Capítulo 5.
De acuerdo, no sabía dónde me encontraba, pero claramente estaba soñando, afuera llovía de forma fuerte, el frío que hacía era brutal, pero no frenó mi caminar, estaba en una casa gigante que se veía muy vieja y polvorienta, camine hacia la segunda planta subiendo las escaleras despacio, podía escuchar voces en una habitación, una femenina y otra de un niño.
Despacio llegue a la puerta, pero no entre, solo me asome por la abertura de la puerta mirando a una joven embarazada y un niño con semblante asustado. Este sí que era un sueño realmente raro para mí, cuando la chica se durmió mire como el niño salía de la cama y se acercaba a la puerta, me aleje rápidamente y lo vi salir de la habitación, lo seguí siendo cuidadosa hasta llegar a la cocina, este tomaba un poco de agua mientras su pequeño cuerpo temblaba.
—Sal de mi cabeza— me giré asustada al escuchar su voz, estaba justo detrás de mí mirándome con firmeza, no tenía camisa, solo un mono de chándal.
—Este es mi sueño, no el tuyo— me sobresalte al escuchar un grito a mis espaldas, me gire mirando horrorizada aquella escena, un hombre con túnica asesinaba al pobre niño, al mirar sus ojos sentí una punzada en mi pecho, este cerró sus párpados en segundos—Ay dios mío.
Tapé mi boca mirando la figura pasar por nuestro lado, Daren me apartó al sujetar mis hombros, mi corazón latía con rapidez y no me sentía dormida, pude sentir su tacto, esto no era un sueño, no podía serlo.
Me alejé del contrario para acercarme al cuerpo sin vida del niño y mis ojos se cristalizaron, ¿Por qué hizo tal cosa?, era solo un pequeño, mi vista recayó en la joven embarazada cuando se colocó a la misma altura del menor.
—Despierta, por favor hermano— habló entre llanto mientras abrazaba su cuerpo manchando el suyo de sangre, me aleje un poco más chocando con el cuerpo de Daren, le mire de reojo y este mantuvo su mirada en la escena mientras sujetaba nuevamente mis hombros.
—Abre los ojos, Rosie— escuche su voz suave en mi oído, pero hice caso omiso a lo pedido, cuando fije nuevamente mi vista al frente solo pude ver al hombre cargar a un bebé, lo seguí al momento que salió de la cocina y de la casa.
Estaba lloviendo muy fuerte afuera, pero el hombre solo cubrió al pequeño y siguió su andanza debajo de la lluvia, salí más de la casa para seguirle para saber a dónde se dirigía con el bebé, sentía que lo había visto con anterioridad, pero ¿Esto en realidad era un sueño?, ¿Por qué veía esto?
Estaba empapada completamente, pero no me importo, cuando la figura se detuvo yo me acerqué aún más estirando mi mano para intentar tocar su hombre, pero solo pude escuchar el fuerte sonido de un claxon sonar. Caí aún lado de la carretera, golpeando un poco mi cabeza del césped, sentía un peso encima de mí, así que abrí mis ojos de golpe mirándolo allí encima de mí con ese color dorado adornar sus iris.
—¡Rosie! — a lo lejos escuché la voz de Harry, sacudí mi cabeza sintiéndome algo aturdida, me levantó rápidamente y sujeto mis mejillas con sus frías manos, ambos estábamos completamente empapados por la lluvia.
¿Ya había despertado?
Me llevo de nuevo a la casa, me sentía rara y mire mi alrededor reconociendo el vecindario, era de noche ya y solo mire a mis amigos los cuales tenían semblantes de preocupación, ¿Qué había sucedido?, frote mis ojos siendo recibida por ellos, Lina colocó una toalla encima de mí y me abrazó fuerte, correspondí suspirando con pesadez.
—Estoy bien.
—Por dios, amiga, no vuelvas hacer eso ¿Okay? —Helios me abrazó también mientras acariciaba mi cabello húmedo, asentí sin comprender nada, pero fingí que sí, Daren ya no estaba cerca, pero no le di importancia por los momentos.
—Te prepararé un té, Lina, ayúdala a cambiar su ropa—Harry fue a la cocina mientras que la chica me llevaba a mi habitación, Helios se quedó a limpiar la entrada.
En silencio subimos las escaleras, estas me recordaron a las del sueño, pero no quise darle tantas vueltas, al pasar por la puerta del hombre sentí pesadez y un ardor en mi pecho, frote el mismo y seguí hasta entrar finalmente a mi habitación junto a mi amiga.
