.
Dark bajó la cabeza. Sus ojos humedecían el dorado de sus pupilas y se escurría por las mejillas hasta caer sobre el hermoso rostro de su amada esposa. Escuchó el lastimero llamado de la mujer agonizante; pero él no quería atender las palabras de quien acababa de apagar su vida y la de su hijo.
—Sé... que no merezco... ni tu... mirada —se esforzó Jessica en ser escuchada—, pero... te suplico... que tomes... lo que queda.. de mi vida... Dame la muerte... si con eso pago... en algo el daño... que te he causado.
El vampiro levantó la mirada y la clavó en los azules ojos opacos que se desvanecían. Nada ni nadie podía pagar el daño que le habían causado. La vida de aquella pobre mujer no le bastaría, y por eso se haría el propósito de ir luego por el verdadero culpable: El patriarca de los lycans. Regresó la mirada al rostro pálido de su esposa, no tenía interés en cumplir el deseo de la loba. Nada tenía él que tomar de ella, puesto que ya el destino se había encargado de cobrarle, y moriría gracias a las heridas causadas por las garras de su propio hijo.
—No te suplico... por mí —insistió la loba, jadeando—. Te suplico por mi hijo.... Sé que... tienes... el poder... como líder... de tu clan. Si tomas mi sangre..., puedes bloquear sus recuerdos... No lo dejes con... la eterna agonía... de saber que hirió de muerte... a su madre... Tomá mi sangre...,Ji Sung, por favor.
El joven Moon no tenía mucha edad, pero sí una inteligencia analítica envidiable. Contempló sus manos ensangrentadas y los espasmos golpearon su cuerpo con mayor fuerza. Su garganta empezó a emitir jadeos profundos, como muestra del dolor que apretaba su pecho con furia. No necesitó de nada más para comprender las palabras de aquella mujer.
—¿Pa-papá? —balbuecó, pidiendo a su progenitor una respuesta que le confirmara o negara sus sospechas.
So Ji Moon se quebró ante los ojos aterrados de su hijo, que lo miraba suplicando que lo negara todo. Pero entre sus brazos tenía a la mujer que más había amado en su larga existencia y que el destino cruel de la sangre le había arrebatado. ¿Cómo negársela a su propio hijo? Exhaló un quejido afligido y enterró la quijada en su pecho, incapaz de mirar a su Hyugie a los ojos.
—¡¡Papá!! —volvió a gritar Jung Hyuk, exigiendo respuesta y luchando por zafarse de los brazos del vampiro Kim.
Ji Sung Dark colocó con suavidad la cabeza de su esposa en el piso. Ningún ojo mortal hubiese sido capaz de seguir sus movimientos. Como un grácil torbellino se desplazó por el salón y se ubicó al lado de la desgraciada moribunda. Ante los gritos de dolor de Hyugie y los ojos vacíos y resignados del alfa Moon; succionó de la muñeca delicada de la loba el néctar de vida hasta que ésta dejó de respirar. Luego, soltó su brazo inerte y se trasladó como brisa que carga el murmullo de la muerte, hasta el lugar en el que estaba pequeño heredero. Sus ojos de vampiro se avivaron y el dorado, inyectado ahora con la sangre de la loba, penetró en las pupilas grises del joven Moon.
—Mataste a mi madre —dijo él, con el tono apagado por la imponente aura y presencia del vampiro.
—Tu madre murió el día en el que tú naciste. Y eso es lo único que recordará, porque así ha sido. Aquí, hoy, ella muere y tú renaces como un lobo de sangre pura. Un Moon, sin recordar siquiera tu otra procedencia. —Con estas palabras el vampiro Ji Sung Dark bloqueó las memorias de aquel día, y su estirpe lycan, de la mente del príncipe heredero Moon.
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El joven Moon fue inducido a un sueño profundo y la calma regresó por unos instantes al lugar. Los líderes sobrepusieron sus sentimientos destrozados para girar las instrucciones necesarias. So Ji Moon salió del salón para notificar a los departamentos de seguridad y salubridad de Euduunddal del ataque a la mansión Dark. Estos se encargarían de retirar y quemar los cuerpos de los lycans. Las cenizas de la loba Jessica ocuparían el lugar que ya tenían en la cripta de los Moon.
Ji Sun Dark cargó a su esposa, debía llevarla a su habitación y prepararla para que Hye Sung la viera antes de que se convirtiera en cenizas. Dongwan se había recuperado de sus heridas físicas y decidió ir por su primo que aún debía estar esperando en el bosque de entrenamientos.
—Dongwan, yo enviaré a alguien por Hye. Necesito que te encargues de llevar a Hyugie con los abuelos lobos —le pidió Ji Sung.
—¡¿Qué!? ¿Por qué? Qué se encargue su padre o cualquier otro de los suyos. Yo voy por Hye Sung, necesito explicarle lo que pasó —refutó el joven vampiro de inmediato.
El líder Dark dejó el cuerpo de su esposa en uno de los muebles del lugar y se paró, inmenso como era, frente al joven.
—¿Qué es lo que piensas explicarle a Hye?
Dongwan retrocedió dos pasos, abrumado por el aura de su tío.
—¿Qué crees que voy a explicarle? La Verdad... el por qué murió su madre.... y. —Se detuvo un momento para reflexionar lo que diría.
Le había prometido a su tía Son Ya que no le contaría a Hye sobre Hyugie; pero él pensaba que debía saber, era muy peligroso. Intentó continuar, pero el aura del líder comenzó a apretarle los pulmones.
