Pilar

Tum, tum...

Escuchas tu corazón.

Tum, tum...

Sabes que esto no ha acabado.

Abro los ojos, entonces me siento. Visualizo un montón de flores en frente de mí, un campo lleno de estas, parece infinito. Me mantengo en el pasto, presiono algo en mi mano, así que lo miro, es la daga con la que asesiné a Darey. Mi cabello cobrizo y ondulado, se mueve por el viento. Alzo la vista al cielo, no es normal, su color tiene algo diferente.

¿En dónde estoy? ¿Es el paraíso? No, no lo creo, algo está mal, muy mal aquí. El piso se resquebraja, alguien se aproxima. Me levanto, hay un hombre de cabello negro en frente de mí.

―Pilar. ―Sonríe.

Frunzo el ceño.

―Tú...

―He esperado mucho tiempo para hablarte, por primera vez.

Mis ojos se abren en grande, entonces lo reconozco, pero no dejaré que el miedo se apodere de mí, no lo permitiré. Levanto la daga, entonces lo apunto con esta, manteniendo la compostura.

―¿Dónde estamos? ―lo interrogo―. ¿Es el infierno?

―Estamos dentro de la daga ―responde apacible. Observo el objeto un momento, luego a él, así que se ríe―. No, esa no, la real.

―Yo la destruí. ―Mis labios tiemblan.

―Sí, pero la volvieron a hacer.

―Mierda, Erkin ―expreso, preocupada.

―Nuestro hijo está bien.

―Mi hijo. ―Presiono los dientes.

―Lo que sea, no es que me importase.

Miro para todos lados, sin dejar de levantar mi arma. El ambiente se ve distorsionado, como con ondas que desdibujan el lugar.

―¿Por qué estoy aquí? ―cuestiono, confundida y algo mareada.

―Porque, aunque evitaste que el poder te consumiera, destruyendo la daga, eso no significa que no la utilizaste, por lo tanto, eres una de nosotros, lo cual me agrada, ya que puedo verte siempre que quiera.

―Me das asco ―declaro con desagrado―. ¿A qué te refieres con nosotros? ¿Hay más como tú en este sitio?

Él se ríe.

―Aunque me encantaría que solo seamos nosotros dos, hay más monstruos aquí, todos los que fuimos o casi fueron uno, Pilar.

―No me menciones con tu desagradable voz.

Se acerca y retrocedo. Respiro con agitación. Un trueno se escucha en el cielo, entonces, de repente, una flecha lo atraviesa en la cabeza y cae al suelo, así que chillo, pero la tranquilidad no se me va, cuando veo a mi salvador.

―Tranquila, se levantará ―acota el rubio―. De todas formas, aquí no podemos morir.

Frunzo el ceño.

―Darey.

Sonríe con superioridad.

―Esposa mía, ¿cómo estás? ―Se ríe―. ¿Preparada para tener una batalla épica? A menos que te rindas ante mí y me des esa daga.

Observo el arma en mi mano.

―¿Por qué la quieres?

Sus pupilas se alargan y me mira de manera siniestra.

―Necesito volver al mundo de los vivos, mi hijo me está esperando.

De la nada, como por arte de magia o poder, me llega información, entonces entiendo mi tarea aquí. Si realmente quiero ir al paraíso, necesito evitar esto a toda costa. Voy a evitar que su hijo se convierta en un monstruo. 

Amo demasiado a Pilar, siempre voy a chillar con esta escena 🙈💕

Saludos, Vivi.