Capítulo 10: Disimular
Kuroo era atractivo, tanto, que su físico llamaba la atención de muchas chicas en la universidad. El voleibol no era el deporte predilecto, de hecho tenía pocos fans pero, las gradas siempre estaban llenas desde que kuroo entró al equipo, más desde que era el capitán.
Cuando lo conoció Akaashi en el instituto, le pareció un chico amigable, era cierto que tenía un don para conseguir que todo el mundo hiciera lo que él quería. Le apodaban el "experto de la provocación" y era cierto, aunque la mayoría de las veces, usaba esa "provocación" con el fin de ayudar a todos en su equipo a mejorar. Solía conseguirlo sin apenas esfuerzo o parecía desde fuera que no le costaba demasiado. Quizá sí le costaba aunque no lo aparentase. Ser capitán no debía ser fácil. Tenía mucho peso sobre sus hombros pero él nunca lo demostraba.
Akaashi siempre vio a Kuroo de esa manera: extrovertido, divertido, paciente y sensato, era un chico inteligente y agradable. Nunca ponía malas caras, no decía palabras malsonantes, no solía enfadarse y era amigable con todo el mundo. Incluso para rechazar a las chicas era una persona que medía sus palabras en un intento por no ser nada brusco y quedar bien con ellas, pero... lo que pocos sabían, es que Kuroo era realmente tímido, sobre todo con las chicas.
Nunca le había visto acercarse primero a una, siempre eran ellas las que le seguían, las que se declaraban o cualquier otra cosa, Kuroo trataba de mantener las distancias y a veces, hasta se sonrojaba demasiado. Le costaba rechazarlas por miedo a herir sus sentimientos, aunque lo hacía de la forma más suave posible.
Su carácter no ayudaba para nada mezclado con su físico. Cada vez venían más chicas a las gradas del campo. Aakashi sonrió al ver el campo lleno cuando sólo era un entrenamiento. Era evidente que todas estaban allí sólo para ver a su capitán.
No podía negar que estaba un poco incómodo con esa situación. No eran celos ni nada parecido, simplemente, era una incomodidad propia de ver la situación. Su estómago se apretaba y sus entrañas sentían un cosquilleo extraño cuando escuchaba las voces de las chicas gritando el nombre del chico que le gustaba a él, o cuando sacaban fotos con sus teléfonos. Era... raro pero no podía evitar la situación.
Lo más fácil habría sido decir que Kuroo salía con alguien, claro que sí, pero eso habría supuesto el final para uno de los dos en cuanto al equipo. Uno tendría que dejarlo y no querían hacer eso, así que, el secreto debía continuar.
Durante los entrenamientos, Kuroo apenas le prestaba atención, al menos no más que al resto. Como buen capitán, estaba con todos ayudándoles, no por ser su "novio secreto" podía gozar de tenerle unos minutos más a su lado, para nada. Kuroo se tomaba muy enserio su puesto de capitán y eso le convertía en alguien tan valioso para el equipo.
Era fuera de los entrenamientos cuando finalmente, Kuroo siempre le dedicaba más minutos de su tiempo a él.
Las últimas semanas, estudiaban juntos, ya fuera en el cuarto de Kuroo o en el de Akaashi. A veces bajaban a por unas bebidas juntos, o iban a por la cena. Tenían la excusa de que estaban entrenando o estudiando para algo. Nadie sospechaba demasiado y menos, porque Kuroo muchas veces, hacía esos mismos rituales con Kenma, su mejor amigo y compañero de habitación. No había motivos para sospechar de una inocente cena cuando seguían encerrados en el cuarto estudiando.
Aunque sonase extraño, la mayoría de las veces, estudiaban, era completamente cierto, pero algunas otras... no estudiaban precisamente o al menos, no durante todo el tiempo que estaban allí encerrados.
Aakashi que se encontraba tumbado en la cama boca abajo leyendo el temario de su libro, desvió un segundo la mirada hacia el lateral. Kuroo estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra su cama y estudiaba. Parecía muy concentrado. Subrayaba algunas líneas con un lápiz.
‒ ¿Qué estudias? – preguntó Aakashi mirando por encima de su hombro.
