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Capítulo 22. El secuestro del menor.



Flash Back

Jun Jin había decidido esperar un tiempo prudencial antes de ir detrás de Andy. Siempre lo hacía de inmediato, pero esta vez, sus palabras molestaron en serio al joven vital y de seguro que si lo seguía en ese momento, lo patearía como solo él sabía hacerlo.

Pero Jinnie no había dicho mentiras; estaba convencido que los músculos no iban con la silueta grácil y delicada de su Dydy. Nada más imaginarlo con el cuerpo como el de Minwoo le daba escalofríos.

Se entretuvo hablando con sus primos, pero sus ojos no dejaban de mirar el sendero por el que se había ido. Se disculpó y decidió ir a buscarlo. Ya había pasado el tiempo suficiente como para que se hubiese calmado. Siguió su aroma por los tres jardines hasta la parte trasera de la casa, donde estaban los almacenes de alimentos y de herramientas. No entendía por qué el vital había decidido caminar por la zona más oscura de la hacienda, si quería conocer esa parte debió esperarlo.

El rastro llegó hasta la pared que delimitaba la hacienda de los Moon de otra cercana. ¿Cómo llegó Andy hasta ahí? Desde la casa hasta ese punto había al menos un kilómetros. Por muy furioso que estuviera sabía que no debía alejarse tanto y menos en un lugar desconocido para él.

Jinnie ya estaba bastante preocupado, pero el pánico se apoderó de él cuando perdió el rastro de Andy. Por más que olfateó toda la zona no lo encontró. Sus huesos crujieron, sus manos comenzaron a quebrarse hasta volverse unas patas con afiladas garras. Su boca se extendió dejando paso a un hocico de puntiagudos dientes. Una vez hecha la transformación, recorrió los kilómetros del muro a todo lo largo que daba. Al no tener resultados de ese lado saltó la alta pared pasando hacía la otra propiedad. Ni siquiera en su forma de lobo lo encontró, el olor de Andy se había desvanecido.

Decidió regresar a la casa y hablar con sus primos para que le ayudaran a buscarlo. Su rastro llegaba hasta ahí, pero era posible que estuviera escondido en algún otro punto de la propiedad Moon. Jinnie tenía la esperanza de que todo se tratara de una jugarreta de Andy para vengarse de él por lo que le dijo. El joven vital era muy inteligente y sabía que Jinnie lo buscaría. Tal vez por eso borró sus rastro y con la hierba fresca ocultó su aroma.

«Sí, eso es» se dijo Jinnie, esperanzado.

Antes de alertar a los mayores, los jóvenes Moon cambiaron a lobos y desplegaron una extenuante búsqueda por los alrededores, pero todo fue en vano.

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La tensión corría por la hacienda como pólvora encendida. Los jóvenes lobos se dividieron: unos fueron a dar el parte al alfa de la familia, que se encontraba conversando con Heechul y Dongwan; Jinnie buscó a Minwoo y le contó lo sucedido.

El olfato más fino y sensible de los Moon era el de Eric, así que el mortal mayor no dudó en sacarlo del rincón en el que se encontraba para que lo ayudara a buscar a Andy .

—¿Cómo que desapareció? Eso no es posible. Hay al menos quince pares de agudos ojos lobunos en esta casa y la misma cantidad de narices, ¿cómo se desaparece un humano? —Exclamó Eric mientras recogía la chamarra que había ido a parar a un arbusto cercano.

—Es mi culpa. Yo lo molesté y salió huyendo de mí. Debí haberlo seguido de inmediato —Jun Jin era un mar de desesperación, sus ojos estaban húmedos y sus manos se frotaban la una a la otra con nerviosismo—. Si algo le pasa no me lo perdonaré nunca.

—No es momento para eso —dijo Minwoo, quien caminaba de un lado a otro con las manos apretadas en puños—. Debemos desplegarnos y revisar las haciendas vecinas. Mi hermano es terco, pero no es estúpido. No se alejaría tanto sin una razón. Esto me huele muy mal.

