Capítulo 4
Taehyung no puede evitar sonreír abierta y grandemente al ver el taxi aparcar del otro lado de la calle y un Jungkook abrigado exageradamente, haciéndose lucir como muñeco, bajar del mismo.
Intenta pararse pero, como un inútil, cae de nuevo al piso. Jungkook lo observa, decepcionado, desde el otro lado de la calle. El taxi sigue parado esperando por ambos.
Allí se encuentran los personajes trabando una batalla de miradas, uno a cada lado de la Avenida 57 silenciosa y oscura.
Un Hoseok escondido en la entrada de la fiesta observa la escena dudoso si debe dejar a ese chico que no le agrada para nada cuidar de su primo o no. Suspira pesadamente dándose por vencido y dejando sobre los hombros del destino la responsabilidad por lo que va a pasar esa noche. Busca con la mirada a Yoongi, necesita urgentemente marcharse a casa.
Taehyung por primera vez no se siente mal bajo la mirada contraria que tiene como reflejo la luz de los postes. Extiende su mano en un pedido mudo por ayuda mientras siente su corazón acelerarse tontamente. Jungkook suspira pesadamente antes de quitarse el saco de lana que tiene arriba y cruzar la calle, dejando como tema musical de la romántica y cliché escena, el ruido de sus botas golpeado contra el pavimento.
En silencio y sin querer mirar a Taehyung directamente a los ojos, Jungkook sostiene la mano contraria mirando a los zapatos de un Taehyung sonriente y de un golpe lo jala hacia arriba. Suelta su mano y posicionándose a su frente envuelve su caliente abrigo en los hombros del chico parado a centímetros de él.
Jungkook suspira pesadamente bajando la mirada hacia sus pies. No sabe qué decir o hacer.
A Taehyung ya no le importa si en ese momento Jungkook es capaz de oír los golpes que su corazón da contra su pecho, siente como si fuese a explotar, como fuegos de artificios. El cuerpo flojo del moreno pierde el equilibrio y cae contra el menor, que se asusta por el acto repentino e inesperado.
La cara de Taehyung se hunde en la curva del cuello de Jungkook, inhala fuertemente de ese aroma que le ha gustado desde la primera vez que lo sintió, provocando que el menor cierre los ojos fuertemente en un intento de controlar los resultados de tanta proximidad.
– No es momento para que seas un pervertido... –susurra Jungkook apartando de si el cuerpo de Taehyung por los hombros.
Taehyung no reconoce al chico que tiene al frente. No es el mismo que le ha proferido cosas tan groseras esa mañana, el mismo que casi lo golpeó o ese hombrecillo de mirada fría, distante y prepotente. No, no es ninguno de esos. Esa versión de Jungkook es algo nuevo e inesperado, pero demasiado agradable.
Jungkook se posiciona al lado de Taehyung sosteniendo el cuerpo totalmente flojo y sin sentido de dirección del mayor por el abdomen, ayuda a que éste no se tropiece en el camino hacia el taxi y cuando llega lo mete con dificultad en el vehículo.
No han siquiera llegado a la esquina cuando la cabeza de Taehyung cae en el hombro de Jungkook en medio al silencio que domina el taxi. Jungkook mira hacia abajo y sólo logra ver la cabellera castaña pesando contra su hombro. El hombre que maneja está enternecido por la escena y mirando a Jungkook le ofrece una sonrisa, el menor no hace nada más que asentir y apoyando su cabeza en la ventana empañada, puede verse a sí mismo y al chico que duerme en su hombro como ángel. Se dedica por el momento a escuchar la respiración ajena y las palabras sueltas que escapan por entre sus labios.
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– Ya es tarde pero aun así debes bañarte... –musita un Jungkook cansado después de cargar con el cuerpo del mayor por todas las escaleras.
– Mi cama, ¡cómo te extrañé, bebé!... –Taehyung camina torpemente hacia la cama listo para hundirse en la misma pero es impedido por la mano de Jungkook que lo sujeta por la chaqueta y arrojándole una toalla lo empuja hacia el baño, haciendo con que el mayor le declare lo molesto que es e implorar por quedarse en la cama. Nada cambia, no tiene otro remedio sino intentar llegar al baño sin ningún moretón, ya que sus incompetentes pasos ya han derribado unas cuantas cosas al piso.
Llega al baño y sentándose en la tapa de inodoro empieza a intentar desvestirse pero solo es capaz de quitarse los zapatos, la chaqueta y la playera cuando sus ojos pesan y con una sonrisa cierra sus ojos recostando su cabeza contra la pared helada.
Jungkook se ha arrojado a la cama, sus ojos también pesan y su cuerpo está cansado. Frunce el ceño al ver que la ducha nunca es abierta. Se para y se aproxima a la puerta entreabierta un poco molesto.
– Abre la maldita ducha, imbécil. Quiero acostarme –Intenta usar su tono más bajo posible para no despertar a las dos mujeres que ya duermen–.
