Capitulo 7.- Reunión en el Santuario, ¡Los Caballeros de Athena Regresan!
Santuario de Atenas, Grecia.
Yugi, Yami, Athena, Joey, Tea y Tristán acaban de comenzar un nuevo viaje hacia Grecia, con el fin de conocer el Santuario de Atenas. En este lugar, Yugi y compañía esperan conocer algunos secretos y sorpresas que les depararían en ese lugar.
Mirando hacia la cima de aquella gran montaña, se encontraba una docena de edificaciones pequeñas y un altar a la diosa griega de la sabiduría y de la guerra estratégica; por supuesto que nos estamos refiriendo a la diosa Athena.
La montaña en cuestión representó el símbolo por excelencia de un grupo de héroes, que durante milenios, dedicaron sus vidas a proteger la paz en Grecia y sus alrededores.
La leyenda nos dice que los Caballeros siempre aparecen cuando las fuerzas del mal intentan apoderarse del mundo; en un tiempo lejano existió un grupo de jóvenes que protegían a Athena la diosa griega de la sabiduría y la guerra, a estos jóvenes guerreros se les conocía como los Caballeros de Athena, y siempre combatían sin armas. Se cuenta que con un revés de la mano eran capaces de desgarrar el cielo y que de un solo puntapié abrían grietas en la tierra, o al menos eso era lo que decían...
Pero el escenario de hoy dista mucho de aquellos años de antaño, ya que el Santuario de Atenas se encuentra prácticamente desolado, ya que en los últimos años, el Santuario ha sido víctima de los sucesivos ataques que otros dioses griegos hacían contra Athena: Eris, Ares, Poseidón, Hades, Artemisa, Apolo... Éstas sucesivas guerras han ocasionado que el número de Caballeros quedara prácticamente diezmado ante esa mala racha.
No obstante, Yugi, Yami, Joey, Tea y Tristán estaban completamente ajenos a lo que estaba pasando en el Santuario, así que cuando llegaron al lugar, Athena se encargó de guiarlos por el lugar, que ahora ha perdido la esencia que lo caracterizaba.
- Me pregunto, ¿Qué cosas raras pasarán en este Santuario? - se pregunta Joey dudoso, pero calmado.
- No pudo evitar molestarme ante una pregunta que tanto me incomoda - Tristán se pregunta - ¿Qué sorpresas nos esperarán en este sitio? -
- No lo sé - le responde Tea - Pero algo me dice que nos enfrentaremos a algo peligroso. -
- Si. - afirma Yugi - Por más que estemos preparados, no debemos confiarnos en nada. -
- Ya que estamos aquí en el Santuario, me podrías preguntar ¿Cómo fue que este sitio fue creado? – le pregunta Yami a Athena.
A lo que Athena simplemente respondió: - ¡Vengan conmigo, síganme! - Ella guió a los demás compañeros y continuó relatando la historia del Santuario - Este lugar no queda muy lejos de Atenas, la más grande ciudad de Grecia, pero no aparece en ningún mapa conocido de los hombres. Es una montaña sagrada, completamente aislada del resto del universo, separada de nuestro mundo por estrellas y gruesos conjuntos de nubes. - ella continúa - Ni siquiera los más avanzados y precisos satélites de espionaje serían capaces de encontrar ese lugar, enteramente cubierto por la Voluntad Superior de los Dioses y protegido por barreras divinas que repelen cualquier tipo de interferencia externa. - después, Athena concluye - Ese es el Santuario, cuya existencia está más allá de la lógica y de la comprensión humana. Buscarlo es lo mismo que buscar a Dios, y dudar de su existencia es algo tan peligroso como cuestionar al Creador. -
- Vaya, y yo que creía que Dios no existía. - se cuestiona Joey.
A lo que Tristán le responde: - No estamos aquí para cuestionar la existencia de Dios, sino por algo más importante. -
- Así es, me gustaría que todos dejaran de hablar y continuaramos con el recorrido. - dice Yugi.
- Yugi tiene razón, así que guarden silencio. - replica Tea, haciendo que Joey y Tristán guardarán absoluto silencio.
- Bueno, me sorprende mucho tu sabiduría, Athena... No por nada dicen que eres la Diosa de la Sabiduría - dijo Yami a Athena.