Cerró la puerta y buscó ropa seca para mí, solo me mantuve en un total silencio mientras la miraba seleccionar la ropa, se acercó a mí y quitó la toalla para secar mi cabello con delicadeza, mordí mi labio alzando mis brazos para que quitara la camisa.
—No sé por qué estás actuando de esta manera, pero por favor, basta— sus ojos estaban cristalizados y su voz era temblorosa, solo pude mirarla sin saber qué decir—si te estás drogando a escondidas de nosotros, solo dilo y te ayudaremos con eso.
—Lina, yo no me drogo a escondidas de ustedes, no soy tú— tensé mi mandíbula cerrando mis ojos, maldije en voz baja y luego la miré, tirar el short al piso y salir de la habitación cerrando la puerta con fuerza.
Quite el mono húmedo y coloque bragas limpias y secas para luego ponerme el short y otra camisa de tiras, mordí mi labio inferior con algo de fuerza mientras recogía como podía la ropa húmeda y la llevaba al baño, mire mi reflejo, la tristeza se reflejaba en mi rostro, seque mi cabello lentamente y finalmente salí de mi habitación.
Me abrace a mí misma no porque tenía frío, sino porque sentí un vacío en mi pecho, más escalofríos recorrer mi cuerpo entero, baje las escaleras despacio alejando nuevamente el recuerdo de lo sucedido.
Al entrar a la cocina los tres me miraron y Helios formó una sonrisa pequeña, Lina desvió su mirada a otro lugar y Harry alzó la taza de té, me acerqué a ellos y me senté en el banquillo.
—Lo mejor será que cada uno de nosotros se vaya a su hogar— tome tan solo un sorbo de té y mire a Harry, suspiró y miró a Lina rápidamente—Tu padre no nos quiere aquí y no queremos causarte más problemas, Rosie.
—Los necesito aquí conmigo— pasé saliva tratando de evitar que mis ojos se cristalizaran, me negué a lo que dijo—por favor, no se vayan chicos.
El vacío que sentía aumento más, estire mi mano hacia la de Harry sujetando la misma, acarició con lentitud y negó ante mis palabras, ya sentía como mis lágrimas salían de mis ojos y mojaban mis mejillas, él no podía decidir quién se quedaba y quien no, a fin de cuenta no era mi padre así que no le haría caso.
—Deja que se vayan, de todas maneras, deben despedirse de ti— gire mi cabeza hacia Daren, este estaba parado en el marco de la puerta mirándonos con seriedad.
—¿A qué se refiere con eso? —Harry fue el que habló nuevamente, tenía un semblante de confusión al igual que los otros dos.
—No le hagan caso.
—Se irá a Seattle para estudiar en una buena universidad— lo volví a mirar sin creer lo que decía, no era su deber decirles a ellos esa información, no era el momento adecuado tampoco.
—Iba a contárselos, pero yo.
—¿Pero qué, Rosie? —Helios me miró con lágrimas en los ojos, abrí y cerré mi boca sintiendo una presión en mi pecho, no sabía qué más decir—Harry, llévanos a casa, por favor.
—Chicos— los tres salieron de la cocina sin mirar atrás, bajé de donde estaba e intenté seguirlos para tratar de detenerlos y explicarles todo, pero Daren me detuvo colocando su mano en mi brazo—Suéltame.
—Es mejor así, ¿Quieres que mueran? — solo escuche a duras penas el sonido del motor del auto de mi amigo—Eso es lo que sucederá si se quedan a tu lado, no podré protegerlos a los cuatro, niña.
—Solo suéltame— pedí una vez más sin mirarlo, su agarre se fue y me alejé de él caminando hacia las escaleras para ir a mi habitación casi corriendo.
Cerré la puerta de un portazo y me acosté en la cama cubriendo todo mi cuerpo con la sábana he iniciar a llorar, sentía que el vacío en mi pecho iba a consumirme al igual que la tristeza, no quería que se alejaran de mí, pero tampoco quería que les sucediera algo por mi culpa, esto era completamente difícil y no me gustaba para nada, pero ¿A quién en su sano juicio le gustaría pasar por esta situación?
Sorbí mi nariz abrazando una almohada con fuerza aun llorando, ¿A qué le tenía miedo realmente?, ¿A morir?, no, claro que no, ya que nacemos para morir en algún momento de nuestra vida, ¿A quedarme sola?, sí, a eso si le temía ahora.
