Capítulo 10.
Seguía sin saber qué hacer, caminaba de un lado a otro sin poder detenerme y eso estaba inquietando al detective aunque no me importara, acomode mejor mi cabello y mire el cielo viendo como estaba algo oscuro por las nubes grises, mordí mi labio inferior bajando la mirada y posarla en el hombre que estaba observándome. Tome aire batiendo mis manos a mi cara sintiendo el sudor recorrer mi cuerpo, no había corrido pero sentir tantos nervios me hacía sudar.
—Los chicos están muy preocupados, debe llevarme de vuelta—le dije aun agitada e inquieta quitando el sudor de mi frente con el dorso de mi mano, él se negó.
—He dicho que no, el asesino sigue suelto y puede que corras peligro— hice un pequeño berrinche que fue ignorado por el hombre, mordí mi labio inferior bufando alto, debía pensar en cómo salir de aquí.
—No me sucederá nada— afirme con seguridad y cruce mis brazos alejándome de la ventana para sentarme en una silla enfrente de su escritorio...Daren ¿Dónde diablos estás?. —Créame, me están protegiendo muy bien.
No dijo más nada solo se acercó a mí y me queje cuando me esposo de pie al escritorio, jalonee su cabello pero con agilidad se zafo de mis manos y negó saliendo de la oficina, maldije en voz alta y moví mi pie con brusquedad pero solo me hice daño, hice una mueca y deje un golpecito en mi frente sin saber ahora que hacer realmente, no tenía la llave de las estúpidas esposas, no conté con esta acción suya, ¿Acaso eso era necesario?, bueno si, no era tonto, sabía que si se descuidaba iba a escaparme, me cruce de brazos sobre el escritorio y escondí mi cara en mis brazos. Suspire cerrando mis ojos y contar hasta quince, ya mi cabeza estaba doliendo, claramente estaba muy estresada y tenía calor, me removí con fastidio alzando mi cabeza mirando la pared sin nada que hacer.
—¿Necesitas compañía?— gire mi cabeza hacia la puerta mirando a un chico peli-rojo entrar a la oficina con sonrisa ladina, me puse recta y con sutileza sujeté un bolígrafo.
—No, largo— me acomode mejor mirándolo cerrar la puerta y colocarle seguro, maldije para mis adentros y apreté bien el bolígrafo, de algo debía servir, tenía uniforme de policía, moví mi pierna sintiendo su mano en mi hombro—Si intentas hacer algo inapropiado, te vas arrepentir.
—¿Debería temblar de miedo?— apretó mis hombros a lo que me queje por la fuerza que ejercía, de acuerdo, tal vez era un demonio más, respire profundo mirando de reojo el bolígrafo—porque según yo, la que está esposada al escritorio eres tú.
—¿Qué es lo que quieres?— pregunté sin darme rodeos, al oír su risa mi piel se erizo y solo mire como se sentaba en el puesto del detective y me apuntaba con su arma.
—Tú sabes bien lo que quiero, Rosie— no me sorprendí por eso, debía suponer que el detective había dado información sobre mí, además si era uno de ellos claramente debía saber mi nombre, suspiré negando ante esa respuesta, le mire quitar el seguro de la pistola y colocar está un poco cerca de mi cabeza—¿Qué pasa si te disparo justo ahora?.
—Moriré, y para ser sincera en estos momentos ya no me importa si me asesinan o no, así que adelante cumple la fantasía de muchos— me incline hacia adelante haciendo que mi frente tapara el hueco de su arma, no aparte mi vista de sus ojos.
—Cada segundo que pasa te deseo más, y eso me está molestando porque no puedo controlarme— eleve mi ceja derecha y apartó el arma colocando el seguro, suspiro pasando luego su lengua por sus dientes blancos mientras recargaba su espalda del respaldar del asiento—¿Es un mal momento para desear que tú seas la policía y yo el recluso?.
—¿Daren?— parpadee y al ver esa mirada tan oscura junto el color intenso del dorado apoderarse de sus iris me hizo quedar completamente sorprendida, asintió formando una sonrisa ladina, mierda, se veía... Bien— Es tu...
—Por desgracia no, solo le pinte el cabello— guardó el arma y se levantó sacando unas pequeñas llaves para quitarme la esposa de mi pie, me levanté alejándome de él y mirar la ventana, ay dios. —¿Qué suce...
