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Capítulo 6.- Los Frutos del Árbol de la Duat

- YO... YO... no sé qué hacer bueno la verdad estoy muy asombrado pero porque no lo habías dicho, porque mantuviste este secreto, dime Yami... - dijo Yugi molesto. 

- Mira Yugi, vamos con el abuelo; él de seguro tiene una razón y tiene todas las respuestas de tus preguntas, ven conmigo. - dijo Yami estirando la mano. 

- Hey, un minuto, ¿Cómo sabemos que no le harásas daño a Yugi? - dijo Joey poniéndose en pose de defensa. 

- Por que yo los salvé de ese horrible espíritu demoniaco. - dijo Yami con seriedad. 

- ¡Tuche! sólo confiaremos en tí, si Yugi confía en tí - dijo Tristán mirando a Yugi. 

- Está bien hermano, confiaré en ti, pero me tienes que decir por qué y la razón, motivo o circunstancia de que no confiaras en mi, ¿entendido? - dijo Yugi algo serio. 

- Está bien después de que hablemos el porqué de que no te dijéramos nada, Athena hablará contigo sobre otra cosa - dijo Yami serio. 

- Bien Yugi, si tú confías, nosotros confiaremos – dijo Tea con una sonrisa. 

Y así, Yugi tomo la mano de Yami y éste tomó la mano de Joey, Athena tomó la mano de Tristán y Tea, los dos empezaron a volar, y con su magia, alzaron a los demás, solo que no volaron tan rápido, porque Yugi y sus amigos se podían asustar a tan alta velocidad en la que podrían ir, todos se sorprendieron por ver la ciudad desde las alturas lo cual hizo a todos decir "hermoso", y para que no notaran su presencia, Yami usó un hechizo de invisibilidad; todos volaron con suma tranquilidad.

Pero sin decir palabra alguna, todos aterrizaron en la entrada de la casa de los hermanos Muto, Yami abrió la puerta con su magia, ya que no traía llaves (vaya, Yami va a el momento más importante de toda su vida y no trae llaves XD) al entrar vierona su abuelo tomando café. 

- Yami, te tardaste un poco, pero como veo, Yugi ya sabe tu secreto - dijo el abuelo volteando a verlos. 

- Si, así es, y quiero que le expliques especialmente a Yugi el porqué de todo esto y también tu Athena - dijo Yami mirándola - yo iré a ver si el portal ya está cerrado -

Dicho esto, Yami salió de la casa, dejando a Yugi y a sus amigos muy confundidos. 

El abuelo continuó: - Bien, primero, Yami es uno de los hechiceros supremos y es su deber cuidar el portal que está en la Tierra a las afueras de Ciudad Domino, donde solo ese tipo de hechiceros sabe llegar, ya que no pueden cruzar los humanos comunes - hizo una pausa para tomar un poco de su café - bueno, él obtuvo sus poderes de una piedra que cayó desde una pared y él la tomó haciendo a estabrillar, tiempo después, descubrí que entre mis cosas ya no tenía una piedra especial color verde, y eso me asustó, pero al sentir magia en Yami, supe de inmediato que había pasado, y empecé a entrenar a Yami y así logro alcanzar el rango de hechicero supremo, pero él prefirió ocultar sus poderes de tí porque tenía miedo de ponerte en peligro, ya que cada medio milenio ocurre una guerra mágica entre los dioses egipcios y los dioses griegos, pero ésta guerra será más brutal que las otras, si en la guerra librada en la era mitológica sobrevivieron dos hechiceros supremos, ésta vez no sobrevivirá ninguno. -

- Espera quieres decir que tal vez Yami no sobreviva. - dijo Yugi con un tono de preocupación en su voz. 

- Eso me temo - dijo el abuelo muy seriamente. 

