(Narrador omnisciente)

La tarde siguió entre platicas, anécdotas divertidas sobre los jóvenes presentes, hasta que de un momento a otro, los mayores desviarón la conversación a temas de trabajo. Cosa que a los jóvenes no les interesaba, razón por la que decidieron ir a ver alguna película. 

Estaban los tres muy concentrados viendo son como niños 2 las carcajadas que dejaban salir a todo pulmón los Omegas era definitivamente más divertido de ver que la mismísima película. El Alfa estaba fascinado con las risas de su pequeño. Pero deseaba comérselo a besos y no encontraba la forma de hacerlo sin que su hermano los viera. 

Vio que su Omega se puso de pie y se dirigía a la cocina. Dijo que iba a preparar palomitas y Tae sólo le hizo unas señas con sus manos indicando que estaba de acuerdo, pero su vista no se despegó del televisor. Así que tratando de ser lo más sigiloso posible, fue tras su pequeño. Encontrándolo de espaldas frente a la cocina. Se acercó de manera lenta y abrazo a su pequeño por la espalda, llevando sus grandes manos al abdomen del rubio. 

Dando un pequeño saltito por el susto el Omega lo vio, para luego relajar un poco su expresión al ver que era su Alfa. Estuvo tan concentrado en las palomitas que no sintió el aroma de su Alfa. 

— ¿Qué haces Yoon?, nos pueden ver — Dijo en un susurró el rubio para que no lo escuchara su amigo que estaba en la sala. Aunque eso era casi imposible, la televisión estaba a un volumen muy alto. 

— El está más concentrado en la película que en darse cuenta que no estoy ahí, así que tranquilo amor. Sólo deseaba estar cerca de ti. No tienes una idea de lo que he extrañado tu aroma y sentirte entre mis brazos.

Estaba feliz de tener a su pequeño. Retregaba su nariz en la terza y acaramelada piel del cuello de su bebé. Mientras paseaba sus grandes y huesudas manos sobre la camisa que llevaba el Omega, para acto seguido llevarlas bajo dicha camisa y tocar con la llema  de sus dedos el bien marcado abdomen del Omega y tocar con delicadeza su vientre. Escuchando como el rubio soltaba suspiros de satisfacción. 

Empezaba a sentir el calor recorrer su sistema, deseaba tomar a su Omega en esos instantes. Debía controlarse, pero sabía que su Omega aún estaba en celo, sabía que su lobo lo llamaba para ayudarlo, y deseaba hacerlo. Aunque el Omega estuviera utilizando supresores y neutralizador de olores, él podía sentir muy bien el aroma de su Omega. Después de todo ser predestinados tiene sus ventajas. 

Se topó más a la espalda de su Omega y sin descaro alguno junto su adolorida entrepierna con el bien voluminoso trasero de su pequeño. Simulando embestidas, sobre la ropa, por la excitación que ya sentían ambos. El Omega jadeaba por lo bien que eso se sentía, estaba fascinado por las sensaciones que su Alfa lo hacía sentir, sentía como poco a poco sus pantalones le apretaban más su evidente erección, como su lubricante natural bajaba de su trasero, mojando sus muslos y ropa en el proceso. Su aroma se empezó a sentir más fuerte de un momento a otro. Señal que tanto el neutralizador como los supresores estaban perdiendo su efecto. 

El Alfa, dejaba escapar pequeños y roncos gruñidos de placer. Sin parar aumentaba sus embestidas sobre las ropas. Gemía y jadeaba de pura excitación. Deseando sentir más de ese exquisito aroma, llevó sus manos que aún se paseaban por la piel de su amado, una subió a los rosados y erectos pezones del rubio, mientras que otra, bajaba a los pantalones del Omega, donde poco a poco fue bajando la cremallera de estos y cuando lo logró, metió su mano bajo los boxér del chico y tomó su erección, sacando suspiros y gemidos del Omega que mordiendo sus labios trataba de amortiguar el sonido que salían de estos. Topó más su espalda al pecho de su Alfa, en busca de más contacto y cercanía entre ambos.