Me removí en mi sitio quitando la sábana de mi cabeza y mirar el techo divagando entre mis pensamientos, sé que me estarán odiando en este preciso momento, pero ¿Por qué me siento tranquila y aliviada?, suspire acariciando mi cabello aun mirando el techo; Las horas pasaron tan rápido que, al darme cuenta, ya había amanecido, eran las siete de la mañana.
Mi cuarto seguía oscuro, ya que las cortinas de la ventana estaban cubriendo la misma, me gire hacia la izquierda y mire hacia la nada, hoy no saldría de mi habitación, no tenía ganas de hacerlo.
—Levántate, debes desayunar— irrumpió en mi habitación al igual que la claridad, no dije nada, solo cubrí mi cabeza con mi almohada cerrando mis ojos—Rosie.
—Largo— fue lo único que dije sin retirar la almohada, suspiré acomodándome mejor, sentí un peso a mi lado y en segundos pude mirar el color dorado de su iris, mirarme con dureza.
—No has comido nada en todo el día, así que levántate a desayunar— retiró la sábana de mi cuerpo y sujete una almohada para lanzársela a la cara, escuche un gruñido de su parte, pero lo ignore.
—No tengo apetito— me gire dándole la espalda para volver acostarme, cerré mis ojos acariciando mi cabello levemente, aun sintiendo su mirada sobre mí, me queje al momento que me cargó como si no pesara nada—¿Qué crees que haces?
—Te llevo a la cocina— le di una mala mirada, pero no dije nada más, ¿De qué serviría hacerlo?, al llegar me dejó sobre la isla y enarqué una ceja, le mire sujetar el plato de comida y acercar una cucharada de huevo revuelto a mi boca—Abre.
Obedecí de mala gana y abrí mi boca para comenzar a comer, limpie mis labios y sujete el vaso de jugo de manzana y di un trago largo bajo su atenta mirada, claramente no se iría hasta que terminara el desayuno.
¿Qué le importaba si comía o no?, su semblante se endureció, pero no dijo palabra alguna, siguió dándome de comer hasta acabar la comida, termine el jugo y deje el vaso aun lado de mí, crucé mis brazos mirándole lavar lo sucio.
—¿Ya puedo irme a mi habitación? — cruce mis piernas mirando cada uno de sus movimientos, estaba tenso, pero no me importo, terminó de hacer lo suyo y se giró mirándome a los ojos—No me intimidas, lo sabes, ¿Verdad?
—No quiero intimidarte— tensó sus brazos y ladeo su cabeza, revolotee mis ojos y baje con cuidado y como podía de la isla—Cámbiate, iremos a pasear.
—¿A dónde? — pregunté, pero se alejó hasta salir de la cocina, bufé bajo y salí también para ir a mi habitación para ducharme y lavar mis dientes.
No lo vi cuando subía las escaleras, pero no le tome importancia otra vez, ¿Por qué se ponía misterioso?, odiaba eso y al parecer lo sabía, pero no decía nada ante eso, al ducharme y vestirme acomode mejor mi cabello para luego salir tranquilamente, había dicho que no quería salir, pero ahora me sentía animada y con algo de emoción, de acuerdo, estos cambios de humor ya me estaban asustando.
A los pies de la escalera lo miré ahí esperándome, estaba vestido con un pantalón rasgado en las rodillas, una camiseta negra y tenía unos lentes en su cabeza, bien, mi padre era guapo, pero el que habita su cuerpo no lo sé exactamente.
Mostró una sonrisa y abrió la puerta en segundos, eleve mi ceja derecha mirando su sonrisa más de cerca, le mire a los ojos, los tenía normal, de un color café claro.
—¿Por qué sonríes?
—Porque mi hija se ve muy hermosa el día de hoy— ¿Era un chiste?, con semblante de no comprender nada, salí de la casa sin decir nada al respecto, negué acercándome al auto de mi padre y abrir la puerta de copiloto para así adentrarme.
—¿Jugaremos a padre e hija? —Pregunte al estar ya ambos en el auto, este encendió el motor y lo coloco en marcha a no sé dónde, coloque mi cinturón esperando su respuesta.
—Sí.
Y bien, esto iba a hacer muy incómodo para mí, bueno, realmente más de lo que ya era, no sabía con certeza cuál era el juego realmente y capaz, no lo sabré por un buen tiempo. ¿Debería estar asustada o calmada?
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