넷: ¿Pediste morir?
—¿Quién eres y por qué estás aquí? —Oyó el susurro al mismo tiempo que sintió la cuchilla en su garganta.
ChanYeol sonrió y se inclinó ligeramente a lado del hombre pelinegro, dejándole sentir el filo de su propia arma en la entrada baja de las costillas de su adversario en dirección a sus pulmones y, con suerte, su corazón.
—Sargento Park. Mi equipo y yo fuimos convocados para proteger al líder —respondió señalando con la mirada al resto de francotiradores que cubrían los otros flancos del Palacio.
El hombre pálido, pelinegro, de belleza sin igual y piel perfecta como la porcelana, a quien el más alto reconoció como el Capitán Lee TaeMin, antiguo líder del equipo táctico M, —y uno de los cantantes más famosos del país en la actualidad—, bajó la mirada hacia el arma que le rozaba el pecho y sonrió con una mezcla de travesura y peligro que nunca había percibido en las fotos y vídeos que circulaban por internet sobre el artista.
—Gracias por su arduo trabajo —pronunció sin perder la juguetona sonrisa antes de guardar su arma y lanzarse sin miramientos hacia el patio principal del Palacio, donde se encontraban reunidos un amplio grupo de cambiaformas, incluyendo su pareja destinada.
Con el impecable y teatral aterrizaje, la atención de los presentes fue atraída tanto al artista como al lugar de donde provenía, haciéndolos fijarse automáticamente en ChanYeol.
—Sargento Park. Aproxímese —Ordenó JongDae a través del intercomunicador.
El peligrís le asintió a su segundo al mando para que tomara su lugar y luego descendió por las escaleras, ignorando la mirada acusadora que le pareció percibir de BaekHyun.
—Su señoría —saludó TaeMin con una sonrisa maliciosa que fue advertida tanto por el peliblanco como por el peligrís, segundos antes de que empuñara su arma y saltara directamente hacia el líder.
ChanYeol no supo como interpretar la mirada sorprendida pero a la vez enfurecida de su compañero predestinado cuando se encontraron frente a su soberano, sometiendo a M al mismo tiempo, uno frente al otro.
—Me alegra saber que su bienestar está en buenas manos, su señoría —se burló el artista mientras era forzado sobre sus rodillas.
—Un movimiento en falso y haremos volar su bonita cabeza, Capitán —advirtió ChanYeol señalando los cinco puntos rojos iluminando el rostro de TaeMin.
—Así que piensas que soy bonito —coqueteó M sin mostrar una sola pizca de miedo o el más básico nerviosismo—. Dime algo, ¿follas con la misma precisión con la que atacas?
El gruñido visceral proveniente del peliblanco sorprendió a todos los presentes, sobre todo a TaeMin.
—Oh por dios —jadeó M liberándose del agarre con facilidad y poniéndose de pie, pasmado—. ¿El sargento Park es...
BaekHyun cerró los ojos, encajó la mandíbula y asintió.
ChanYeol volvió a enfundar su arma, más que exhausto a ese punto, y retrocedió para acercarse a JongDae.
—Me llamó —pronunció colocándose frente a él.
—Creo... que JongIn tenía razón y... necesitas estar presente en esto —dijo con el rostro mirando a otro lado, mostrando lo mucho que le costaba pronunciar esas palabras.
—¿Es una orden? —Cuestionó Park directamente.
El castaño alzó la mirada hacia su subordinado, frunciendo el ceño, suspiró y finalmente negó.
—Regresaré a mi posición —informó antes de inclinarse ligeramente en despedida y dirigirse de vuelta a las escaleras.
—Sargento Park, deténgase —oyó ordenar a M—. Quédese, es una orden: deseo que disfrute de la función.
—TaeMin...
—¿Dónde está el Príncipe heredero? ¿Aún no regresa de su luna de miel tras la ridícula quinta boda, o se está escondiendo en alguna cueva, como siempre?
—Capitán Lee —pronunció el líder alzando finalmente la voz—. Recuerde cuál es su lugar —amenazó con un gruñido.
TaeMin no parecía impresionado.
—Según el consejo, mi lugar es aquí, con mi espada bañada en sangre tras terminar de cortarle la cabeza y la de su hijo mayor —se encogió de hombros—. Es normal que pregunte por una de mis víctimas, ¿no le parece, su señoría?
ChanYeol nunca había visto a su líder tan molesto, parecía temblar con furia, como si estuviera conteniendo todo de sí mismo para no cambiar y desgarrar al artista miembro a miembro, pero sin llegar a lograrlo del todo.
—Basta —susurró BaekHyun parándose frente a TaeMin—. Hicimos un pacto, ha llegado el momento de cumplir. No te crees más problemas, por favor.
—Como si tú no hubieras estado haciendo lo mismo por años —se burló M con un bufido.
El peliblanco sonrió, estaba realmente feliz de volver a ver a su mejor amigo, pero le entristecía que fuera en esa situación.
—Lo sé, pero ya fue suficiente, M, es hora de dejarlo ir.
El artista resopló con molestia y negó.
—¡Mataron a mi compañero, a nuestros amigos y a tu esposa por culpa suya! —le recordó con la voz llena de rencor—. ¡Los asesinaron a traición! ¡Aún después de haber ganado la pelea! ¡Lo sabes!
—M...
—¡¿Por qué pretendes no reconocer al hijo de puta que apuñaló a Key?! —Reclamó señalando a SeHun.— ¡¿Por qué no has exigido la cabeza de la escoria que te quitó a TaeYeon en vez de solo pedir morir?! ¡La pareja de este bastardo me quitó a MinHo y me viste darle caza hasta conseguir mi venganza, ¿por qué ahora pretendes ser ajeno a toda esa mierda en vez de aceptar que los odias tanto como yo?!
Oír el nombre de la que fue su esposa pareció romper a BaekHyun, quien cerró los ojos con fuerza intentando contener sus lágrimas y empuñó sus manos deseando poder tener su Katana consigo, ChanYeol adivinó, para aferrarse al mango como lo había visto hacer cuando necesitaba pensar o solo respirar.
Sin embargo, en medio del caos de rugidos y peleas que el artista había comenzado con sus declaraciones, hubo una sola cosa que quedó estancada en su cabeza.
—¿Pediste morir? —Preguntó el peligrís, incrédulo.
Varios voltearon a mirarlo con distintas expresiones que no se molestó en leer, siendo la de BaekHyun la única que le importaba. No parecía arrepentido.
—Es lo mejor —exhaló H casi sin aliento—. No quiero lastimarte, pero no voy a aceptarte nunca. Ella era mi todo.
ChanYeol comenzó a negar, sintiendo sus propios ojos nublarse debido a las lágrimas que comenzaban a inundarlo.
—Te dije que permanecería alejado —le recordó retrocediendo—. Ni siquiera notarás que existo.
—No se trata solo de eso —dijo el peliblanco pasando una mano por sus propios cabellos—. Hay mucho en juego y tu existencia...
Su rostro se contrajo con molestia
—Así que sí tienes un respaldo —comprendió TaeMin retomando su expresión burlesca—. Por eso me llamaste. No piensas dar pelea y ella te hizo prometer que no te suicidarías, así que decidiste que era hora de que cumpliera con mi palabra y tomara tu cabeza.
Sonrió encantado, con los ojos brillando con aquel dejo malvado al que ChanYeol se estaba acostumbrando.
—Dios, ni siquiera te importa el Sargento Park o tu amado protegido —le encaró—. Pedazo de mierda egoísta, solo pensaste en morir y ya.
El peligrís no sabía qué lo hacía sentir más enfermo, la sonrisa casi enloquecida del pelinegro ante su descubrimiento, los ojos maravillados con los que observaba al peliblanco, o la obvia aceptación en el rostro estoico de su pareja predestinada.
—Yo no te llamé —aclaró BaekHyun con frialdad—, JongIn lo hizo. Yo no tengo nada que ver en eso.
—Por supuesto que no —se burló el artista negando.
—La Katana, señor —oyó el peligrís pronunciar a Mark mientras este le ofrecía la espada a JongDae, quien le asintió en dirección al peliblanco para que se la entregara.
—No será necesario, no habrá pelea —declaró TaeMin desenfundando su sable.
—No vas a lastimarlo —espetó ChanYeol colocando una pistola de mano contra la sien del pelinegro.
—No te metas en esto —espetó BaekHyun frunciendo el ceño.
—Quise hacer un trato contigo, si no vas a respetarlo, yo tampoco —anunció Park antes de colocarse delante del peliblanco a modo de protección y levantar su mano contraria en una señal hacia su equipo, quienes no tardaron en iluminar los puntos vitales de M, listos para disparar.
—Me agradas —confesó TaeMin hacia el más alto, volviendo a sonreír con malicia.
—Sargento Park —vociferó el Líder—, apártese del camino.
—No.
—Este es un pacto establecido por el consejo —argumentó Kim SooHyun—, o se aparta o será acusado por traición y será ejecutado.
—Moriré junto a mi compañero entonces —proclamó el peligrís sin apartar la mirada fija del artista sobre él, ambos midiendo el ataque que estaban a punto de realizar.
Una navaja contra su cuello y otra presionada contra su riñón derecho debieron quizá sorprenderlo, claramente le quitó el aire a algunos de los presentes, pero no a ChanYeol, él sabía que su compañero predestinado no iba a quedarse sin pelear.
—Dije que no te metieras en esto —le gruñó.
—Mátame entonces —lo provocó.
Las cuchillas retrocedieron pero un golpe certero en su riñón izquierdo lo hizo caer y encogerse .
—Hazlo ahora, toma mi cabeza —ofreció BaekHyun adelantándose, incluso entrando en la mira de los francotiradores.
—Mmmm, no sé... —pronunció TaeMin con fingida incomodidad— Cortar cabezas mientras me apuntan con un arma... No sé —se quejó mirando a ChanYeol, quien aún acuclillado por el dolor mantenía la pistola nivelada en dirección a la cabeza del artista.
—¡Solo hazlo! —Gritó Byun.
—No estoy de humor —respondió el pelinegro comenzando a guardar su espada.
—M —comenzó el líder con urgencia.
—Además... —interrumpió el nombrado suspirando dramáticamente— el consejo ha decidido que quiere estar presente en esto y que el resto de la manada merece dar una opinión también —declaró fingiendo inocencia.
Entonces las puertas del palacio fueron abiertas y todos los integrantes de la manada, ya fueran Humanos o Cambiaformas, ingresaron con cierto nerviosismo en su ser mientras avanzaban y rodeaban a los involucrados.
Los integrantes del Consejo entraron al final tras asegurarse de que toda la manada estaba presente.
—Concejal, Shim, Concejal Lee, bienvenidos —pronunció el líder intentando acercarse a ellos.
—¿No saludarás a la Concejala Do? —Pronunció Shin ChangMin, uno de los ancianos más antiguos y poderosos de la raza de lobos cambiaformas.
—No sabía que ella perteneciera ya al concejo superior, mis disculpas. Bienvenida, Concejala Do —Pronunció el líder con una falsa sonrisa mas todos los cambiaformas presentes olieron lo furioso y asqueado que se sentía al tener que bajar la cabeza ante ella, quien solo le sonrió y asintió con respeto.
Los ancianos se limitaron a levantar una ceja hacia el líder y avanzar hasta tomar su puesto en lo alto del palacio, invitando a JooHyun y TaeMin a acompañarlos.
BaekHyun se inclinó ante ellos y cerró los ojos: sabía lo que sucedería y no quería ser parte de ello.
¿Desde cuándo TaeMin se había convertido en concejal? Confiaba en él para matarlo debido a lo furioso que quedó con él cuando no le permitió asesinar a NamJoon frente a todos, y el profundo juramento que le hizo ese día de ser quien acabara con su existencia; ahora aquel deseo parecía haberse esfumado.
—Hemos oído que tienes una pareja destinada, Hijo de la Luna, ¿Quién es?
BaekHyun se mantuvo en silencio, aún con la cabeza gacha sin querer ser comidilla de la manada o los malditos ancianos, ocultando su olor y todas sus emociones como siempre que se encontraba frente a cualquier enemigo.
—Puedo contestar por él, señores —ofreció TaeMin bajando de lo alto del trono para ir directamente hacia el peligrís—. Él es el Sargento Park Chan Yeol. Sniper en el presente, según entiendo, y considerado el mejor arquero de la manada en la época de guerra, salvó a mitad de la población gracias al invento que ayudaba a disparar varias flechas al mismo tiempo.
—Se le llama Ballestas —Le informó ChanYeol.
—¡Eso! Él las hizo y las repartió entre sus soldados para ayudar —contó como un padre orgulloso.
El peligrís gruñó.
—Solo las construí, no las creé. Y era necesario: estábamos bajos en números debido a la cantidad de supuestos rivales que vinieron a atacarnos —explicó.
—¿Supuestos? —Cuestionó Lee JinKi, el segundo anciano. ChanYeol asintió.
—No olían como los lobos de plata y seguían bajando de la colina, señor —explicó.
—Ve, como se lo dije en ese entonces, fue un ataque falso, infundado y con la orden directa de matar al Hijo de la Luna.
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