El Alfa, bajaba y subía su mano sobre la longitud del Omega. Y con su pulgar daba pequeños estímulos al glande del pene muy erecto de su chico. De un momento a otro hizo los movimientos más rápidos y fuertes. Causando que el Omega estuviera al borde del colapso al que lo estaba llevando su amado. El rubio se sentía en el paraíso al sentir como su Alfa lo tocaba y lo hacía ver las estrellas, con tan placenteras sensaciones. 

Cuando sintió su clímax aproximarse, ladeo su rostro hasta encontrarse con el del pelinegro y como si su Alfa le hubiera leído la mente, atrapó sus labios en un beso lleno de deseo, pasión y excitación. Ellos sólo deseaban sentirse, tocarse y amarse. Cuando ambos llegaron al punto más alto, soltaron gemidos y jadeos de puro placer amortiguando los sonidos entre en fogoso beso que se proporcionaban. Él Alfa se corrió dentro de sus pantalones, por haberse estado restregando en el prominente trasero de su Omega y el chico de cabellera rubio, lo hizo en la mano de su Alfa, que al sentir el líquido en sus manos se lo llevó a la boca para lamer el contenido viscoso y blanco que estaba entre sus dedos. Era tan exquisito como el aroma de su Omega. 

Jimin al verlo no pudo reprimir un jadeó más de placer, por tan excitante imagen. Cuando terminaron, juntaron sus labios nuevamente. Reclamandose uno al otro. Pero este beso fue diferente, este beso sólo demostraba su amor sin medidas, lo feliz que se sentían, estaba lleno de cariño y cálidez. Una cálidez que hacía saltar a sus corazones a un ritmo inimaginable. 

— Creó que este es el mejor orgasmo que he tenido en mi propia cocina — comentó el rubio. Arreglando sus pantalones. 

— Claro. Es el único que has tenido jamás — Soltó con diversión el Alfa. 

Su Omega solamente le lanzó una mirada asesina. Indicándole que cerrará la boca. 

— Creo que debo tomar una ducha y también un supresor — Dijo al ver el desastre que era. Mejillas sonrojadas, ropa desaliñada, gotas de sudor por su rostro, cabello revuelto y encima sus pantalones estaban mojados por el lubricante que bajo de su trasero. 

— Ve cariño. Yo igual iré a casa a tomar una rápida ducha — Dándole un último beso húmedo a los labios de su Omega. Dió media vuelta y salió de la cocina para ir a su casa a cambiarse rápidamente. 

El Omega, había apagado la olla donde se estaban haciendo las palomitas desde hace varios minutos antes que la situación se elevará de sobre manera. Así que las colocó en un bol y las llevó a la sala donde su mejor amigo estaba súper clavado en la película que le es increíble que no se dió cuenta sobre lo que él y su Alfa hicieron en la cocina hace unos minutos. 

— TaeTae — llamó su atención — Te dejaré el bol de palomitas aquí, iré a darme una rápida ducha. Creo que los supresores perdieron un poco su efecto y estoy empezando a tener estragos. En un momento bajo ¿Si? 

— Claro Minnie ve — Le dijo su mejor amigo — Oye. ¿No has visto a Yoongi Hyung? — Preguntó. Causando nerviosismo en el rubio. 

— Eh... No, debe andar por ahí o que se yo — trató de sonar lo más seguro posible. Sólo vio como Tae asentía y subió a su habitación a tomar una rápida ducha, para luego cambiarse a otra ropa, se secó y peino su cabello lo mejor que pudo en tan poco tiempo, para luego bajar a la sala nuevamente. Encontrando a su Alfa sentado en el mismo lugar que estuvo anteriormente. Le regaló una sonrisa de esas que demuestran su eyesmile que cautiva en demasía al Alfa. El pelinegro se la devolvió, guiñando  un ojo en el proceso, que hizo enrojecer  las mejillas del menor. 

Su mejor amigo, se había casi acabado las palomitas y ahora estaba viendo otra película que no estaba tan seguro de saber cuál era. Pero que igual causaba risa. 

Aquella tarde fue de lo más extraña y excitante que allá tenido jamás. 

Lo que no sabían Omega y Alfa, es que alguien vio cuando estuvieron en la cocina deborándose uno al otro y que solamente callo y dió media vuelta. Sin decir absolutamente nada.

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¡Hola amigos!

Espero les guste este capítulo. Perdón por mi intento de lemon en la cocina con esos dos pillines😂

Nos leemos mañana!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