Capítulo 9 - Dentro de la daga
Pilar
Si tan solo pudiera aceptar la maldad en mí, quizás sería más fácil. Observo el cuchillo que me dio Darey. No estoy a tantos metros de Crane. Nada más una vez, solo una, desearía ser la mala de la película. ¿Acaso eso me regresará mi paz mental? No lo creo. Si voy a usar el poder, lo utilizaré para otra cosa. Tiro el arma, entonces me alejo del bosque.
Darey habla con Alain. Sostiene la maldita daga que cuelga en su cuello, como la mía. Malgasté mi tiempo con su influencia. Mi amor por él me ha cegado otra vez y mi sed de venganza me ha traído una mala jugada. Debo redimirme como sea.
Tomo mi daga.
―Alain ―lo llamo―. Eres un buen chico, así que te diré un consejo. Regálale flores, estoy segura de que a ella le encantarán.
Darey suelta su daga, al darse cuenta de que he vuelto, entonces camina hasta mí. Aunque al contrario de lo que cualquiera pensaría, me sonríe.
―Te tardaste más de lo que imaginé, bien ―me felicita.
Suelto mi comunicación con Alain.
―No es lo que crees, no lo torturé. Lo dejé solo, como se merece.
―No esperaba menos de ti.
Frunzo el ceño.
―Si piensas que haciéndote el amable lograrás distraerme otra vez, estás muy equivocado.
―Todo tienes que verlo como una amenaza, ¿verdad?
―Contigo, siempre.
―Con el mundo, será. Aunque te entiendo, te han hecho mucho daño, es comprensible. Tu familia, una secta, un monstruo y hasta tu esposo. ―Se ríe por mencionarse en tercera persona―. Debió ser muy duro, y por eso digo que hubieras sido una excelente bestia.
―¿Para qué quieres ser un monstruo? ―cuestiono, ignorando sus provocaciones―. ¿Qué obtienes? ¿El poder? ¿De qué te sirve? Ni siquiera tienes a tu tribu. Arruinarás a tu hijo por nada.
―Ay, el amor de una madre. ¿Y por qué no le preguntas eso a Crane? A los monstruos no les importan esas cosas.
―¿Y serás como él? ―pregunto con miedo―. ¿Vas a violar mujeres para tu diversión?
―Me da igual la reproducción del monstruo, eso quiere la secta. Supongo que por tal motivo prefieren a Alain, es más fácil que se deje llevar por su instinto.
Odio su respuesta, la detesto. Claro que ansiaba su negación, por los sentimientos que deseo ignorar, pero acusar a Alain de violador es terrible. Es su hijo, eso es caer muy bajo. Pudo haberse guardado ese último comentario.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro