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ESPECIAL (2/2)

Mis párpados pesan, trato de abrir los ojos pero todo resulta en imágenes borrosas. Sostengo mi cabeza entre mis manos con fuerza, me duele. Acto seguido, me doy cuenta que tengo pequeños "tubos" impregnados en las venas de las manos y los brazos, les he dado de un tirón que me ha hecho fruncir el ceño de dolor.

Me obligo internamente a abrir los ojos por más dificultoso que sea; es que no entiendo nada, no sé qué pasa, donde estoy ni por qué estoy así.

‒¡Tae! ¡Hijo mío, despertaste! ‒Reconozco que es la voz de mamá pero no puedo verla, sigo sin lograr abrir los ojos. Quiero responderle, decirle que sí, he despertado; pero no, siento que mi cuerpo es inútil, que no me obedece.

La luz solar sigue entrando por la ventana sin dejar que vea algo, ya no siento la presencia de mamá en lo que creo que es una habitación, se ha ido, estoy sólo, me ha abandonado.

Esas palabras empiezan a retumbar en mi cerebro desocupado de pensamientos y solo me recuerda algo; o mejor, alguien.

‒Jungkook... ‒articulo lo primero que mi cuerpo logra formular.

‒¡Ya era hora que el bello durmiente despierte! ‒un señor avanzado en edad irrumpe en la silenciosa habitación elevando su voz de manera molesta, siento que se acerca a mi cama pero no le presto atención, siquiera le dirijo la mirada. Jungkook. Sí, Jungkook ¿Donde está? ¿Por qué no lo veo?‒... Y bueno, ¿cómo se siente, joven Kim?

‒¿Eh? ‒Los últimos minutos se la ha pasado hablando y en ninguno de ellos, le he prestado atención. Elevo mis ojos a verlo e intentar fingir concentración. Veo que se ríe.

‒Vaya, parece que esa cabezita ya se está ocupando de reconstruir las memorias, bueno ‒masculla con la gruesa voz que posee‒, esto responde a mi pregunta. Se ha recuperado más a prisa de lo esperado. Pediré a la señorita Lee que le haga una última revisión ‒Se hace a un lado para que vea a la joven que va vestida de enfermera tras él‒, luego de eso, podrá dejar el hospital al atardecer, si todo corre bien.

‒ Gracias, doctor ‒agradezco aunque aún no sea capaz de procesar todo lo que ha dicho‒.

‒ No hay de qué, fue un honor cuidarlo, jovencito ‒contesta con una sonrisa que deja a vista los dientes perfectamente blancos‒. Ya he hablado con su responsable sobre su situación ‒Levanto la mirada de mis manos y lo miro, miro a mamá, se miran entre ellos y mamá forza una sonrisa. Algo está mal.

‒ Que... ¿que situación?

‒ Por el momento no se preocupe con ello, en los prójimos días trate de reposar, nada de fiestas, esfuerzo o cansancio físico. Ahora le dejo en manos de la señorita Lee. Nos vemos más tarde. ‒Se marcha sin que sea capaz de cuestionar más nada.

‒ ¿Mamá? ‒Sus ojos perdidos se vuelven hacia mi‒ ¿Qué quiso decir con "mi situación"? ¿Qué me pas...

‒ Hablamos más tarde. La enferma espera. ‒No me deja terminar y se marcha de la habitación a prisa. He logrado ver sus ojos empapados.

La enfermera se me acerca y luego empieza a ordenar que haga lo que pide, lo hago pero no tengo la cabeza en esa recámara.

Sé que hay algo mal. Muy mal.

‒ Gracias por traernos, Hobi ‒contesta mamá mientras trata de quitar con lo que carga encima e intentando abrir la puerta del coche‒, dale mis saludos a tu mamá.

Observo a Hoseok por el espejo, me mira preocupado.

‒ Si quiere, me quedo para ayudar en algo ‒ofrece Hoseok sin despegar la vista de encima‒.

‒ No te preocupes, Hope, ya hiciste suficiente ayudándome en el hospital. Ve a casa y descansa, puedes venir mañana para el desayuno, tendré que ir de compras y necesito a alguien que vigile al paciente ‒dice mamá en broma. No soy capaz de reír junto a ellos‒.

‒ ¡Vale! ¡Hasta mañana entonces! ‒Mamá baja del coche y después de acomodar una mochila en el hombro y la bolsa al cuello, extiende su mano en mi dirección.

‒ ¡¡Oye que no estoy paralítico!! ‒exclamó asustando a mamá y atrayendo la mirada de Ho Seok hacia mí.‒ Lo siento... no quise decir eso. ‒Antes que la vergüenza me consuma, marcho del coche de cabeza gacha en dirección a casa.

