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Capítulo 7.

Ana mantenía su mirada fija en él contrario mientras mantenía sus brazos cruzados, yo estaba en el mismo lugar mirándolos, Daren se giró despacio y la miró de arriba abajo, su cuerpo estaba tenso, lo podía notar, pase saliva intentando bajarme pero él sujetó mi pierna ejerciendo algo de fuerza indicando que no me moviera de mi lugar, hice una mueca sin decir nada al respecto, la tensión estaba en el aire, entonces era él a quien se refería aquella noche que me había secuestrado.

—Debo decir que este es un lugar muy inapropiado para que la embaraces—descruzo sus brazos y abrí y cerré mi boca ante eso, estaba loca, no iba a dejar que hiciera tal cosa.

—No voy a embarazarla— su voz era firme al igual que su mirada, baje mi vista a mis piernas cerrando mis ojos con alivio— y si eso le sigue molestando pues entonces que se vaya a la mierda.

—Jamás encontrarás tu cuerpo, no hasta que hagas el último cambio— abrí mis ojos alzando de a poco mi vista, mire su sonrisa maliciosa en sus feos labios rojizos.

—Buscaré otra manera de encontrarlo, así que mientras dile al imbécil que la deje en paz por el bien del submundo— ella solo desvió su mirada hacia a mí la cual la mantuve, hizo una mueca para así entrar a un cubículo encerrándose en él, pude ver una nube negra esparcirse por todo el baño.

Baje de donde estaba y salí casi corriendo del lugar, mi corazón estaba acelerado y sentía mis piernas temblar, camine hacia la mesa vacía recogiendo las bolsas para poder irme lo más rápido que podía, de la cartera de mi padre deje la propina, estaba a punto de salir cuando aquel chico Isaac se puso a mi lado, tenía una vestimenta casual más una gorra negra, mostró una sonrisa cálida y respire profundo, pero esta se borró al verme agitada y con las bolsas en la mano. ¿Ya había pasado media hora?.

—¿Ya te vas?...

—No, yo.. — Negué sin saber que responder, claramente quería irme pero había aceptado ya aquella invitación—solo iba a comprar un nuevo celular, ¿Me acompañas?.

—Sería un placer— me ayudó con las bolsas y le agradecí, mi vista se desvió hacia los baños, él salió del de hombros y me miró fijamente, no quería estar cerca suyo pero si me iba posiblemente más demonios irían tras de mí.

Salí con Isaac del lugar y subimos a las escaleras mecánicas, me miró con una sonrisa y se la devolví un poco forzada, seguía nerviosa pero intente disimular lo más que podía, sabía que él nos seguía pero no podía verle, me llevó a una heladería cercana haciendo espacio para que yo entrase primero, le agradecí por el gesto tan caballeroso y fui recibida nuevamente por el frío, nos sentamos en una pequeña mesa y me dijo que esperara mientras él compraba los helados, había pedido de vainilla con chispas de chocolate. Froté mi rostro con frustración, no entendía porque tenía que embarazarme, tantas chicas por elegir y justamente yo fui la tonta que quedó, una locura.

Mire el vendaje de mi mano, moví mis dedos poco a poco ya casi no sentía mucho dolor pero todo este ajetreo está haciendo que mi brazo duela, acaricie mi cuello esperando al chico llegar pero había una pequeña fila, ¿Qué debía hacer?, no podía irme con Lina porque seguramente me odiaba, con Helios mucho menos y Harry, dios mío, tan solo pensar que no quiere ni verme me causa dolor, mordí mi labio para evitar derramar alguna lágrima, se suponía que compraría primero el celular pero seguramente supo que estaba mal y me trajo aquí, tan solo esperaba que este no fuese un demonio también. Gire mi vista hacia la ventana viéndolo ahí sentado vigilando lo que hacía, aparte mi vista y finalmente Isaac llegó con los helados.

—Creí que esto te alegraría antes de ir a comprar tu celular— se sentó y recibí lo extendido con mucho gusto, sonreí por eso y asentí sutilmente.

—¿Tan desanimada me veo?— sujete la pequeña cuchara mientras lo miraba sonriendo cálidamente, vaciló un poco antes de responder.

—La verdad, desde que entraste al local pude sentir tu incomodidad y tristeza—se encogió de hombros llevando algo de helado a su boca.

—Soy muy obvia— comí también del helado, que por cierto, estaba muy delicioso y era lo último que comería el día de hoy, sabía que no cabría más nada en mi panza.

