Al terminar con el entrenamiento de Konohamaru, como dos horas después, Hiroyuki se quedó un rato más en el campo de entrenamiento hasta que apareciera humo de repente.

—¡Ufa! Ya casi me estaba cansando si seguía con la transformación.— Decía el pelinegro, sacando al aire su cola moviéndola de zorro y sus orejitas negras, suspiró complacido al tenerlas al aire. —“Ya hasta se me estaban entumeciendo.”—. Pensó cansado.

Después de darse estiramientos, se sentó al estilo indio de golpe. Alzó su vista hacia un árbol que de éste caía una hoja verde, esperó a que la pequeña hoja cayese hasta que él la agarra de golpe. Concentró su chakra canalizándola en la hoja hasta escuchar un *Poof* en ella.

Ahora lo que traía en sus manos era una mosca pequeña, cerró los ojos, ahora conectándose con los de aquél insecto, la mosca pequeña ahora miraba la apariencia del Kurama, quien mantenía los ojos cerrados.

Hiroyuki volvió a abrirlos con una sonrisa. Acercó a su insecto hasta llegarle a susurrar.

—Ve cómo está Naruto-kun.— La mosca entendió la orden de su amo, comenzó a volar hasta perderse de vista para los ojos zorrunos de Hiroyuki.

Él inconscientemente rió levemente al preocuparse del Uzumaki, también para saber como le fue ahora.

—Hola.— Una voz sosa lo saca de sus pensamientos, para después voltear a ver de quien era el proveniente de esa voz, se sorprende al ver quien era.

—Esto...— Demasiado tarde, ya no podía ocultar sus orejas y cola.

(...)

El mosquito seguía volando hasta llegar a la Academia, vio que en una azotea estaba Naruto con la cabeza cabizbaja pensando, el mosco negro se acercó hacia él. Pero sintió que era golpeado.

—¡Estúpido mosco! ¡Vete a molestar a otra parte o con tu amo Shino!—. Gritaba Naruto enojado dirigiéndose al mosco, el insecto hizo soniditos raros antes de desaparecer en un *¡Pof*. —¡¿Eh~!?

(...)

Ambos seguían mirándose, como queriendo descubrir que estaban pensando del uno al otro, uno quería descubrir quien era el pelinegro joven de Kimono rojo tradicional, aparte de tener una inmensa curiosidad por sus orejas y cola animalesca que en cierto punto le recordó a un zorro.

—“¿Quién es él? Nunca lo había visto por aquí. Debo mantenerme alerta.”— Hiroyuki se sorprendió al ver de nuevo al Hatake sentado en la rama de un árbol, con su máscara y bandana ninja tapándole la mayoría del rostro, curiosamente traía un librito rojo que decía: ‘Haciéndolo en el Paraíso.’ Miró la portada un poco rara, agudizó más su vista rojiza para ver en las letras de abajo unas pequeñas palabras... Decía, creador: Jiraiya.

Al terminar de leer el nombre, se le bajó una gota en la sien. (💧)

—“Ese viejo no deja de publicar lo que piensa.”— Pensaba eso soltando un suspiro por la nariz en silencio, alzó la mirada mirando hacia el azulado cielo.

—¿Y bien? ¿Quién eres y qué haces en medio del campo de entrenamiento número siete?—. Pregunta serio, sin dejar de mirarlo.

—Etto... ¿Entrenando? “Esa ni me la creo yo.”

—Hm.— El peliplateado baja de un salto la rama en donde se hallaba sentado. Con calma fue al lugar donde estaba sentado Hiroyuki, sin dejar de mirarlo con seriedad buscando respuestas. —¿Y podrías decirme de casualidad cuál es tu nombre?

—¡Ah! Me llamo... ehh.— Era obvio que no se le ocurrió en un momento oportuno para inventarse un nombre. De pronto se le prendió el foco. —¡Aye, mi llamo Hotaka Hachijō! ¡Mucho gusto, jejeje~!—. Ríe nerviosamente, frotándose la nariz en señal de que estaba nervioso por mentirle (otra vez).

—Hmm.

El pelinegro Yōkai se exalta de su lugar oyendo el típico ‘Hm’ largo, tomando indicio de que comenzaba a dudar sobre él. El Kurama baja las orejitas en forma de rendición.

—Está bien, te creo.— Vio como sonrió debajo de aquella máscara, también por su ojo derecho que se dio cuenta. Hiroyuki relajó los hombros y suspiró aliviado, hasta en su rostro se formaba.

Se tocó la frente teniendo ahora la mirada pérdida en el suelo, centrándose ahora en como sutilmente se mueven las pequeñas plantas del pasto, y del como algunas hojas que caían de los árboles, se los llevaba el viento.

—Bueno, ya que te presentaste. Sería una mala educación el que yo no lo haga.— Guarda su pequeño libro en su porta armas ninja. —Me llamo Kakashi Hatake. Ninja de la Aldea Escondida Entre Las Hojas.

—“Kuso.”

Se maldijo así mismo ya que no le llegaba para nada a la cabeza para inventarse cualquier cosa, obvio que no le diría que es hijo de un Bijū que casi destruye toda Konoha y a sus aldeanos. Cuando estaba transformado en niño no había problema en que se presentara tomándolo a la ligera, sin embargo, notaba en aquellos rostros (como Teuchi y su hija Ayame, Kakashi y más el Hokage) sorpresa, confusión, melancolía y sobretodo, sintiendo la tensión.

Le llegaba la tremenda curiosidad, del porqué se asombran con sólo tener el apellido Kurama, o tan sólo por el Uchiha. Él quisiera saber que sucedió mientras no estuvo a lado de su padre.