Me siento culpable. Sé que mamá no tiene la culpa, sé que mi primo tampoco pero estoy molesto. No sé que tengo, que me pasó antes que quede dos días dormido en una cama de hospital.

¡No recuerdo!

Sólo lo recuerdo a él. Recuerdo su nombre, el perfume que usaba, el aroma de su shampoo, el color de su piel, sus labios, el sabor de estos. Recuerdo como sus cabellos castaños se apoyaban en mi cuando dejaba su cabeza caer sobre mi pecho. Recuerdo como su cuerpo era una obra de arte, como se encajaba perfectamente al mío. Hasta soy capaz de recordar qué fue él quién dejó una cicatriz en mi pierna, que fue él quién usó la mayonesa vencida y luego salió en media tormenta a buscar medicina. Recuerdo la vez que dejó que le hiciera el amor, la vez que me dejó ver sus lágrimas, la primera vez que mostró su lado frágil y se rompió en mis brazos. Recuerdo el cosquilleo que recorría mi vientre cuando sus dedos paseaban por mi cuerpo. Recuerdo cómo sonreía la primera vez que salimos de compras, cómo lloraba cuando me le confesé.

Sí, recuerdo todo. Todo menos lo que pasó antes de ese maldito hospital. No sé cómo fui a parar allí y sé que mamá tampoco me lo dirá pero hay una cosa que sí sé; fue Jungkook el que me dejó así y es Jungkook quien ya no está.

‒ Un par de días y esto se ha puesto una basura ‒comenta mamá mientras abre la puerta de mi habitación y corre las cortinas llenas de polvo hacia un lado‒.

‒ Pues si...

Camino hasta mi cama y lentamente me siento en ella. Largo un quejido de dolor involuntario. Siento que en dos días mi cuerpo tiene ochenta años.

‒ Voy a hacer la cena. Cuando esté listo te...‒

‒ No tengo hambre, gracias ‒contestó intentando sonreír ante la expresión desconfiada de mamá‒. Voy a descansar un poco y si tengo apetito bajaré por algo de comer más tarde‒.

Mamá me analiza. No está satisfecha con mi actitud, lo sé, pero trata de entenderme e intentando esbozar una sonrisa se marcha de la habitación cerrando la puerta antes de murmurar "Que descanses. Estoy en la cocina, por si me necesitas.".

Mientras cierro la puerta del baño tras mí y me dispongo a ir por algo de comer, veo que hay algo en la cama que queda al otro lado de la mía.

Después que mamá se marchase de mi habitación, sólo tuve fuerzas para tumbarme y cerrar los ojos cayendo en sueño profundo. Desperté siendo ya las diez de la noche, había dormido por cinco horas sin interrupción; algo insano para alguien como yo que siquiera es amante del sueño.

Ahora que salgo del baño tras una difícil y relajante ducha, me deparo con eso que no había visto antes.

Me acerco hasta sentarme en la cama que no es mía y tomo el pequeño pedazo de papel blanco que hay allí entre mis manos. Lo observo por encima. Es simples, no hay nada que lo adorne de no ser por el:

De: Jeon Jungkook
Para: Kim Taehyung

Mi respiración se torna irregular y mis manos empiezan a temblar ligeramente. Cierro los ojos suavemente y entonces todo se viene. Todo lo que pasó aquel inicio de mañana.

Su cuerpo en mis brazos. El timbre sonando. Mingyu. "J y M". Eran novios. Lágrimas. Mentiras. Todo se torna oscuro y lo ultimo que escuchó es su voz pidiendo que despierte.

Abro los ojos con urgencia, arrojo con fuerza el casi intacto papel contra la pared. Observo la habitación que tengo a mi alrededor. Esto tiene demasiado de Jungkook.

‒ ¡¡Mamá!! ‒la llamo.

En breves segundos escucho sus pasos apurados por la escalera.

‒ ¡Tae! ¡Hijo! ¡¿Qué pasa?! ¿¡Te encuentras bien!? ‒Se ve agitada y se acerca tocando mi frente para ver si tengo algo de fiebre o otra cosa.

‒ Estoy bien, mamá, solo... necesito algo ‒murmuro bajando la cabeza porque sé que le va a parecer extraño‒; mamá, necesito que saques esta cama de mi habitación y la devuelvas al sótano.

‒ ¿Qué? ¿Por qué? ¡¿Ahora?! ‒exclama mamá luciendo confundida‒.

‒ Sí.

‒ Hijo... necesito la ayuda de Hobi para eso. No puedo hacerlo sóla y tu no puedes hacer esfuerzos...

‒ Llámalo, mamá. Hace tiempo que no comparto tiempo con Hobi... y hoy él mismo se ofreció a quedarse...