‒ Cromatismo e infografía en medios impresos – susurró Kuroo como si fuera algo que él debiera conocer.
A Aakashi no le sonaba de absolutamente nada esa asignatura, pero era normal. Él estudiaba literatura y Kuroo, periodismo.
‒ ¿Y es interesante? – se acercó un poco más Aakashi al borde de la cama para mirar por encima de la cabeza de su compañero y revisar el libro por si entendía algo.
‒ No tanto como tú – sonrió Kuroo al mirar hacia arriba y ver esos espectaculares ojos que tanto le gustaban de Aakashi.
‒ ¡No seas tonto!
Con el libro que tenía abierto, Aakashi lo cerró dejando su dedo pulgar entre las páginas para no perder por donde iba y golpeó con suavidad la frente de Kuroo que seguía mirando hacia arriba en su busca. Ambos sonrieron.
‒ ¿De qué va esa asignatura?
‒ Es una optativa que elegí – dijo Kuroo – y... es complicado de explicar – sonrió Kuroo.
‒ ¿Enserio?
‒ Muy resumido, sería enseñarnos cómo usar las nuevas tecnologías informativas y comunicativas. Es complejo porque eso sólo es una pequeña parte, nos enseñan a expresar también, a utilizar todos los medios al alcance, no sé, son muchas cosas juntas.
‒ Ya veo. ¿Quieres dedicarte al periodismo deportivo?
‒ Estaría bien, sí. Quizá en radio, me gusta la radio.
‒ ¿Más que la televisión?
‒ Pues sí, la verdad – sonrió Kuroo antes de ponerse algo más serio que de costumbre.
‒ ¿En qué piensas?
‒ En que el periodismo actual ha decaído bastante. Hay muchos que ya ni siquiera investigan, sólo... sueltan rumores y tonterías que ellos creen. No quiero caer en algo así. Quiero ser un buen periodista, aunque no pueda acceder al área de deportes.
‒ Serás un buen periodista. Te gusta esto y es lo que quieres. Además te conozco, siempre lo das todo por lo que te gusta, incluido el voleibol – sonrió Aakashi.
Kuroo elevó el brazo y agarró con su mano la nuca de Aakashi obligándole a bajar un poco más el rostro a la vez que él subía para poder alcanzar sus labios. Le besó con suavidad aunque deseaba mucho más con él.
‒ Cambiando de tema, ¿vendrás a la fiesta? – preguntó Kuroo - ¿Se lo has dicho a tu madre?
‒ Se lo he preguntado – dijo finalmente – y va a venir porque le dije que era importante para mí.
‒ Genial. Me gustará conocerla.
‒ No sabe que salimos – dijo Aakashi.
‒ Mi padre tampoco, pero eso no quiere decir que no puedan intuir cosas. Creo que mi padre sospecha algo.
‒ ¿Enserio? Hemos tenido cuidado.
‒ Ya... pero aún así, creo que sospecha que me gustas. No le he dicho nada, sólo es una intuición mía. Últimamente me pregunta si he quedado contigo y eso.
‒ Que te guste alguien no es malo, supongo. Lo malo sería si se enterasen que realmente estamos en una relación.
‒ Lo sé. Por eso no he dicho nada al respecto.
‒ Tendremos que disimular mejor.
‒ Eso me está costando bastante. Cuando te veo sólo quiero ir contigo.
‒ Y aún así, durante los partidos y los entrenamientos te estás comportando como todo un capitán. No me haces más caso que al resto.
‒ Y mi esfuerzo me está costando. Ya te digo que desearía poder estar más contigo pero sospecharían demasiado si lo hago.
‒ ¿Y Kenma?
‒ Bueno... de él no sé mucho – dijo Kuroo – no es muy hablador que digamos y cuando llego de estudiar o de entrenar suele estar o estudiando o con sus videojuegos. Solemos jugar a videojuegos, así que no charlamos de estas cosas. No creo que sospeche nada y si lo hace, no me lo ha comentado.
‒ Kenma es muy listo, es posible que ya lo sepa.