Un silencio de terror recorrió el espacio detrás de las palabras de Minwoo. Miradas de ojos abiertos y expectantes se cruzaron unas con otras, y en las mentes de los presentes se formuló una interrogante.

Los Inmortales corrieron hasta el lugar que Jinnie les indicó. Comprobaron que las huellas y el aroma de Andy llegaban hasta ahí, era tenue y luego se cortaba de manera abrupta.

Dongwan y Heechul, junto al alfa y los otros lobos mayores, se les unieron al pie de la alta pared de piedra caliza de tono gris azulado que dividía las dos haciendas. Seo Jun tomó su comunicador y llamó al dueño de la hacienda vecina para pedir permiso de entrar en su propiedad. Este le respondió que en su hacienda no había nadie. Él estaba de vacaciones desde un mes antes y habían despedido incluso al personal de apoyo, lo que indicaba que la propiedad estaba totalmente vacía. Al menos eso se suponía. No solo les permitió entrar, sino que le autorizó para tomar cualquier decisión que implicara el bienestar de ambas haciendas

—Nos dividiremos en dos grupos. —El alfa comenzó a dar las instrucciones para la búsqueda—. Uno rastreará nuestra hacienda y el otro irá a la vecina. Recorreremos cada kilómetro si es necesario.

—Si me permites, padre, sugiero que también se revisen las cañadas y sembradíos que están en el camino hacia la ciudad —sugirió Heechul—. No se si ya lo han pensado, pero es muy extraño que un vital desaparezca por sí solo, y mucho menos que salte un muro tan alto. Lo más probable es que un inmortal se lo haya llevado, y si es un mercenario, buscará alejarse lo más posible de esta zona.

Jun Jin cayó al piso de nalgas con los ojos desorbitados, la boca jadeante y sus manos temblorosas. «¿Mercenarios?... ¿Lo... secuestraron?». Las palabras golpearon su mente dejándolo en estado de shock.

El lobo platinado había dicho en voz alta lo que todos temían decir, pero que era la opción más segura: El secuestro. Los mercenarios eran grupos minoritarios en esas épocas, sin embargo, aún existían. En tiempos antiguos estaban formados por mortales malvivientes, que por algunas monedas, secuestraban a otros vitales para entregarlos a seres de la oscuridad. Pero un mercenario mortal jamás se hubiese atrevido a entrar en una propiedad de lobos para secuestrar a alguien, así que debía haber sido un inmortal el que se llevó a Andy.

—¿Hay mercenarios inmortales? Pensé que todos eran vitales —preguntó uno de los lobos jóvenes.

—Los hay, y en su mayoría, teriántropos. Ellos son los que mejor ocultan su aroma a bestia —confirmó Dongwan.

—¿¡Cómo se atrevieron a entrar en mi propiedad!? —gruñó el alfa.

—No parecen haber entrado en nuestra propiedad. No hay huellas de nadie más, solo las de joven vital. Por alguna razón él llegó hasta acá por sus propios pies y el mercenario vio la oportunidad —dijo Heechul.

A pesar de las deducciones del lobo platinado, había muchas interrogantes. ¿Cómo sabía ese mercenario que Andy estaba allí? ¿Por qué se acercó el vital a esa zona, solo? ¿Por qué y desde cuándo habían mercenarios en la propiedad vacía del vecino?

Los dientes de Minwoo crujieron dentro de su mandíbula apretada.

—¡Maldición! ¡Estamos perdiendo el tiempo! —dijo y sin pensarlo dos veces, saltó por encima de la cerca y se lanzó hacia dentro de la propiedad de al lado.

Eric y los otros miembros de su grupo saltaron detrás de Minwoo. Heechul y dos de sus hermanos los acompañaron de ese lado. El alfa Seo Jun y los demás miembros de la familia se distribuyeron entre la hacienda Moon y los sembradíos del camino.

