❥︎ꨄ︎ C. 001 ☀︎︎
La sala de estar de Cheongwadae se encontraba en un sepulcral silencio, Kim YeWang tenía una mirada gélida ante lo recientemente escuchado y Woo SuJin no estaba nada diferente de su esposo; TaeHyung era un mar de nervios internamente al no recibir respuesta de sus progenitores y siquiera una reacción. Ambos mayores se miraron de soslayo para verificar la reacción ajena y Tae no pudo hacer nada más que suspirar bajando un poco la mirada, sentía que tendría una reprimenda en menos de lo podía estimar, sin embargo, no ocurrió y lo único que escucho fue un suspiro salir de entre los labios de sus progenitores.
—¿Es por eso que estabas actuando extraño? —Preguntó suavizando su dura expresión—. ¿Querías mudarte? —Volvió a cuestionarlo, el menor de los presentes elevó su mirada.
—Quiero estudiar en la universidad en Daegu, quiero tener una vida estudiantil normal. Sin guardaespaldas de por medio —aclaro tragando saliva y sin apartar su vista de los oscuros iris de su progenitor.
—Bien —aceptó, y Tae abrió sus párpados con asombro.
—¿De verdad puedo? —Intentó confirmar, ilusionado ante la respuesta de su padre seguido de su madre que no dudó en darle su aprobación.
—¿A qué universidad piensas ingresar? —Indagó mientras sacaba su móvil—. Estas fuera de tiempo en las inscripciones —informó a su primogénito.
—De hecho... —habló sintiendo su voz agudizarse un poco, pero tragando el nudo se apresuró a hablar con su padre—. Tengo todo listo, universidad y carrera —YeWang levantó ante su respuesta—. Presente el examen hace un mes en la fecha acordada para la comunidad estudiantil de nuevo ingreso —agregó con seguridad.
—No recuerdo haber pagado la ficha o darte el dinero —habló el hombre mirando a su esposa en busca de respuestas, pero no obtuvo nada, seguía en posición neutral.
—La pague por mi cuenta —admitió—. Tenía dos becas, del instituto por promedio y de parte del equipo de baloncesto — informo—. Y tengo una para la UNS, pero no es la universidad que yo quiero —dijo tomando el vaso de agua que estaba en la mesita del centro de los sofás.
—Creí que ahorrabas para ir de viaje a Inglaterra —dijo recordando tiempo atrás lo que su hijo había dicho.
Tae negó con la cabeza haciendo que sus rizos se agitaran un poco al ser un mullet bastante largo, se acomodó mientras formulaba las palabras para sincerar todo a sus padres.
—No, no era para eso, era para la universidad —miró a su madre en busca de alguna emoción de desagrado ante su respuestA, pero sólo se encontró con una media sonrisa, sentía que en el fondo buscaba reconfortarlo, siquiera por un instante.
Volvió la mirada a su padre.
—¿Cuándo partes para instalarte y acostumbrarte a la ciudad? —Llamó su atención, casi dando por finalizada la conversación—. ¿En dónde te vas a instalar?, ¿tienes suficiente dinero para pagar?, ¿quieres ayuda para enviar tus cosas a Daegu?, ¿cuál es el costo de la matricula? —Interrogó.
—YeWang, déjalo hablar —habló por primera vez la mujer tomando la mano de su esposo—. Continua —pidió la pelirroja.
Kim menor dio una bocanada de aire antes de hablar, SuJin lo esperaba con ansias, su hijo no era de expresarse mucho con ellos y admitía que todo fue a causa de ellos por preocuparse más en darle una buena estabilidad económica —tanto a ellos como a su único hijo— olvidando por completo la comunicación entre ellos, y el poco espacio familiar que compartían era para celebrar alguna tradición familiar con otros individuos de su entorno.
—Quiero partir este fin de semana, me hospedare en el condominio para estudiantes, buscare un trabajo de medio tiempo —comentó un poco rápido, casi para responder a la intriga del adulto mayor—. El costo es de cuatro mil ochocientos dólares y es profesor de preescolar la carrera que elegí —pronunció sintiéndose un poco incómodo.
