03
Wonyoung ya llevaba esperando a que su amigo llegara a la biblioteca desde hace quince minutos. No era demasiado tiempo, pero talvez tenga un pequeño problema con la puntualidad, no le gustaba que sus horarios sean retrasados. Así que ahora se encontraba sentada en una de las mesas en el lugar, hojeando compulsivamente un libro y mirando hacia la puerta a cada segundo, preguntándose dónde demonios estaba Jungwon.
Cuando pasaron diez minutos más, decidió escribirle un mensaje. Que luego se convirtió en tres, cinco, diez... Muchos mensajes, pero sin respuesta.
Para este punto ya estaba preocupada. ¿Y si le pasó algo? Miles de escenarios horribles pasaron por su mente en tan solo un segundo, pero se obligó a descartarlos. Estaba la posibilidad de que se haya olvidado o simplemente se quedó dormido, sabía que Jungwon no faltaría sin avisarle antes.
Luego de casi cuarenta minutos esperando, decidió llamarlo. Probó una vez pero fue directo al buzón, intentó una segunda vez, nada. Jungwon recién contestó a la tercera llamada.
—¿Jungwon dónde estás?— preguntó en parte preocupada y en otra molesta.
—¿Q-qué?— fue lo único que dijo su amigo, sonando algo agitado.
—Yang Jungwon no me digas que lo olvidaste.— dijo frustrada, ella muriéndose de preocupación y esperándolo, mientras él ni se recordaba. —Quedamos de estudiar.
—Oh, dios. ¡No me dí cuenta de la hora! Lo siento mucho Wonnie.
Ella suspiró, calmandose. —Está bien, aún sigo aquí, así que dime si vendrás o si no ya iré a mi casa.
—¿Ya terminaste?— escuchó una voz ajena decir al otro lado de la línea.
—¡Pedazo de joto!— Wonyoung exclamó en un susurro indignado.
—Shh, calla. Wonnie, no es lo que piensas. O sea, sí. No, bueno, agh. Espérame un segundo.
—Okay.— dijo ella, rodando los ojos.
—Bueno.— también dijo el chico junto a su amigo.
—No, no tú. Tú espérame, tú escucha.
—Dime.— dijeron Wonyoung y el chico al mismo tiempo.
—¡No! Dios mío, no soy tu mejor guerrero. Wonyo, iré allá, llegó en ehm, ¿quince minutos?— dijo dudoso. —Y lo siento muchísimo, prometo que te recompensaré por hacerte esperar tanto.
—Traeme la merienda y todo arreglado.— aprovechó ella.
—Hecho, espérame tantito.— y colgó.
—Bueno, pudo ser peor.— se dijo a sí misma, dejando de lado su teléfono y continuando con la tarea que estaba adelantando.
♡
Minutos antes de la llamada.
Sunghoon se encontraba con él en su habitación. Ambos estaban recostados sobre su cama, abrazados bajo sus covertores. El rubio solo llevaba puesto unos pantalones holgados, con su pecho expuesto presionando detrás de su espalda, y él se había colocado su ropa interior y la camisa que el mayor vestía cuando llegó.
Resultaba bastante sorprendente la confianza que habían tomado con el otro en tan poco tiempo. Aunque considerando que llegaron a conocer cada centímetro de el cuerpo del otro en la noche de aquella fiesta, no era algo demasiado impresionante.
—¿Estás por dormirte?— preguntó Sunghoon animado, trazando suaves círculos en la piel del menor con la mano que rodeaba su cintura.
—Mmm, talvez.— contestó perezoso, dándose la vuelta para enterrar su cabeza en el pecho del mayor, fregando su mejilla delicadamente contra él.
—Pareces un gatito.— molestó Sunghoon, revolviendo los mechones negros del menor.— Uno muy lindo.— dijo, moviendo la cabeza de Jungwon para atrás, pudiendo así verlo a los ojos. —Uno que es mío.— susurró, acercando sus rostros.
Jungwon sonrió de lado y cortó la distancia entre ellos, en un beso profundo pero lento. Su piel se erizó cuando sintió las grandes manos de Sunghoon aventurandose bajo la camisa, recorriendo la curvatura de su espalda y apretando ligeramente. Y no pudo evitar gemir levemente cuando el mayor presionó sus caderas hacia adelante, creando una leve fricción.
