Capítulo 11.
—¡Déjame en paz idiota! — grité mientras me removía para poder soltarme, era inútil debido a que su fuerza era mayor, alce mi codo un poco y lo deje caer para poder darle en sus genitales pero detuvo mi acción y me giro haciendo que lo mirara.
—No— sujeto con firmeza mi muñeca y me jaló fuera del departamento de Isaac, seguí resistiéndome pero me era imposible, me quejé mirando a mi amigo venir detrás de nosotros.
—He llamado a la policía, así que es mejor que la sueltes— en segundos se colocó delante de ambos frenando nuestro caminar, tomó una postura recta mirándole directamente a los ojos.
Debo decir que el cuerpo donde Daren se hallaba era de la misma altura que Isaac, pero seguía siendo más alto que yo, solo un poco, jalonee mi brazo pero este solo aplicó más presión y encajar mis uñas no le producía nada. Me estaba lastimando pero él solo miro al contrario con la misma postura que él.
—Ella es mía, por tu bien aléjate de ella.
—No es un objeto.
—Ella no, pero tú sí— soltó finalmente mi muñeca y me alejé sobando la misma, tenía una gran marca en ella y me dolía, se acercó más a Isaac siendo amenazante pero este no se movió ni un segundo—eres un objeto roto.
Su mano fue a parar en su cuello y apretó firmemente para así lanzarlo sin mucho problema hacia las escaleras, ahogue un grito dejando salir su nombre y correr hacia él con temor, estaba boca abajo y de su cabeza salía sangre, tape mi boca y con rapidez me acerque a él girándolo, palmee sus mejillas rogándole que despertara.
—Por favor Isaac, despierta— sorbí mi nariz moviéndolo un par de veces pero no abría los ojos, ya tenía las manos algo manchadas de sangre, en su cuello tenía la marca de los dedos de Daren.
—Hora de irnos.
—¡Era mi amigo!— aleje sus manos de mi dándole un manotón, me levante rápidamente encarándolo, el enojo y el dolor habían incrementado, lo mire negando un par de veces, miró unos segundos al chico—Y no pienso dejarlo aquí.
Me gire para agacharme pero su cuerpo ya no estaba, fruncí mi entrecejo sin entender nada, la mancha de sangre seguía donde mismo pero Isaac no, ¿Era un truco de Daren?, me gire para mirarle y escuché su suspiro pesado se agacho un poco y sin mucho problema me subió en su hombro, forcejee para que me dejase pero claramente no lo haría, acomode un poco mi cabello y mire los últimos escalones, abrí mi boca pero luego la cerré, ahí estaba mi amigo como si nada le hubiese sucedido, por unos instantes pude sentir alegría.
—Bájala— su tono era firme y algo grueso, su mirada estaba completamente en el contrario, de reojo note la expresión seria de Daren pero no le hizo caso y paso por su lado pero con la misma se detuvo comenzando a toser, me dejo de pie y miró sus manos.
—Imbécil— retrocedió más hasta quedar sentado en el último escalón, gruño cerrando sus ojos y tratar de mover sus manos.
Claramente no estaba entendiendo nada, me aleje de ambos mirando los inútiles intentos de Daren para levantarse, era como si su cuerpo no le obedeciera, de reojo mire a Isaac susurrar cosas que no podía entender este mantenía su mirada sobre el contrario, quería hablar y decir algo pero simplemente las palabra no salían de mi boca, escupió sangre y se quejó en un gruñido ronco que erizo mi piel, tape mi boca cuando en su cuello apareció una gran herida como la que tenían mis padres, la sangre no se hizo esperar.
—Basta—su mirada viajó hacia mí con lentitud y mi corazón comenzó acelerarse cuando lo vi cerrar sus ojos—¡Detente Isaac!.
Lo empuje en cuanto me había acercado a él, me miro en silencio y yo solo me alejé al ver el color negro en sus iris, retrocedí alejándome pero resbale con la sangre que había brotado del cuello del chico, me gire mirando el cuerpo sin vida y solté un grito cuando Isaac sujeto mi brazo levantándome, estaba manchada de sangre pero era lo que menos me importaba ahora, su mano tapó mi boca y lo miré horrorizada.