- Pero no te preocupes, que yo lo protegeré, ya que él y yo debemos luchar contra los dioses egipcios y necesito tu ayuda - dijo Athena mirando a Yugi y agachándose a su altura -Yugi, debes acompañarnos a la entrada a la Duat. 

- ¡¿Qué YO QUE?! - dijo Yugi asombrado por lo dicho.

- Tu debes acompañarnos a la entrada a la Duat, ya que tú eres el ser de toda la Tierra más puro que he buscado, y tú eres el único que puede tomar los frutos que hay en el mundo de los muertos del panteón egipcio... - sentenció Athena.

- Pero porque no tomas tú y Yami esos frutos - dijo Yugi confundido.

- Porque nosotros somos seres de magia y tú no, tú eres el único en la faz de la tierra quien puede tomar esos frutos y para eso tomo esta pulsera - dijo Athena enseñando le la pulsera - Ésta pulsera está hecha de flores de los Campos Elíseos y ésta tendrá una parte de tu alma atada a tu cuerpo, Yami y yo tenemos una pero, para ir al mundo de los muertos egipcios, voy a tener que separar tu alma de tu cuerpo; ésa es la única forma de entrar a la Duat - dijo seriamente. 

- En otras palabras, debo estar muerto para poder ayudarlos - dijo Yugi muy sorprendido por lo dicho. 

- Si, así es, pero Yami y yo también aremos lo mismo ósea que no estarás solo en esto. - dijo Athena con una pequeña sonrisa. 

- Esta bien, pero esperemos a Yami - dijo Yugi serio. 

Athena le responde: - Está bien, pero después de que el venga nos iremos de inmediato. -

- ¿Estas seguro Yugi? - dijo Tea mirándolo con preocupación.

 - Si Tea, - respondió Yugi - ¡Chicos, no se preocupen, que estaré bien! - dijo él con una sonrisa.

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Mientras tanto, con Yami...

Yami iba volando a toda velocidad y aterrizó cerca de donde se encontraba el portal, no tuvo que caminar mucho y vio que el portal estaba cerrado y se dió cuenta de que ya era hora de ir a ese lugar, así que sin perder más tiempo se fue volando nuevamente a su hogar, aterrizó en la puerta del hogar y la abrió y todos estaban ya sentados en la sala sumamente serios. 

- Yugi... ya es hora. - dijo Athena cabizbaja y sumamente seria. 

- Si pero quien primero bueno tú ya sabes - dijo Yugi serio. 

Yami le replica: - ¡Yo iré primero, yo allá te espero Yugi! - y él sacó su espada y se la enterró en su pecho, muriendo instantáneamente cayendo al suelo. 

- ¡YAMI! - Yugi lloró y miro a Athena.

Pero Athena le dice: - Yami ya está en el mundo de los muertos, ahora sigues tu. -

Al decir eso, Athena le enterró su espada en el abdomen a Yugi, el cual murió instantáneamente y Athena rápidamente le puso la pulsera.

- Bien, ahora Solomón, cura nuestras heridas y déjanos en un lugar seguro, por favor - al decir eso, la misma Athena se enterró la espada en su pecho muriendo, instantáneamente y cayendo al suelo junto con los demás. 

- Yugi, yo te estaré esperando, por favor cuídate - dijo Tea con lágrimas en los ojos, mientras estaba pensando: - "Vuelve a mi lado...porque te amo." -

- Si amigo, cuídate. - dijo Joey empezando a llorar. 

- ¡Cuídense! - dijo Tristán, igualmente iniciando a llorar. 

- Les deseo la mejor de las suertes - dijo Solomón Muto, derramando algunas lágrimas. 

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Mientras tanto, en el Inframundo Egipcio...

Yami estaba en un lugar desolado y la tierra era totalmente roja y el cielo se veía rojizo, y al lado de él pasaban almas en fila la cuales estaban haciendo fila para entrar a la primera puerta de la Duat, y cuando miró a su alrededor algo callo arriba de él. 

