Capítulo 12. Matar o Morir.
El impacto del agua en su espalda le hizo ser consciente del peligro que corría. Su espectacular abrigo de piel de lanio estaba absorbiendo el agua del océano con rapidez y sus botas, con punta y tacón de tungsteno, eran buena defensa en las peleas cuerpo a cuerpo, pero su peso lo estaba jalando de forma irremediable hacia el fondo.
El agua de mar no era nada beneficiosa para los vampiros, y menos para él, que llevaba varios días sin tomar Bio Sangre adecuadamente. Solo la había consumido a primeras horas del día y fueron apenas tres sorbos.
Se hundió de inmediato a pesar de sus esfuerzos por mantenerse a flote. Trató de quitarse el abrigo y las botas, pero la sal atacaba con rapidez sus articulaciones, inmovilizándolo. Ni siquiera podía transformarse en una simple y estúpida morsa, estaba tan deprimido que no acumulaba la ira suficiente para una miserable transformación. Además que con eso solo mermaría las pocas fuerzas que tenía y moriría siendo una cosa gorda y deforme.
Miró hacia la superficie. Solo pudo distinguir las tenues luces del barco que se alejaban y se distorsionaban a medida que él se sumergía. Pensó en lo irónico de su situación; el único que sabía que él estaba ahí era aquel que justo lo quería muerto. Una gran oportunidad para vengar la muerte de su primo. No lo juzgó, él hubiese hecho lo mismo.
Decidió dejar de luchar, no tenía sentido. Cerró los ojos y con sus brazos extendidos hacia arriba se dejó llevar. Analizó sus opciones y todas dependían de la suerte.
«Si me arrastra una corriente de mar, odiaré aparecer como una bola hinchada en las costas de Nolangsaen... O peor aún, en algún puerto de tierra firme. No les daría una buena primera impresión».
También pensó en la posibilidad de que apareciera un dormilón. El peso del metal en sus botas podrían llevarlo a una profundidad mayor y tal vez toparse con uno. Si estaba dormido se alimentaría de él y sería su salvación; pero si los atigrados ojos del tiburón lo detectaban antes, su hermoso cuerpo serviría de aperitivo al enorme y feroz pez.
De repente, la imagen de Hye iluminó su mente y esbozó una débil sonrisa. ¿Lo extrañaría?, posiblemente. No había sido el mejor primo, pero sí el más consecuente... «Qué estoy pensando, soy su único primo». Luego le golpeó el pensamiento el rostro su madre. Ella de seguro estaría feliz de deshacerse de un hijo tan inutil como él. «Bruja, ni siquiera en estos momentos me dejas en paz».
Decidió que la opción de que se lo comiera un dormilón era la más tentadora. Eso de aparecer deformado, lleno de agua salada y con su hermoso rostro comido por pequeños y estúpidos peces, no era nada agradable ni aesthetic.
Fue el último pensamiento que tuvo hasta que algo lo tomó con fuerza de los brazos. «¡¿Ya me atrapó un dormilón?!» se preguntó, alarmado. Abrió los ojos, entornándolos, para definir qué era aquello que intentaba arrastrarlo... ¡Debía estar delirando por la sal!, porque ni en sus pensamientos más locos podía imaginar lo que vio.
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Lo atrajó hacia sí. Con un brazo rodeó su cintura y con el otro lo desvistió, despojándolo del pesado abrigo, para evitar que siguiera descendiendo. Luego se ocupó de las botas. Dongwan lo observaba moverse con rapidez sobre él y no sabía si era un sueño o realidad. Que el mortal lo desvistiera de esa forma desesperada era algo que de seguro él soñaría.
El cuerpo del vampiro sexy estaba en extremo delgado. No representó ningún esfuerzo para el musculoso mortal nadar con él hacia la superficie. Por fortuna, no estaba tan profundo. Poco tardó Minwoo en darse cuenta que el pajarraco engreído no podía salir del mar por sus propios medios y se lanzó para sacarlo. Lo que para Dongwan fueron horas interminables en realidad sucedió en pocos minutos.
Dos cabezas aturdidas emergieron a la superficie, y con desesperación, tomaron grandes bocanadas de aire. Tosieron ahogados más por el exceso de sal que de agua. Una vez en la superficie el viento los golpeó sin contemplaciones y ambos se estremecieron de frío.