A lo que Athena le responde: - La sabiduría es un don que los Dioses del Olimpo le otorgaron a los antiguos pueblos de Grecia en los inicios de la era mitológica. -
Luego de caminar por cada una de las doce casas, Athena, junto con Yami, Yugi, Joey, Tea y Tristán se detienen inmediatamente para que Athena presente a uno de sus asistentes.
- ¡Yami, Yugi, Joey, Tea y Tristán! - exclama Athena - ¡Les presento a uno de mis leales asistentes, Kiki! -
- ¡Hola, amigos, mi nombre es Kiki! -
- ¡Hola, Kiki! - saludaron Yugi y sus compañeros.
Inmediatamente, Kiki caminó hacia donde estaba Yami, y para sorpresa de éste, el joven lemuriano lo estaba mirando de pies a cabeza, por simple curiosidad, como es su costumbre.
- ¿Qué tanto miras, extraño? - dijo Yami con un poco de disgusto.
- Nada… - expresó Kiki mientras se daba la vuelta para ver la espalda de Yami para verlo y analizarlo un poco - Creo que usted me parece muy conocido... ¿Tiene relación alguna con los guardianes de los Faraones egipcios? -
- Si, claro - suspiró Yami - Sabes, no sé exactamente lo que piensas, pero creo que mi hermano y yo estamos conectados de cierto modo con el Templo de Egipto y con sus sacerdotes y guardianes, quienes han estado protegiendo las tierras del Nilo desde tiempos mitológicos. -
Al instante, una gran esfera de luz aterrizó sobre la cima del Santuario, iluminando el casi oscuro cielo ateniense por un instante, por lo que en cuestión de segundos, ocurrió el impacto.
Cuando Yami, Yugi y compañía comenzaron a correr hacia donde había ocurrido el impacto, rápidamente notaron algo sorprendente: La estatua de la diosa de la sabiduría y la guerra había sido destruida.
Tanto Yami, como Yugi, Tea, Joey y Tristán estaban demasiado perplejos ante la destrucción de la estatua. Por otro lado, Athena quedó horrorizada al ver a su propia estatua destruída, por lo que comenzó a lamentarse y a derramar lágrimas.
Ella, en un momento a otro, paró de llorar y se levantó, después de unos segundos, comenzó a mirar a un misterioso sujeto al que contempló su rostro.
- Hola, Athena. - exclamó el sujeto.
- ¿Quién eres tú? ¿Y por qué conoces mi nombre? - le pregunta ella.
- Mi amo Osiris me comentó que te tienes entre tus compañeros al Gran Hechicero que gobernará el mundo en nuestra nueva era. - le dijo el sujeto - ¿Dónde lo tienes? -
El misterioso sujeto le comienza a ahorcar, pero ella toma el bastón y lo golpea fuertemente en su estómago, haciendo que éste la soltara al instante.
- Vaya, vaya... - dijo el sujeto mientras se reponía del golpe - Veo que has cambiado mucho en esta última era, tal y como ha cambiado éste Santuario. -
- Algunas cosas no van a cambiar, verdad? - dijo, a modo de interrupción, un chico de pelo café, protegiendo a Athena, ésta volteó a verlo.
Al mismo tiempo, el atacante le decia - ¿Quién eres tú? -
Pero el chico le propinaría un puñetazo, seguido de varios golpes en el estomago; Athena logró notar que en cada golpe salía una descarga de energía pequeña de color azul, el chico se paró de mano y con las 2 piernas pateo como un caballo a su adversario, lanzándolo volando.
El chico de cabello café continuó: - Bien, Kiki no tardó en arreglarme mi armadura, asi que creo que es hora de que salga, que salga a relucir. -
Entonces este chico tomó de una cadena de una caja que él había llevado, al hacerlo se cayeron las compuertas y se dejó ver una armadura bastante hermosa con detalles azules, con forma de un pegaso alado blanco.