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El piso vibraba con el golpe desesperado de cada paso, perturbando la tranquilidad de la noche. La hierba, húmeda por el rocío nocturno, se aplanó bajo los pies apresurados. La luna guiaba sus ojos e iluminaba un terreno que se extendía, limpio y sereno como alfombra.

Al final de los kilómetros recorridos, el paso les fue interrumpido por altos árboles de hojas tupidas que conformaban un denso bosque, en el que solo se podía entrar por algunos caminos que lo dividían. El olfato de Eric, el más fino de todos los lobos, encontró de nuevo el rastro. El aroma de Andy estaba mezclado con otros aromas, pero aun así pudo percibirlo.

—Encontraste al chico, pero ¿qué hay del aroma del secuestrador? No pudo llegar solo hasta acá —dijo Dongwan.

—También lo percibo y es más de uno —respondió Eric —-Concéntrense y agudicen el olfato hasta más allá del olor a hierba y tierra.

Todos hicieron lo que les indicó el lobo mayor.

—¡Malditos desgraciados! ¡Los voy a despedazar! —gritó Minwoo al sentir el olor a la sangre infectada de los biyangsimjo, oculto entre la hierba y la tierra. Su aura comenzó a cambiar y aún por encima de su fuerte perfume, se pudo sentir un poco de esa esencia salvaje que aumentaba por la rabia.

—Cálmate, Minwoo. No es momento de perder el control. Es lo que ellos quieren —Eric lo sujetó de un brazo. Pudo sentir la angustia y desesperación palpitar en su cuerpo, y era comprensible, pero si se dejaba dominar por la ira perdería algo más que el control.

—¿Biyangsimjo? Están muy lejos de su territorio. ¿Qué es lo que quieren? ¿por qué se arriesgan de esta manera? Ellos saben que los mataremos sin contemplaciones —dijo Heechul, con el ceño fruncido.

El lobo platinado estaba confundido y tenía razón, la situación era extraña. Los biyangsimjo nunca salían de su territorio, se exponían a que cualquier inmortal los dañara, incluso por puro gusto. Estos no solo habían salido, sino que se atrevieron a secuestrar a un vital. Eso era la muerte segura.

—Para mí está más que claro —dijo Dongwan—. Según lo que nos contó Andy del encuentro con ellos en Nongto, estaban detrás de su príncipe lobo. Y en vista de que secuestraron al vital, parece que les quedó el gusto por el kitsune.

Una deducción lógica que no dejó lugar a dudas. Aquello era una trampa preparada por los infectados.

—Pues si quieren al kitsune... ¡lo van a tener! —dijo Minwoo. Sacudió el brazo y se soltó del agarre de Eric. Sin decir más se adentró por uno de los caminos rodeados de alta maleza, siguiendo el rastro de los indeseables infectados. Gracias a su esencia, su olfato era similar al de los lobos.

—-¡Minwoo, espera! No debemos separarnos —le gritó HyeSung.

—¡Hey! Por acá hay más rastros y estos son más fuertes —gritó uno de los lobos hermanos de Heechul.

Sin duda era una trampa. En los kilómetros y kilómetros de bosque habían diversos caminos, y en cada uno podían olfatear con facilidad el aroma de los biyangsimjo, lo que los obligaba a dividirse para tratar de encontrarlos.

—Dejemos los comunicadores abiertos y vayamos cada uno por un camino. Si alguien los encuentra los demás lo sabremos de inmediato.

—Yo iré por el camino que siguió Minwoo. Está muy alterado y si él es uno de los objetivos puede estar en problemas —dijo Heechul.

Dongwan frunció los labios y desvió la mirada. «Estúpido platinado, no pierde tiempo para ir detrás de Minwoo», pensó con desagrado.

—Disculpa Heechul —intervino Hye—, pero creo que Dongwan debería ir con Minwoo. Los Biyangsimjo demostraron temor por los vampiros, así que es mejor que nosotros protejamos a los posibles dos objetivos. Yo iré con Eric.

Eric lo miró sorprendido—. ¿Ahora soy un objetivo? ¿Vas a ser mi guardaespaldas? —comentó con una sonrisa pícara.

—¡Eeish! No es momento para eso —respondió Hye con timidez.

Heechul no respondió a la sugerencia del rubio, solo apretó los labios, dirigió la mirada a Dongwan y entornó los ojos. El vampiro le sonrió y se encogió de hombros.

—Bien, vayamos en pareja por cada camino —acordó Eric—. Si los encuentran detenganlos, pero no los maten, necesitamos capturarlos vivos. Alguien está detrás de todo esto y debemos saber quién es.





Como rafagas de viento, los seres inmortales tomaron caminos diferentes. Los Moon habían adoptado su forma animal, les era más fácil recorrer los caminos en cuatro patas. Jinnie siguió a Heechul quien conocía muy bien el terreno y los otros dos hermanos tomaron otra ruta.

Hye Sung podía haberse adelantado, pero prefirió recorrer el bosque al lado de su lobo, como lo hacía cuando eran unos adolescentes. Sorteando ramas y piedras, saltando caminos escarpados se adentraron cada vez más en la espesura. El ambiente era tenebroso. Iluminadas por el rayo plateado de la luna, las ramas de los árboles hacían sombras espeluznantes a su paso. Si no fuese por la inesperada situación, podía haber sido un gran paseo de reconciliación.

—¿Qué crees que quieren esos indeseables contigo? ¿Por qué se arriesgan tanto para atraerte? Es claro que saben quién eres.

—No tengo idea, pero supongo que no es a mí precisamente a quien quieren. Así como están usando a Andy, creo que ellos quieren usarme para atraer a mi padre.

—¿A tu padre?

—Sí. No se me ocurre otra cosa. Yo jamás he tenido nada que ver con esos seres. Supongo que querrán negociar con los líderes alguna clase de beneficios.

—Pero si fuese por tu padre podían haberse llevado a Jinnie aquel día. Él se quedó solo con ellos, antes de que llegara Minwoo. Sin embargo, estaban esperando por ti, aun sabiendo que eres mucho más fuerte que ellos.

Eric se quedó en silencio por un momento. Lo que decía Hye tenía sentido. Si quisieran negociar con los líderes, Jinnie incluso Hye, les hubiera servido igual. ¿Por qué llevarse a Andy? Él no tenía ninguna conexión con los líderes ni con la familia. Se frenó de repente sorprendiendo al rubio que siguió corriendo por unos cuantos metros más.

—A menos que el objetivo ahora sea Minwoo —dijo el lobo. Sus pupilas se movían inquietas tratando de buscar dentro de su cabeza una respuesta—. Ellos no podían saber sobre él, eso es un secreto de la familia Moon... Significa que se dieron cuenta cuando lo vieron en Nongto, pero ¿cómo? El perfume cubre muy bien su esencia. —Eric hablaba para sí mismo mientras Hye lo observaba con los ojos entornados.

«¿Minwoo es un secreto de la familia Moon?» «¿Por qué van tras él?», se preguntó el rubio. No quería quedarse con la duda, aprovechó que el lobo estaba distraído en su pensamiento para indagar algo más.

—¿Para qué quieren a Minwoo? —le preguntó directo, como en un interrogatorio policial.

—Su sangre es especial —respondió el lobo sin darse cuenta. Eso nunca le fallaba a Hye, pero sabía que no duraba mucho en Eric.

—¿Por qué?

Los ojos grises del lobo se clavaron en él. Estuvo tentado a contarle todo, pero no era el momento.