—Tranquila, Rosie, no te haré daño— sus ojos estaban normales y su tono de voz era calmado, mi respiración seguía agitada—Solo no grites ¿De acuerdo?.
—¿Qué eres? — fue lo primero que dije cuando quito su mano de mi boca, me alejé cuando también soltó mi brazo, miró hacia la puerta de salida y fijó su vista en mí.
—Soy brujo— de reojo mire el cuerpo y mire la puerta de salida en segundos, claramente entendió mi intención, suspiró sujetando mi mano y palmearla—Te llevaré a tu casa y...
—¿Qué le hiciste?— aleje mi mano de la suya para así caminar lentamente a la salida, ¿Debía creer lo que diga?.
—No puedo decírtelo aquí, déjame llevarte a casa—se acercó más a mí y solo me tocó asentir mientras salía rápidamente.
Me abracé a mí misma pensando cómo haría para que las personas no se alarmaran por la sangre que manchaba mi ropa y manos, él me seguía por atrás y en segundos me cubrió con una manta roja, no dije nada solo la sujete cubriéndome con ella y seguir caminando, debíamos tomar el bus ya que la casa de mi padre estaba un poco lejos. ¿Qué viene luego?, ¿Hombres lobos y sirenas?, esto era tan surrealista que seguía costándome asimilarlo, suspire mirando por la ventana para tratar de distraer mi mente, él estaba a mi lado asegurándose de que todo se viese normal, pero claramente es un poco extraño que una joven esté cubierta por una manta roja, rasque mi cabeza mirando un grupo de personas esperando para cruzar la calle.
El autobús se detuvo por unos minutos, me acomodé un poco y baje mi vista a mis dedos, con asombro vi un mechón de cabello entre ellos, ¿Estrés tal vez?, volví mi vista a la ventana y mi corazón se aceleró al ver a Daren observarnos, sabía que era él debido a ese color tan intenso de sus iris, esa mirada oscura y fría ya la conocía, esta vez su apariencia era de un hombre de unos treinta años, tenía traje negro y su cabello era castaño un poco claro, gire mi vista hacia Isaac el cual también lo estaba mirando, ay no, me alce un poco para ver al conductor que a nuestra suerte coloco finalmente el autobús en marcha. Cerré mis ojos para tranquilizarme pero me era imposible, mire el mechón de cabello una vez más hasta hacer un puño.
—Debemos bajarnos— le miró sin comprender porque, aun no llegábamos ni siquiera estábamos cerca, sujeto mi mano y solo me levanté caminando con algo de torpeza detrás suyo—Aquí por favor.
El conductor recibió el dinero y abrió las puertas sin problema, bajamos del autobús y pude ver que estábamos a mitad del bosque, el miedo comenzó apoderarse de mí, jale mi mano y me aleje de él pero volvió a tener mi mano, negó unos segundos, ahora es que caigo en cuenta ¿Cómo sabe dónde vivo si nunca lo había llevado?.
—¿Qué hacemos aquí?.
—Nos está siguiendo, ven conmigo— me llevó más al bosque adentrándonos en el mismo, ¿Cómo supo que autobús nos llevaría hasta la residencia?.
—No—me solté de su agarre y detuve mis pasos, me alejé unos cuantos pasos, él me miró sin entender—¿Cómo sabías que ese autobús nos llevaría a la residencia donde vivo?.
—Rosie no te haré daño...
—Dime como, Isaac— se mantuvo callado, pasó su mano por su boca y colocó luego ambas manos en su cintura mientras me miraba sin saber que decir, negó y solo me gire para irme así fuese caminando.
—Espera Rosie— al escuchar su quejido gire mi cabeza y pude ver a Daren al lado de Isaac, este estaba en el césped quejándose, mi corazón volvió acelerarse y pase saliva.
—El que entráramos a esa cafetería, fue planeado— me gire más para mirarlos mejor, el contrario negó tratando de levantarse pero Daren colocó su pie con fuerza en su espalda—Trabaja para mi padre, fingió ser tu amigo solo para consumirte, ese mechón de cabello Rosie, no se cayó por el estrés sino por su culpa.
