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capítulo 4: Mil años de perdón

Capítulo 4:

— ¿Por qué has hecho eso? —Gaara aparta a Sai.

— Porque no querías hablar con él —se vuelve a acercar al pelirrojo— te estaba molestando. Y eso me molestaba. —lo decía cómo si eso mismo le costara entender a él— Gaara, ¿qué me está pasando?

Gaara lo vio en sus ojos, su animal quería despertarse. Respiró profundo y por un momento sintió un aroma más agradable que el de Naruto. Miró a Sai y se acercó para olerlo, ya no olía. ¿Acaso era porque no había pasado el cambio? ¿Después olería a pareja?

— ¿Gaara? —Sai se había acostumbrado a que le olieran desde la distancia pero ahora Gaara le olía de cerca. No le molestaba. Se acercó para olerlo, le gustaba su aroma.

— Bueno, no querías que posara para ti. Vamos a ello. Ya no me apetece comer —Gaara se aparta y se dirige al sofá— Dónde y cómo me pongo —Gaara se estaba quitando la ropa delante de él.

Aunque eso era sugerente en distintos sentidos Sai quería dibujarlo.

— Túmbate en el sofá de lado—Gaara siguió sus órdenes— dobla tu pierna derecha. Así, gira un poco tu cuerpo hacía mí. Perfecto.

En esta postura podía ver los músculos de Gaara, no eran abultados pero se apreciaban sobre la piel. Las líneas de los gemelos, su pecho blanquecino. Tenía poco vello. Sai inspeccionaba a Gaara antes de agarrar su lápiz. Hasta que se fijó en su pene. El vello que lo rodeaba también era pelirrojo, tapaba la base pero se podía ver como estaba en descanso.

Ya tenía en su mente el cuerpo de Gaara, ahora solo quería plasmarlo en papel. Comenzó con las formas bases dibujándolo con carboncillo.

Naruto no sabía que decir o actuar ante lo que acababa de pasar, su amigo se había dejado estirar por alguien. Por su mente pasó que el infierno se congelaba. No se quedó mucho tiempo quieto, tenía que ir a por Sasuke. Su madre estaba tan ocupada con el papeleo que seguramente no había atendido a Sasuke, o al menos eso esperaba.

Sasuke se quedó en frente de la puerta de la alfa, no porque la haya echado sino para que Naruto viniera a por él. Cuando lo vio venir por el pasillo se puso serio, tenía que mostrarle que no estaba satisfecho con su decisión.

— Sasuke dime que no has entrado —dijo Naruto esperando que su madre no le diera ninguna misión.

— ¿Por qué tendría que decirte algo? Tú decidiste quien te importa más. —No le iba a ocultar que estaba celoso y molesto. Ahora que ya se lo había dicho se iba a ir a entrenar con su equipo.

— ¡Qué! No, ¡no! Lo más importante para mi eres tú —Sasuke le ignora— ¡Sasuke! De verdad.

— Tendrás que agacharte mucho para solucionar esto —dijo tranquilamente.

— Yo me agacho, me agacho —se tumba en el suelo.

— Arrástrate —Ordena el moreno y Naruto hace la croqueta. Sasuke pasa por encima.

— Sasuke... —se quejaba des del suelo.

Sakura pasaba por ahí y vio la escena que eso dos hacían prácticamente en frente de la puerta del despacho de la alfa. Espero a que Sasuke se fuera para acercarse a Naruto.

— ¿Qué has hecho?

— Yoo... —iba a decirle una mentira pero quería que le ayudara a solucionar su problema con Sasuke— Fui a ver a Gaara para ver por qué había atacado a Sasuke.

— A ver, déjame pensar. Gaara vio a Sasuke, según tú lo atacó sin ninguna razón y tú fuiste a por Gaara un amigo al que no has visto hace mucho pero que puedes hablar con él después en vez de quedarte con Sasuke quien es tu pareja

— Hombre visto así... —se pone de rodillas en el suelo poniéndose pensativo.

— Sabes que los zorros son astutos, no nos hagas quedar mal —le da dos golpecitos en el hombre para continuar su camino.

— Espera ¿Qué hago para que Sasuke me perdone? —aun de rodillas se dirige hacía Sakura.

Sakura solo lo mira con una ceja levantada— solo no seas idiota —toca la puerta del despacho de la alfa. Cuando se escuchó un adelante entró.

— Claro, no ser idiota, fácil. —se puso de pie y fue a por Sasuke.

Gaara veía a Sai mirarle cada poco rato y después un largo tiempo sin verlo, no sabía cuándo tardaba en acabar pero ya se estaba cansando de estar en esa posición.

— Ya está, puedes moverte —Gaara lo agradeció estiró sus extremidades y su espalda. Se puso de pie e hizo lo mismo junto un movimiento de cintura. Se gira hacía Sai para ver cómo le había dibujado pero se sorprende verlo garabatear rápido en otra hoja de la libreta pero con un lápiz.

No hizo preguntas se volvió a echar en el sofá estirado, quería ver cómo había quedado en una pintura. Sai cambió de hoja y se puso de nuevo a dibujar, se preguntaba que estaba dibujando por su mente se pasó que era a él pero no pudo concentrarse más porque en poco tiempo se quedó dormido

Gaara estaba en lo correcto, Sai se había esmerado en ver en cada parte del pelirrojo en la primera pintura pero al verle en movimiento quiso plasmar la forma de moverse y estirarse. Lo volvió a hacer cuando vio que el felino se tumbaba de nuevo en el sofá pero de una forma más relajada. Al poco rato de levantar la vista del papel vio que Gaara estaba dormido. Cambio de hoja y empezó a dibujar sus facciones de su cara relajada pero esta vez con su pincel. Aunque dibujaba casi siempre con lápices para no esperar a que se secase, esta vez quería quedarse con aquella estampa.

— Iruka te juro que no te estoy enviando a ningún cuarto para que hagamos cositas, es de verdad. Ha llegado un chico y la alfa me dijo que te llamara para que le explicaras al chico sobre las parejas. —Kakashi estaba detrás de Iruka desde hace media hora.

— Ya. —El profesor Iruka seguía sin creerle, la navidad pasada le encerró en una habitación con una excusa similar— inténtalo de nuevo en otra ocasión. Acabo de acabar mi última clase y quiero irme a descansar, los niños han estado revoltosos.

— Iruka de verdad que es cierto —Kakashi le miró como un cachorrito herido.

— La última vez que caí en eso, no pude sentarme correctamente en un par de días y mis alumnos me preguntaban que me pasaba, así que no. No iré contigo —sentenció Iruka, se dirigió a su habitación.

Cruzando un pasillo se chocó con alguien ese era Jugo que caminaba junto con el cuervo albino que trajo Sasuke con él.

— Hola profesor Iruka, ¿No tenías que estar con el nuevo cambiaformas que Gaara trajo? —le dijo Jugo en modo de saludo.

— ¿Qué? —al parecer Kakashi no lo estaba engañando.

— Sí, me han dicho que uno de sus padres es cuervo y el otro león. Aunque también dicen que su animal es un león. Aún no ha cambiado, no tiene ni olor a animal —Suigetsu le contaba en confidencia al ser el último cotilleo.

— Bien, Sí. Iré a verlo ahora. Bueno adiós chicos —Iruka vuelve por donde ha venido.

Kakashi aún estaba de pie al otro lado del pasillo suponiendo a que acabara su pequeño encuentro con los muchachos.

— ¿Ahora me crees? —dijo Kakashi de brazos cruzados.

— Sí. —Le contesta cansado— Muéstrame donde está —Kakashi sonrió debajo de su mascarilla.

Kakashi lo estaba guiando hacía los apartamentos donde alojaban las nuevos miembros. Antes de partir agarro algunos libros sobre algunos de los temas más importantes que les enseñaba a sus niños.

— Es aquí pasa —no se había dado cuenta de que habían llegado y sin decir nada entra dentro. Nada más hacerlo notó como Kakashi lo abrazó contra una de las paredes haciendo que los libros que tenía entre sus brazos se callera. Miró a Kakashi y se podía ver cómo su ojo estaba feliz.

— Maldito... tramposo —Kakashi bajó su máscara y comenzó a besuquear el cuello de Iruka— No Kakashi, ahora no. Después cuando acabe con el chico nuevo —siempre se tomaba enserio su trabajo pero Kakashi no lo dejaba. Aunque no le habían puesto hora para ir a ver al chico, tenía que ir.

— No, he aguantado una semana cómo me pediste solo quiero mi premio. —Kakashi enterraba su nariz en la de Iruka haciendo estremecer al otro al sentir el cálido aliento.

Iruka tenía que ser fuerte y no ceder ante los caprichos de aquel lobo pero le gustaba cómo le mimaba, le hacía sentir especial entre todos, no solo porque era uno de los pocos felinos sino porque siempre había tenido toda la atención de Kakashi. Abrazó a Kakashi haciendo que sintiera la erección del otro junto a un bajo rugido.

— Sí... Iruka— besa varias veces las mejillas del nombrado mientras sus manos con vida propia lo desnudaban— sé siempre mío —los colmillos de Kakashi querían salir y morder toda la piel expuesta.

— ¡No! —Iruka le apartó de golpe— nada de morder —le miró serio. Kakashi asintió con su cabeza con la cabeza gacha acercándose de nuevo a su fruto prohibido.

Sai estaba apreciando su obra, un primer plano de la cara de Gaara mientras dormía, su hermoso rostro parecía pacifico al contrario de las anteriores ocasiones en las que siempre estaba serio. No quería despertarlo. Un leve sonido se escuchó desde la puerta. Sai se puso en pie para ver quién era. Al abrir la puerta se encontró con un hombre que le sonreía cálidamente así que él también hizo lo mismo pero con su sonrisa.

— ¿Quién eres? —preguntó manteniendo su sonrisa.

— Soy Iruka, la alfa me ha mandado para que te enseñe algunas cosas básicas que un cambiaformas aprende de pequeño —Sai se acordó sobre lo que le dijo la mujer pelirroja así que decidió dejarlo pasar.

En la salita aún estaba Gaara dormido, algo volvió a gruñir en su interior no quería que nadie viera desnudo a Gaara. Antes de que el hombre de cabellos castaños entrara le frenó pidiendo que espera un momento. Enseguida volvió con una pequeña manta que había encima de la cama y con ella tapó el cuerpo del otro.

— Ya puedes pasar —Comunicó Sai. Iruka entro dentro y vio a Gaara dormido en el sofá y supo que estaba desnudo por mucho que esa manta le tapase. Lo ignoró y puso unos libros encima de la mesa alta de la salita.

— He traído unos libros que te pueden servir, quiero que los mires por encima y me digas por cual quieres empezar hoy. —Sai le sonrió y miró los libros que había. Sin duda parecían infantiles pero la temática le confundía.

— ¿Qué es eso de pareja? —señalando un libro de cubierta amarilla con distintos tipos de persona abrazándose.

Iruka agarró el libro y lo abrió por una página al concreto donde había la silueta de dos personas, hombre y mujer, y dentro de ellos un animal.

— Se podría decir que es simple pero a la vez complicado. Para nosotros los cambiaformas quienes tenemos una estimación de 1000 años de vida es importante encontrar a alguien con quien compartirla. Por eso la madre naturaleza nos dio un don y es poder encontrar a la persona correcta a partir de su olor. Pero también puedes oler ese olor en otra persona que no sea tu pareja aunque para esa persona tú no olerás a pareja. Por eso es importante no dejar marcas en esa persona —acabó la resumida explicación a Sai.

— ¿Marcar? —Sai había entendido lo que le decía porque a la vez estaba pensando en Gaara.

— Sí, dejar una marca es lo que se entiende: morder, arañar, etc. Para que el resto sepa que es tuyo. Aunque suelen elegir la primera. Y también lo marcan con su olor. Eso lo hacen todos.

Sai se acercó por la mesa a Iruka.

— Tú hueles como ese tipo raro que vi antes. ¿Eso es porque sois pareja? —Iruka se sorprendió y se pudo ver en su cara.

Suspiró.

— Hay algunas situaciones que son complicadas.

Sai iba a continuar preguntando pero una alarma muy fuerte sonó por todo el lugar haciendo despertar de golpe a Gaara.

— ¿Qué ocurre? —preguntó el recién despertado.

— Alguien ha invadido el territorio —Iruka miró la luz roja que parpadeaba en una esquina de la sala— tengo que ir a por los niños —salió del lugar.


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Todo por hoy, hasta mañana :)

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