—Debemos volver. Creo que Minwoo corre más peligro que yo. Si se llevaron a su hermano lo contactarán a él. Esos desgraciados saben lo que están haciendo —le dijo y se puso en marcha, regresando sobre sus pasos.

Todos escucharon la orden de Eric y, aunque estaban en puntos bastante alejados, regresaron en busca de Minwoo. El único que no estaba al tanto de lo que sucedía era el propio mortal. No tenía encendido su comunicador ya que había salido antes de que Eric lo sugiriera.

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Dongwan siguió de frente por el mismo sendero. Usó su visión remota, pero el mortal se había vuelto muy rápido y estaba fuera de su alcance. Unos metros más adelante observó un movimiento extraño en la maleza y se desvió pensando que lo había encontrado. Frenó en seco al toparse con dos figuras humanoides altas y robustas. Sus cuerpos estaban cubiertos de vellos gruesos y sus rostros tenían fracciones de animales: uno de oso y el otro de tigre. Eran teriántropos.

Dongwan dejó escapar un gemido de asombro. Sus cejas se levantaron y su boca quedó entreabierta. Sin dudar ni un segundo apagó su comunicador.

—¿Qué? ¿No nos esperabas? —preguntó el tigre con sorna.

—¿Qué hacen aquí?

—¿Todavía lo preguntas? Te cargaste a nuestro informante, así que vinimos directamente para ver qué pasaba contigo. —Habló el oso.

—¿Ustedes secuestraron al vital?, ¿por qué?

—Oyeee, nos ofendes. ¿Crees que somos mercenarios o asquerosos biyangsimjo? Somos de sangre pura, como tú. —Esta vez respondió el tigre.

—Como yo, jamás; y sí, son asquerosos mercenarios.

—Te equivocas, nosotros somos comerciantes. No secuestramos al muchacho, solo les dijimos a esos infectados dónde podían encontrarlo. No tenemos nada que ver con ellos. Solo fueron negocios.

—¿Para qué quieren ellos al chico?

—Ya te dijimos que no tenemos nada que ver con eso y no nos importa.

—Y deja las preguntas, que eres tú el que debe responder ¿Tiene algo que informarnos? —El tigre mostró sus dientes y agregó—. El viejo está impaciente.

Los ojos de Dongwan bailaron de un lado a otro. La sola mención del viejo le hacía temblar. Retuvo la respiración por unos instantes, debía pensar bien las cosas. La información que tenía sobre Minwoo era jugosa. El viejo estaría feliz de hincarle el diente a algo así. Podría cumplir por fin su ambición, y tal vez, detendría toda esa loca matanza. Sin embargo, eso sería la muerte para el enano musculoso.

Por otro lado, si no decía nada y el viejo se daba cuenta que le estaba ocultando información valiosa, lo mataría a él sin miramientos. Por donde lo viera estaba perdido. Durante toda su vida su destino siempre estuvo pendiendo de un hilo.

Maldijo la hora en la que la curiosidad lo llevó a averiguar el secreto del estupido, y engreído mortal. Alguien más a quien traicionar. Respiró profundo y se armó de valor. A estos dos no podía tratarlos como al miserable mercenario de la taberna aquella. Eran teriántropos de las dos razas más fuertes, y aunque lograra matarlos a ambos, vendrían más.

Para suerte del vampiro sexy, los teriántropos sintieron un aura extraña cerca de ellos y tuvieron miedo de ser descubiertos. Así que decidieron irse.

—¡He!, hay algo extraño en el ambiente, mejor nos vamos —dijo el oso.

El tigre asintió—. Oye, vampiro, nos vamos por ahora, pero volveremos a buscarte. El viejo se impacienta así que más te vale que le tengas algo bueno cuando nos volvamos a ver.

Las bestias desaparecieron y Dongwan exhaló con alivio. Los músculos de su cuerpo estaban tan tensionados que lo que le provocaba era echarse en la tierra a dormir, pero debía encontrar a Minwoo, parecía estar saliéndose de control.