—Un poco, sí—ladeó su cabeza cruzando sus brazos por encima de la mesa, reí bajo y suspire encogiendo mis hombros—Bien Rosie, háblame de ti.

—Vengo de una familia adinerada, pronto me graduaré y entraré a una universidad en Seattle para estudiar leyes... Ahm, tengo diecisiete, cumpliré dieciocho en dos meses y soy hija única— conté resumiendo muchas cosas, asintió volviendo a comer helado, él había pedido chocolate— Tu turno, Isaac.

—Bueno, claramente no soy de familia adinerada, nunca estudié debido a mi situación económica, uh, tengo tres hermanos soy el mayor y tengo veintiuno— comí más helado mientras lo escuchaba hablar.

—¿Cómo se llaman tus hermanitos?.

—Samuel, Cloe y Victoria— en sus ojos podía ver un hermoso brillito cuando nombraba a sus hermanos, claramente se veía que los amaba, no sabía que se sentía tener hermanos menores.

—¿Qué tal si les compramos helados?, seguramente les encantaría— ladee mi cabeza riendo por su reacción, negó rotundamente y revolotee mis ojos haciendo un ademán—no aceptaré un no como respuesta, además, no lo hago por lastima espero eso te quede claro.

—No pensé eso— rasco su nuca con sonrisa nerviosa, saque la cartera de mi padre y saque un poco de efectivo, lo deje sobre la mesa—No.

—Sí— lo acerque a él, había dinero suficiente para los helados y para que guardara— compra los helados y quédate con el resto, no está en discusión.

—Eres muy terca— con duda recibió el dinero, alce un poco mis hombros para luego mirarlo ir a la caja para comprar lo que había dicho.

Recargue mi espalda de la silla y con una sonrisa triunfante comí una buena cantidad de helado, humedecí mis labios borrando de a poco mi sonrisa, de reojo mire hacia la ventana pero ya no estaba ahí, suspire colocando mi codo en la mesa y rascar mi cabello mientras seguía comiendo helado, ya casi terminaba con el mío, el suyo estaba por la mitad, al volver alce mi vista volviendo a sonreír, se sentó dejando una bolsa en la mesa.

—¿Ves?, no fue difícil obedecer— bromeé entre suaves risas de ambos.

Hablamos un poco más hasta terminar de comer los helados, ambos salimos de la heladería para ir directo a otra tienda para comprar mi celular, estaba un poco inquieta porque no podía verlo más, ¿Acaso se había ido a la casa?, sacudí un poco mi cabeza al escuchar una campanita al momento que Isaac abrió la puerta, nuevamente entre primero y mire mi alrededor, olía muy bien, me acerque al mostrador para pedir el que quería, movía mi pierna con impaciencia mientras daba los datos de la tarjeta, también había comprado una línea.

—Todo listo— enseñé la pequeña bolsa y este asintió sonriendo, salimos mientras platicábamos muy a gusto, estar cerca se sentía bien él era muy sonriente y cálido, era muy amable.

No podía irme sin hacerle un pequeño regalo para él y sus hermanos, al estar en el estacionamiento suspire alzando unas bolsas en su rostro cuando detuvo su caminar, Daren seguía en el lugar ya que el auto aún estaba en el aparcadero, Isaac con confusión sujeto las bolsas mirando luego su contenido, volvió a negar, seguramente pensaba que la anterior compra era para mí.

—Con los helados bastaba, Rosie.

—Espero que les guste mucho y también espero volver a vernos, te estaré escribiendo ¿De acuerdo?— me acerqué para dejar un pequeño beso en su mejilla, claramente debía alzarme un poco, sonrió apenado asintiendo.

—Ten una bonita tarde, linda peli-roja— sus brazos me rodearon para abrazarme así que le correspondí, me aleje sintiendo su pico en mi mejilla, agite mi mano con una sonrisa mirándolo irse.

Me acerque tranquilamente al auto de mi padre abriendo la puerta de copiloto, por suerte no tenía seguro, me adentré dejando las bolsas a mis pies y cerrar la puerta, coloque el cinturón de seguridad y luego acomode mi cabello sin mirarlo, carraspee esperando que colocara el auto en marcha pero aún no lo hacía, gire mi cabeza mirándolo y este tenía la vista fija en el volante.

—¿Conducirás o no?— no dijo nada y tampoco me miró, encendió el motor y colocó el auto finalmente en marcha.