El complejo de salvador de Minwoo le hizo cometer una locura. Podía haber ido a buscar ayuda en el barco para salvarlo, pero en ese momento no lo pensó. La imagen de Dongwan siendo tragado por el mar lo desesperó. Ahora tenía solo una opción. Sin soltar la cintura del vampiro, llenó de aire sus pulmones y amplió el diafragma lo más que pudo.
-¡¡Jung Hyuk!! -gritó con todo lo que le permitió su cuerpo helado. Intentó decir algo más, pero estaba agotado y tiritando.
Dongwan permanecía mudo. Sus ojos, enrojecidos por la sal, se desbordaban sobre sus cuencas por la impresión. Aún no podía creer que no soñaba. El mortal lo sostenía con fuerza como si le importara su vida. Mientras recuperaba el aliento lo observó con detalle. El cabello húmedo estaba pegado al rostro marcando más su mentón cuadrado. Sus labios perdieron su vivo color temblaban de forma incontrolable. Se le hacía difícil nadar un solo brazo, pero aun así, no lo soltaba.
-¿Estás... de-demente? ¿Tienes..., tienes idea... de cuánto cuesta... ese abrigo... que me quitaste? -le dijo con palabras entrecortadas por el frío. Sabía que no era la mejor frase. Un "gracias" hubiese quedado mejor, pero no era su estilo.
-Sí..., pajarraco... De nada... A-ahora trata de bracear... para al menos mantenernos a flote -le respondió castañeando los dientes.
Pero Dongwan ya no podía moverse, se había expuesto demasiado a la asesina sal de mar y apenas le alcanzaban las fuerzas para respirar.
-Ya... puedes soltarme -le dijo con la poca dignidad que le quedaba- No... no vas a resistir... mucho conmigo a cuestas... ¿Se te olvidó que eres... un simple... y estúpido... mo-mortal?... Yo puedo sobrevivir a esto..., tú no.
Minwoo lo miró por primera vez desde que salieron a la superficie. Sus amatistas estaban acuosos y opacos, su respiración era débil y sus labios carnosos parecía una línea que se confundía con el resto de su pálido rostro. Sus brazos flotaban inertes a los lados, lo que era señal de que ya no tenía el control de su cuerpo. «¡Maldición! Está a punto de colapsar» pensó.
-Cá...llate y deja de... hacerte el cool... El mar es fatal... para los vampiros -le dijo. Las palabras apenas le salían; el frío se las tragaba en su garganta. Miró hacia el barco que se alejaba en silencio, con lentitud, como la sombra de un antiguo navío fantasma. Ya no tenía fuerzas para volver a gritar. Sus esperanzas estaban puestas en que el fino oído de su amigo hubiese captado su primer llamado.
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Eric desvió la mirada para huir de los ojos suspicaces de Hye. Este no había quedado satisfecho con su explicación de que la negativa de Minwoo a pasar por la tierra de los zorros ancestrales, era solo su excesiva necesidad de protección.
El lobo líder de la expedición se concentró en explicar a Junjin los pasos a seguir. El menor de los Moon se había levantado y ahora Andy reposaba sobre el sillón.
El vital había cerrado los ojos, pero sus oídos estaban atentos a las palabras de los otros en la mesa. Era claro que ninguno podría dormir esa noche. Las expectativas y los misterios de la difícil travesía los mantenía a todos alerta.
-Eric, préstame atención. Estamos juntos en esto. Si hay algo que tú y Minwoo sepan, lo lógico es que lo compartan con el resto. -Hye insistió en el tema
El lobo volteó la mirada hacia él, de forma brusca, y cubrió con tres dedos su boca. Hye enarcó las cejas con asombro. ¿Lo estaba mandando a callar?
-¿Escuchaste eso? -le dijo el lobo con la mirada fija en sus ojos dorados.
Hye negó con un movimiento de cabeza y arrugó el entrecejo en un gesto de confusión. Los dedos del otro seguían suaves sobre sus labios.
-Yo sí lo escuché. Parecía la voz de Minwoo -respondió Jinnie.
Eric retuvo la respiración y sus ojeras se afinaron haciendo leves movimientos de un lado a otro. -¡Sí! es él y gritó mi nombre completo. ¡Debe estar en peligro!
Eric se levantó de la silla de un salto. Los otros dos hicieron lo mismo. Incluso Andy se incorporó con rapidez.
-¿Qué pasa con mi hermano? -preguntó nervioso.
-No lo sé, pero él solo dice mi nombre completo cuando hay una situación muy seria o está en peligro... Su voz se oía algo lejana. Separémonos para buscarlo por el barco.
El Odisea no era un barco común. En sus años dorados fue uno de los cruceros más grandes del mundo antigüo, con 362 metros de longitud, 66 de ancho y 18 cubiertas que habían albergado a unos 6.000 pasajeros. Y aunque ahora se había transformado en un barco de segunda, que transportaba solo a humanos de bajos recursos, mercenarios disfrazados de gente decente o a inmortales encubiertos, seguía siendo un monstruo sobre el mar.
Pero ellos tampoco eran hombres comunes y de inmediato armaron estrategias para buscar a su amigo.
-Separémonos y tratemos de cubrir todas las áreas posibles sin llamar la atención. Por como se oía su voz, puede estar encerrado en algún en un almacén o nevera. Andy, si lo encuentras, no actúes solo. Pronuncia mi nombre completo y el lugar. Iremos de inmediato. Revisa las cubiertas bajas. Jinnie, Hye y yo iremos a las más altas. Nos encontraremos en la primera cubierta, en la proa.
Eric impartió las instrucciones y corrió hacía las escaleras. Sus manos estaban cerradas en puños y sus dientes apretados. Sabía que Minwoo no era de meterse en problemas ni de pedir ayuda por cualquier cosa. La situación en la que se encontraba debía ser de vida o muerte. Un jadeo cargado de preocupación se escapó de sus garganta. Si algo le pasaba a su amigo jamás se lo perdonaría.
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Los movimientos de Minwoo se volvían más lentos y sus piernas comenzaban a entumecerse. Hizo un gran esfuerzo para que su brazo no soltara la cintura de Dongwan.
-Mi... Minwoo...
El mortal volvió la mirada hacia él, sorprendido. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Fue un susurro dulce y cálido. Ideal para el momento.
-No hables... Ahorra tus fuerzas -le interrumpió con suavidad.
-Esucha....me. Hay...hay una forma...de salir vivos... de esto.
Minwoo lo miró con mayor atención. ¿Cuál sería el delirio del vampiro sexy ahora?
Dongwan trató de respirar profundo y tomar energía para continuar hablando.
-Permite... que... te... muerda. Te...volverás... inmortal. Podrás sobrevivir... y yo... recuperaré... mis fuerzas -dijo. Sus párpados estaban cerrados, su voz era un hilo que se escurría de su garganta con una seriedad poco común en él.
Minwoo elevó las cejas, abriendo los ojos lo máximo que le permitió la sal del ambiente. Jamás se imaginó estar ante una propuesta como aquella. El rostro del Dongwan lucía demacrado; se estaba secando y su deseo de sangre se incrementaba peligrosamente.
En una situación como aquella, nada le impedía al vampiro sexy morderlo a la fuerza y tomar lo que necesitaba para sobrevivir. El hecho de que se lo pidiera, era señal de que sus fuerzas le habían abandonado por completo. ¿Acaso estaba muriendo?
En aquella circunstancias la propuesta de Dongwan sonaba razonable. Ambos sobrevivirían si le daba permiso a una mordida. Sin embargo, había dos detalles que la hacían impensable para él.
Primero: Dongwan estaba casi inconsciente. Ese era un estado en el que todo inmortal se separa del lado humano para dar paso al animal. El sabor de su sangre, fresca y vibrante, despertara a su depredador y no podrá detenerse. Lo mataría por instinto, como en la antigua historia del escorpión y la rana. Y segundo punto. En caso de que el vampiro realmente se detuviera, dejándolo en el umbral de la muerte, él se volvería totalmente inmortal y eso era algo que había estado evitando toda su vida.
Era un momento de terrible dilema. Dejar que Dongwan muriera en sus brazos o dejarse devorar por él.
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La carrera reunió a los dos herederos de nuevo en la proa. Ninguno logró encontrar a Minwoo y se dieron cuenta que Dongwan tampoco estaba por ningún lado.
-Hemos revisado cada rincón del barco, solo se me ocurre que puede estar en el mar -dijo Hye analizando todas las opciones.
-¡¿En el mar?! - dijo Eric y trató de recordar la voz de su amigo llamándolo.
Era algo extraño, pero también una posibilidad y había que intentarlo. Sin embargo, revisar el mar desde proa hasta popa, por ambos lados, tardarían demasiado y habían perdido un tiempo valioso.
Eric llamó a su hermano, que estaba en el tercer piso del barco, le ordenó que buscará a Andy y se reuniera con él en la proa. En menos de cinco minutos estaban todos reunidos. Los dos lobos eran los que tenían los oídos más finos, así que se dividieron: Uno fue a estribor y el otro a babor. Desde un punto central gritarían el nombre de Lee Minwoo hacia el mar, esperando que estuviera consciente y les diera una pista.
-¿Crees que te escuche? El viento está muy fuerte y él es un mortal. No tiene tu oído -preguntó Hye que había acompañado a Eric a estribor.
-Me escuchará, no olvides que yo lo entrené. Si no ha vuelto a gritar es porque está ahorrando energías. Así que tu idea de que esté en el mar no es tan descabellada. Él estará alerta y esperando mi respuesta a su llamado -le dijo y de inmediato, gritó el nombre de Minwoo contra el helado viento de la madrugada.
Lo mismo hizo el joven lobo desde el lado de Babor. Su diafragma y pulmones se ensancharon para proyectar la voz, y que esta remontara al viento. No necesitaba repetirlo. Una sola llamada era suficiente; ahora debía agudizar su instinto de lobo para esperar la respuesta.
-¿Dónde está mi hermano? ¿Por qué no volvió a gritar por ayuda? -le preguntó Andy a Jinnie. Sus ojos estaban húmedos y su rostro contraído por el temor de que algo muy malo le sucediera a su hermano.
-Te prometo que lo encontraremos -respondió el lobo.
-Vuelve a llamarlo, por favor. Tal vez no te escuchó -le dijo Andy. Su voz era de súplica.
-No te preocupes, él escuchará. Si sigo gritando, mi voz tapará su respuesta. Ten un poco de paciencia. Minwoo no es un mortal común. No se dejará vencer y meno por una simple agua salada.
Las palabras del lobo calentaron el corazón del vital. Se sintió tan acompañado y protegido en ese momento de vulnerabilidad, que sin pensarlo, abrazó a Jinnie. El lobito abrió los ojos, sorprendido. No supo cómo reaccionar. Después de un momento, acarició la larga y dorada cabellera.
Después de cinco minutos, llegó la ansiada respuesta. Solo tres palabras pronunciadas en un susurro, que solo los oídos y el corazón de los lobos pudieron captar: Mar, popa, Dongwan.
-Está en el agua, hacia la popa y Dongwan está con él -dijo Eric y corrió hacia el lugar indicado, seguido por Hye.
Cuando llegaron al área de la popa ya Jun Jin y Andy estaban ahí. El joven vital no tenía la visión tan agudizada para verlo en la oscuridad, pero igual elevó los brazos e hizo señas para que su hermano supiera que la ayuda había llegado. Su rostro tenía una humedad salada, el mar estaba en sus ojos.
-¡Maldición! ¡Están lejos! -exclamó Eric y giró de nuevo instrucciones -Andy, corre. Dile al capitán que detenga el barco. Jinnie, busca algo que podamos arrojar para que se sostengan. Un inflable, una cuerda, lo que consigas. Arranca un pedazo de madera si es necesario.
-No hay tiempo para eso, Eric. Yo iré hasta ellos -Le dijo Hye, dispuesto a una transformación rápida. Pero la mano de Eric, fuerte sobre su hombro, lo detuvo.
-Recuerda que no debemos usar transformaciones. No podemos tirarnos la misión. Lo resolveremos como mortales.
Un bote inflable de rescate, atado a una cuerda, logró encontrar el joven lobo. La tripulación estaba ya en alerta y el barco se detuvo. Algunos marinos llegaron para hacerse cargo del rescate y lanzaron luces de bengala para iluminar a los náufragos. Luego el bote salvavidas fue echado al mar, pero ellos estaban muy lejos y la cuerda se quedó corta.
Eric resopló por el inadecuado equipamiento de estos barcos que trasladaban mortales. El bote tenía capacidad para dos personas, si uno de los marinos lo abordaba para ir hasta ellos, no podría subirlo a ambos. Alguien tendría que necesariamente quedar en el mar.
-Jun Jin, cuando te avise, corta la cuerda -Moon volvió a tomar el mando de la situación- Yo llevaré el bote hasta ellos, soy nadador profesional, especializado en rescate marino -les dijo a los marineros.
Ellos no estuvieron de acuerdo, pero Eric no escuchó los peros ni las negativas de los marineros. Se quitó los zapatos, la chamarra de Hye que aún llevaba puesta y se lanzó al agua. Se sumergió y su cuerpo reaccionó a las heladas corrientes que le hacían oposición. Todo en él se erizó; su largo cabello castaño ondeaba con los movimientos de su cuerpo al bucear por debajo del agua. De repente sintió un oleaje más fuerte por encima de él. Algo había entrado al agua. Su sorpresa fue cuando vio a Hye nadando en la superficie.