- “!Dame tu fuerza - gritó el chico y en voz baja pero firme dijo - …Pegaso!” -
La armadura pareció estallar, pero en realidad sus piezas salieron volando en muchas direcciones para converger en el cuerpo del chico, dejándolo con una armadura puesta, en ese momento, este chico dijo: - ¡Yo soy Seiya, Caballero de Pegaso, y protector de Athena! -
- ¿Tú? - dijo el atacante - ¡¡¡UN CABALLERO DE ATHENA!!! -
- Asi es - respondió Seiya - y mi labor aquí es derrotarte. -
- ¡A ver si puedes hacerlo! - dijo el atacante, corriendo demasiado rápido como para pararlo, estando a punto de pasar a un lado de Seiya, pero de pronto algo lo lanzó volando, estrellándose contra un árbol, el puño de Seiya estaba alzado y este no estaba para nada inmutado.
- En este momento, mi armadura será de bronce, pero mi cosmos y mi poder están por encima de mi armadura - exclamó Seiya - ¡No te dejaré pasar! -
- ¡Veamos, si puedes! - exclamó su oponente.
Pero cuando éste trató de golpearlo, Seiya había logrado pasarse a su espalda en un momento, y tras golpearlo varias veces, lo alejó otra vez de Athena, quien no podía creer o entender, ¿Cómo es que Seiya volvía a usar su armadura y su cosmos a ese nivel?
- Dime una cosa – dijo Seiya a su enemigo – ¿Has sentido el poder del universo recorrer hasta la última celula de tu cuerpo? -
- ¿Que quieres decir? - exclamó el enemigo.
Entonces Seiya, confiado, dijo: - ¿Alguna vez has sentido el poder del cosmos? -
- ¡No, tu sólo quieres molestarme, tu y tu amiga no van a obstaculizar mi objetivo! -
Seiya cerró sus ojos… respiró profundo mientras calmadamente movia sus manos, y luego exclamó…
- “¡¡¡METEOROS… DE PEGASO!!!” -
Seiya lanzó su mitico ataque, el cual logró darle directamente a su oponente, para luego estrellarlo contra una pared, agrietando la misma del impacto e incluso causando grietas en el suelo.
El Caballero de Pegaso había regresado, dejando sorprendidos a Yami, Yugi, Tristán, Tea y Joey, quienes habían pisado el Santuario por primera vez.
*****
Entre los techos de la cuidad corrian varios seres con forma de chacales, siendo perseguidos por 2 personas, una con pelo verde y otra con pelo rubio, ambos con una cajas en la espalda, saltando entre los edificios para luego llegar hasta un cruce de trenes con multiples vías con trenes en movimiento, saltando cerca y entre ellos, entonces uno de ellos, el de pelo verde salto hacia un techo y libera la cadena de su caja, dejando ver la evidencia de que era también un Caballero de Athena, una armadura del Santuario, la armadura de Andrómeda, era ni mas ni menos que Shun de Andrómeda, uno de los chacales humanoides volteó a ver y le arroja una hoz al caballero de anudromeda, pero éste hace girar su cadena en círculos, ocasionando que la hoz saliera volando.
Entonces Shun gritó - ¡Cadena de Andrómeda! -
Derribando al chacal, del golpe, entonces Shun se vió rodeado de los demás chacales, pero en el aire, el otro sujeto con caja apareció, revelando ser el portador de la armadura del Cisne, Hyoga, Caballero de Cisne y alumno de Camus, estaba ahí, poniendo su espalda contra la de Shun.
- ¿Como en los viejos tiempos, no? - dijo Hyoga.
- ¡Si, hagámoslo! - contestó Shun.
- ¡Por Athena! - dijo Hyoga.
Entonces, Hyoga fue atacado por 2 chacales con un par de hoz en cada mano, Shun se protegió con su escudo para luego golpear con su puño a uno y patear a otro, un tercero saltó obligando a Hyoga a cubrise otra vez con el escudo, pero esta vez soltando un golpe con el mismo, mientras que Shun lanzó las puntas de la candena de Andrómeda para golpear a sus enemigos sin buscar matarlos realmente, pero si derribarlos, uno cayó directo a la vías del tren justo cuando uno de ellos pasó, acabándolo de golpe.