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Una mezcla tóxica de rabia, miedo, culpa y reproche era lo que movía los pies del mortal. Sus lágrimas eran desprendidas de sus ojos por el viento cortante a su paso. No podía perdonarse el haber perdido a su hermano.

«No debí acceder a que viniera en este viaje», «Soy un maldito, estúpido irresponsable» «Si le llega a pasar algo, yo...», «Maldita sea, ¿dónde está?», sus pensamientos se atropellaban en su cabeza aumentando su desesperación. Estaba al límite y lo que contuvo durante años dentro de él se escapaba sin su permiso. Su peor temor se volvió realidad. Su aura demoníaca se expandía fuera de su cuerpo y ahora era visible.

Pero también su olfato se agudizó, percibió aquel maldito aroma con mayor intensidad. Se adentró en lo profundo del bosque. En cuestión de minutos encontró al que lo estaba esperando: un nosferatu, el mismo con el que se había topado en Nongto.

El indeseable estaba de pie en medio del camino. Su rostro gris pálido lucía unos ojos temerosos y preocupados; sus manos esqueléticas temblaban. Había estado esperando al kitsune, pero no pensó encontrarse con este demonio, y tan despierto.

—Así que eres tú, maldito muerto. —La voz de Minwoo se oía distorsionada— Vas a irte al infierno ahora mismo —le dijo con una sonrisa de medio lado.

—¡No-no... no puedes matarme! —dijo el nosferatus visiblemente nervioso—. Si lo haces nunca encontrarás al vital.

Minwoo se carcajeó—. ¿Crees que eso me importa? Ahora mismo lo que tengo es hambre —respondió y sus ojos, antes ámbar, brillaban como un sol nocturno deseosos de ver sangre.

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—Hye, sé que hay cosas que debo contarte y lo haré en su debido momento,... —Eric dejó de hablar y detuvo su carrera. Percibió un aura agresiva. Era tenue, estaba lejana, pero sin duda sabía de quién era.

—¿Qué rayos es eso? —preguntó el rubio, notando también el cambio en el ambiente.

Eric exhaló con pesadez—. Es Minwoo. Esta situación le fue demasiado. Él... no es un mortal común.

—Eso ya lo sé. ¿Es un kitsune?

—Es más grave que eso. Debemos apresurarnos, se está enfureciendo y puede salirse de control. Solo yo sé cómo detenerlo.

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Dongwan los encontró y observó la escena desde detrás de un árbol. No estaba seguro si debía intervenir o no. El nosferatu merecía morir en manos de Minwoo, pero el mortal estaba descontrolado y eso era peligroso hasta para él mismo.

Su aura era terriblemente poderosa. Podía notarse como una figura brumosa de tenue color dorado, de orejas muy puntiagudas y garras afiladas envolviendo su cuerpo mortal. En la parte baja de su espalda, se movían como llamas de fuego, nueve hermosas y frondosas colas.

«Maldición. Si había tantos kitsunes tiernos y ladinos, ¿por qué él tenía que ser un endemoniado zorro de nueve colas? Su cuerpo mortal no va a poder contener a esa bestia», pensó Dongwan mientras decidía si intervenir o no.

Y tenía razón de preocuparse, porque incluso con esa poderosa aura, Minwoo seguía siendo un mortal, al menos la mitad.

Sí, él era el único ser de la raza prohibida. Esa que todos los inmortales temían y que los lores habían tenido que exterminar años atrás: Un híbrido. Y no uno cualquiera, sino el más extraño de todos. Su padre fue un poderoso zorro demonio de nueve colas; su madre, una simple mortal. No existía en la historia de Euudundal un híbrido de mortal.

