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25. Desayuno Perfecto

•25•

Sophia Pavanelli

El sudor recorre mi frente, mis nervios están exaltados, mi respiración se ha agitado a nivel alto.

¡Por favor no me hagas nada!

Digo poniendo mis manos en la cara tapando mis ojos a más no poder.

¡Sophia!

¡Sophia!

Escucho una voz a lo lejos, mi mente quiere reaccionar pero no puede.

¡Sophia, despierta!

Mis ojos se abren y lo primero que veo es a Ibrahîm, encima mío con una cara de temor.

—Disculpa —digo casi llorando —. No se controlar los sueños —viendo como sus ojos transmiten preocupación.

—No tienes de que Sophia, nadie puede —dice envolviendome en sus brazos.

—¿Me puedes decir que soñaste?

—Mejor después.

Asiente y solo sigue con el abrazo, sin dejar de pensar en el sueño que tuve.

¡Esto se está pasando de límites!

Porque mis sueños insisten en que recuerde eso, yo siempre digo, hay que dejar el pasado atrás y seguir hacia el futuro, si mi sueño trata sobre lo que pienso pueda ser mi familia, de todo modos no me interesa ellos me abandonaron como un animal y si lo hicieron fue porque no me querían y punto.

No se porque mi mente no deja de recordar eso.

Me vuelvo a recostar junto a Ibrahîm. Esto se siente mejor de lo que pensé, me siento protegida, él aliviando mis pensamientos.

En eso mis ojos se cierran poco a poco sintiendo cansancio.

Me muevo para todos lados, trato de tomar a Ibrahîm con mis brazos pero no lo siento. Abro los ojos y lo primero que veo es la cama completamente vacía, me levanto rápido.

¡Que se hizo!

Camino al baño, talvez se encuentre ahí.

Llego y nada, donde estará metido, decido no pensar mas comienzo a limpiar mi rostro, hacer el aseo matutino.

Me meto al baño de Ibrahîm, dejo que el agua recorra todo el cuerpo pensando en la increíble noche que tuve. Sin dudas una de las mejores cosas que me ha pasado, Ibrahîm se comportó super tierno conmigo, fue una noche para no olvidar.

Por un momento pienso en Ibrahîm adentrándose al baño por la puerta ¡desnudó!.

¡Pero no pasa!

Ni modo en otro momento será, pienso y río.

Me coloco la toalla y salgo de la regadera y lo que veo al salir me sorprende. Encuentro a Ibrahîm acomodando una mesita.

—¿Que haces? —digo sonriente.

—Comenzando el día de la mejor manera —contesta y yo solo sonrió felizmente.

Deja de colocar la mesa y me queda viendo —. No me esperaste —dice y yo solo volteo los ojos por que si lo espere y él nunca apareció.

—No quize —digo sin más.

Se acerca a mi y me abraza —. ¿Por que? —pregunta.

—Ya me aburriste —digo haciendo una mueca.

—Segura —dice y me besa.

En eso tocan la puerta —. Ibrahîm —se escucha a Tahira del otro lado.

—Mierda —digo en voz baja —. Y ahora que hago —le digo a Ibrahîm.

—Tranquila, métete al baño si quieres pero a mi no me importa si Tahira te ve conmigo —suelta alegre.

—No creo que sea buena idea.

Me meto al baño y solo escucho dentrar a Tahira —. ¿Y esto que es? —escucho decirle Tahira a Ibrahîm.

—Yo que quiero desayunar en mi cuarto —le contesta.

—Tu el señor de las mil normas, desayunando en el cuarto —dice haciendo que ría pero en voz baja.

¡Tiene toda la razón! pienso.

—Te dije que había cambiado hermana.

—bueno pues, ¿solo quería saber si podemos ir a cenar con los muchachos? —le pregunta.

—No, no voy a poder.

—Invitare a Sophia —le dice Tahira en son de chantaje.

—Suerte con eso —contesta Ibrahîm riendo.

Y yo quedo como, ¿a que se refiere con suerte con eso? si cree que me va tener todo el tiempo que el quiera, se equivoca.

—Se que va a ir y tú no la vas a poder detener —pienso por un momento que la platica es ridícula pero tierna, después de todo Tahira sabe que me gusta mucho Ibrahîm pero al parecer sabe que yo también le gusto a él.

Río.

—Ya me voy, es más fácil hablar con las paredes que contigo —dice y Ibrahîm solo ríe.

—Adiós hermana querida —dice Ibrahîm chistoso.

—Adiós hermano querido —le contesta Tahira.

Salgo del baño y Ibrahîm solo comienza a reír.

—¿Que es lo chistoso?

—Ver la cara con la que saliste —comenta chistoso.

Volteo la cara y lo primero en lo que me fijo (ando en toalla) con un simple brasier y calzón, mierda no tengo la ropa aquí conmigo. No puedo desayunar así.

—Ibrahîm la ropa la tengo abajo.

Me queda viendo de arriba a abajo y yo solo volteo los ojos.

—¿Dejaste de ver ya? —digo divertida.

—Imposible —comenta rápido.

—Como sea, necesito que traigas la ropa Ibrahîm —digo y solo ríe —. Ibrahîm es enserio —digo ya irritada.

