A L Y S A
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No pude pegar el ojo en toda la noche ya que Ylenia tenía que ir a cada rato al baño para hacer pipí o para vomitar. Entiendo que ella no pueda controlar su necesidad de ir al baño, pero eso no quita que tenga mucho sueño. Gire en la cama mirando al techo mientras escuchaba como Ylenia volvía recostarse en la cama.

– ¿Te encuentras bien? – pregunte apoyando mis codos en la cama para ver a la princesa de los mares recostada en su cama tapada hasta la cabeza.

– Lamento haberte despertado de nuevo es que necesitaba ir al baño – la cabellera despeinada y azul de Ylenia apareció entre las sabanas verde manzana. – Nadie me dijo que cuando me embarazara el baño seria mi segunda casa – bromeo soltando una pequeña risita a lo cual yo me uní. En poco tiempo Ylenia dejaría la fraternidad para volver a su mansión y yo me quedare sin compañera de habitación lo que resta del semestre o hasta que me gradué no vienen muchos semidioses a esta universidad.

– Sabes cuándo mi tía se embarazo también iba mucho al baño para hacer pipí o vomitar luego le dieron una pastilla para que ya no tuviera vómitos. Decía que parecía una anciana yendo a cada rato a hacer pipí no podía retener los líquidos durante mucho tiempo y si lo intentaba se hacía encima. No recuerdo la última vez que vi a mi prima Soledad ahora debe estar enorme. – comente abrazando mi almohada no hablaba mucho de mi familia, pero cuando lo hacía me daba cuenta de que a pesar de que ellos no llevan mi sangre los sigo extrañando.

– Tengo un poco de frió ¿puedo dormir contigo lo que nos resta de la madrugada? – observo la cama de Ylenia donde ella está sentada mirándome con todos sus cabellos parados. Levante mi mano indicándole que viniera a mi cama es enorme cabemos las dos y esta no sería la primera vez que dormimos juntas por que alguna de las dos se encuentra triste. Es lo que hacen las amigas cuando tienen una pijamada con la diferencia que nosotras vivimos una pijamada cada noche al venir a la habitación. Compartir habitación con la descendiente de los mares me hizo ser más unida a ella al punto de volvernos grandes amigas y saber hasta cuando la otra esta triste. Ylenia salto de su cama poniéndose las pantuflas corrió a mi cama despacio con una mano en su vientre y se acomodó a mi lado. Gire para verla mientras ella se cubría mejor con las sabanas.

– Extrañare esto cuando tenga que volver a mi casa, te volviste una gran amiga para mi Alysa – antes de que pueda hacer cualquier otra cosa la peliazul me abrazo con fuerza.

– No exageres las hormonas te ponen muy sentimental nos seguiremos viendo en la universidad – hable cuando ella me dejo libre logrando respirar con normalidad. – Ni creas que te libraras tan fácil de mi – bromeo sacándole una pequeña risa. Continuamos hablando un rato más acerca de su embarazo y como iban las cosas con Adonis ya que desde hace algún tiempo ellos pasaban los fines de semana en su casa. Hasta que ambas caímos dormidas en los brazos de Morfeo.

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Desperté unas horas después por el sonido de la alarma de mi celular, estaba sola en la cama de seguro Ylenia ya está en el baño. Me estiro como un chicle para luego ponerme de pie sintiendo un ligero frió recorrer mi cuerpo al dejar las sabanas. Debería ser un delito despertarse temprano o yo debería comenzar a dormirme temprano para no tener sueño en la mañana. Camino al armario donde tomo una toalla limpia teniendo la esperanza de que no tenga que hacer fila para el baño. Al salir de la habitación noto que acaba de salir Sol y mi hermana Helen también observa lo mismo que yo. Nos lanzamos una mirada asesina y comenzamos a correr al baño para entrar primero y esquivando a la hija de Apolo logre entrar primero que mi adorable hermanita.

– Perdiste blanca nieves – me burlo de la platinada mientras cierro la puerta del baño. No tarde demasiado para dejar que Helen se aliste sino se pondrá de malas y no quiero que me moleste aún tengo un poco de sueño.

Al salir del baño camino envuelta en una toalla a mi habitación donde me preparo rápido poniéndome la ropa interior, colocándome un vaquero negro, una blusa corta negra con el dibujo de una calavera y una camisa a cuadros roja con negro. Mis botas negras cerraron mi look para luego cercarme el cabello y atarlo con una coleta floja me maquille rápido saliendo de la habitación. Fuera encuentro a Ylenia con un vestido sencillo pero bonito con flores de muchos colores y sobre su cabeza una corona de flores muy bonita. Traía unas cajas que parecían muy pesadas y de inmediato fui a ofrecer mi ayuda ya que ella no puede hacer fuerza por su embarazo.

– ¿Dónde llevabas estas cajas? son algo pesadas – comente sosteniendo dos cajas que parecían tener piedras.

– Las llevo al ático son cosas que no me llevare en la mudanza un poquito de todo por eso pesan tanto – comento ella soltando una risita lo cual me resulto extraño ya que Ylenia no había querido volver a entrar al ático luego de que encontrara una habitación secreta llena de murciélagos colgando del techo. Subimos las escaleras mientras Ylenia alumbra con la linterna de su celular hasta que enciende la luz. – Déjalas por allí – señalo una puerta mientras ella revisaba otras cajas, con algo de dudas camine a la habitación secreta que ella había descubierto hace mucho. Algo dentro de mí me decía que estuviera alerta, pero me pareció ridículo solo estaba con Ylenia. Deje las cajas encima de un mueble y cuando gire vi a Ylenia mirándome desde el marco de la puerta con una sonrisa algo macabra.

– ¿Quién eres? – los ojos de Ylenia o la que parecía ser ella cambiaron del azul a el gris. Tirando un artefacto en el suelo me saludo con su mano y la puerta se cerró de golpe.

Z I A R A
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– ¿Porque no puedo transportarme? – grito Alysa desde el otro lado de la puerta, sus gritos eran música para mis oídos hasta me ponían contenta por hacer lo que estaba haciendo.

– La magia es muy poderosa querida Alysa y más si sabes que juguetitos usar – exclame poniendo mi mano en la puerta para luego golpear mi puño en esta. – Ahora púdrete en tu encierro se dé buena fuente que no te gusta estar encerrada y menos si el lugar es muy pequeño ¡Ups! – me reí cuando la escuche gritar que la liberara pero eso no lo haré aun me queda una cosa más por hacer antes de irme y es no levantar sospechas de la ausencia de Diana. Transforme mi cuerpo en el de Diana cambiando el vestido que llevaba por un jean y una blusa negra que tenía escrito Nirvana sin mucho esfuerzo baje rápido subiendo la escalera para que no se escucharan los gritos de Alysa.

Nadie sospecho de mi cuando bajé a desayunar me mantuve seria observando a todos en especial a Apolión que me sonreía cuando me veía observarlo. Ojalá esa sonrisa de verdad fuera para mí y no para el disfraz que estoy usando es bueno soñar, pero debo continuar con el plan.

– Te quiero Apolión – lo abrase escondiendo mi cabeza en su pecho mientras él me rodeaba en sus brazos. Había extrañado esa sensación que tenía mi cuerpo cuando estaba a su lado, mi corazón bombeaba más rápido de lo normal y mi respiración se paraba.

– También te quiero mi flor – sus palabras me dolieron, pero aun así sonreí para separarme de él y me fui dejándolo en la cocina con las otras embarazadas. Seque la lagrima que cayó por mi mejilla y acomode mi cabello para continuar mi camino a la puerta.

– Hey chica oscura espérame – escuche la voz del único cabo suelto que me había olvidado de atar. Gire con una sonrisa para ver Helen sonriéndome acomodando su cabello a un costado, de verdad esta chica es muy linda ahora entiendo que le ve Hypnos. Nunca la había visto sonreír o por lo menos no lo hace conmigo creo que esta celosa de que Hypnos y yo seamos amigos. Pobre ilusa si supiera que no es ese gemelo el que anda detrás de mí.