Suspiré acomodándome mejor en mi lugar, cruce mis brazos recargando mi cabeza de la ventana mirando la carretera, sentía mis párpados un poco pesados, no había dormido nada básicamente así que estaba cansada y tenía sueño, el brazo dolía un poco pero podía soportarlo al llegar a casa tomaría una pastilla para dormir tranquilamente y no sentir esa molestia. Él seguía en silencio y en el auto había una gran tensión que me inquietaba al igual que el silencio, ¿Pero de que valía preguntar sobre lo sucedido si nunca respondía nada?, mire hacia adelante notando que íbamos a una gran velocidad, esquivaba los autos muy rápido y eso me estaba asustando.

—Baja la velocidad, estás conduciendo muy rápido—hable claramente inquieta mirando como cada vez más aumentaba la velocidad, justo al frente venía un camión el cual tocaba el claxon muy fuerte—¡Daren baja la velocidad!.

Cerré mis ojos esperando el impacto que nunca llego, mi corazón latía con mucha rapidez y podía sentir la adrenalina correr fuertemente por mis venas, en minutos detuvo el auto un tanto brusco, sin pensarlo me sostuve con la mano derecha con fuerza para no golpearme, aun seguíamos en la carretera pero se detuvo a un lado donde no estorbara a los otros autos, quite el cinturón rápidamente y baje del auto cerrando la puerta en un azote, camine un poco hacia el bosque alejándome del auto y de él, estaba temblando y con las mejillas húmedas, casi chocábamos, casi moriría seguramente. Acomode mi cabello intentando calmarme, la adrenalina aún seguía en mi cuerpo, al girarme lo vi cerca de mí.

—¿Qué mierda te sucede? — Mi pecho subía y bajaba, sentía un nudo en la garganta y aún estaba temblando— ¡Pude morir!.

—Seguramente sería feliz con eso— su tono de voz era alto, le mire sin creer lo que había dicho.

—Si serias feliz con mi muerte ¿Entonces por qué mierda te empeñas en cuidar de mí?— en este punto el enojo estaba más que presente, limpie mis mejillas con brusquedad sintiendo arder estas—si quieres que muera solo lárgate y ya.

Me gire dándole la espalda y comenzar a caminar más hacia el bosque adentrándome en él, me abrace a mí misma debido al frío que sentía, me sentía abrumada y muy enojada.

—Vuelve al auto, Rosie— no le hice caso y seguí con mi caminar, la adrenalina aun no salía de mi sistema, pase saliva sujetándome de un tronco al tropezar—Vuelve al puto auto ahora.

—No— no le mire, tome aire para seguir con mi caminar, aún el temblor en mi cuerpo no se iba, me sorprendí cuando mi voz había salido firme.

Todo pasó tan rápido que no me dio tiempo de pestañear, él me acorralo en un trono ancho, nuevamente pase saliva mirando el fuerte color dorado de sus ojos, ya me estaba acostumbrado a ellos, tenía que mantener mi cabeza un poco alta para sostener su mirada, gire mi cabeza al momento que golpeó el tronco dejando salir un gruñido de enojo.

—Yo no quiero que mueras, malditasea yo solo quiero que te alejes de ese chico— su respiración era pesada, lo mire de reojo conteniendo la respiración por unos segundos— me perteneces, eres mía Rosie... Solamente mía— cerré mis ojos sintiendo el roce de sus labios en mi cuello, su voz era ronca y baja, por lo cual erizo mi piel.

—No soy un objeto— giré mi cabeza para mirarlo mejor mientras susurraba aquello, miré sus labios por unos segundos y luego desvié la vista hacia sus ojos.

—Nunca dije que lo fueras—Sus dedos sujetaron mi mentón alzando este un poco, ahora el roce estaba en mis labios, no podía alejarme más debido a que el tronco no me lo permitía.

La cercanía era muy escasa y mis nervios aumentaron más, mire sus ojos por unos instantes pero cerré mis párpados al sentir mejor el contacto de sus labios contra los míos, su mano izquierda sujetó con firmeza mi mentón y su mano derecha sujetó mi mejilla, se apegó más profundizando cada vez más el beso correspondido, mis manos las dejé en su pecho, sabía que esto no estaba bien pero no podía negar que una pequeña parte de mí no quería que se detuviera ni mucho menos quería que se alejara, lo quería cerca y que me protegiera de cualquier cosa. De acuerdo, ya perdí en este juego, ahora solo queda mirar el final de todo esto.

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