—Pues... yo voy de paso, ¡jejeh!—. Pone una mueca incómoda y nerviosa, sintiendo como la mirada ojinegra del Hatake le imponía mantener la discreción. El hiperactivo muchacho mitad Kitsune mira a Kakashi con una sonrisa, pero en su cara no se le quitaba lo inseguro que estaba. Y se sorprende al tener ese sentimiento que no conocía. —Sólo soy un aldeano cualquiera que quiere ver y visitar lugares por hobby. “¡Eres un idiota Hiroyuki, nadie creerá eso! ¡Aparte, ESTÁS DEJANDO TUS OREJAS Y COLA DE ANIMAL A SU VISTA!”.

—Ya veo.— Dijo sin importancia, luego señala las orejitas de Hiroyuki sin discreción. —¿Esas orejas en la cabeza son de verdad?

Ahí es cuando el pelinegro sentía que se le salía el alma por su boca, se la volvió a meter para forzar un sonrisa para que el Hatake no notara lo nervioso que estaba. Respondiendo con la extrema honestidad que tenía.

—¡Bu-Bu-Bueno... yo.. etto! S-Sí, son de verdad.— Cerró los ojos sin ver la reacción de el peliplateado, ya que éste no decía nada al respecto.

Kakashi se acercó aún más al Yōkai mitad zorro, mirándolo serio demostrando en su ojo único la expresión que también emanaba, pero la cambió a una más relajada. Se pone recto hasta acariciar la cabeza de Hiroyuki.

—¡O-Oe! ¿Y esa confianza?—. Pregunta divertido hacia el peliplateado, mirándolo de igual forma.

Kakashi no respondió a lo que le cuestionó el joven, miró las orejas peludas de “Hisoka” como éstas se movían con el vaivén. No resistió más y los acarició un poco, hasta apretarlo despacio y con sutileza. El pelinegro se estremeció un poco al sentir su parte sensible siendo tocada lenta y tortuosamente.
Sin querer soltó un...

—Ahh~.— Suelta un jadeo.

Se sorprendió de hacer ese sonido (extraño para él) que salió de sus labios, frunció el ceño tapando rápidamente su boca sin quitar esa expresión de sorpresa en él, sentía su sangre recorrer por sus mejillas, calentándolas en el acto.
Tenía mucha vergüenza en ese momento para mirar al Hatake, quien en todo el rato no se movió, él rápidamente aparta su mano de la oreja del ojirrojo, sin saber el Jōnin que también se había sonrojado a lo full por el (excitante) sonido que salió de los labios del Kurama.

Carraspeó la garganta incómodo, desviando su mirada al campo de entrenamiento. ¿Kakashi Hatake incómodo por un sonido jodidamente excitante para él?, eso nadie lo creería. Pero como este es un fanfic yaoi inventando...

—¡Ahem! Sumimasen.. No era mi intención hacer esa acción, lo hice por inercia y...— Calló, al ver como “Hachijō” se levantó lentamente con la vista gacha, sin hacer contacto visual con Kakashi, eso lo dejó confundido. —¿Hotaka...?

—No importa.— Levantó la vista viendo al ojinegro con penosidad, sin quitar ese sonrojo suyo. Se llevó una mano a su cabeza acariciándola. —¡Jejeh! Es que, nadie me ha acariciado las orejas ya que estas son muy sensibles al tacto. (💧)

—“¿Ah? Se lo está tomando muy calmado.”— Hiroyuki rió aflijido, queriendo que la tierra le tragase. No sabía cuantos tiempo más se aguantaría esa actitud segura, se le acabaría la dignidad, o ya la ha tirado por los suelos. —En verdad lo siento. Pero no niego que tus orejas son muy peluditos y suaves.

Terminando de decir aquellas palabras, el pelinegro se sonrojó violentamente. Que le dio la espalda al peliplateado cruzándose de brazos, haciendo un puchero.

—¿Dije algo malo?—. Pregunta inocente el peliplateado, claro, su tono de inocencia era falso al saber esa actitud Tsundere.

—No..— Musitó, viéndolo de soslayo.

—“Lindo...”— Pensó el Hatake viendo la escena típica (en su fantasía) el pelinegro de estatura media dándole la espalda, “Hotaka” lo miraba por el rabillo del ojo sin quitar su sonrojo.

—“¡¿Lindo!?”— Ahora si iba a desmayarse. Se le notaba al estilo anime como humo blanco salía por sus orejas animalescas de zorro, su rostro estaba hecho un tomate ahora.

—Bueno, fue un gusto haberte conocido. Pero tengo un pendiente.

El peliplateado caminó en dirección opuesta donde se encontraba Hiroyuki, al oír sus pasos alejarse se dio la vuelta rápido, quitándole lo avergonzado que estaba.

—¡O-Oye, Kakashi-kun!—. El mencionado para su andar, diciendo.

—¿Sí? ¿Qué pasa?—. Lo voltea a mirar, mirándolo con desgano, volviendo a su típica carencia.

—N-No le digas a nadie que tengo... estas características.— Se señala las orejitas zorrunas, quien él inconscientemente las  movió. Kakashi sonrió debajo de su máscara, riendo al mismo tiempo.

—No te preocupes. No se lo diré a nadie.— Hace un ademán, cerrando su boca como si cerrase un cierre en ella. Ocasionando una sonrisa ya más tranquilo.

—Arigatō.

Kakashi asiente, sin saber que vio en esa sonrisa con marcas en las mejillas, recordándole a alguien. Negó con su cabeza, tomando de nueva cuenta su camino hacia la Academia Ninja.

Mientras el peliplateado saltaba por los árboles yéndose hacía su destino, no se le quitaba la imagen de “Hotaka” sonriéndole. Instantáneamente se puso nostálgico.

—“Obito...”

Palabras: 1676.