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||Capítulo 45: Celo(+18)||(Final¹Parte⁶/⁷)

1 año y medio después...

Hace 6 meses que Greco y Gustabo vivían juntos en casa del alfa, con consentimiento de Conway, que había aceptado finalmente dejar a su cachorro hacer su vida, pero claro, sin separarse realmente, tenían el trabajo y visitas de vez en cuando.

Actualmente, Gustabo y Greco se encontraban en la cocina haciendo el desayuno, ambos aún en pijama y con cabellos desordenados, pero así les gustaba a ellos.

La tranquilidad y comodidad en aquella casa reinaban, un día de descanso como era cada semana, solo para ellos.

Hotcakes con cajeta, fruta y un vaso de leche al lado, algo rico de desayuno.

-Espectacular-

Dijo Gustabo viendo la obra maestra que había hecho de desayuno con su pareja.

-Provecho-

Y así, procedieron a comer tranquilamente.

[•••]

Greco se encontraba tomando una ducha, ya Gustabo había tomado una primero, así que se dispuso a tomar su tiempo, disfrutando del agua tibia.

Después de varios minutos cerró el grifo para salir y comenzar a secar su cuerpo aún en el baño.

Se colocó la ropa interior, después un pantalón negro, cuando estaba por ponerse la camiseta, el olor de su pareja hizo que se detuviera.

Lo pensó unos segundo para seguido abrir lentamente la puerta asomando un poco su rostro, mirando a Gustabo frente al espejo del tocador en la habitación que compartían, apoyando sus manos en el mueble y soltando pequeños suspiros, viendo por el reflejo del espejo como mantenía sus ojos cerrados y rostro con un pequeño rubor.

Su dulce omega estaba en celo.

Salió solamente en pantalón para acercarse a Gustabo y llevarlo a la cama para recostarlo con cuidado.

-Iré por tus supresores y un vaso con agua cariño, vuelvo rápido-

Pero antes de poder separarse Gustabo lo había tomado de la mano.

-Alfa n-no, espera-

Dijo mirándolo con sus ojos azules.

-Yo, te quiero a ti, n-no a los supresores-

Greco parpadeó un par de veces, el primer celo de Gustabo estando viviendo juntos el omega había exigido sus supresores, pero ahora quería pasarlo junto a él, sería una primera vez.

Sonrío para inclinarse y darle un suave beso en los labios.

-Está bien Gus, sólo deja busco un preservativo-

El omega asintió levemente a su alfa, quien se acercó a un cajón del tocador, sacando un pequeño paquetito de color plateado.

Se acercó a la cama, y se colocó sobre Gustabo, acorralandolo contra el colchón, acomodándose entre sus piernas y comenzando a besarlo de una manera lenta y dulce.

Gustabo paso sus brazos por los hombros de Greco, con un pequeño suspiro de calma al tener a su alfa junto a él, cerrando sus ojos siguiendo aquel beso.

El beso tierno pasó a uno más necesitado y húmedo, comenzando a bajar poco a poco por el mentón, lentamente por el cuello, dejando leves mordidas que hacían suspirar al rubio.

Se separaron un momento solo para poder sacarle la camiseta a Gustabo, para nuevamente seguir con los besos.

Continuando en el cuello, bajó a las claviculas y de allí, al pecho, mirando ambos botoncitos de color rosado, con su lengua jugueteando con uno y el otro masajeandolo con las yemas de sus dedos.

Los pequeños suspiros y jadeos se hacían más audibles, motivando más al alfa para continuar y poder escuchar más esos eróticos sonidos de su omega.

A los minutos Gustabo estaba completamente desnudo y un poco avergonzado, pero los tirones en su vientre a causa del celo le hacía olvidar la vergüenza, necesitaba de su alfa ya.

–A-alfa–

Llamó con voz entrecortada en un sutil gemido, tensando al alfa que lo miró fijamente relamiéndose los labios.

–Puede que esto sea algo incómodo–

Susurró Greco, dándole un dulce beso en los labios, dejando un poco confundido al rubio, quien segundos después entendió porque lo decía.

