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Sophia Pavanelli.

¡Que rico!

Siento como el cuerpo se alivia cada vez que mis articulaciones se estiran, es como cuando andas con unas ganas de ir al baño, y bum te sientas y relajación, se siente tan bien.

Me gusta mucho estar acostada en mi cama y pensando en lo que me tengo que poner para esta noche. Hoy saldremos con todos los muchachos a comer por la manía de Tahira de salir en grupo, así es ella, le encanta tener a todos sus amigos cerca. Eso la vuelve muy especial.

Estoy, me levanto o no me levanto, es que se siente tan bien estar acostada en la cama y más cuando el colchón es bien suave. De grande me van a decir Doña pereza.

Quedo viendo la mesita que tengo a mi lado y me fijo en el libro que compré aquella vez con Alexandro. (Los deseos del jefe) y les contaré que me pareció, resulta que el amor todo lo puede, bueno a él le termino gustando mucho la chica, después de tanto sexo desenfrenado y como a ella siempre le gustó, se unieron en pareja vivieron felices, y sí, siguieron con el sexo salvaje, algo que me pareció muy bueno. Soy fanática a novelas eróticas, me encantan y digamos que yo también Soy un poco Onfire.

¡Como todos!

Y adivinen, resulta que tiene segundo libro y yo tan feliz que estaba con este final, pero bueno.

Para concluir, la novela me gustó mucho, creo que sí, la reeleria y que más digo, me gusta mucho el cliché.

—¡Sophia! —dentra Tahira a mi cuarto —. ¿Ya tenes que ponerte? —pregunta y yo solo con tres toneladas de algodón encima y sonrió por que no he alistado absolutamente nada.

—Adivino, ni siquiera has visto tu ropero —dice volteando los ojos tapándose el rostro.

—Es que estaba cansada —digo haciendo bochinche y poniendo una almohada en mi cara —. De todos modos solo es ropa, escojo algo rápido y ya —termino.

—¿Como? ¡sabes lo que cuesta escoger una mudada! —reacciona como si lo que había dicho, hubiera sido algo grave. Tahira si es exagerada.

—Un ratito más y ya —digo sabiendo que Tahira se va a negar por completó. Me gusta mucho molestarla.

—No, no no ahorita te levantas —dice tomando la manta de una punta para después arrancarla de mis brazos, quedando mi cuerpo al descubierto.

—Hoy tenemos que vernos hermosas y tu no serás la excepción.

Me queda viendo y se fija en un punto en mi pierna —. ¿Que tienes ahí? —toca mi pierna, observando el gran manchón morado y rojo que tengo.

—¿Tienes un chupón en tu pierna? —dice poniendo una sonrisa maquiavélica.

Abro los ojos por que ni yo me había dado cuenta de eso, maldito Ibrahîm, seguro fue él. Con razón estaba a todo besar esa parte, bueno tampoco me voy a quejar de eso.

—No, fue un golpe —digo tratando de pensar en una excusa.

—No, yo reconozco bien cuando se trata de un chupón —dice sonriendo.

—No, fue un golpe.

—Como sea, ahora cuéntame ¿¡como estuvo!? —pregunta ansionsa.

—¿El que? —digo haciéndome la de la que no sabe.

—No te hagas, tu sabes, el sexo con mi hermano —dice haciendo que comience a toser.

—¿No se de que hablas? —digo sonriente.

—Si no me quieres contar, le preguntaré a Ibrahîm —dice y yo solo abro los ojos.

—No, no le digas na... —digo y cierro los ojos, poniendo mi mano en mi cara, buena jugada Tahira.

—¡Ahora cuéntame! —dice alegre sentándose en la cama, olvidándose de la ropa y todo.

—Lo único que puedo decir es que fue fenomenal —comento con una sonrisa de oreja a oreja, recordando lo sucedido —. Fue como si mi alma hubiera regreso a la vida —termino exhalando.

—Al parecer la pasaron bien —dice con una sonrisita.

—¡Fue más que eso! —digo mordiendo mi labio —. ¡Fue inolvidable! —quedo  viendo a mi amiga con una sonrisa pícara.

Sonríe y se levanta para después abrir mi ropero.

—No perdamos tiempo —dice y yo solo le sonrió.

●

Ibrahîm Farûq.

Ya está todo listo.

Solo espero esta noche sea agradable ya que mi padre se a encargado de que este día se convierta en un mar de pensamientos negativos.

Me meto a la ducha despojandome de toda mi ropa, sintiendo el agua calmar mis nervios, relajando cada parte de mi cuerpo. Día tras día me he estado preguntado, ¿qué le viste a Sophia? ¿Por qué Sophia? No estoy diciendo que me arrepiento de haberla conocido, de haberme enamorado como tonto de ella. Pero siempre me he hecho esa pregunta.

Antes de conocerla, yo siempre tuve en mente mi futuro, lo que iba a realizar, lo que iba a lograr, quien iba a ser.