—Miente Rosie, no le creas— baje mi vista un poco para prestarle algo de atención, me miró con un pequeño hilo de sangre en su mandíbula—Está poniéndote en mi contra solo para que te alejes de mí.
—Mi padre quiere que mueras y su deber es hacer que su petición se realice, te está matando lentamente— alcé mi vista fijándola en él— piénsalo, nunca le mencionaste donde vivías entonces, ¿Cómo lo sabe?.
—Celos, Rosie, solo son celos.
—La figura en el rincón de mi habitación— recordé mientras lo miraba, fue el día en que casi nos acostábamos, bingo, le mire sintiéndome traicionada y quite la manta roja de mi cuerpo—Eras tú ¿Cierto?.
—Claro que era él— se agacho un poco para sujetarlo por su cuello y ejercer presión, se quejó pero no dijo palabra alguna solo mantuvo su mirada sobre mí guardando silencio, limpie mi mejilla húmeda y sorbí mi nariz soltando el mechón de cabello.
—Tu padre juega muy sucio.
—Así se divierte— me indicó que lo siguiese y así lo hice, coloco algo metálico en las muñecas de Isaac y también alrededor de su cuello, se quejó una vez más maldiciéndolo por lo bajo—Rosie solo debes confiar en mí y en tus tres amigos.
—De acuerdo— tosí un par de veces, carraspee abrazándome a mí misma sin saber a dónde íbamos, tenía algo de frío y sentía mis manos un poco rígidas, suspire mirando finalmente una pequeña granja abandonada—¿Qué hacemos aquí?.
—Debo enviarlo de vuelta al submundo— se removió y yo me aleje más, al estar dentro Daren lo arrojó al suelo con fuerza, di un respingo apegándome a la pared pero me quite cuando mire las telarañas.
—Rosie, que creas en él te llevará a la muerte.
—Y estar contigo también lo hará— respondí mientras miraba como el contrario lo encadenaba a una silla de metal logrando dañar su piel— confiaba en ti, creí que podríamos ser buenos amigos.
—Y podemos serlo.
—Claro, seguramente en la otra vida lo tendré en cuenta— rasque mi cuello desviando mi vista al techo del lugar, no me gustaba estar en este lugar pero pronto iría con mis amigos.
—Dale este mensaje a mi padre— Daren sujeto una daga y la paseo entre sus dedos, Isaac palideció mirando sus manos— Si alguien más intenta hacerle daño, voy a volver cenizas el cuerpo de Ely, que la deje en paz de una jodida vez.
¿Quién era Ely?, aparte mi vista cuando esté clavaria la daga escuchando sólo su alarido de dolor, me gire para salir de allí y tomar aire fresco, pase mis manos por mi cabello mirando los árboles, el sol se estaba ocultando ya y yo solo quería irme, bajé la vista a mis dedos mirando más mechones de cabello, ¿Por qué se caía si él lo mandó al submundo?, de reojo mire sus fuertes manos quitar los mechones rojizos de mis manos, me giré despacio alzando mi vista para mirarlo a sus ojos, tenía su mandíbula tensa haciendo que sus facciones se marcaran más.
—Estarás bien— guardo los mechones en sus bolsillos y acuno mis mejillas en sus manos acariciando estas con sus pulgares, mire sus labios por unos cuantos segundos para luego alejarme de él, carraspee.
—Necesito tomar una ducha, llévame a la cabaña, por favor— me giré para caminar mirando de reojo hacia él, suspiro siguiéndome hasta colocarse al lado de mí y sujetar mi mano para entrelazarla con la suya.
Me sigue confundiendo con esas pequeñas acciones, ¿Tan tonta soy?, sí, creo que sí lo era, estar con los chicos me harían sentir mucho mejor, podría distraer la mente con ellos, una parte de mi quería que se fuera otra vez pero la otra mitad quería que se quedará para siempre, esta vez debía hacerle caso a mi cerebro y no a mi corazón. Odio todo esto.
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