Las Emociones Son Altamente Complicadas
Baymax es un robot altamente sofisticado con grandes capacidades, Tadashi se había asegurado de eso. Tiene una base de datos muy completa y en constante actualización sobre enfermedades, heridas, desórdenes y sus respectivos tratamientos. También tiene incluido un entendimiento básico de las emociones humanas, era necesario para hacer bien su trabajo poder comprender la tristeza, el dolor y la felicidad. A pesar de esto no estaba preparado para lidiar con Hiro en su estado actual.
El joven genio presentaba en su cerebro todas los químicos relacionados con la felicidad y el enamoramiento pero también las que se liberan cuando hay miedo. Por esto el joven oscilaba entre quedarse acostado en su cama sonriendo hacia el techo, pararse a dar varias vueltas, golpear la pared o tirar algo del escritorio y luego volverse a tirar en su cama para volver a empezar el ciclo.
Por lo que había entendido entre los divages y gritos de Hiro, su amigo Miguel lo había invitado a salir. Llevaban más de un año de conocerse y Baymax sabía que llevaba enamorado del mexicano desde hace varios meses. La parte de la felicidad le quedaba claro que era buena y una consecuencia natural de lo que había ocurrido esa tarde pero no comprendía el miedo que sentía Hiro.
-Hiro, ¿por qué tienes miedo?
-No sé de qué hablas- le dijo desde su cama en la que se había hecho un ovillo.
-Sientes miedo. Sientes mucha felicidad pero también estás aterrado. ¿Por qué?-le repitió ladeando su cabecita.
Hubo un silencio extendido en el cual solo se escuchaba la pesada respiración del muchacho.
-Tengo miedo de querer a Miguel más de lo que ya lo quiero.
-¿Por qué?
-Porque tengo miedo de que un dia se vaya-confesó en un susurro- De que me deje como lo hicieron mis padres, como lo hizo Tadashi y cómo lo harán todos algun dia.
-Ellos no te dejaron-le aseguró Baymax- Se fueron, pero ellos no querían irse.
-¿Y si un dia Miguel ya no está?-salieron lágrimas de sus ojos.
-Eso puede pasar. Puede pasar con todos- respondió Baymax con cuidado-Pero eso no significa que lo hará ni que debas cerrarte a la gente por miedo.
-¿Y es mejor si soy feliz en lugar de preocuparme por un hipotético?
-Creo que si.
-Gracias, Baymax- le dijo Hiro mientras le daba un abrazo a su esponjada forma.
Unos días después llegó el pequeño genio de la robótica con una sonrisa enorme en su cara, las mejillas sonrosadas y una leve taquicardia. Cuando Baymax le preguntó si se sentía mal solo lo vio y tocó sus labios antes de volver a salir de la habitación con un leve saltito en sus pasos. Después se enteraría que él y Miguel acababan de compartir su primer beso en la entrada del café.
Baymax llegó a la conclusión que Miguel era capaz de causarle emociones muy fuertes y complejas a Hiro.
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Un par de semanas después de ambos incidentes Baymax se encontraba confundido de nuevo. Se había acostumbrado a ver a Hiro feliz, sobre todo cuando iba a ver a Miguel. Ahora lo que plagaba el cerebro del genio era mucho nerviosismo a tal punto que había empezado a morderse las uñas hasta dejarlas casi al hueso. Baymax tuvo que vendarle los dedos para evitar que se hiciera más daño.
-Hiro, por favor deja de morderte las vendas- le dijo dándole un manotazo para sacarlas de la boca- Las vendas no son comestibles.
-Perdón, es que estoy nervioso- contestó Hiro caminando de un lado a otro- Nunca he presentado a nadie con los chicos ni con tía Cass. Tampoco te he presentado nadie a ti.
-En realidad si nos has presentado con mucha gente- le recordó Baymax pensando en varios colegas de Hiro con los que había interactuado.
-Jaja no me refiero a eso- le dijo el chico riendo levemente- Nunca les había presentado a alguien con quien esté saliendo.
-Seguramente estara bien, si a ti te agrada nos agradara a todos.
-Pero ¿qué tal que no les agrada? ¿que tal que el y mi tía se llevan mal?-preguntó desesperado jalándose el cabello- ¿Qué tal que no se lleva bien con mis amigos?
-No creo que sea necesario que te preocupes por eso-contestó Baymax apuntando hacia la entrada del café-Lleva 5 minutos aquí y ya parece llevarse bien con todos.
Cuando Hiro se dio la vuelta pudo ver a Miguel platicando alegremente con tía Cass y el resto de sus amigos. Le dio la clara impresión de que estaban hablando de él pero no le importó mucho. Los nervios se esfumaron para dar paso a la felicidad a la que se había acostumbrado Baymax.
Como bien dijo el robot médico no había nada de preocuparse. Todos adoraron a Miguel, incluyendolo a él mismo. El músico se lo ganó fácilmente al darle un abrazo y decirle lo genial que era.
Baymax supo que Miguel era capaz de hacer muy feliz a Hiro.
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Era una tarde tan tormentosa como el humor que se cargaba Hiro. Había llegado empapado, llorando y enojado de la calle. Azotó la puerta del café, le respondió feo a su tía cuando le había preguntado qué le pasaba y empujo a Baymax cuando le insistió que debía ducharse y cambiarse de ropa. Prosiguió a subir a su cuarto, donde destruyó un par de bocetos que había estado haciendo y terminó por tirarse al piso llorando.
Tanto Cass como Baymax estaban preocupado por él, nunca lo habían visto tan molesto ni tan herido. El robot fue quien decidió ir a buscarlo, sobre todo preocupado de que seguía usando la ropa mojada con la que había entrado. Hiro forcejeo y empujo a Baymax cuando entró pero al fin pudo abrazarlo y al menos calentarlo para que no se fuera a enfermar. Después de unos minutos así Hiro volvió a llorar, esta vez de manera aún más lastimera que la anterior.
-¿Qué tienes, Hiro?- le preguntó mientras lo sostenía y le intentaba quitar el cabello que caía sobre su cara.
-Mi-Miguel y yo nos peleamos-le alcanzó a decir entre sollozos.
-¿Por qué?-preguntó intrigado, había aprendido a relacionar a Miguel con la felicidad de Hiro.
-Porque el muy idiota siempre llega tarde-respondió enojado- Yo hago tiempo entre mi trabajo y mis experimentos para verlo y él tiene no tiene la decencia de llegar a tiempo. Hoy llego mas de media hora tarde y ni siquiera se disculpó. Tampoco me avisó.
-¿Qué pasó después?
-Le reclamé que no respeta mi tiempo. El me dijo que intentó salir lo más pronto posible. No le creí porque siempre sale tarde para todos lados- tembló entre los brazos de Baymax al recordar cómo habían empezado a discutir- El se enojó porque siempre nos vemos segun mis horarios. Le recordé que él tiene la flexibilidad de ser estudiante y yo no.
-¿Fue entonces cuando se enojaron?
-Fue cuando empezamos a pelear- respondió Hiro soltando un sollozo mientras intentaba limpiarse las lágrimas- Me acusó de no darle tanta importancia a su música como a mis inventos. Por el enojo le dije que en efecto no era tan importante.
-Eso no fue amable de tu parte.
-¡Yo se! No se porque lo dije- cubrió su cara con sus manos al recordar la cara de dolor que había puesto Miguel- Tu sabes que amo su música. El coraje no me dejó pensar. Seguimos peleando hasta que el se fue enojado. Me dijo que no le hablará.
-Estaba molesto, seguro no quiso decir eso-le remarcó Baymax- Una vez que ambos se calmen podrán hablarlo.
-¿Qué tal que no quiere volver a verme? ¿Qué tal que termina conmigo por esto?-preguntó con miedo- No se que haria si no lo vuelvo a ver.
-Tuvieron una pelea, es normal en parejas. Eso no significa que no puedan arreglarlo.
-Fue horrible. Sigo molesto pero nunca quise lastimarlo.
-Yo lo sé- le aseguró Baymax porque a pesar de su carácter Hiro en su centro era una persona buena y cariñosa- Recomiendo que le marques mañana para hablar. Aprendan a discutir las cosas sin pelear.
-Gracias, Baymax-le dijo mientras apretaba sus brazos ya más calmado- Eres el mejor.
Al día siguiente Hiro le marcó a Miguel y se vieron para hablar. Ambos reconocieron que no habían llevado de la mejor manera su primer pelea y acordaron intentar mejorar. Hiro le diría cuando algo le molestaba antes de enojarse. Miguel intentaría llegar a tiempo. Ambos harían sacrificios de tiempo para verse, porque ambos tenían cosas que hacer pero estar juntos era importante. Hiro volvió a presentar todas las señales de ser un enamorado feliz.
Baymax supo que tanto Hiro como Miguel estarían bien y felices.
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Esta vez Baymax no estaba confundido. Sabía perfectamente que Hiro estaba confundido porque no había podido ver a su novio durante varios días. Miguel siempre le había avisado con antelación entonces no estaba molesto. Solo...no estaba seguro de porque no se habian visto. Normalmente no era un mayor problema pero no sabia que hacer al respecto.
Lo que el japonés no sabía es que el robot médico sabía a la perfección que estaba pasando. Miguel le estaba planeando una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Había estado trabajando por semanas para reunir todo lo necesario, invitando a sus amigos y consiguiendo la comida. Les había pedido ayuda tanto a Cass como a Baymax para que todo saliera según los gustos de Hiro.
Por esto Baymax no se sorprendió cuando la confusión de Hiro pasó a alegría cuando lo recibieron en el café con un gran pastel con gomitas, alitas y videojuegos.
Miguel era realmente casi sinónimo de la felicidad de Hiro.
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