No deja de verme y eso me agrada pero creo que no es el momento ni la posición como para estar viéndome. Me le acerco y solo puedo ver su rostro con deseos de más.

—Ibrahîm quiero jugar —digo seductora.

—¿Y que desea jugar mi reina? —me le acerco a los labios y antes de probarlos, los aparto.

—te digo algo, ya se me paso —digo molestando —. Tráeme la ropa Ibrahîm y así talvez juguemos —digo sonriente.

Solo veo su rostro sorprendido, seguro no se lo esperaba —. Eres mala sabías —comenta —. Me dejaste parado.

—Te lo mereces, por no querer traer mi ropa.

Me abraza y deposita un beso tierno en mis labios, esto se está volviendo mejor de lo que pensaba.

—Ahorita mandó a alguien.

—No, pensándolo bien mejor voy yo —digo por que no quiero que las muchachas piense cosas que que nada que ver.

—¿Y con qué?

—Me voy a poner el vestido —digo sin más remedio.

Lo busco pero no logro encontrarlo, me fijo que Ibrahîm me queda viendo como con ganas de decir algo.

—¿Y el vestido Ibrahîm?.

—Lo mande a Lavandería —dice con una cara de lo lamento.

—¿Tu lo llevaste? —preguntó sin creerlo.

—Una de las mucamas lo llevo —dice y solo abro a los ojos.

—¿Que? Osea que me vieron en tu cama acostada —digo alterada.

—No, nadie se adentra sin mi consentimiento —dice y solo me tomo de la frente —. Solo esto me faltaba —digo.

—¿Tanto te molesta que te vean en mi cuarto? —pregunta Ibrahîm.

—No es eso, sino que no quiero que piensen que soy una golfa que se acuesta con el Jefe —digo viendo su cara ponerse diferente.

—Disculpa si hice mal —suelta. —No quería que te enojaras.

—Ya no importa, mejor pensemos en otra cosa como en la grandiosa mañana que vamos a tener.

Me le acerco y lo abrazo, abrazando me él por igual, esto se siente tan reconfortante. Lo veo a los ojos y pienso en hacer algo para animar la mañana.

—Hagamos algo para que sea más justo todo, tu tienes que quitarte la ropa y quedar igual que yo... Desnudo —digo con una sonrisa pícara.

Veo como una sonrisa seductora se forma en su labios.

—Me parece justo —dice.

Comienza quitando su camisa, desabotonando botón por botón, pidiendo apreciar el grandioso abdomem escultural que tiene. Me quedo embobada viendo los cuadritos formados en perfecta escala —. Si quieres puedes tocar.

Me ve Ibrahîm riendo —. Tu solo sigue —digo volteando los ojos, ¡presumido!.

Después desabotona el pantalón bajandolo lentamente, haciendo que quede como estúpida deseosa. Se los termina de quitar y por un momento pienso en tirarme le encima, pero no.

Tenemos que desayunar, haciendo que esta mañana se vuelva perfecta.

¡Pero Ibrahîm lo hace tan difícil!.

—¿Sigo? —pregunta sonriente.

—No hasta ahí esta bien —digo dejando las ganas a un lado.

Nos sentamos en la mesa —. ¿Y el desayuno Ibrahîm? —preguntó.

Jala un carrito con bandejas tapada, pone dos en la mesita, una de mi lado y la otra de su lado.

—¿La abro ya?

—Espera —dice tomando dos copas, agarra la jarra y las llena de jugo.

Me sirve una —. Ya puedes abrir —dice divertido.

Lo primero que veo es un plato con Waffles cubierto de jarabe con una bolita de crema y fresas decorando, quedo maravillada.

—¿Te gusta?

—¿Que si me gustan? ¡Me facina! —digo con el estómago rugiendo por dentro.

Comenzamos a comer y solo sentir el sabor de la crema con el jarabe y los Waffles, es para morirse de un paro de sabores.

—¿Quiero que hagamos algo?

Escucho a Ibrahîm haciendo que deje de comer esta delicia.

—¿El que? —digo sonriendo.

—Quiero que tengamos nuestra primer cita oficial —dice con una sonrisa tierna.

—Ibrahîm no es necesario, para mí esto es como una cita —digo.

No quiero abusar de su gentileza.

—Por favor acepta.

Lo quedo viendo y es obvio que voy a aceptar —. Claro que acepto.

Sonríe y se acerca a mi para depositar un beso saboreando la fresa de su boca. Se vuelve a sentar y lo primero en que me fijo es en su miembro. Parece que alguien se excito mucho.

—Al parecer alguien está feliz —digo riendo.

—Tu lo tienes así de feliz —dice y los dos comenzamos a reír, haciendo que el momento se vuelva inigualable.

Sin duda alguna un ¡desayuno perfecto!

♧◇♡♤

♧◇♡♤

Hola chic@s!!!

Un nuevo capítulo, espero sea de su agrado.

Voten y comenten.

Me gustaría decir que el apoyo que le dan a la historia es sin duda alguna una de las mejores cosas que me pasan.

¡Mil millones de Gracias!

¡Los quiero muchísimo!

Hasta la próxima!

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