Esta charla era más como una clase de interrogatorio del cual no podía escapar. Su padre regresó a su asiento.
—¿Cuándo cambiaste de carrera?, sabes qué, no importa, me encargaré de pagar tus matriculas si eso es lo que piensas estudiar y lo mejor sería que te hospedaras en un hotel hasta terminar tus estudios —sopesó evaluando la actitud de su hijo—. ¿Qué piensas, SuJin? —Llamó a su mujer.
—Donde él se sienta cómodo estará bien, es alguien capaz de cuidarse por sí mismo y cuidar sus pertenencias —le dirigió la mirada al hombre mayor, y éste suspiró dándole la razón, dirigiéndose a su hijo nuevamente.
—Bien, supongo en vacaciones irás a visitar a tus abuelos —dijo y Tae asintió con una sonrisa—. Prepara lo que vayas a llevar, me encargaré de que tus cosas sean llevadas, déjame más tarde la dirección del lugar y conseguiré a alguien que te ayude —avisó.
TaeHyung asintió agradeciendo a ambos por permitirle estudiar en otra ciudad, se despidió de ambos mayores dando una reverencia y salió disparado a preparar sus cosas, era jueves por la tarde y cada segundo contaba, pensó que sus padres se enfadarían por no ingresar a la UNS, pero recibió una respuesta positiva por parte de ambos y rápidamente obtuvo el consentimiento de poder marcharse de aquel extenso, aburrido, denso lugar llamado hogar.
Los señores Kim se mantuvieron al margen de la decisión que habían tomado sin pensarlo de más, Tae era su hijo a pesar del gran distanciamiento familiar que tenían y por sobre todo, era el castaño quien iba a estudiar dicha licenciatura y quién pasaría todo el proceso de volver a mudarse.
Los últimos días en Cheongwadae fueron igual que antes, no hubo mucho que compartir con sus padres. Ya era domingo por la mañana y siquiera se había topado con sus progenitores, tomó el desayuno solo igual que cada día, sus cosas estaban listas para ser transferidas a Daegu, el camión ya había llegado por ellas y su vuelo partía dentro de tres horas.
Suspiró tomando su billetera, AirPods, celular, computadora y tableta, de paso un gorrito de lana que se colocaría en el avión; los guardó dentro de la mochila junto a un libro que recientemente había comprado, así como los lentes redondos sin aumento solo para diferenciarse un poco de su verdadero aspecto como hijo del Presidente de Corea.
Se dirigió a la parte trasera de la casa en lugar de dirigirse a donde el despacho del presidente, al llegar había un carro que lo escoltaría hasta tomar un vuelo privado —a petición de la insistencia de su padre, aún cuando le dijo que iría en metro—. Esperó viajar solo hasta el aeropuerto, sin embargo ahí estaban sus padres en el carro, su madre hablando por teléfono y su padre observando de manera concentrada su tableta mientras llevaba un AirPod donde hablaba con su consejero y secretario.
Ambos mayores dejaron lo que hacían al sentir la presencia de su primogénito, sonrieron a medias mientras lo veían y Tae se limitó a darles una pequeña reverencia.
—Creí que estarían ocupados —mencionó colocando los lentes sin aumento, las puntas de sus rizos tocaban el metal redondo que sostenía las lentes.
—Estábamos esperando aquí —habló la mujer apreciando lo bien que su hijo lucia, la forma en que había hecho un pequeño cambio desde su ropa, zapatos hasta su rostro; los orbes celestes resaltaban tras esos lentes. Se veía más guapo—. Se te ve muy bien eso —felicitó ante lo guapo que era su hijo.
—Es para que al menos mi rostro no sea tan reconocido —admitió subiendo al auto.
—Pasará igual, sólo quitándote los lentes para lo mas mínimo sabrán quién eres —comentó despreocupadamente—. ¿Y si te tiñes el cabello? —Propuso luego de unos minutos de ir silenciosamente camino al aeropuerto.