Los hombres vitales no tenían la fuerza para embarazar a una inmortal. Y si era una mujer mortal la que quedaba embarazada, el niño moría antes de nacer porque el cuerpo de la madre era incapaz de alimentarlo. Prácticamente los bebés consumían a la madre desde dentro y morían antes de dar a luz, muriendo también el bebé. En el caso de Minwoo, el profundo amor de su madre le hizo aguantar hasta tenerlo. El niño abrió los ojos y su madre cerró los suyos.

Dongwan respiró profundo y exhaló lento. Movió su cuello de un lado a otro y se tronó los dedos de las manos. Con paso firme, aunque sus piernas estaban temblando, se acercó a Minwoo. Si el mortal estaba de muy mal humor no solo el nosferatu comería tierra de un  golpe.

—Oye, enano musculoso, déjame esta cosa a mí. Yo le sacaré la información de donde está tu hermano y luego me lo devoraré... Aunque su sabor debe ser horrible.

—No te metas, pajarraco. Esta mordida es mía.

El vampiro se sintió aliviado. Lo llamó pajarraco así que todavía tenía la conciencia de mortal y al menos él no corría peligro, pero no podía decir lo mismo del nosferatu.

—Ya tengo hambre y, de todas maneras, encontraré a Diddy con o sin él —continuó Minwoo—. Despertaron al demonio ahora tendrán que pagar las consecuencias —dijo relamiendo sus labios.

—Eeeehhh. No seas bobo, enano musculoso. Bueno, ya no puedo llamarte enano —dijo Dongwan, observando que el mortal había crecido unos centímetros gracias a su aura demoniaca—. Lo que quiero decir es que tu primera comida en qué ¿siglos? y la vas a desperdiciar comiéndote a un asqueroso nosferatu, ten algo de clase ¿no?

Minwoo apretó los labios para no reír, pero no pudo contenerse. Su carcajada llenó el espacio y relajó su tensión. El estúpido pajarraco estaba logrando calmarlo con su necedad. Calmarlo, algo que hasta ese momento solo había logrado Eric.

El nosferatu los escuchaba y se ponía cada vez más nervioso. No solo se había encontrado con que el kitsune no era un zorro normal, sino que era un demonio zorro; además de eso, ahora se le sumaba el vampiro de élite. Estaba frente a dos seres que lo matarían en un instante y sin compasión. En ese momento lamentó haberse metido en todo este lío con los lycans.

—Si no regreso a la guarida, matarán al muchacho —dijo como medida de seguridad— E-e-e el trato simple, Kitsune. Entregamos al príncipe lobo y te devolveremos al vital.

Minwoo frunció el ceño—. ¿Si quieren a Eric por qué no van por él de una vez?, ¿porque secuestran a mi hermano? Él no tiene nada que ver.

—No somos estúpidos. Sabemos que no podemos llevarnos al príncipe así nada más. —El nosferatus también se dio cuenta que el aura del demonio había descendido y se sintió más confiado para hablar—. Solo tienes que entregarnos al príncipe lobo.

—Hagamos algo. Llévame a mí a cambio de mi hermano. Yo soy una mejor presa para ustedes. Sabes lo que significa tener mi sangre ¿cierto? —Negoció Minwoo.

—Ya te dije que no somos estúpidos. Tú nos matarías a todos sin pensarlo dos veces. Además, a los lobos les interesa su príncipe. El trato es contigo. Kitsune. Lleva al lobo Moon a la montaña Niu en la parte noreste de Salan I Ask, allí te entregaremos a tu hermano.

—¿Qué te hace pensar que voy a entregarles a Eric?

—Eres un demonio zorro, harás lo que te convenga. ¿Qué te convienen, kitsune? ¿La vida de tu hermano lobo o la de tu hermano mortal?

Minwoo agudizó la mirada y sus manos se apretaron en puños.

—Me conviene matar a todo los biyangsimjo, le haría un favor a Euudundal.

—No harás nada que dañe a tu hermano mortal. Demás está decirte que debes ir solo con Moon. Si vemos a alguien más entrando a nuestro territorio, mataremos al muchacho en el acto.