Eric buceando y Hye nadando, llegaron al bote salvavidas casi al mismo tiempo.
-¡¿Por qué te lanzaste?!... ¡Sube al bote!, yo lo llevaré. Tú no debes exponerte al mar tanto tiempo -le ordenó Eric mientras le hacía señas a Jinnie para que cortará la cuerda.
-Estaré bien. Unas gotas de mar no me mataran. Noté que Dongwan está inconsciente. Tengo que reanimarlo antes de subirlo a cubierta. Si a algún marinero se le ocurre darle respiración boca a boca se lo comerá ahí mismo -respondió Hye, con un tono divertido.
Con la velocidad de la que son capaces los inmortales, llegaron hasta los otros dos. En efecto, Dongwan estaba en las últimas: inconsciente, casi cadavérico por la falta de alimento y la exposición al mar. Minwoo se veía pálido por el frío y exhausto, pero en mejores condiciones que el otro. Su brazo izquierdo sujetaba la cintura del sexy vampiro y en su hombro reposaba la cabellera azabache.
No pronunciaron palabras. Casi como si lo hubiesen ensayado, Hye subió al bote y tomó a Dongwan de los brazos de Minwoo. Ayudado por Eric, lo jaló hasta subirlo por completo. Se sentó y lo acomodó colocando la cabeza de este en su pecho.
-Necesita... alimentarse -dijo Min, con un hilo helado de voz.
-No te preocupes, Hye sabrá qué hacer. Tú ¿estás bien?
-Muy... fresco -bromeó.
Eric y Hye insistieron a Minwoo para que subiera al bote y descansara, pero respondió que si subía tendría menos espacio para atender a Dongwan. Para él era ya un alivio el que ellos estuvieran allí.
-Ten cuidado cuando lo reanimes. Hay muchos ojos puestos sobre nosotros -le advirtió Eric a Hye. Luego tomó la cuerda que sobresalía del bote y amarró a Minwoo a su espalda para que este no tuviera que hacer mucho esfuerzo en nadar.
En el barco los vítores y aplausos se dejaron oír. Todos estaban felices viendo el increíble rescate. Incluso algunos marineros bromeaban con tomar clases de natación con esos dos.
Para facilitar la entrada del bote salvavidas se abrió la compuerta de desembarco, ubicada en la parte baja de casco, en estribor, y varios marineros y un equipo de asistentes médicos se apostaron cerca de la entrada para atender a los caídos por la borda. Andy y Jinnie bajaron también para esperarlos.
Hye se acomodó para darle la espalda al barco y poder reanimar a DongWan sin ser visto. Separó los secos y pálidos labios e introdujo el dedo índice en la boca de su primo. Rozó uno de sus colmillos bajos con un poco de fuerza para romper la piel de su dedo. La sangre comenzó a salir, un poco lenta al principio por la sal, pero después de un momento, la boca de Dongwan se impregnó con el sabor de Hye.
De haber estado consciente, aquel acto sería algo que enloquecería de gusto al vampiro sexy. De hecho, en lo que despertara tendría que ver cómo sacárselo de encima, sino de seguro que absorbería toda su sangre real, con desesperación.
Supuso que con unas cuantas gotas sería suficiente para que despertara, después lo alimentaría con Bio Sangre. Sin embargo, a pesar de que incluso metió otro dedo en su boca y la sangre se le escurría por las comisuras, Dongwan no reaccionó.
Hola. Holaaaaaa.
Feliz domingo.
Casi que no llego a publicar este capítulo. Estuve todo el día atareada. Y de hecho, tuve que dividirlo para darles aunque sea algo este domingo.
Espero que les haya gustado. Creo que los chicos nos muestran, con este capítulo, que a pesar de sus diferencias y constantes peleas, son capaces de apoyarse los unos a los otros,en momentos de crisis.
Aunque Minwoo cometió un error que pudo costarle la vida. ¿ Qué piensan? ¿Hizo bien al lanzarse a salvar a Dongwan?
Y no les parece que Eric está más tierno con Hye?
Cuéntenme qué les pareció.
Gracias.
PD. No tuve tiempo para corregirlo, así que disculpen algún errorcito. Y si pueden señalarlo, mejor. Je je.
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