Kim menor se sorprendió ante tal oferta, pero se negó ante aquello, amaba sus rizos semi oscuros. El silencio se hizo presente y nadie hizo nada para romperlo, era un ambiente tenso luego de tanto tiempo sin pasar juntos; las expresiones de TaeHyung no fueron más que neutrales en todo el camino, los mayores no estuvieron nada diferente. Apáticos. Una familia apática.
El camino se hizo más rápido de lo normal y Tae agradeció aquello, no le era cómodo estar rodeado por sus padres y demás personas, claro que la ciudad se enteró que el presidente iba en su limusina a algún lugar, llevaba escoltas y nadie le había perdido la vista hasta que pasó la multitud de transeúntes de Seúl.
Pronto, se encontraron bajando del lujoso carro. El azabache no dudó en colocar su mochila en los hombros, el hombre con pocas canas tomó el hombro de su hijo, debía hacer unas aclaraciones con el menor después de haber charlado con su mujer un día antes de la partida del más joven de la familia.
—Antes de subir al avión debes estar al tanto, TaeHyung —llamó su atención de nuevo—. Así te mudes a otra ciudad y vivas solo, deberás mantenerte al margen y respetar las mismas reglas que llevabas aquí desde que eras un pequeño, el hecho de que te vayas a vivir solo no implica mandarte solito, si requieres más dinero lo pides y si quieres salir algún lado por igual —comentó de forma amena y directa, como siempre, Tae suspiró. El hombre sacó de su traje negro un sobre blanco y lo tendió a su menor—. Es una tarjeta, contiene suficiente dinero para los gastos que requieras y las matriculas, yo hare las transferencias, la contraseña está dentro del sobre —finalizó y el otro no dudó en tomarlo.
—Gracias, padre y no he olvidado cada una de las reglas que me impusieron —dió una corta reverencia junto a una sonrisa de agradecimiento incómodo.
Ya no tendría que pasar por esto.
—Ten un buen viaje, si necesitas algo no dudes en llamarme —dijo SuJin con una sonrisa—. ¿Te puedo abrazar? —Cuestionó para no hacerlo sentir incómodo, pero recibiendo una respuesta positiva.
Ser madre durante la última década no se le había dado bien, pero a pesar de que no lo dijera estaba muy orgullosa de quién era su hijo. El pelinegro se dejó hacer entre los brazos de su progenitora, había pasado mucho tiempo sin uno, sonrió apresando consigo la anatomía de su madre sacando una sonrisa de la mujer al separarse, no dudo en dejarle un cálido beso en la frente por encima de sus oscuras y ondeadas hebreas.
Kim mayor le dedicó una pequeña sonrisa acompañada de un asentimiento de cabeza para despedirlo. Finalmente, abordó el avión bajó la mirada del Presidente y la Primera Dama. Se acomodó en un asiento, nervioso y ansioso, vio por la ventanilla para encontrarse con los mayores conversando un poco entre ellos hasta que la mirada de la pelirroja se posó en la suya, mostró por primera vez, luego de tanto tiempo, la sonrisa que los caracterizaba a ambos y no dudo en corresponder al gesto tan bonito de su progenitora.
Como último recurso de calmante, sacó sus AirPods y junto a ello, su gorrito de lana para dormir, si es que lograba conciliar el sueño. Se dejó llevar por la suave y melodiosa voz de un cantante anónimo que seguía en sus redes, aquel chico o chica acompañaba sus covers con guitarra o piano, y mantenía las pistas descargadas en su móvil. Los segundos, minutos y horas parecieron ser tan efímeras como un abrir y cerrar de ojos, ya que cuando despertó, justo aterrizaba en el aeropuerto de Daegu.
Había un taxi negro esperando por él, agradeció al piloto que lo había llevado hasta ahí y con una sonrisa mientras acomodaba su abrigo gris, su gorrito de lana se montó en los asientos traseros saludando y siendo correspondido al saludo, tuvo que confirmar su destino para partir directo al condominio donde probablemente ya estaba el camión de mudanza.