‒ Sí, eso me preocupa, pero sé que aunque lo supiera, me guardaría el secreto. Como te digo, no ha dicho nada. Eso me tranquiliza. Es mi mejor amigo, me protegería. Se llevaría el secreto al a tumba antes que traicionarme.
‒ ¿Y tu padre? ¿Te preocupa? – preguntó nuevamente Aakashi.
‒ Un poco. Sé que sospecha que me gustas, pasamos mucho tiempo juntos entrenando y estudiando pero no sabe que salimos, además sabe que en el equipo no puede haber ninguna relación seria. Creo que piensa que no te diré nada referente a salir por ahora, así que, creo que estamos a salvo, de momento pero es posible que en la fiesta hable con tu madre.
‒ ¿Qué hable? ¿De qué?
‒ Nada en concreto, simplemente se presente o quiera conocerla, por sus sospechas de si en un futuro tú y yo pudiéramos salir. No sé, sólo es una impresión mía. Quizá me equivoque, pero él es muy dado a esas cosas. Si cree que me gustas, intentará llevarse bien con tu familia por mí. Por eso creo que en la fiesta, tu madre no se sentirá fuera de lugar. Y yo estaré allí también para darle conversación – sonrió Kuroo.
‒ Eres un ángel, aunque ya te dije que mi madre no suele sentirse cómoda en estos ambientes. Por su trabajo, hay gente que la ha hecho sentirse de menos y prefiere guardar las distancias.
‒ No hay nada por lo que deba sentirse mal. Trabaja mucho para mantener a su hijo, es una gran mujer. Merece respeto, así es como yo lo veo.
***
Leía un libro bajo la luz de la mesilla de noche de su cuarto. Desde que su esposa falleció, sentía la soledad en esa casa. Su único hijo dormía en la residencia del campus y él, en esa cama solitaria donde pasaba noches en vela pensando y pensando en cómo estaría su hijo. Le preocupaba. No podía negar algo así. Perdió a su esposa y casi perdió a su hijo, toda su vida se descontroló en sólo un instante. Ahora, proteger y cuidar a Tetsurou kuroo era lo único que le mantenía las ganas de vivir.
Últimamente, veía a su hijo más contento que de costumbre. No es que Kuroo no fuera un chico feliz, de hecho casi siempre sonreía, era agradable con la gente y simpático, tenía mal genio con su propio pelo cuando se quedaba de esa forma extraña tras dormir. Sonrió al recordar las posturas raras en las que dormía su hijo. Desde que nació, le gustaba abrir la puerta de su cuarto y comprobar que dormía, ver que estaba bien. Ahora no podía hacerlo. Su niño había crecido y estaba en la universidad. Un día de estos, acabaría, tendría una pareja y se marcharía a vivir su propia vida. Eso le aterraba un poco como padre.
Pensó en esas sonrisas que últimamente iluminaban el rostro de su hijo. El brillo de sus ojos, eso era sin duda alguna porque alguien movía su mundo. Conocía bien ese sentimiento. Lo tuvo en varias ocasiones, pero el más intenso de todos, fue cuando conoció a su mujer. Se enamoró perdidamente de ella y no paró hasta conseguir casarse. La amó como a ninguna otra igual que amaba a su hijo. Estaba claro que su hijo posiblemente, estaba sintiendo el amor por alguien, posiblemente ese chico con el que últimamente iba a todos lados.
Una relación con otro miembro del equipo estaba prohibida, así que ahora dudaba: ¿Saldrían juntos o sólo estaba enamorado de él y no había dicho nada para no fastidiarlo con el equipo? No estaba seguro. Lo que sí sabía, es que su hijo era respetuoso con la gente, por lo tanto, si había decidido salir con ese chico, sería en secreto para evitar rumores y expulsiones del equipo de voleibol. Por eso mismo, él no quiso decir nada de ese comportamiento que ahora veía en su hijo. Mientras el entrenador no sospechase, él tampoco diría nada pero... quería conocer a Aakashi, quería saber un poco más de la persona que movía el mundo de su hijo.
Sonrió. Quizá en la fiesta podría hablar algo más con él. Desde luego, su hijo no era bueno disimulando.
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