—Eres un imbécil— lo abofetee con la poca fuerza que tenía, acaricio su mejilla y me miró anonado, me aleje de él claramente enojada, yo preocupada y él solo jugando a cambiar de cuerpos por semanas—Durante semanas te alejaste de mí ¿Y luego vienes aquí como si nada haciendo chistes estúpidos sin haberte importado el cómo eso me haría sentir?, eres increíble.
—No es un buen lugar para hablar de esto, Rosie.
—Mejor lárgate de aquí— me gire para volverlo a mirar, este tenía un semblante serio mientras que mis lágrimas mojaban mis pómulos— o has algo mejor, embarázame para que tú y el resto me dejen en paz.
—No voy hacerte eso..
—¡¿Entonces qué quieres de mí, Daren?!— al estar cerca lo empuje y golpe su pecho con enojo, sujetó mis manos y me removí para que me soltara pero me acorralo contra la pared haciendo firme su agarre—solo no quiero que otro miembro de mi familia muera, no quiero esto, no quiero sentir nada por ti...
Aflojo su agarre cuando mencione lo último, pude escuchar su respiración agitarse y ver el color hacerse más intenso conforme pasaban los segundos, tome aire pasando saliva segundos después, sus pulgares limpiaron mis mejillas mientras miraba mis labios, solo imite esa última acción, suspiro pesadamente y recargo su frente con la mía.
—Si te deseo no es porque te amé o algo parecido, te deseo solo porque así está dictada mi maldición, el que estés sintiendo algo por mí no significa nada, no te protejo porque quiero que estés bien, lo hago por obligación— mientras decía esas cosas sentí una opresión en mi pecho, se alejó mirándome con seriedad—solo no quiero que mueras a muy temprana edad, tienes mucho camino por recorrer.
No fui capaz de decir palabra alguna, limpie mis mejillas y asentí finalmente, pase por su lado para llegar a la puerta, quitarle el seguro y salir de la oficina, el detective se preguntara como fui capaz de quitar la esposa pero ya luego tendría tiempo para eso ahora solo quería estar con los chicos y ser abrazada hasta dormirme, ignorando las miradas ajenas salí de la estación con el corazón en las manos, me dolió, claro que sí y claramente me sucede esto por idiota, camine lejos de la estación sin mirar atrás ya que nada serviría hacerlo, sorbí mi nariz esquivando a las personas como podía, me sentía muy mal y muy abrumada, ansiosa y enojada conmigo misma, no sabía por cuantas horas había estado caminando pero mis pies ya pedían descanso, al llegar al parque me acerque a un banco en el cual solo había una persona, no le di importancia y me senté un poco alejada dando espacio, suspire mirando a los niños jugar tranquilamente.
—¿Mal día?— solo asentí sin tantas ganas, humedecí mis labios girando mi cabeza, achiné un poco mis ojos al reconocerlo. —¿En serio?, no creo que el tuyo supere el mío.
—¿Isaac?— me acerque un poco más y este me miro alzando su gorra, su expresión era de asombro y confusión a la vez, pero en segundo formo una sonrisa pequeña.
—¿Qué haces aquí, Rosie?.
—Vine a despejar mi mente.
—¿Descalza?— baje mi vista a mis pies, reí por eso y rasque mi cuello girando un poco mi dorso para verle mejor—no importa, ¿Por qué fue un mal día para ti?.
—Mis padres fueron asesinados— bajé mi vista suspirando, recibí una disculpa de su parte pero negué ante eso—Descuida.
—Te vez muy tranquila para saber esa información ¿No crees?.
—Créeme, no estoy para nada tranquila, un poco más y colapsare— tome el atrevimiento de apoyar mi cabeza en sus piernas, por suerte solo acaricio mi cabello despacio, asintió lentamente—Tu turno.
—Mi madre está en el hospital por culpa de mi padre, otra vez— esta vez fui yo la que se disculpó, negó sonriendo un poco mientras seguía con sus caricias suaves—Está en la cárcel, pero sé que cuando ella salga del hospital hará que lo dejen libre nuevamente.
—¿Y tus hermanos?.
—Están con mi abuela, ganó la custodia— cerró sus ojos y recargo su cabeza del banco, sus dedos acariciaban mi mentón lentamente— definitivamente tu mal día supera al mío.
—¿Pero sabes que los iguala?— me miro al ladear su cabeza y me acomode mejor para que mi cuello no doliera tanto—que el mismo sentimiento de enojo y dolor están presente.
—Cierto— sujete su mano y di suaves caricias cerrando mis ojos, coloque su mano en mis ojos y escuche su risa tranquila, sonreí por eso y la retire un poco.
Hablamos un buen rato sobre nuestros problemas mientras estábamos aún en aquella banca, era agradable que aunque no me conociera tanto confiara en mí sin problema, ya estábamos en su departamento y me sentía como en casa, el silencio era increíblemente relajante y su mini sofá era muy cómodo, era un departamento algo pequeño pero muy acogedor, suspire con cansancio sentándome mejor en mi lugar al verlo traer dos emparedados, me extendió uno y lo agradecí sujetando el plato, acomode mi cabello un poco y le mire, este se había sentado a mi lado.
—Gracias por confiar en mí sin conocerme del todo— pegué mi espalda al mueble colocando el plato en mis piernas, él luego de pasar el bocado que tenía en su boca me sonrió tranquilamente y negó.
—A decir verdad, cuando iniciamos hablar me sentí en confianza— se encogió de hombros imitando mi acción, yo solo asentí con una sonrisita y comí de lo dado.
—Mmm, ¿Puedo tomar una ducha después de esto? — Señale el plato con mi mano izquierda debido a que tapaba mi boca con la derecha— he sudado mucho.
—Claro que sí— asintió mientras luego comía otra vez yo le mire por unos segundos y me dispuse acabar el emparedado de jamón y queso, limpie mis labios y sacudí mis manos— De hecho, tengo ropa de mujer, quizás te sirva.
—¿Tu mamá?.
—Mi ex novia— asentí haciendo una "o" con mis labios y alce mis hombros restándole importancia, sería algo raro pero no tenía más así que no había de otra.
Me indico donde estaba las cosas y agradecí yendo por ellas, entre a su habitación, mire mi alrededor analizando un poco el sitio, era pequeño pero bien para él, tenía varios posters pegados a la pared y unos cuadros de su familia en su mesita de noche, me acerque sin más a los cajones bajos y sacar la ropa y bragas necesarias, no sabía si me quedarían pero nada perdía con intentar, fui al baño tranquilamente escuchándole en la cocina, entre dejando la ropa encima de la tapa del inodoro y quitar la ropa que tenía encima más las bragas, estas las lavaría y las pondría a secar.
Suspire entrando a la ducha y abrir la llave mojando mi cabello y cuerpo, sujete el jabón pasándolo por todo mi cuerpo lentamente y luego retirarlo, mire la pared blanca por unos cuantos segundos ¿Cuánto tardará en buscarme?, sacudí un poco mi cabeza alejando toda imagen de él, pase saliva cerrando la llave y secar mi cabello y cuerpo, para mi suerte la ropa me quedaba bien, mire mi reflejo y tenía muy grandes ojeras, toque estas con suavidad y me sobresalte al oír algo romperse afuera, salí rápidamente y al verlo ahí sujetando a Isaac por su cuello me dejó en shock, espabile cuando oí la voz de mi amigo pidiendo que me fuera lo más rápido que podía.
—Déjalo en paz— ignore las palabras de Isaac y me acerque a ambos pero especialmente a Daren para morder su brazo logrando que lo soltara, este cayó al piso tosiendo, me queje cuando me pego con brusquedad a la pared acorralándome nuevamente, al parecer le encantaba hacer eso. —No eres bienvenido aquí...
—Eso me importa una mierda, ¿Cuántas veces debo repetir que no te quiero cerca de él?— oí su gruñido, lo mire a los ojos con firmeza sosteniendo aquella mirada oscura y profunda.
—¿Crees que me importa lo que digas?— no aparté la mirada aunque quisiera, de reojo mire a Isaac con expresión confundida, bien, ahora debía darle una buena explicación.— yo puedo estar con él las veces que me dé la puta gana, tu no decides con quién puedo o no estar, imbécil.
—Esa boca, Rosie.
—Es mía, ahora largo de aquí— como pude lo empuje con la poca fuerza que me quedaba, odie sentir mis mejillas húmedas, me aleje de él y me acerque a mi amigo que aún seguía confundido.
—No me retes a llevarte a casa— su postura era firme y aquel dorado hizo presencia en sus iris, Isaac abrió su boca pero luego la cerró, sujete su mano para que se tranquilizará sabía que estaba temblando. Su mirada viajó a nuestras manos y volvió a gruñir. —De acuerdo, como pidas.
Mierda y más mierda, solo diré que lamento ya haber aceptado venir al departamento de Isaac, pero ya era tarde para lamentarse ¿Verdad?, te odio Daren.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro