Capítulo 14: Recuperación
La espera se hacía larga e insufrible. Odiaba esperar y más cuando lo único que deseaba era tener noticias y nadie se acercaba por allí a dar información. Sentado en las sillas incómodas de ese pasillo, Aakashi aguardaba impaciente junto al padre de Tetsu.
Su padre estaba igual de preocupado y era normal, su hijo estaba entubado en esa habitación. Su respuesta inmunológica no era buena desde que tuvo aquel accidente, desde que le extirparon el bazo. Kuroo se lo comentó una vez pero él no era capaz de entender hasta que punto podía enfermar y agravarse la situación.
Un simple resfriado para los demás, se convertía rápidamente en algo peligroso para ese chico. Ahora también empezaba a entender el motivo por el que Kuroo solía cuidarse. Intentaba no irse tarde de los entrenamientos, se abrigaba bien, se quedaba muchas veces en su cuarto estudiando o jugando a la consola con Kenma... cualquier cosa por mantener su salud lo mejor posible.
Verle tumbado en aquella cama de hospital con los tubos le hacía parecer muy débil, como si necesitase una protección por parte de las personas de su alrededor. La versión que Aakashi tenía de Kuroo, no correspondía en absoluto con nada de lo que ahora veía.
Para Aakashi, Tetsu era su capitán, un chico fuerte e independiente, que siempre cargaba sobre sus hombros con todo el equipo y sus problemas, que solucionaba lo que fuera. Era el mejor tanto dentro como fuera de la cancha. Reía, iba a fiestas, era un buen amigo, protegía a los suyos pero ahora... parecía que era él quien necesitaba esa protección.
‒ Está estable – susurró el decano de la universidad – pero esta noche se quedará en la UCI, no nos dejarán verle. Puedes ir a casa a descansar si quieres.
‒ Gracias, pero no, prefiero quedarme aquí por si acaso.
‒ No podemos hacer nada aquí. Me encantaría decirte lo contrario pero la realidad es que ni a mí siendo su padre me dejarán entrar a verle. Mañana abrirán de nuevo el horario de visitas.
¡No podía negar nada de aquello porque era cierto! Allí no harían nada así que no tuvo otra opción que agarrarse a esa opción y volver a su dormitorio en la universidad. Esa noche no durmió y estuvo seguro, que el padre de Tetsu tampoco lo hizo cuando se fue a casa. Su hijo era lo único que le quedaba en el mundo, lo más importante para él.
***
¡Esa sonrisa era la mejor de todas! Aakashi pensaba una y otra vez que podría despertar todas las mañanas mirando esa sonrisa que Tetsu tenía. Hasta con ese rostro enfermo y agotado, al verle, Tetsu sonreía. Hoy ya no estaba entubado y los médicos iban a sacarle a planta en breve. Se recuperaba de ese resfriado que le había llevado a la UCI.
‒ Eres un idiota, debiste decirme que estabas enfermo.
‒ Sólo me encontraba un poco mal – sonrió Tetsu – no esperaba que fuera más grave de lo que supuse. Creía que sólo sería un resfriado que curaría en breve. ¿Qué tal fue el partido? ¿Ganasteis?
‒ No deberías estar preocupado por eso ahora mismo, sino por recuperarte. Nos has asustado mucho, a tu padre, a mí, a tus compañeros de equipo... a todos.
‒ Lo siento. ¿Pero ganasteis?
‒ Ganamos, sí. No podíamos echar por la borda lo duro que habías trabajado para llevar al equipo hasta aquí. Necesitábamos mantenernos invictos hasta que volvieras.
‒ No volveré a dejarte solo en un partido. O lo intentaré al menos.
‒ Más te vale, porque no paraban de lanzarme los balones en mi dirección al primer toque para evitar que colocase con el segundo toque. Ha sido complicado sin ti. Quizá estoy demasiado acostumbrado a que tú bloquees ese primer contacto.
‒ Siempre estoy cerca de ti para que no te inutilicen en segundo toque – sonrió Tetsu – eres mi colocador, no puedo permitir que te hagan esas jugadas. Necesito que hagas tu trabajo.
‒ Ya.
La mirada de Tetsu se perdió durante unos segundos. Miraba un punto fijo tras Aakashi que estaba sentado frente a él. Aakashi se giró un segundo para ver qué es lo que miraba: a su padre hablando con el entrenador al otro lado de la puerta de la UCI. No dejaban entrar a tanta gente en la UCI, tan sólo de dos en dos y poco tiempo.
‒ Creo que es por mí – susurró Aakashi al ver cómo conversaban.
‒ Es posible. Lo arreglaré cuando pueda levantarme de esta cama.
‒ No hagas sobre esfuerzos, posiblemente tampoco podrás hacer nada.
‒ Claro que si, mi padre es el decano ¿te acuerdas? Y si él no puede arreglarlo, entonces, dejaré el equipo.
‒ ¿De que estás hablando? No puedes dejar el equipo – inquirió Aakashi.
‒ Siendo sincero, es muy posible que estén hablando de nuestra relación. Creo que ahora queda bastante obvio que estamos saliendo o que nos veíamos a escondidas.
‒ No sé si tanto, pero desde luego, intuyen que hay algo entre tu y yo, quizá no oficial pero que nos gustamos o algo así seguro. Eso haría incompatible que estemos jugando juntos en el mismo equipo.
‒ Lo arreglaré. Ya te he dicho que si tengo que dejar el equipo, lo haré.
‒ Eres muy idiota, eres capitán, justamente tú no puedes abandonar este barco.
‒ Sí puedo, yo necesito una beca para estudiar, tú si. Mejor dejarlo yo a que te quiten a ti la beca.
Los dos estaban inmersos en esa conversación cuando escucharon la voz del padre de Tetsu. Entraba por la habitación para ver a su hijo.
‒ Siempre precipitándote. No vas a abandonar el equipo – dijo abiertamente.
‒ ¿Papá? – Sonrió Tetsu hacia su padre - ¿he acertado de lo que iba la conversación?
‒ Pues sí, iba precisamente sobre vuestra relación. Sabéis que está prohibido mantener relaciones entre jugadores del mismo equipo.
‒ No he podido evitarlo – sonrió Tetsu – si tengo que sacrificar mi puesto como capitán, lo haré, pero no renunciaré a Keiji.
‒ Lo sé muy bien, sabía que teníais algo hace tiempo.
Eso pilló por sorpresa a ambos chicos. Ninguno de ellos se había dado cuenta realmente de lo que podían pensar los demás.
‒ Eras muy obvio para mí Tetsu, te conozco muy bien. Estaba claro que salías con alguien y no me fue muy complicado atar los cabos. Últimamente pasabas mucho tiempo con Aakashi y fue mucho más evidente cuando vino su madre a la comida, estaba claro que querías agradarle, lo cual tenía que significar que ibas enserio con tu compañero.
‒ No me dijiste nada.
‒ Claro que no, supuse que lo mantenías en secreto por algún motivo y tampoco fue complicado intuir que sería por esa norma del equipo de voleibol. Yo nunca te he dicho nada sobre tus relaciones así que estaba claro que sino me lo decías a mí, no era porque yo supusiera un problema, sino porque no querías que esa información se filtrase a más gente, así que lo ocultaste a todo el mundo para que no hubiera filtración alguna ni errores por otras personas a las que se les pudiera escapar.
‒ Entonces, ¿cómo ha quedado la cosa? – preguntó Tetsu.
‒ Podéis quedaros los dos en el equipo, el entrenador no quiere renunciar a ninguno de vosotros y además, le he explicado que si sacase a mi hijo o a su pareja, quizá yo debería quitar las subvenciones del equipo. A parte de eso, tenéis que prometer que vuestra relación no influirá para nada en el juego ni en el equipo, no queremos que por una discusión vuestra repercuta en la buena dinámica de este equipo, si eso ocurre, no podré hacer nada por vosotros y el entrenador tomará medidas disciplinarias, lo que podría suponer la expulsión de alguno de vosotros.
‒ Eso quiere decir que nos deja seguir con nuestra relación – sonrió Tetsu.
‒ Sí, pero con cuidado y con cabeza Tetsu, ya te he dicho que esto no debe involucrar al equipo. Tenéis que seguir jugando como hasta ahora.
***
Epílogo:
Los bloqueos no era algo que se le diera especialmente bien al igual que las recepciones, él era colocador, estaba mucho más acostumbrado a que el balón lo recibiera otra persona y a él le llegase de la forma más limpia posible a sus manos para elevarlo donde quería. Era cierto que algunas veces, las recepciones no eran del todo limpias, salvaban el balón como mejor podían para que no tocase el suelo y le llegaba de malas formas, a él le tocaba colocarlo bien para el rematador. En eso era experto Aakashi, no en recepciones, pero Kuroo no paraba de entrenar con él en los bloqueos y las recepciones.
‒ Enserio que no sé porque entreno esto contigo – se quejó Aakashi limpiándose el sudor del rostro con un borde de su camiseta.
‒ Porque me quieres – sonrió Tetsu.
‒ Eso tiene que ser, no sé cómo me dejo convencer siempre.
‒ Es porque todos huyen despavoridos en cuanto les digo que quiero entrenar.
‒ Es que no sabes cuando parar a descansar. Me tienes agotado. Quizá por eso te echaste un novio en el equipo, para que no pudiera escapar de tus entrenamientos privados.
‒ Me has pillado – sonrió Tetsu ante la broma – sólo te quería para eso, sí, entrenar sin descanso. Vamos Aakashi, sabes que tengo que practicar los bloqueos y las recepciones.
‒ Y yo soy colocador, no puedo ayudarte demasiado.
‒ Recepcionas bien y eres alto, no rematas mal para que practique los bloqueos, además, colocas de cine, sabes donde lanzar el balón, vas a mis puntos débiles, así que eso me ayuda a bloquear mejor.
¡Un año! Es el tiempo que llevaban juntos y le gustaba. En todo ese año no sintió ni una vez que quisiera dejarlo con él. Aakashi no entendía como podían abandonar a Tesu, era un gran novio. Bueno... su padre era muy sobreprotector, eso seguro, más de una vez entró por el cuarto sin llamar y les pilló en alguna mala situación, aunque por suerte, no en el sexo.
Aakashi agarró nuevamente la pelota, sin embargo, enseguida sintió cómo Tetsu tiraba de su brazo hacia él y le impulsaba de tal forma, que no pudo evitar aquel fogoso beso que le ofrecía su novio. Sin remedio, continuó aquel beso. Amaba a Tetsu y habría hecho cualquier cosa por él, de hecho lo hacía, allí estaba, sudado, cansado y queriendo irse a casa pero seguía en ese pabellón entrenando con él. Desde luego el entrenador estaba muy contento porque su relación no había supuesto ningún problema, de hecho, se afianzaba cada vez más y entrenaban mucho más que los demás. Se podría decir que estaba contento con ellos.
‒ Te quiero – susurró Tetsu.
‒ Y yo a ti, pero sinceramente, quiero una ducha ahora mismo.
‒ Podemos ir a la ducha del vestuario y ahorrar agua caliente, ya me entiendes.
‒ Ya... tú sólo quieres sexo conmigo.
‒ Contigo quiero más que sexo, pero sí, en este momento, quiero mucho sexo contigo – dijo abiertamente Tetsu con esa sonrisa de niño pequeño aunque con un toque lujurioso.
‒ Pues ¿sabes qué? No me parece una mala idea. Además, tu padre no suele venir al vestuario.
‒ Ese es un punto extra para hacerlo aquí en el pabellón, sí. Me gusta cada vez más los vestuarios.
‒ A mí también – sonrió Aakashi antes de volver a besarle.
Aquella noche sería larga pero pese a ello, ambos habrían deseado que jamás terminase aunque por otro lado, pensaban que tendrían toda una vida para disfrutar el uno del otro y estaban deseando disfrutarla al máximo.
Fin
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