Yami se preguntó: - ¿Pero qué demonios? - y vio a Yugi arriba de él, el cual parecía asustado -¡Yugi, ven! - dijo parándose y abrazándolo. 

- ¡Yami este es un lugar horrendo! - dijo Yugi mirando los alrededores. 

- Si, lo sé, he estado aquí antes. - dijo Yami separándose de Yugi. 

- ¿A que te refieres? - dijo Yugi mirándolo curioso. 

- Bueno, te lo explicare después, ahora solo hay que esperar a... ¡aaaaaaaaaaaaaaa! - Yami sintió un golpe muy fuerte en la cabeza y cuando vio lo que estaba ahí, se quejó: -¡Oye, ¿que te pasa?! - dijo molesto. 

- Vaya, te quejas demasiado. - dijo Athena mirando cómo se paraba y se sacudía. 

- Bien, ahora ya que estamos todos, vamos por esos frutos - dijo Yugi entusiasmado. 

- Si, ya no quiero estar aquí, este lugar me trae malos recuerdos - dijo Yami mirando los alrededores. 

Yami y Athena iban volando, y con su magia alzaron a Yugi para que no se fuera caminando, todo iba bien pues ellos ya veían el árbol de lejos, resplandeciente como siempre, ya que era la única luz de ese lugar; minutos después, aterrizaron en el suelo y Yugi fue y estaba tomando los frutos que necesitaban para poder subsistir en el submundo de la mitología egipcia. 

- ¡Vamos Yugi, apúrate! - dijo Yami mirándolo. 

- ¡No me apresures, que no soy tan rápido! - dijo Yugi, aun recolectando los frutos que faltaban.

Todo estaba "tranquilo", viendo las almas pasar por las puertas de la Duat y ellos custodiando el lugar para que ningún demonio los atrapara. 

- Yami, ya tengo todos los frutos. - dijo Yugi caminando a él. 

- Bien es hora de irnos de aquí ahora solo debemos... - Yami se detuvo por ver a Bakura. 

- Bien, parece que se divirtieron; ahora es mi turno de divertirme - dijo Bakura con una sonrisa maligna. 

- ¿Qué quieres, Bakura? - preguntó Yami seriamente, poniéndose enfrente de Yugi. 

- No lo sé pero... - dijo Bakura mirando a Yugi - me quedaré con el pequeño para que mi amo Osiris tenga un cuerpo. -

- ¡Eso jamás! - dijo Yami empezando a volar hasta estar a la altura de Bakura y estiró sus manos - ¡Campo de fuerza! - al decir eso, de sus manos empezaron a brillar y se iba extendiendo una luz morada, haciendo un domo en el cual encerró a lo que estuviera cerca de Yugi a Bakura. 

- ¿Crees que eso me detendrá? - cuestiona Bakura - si lo crees, entonces eres un idiota jajajaja -

Bakura empezó a volar, estiró su mano y apareció una espada el cual la hoja de esta era muy reluciente y su mango era de color morado oscuro, con incrustaciones de piedras preciosas, Bakura tomó su espada con las dos manos y se lanzó hacia el domo, el cual destrozo con su espada, intentó dañar a Yami, pero Athena lo detuvo con la espada de ella, el cual el mango de ésta era de oro incrustada con diamantes y más arriba tenía como dos alas el cual tenía el ojo de Horus de ambos lados y la hoja era igual a la de Bakura.

- ¡Tienes agallas para enfrentarme! - dijo Bakura con una sonrisa siniestra. 

- ¡Cuida tu vocabulario que me debes respeto! - dijo Athena con una sonrisa burlona -¡Yami, llévate a Yugi de aquí rápido, yo detendré a Bakura! -

- Si, de inmediato - Yami aterrizó en el suelo cerca de Yugi- ven- iba a abrir el portal que los llevaría de regreso al mundo de los vivos, pero una luz negra lo golpeó y lo lanzó a 3 metros de dónde estaba.