‒ ¿Estás seguro de esto, Tae?

‒ Seguro, mamá. 


‒ ¡Aigoo, mi espalda! ‒se queja Hope lanzándose en mi cama.

‒ Siento haberte molestado para esto ‒contesto mirándolo arrepentido‒.

‒ ¿Qué es eso, muñeco? Ya sabes que estoy aquí para ti. Te quiero ¿lo sabes? Jamás me molestas ‒me consola Ho Seok‒.

Se me acerca y me revuelve los cabellos, costumbre que tiene desde siempre. Le ofrezco una sonrisa y me alejo.

‒ Voy a lavarme y bajamos a comer algo ¿vale? ‒cuestiono marchando al baño.

‒ ¡Pero si pasa de medianoche! ‒exclama mientras se ríe.

‒ ¡Yah! ¿¡Me quedo dos días dormido sin comer y es esto lo que mi primo preferido me dice!? ¡Me siento ofendido!

‒ ¡No soy el preferido y sí, el único! ‒finge estar celoso.

‒ Si bien recuerdo fue Jinhwan hyung el que me dio el videojuego que quería la navidad pasada ‒le provoco‒.

‒ ¡Yah! ¡Kim Taehyung!

Antes que venga atrás de mi, cierro la puerta del baño y me encierro mientras sonrió de las bromas que acabamos de hacer. Recuerdo entonces como se siente bien tener a Hoseok cerca.

Me lavo y cuando termino tras tardar algunos minutos, salgo secándome el rostro.

‒ Hobi ¿qué te parece si salim... ¿Qué haces?

‒ ¿Qué es esto?

Eleva sus ojos del papel que tiene en las manos y me mira esperando una explicación.

Camino hacia él y le arrebato el objeto de las manos. Camino hasta el guardarropa y lo arrojo en una de los cajones menos usados.

‒ Tae yo no quise...

‒ Olvida. Fue sólo una basura que encontré al llegar hoy por la tarde ‒comento intentando parecer despreocupado‒.

Es entonces cuando llamo a esa carta de "basura" que recuerdo nuevamente sus ojos, sus abrazos, sus labios, sus cabellos, su piel. Lo recuerdo. Recuerdo cómo me dejó.

‒ Hobi... lo extraño ‒confieso antes de romper en llanto en los brazos de Hoseok, me abraza igualmente‒.

Mientras me trato de recomponer, me alejo de Hoseok. Me siento avergonzado.

‒ No se merece tus lágrimas, lo sabes ¿verdad? ‒cuestiona Hoseok.

‒ Lo sé ‒contesto empezando a jugar nervioso con mis dedos‒. Sabes... ¿sabes a donde se fue? ‒ pregunto avergonzado de mi actitud. Hoseok suspira.

‒ No, se fue sin decir nada ‒asegura Hope‒.

‒ Desgraciado... ‒murmuro cerrando mis puños con fuerza.

Me retiro de la habitación y siento los pasos de Hoseok atrás de mi. Llegamos a la cocina silenciosa y en el mismo silencio empiezo a servir la comida para ambos. Siento la mirada de Hoseok sobre mi.

‒ ¿TaeTae?

‒ ¿Sí?

‒ ¿Estás bien?

Cojo una de las tantas botellas de vino de mamá y lo sirvo en dos copas.

‒ ¡Claro que si! ‒Le extiendo su copa con una gran sonrisa.

‒ ¿Seguro? ‒me mira extrañado.

‒ ¡Por supuesto! ¡Un brindis a la recuperación de este paciente! ‒sonrio inmensamente, Hoseok también abre una bonita sonrisa.

Escucho los cristales chocando y mientras Hoseok está entretenido con su comida, me giro hacia la ventana, de espaldas a mi primo.

Dejo que las lágrimas caigan por mis mejillas. Dejo que un nudo se apodere de mi garganta. Y en mi interior sólo soy capaz de una cosa. Maldecir a Jungkook con todas mis fuerzas.

‒ Espero jamás verte, pero si algún día pasa, te probaré que logré ser feliz, logré ser alguien, aún cuando me quitaste los sueños, me rompiste el corazón y me dejaste botado como un cobarde. Te lo prometo ‒murmuro apretando mis dedos contra el cristal de la copa‒.

‒ ¿Dijiste algo? ‒escucho la voz de Hobi.

‒ Para nada, ¿cómo está la comida?

Y aunque quisiera gritar con todas mis fuerzas, llorar hasta no poder más, sentir un nudo en la garganta, el aire dejar mis pulmones, por más que quisiera golpearlo ahora mismo; estaba allí, sonriendo, bebiendo vino, comiendo alegremente porque como Hobi había dicho, el hijo de la amiga de mamá no se merecía mis lágrimas.

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