Entonces, Sunghoon se separó de sus labios y giró sus cuerpos, quedando el menor encima suyo, a horcajadas sobre sus muslos. Iba a seguir besándolo, cuando el teléfono de Jungwon sonó en un tono de llamada, desde la mesa de luz de su dormitorio.
—Ignoralo.— dijo el menor y Sunghoon obedeció, comenzando a repartir besos húmedos por su cuello, dejando un par de marcas en algunas partes.
El teléfono volvió a sonar una segunda vez, siendo ignorado. Pero a la tercera, Sunghoon se separó y Jungwon decidió atender. Si marcaban con tanta insistencia debía de ser importante.
—¿Q-qué?— apenas logró decir, tratando de regular su respiración.
—Oh, dios. ¡No me dí cuenta de la hora! Lo siento mucho Wonnie.— rápidamente se disculpó con su mejor amiga.
La llamada se volvió un desastre cuando Sunghoon habló, y luego de un pequeño momento de confusión, colgó, habiendo acordado de nueva cuenta el verse con Wonyoung en la biblioteca.
—¿Todo en orden?— preguntó Sunghoon, abrazándolo suavemente.
—Olvidé mi cita de estudios con mi mejor amiga.— se lamentó. —La hice esperar por casi una hora, así que debo irme ya.— informó, intentando levantarse.
—Dejame acercarte hasta allá, estoy con mi coche.— se ofreció, poniéndose de pie y ayudando a Jungwon a estabilizarse cuando casi tropieza.
—No quiero molestar. Aún debo pasar a comprar algo de comer porque se lo prometí y no quiero dar tanta vuelta.— dijo apenado, mientras se apuraba en ponerse unos pantalones y calzarse el primer par de zapatos que vio. —Pero gracias, de todos modos.
—Bonito, no es molestia alguna. Vamos.— dijo tomando en una mano su suéter y en otra el brazo del menor, saliendo de la habitación.
♡
—Muchas gracias por traerme, hyung.— dijo el menor con sinceridad, desabrochando el cinturón de seguridad una vez que el coche fue aparcado.
—No es nada, precioso, estoy a tu servicio.— Sunghoon le sonrió coqueto.
—Por cierto, aproveché para comprarte unos dulces en la cafetería. Los traje de vainilla porque no sé muy bien tus favoritos.— sacó un sobre de papel con algunas galletas de la bolsa de compras que llevaba.
—Gracias, Wonnie. La verdad me gustan todos los dulces, en especial tú.— dijo guiñándole un ojo.
—¡Sunghoon deja de ser tan coqueto!— regañó ruborizado.
—¡Ve a estudiar!— se burló luego de reírse.
—Ya me voy, espero verte pronto.— dijo, acercándose para dejar un beso en la mejilla del mayor.
—Adios, Jungwon lindo, nos vemos.— dijo el mayor, observando como el menor se bajaba del coche y luego caminaba hasta la entrada de la biblioteca.
Jungwon volteó una última vez antes de entrar y desde allí sacudió su mano a modo de despedida. Luego, abrió las puertas y fue en busca de su mejor amiga.
—¡Hasta que apareces!— reprochó Wonyoung en cuanto lo vio acercarse a su mesa. —¿En qué tanto andabas ocupado, cochino?
—No sé de qué hablas.— Jungwon se hizo el desentendido, dejando la bolsa con postres frente a Wonyoung.
—Gracias por la comida.— dijo ella feliz, tomando uno de los vasos de café helado.
El mayor tomó asiento en la silla frente a la de su amiga y comenzó a sacar sus materiales de su mochila.
—Oh, por cierto.— Wonyoung llamó su atención. —Bonita camiseta.— dijo señalando la prenda que claramente le quedaba un par de tallas más grande.
Él solo pudo ruborizarse al mirar hacia abajo y notar que en su carrera por llegar pronto a la biblioteca, se había olvidado de cambiarse la camiseta y ahora llevaba puesta la de Sunghoon.
Extrañamente eso se sentía bien.
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