Salir de la montaña no era una tarea fácil, todos los pasillos son iguales y siento que solo doy vueltas por el mismo lugar. La piedra naranja por todos lados sin ningún agujero que deje filtrar la luz del exterior, provoca que comience a tener signos de claustrofobia. Mi desesperación crece, además de que no paran los gritos llenos de horror y el eco de el lugar los hace más escalofriantes.

Por segunda ocasión reafirmo lo egoísta que soy, de nuevo me voy sin ayudar a nadie y a la primera oportunidad que me dan de escapar, la tomo; en vez de juntar valor y quedarme a enfrentar al enemigo ¿en verdad soy un hada?, empiezo a creer que soy un escorpión; traicionero y egoísta.

Pero estoy asustada, y sé mis limitantes. ¿Qué puedo hacer con mi tamaño y sin tener un poder especial? La elfa de Skogur también está presa, y los Vampiros, que se suponen son seres de tremenda fuerza y habilidad, parecen simples insectos a comparación de ese carnicero.

Además ¿quiénes son esos cuatro vampiros? Uno me llamó por mi nombre, habló sobre un Krieger Vektare. ¿Era una misión de rescate para mí?, ¿qué causaría que "vampiros", vinieran a mi auxilio?, ¿acaso Krieger Vektare sabía lo que iba a pasar en el bosque?, y sobre todo, ¿quién me buscaba para causar todo este daño? ¿a qué se refirió con "no tienes idea de quien eres"? Son muchas preguntas sin respuestas.

Krieger Vektare debe ser un líder muy poderoso, quiero pensar, ya que para que sus vampiros obedezcan una orden descabellada por una simple hada, deben temer por sus vidas al regresar a su hogar ó, idolatran a su líder para no objetar.

Mientras vuelo buscando salida a mi libertad, escucho a alguien venir atrás de mi. Fuertes impactos se producen contra el suelo, giro mi rostro para ver quien los provoca y mi sangre se congela; el carnicero viene corriendo dando grandes zancadas dispuesto a alcanzarme.

El pánico y el temor de nuevo se apoderan de mí, muevo mis alas lo más rápido que puedo para volar lo mas lejos que me sea posible y poner una distancia considerable, pero mi perseguidor es mucho más grande, con la posibilidad de alcanzarme en pocos pasos. En la carrera por atraparme, sus manos tratan de aprisionarme en el aire, haciéndolo ver muy torpe. Esta acción hace me preocupe, ya que es tanto su desespero por tenerme entre sus manos, que es muy posible me pueda lastimar, o pueda romper alguna de mis alas; esto último sería mi perdición y no debo permitirlo.

Sus intentos se vuelven frustrantes cuando no puede lograrlo, así que en un arranque de ira, lanza un enorme cuchillo que pasa justo a mi lado. Viene otro y muchos más, mi vida peligra ya que su puntería cada vez se vuelve mejor.

En mi afán por encontrar una salida, volteo a todos lados y doy giros sobre el techo hasta ver una grieta. No pienso a donde me lleve, pero cualquier cosa es mejor para alejarme, a quedarme y ser su objeto de puntería con la que jugará a ensartar sobre alguna pared.

Aquella grieta es un lugar donde yo puedo caber y mi verdugo no, una ventaja para mí. Entro en la grieta oscura y sigo la dirección del túnel que lleva posiblemente a algún lugar seguro. Vuelo dentro de la grieta, pero cada vez se hace más estrecha evitándo pueda hacerlo; ahora debo seguir a pie ya que no me queda de otra. Camino por un largo periodo y es tanto el tiempo, que comienzo a pensar que fue mala idea adentrarme en la abertura y posiblemente el pequeño pasillo no me lleve aningún lugar, pero de repente miro una luz mas adelante, haciendo que pueda respirar de nuevo con tranquilidad.

《 Que sea una salida, que sea una salida, fuera de este lugar》, apresuro el paso y la luz cega mis ojos.

La suave brisa refrescante toca mi rostro, puedo oler la aroma de los pinos, las flores, la hierva, el agua, y esto se convierte en energía para mi ser. El sol se encuentra en su punto medio, es la primera vez que estoy dentro de "un día", y sin embargo sigo despierta; que raro que no tenga signos de somnolencia o sueño total. La brisa es estimulante, abro mis ojos para solo darme cuenta que me encuentro en un hermoso bosque lleno de vida, ¿dónde quedó el pantano anterior?, no entendí nada.