—¡Shiiiii! —expresó con burla—. Así que nos quieren a ambos. Ok, igual Eric y yo no necesitamos a nadie más. Haremos un gran festín con todos ustedes.

El nosferatu sonrió con sarcasmo—. No te confíes, zorro. Tal vez sea tú quien tenga que defenderse del príncipe lobo —dijo mientras se desvanecía.

Minwoo entendió que había algo detrás de las palabras del indeseable. Alguna trampa más los esperaba en aquella guarida. Intentó atraparlo antes de que desapareciera, pero Dongwan se lo impidió tomándolo con fuerza del brazo. El vampiro era un inmortal muy fuerte, sin embargo, el aura del zorro lo repelió y el impacto lo arrojó al piso.

—¡Maldición! Esa aura quema más que el maldito sol.

—¿Estás bien? —preguntó Minwoo, preocupado—. Eres idiota, ¿no sabes que no puedes tocar el aura de un demonio zorro?

— ¿Cómo iba a saberlo? ¡Es la primera vez que estoy frente a un demonio zorro!... ¡Y qué es lo que estás diciendo! ¿que tienes nueve malditas colas y no puedo tocar ninguna? —preguntó, soplando sus manos para calmar el ardor.

Minwoo apretó de nuevo los labios y bajó la mirada para evitar reírse.

—¿Por qué me detuviste? Debiste dejar que lo despedazara.

—¿En serio estás pensando cómo zorro? No expongas más la vida de Andy. Entrégales a Moon de una vez. Total, él es como ellos.

—¿Como ellos? ¿Te volviste loco? Eric es un Moon.

—¡Es como ellos! Por eso lo buscan y están dispuestos a todo para recuperarlo. ¡Mira lo que están haciendo!

Minwoo elevó las cejas muy altas, con sorpresa—. ¿Qué estás diciendo? ¿Qué sabes tú de todo esto?

Dongwan desvió la mirada— Yo... no sé nada,... solo hago deducciones, pero lo que importa ahora es lo que tú vas a hacer, zorro. ¿Vas a traicionar a Andy para defender a Moon?

—¡¡Minwoo!! —la voz de Eric, desde lo lejos, cortó en seco las palabras de Dongwan.

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Hola, hola.

Feliz domingo y feliz inicio del carnaval. Si van a salir de paseo vayan con cuidado y para los que se queden en casa, les invito a leer también mis otras historias para que pases un rato entretenido.

Uy, Pobre de nuestro joven vital, debe estar pasándola mal con esos horribles biyansigsimjo. ¿Por qué se alejó tanto?

¿Qué o a quién quieren los biynagsingjo? ¿A Eric o a Minwoo?

¿o tal vez a los dos? ¿Qué piensan?

¿Qué sabe Dongwan? ¿A quién le tiene tanto miedo? ¿Le dirá la verdad sobre Minwoo? ¿Quién está detrás de todo esto?

Quiero saber cuales son sus teorías de todo esto, ¡cuéntenme!

Ahora sabemos por qué se espantó Dongwan cuando se enteró sobre Minwoo. Un híbrido de una mortal y de un demonio zorro ¿Se lo esperaban? ¿Quieren saber más sobre los padres de Minwoo y de su nacimiento? ¿Por qué se oculta detrás de la esencia del mortal?

Bueno, bueno. Ya están saliendo muchos secretos a la luz, eso solo significa una cosa: estamos en el desenlace, quedan algunos capítulos para el final. Ya me entró la nostalgia, buuuu.

Pero bueno, todo tiene un comienzo y un final. Sin embargo, aún hay aventura y nos faltan dos personajes más por entrar.

Espero que le haya sido de agrado este capítulo. Como siempre, espero sus comentarios con ansias.

Nos vemos el próximo domingo. Abrazos.

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