- Vaya, cuanto tiempo sin vernos, hechicero ja jajajaja. - dijo uno de los guerreros egipcios, quien corresponde al nombre de Marik.

-Eres un... ¡Estúpido! - dijo Yami levantándose y saca su espada, el cual su mango era igual a la de Athena, solo que sin las alas; e inmediatamente empezó a volar y se lanzó en contra de Marik, pero él lo detuvo con su espada, la cual era igual a la de Bakura - ¡maldito! -

Y así empezaron a batallar a muerte ya que si uno enterraba su espada al otro, este se desvanecía y moría para siempre. 

- ¡Yami ten cuidado! - dijo Yugi preocupado al oír las espadas chocar al igual que en la batalla entre Bakura y Athena - ¡Por favor, tengan cuidado! - 

A lo que Athena, con furia, sentenció a su oponente: - ¡Maldito morirás! - al decir eso, ella enterró la espada en el pecho de Bakura, el cual se hizo polvo al instante - Bien, ahora - dijo ella volteando a ver a Yami - !Te ayudaré! - dijo empezando a volar hasta donde se encontraba Yami. 

Yami desafía a su oponente diciendo: - ¡Veamos quien gana! - él, de un rápido movimiento, le quitó la espada a Marik, el cual cayó al piso - ¡Morirás! - al decir eso, él le enterró la espada a Marik, el cual se convirtió en polvo al instante - Bien Yugi... - dijo volteando a ver a Yugi el cual tenía los ojos cerrados, corrió asía Yugi y lo abrazó - ¡Ya vámonos a casa! - dijo con una sonrisa. 

- Bien. - después de decir eso, Athena abrió el portal, en el cual se metieron Yami y Yugi al mismo tiempo y después ella cerrando el portal detrás de sí.

Todo estaba borroso, pero con el tiempo, se dio cuenta de que no era la sala sino estaba en su cuarto, al voltear vio su reloj en su mesita de noche el cual marcaba las 9 de la mañana. 

- ¡YUGI! - dijo Tea corriendo a abrazarlo - ¡Qué bueno que estés bien! - dijo ella llorando de la felicidad - ¡Yugi, mi Yugi, nunca te vayas ni me asustes así! -dijo mirándolo. 

- Si no te preocupes. - dijo Yugi con una sonrisa - tengo un poco de hambre - dijo parándose, pero sintió un dolor en su pecho - ¿qué paso? ¡Me duele un poco mi pecho! - dijo tocándose esa zona. 

- Bueno, tu abuelo te curó con magia, lo cuál me sorprendió mucho y te puso unas vendas. - dijo Tea alzándole la camisa - Yugi yo te... yo te... te amo, Yugi - dijo ella con un gran sonrojo en sus mejillas. 

- Bueno, yo también Tea, pero yo quería decírtelo antes de que Athena me matara, pero me dio un poco de pena - dijo Yugi igual con un sonrojo - Tea, ¿quisieras ser mi novia? - dijo hablándole dulcemente a Tea. 

- ¡Claro que sí, mi Yugi! - dijo Tea bajando su camisa y volteó a verlo y sellaron esa propuesta con un beso, el cual poco a poco se profundizo hasta que la falta de oxígeno los separó - ¡Te amo! - dijo ella con una sonrisa. 

- Igual que yo. - dijo él con una sonrisa (si lo preguntan, Yugi es un poco más alto que Tea en esta historia). 

- Hay, que dulzura. - dijo Athena con una sonrisa. 

Tea y Yugi voltearon al mismo tiempo, lo que los puso como tomates de la vergüenza, los tres bajaron a desayunar y ahí vio a sus demás amigos junto con su abuelo y Yami y así Yugi, Yami, Athena, Joey, Tea y Tristán comenzarían un nuevo viaje hacia Grecia el cuál guardaba más sorpresas que nada.

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