||Capítulo 1: Calle||
Un niño de cabellera rubia estaba echo bolita en una esquina de un callejón el cuál tenía muy poca luz, cubierto con unas mantas sucias y desgastadas intentando protegerse del frío.
Más de tres meses que estaba viviendo en las frías calles, el orfanato en el que vivía fue atacado y solo él logró escapar de las malas personas que se llevaron a sus amigos y las personas que cuidaban de ellos.
Más de tres meses en que se las arreglaba el solito para sobrevivir, a veces comía, la mayoría del tiempo no, algunas veces recibía algunas monedas o algo de comer dado por alguna buena persona, pero eran pocas las veces.
Algunos alfas o betas malos intentaron más de una vez llevarse al pequeño con mala intención, pero siempre alcanzaba escapar.
El niño era un omega, el cuál nunca fue adoptado y ahora estaba en la calle, sin saber cuándo sería su primer celo, y sin saber qué hacer si llegaba a pasar.
Nuevamente miró al cielo, encontrándose con el cielo estrellado, era de noche, y hacía demasiado frío para él.
-Una noche más...-
Susurró a sí mismo, abrazándose aún más fuerte, cada vez sentía menos sus esperanzas de sobrevivir.
Pero, sorprendiendo al menor sin saber que ocurría, aquel frío que sentía, se convirtió en calor, un calor que de a poco a poco incrementaba, hasta el punto de obligar al rubio a quitarse esa manta desgastada comenzando a echarse aire con sus manitas.
-¿Qué me p-pasa?-
Se preguntó a sí mismo más que confundido y preocupado, pues ahora mismo sonidos raros salían de su boca sin que el quisiera hacerlos.
-Mgh~ c-caliente-
El cuerpo que sentía caliente estaba anunciando que ya estaba listo para procrear cachorros, era el celo de Gustabo, su primer celo.
Rápidamente el dulce olor fue captado por alfas que caminaban por fuera del callejón, algunos teniendo fuerza de voluntad seguían su camino, pero, uno que otro, no, siendo débiles al dulce aroma de un omega en su primer celo.
El menor miró como unas siluetas se asomaban por el callejón, entrando lentamente en este.
Miedo.
Comenzó a sentir miedo, no sabía que le ocurría, su cuerpo quemaba, las lágrimas caían por sus mejillas mientras sentía humedecer su ropa interior por algo que no sabía lo que era.
Escuchó voces que comenzaban a discutir, lo cual solo lo asustaba más.
Cerró sus ojos con fuerza al ver a un hombre extraño acercarse.
Pero en eso, un quejido de dolor lo hizo abrir sus ojos con miedo, habían tres hombres en el suelo removiendose por una corriente eléctrica.
-Quiero esposados a los malditos anormales, ¡YA!-
Dejó de llorar por el momento al escuchar esa voz tan imponente, sabía que estaba bien, estaba a salvó, pues estaba viendo como tres policías arrestaban a los sujetos y se los llevaban mientras otro miraba todo sobre su vehículo, y un hombre se acercaba a él con un taser en mano, arrodillando una pierna y apoyándose en la otra frente a él.
-¿Estás bien?-
Le preguntó de manera suave y calmante, a comparación de el tono tan imponente usado.
-N-no-
Balbuceó mientras nuevas lágrimas bajaban por sus mejillas, entonces captó el olor del omega en su primer celo.
-Te llevaré conmigo, iremos al hospital-
El mayor cargo al niño en brazos evitando oler el celo al igual que sus agentes, se sentía el menor tan ligero, y simplemente este se acurrucó en el hombre que lo estaba ayudando.
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Estoy nerviosa pero emocionada por publicarlo xD
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