8. Hijo de la luna - El hoy
Tal como había dicho Viernes, Thor había arribado en la torre con personas que, al igual que ella, no conocía. Todos estaban en la sala de juntas, preguntando, hablando, susurrando. Vestían como quien estuviera enamorado de la época victoriana, vestidos bonitos y llamativos, con elaborados peinados adornando sus cabezas, una que otra espada colgando en la cintura de algún varón. Hablando de cabezas, a él estaba a punto de darle dolor de.
—De acuerdo, ¿qué está pasando aquí y quiénes son todos? No te ofendas, ricitos —mencionó a la par que fruncía el ceño, Thor ya no tenía su antigua melena y se preguntó que lo habría hecho querer quitársela si parecía ser uno de sus mayores tesoros—, parece que alguien fue al salón de belleza, no importa. Explíquenme qué está sucediendo. ¿Por qué hay gente admiradora de Shakespeare en el complejo?
—Stark. —Thor se acercó a él y le puso la mano sobre el hombro—. Son de los pocos asgardianos que quedan, por favor, cuídalos. Son todo lo que me queda, y como su rey debo protegerlos.
—No soy niñera de nadie...
Tony leyó sus rasgos por unos minutos, la piel que rodeaba sus ojos estaba ligeramente hinchada y roja, como si hubiera pasado largo tiempo llorando. Tenía los hombros caídos y su voz tenía un timbre de tristeza. Quiso preguntar qué había pasado realmente, por qué había pocos asgardianos si en visitas pasadas había dicho que su pueblo era próspero... Y también deseó cuestionar el paradero de Loki, él no estaba dentro del montón, y solo aparecía en sus sueños augurando aciagos días venideros.
—Señor, Banner ha aparecido en el radar. —Viernes interrumpió sus pensamientos.
Tony olvidó haber estado hablando con Thor y se concentró en la IA. Todo el trabajo de deducción antes hecho había servido de nada tal parecía, su orgullo se alegró de haberlo hecho en soledad, sin testigos que dieran fe de un error más.
—¿Dónde está? —preguntó haciéndose paso hasta la terraza.
—En el Sanctum Sanctorum.
—¿En el qué? —¿Era acaso un nuevo parque de atracciones? Sonaba a Harry Potter.
—Es un santuario.
Tony se tocó el centro del pecho, entonces su armadura lo cubrió e ipso facto se encontró en los aires volando.
—Viernes, mándame la dirección.
Pronto estuvo en la dirección referida, el lugar parecía muy antiguo, no le iría mal una remodelación. Conoció a Strange, un supuesto mago... ¿o era hechicero? Tony ignoró su presentación concentrándose únicamente en las palabras de Banner y en lo relativo a Thannos. El hijo pródigo que asesinó a su planeta.
La larga charla se vio interrumpida por un pequeño infierno, Strange, Wong e incluso el pequeño Peter tuvieron que intervenir, lo cual le valió para estrenar el traje en el que había estado trabajando, internamente sonrió cuando Peter expresó su contento. Pudieron resistir aquella batalla, pero supo de inmediato por el rostro de Banner que no había sido nada en comparación con lo que se avecinaba: Thanos. Dijo adiós apresuradamente y luego se marchó.
Bruce fue con él hasta la torre, para cuando llegaron Viernes ya se había encargado de instalar a los nuevos huéspedes; sin embargo, Thor no se encontraba.
—¿A dónde ha ido Thor? —preguntó.
—Es probable que haya salido de la Tierra, Jefe, mis lecturas indican actividad reciente similar a la que generan sus entradas o salidas.
El resto de la tarde, el nombre de Thanos no dejó de rebotarle entre las paredes del cráneo, sus secuaces habían regresado a su amo con las manos vacías, habían buscado la gema del tiempo que poseía Strange, y ellos lo impidieron. Un par de días le sucedieron antes de que Virginia volviera a tocar el tema de los Vengadores.
—¡Tienen que volver! ¡Pero ya, Tony! —gritó Pepper levantándose del sofá y alzando las manos en clara frustración.
Tony agradeció el hecho de que se encontraran solos en la sala y que nadie presenciara los arrebatos de ambos. Su amiga parecía realmente estar enfadada, y la entendía, pero no podía hacer nada. Estaba atado de pies y manos, y aunque siempre brindó su ayuda bajo el agua cada que los vengadores ocultos salían de Wakanda, no podía hacer más allá de desviar la atención de quienes buscaban capturarlos ofreciendo pistas falsas para que volvieran a salvo a Wakanda.
Ya había hablado con T'challa sobre ello después de haber deducido que los vengadores estaban allí, él los apoyaría fuera de su país mientras el rey se encargaba de brindarles un lugar fuera de los radares.
—Lo estoy intentando, Pepper.
—Tony, por favor, nadie te puede negar nada. Si aún no están aquí es porque no lo has intentado lo bastante.
—Claro que no. Bueno, sí, tienes razón, nadie puede negarme nada. —Sonrió—. Pero ese no es el punto, si queremos que sean libres y que no tengan que esconderse tiene que hacerse bien, todos los líderes deben estar de acuerdo.
—Tony... —Pepper se sentó a su lado—. Sé lo que has hecho, sé que les has cuidado las espaldas, no necesitas mentirme.
—Pepper... Ellos están por volver, poco a poco han ido cediendo —confesó—, pero yo no creo poder estar en el mismo lugar que ellos.
—¿Harás una torre justo al lado del complejo? —se burló Virginia.
—Es buena idea.
—Como quieras, Tony, vamos a comer.
El resto de la tarde continuó en el taller.
Tal como lo decía la misiva que había recibido antes, un par de días después el equipo se reunió de nuevo. Steve, Natasha, Wanda, Ojo del halcón, el hombre hormiga, estos últimos fueron liberados de su arresto domiciliario... y Visión, quien estuvo en ambos lugares sin estar realmente en ninguno. Visión había valorado más a Wanda, había seguido sus sentimientos y aquello Tony lo admiró, haber podido abrazar todo lo que sentía sin remordimientos, sin miedos.
El grupo ya había entrado al complejo, todos esperaban pacientemente en la sala a que apareciera. Aunque él no quería, ni siquiera estaba seguro de poder la cara sin derrumbarse, sin avergonzarse por todos los errores que había cometido. Cómo podría decirles cuánto lo lamentarse sin mostrar una imagen patética. No, encontraría otra forma de reparar sus errores.
Más que eso, ver al capitán a los ojos le generara terror y la boca se le secaba ante la expectativa. ¿Le habría dolido tanto como a él? ¿Pensó en él siquiera? ¿Se acordaría de lo que había pasado entre los dos? De aquella vez en la cocina en donde Tony lo embaucó y lo besó, primero tímidamente pero un par de segundos después, la caricia se volvió fogosa, impulsada por la correspondencia de Steve. Tony había hundido sus manos entre su rubio cabello, lo había jalado hacía sí, en busca de mayor calor... Cosa que nunca sucedió cuando Clint los interrumpió y él aprovechó el instante para huir a su taller. Steve tampoco lo buscó, y aunque una parte de él se lo agradeció en aquel momento, por la noche no dejó de recriminarse que tal vez debió haber ido él, o que quizá no debió huir y hablar sobre lo que había pasado. De un modo u otro darle fin o un comienzo a lo que sea que fuera.
Se miró al espejo, aún no se cambiaba como Pepper lo había sugerido, continuaba con la camiseta negra y los pantalones de mezclilla, el conjunto que usaba siempre que estaba construyendo, inventando.
—¡Tony! —Pepper abrió la puerta de su habitación y cruzó los brazos cuando vio que seguía tan sucio como hacía un par de horas—. Elegí el mejor traje para ti. —Suspiró y se acercó para estrecharlo entre los esbeltos brazos—. Siempre estaré contigo, estoy aquí, no los enfrentarás solo.
—Gracias.
—Ahora —dijo y sostuvo sus hombros—, no hay tiempo para cambiarse, de todos modos creo que el que te vean haciendo lo de siempre les ayudará a pensar que nada ha cambiado, que sigues siendo tú.
—Por supuesto.
Siguió a su amiga por los pasillos que conducían a la sala, dio un largo suspiro y entonces entró a la habitación. El ambiente era tenso hasta al grado de ser asfixiante.
—Caballeros, damas. —Sonrió mirando a Natasha, la rubia le devolvió el gesto con tristeza y eso lo enfadó, no con ella, sino consigo ¿de verdad estaba siendo tan trasparente? ¿Se notaba su dolor a través de su piel morena? Reacomodó sus rasgos poniendo su mejor cara de póker—. Es un gusto volverlos a tener aquí, me gusta que haya nuevos rostros, siempre es refrescante. Las habitaciones siguen siendo las mismas. Scott, James, sus recámaras estarán al lado de la de Sam, una después de la otra. Viernes les ayudará a llegar a ellas. La distribución sigue siendo igual, solo hay nuevas reglas, del ala este el último piso está totalmente prohibido, ya saben, genio trabajando. Eso sería todo, por favor, sean bienvenidos.
Luego huyó. Literalmente no permitió que nadie le hiciera preguntas.
Una vez a salvo en su habitación se dejó caer en la cama, y enseguida Pepper volvió a irrumpir en ella, tras la chica le seguía Rodhey y Bruce.
—Eso salió bastante bien —dijo al tiempo en que se acostaba junto a él—. Ahora me siento mejor.
—Me alegra que alguien esté mejor en todo esto —murmuró con sarcasmo.
—Pensé que los vengadores se habían separado —terció Bruce—, no es que no me guste, es decir, me alegro que todos estén de regreso.
—Ellos han vuelto, Tony —intervino Rodhey y cruzó los brazos—, pero las Naciones Unidas pronto querrán saber a qué se enfrentan, ya sucedió el primer avistamiento de Thannos. Sin embargo, siguen sin entender qué es. Tienes que decirles.
—No lo comprenderían. —Se reincorporó hasta sentarse—. ¿Cómo voy a decirles que hay seis gemas capaces de acabar con el mundo que conocemos? Harían lo imposible por matar a Visión.
—Entonces hay que encontrar una forma de ganar tiempo, de quitarle la gema sin que él perezca.
Pepper se reincorporó y paseó por la habitación haciendo que el sonido de sus tacones fuera el sonido de fondo.
—Tú y yo podríamos, Tony, quitarle la gema. Visión no es solo la gema, era una combinación de Jarvis, Ultron, tú y yo —dijo Banner—. Pero no sé si dispongamos de todo.
Hizo una mueca mientras lo pensaba.
—¿Vieron el brazo de James? —preguntó Potts después de unos minutos.
—Sí, es vibranium, eso no nos salvará, Pepper. No podemos poner un escudo de vibranium a la Tierra. —Tony se frotó el brazo izquierdo inconscientemente.
—No seas tonto, no llegué a ser la directora de Industrias Stark por nada —rebatió—. A lo que voy es que se trata del metal más duro de la tierra, por ende el más difícil de malear. Si Wakanda tiene la tecnología para hacer de ese elemento el arma mortal de James, ¿no podrían tener también la tecnología suficiente para quitarle la gema a Visión?
—Podría ser. —Bruce asintió en apoyo a Pepper.
—Bien, le mandaré un e-mail al rey del Dorado.
—¡Tony! —Pepper lo reprendió.
—Estoy jugando, haré una llamada ahora mismo. Así que por favor, vámonos de aquí, ya son demasiadas personas en mi habitación. Me siento como en una orgía y esta no es divertida.
Cada quien se fue por caminos diferentes, Pepper tuvo que volver al trabajo, Bruce se encerró en los laboratorios intentando hallar la forma de obligar a Hulk salir mientras Rodhey se iba a entrenar. Una vez en soledad, llamó a T'challa.
—Tony —saludó.
Sonrió y después le refirió toda la situación, sobre lo sucedido en el santuario, sobre las gemas del infinito y sobre cómo planeaban evitar que Thannos se hiciera con ellas. Era simple: quitarle la gema, destruirla y evitar el genocidio de inocentes.
—De acuerdo, Shuri podría ayudar.
—Vaya eso fue más fácil de lo que creí.
—Hablamos del asesinato de la mitad de seres vivos en el mundo.
—No, estamos evitando ese asesinato —corrigió.
—Es bueno saber que entiendes qué está en juego.
—¿Disculpa? —Eso parecía un golpe, aunque no estuvo seguro de exactamente a qué se refería.
—Pídele las coordenadas al capitán. Él sabe cómo llegar. —Y T'challa cortó la comunicación.
Ese había sido el juego, obligarlo a aceptar que Thannos era algo que los superaba a todos, separados no podrían vencer, divididos perderían.
Suspiró, sabía que lo difícil no había sido revindicar a los héroes ocultos, sino vivir con ellos en el mismo sitio. Trabajar juntos, eso era lo complicado de todo.
—Viernes, querida, convoca a todos a la sala de juntas, ha llegado el momento de ganarse el sueldo.
—De inmediato, Jefe.
Un par de minutos después todos estaban en el lugar indicado, y él comenzó a explicarles lo que tenían a hacer, pero sobre todo, les habló de Thannos.
—¡Eso pondría la vida de Visión en peligro! —Wanda se opuso rotundamente.
—No lo hará, porque Visión no es solo la gema —explicó Bruce rápidamente—, Visión no es la encarnación de la gema, la gema es poder no vida.
—La vida de uno no debe ser obstáculo para salvar a la mitad de la población —susurró Visión.
—¡No vas a morir Visión! —Tony y Wanda hablaron casi al unísono.
Aquello pareció ser suficiente para la bruja.
—Bien, recojan todo lo que necesiten, saldremos en media hora —indicó.
Antes de volver a su taller, fue a la cocina por algo de café. Cuando volvieran, tendría que poner una mini cafetería en su piso, de lo contrario estaría exponiéndose demasiado.
—Señor Stark.
Esa voz lo paralizó, y con rigidez dio la vuelta para encontrarse con el amigo de Steve.
—Tony, solo Tony.
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