La noche, lo que todo el mundo le encantaba para ir a ciertos lugares de la noche, para ver igualmente las estrellas dándole toque al cielo azulado. Todo hermoso.
Pero... no todas las noches son hermosas, por así decirlo.

Una chica peliblanca de 13 años salía de un mini mercado por las compras, casi no había gente por las calles, optó en ir normal a su casa ya que no quedaba lejos su hogar. Aunque no contaba con que una presencia más mayor que ella la seguía.

Cuando comenzó a encaminarse a su hogar con su familia esperándola, sentía que la seguían detrás, pero ésta la ignoraba y seguía su paso al ver que no había nadie con ella, y así seguía hasta que... Sintió un agarre no muy agradable en su brazo que la hizo golpear su espalda contra la pares. Un hombre borracho y además de viejo, veía con lujuria a la pobre de menor edad.

—¿Pero mira qué me ha traído Kami-sama? Una linda chiquilla virgen.— Con una daga sacada de su bolsillo de pantalón, paso con cuidado sobre la suave piel de la chica de ojos violetas. Estaba que del miedo que se cagaba.

—Po--Por favor. N-No... me haga d-daño.— La miraba asustada, creyendo que le iba a ser algo sólo para tensarla más.

—No te haré daño, pequeña. Sólo te dejaré libre sí me das algo a cambio.— Sonríe maliciosamente mirándola de arriba a abajo, logrando incomodar a la peliblanca.

Comenzaba a besar sin cuidado alguno y de un sólo jalón le sacó la ropa de arriba, besaba con asco y ferocidad el cuello de la niña hasta llegar al estómago plano de ella. Estaba gritando que parara pero éste no hacía caso y seguía con lo suyo, la niña también gritaba a los cuatro vientos, esperanzada a que alguien la salvara de aquel violador, pero sus resultados estaban siendo lo contrario. Soltaba sollozos y lagrimeaba, ocasionando golpes del mayor en la mejillas y cuerpo, dejándoles muchos moretones.

Antes estaba forcejeando para librarse de él pero, de a poco sus agarres iban aflojando y sus esperanzas se volvían en defraudes.

—“¿Por qué no aparece un héroe?”—. Pensaba con tristeza y, con lágrimas en los ojos lo que el mayor estaba a punto de meterla. Cerró los ojos para esperar a ser penetrada y perder su virginidad tan pronto, pero...

—¡Fuck, me he estropeado mi sudadera blanca! ¡Y era una de mis favoritas!—. La voz de un chico la hizo reaccionar, abrió lentamente sus ojos violetas al ver una imagen tampoco agradable para ella.

Un chico con una mirada sínica, su sonrisa estaba sumamente retorcida al igual que reía levemente, no parpadeaba o siquiera le importaba mirar con toda su muerte a aquel hombre que por poco violaba a una niña de trece. Vestía una sudadera blanca ya manchada de sangre de quién sabe. Unos pantalones negros un poco holgados de los glúteos hasta las piernas. Tenis cafés para variar; al igual que se marcharon de sangre.

—¡TÚ!—. Señala al hombre borracho quien miraba con horror lo que tenía en frente, al mismísimo demonio en persona. —¡MANCHASTE MI SUDADERA FAVORITA QUE CON TODOS MIS MALDITOS AHORROS DE PORQUERÍA DE TRABAJO ME LA HE COMPRADO CON TODO LOS COJONES QUE TENÍA GUARDADO! ¡¡Ahora tengo que ir a la PUTA Coppel de U.S.A para volver a comprarme una PUTA sudadera de MIERDA!!—. Su mirada se vuelve sombría, al igual que una sonrisa socarronamente aparece de sus labios. —¿Sabés qué? Te daré un castigo por eso. ¡No! será el doble porque amh...—. Voltea en dirección a la menor, sorprendiendo a ésta que rápidamente cambió su faceta de chico enojón, a uno de curiosidad ingenua. —¿Cómo te llamas, linda?—. La otra responde insegura. En un murmuro le responde.

—Hi-Hikari.— El chico misterioso asiente y responde con sinceridad.

—¡Aww, que nombre más mono!—. Vuelve a su repentina seriedad mirando al violador con desdén. —¡Porqué casi violas a una niña de trece años siendo un asqueroso pedófilo de mierda! ¡Así que por eso serán dos castigos!—. El hombre no podía articular palabra, no dejaría que un niño menor que él le retara que hacer.

Se levantó dispuesto a dar pelea pero. Un puño atravesó al torso del hombre, sin dejarlo reaccionar se le escupe sangre por la boca y cae de rodillas y luego darse de cara al suelo.

La peliblanca grito un poco al ver al cuerpo sin vida del hombre. Mientras el extraño reía con diversión al ver aquel acto propio suyo, de haber matado a esa escoria, le encantaba ver a la gente indecisa en sí...

Miró a la niña quien la miraba con temor mientras se cubría con ambas manos, él se puso serio cambiando repentinamente su actitud y gestos de su rostro. Susurra un..

—Lo lamento, no quería que vieras esa imagen.— Va hacia ella con pasos seguros para después incarse. —Debes aprender que.. Aveces salir solo es muy peligroso y más en plena noche, aún eres pequeña para andar por los alrededores y te falta ser independiente.— Le revuelve la cabeza con cariño dándole una sonrisa fraternal. Se para dispuesto a irse pero.. Una mano lo detiene.

—¿Po-Podrías decirme cuál es tú nombre?—. Agacha la cabeza mirando al suelo, tímidamente por la pregunta tonta que le hizo. El rubio ríe levemente para luego decir.

—Me llamo Kokoro, linda.— Le sonríe. —Sólo Kokoro. ¿Y el tuyo?

—Hikari Obama, Kokoro-Sempai.— Hace una leve reverencia, sacándole una risa de parte del pelirrubio a la vez que negaba con la cabeza.

—Ya debo de irme, y tu también. Tus padres y hermanos deben estar esperándote.— Alza la mano en forma de despedida. —¡Sayōnara!

Ese mismo día, Hikari no olvidará ni un sólo día al chico misterioso quien sin dudar la había salvadado de una manera muy peculiar. Que sin duda se llegó a traumatizar un poco pero ese no era el chiste.

El chico bipolar no sabe, que muy pronto, las cosas cambiarán.

Palabras: 1010

Un prólogo de nuestro pequeño Kokoro bipolar :'v :'3.😂