Shun se lamentó pero no podía compadecerse en ese momento, no mientras estuviera rodeado de varios chacales que buscaban asesinarlo a él y a Hyoga, quien por su parte era un poco más agresivo, sería sujetado por atrás por un chacal mientras otro lo pateaba, preparando una hoz para enterrarsela, Hyoga se dio la vuelta con el chacal en la espalda, causando que el que su compañero con la hoz matara a su compañero accidentalmente; acto seguido, Hyoga arrojó sobre él, el cuerpo de su compañero, quitándoselos a ambos de encima, viendo a otros 3 enfrente de el lanzó su ataque.
- ¡¡¡Polvo de Diamante!!! - gritó Hyoga, lanzando su característico ataque congelante, petrificándolos, a los restantes no les importó y atravesando las estatuas de hielo, golpeó a Hyoga, quien contraatacó con un golpe de escudo.
*****
Mientras tanto, en el Santuario...
La intervención de Seiya tras la repentina aparición de aquél misterioso sujeto, hizo que Yami y compañía, desconfiados de la presencia de Seiya, comenzaron a emprender la marcha para dejar el Santuario.
- Bien, creo que tengo un mal presentimiento. - sentenció Yami mientras corría.
- ¿Y ahora qué vamos a hacer, hermano? - le pregunta Yugi.
- Debemos irnos del Santuario cuánto antes. - le responde.
- Genial, ya quería pasar las vacaciones en éste agradable sitio, pero algo me dice que ésto no será así. - dijo Joey mientras corría.
- ¿Es mi imaginación o estoy sintiendo fatiga mientras descendemos de una gigantesca montaña? - se cuestiona Tristán mientras corría rápidamente.
- Sea lo que sea... Esto no huele nada bien. - dijo Tea mientras corría.
Por su parte, Seiya y Athena se movían entre unas edificaciones, siendo seguidos por otros chacales como los que perseguían a Shun y Hyoga, sólo que estos arrojaban cuchillos; Seiya y Athena estaban más arriba que los chacales, pero tenían que esquivar los cuchillos, Seiya no tenía demasiado problema, pero Athena no tenia ninguna armadura, asi que estaba más expuesta, entonces primero una piedra golpeó a uno de los chacales, entonces éste volteó molesto, pero fue golpeado en la cara por un puño, seguido de una aura de energía verdosa, Seiya volteó y vió a un amigo.
- Siempre tan oportuno, Shiryu - dijo Seiya.
Shiryu se limitó a voltear a ver a Seiya y sonreírle, luego tomó su actitud seria de regreso y dijo: - ¡Ustedes, seres del inframundo, les exijo que vengan a mí, y enfrentense al Dragón! -
Los chacales se mostraron enfadados por la provocación, por lo que corrieron en dirección a Shiryu de Dragón, quien se cubrió con su escudo sin moverse de donde estaba, y cerrando sus ojos le propinó un puñetazo en el estómago con tanta potencia que hizo escupir sangre al chacal y derribándolo contra el suelo, otros 2 saltaron contra Shiryu, quien los contuvo de nuevo sin moverse de ahí con sus 2 antebrazos, acercando sus brazos directamente para estrellar los cráneos de los 2 chacales uno contra otro, para luego saltar enfrente de los otros 4 chacales restantes.
- Sientan la furia, la furia del dragón… asciende al cielo… - Shiryu exclamó - ¡¡¡DRAGÓN NACIENTE!!! -
Shiryu liberó su ataque contra los 4 restantes, golpeándolos y lanzándolos hacia el cielo, dispersándolos en el cielo, en el aire, seguramente no los volveremos a ver... por ahora.
- ¡Shiryu, me alegra verte aquí de vuelta! - exclamó Seiya bajando hacia su amigo.
Shiryu le dijo: - ¡A mí también, Seiya! -
- No puedo creer que estés aquí - dijo Athena.
Entonces, una voz atrás de ella dijo: - ¡No es el único! -
Atrás de ellos estaban Hyoga de Cisne y Shun de Andrómeda, rodeando al grupo.
- ¿Que ha pasado? - exclamó una voz.
Athena volteó a ver, ahí estaban Yugi y Yami parados y sorprendidos.
Ambos exclamaron: - ¡¿Quiénes son ellos?! -
- ¡Somos, los Caballeros de Athena! - dijo Seiya – Ellos son Hyoga, Shun, Shiryu y yo… ¡Soy Seiya, Caballero de Pegaso! -
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