Uno es dueño de sus pensamientos, alma, cuerpo, acciones, corazón pero llega un momento donde todo eso cambia, tu mente comienza a pensar cosas que tu sabes que no están correctas, bueno, por lo menos en ese momento tu crees que no lo están, tu cuerpo comienza a hacer locuras contal de que tu mente calme. Tu corazón hace que aceptes que lo que haces lo veas correcto, haciendo que tu vida comienze a tener sentido.

Así me sucedió, pensaba que Sophia era solo un capricho, que después de haberla hecho mía, la iba a olvidar. Pero como dije llega un momento donde tu corazón es tuyo pero también llega otro momento donde lo único que piensa es que tu corazón le pertenece a esa persona que tanto quieres.

—¡Ibrahîm! —veo a Zahida en la puerta —. ¡Puedo pasar! —sonríe.

—Claro.

Se adentra y se sienta en la orilla de la cama, queda viendo a todos lados —. Sabes que tu padre te busca esposa, verdad —comenta fijando su mirada en mí.

—Si, lo se —afirmo disgustado.

—¡Sabes que yo siempre te quise como novio! —dice como si hubiese sido una locura —. Y tu como siempre me rechazabas —sonríe por lo último.

—Si pero ahora te quiero como una amiga —digo para que esto no se vaya por un mal rumbo.

—Y estoy feliz por eso —dice con una sonrisa nostálgica.

Me le quedo viendo la y me le acerco.

—¿Y por qué el disgustó? —comentó viendo su rostro triste.

—¡Yo soy la elegida! —suelta y me queda viendo al rostro —. ¡Fui escogida para ser tu esposa! —comenta seria y yo solo abro los ojos. 

—¿Pero como si apenas se le metió esa idea a la cabeza?

—¡Eso pensaba yo, pero lo tenían planeado desde hace mucho!

—¡Mi padre no se puede salir con las suyas! —digo con la respiración agitada.

—¡Yo trataré de convencer a mi padre de que cambie esto! —dice —. Pero el  esta igual de decidido que tu padre —termina Zahida.

Quedo viendo un punto fijo, esto tiene que cambiar, no me puedo casar tan pronto y menos con la mujer que no amó.

—¡Gracias Zahida! —la quedo viendo. —Por avisarme —la abrazo.

La suelto y en eso todo se sale de control.

Zahida me besa, haciendo que la aparte de inmediato —. ¿Por que hicistes eso? —reclamo ya que pense que Zahida le quedaba claro que solo somos amigos.

—Disculpa, me dejé guiar por el momento —veo su rostro de arrepentimiento.

—No importa, pero que no vuelva a suceder —digo viendo para otro lado.

—¡Perdóname Ibrahîm!.

—No hay cuidado —digo y ella sale de la habitación.

Me siento mal por Zahida, no ha de ser fácil saber que tu padre te quiere comprometer a la fuerza. Si no lo es para mí.

Termino de hacer unos retoques y salgo del cuarto.

Camino pensando en que esta noche será increíble, a inicios quería quedarme con Sophia para salir algún lugar juntos pero talvez salir con los amigos en esta ocasión sea mejor. Bueno a quien engaño por Sophia decidí ir con ellos, ella quería y no pude decir que no.

Me siento en el sillón y espero a que las  muchachas salgan ya que los chicos salieron antes y yo por querer irme con Sophia (que puedo decir me trae loco) tengo que esperar acá a las personas que más se tardan en salir, cuando se trata de verse bien.

Después de una hora con treinta minutos escucho a Tahira hablar con Sophia y Zahida, me levanto por que la desesperación ya me estaba atacando.

—¡Hasta que por fin salen! —digo y las dos me quedan viendo.

—Y que esperabas, que nos fuéramos todas desarregladas —dice alterada —. Hay hermano tenés que aprender más.

—Créeme que ya se lo que se tardan solo por una simple cena —digo, sarcástico con una sonrisa fingida.

Voltea los ojos y Sophia solo ríe, haciendo que yo ría con ella.

Como siempre nuestras miradas se conectan, haciendo que los demás desaparezcan.

—¡Nos vamos ya! —comenta Zahida.

Apartamos la mirada y hacemos caso a la petición —. Si, es cierto ya es momento de irnos —dice Sophia.

Salimos de la mansión los cuatros y yo me subo pues claro con Sophia, ya que decidí que esta vez me subiría en unos de mis autos con ella.

En mi Bugatti Veyron.

Tahira y Zahida se suben con el chófer.

Sophia se sorprende por el auto y yo solo sonrió ya que va hacer un honor para mí llevarla.

—¿Te gusta? —preguntó.

—¡Que si me gusta! —dice —. ¡Esta increíble!

Sonrió y nos montamos al auto, nos acomodamos dentro y así empieza el camino.

La quedo viendo y algo dentro de mí renace, el ver el rostro alegre de Sophia no tiene precio, hace que mi alma desborde alegría también, hasta podría decir que me duelen las mejilla de tanto que he sonreído.

Se ve como una estrella resplandeciente.

¡Como no pelear por ella!

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Hola chic@s!!!

Espero les guste este capítulo. Disculpen por la tardanza he tenido inconvenientes, pero no importa eso ya pasó.

Voten y Comenten♡

Hasta la próxima!!!