No demoró más de una hora en llegar, dicho y hecho, el camión con ciertas cosas se mantenía aparcado cerca del lugar, eran las cuatro con quince de la tarde y él aún no había tomado el almuerzo, pronto su estómago iniciaría una protesta por no darle comida a tiempo, pero primero lo primero, dejar bien sus cosas. El servicio de taxi había sido pagado con antelación por su padre. Con emoción en el rostro y acomodando sus lentes se dispuso a ir al lugar donde debía presentarse para tomar un par de llaves de la habitación, ya que eran compartidas, es decir que tendría un roomie.
Sin muchos preámbulos, obtuvo lo que debía para ingresar al apartamento en el que se quedaría, se fijó en dicho dormitorio, no era tan grande como su cuarto en Cheong, quizá un poquito más de la mitad pero al menos tenia donde dormir. En la habitación sólo había una cama tendida pulcramente y una estantería con libros, figuritas de personajes que desconocía en su totalidad, un despertador, una mochila guindada en la pared, zapatos, tenis y sandalias a un lado de la puerta. El sonido del agua impactando con el suelo lo sacó de sus pensamientos, bien, tenía colchón, pero no sabanas.
El subir las pertenencias de Kim llevó aproximadamente media hora y quién sería su roomie salió del cuartito de servicio, dirigiendo una mirada al de ojos azules, TaeHyung no logró evitar no escanear al chico frente a él, percing en el labio, cabellos oscuros y tintados de color azul en las puntas, ojos miel, labios sonrosados y carnosos, perfil cincelado y masculino, piel lechosa que denotaba suavidad. El agua aún bajaba de sus cabellos, recorriendo su abdomen poco marcado hasta perderse en la toalla blanca que cubría la parte inferior de su cuerpo.
Lo había escaneado tan bien que el otro soltó una corta y baja risita audible, los labios del otro se encontraban ligeramente abiertos con sorpresa; el chico de ojos azules era llamativo, no sólo por su vestimenta, aquellos y bonitos rulos que se formaban al final de sus hebreas topando ligeramente los lentes redondos que hacían resaltar esos ojos como el cielo, sus pantalones negros ajustados con un cinturón y camisa blanca bien fajada, sin el abrigo que minutos atrás se había quitado, sus zapatos negros de vestir, luciendo un poco elegante. Sus facciones estaban marcadas, irradiando mucha masculinidad, sus labios poco carnosos pero bien moldeados.
—¿Cómo te llamas? —Cuestionó el pelinegro que se mantenía en toalla, con media sonrisa al ver al chico distraído analizando cada parte de su cuerpo.
—Kim TaeHyung —respondió, saliendo de sus pensamientos pecaminosos—. ¿Tú eres? —Intentó averiguar.
—Tu roomie, du, soy Jeon JungKook —contestó—. ¿Necesitas ayuda con eso? —volvió a preguntar a lo que Tae miró a donde se dirigía su mirada y negó.
—Puedo solo, no es demasiado, pero gracias —dijo dándole la espalda, ignorando por completo que hace un instante se había perdido en el chico, sonrió a medias recordando la inocencia que fingió aquel chico—. Interesante.
Murmuró para sí mismo, a oídos sordos del otro que había mordido su labio luego de que el pelinegro de lentes se volteara. Jeon se enteró que tendría comapañero de cuarto, pero no creyó que le enviarían un tipo como TaeHyung, le resulto de cierta forma atractivo a pesar de los lentes, su labio fue mordido cuando el otro se giró y logro escanear la espalda ajena, era demasiado ancha para su gusto.
Negó con la cabeza y terminó de colocarse sus pantalones y secar sus cabellos, le habían dado una tentación en bandeja de plata, pero el chico se miraba completamente serio y nada divertido. Suspiró dejándose caer en la cama mientras observaba de reojo a su compañero de piso.
He cambiado bastante el contenido, so, hay más detalles agregados en este fic.
Sin más, pronto estaré subiendo los demás capítulos corregidos <3.
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