—No te he autorizado para que cuentes nada de lo que sucedió aquí y mucho menos a Hye. —Ji sung tenía un tono de voz calmado, pero su aura se volvía cada vez más imponente.
Dongwan emitía pequeños jadeos para controlar la molestia que crecía en él por la actitud amenazante de su tío.
—¿Tú... piensas ocultarlo? —preguntó con estupor—. Esa mujer... era la madre de Hyugie, una lycan. Tío, los licántropos son nuestros aliados, pero los lycans son enemigos. ¡Él es un lycans!
—¡Es un Moon! Esa otra parte ya está bloqueada y eso es lo único que importa. Está siendo educado y entrenado como un Moon.
La voz del líder se elevó para imponer su decisión. Pero Dongwan, a pesar de que sabía que no debía desafiar a su tío, en ese momento pensaba en los intereses de la familia, sobre todo de Hye Sung
—No creo que sea tan fácil, tío. Esa sangre está maldita. Tú no viste en lo que se convirtió ese mocoso. Es un peligro para Hye. No puedo permitir que siga al lado de Hyugie sin que tenga la menor idea de lo que podría enfrentar algún día.
—¡Eso no lo decides tú! Hye Sung es mi responsabilidad.
—¡Soy su tutor!, ¡no voy a mentirle!
Los ojos de Ji Sung centellearon y el dorado se cubrió con pequeñas vetas rojas. Sus cejas se unieron, sus pómulos sobresalieron y su rostro se volvió pálido, sediento de sangre. Su semblante era aterrador.
—Estúpido niño, ¿te atreves a desafiar mi autoridad?— Su voz se volvió gruesa y cavernosa, como venida de las profundidades del infierno—. Yo sé lo que le conviene o no a mi hijo, y en este momento no le conviene un tutor desobediente como tú.
Los párpados de Dongwan se elevaron al máximo y sus labios temblaron.
—¿Qué-qué estás diciendo, tío? —susurró, con apenas un hilo congelado de voz.
—¡Lo que oíste! Ya no eres tutor de Hye, y no volverás a acercarte a él de ninguna forma, hasta que yo decida lo contrario. Si vuelves a levantar tu voz en mi presencia, te sacaré el corazón y lo comeré en la cena. ¡Ahora lárgate! Yo me haré cargo de mi hijo y de Hyugie.
Ese día el corazón de Dongwan huyó de su pecho para siempre y la profunda confianza que había entre tío y sobrino, estalló en miles de pedacitos que se desperdigaron por la estratósfera. El joven apretó las manos y bajó la cabeza para que Ji Sung Dark no fuera testigo de sus últimas lágrimas. Su cuerpo le pesaba como si estuviera revestido de plomo, pero con esfuerzo se desvaneció, y convertido en rafaga de viento, salió de la mansión.
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El joven y sexy vampiro se detuvo cuando llegó a lo profundo del bosque. Jadeando y con la cabeza envuelta en llamas, maldijo cada cosa que vio: los árboles, las rocas, el aire, la noche; a vampiros y lobos por igual. Pero sobre todo maldijo su vida. Gritó improperios hasta que su cuerpo no dio más y, derrotado, se arrojó al piso.
—Nunca creí que mi hijo fuese capaz de hacerte algo así. —Una voz salida de la oscuridad lo sorprendió—. Parece que lo crié mal. No es posible que él prefiera la amistad con esos perros sarnosos, en lugar de tu fidelidad. —El viejo Christian Dark se sentó sobre una roca, apoyado por su bastón.
Dongwan no dijo nada, simplemente continuó con su espalda pegada a la fría hierba. Estaba demasiado aturdido con sus propios pensamientos como para prestarle atención al veneno decrépito de su tío abuelo. Sin embargo, hubo algo que dijo el viejo vampiro que terminó por resquebrajar su maltrecha alma.
—De qué te ha servido ser un vampiro ejemplar. El fiel seguidor del linaje Dark. Estás a un paso de convertirte en un vampiro de élite, y es posible que con el enfrentamiento de hoy, el consejo de los lores te otorgue ese honor. Pero nada de eso borrará el hecho de que acabas de ser destronado de tu alto lugar en la familia, por culpa de un niño lycan.
Dongwan agudizó la mirada, aunque su corazón estaba seco o congelado, eso le había dolido. Las palabras del veterano vampiro hicieron mella en él. Decidió que a partir de ese momento le valdría madre el linaje de los Dark. Sus siguientes movimientos estarían concentrados en obtener su propio beneficio.
Hola, Holaaaa. Feliz Domingo.
Le agradezco al Dios zorro de la montaña Nok por haberme permitido subir este capítulo hoy. Casi que no lo lograba, ja ja ja.
Bueno, espero que hayan tomado sus pañuelos a tiempo. No sé si les hizo llorar o no. A mí sí, pero es que yo soy muy llorona jajajaja.
Qué vida tan perra tuvo la mamá de Eric y qué clase de padre se gastaba. No pues, mejor nacer huerfano, ja ja.
¿Qué piensan de la posisión de Dongwan? ¿Debía decirle la verdad a Hye o no?
Ya vimos porque es tan rebelde el vampiro sexy. Y con ese viejo vampiro susurrándole al oido, pues...
El proximo capítulo ya regresamos al presente y veremos cómo le afecta a Hye y a Eric está historia. ¿Qué piensan? Quiero leer sus comentarios.
Nos leemos. Besitos.
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