En la universidad pude perder a Helen y metiéndome en el cuarto del conserje viajé hasta el punto donde debía esperar mi siguiente misión. Un bosque sobrio pero apartado de un pequeño pueblo, dejé de usar el amuleto cambia forma y pude volver a ser yo.

– Tu siguiente punto en la misión es esperar que Apolión te encuentre y entrégale el mensaje que te enviare con alguien que ira a verte pronto – otra vez me hablo en mi cabeza, pero esta vez no pude soportar tanto dolor sangre salió un poco por mi nariz.

– De acuerdo – me resigne a esperar sentada en medio de aquel bosque completamente sola con la única cosa que me forzaba a pertenecer a este macabro plan, mi mamá.

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Agua fría me cayó en la cara despertándome de mi sueño, me dolía el cuello por la mala posición y sentándome en el suelo me saque las ramas del cabello. Cuando miré al frente para saber quién me había arrojado el agua me encontré con una chica alta, delgada con el cabello oscuro como la noche, pero de este había pequeños destellos como de luz. Traía un vestido blanco muy al estilo de la antigua Grecia, pero no era largo hasta los pies, sino que le llegaba por encima de las rodillas. Me sonrió arrojando el cuenco que había usado para tirarme el agua y me extendió su mano. En su mirada oscura se podían reflejar las estrellas y sus rozagantes mejillas contrastaban con su apenas bronceada piel.

– Hola soy Styx¹ y tú debes ser Ziara supongo – estreché su mano dudando un poco, pero pude sentir como tan solo tocar su piel que mis energías volvieron. – Cuanto odio me agradas Zia – rió Styx que luego me ayudo a levantarme, aún seguía algo débil por la conversación con Cronos.

– Falte a mis clases de historia y lamento informarte que tu nombre me resulta conocido, pero aún no sé de quién eres hija – comente acomodando mi ropa que se había llenado de hojas, ramitas y tierra del bosque.

– Mis padres son Nyx y Érebo², por lo que estoy enterada estas a esto de ser mi cuñada – hablo uniendo su dedo pulgar con el índice especificando de la mínima cercanía de estos. – Pero no me distraigo más te entrego el paquete por el cual estoy aquí – chasqueo los dedos para que atrás suyo apareciera una caja flotando que la tomo y me la entrego. No pude decir nada porque ella volvió a hablar interrumpiéndome. – Mi hermano Tátanos jamás hizo nada por ninguna chica sin esperar nada a cambio siéntete afortunada Ziara – palmeo mi cabeza mostrándome una sonrisa antes de irse dejándome más confundida de lo que ya estaba. Enserio la personificación del odio se ve tan alegre porque si es así no me quiero imaginar a como se verá Afrodita.

Mire el cielo y la noche ya estaba sobre mí, hasta que se fue esta chica no me había percatado que estaba a oscuras. Dejando la caja alado de donde había dormido fui por ramas al bosque mientras espero a Apolión no quiero congelarme del frió. Junté una gran cantidad de ramas secas mientras pude iluminar con la linterna de mi teléfono, las lleve donde estaba la caja y arme un circulo con rocas y puse las ramas allí. Busque un encendedor en mis ropas no traía más que chicles y una nota de Tátanos que me decía que me compraría un nuevo encendedor ya que el mío lo perdió.

– Estúpido ese encendedor me lo regalo mi papá es algo invaluable – hablé a la nota como si con eso lograse que esta me contestara y para mi sorpresa si recibí una respuesta, pero no de la nota.

– Tranquila que lo conseguí no precisaba que me insultaras – deje la nota encima de las ramas secas y gire viendo una figura entre las penumbras de la poca luz de la linterna de mi celular. Apoyado contra el árbol se veía la colilla de un cigarro encendido. Sin decir nada rápido me puse de pie corriendo hacia él para abrazarlo y saber que no era ninguna ilusión.

– Te insultare todo lo que se me dé la gana, porque te quiero mi idiota.

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#FelízJuvesEnLlamas

1 Styx, diosa del río Estigia y personificación del Odio

2 Érebo personificación de la oscuridad y la sombra

Styx en multimedia

Capítulo dedicado a Migueljimenez08 lector destacado ❤