–E-espera~–

Gimió suavemente cubriendo su carita con sus manos al sentir la lengua de su alfa pasar por sus muslos de la parte interna, y desviarse a su pequeña entrada, lamiendo del lubricante y adentrando un poco su lengua.

Greco seguía en su labor escuchando los pequeños gemidos y suspiros que soltaba su dulce omega, sin duda la mejor melodía.

Unos minutos fueron suficientes para tener preparado a su pequeño, separándose mirando el rostro rojito de Gustabo.

Soltó una sutil risa al ver cómo el omega hacía un puchero, al parecer ansiaba de más.

–G-greco–

Se quejó mirándolo con ojitos vidriosos por el celo y el placer que estaba experimentando anteriormente.

–Lo sé, espera un momento cariño–

Se separó para quitarse el pantalón y la ropa interior, dejando a la visa su miembro encontrándose éste ya erecto por los sonidos eróticos de su pareja.

Tomó el preservativo, rompiendo el empaque con cuidado y colocándoselo correctamente.

Gustabo solo miraba los movimientos de su alfa, ansiando de poder sentirlo dentro, lo necesitaba.

–¿Crees estar listo?–

Susurró con cariño volviendo a quedar entre las piernas de Gustabo y acorralarlo en el colchón.

–Si–

Dijo suavemente pasando sus brazos por el cuello, abrazándolo.

Greco en esa misma posición, bajó una de sus manos, para poder alinear su miembro en la entrada de Gustabo, comenzando a meter lentamente la punta, sintiendo como su omega se aferraba a él.

–¿Te duele?–

Gustabo negó.

–S-sigue–

Entre besitos y mimos fue adentrando más su miembro, hasta estar dentro del todo, estando quieto para que su pequeño se acostumbrara.

Unos minutos pasaron cuando Gustabo sintió más tirones en su vientre, moviendo sus caderas de a poco sintiéndose incómodo, pero bien a la vez, una mezcla extraña que experimentaba por primera vez.

–Muevete–

Jadeó abrazando a Greco, quien le dió un tierno beso en la mejilla para proceder a pequeñas embestidas.

De a poco aumentaba el ritmo, haciendo gemir y suspirar a Gustabo, quien en un punto del acto, comenzó a pedir más al chocar con ese punto que lo hacía delirar.

–M-más, más~–

Pedía cerrando sus ojos y arañando levemente la espalda de Greco, quien entre algunos jadeos y pequeños gruñidos aumentó más sus movimientos.

La habitación era llenada de dulces gemidos, roncos gruñidos, el choque de pieles aperladas, las feromonas a tope de ambos mezcladas en aquel momento tan íntimo y el crujir de la cama.

Estaban por llegar, ambos lo sabían, el como Greco comenzaba un movimiento aún mayor al ritmo que llevaba, y el cambio de voz en Gustabo, como los dulces gemidos que salían de su boca se volvían más agudos y llenos de placer.

–Omega~–

Gruñó de placer al sentir próximo el orgasmo.

–¡A-Alfa!~ ¡Márcame!~–

Un gemido lleno de satisfacción llenó la habitación y un gruñido llenó de placer ahogado en el cuello del omega por parte del alfa.

Ambos habían llegado al ansiado orgasmo, y a la vez, Greco marcaba a Gustabo, enterrando sus dientes en aquella zona del cuello dónde iba la marca.

Al terminar y regular sus respiraciones, Greco salió de Gustabo, tumbandose a su lado para, con cuidado, quitar el preservativo, amarrandolo y tirandolo en un pequeño bote de basura al lado de la recamara.

Una vez hecho eso, abrazó con amor por la cintura al omega, pegándolo a su pecho, y Gustabo acurrucándose en Greco cerrando sus ojitos agotados.

Dándole caricias en el rubio cabello, al poco tiempo quedó dormido junto a su pareja.

Era momento de descansar aprovechando que la primera oleado del día había terminado.

De momento, claro, y solo del primer día, también cabe recalcar.

Gustabo siempre tenía un celo de 3 días.

Tocaba llamar a Conway que no podrían ir a trabajar







































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/suelo
/me se hace bolita
/do se le vería morir, pero de vergüenza

1272 palabras

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