
10-Aislados
Aislados, esa era la palabra para describir a los de Nevermore del resto de Jerichó. Debido al suceso, todos estaban un poco nerviosos, pero sabían que estando todos juntos o en grupos, el hyde no se atrevería a atacarlos. Enid y Miércoles visitaron a Eugene quien solamente tenía algunos pocos rasguños por esconderse entre las maderas de la caseta. Las abejas recibieron un nuevo hogar de manera temporal.
—Gracias por venir a verme, pero estoy bien, soy una abeja fuerte—dijo el chico con una sonrisa.
—¿Sabes por donde vino el ataque?—preguntó Miércoles.
—No, estaba en la caseta cuando escuche la puerta y pensé que tal vez serías tú o Enid ya que sois los únicos que habéis ido alguna vez cuando vi a ese horrible ser...—respondió—pude esquivar de suerte el primer golpe y luego toda la caseta se caería por sus ataques.
—Entiendo—dijo la gótica—a partir de ahora ninguno de la academia ira solo a las afueras, si alguien ve algo o como atacan a alguien que de la voz.
—Si—dijeron los dos—se lo diré a los demás ya que la seguridad hace que te olvides de que no puedes ir solo—Enid lo comentó por los grupos, era mejor recordarlo.
Ambas se despidieron del chico abeja y salieron por la puerta cuando vieron cerca a Tn.
—Enid, te estaba buscando—dijo el chico—¿puedo hablar con ella?.
—Por supuesto, a ver si se aclara el tema de una vez—respondió ella fría y pasando por su lado.
Tras verlas marcharse por el pasillo, ella se le quedó viendo recordando el día anterior.
—Enid, ¿podemos hablar en mi habitación?—ella asintió algo avergonzada.
Mientras caminaban, Enid pensaba en lo sucedido, se puso algo roja porque hizo aquello, pensaba que tal vez él estaba molesto. Aunque su cuerpo recordó la sensación que le produjo que le agarrase de la cintura justo antes de la alarma.
Llegaron al cuarto, él dormía sólo así que nadie los molestaría. Ella al verse a solas con el chico, en su dormitorio y viendo que no tenían clases, muchos pensamientos impuros recorrieron su mente.
—Tú dirás—esbozó una sonrisa e incluso se había abierto un poco la camisa.
El chico suspiró y finalmente pudo hablar.
—Estos días...te has comportado de otra forma...y...bueno...quería saber el motivo...—estaba bastante nervioso y lo veía sudar—y también...pedirte perdón por lo de ayer, por lo de...—se trababa mucho y era incapaz de hablar.
Algo del celo era que aparecía muy a menudo si estaba relajada, pero en aquel momento fue como un chute de adrenalina para la loba. Veía al chico indefenso, recordando el día anterior que no hizo otra cosa que aumentar su calor y allí a solas. Enid sintió como sus hormonas se descontrolaban absolutamente por completo, sus pupilas cambiaban y las garras se alargaron.
Era parecido a cuando enlobó por primera vez, pero sin hacerlo, aún mantenía esa forma humana. Le miraba como a una presa herida a punto de ser devorada por un lobo hambriento.
—Tn—dijo con una voz algo más grave.
—Enid deja que...que...—al verla, la notó completamente diferente.
La loba se fue acercando y lo empujó contra la cama. Cuando el chico quiso decir algo, le rasgó la camisa de la ropa formal que llevaba ese día. No le costó demasiado.
—¡Enid!—pero ella le besó de manera pasional sorprendiendo al chico.
—Llevo...ya...días intentando comerte...—dijo la loba—me gustas Tn...estoy completamente enamorada de ti...cuando te vi con Divina pensé que mi mundo se venía abajo...—parecía que las lágrimas le iban a salir—te necesito en mi vida.
—Eh...—le tomó del rostro—calma, tú también me gustas.
—¿Lo dices de verdad?—la cara de ella ahora estaba algo más calmada.
—En serio, aunque hasta Divina no había tenido contacto con una chica a niveles de relación—se rascó la nuca—y no sabía como decírtelo. Lo siento, soy...torpe.
Al voltear a mirarla, observó como ella se desprendía de la parte superior de su ropa.
—Tn, las lobas pasamos por un estado de celo y yo ahora estoy en celo—explicó ella—eso hace que nos comportemos de cierta manera como hice ayer, tengamos algún cambio de humor y sobretodo...somos muy territoriales—le lamió la mejilla—¿te importa si te como aquí y ahora?—le agarró la entrepierna con cierta dureza—noto que ya estás listo, además, siento que si no lo hago voy a enloquecer y matar a alguien.
La respiración jadeante de la loba unido a ese tono hizo sentir un hormigueo por todo su cuerpo. ¿Debía sacrificarse por el bien común de la academia?, quizás Enid mataría realmente a alguien en ese estado.
—¿Quieres decir...hacerlo?—preguntó él muy rojo.
Enid le mordió el labio inferior y estiró suavemente ante el sonrojo del chico.
—Tn, lo que siento por ti es verdadero—parecía que había una batalla entre la loba y su humanidad—te quiero.
—Y yo a ti, me gustas mucho y...me gustaría salir contigo.
Ella esbozó una sonrisa antes de besarlo, los mimos y caricias empezaron.
Sin embargo, eso no hizo más que aumentar el calor de la loba que se separó un poco para tomar aire. Intentó quitarle los pantalones al chico, pero entre las prisas y viendo su torpeza para esas cosas optó por algo inesperado. Con su fuerza, arrancó de golpe la ropa del chico.
—Era nueva...—dijo el chico algo triste pues apenas la pudo estrenar.
El tenerlo indefenso, desnudo y a su merced, aumentó los latidos de la loba. Sus instintos ganaron y ante la sorpresa de él, Enid aulló de gran manera que resonaría en toda la academia.
—Vaya...alguien va a ser devorado—comentó Miércoles mientras escribía la novela en su habitación pues se escuchó el aullido.
—¿Deberíamos ir a ayudarlo?—preguntó Cosa haciendo gestos.
—No, no será devorado de esa manera—respondió ella—así tendremos más tiempo y paz en está habitación porque pasará más tiempo con él.
Luego...Enid se comió al chico de una forma tan pasional y fogosa, que la esperaba había merecido la pena. Tn no dio crédito a lo que ocurrió, pero no le molestó en absoluto.
—Ha sido...ha sido...—era incapaz de decir algo.
—Maravilloso—concluyó Enid con una sonrisa antes de abrazarlo—uff, estoy sudando—se retiró los mechones sudados.
Después de eso, se estuvieron diciendo cursilerías y demás cosas cariñosas. Además, ahora eran oficialmente una pareja. Ahora se encontraba mucho más calmada, el calor había desaparecido.
A la tarde, el chico salió a dar una vuelta tranquilamente por la zona donde había muchos alumnos, el peligro siempre estaba en el exterior del edificio. Pero notaba que muchos susurraban mientras caminaba y lo veían pasar, era como el primer día. Aunque era diferente, las miradas de las chicas eran otras, algunos susurraban o sonreían.
—No entiendo una mierda—pensó éste caminando hasta que pasó por un grupo de hombres lobo.
—Eh Tn, enhorabuena—le comentó.
—¿Por qué?.
Ellos se miraron y luego voltearon a verlo.
—Parece que te han marcado, y todo apunta a Enid—respondió—lo podemos oler—se tocó la nariz.
El chico salió de allí algo rápido y sonrojado aunque la cosa se repitió con otros hombres lobo de la zona. Incluso algunas mujeres que lamentaron no haber podido hincarle el diente antes.
Tn llegó a la habitación de Enid, cuando escuchó que pasase, entró y vio a la loba feliz y radiante antes de lanzarse a sus brazos.
—Me han dicho que...—pero fue callado por un beso.
—Si, olvidé por completo eso...—le tocó la espalda.
—¡Auch!—se quejó éste.
—¡Lo siento!—la chica le tumbó, le quitó la camisa y le examinó—fui...algo bruta.
Miércoles allí presente vio las marcas de las garras en la espalda. Adoraba ver aquella clase de cosas.
—Esperaba que cada arañazo fuera de un color distinto teniendo en cuenta que quién lo hizo fue Enid—comentó—un misterio menos.
Dicho esto, se marchó pues era hora de la clase de esgrima. Enid se borró ese año porque ya tenía otros clubs más interesantes según ella. Cosa se marchó con Miércoles pues le gustaba mucho observar los combates.
—Al menos ya ha terminado tu celo—comentó el chico suspirando y sintiendo el masaje de la rubia.
La loba se acercó a su oído desde su espalda.
—Oh no mi chico ardiente, no ha hecho más que empezar—le mordió la oreja—y ahora...estamos solos tú y yo.
—Enid...tengo miedo...
—¿Por qué?, no te voy a hacer nada malo...—le tocó la espalda suavemente con el dedo.
Tn estaba muy asustado cuando fue dado la vuelta por ella.
—Me pregunto por donde debería empezar a comerte—algo de saliva salía de su boca.
—Sé...gentil—pidió el chico como aquel que pide clemencia a su enemigo.
—No puedo garantizarte algo como eso—dicho eso se abalanzó sobre él.
Mientras tanto, en Jerichó, el sheriff Galpin estaba examinando unas fotos que habían tomado unos cazadores. Era la de una bestia, un hyde. Y aunque los hyde se parecían mucho entre ellos y eran muy similares, todo apuntaba a que era su hijo.
Miró la fotografía de su esposa y le pidió perdón por lo que pudiera suceder, pero que era su deber como protector de Jerichó. Además, su comportamiento no había cambiado en absoluto en todo el tiempo que estuvo en prisión.
—Ya lo tengo todo—revisó la pistola, la escopeta y demás—cuando llegue el momento estaré listo para dar caza a...a...—el nudo era fuerte—a ese monstruo.
Fue a su despacho y agarró el teléfono, marcó un número y esperó.
—Si, soy el sheriff Galpin...quiero que me pases a Miércoles Addams—dijo.
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Un saludo :)
PD: La trama de Enid tratando de conquistar a Tn ha terminado, ahora viene la acción. Eso no quita que veamos momentos de la pareja :D
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