Entonces extiendo mis alas y vuelo lo más alto que me es posible, tratando de ubicar el reino o la región. No hay ni una señal del lugar donde me habían atrapado esos carniceros y me confundo cada vez más ¿dónde estoy?

Bajo un poco a las copas de los árboles para observar mejor.

¡Qué sorpresa!

Nunca vi este tipo de vegetación, donde los árboles brillan como si fuera diamantina en sus hojas y resortes en sus troncos. También se mecen cantando una canción en donde las flores como piedras preciosas, se les unen, abriendo y cerrándo sus pétalos con los compaces de dicha canción.

En el río más cercano, la corriente corre hacia arriba, y el suelo emite ondas de colores tenues que prenden y apagan acompañando cada tono de la melodía.

Sigo sobrevolando el lugar hasta encontrar una construcción en madera que parece una cabaña abandonada y casi comida por la maleza verde. Se ve tan apacible el lugar que me animo a entrar asegurandome que nada me tome por sorpresa. Cuando ya he hecho mi recorrido por el interior, me dejo caer en una de las bigas de aquella construcción para poder descansar y cierro mis ojos. Entonces algo viene a mi mente:

Me veo a mi misma, poseo una estatura alta entre un elfo y una sirena. Mis amadas alas transparentosas brillantes no existen. Una mujer me acompaña y solo puedo ver que es poseedora de una piel blanca brillante sobrenatural. La mujer me abraza, besa mi frente de una manera maternal y esto produce que mi corazón duela, ya que como hada nunca he recibido una muestra de afecto así. Ella me dice algo, sin embargo, no puedo escucharla y solo veo sus labios moverse. Después de eso, una luz blanca muy potente me cega.

Despierto de mi sueño cuando escucho el rechinar de algún objeto a mi alrededor. Salgo de mis pensamientos e inmediatamente busco el origen del sonido, poniéndome en pie y mirando a todos lados. Del lado izquierdo, al fondo, el piso se abre en una puerta comida por tierra y musgo que no pude notar antes, ya que parece el suelo de el entorno que la oculta demasiado bien.

Del lugar, sale una criatura que hace me paralice y palidezca. Un espécimen macho que se parece a un humano de cabeza a la cintura. Sin embargo no es un humano, ya que de la cintura hacia abajo, cuenta con seis extremidades en una coraza color café claro, que al final, posee una cola con un aguijón muy letal y venenosos.

《¡UN ESCORPIÓN!》

Mi corazón late precipitadamente que casi siento puede ser escuchado por mi depredador natural. ¿Cómo es que no reconocí estas tierras? La maleza, la humedad, el no ver a ningún animal terrestre andando por la zona; era clara la amenaza bajo tierra.

Mi imprudencia puede ser mi perdición si permanezco más tiempo en este lugar.

El Escorpión es de gran tamaño, no tanto como aquel Carnicero de las montañas, pero sigue siendo una criatura letal para mí. Tiene orejas puntiagudas, una nariz casi pegada a su rostro y ojos grandes completamente en un color café oscuro que lo hacen ver malvado y aterrador.

El Escorpión hecha un vistazo a su alrededor, cuando inesperadamente, y de nuevo sucede, percibe mi aroma sin que yo pueda entender como demonios lo hacen. Soy diminuta al entorno, el paisaje verde y la tierra lodosa inhunda la zona para que puedan olerme; y sin embargo, por segunda ocasión vuelve a suceder.

-Una mosca deliciosa nos honrra con su presencia... -me petrifico- ¿dónde estás bocadillo suculento? -comienza a seguir la aroma que desprendo con su pequeña nariz-. Hueles a una de ellas, pero hay algo distinto en tu aroma-. Trato de esconderme, pero es envano.

El hombre escorpión empieza a buscar por el lugar guiado por su olfato. No puedo volar, ya que es seguro que me verá y entonces sí, voy a estar en problemas. Camino en puntas muy calladita tratando de pasar desapercibida hasta lograr bajar al suelo, y así esconderme detrás de las maderas huecas cubiertas de musgo cuando, otro Escorpión de apariencia más humana y joven sale de la escotilla; me hielo al doble.