No hay respuesta. Roda los ojos y empuja la puerta. Casi se cae al piso al ver un Taehyung dormido arriba de la tapa del inodoro, sólo de pantalones y la piel erizada por el frío que entra por la diminuta ventanilla del baño. No puede evitar sonrojarse al ver el cuerpo del mayor. Nunca había pensado en cómo era, pero es mas definido de lo que aparentaba.
Camina hacia donde está el otro y con violencia le pellizca el brazo. Taehyung abre sus, ahora, diminutos ojos, asustado y sintiendo un pequeño dolor molestar la parte inferior de su brazo. Se gira a ver a Jungkook.
– Auch... que malo... –murmura haciendo a Jungkook rodar los ojos y de un jalón arrojarlo hacia la bañera haciéndolo caer sentado en esa superficie fría, arrancando de sus labios un gemido de dolor. No le importa que el mayor esté de pantalones aún y empieza a llenar la bañera, seria peor si no estuviera con ellos.
No tarda mucho en que la bañera esté llena y Jungkook tome el champú en sus manos y lo esparza en la cabellera mojada de Taehyung. Está tan concentrado en hundir las yemas de sus dedos en ese suave cabello que ni se percata cuando Taehyung mueve su cabeza hacia fuera de la bañera para vomitar fuera del agua, pero más precisamente encima de las adoradas botas de Jungkook.
El cuerpo del menor se paraliza al ver sus botas sucias de algo de aquel género.
– ¡Desgraciado! ¡¡Mira lo que has hecho!! ¡Eres un completo idiota! –Totalmente molesto se para y se lava las manos de champú mientras muerde su labio inferior en un intento de no proferir más ningún insulto contra el mayor y levantar a los que ya duermen. Siente sus mejillas hirviendo por la rabia que lo consume.
– Kookie... –La voz quebrada y llorona de Taehyung golpea sus oídos– Lo siento. Te compro otras mañana.
– ¡Jamás encontrarás otras como estás en un lugar como este! ¡Me harté de ti! ¡Termina tu solo! –Jungkook arroja con violencia la toalla al rostro empapado de Taehyung y está dispuesto a marcharse si no es por alguien vistiendo una bata, los ojos hinchados y una expresión de espanto parada en la puerta.
Mala hora la que Jihee decide aparecer.
– ¿Q-que hacen, chicos? –Es capaz de formular.
– Mamá... no es lo que piensas. Ese idiota estaba borracho y... tuve que ayudarle a bañarse pero terminó por vomitar en mis botas, como agradecimiento –Jihee escucha todo atentamente. Mira a Taehyung en la bañera, este tiene los ojos llorosos y un puchero, luego a su hijo que mira a ese puchero con desprecio y fastidio–. Vuelve a dormir, mamá. Voy a hacer lo mismo –La mujer asiente–.
– ¿Estarás bien, Taehyung? –la mujer pregunta haciendo a Taehyung asentir y a Jungkook salir del baño rodando los ojos.
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Taehyung ha encontrado, después de mucho pensar, una forma de quitarse los pantalones ajustados y mojados pegados a su piel. Termina su 'ducha' y envuelto en la toalla que Jungkook le ha 'dado' sale del baño encontrando al menor acostado en su cama y tapado.
Estar de remojo unos cuantos minutos en agua no muy caliente le ha dado energías para ponerse el pijama doblado al pie de su cama. Termina de vestirse y camina hacia la cama del menor, se encarga de cubrirlo bien. Seca sus cabellos con la toalla arrojándola a una esquina de la habitación enseguida y hundiéndose en su cama, el sueño lo toma inmediatamente. Dos minutos y ya está roncando.
Jungkook roda los ojos al escuchar los roncos del contrario. Por supuesto no estaba dormido.
Se quita la manta de arriba y encaminando sus pasos hacia la cama fronteriza a la suya mira el estado ajeno de brazos cruzados a altura del pecho mientras agita su cabeza negativamente.
«Me cubre tan bien y se olvida de sí mismo. Que torpe.» –piensa.
Toma las cobijas al pie de la cama y las acomoda arriba del cuerpo encogido de Taehyung. Observa por más algunos instantes esos mechones aún húmedos cayendo por su frente, esos labios no muy gruesos ni muy finos entreabiertos y su respiración calma.
Algo vibra en la mesita de centro que separa las camas. Es el móvil de Taehyung. Jungkook toma el aparato en manos y aunque su principal intención era ver el motivo de la vibración, encontrarse con una foto suya mientras dormía abierta en la galería lo hace echar una risita.
– Tan detestable... –murmura chasqueando la lengua y volviendo a admirar a un Taehyung completamente entregado al mundo de los sueños.
Suelta el móvil del mayor y regresa a su cama. Acostado de manera que aún pueda ver a Taehyung en medio a la oscuridad, se cubre con la cobija.
– Tsc... Siquiera se dio el trabajo de poner contraseña... –murmura a sí mismo, agitando la cabeza en negación y cerrando sus ojos.
No tarda en dormirse. Los dos hombres en la habitación están agotados.
EDITADO
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