Al despertar, me encuentro encerrada dentro de una jaula no muy grande; supongo que antes perteneció a una ave. Observo todo mi alrededor, el ambiente no es para nada acogedor. Muchos seres de distintas formas y tamaños pertenecientes a diversos reinos también se encuentran enjaulados, al igual que yo.

Todos con un semblante de miedo y desesperación. Empapando sus mejillas con lágrimas que no paran. En una de las jaulas, noto a unos trolls, aquellos pequeños de piel marrón y de cabellos parados debido al lodo de la tierra. Aquellos que no sobrepasan los 30 cm de estatura con estómagos abultados y narices chatas. En otra, hay pequeños elfos domésticos, sus enormes ojos fiushas miran a todas direcciones, su piel rosada se encuentra casi lila dejando ver su pánico interior. Y sus dientes rojizos vibran presos de sus emociones. Ambas criaturas son originarios del reino de Vatra, lo cual me da la razón de que el pantano se encuentra dentro de este reino.

En otra jaula más, hay una hermosa joven de cabello dorado. Su piel blanca y cuerpo bello me indica que es alguien importante de un reino. Su apariencia delicada, su porte elegante llama tanto mi atención, que sigo observándola por un largo tiempo. Noto sus orejas en forma puntiaguda y sus ropas hechas de hilos dorados; no hay duda, ella es una Elfa de raza superior del reino de Skogur, aquella clase divina y sobrenatural descendiente de los Gudirs ¿cómo es que se encuentra aquí?

Pero mi sorpresa aún no termina. A mis pies, me doy cuenta de algo totalmente inexplicable. Humanos, hay humanos a montones bajo mis pies. Esos seres que muchas veces vi cuando crucé esa puerta amorfa en Terra. Mujeres, niños, hombres de todos colores y complexiones ¿cómo es que están en Revas si su especie no existe aquí?

Sigo mirando. Algunas mujeres protegen a los más pequeños que se encuentran asustados y llorando ¿qué les asusta?, por más que miro a todos lados no encuentro algo que sea tan aterrador como para ponerlos en ese estado.

Así que al tratar de buscar el motivo de el temor en todos en este lugar, observo que estamos dentro de una construcción rocosa, tal vez dentro de una montaña de las cordilleras de Vatra.

De pronto, se abre una puerta enorme de roca que antes no noté en el lugar. Todos en el suelo comienzan a gritar, e ir hasta el fondo de la cámara llenos de pavor. Con las puertas abiertas de la cámara, del exterior arrojan a cuatro sujetos con armaduras negras que se encuentran en deplorable forma y de nuevo se cierran las puertas.

Presa de mi curiosidad, observo a los recién llegados detallando sus ropas, su físico, su apariencia.

—¿Armaduras negras? —me cuestiono a mí misma y tallo mis ojos—, nunca había visto a alguien portar algo así, bueno, ya no—. Pienso en voz alta al recordar que esa vestimenta se usó hace milenio y medio.

Sus ojos de los recién llegados se iluminan en distintos colores muy brillantes con un tono tornasol; verde, violeta, amarillos y rojos. Son como estrellas centelleantes con un corazón propio, dándoles una apariencia hermosa. Su piel de los sujetos es tan blanca que se puede comparar con la nieve. Detallo cada parte de sus rostros, y a pesar de que lo tienen bastante sucio y amoratado, sus facciones son bastante llamativas al tener todo de un tamaño armonioso y nada se ve fuera de lugar, ni siquiera esos colmillos que sobresalen de su boca. Esperen, ¿dije colmillos?

Trato de sacar mi cabeza de los barrotes de la jaula para observar bien, por qué si es inusual ver a una elfa fuera de su reino, lo que son esos cuatro sujetos sorprende mucho más.

《¿¡Vampiros!?》.Casi suelto en un grito.

No llego a comprender como es que esos vampiros han sido capturados. Se dice, y me han contado, que son una raza muy elitista que no se aleja de su nido en el reino de Iarna. Tienen una gran fuerza sobrenatural, y su hogar son las grandes aldeas donde tienen comida de sobra, desapareciendo a sus víctimas sin levantar sospechas, ¿qué hacen tan lejos estos cuatro sujetos?

Aquellos que nos están trayendo aquí deben ser muy fuertes para poder someter a esos cuatro. Muy bárbaros, como para haberles puesto una buena paliza a los cuatro y dejarlos en el estado en que están. Y mientras hago mis reflexiones de nuevo la puerta se abre...

Una silueta enorme se mira en el exterior, por lo que creo que no pertenece a nuestro mundo. Su piel del recién llegado es de un tono amarillo, donde se transparentan sus venas color violeta, dándole un aspecto de piel putrefacta y muerta. Además de despedir un olor muy desagradable.

Su vestimenta se encuentra hecha de... ¡pieles de seres vivos!, se notan los diversos colores, la parte del cuerpo de donde se extrajo el pedazo, y hay rostros aún manteniendo la expresión de terror.

No puedo evitar no mirar, mi vista sigue bajando hasta notar que hay manos, tórax , una nariz , una boca, unos labios....

《¡No, no!》Es indescriptible aquel ser.

La entrada de este sujeto, provoca que todos en el lugar traten de esconderse, ¿pero en dónde? La cámara es lisa de forma cilíndrica, sin grietas, sin puertas, ni ventanas; su esfuerzo es en vano.

En este punto empieza el llanto. Los niños se acurrucan siendo protegidos por hombres y mujeres de su especie.

Los cuatro Vampiros se ponen en pie, miran al sujeto aterrador y se disponen a atacar, pero cuando lo intentan, salen proyectados a las paredes y quedan incrustados, ¿qué es ese ser?, tiene una tremenda fuerza descomunal.

La ropa de el gigante se encuentra bañada en sangre de varias tonalidades; morada, verde, roja, azul. Trae puesto una especie de túnica, la cual cubre la mayor parte de su cuerpo. En su mano izquierda porta una enorme hacha, la cual arrastra en el suelo y va dejando una línea que hace el filo de la misma.

El ser, se dirige a los humanos que han formado un pequeño grupo que se resguarda el uno al otro, pero esto no sirve de nada cuando el carnicero mete su enorme mano en la bolita de humanos y escoge al ganador sacando a su presa.

Una mujer pelirroja de complexión delgada, no muy alta es la elegida. La toma de los cabellos sin cuidado alguno y la lleva a rastras por los suelos, pero como la mujer se resiste, el carnicero voltea, hace ondear su hacha y la incrusta en el abdomen de la mujer causándole un gran corte.

Todo se queda en silencio. La impresión es tal, que podemos ver los intestinos y órganos de ella saliendo por la parte abierta de su cuerpo. Un niño grita aterrado, luego le siguen todos los demás y todo se vuelve un completo caos.

El carnicero quita su hacha del estómago de la mujer y sigue su camino, ignorando el ambiente y arrastra el cuerpo sin vida importarle poco si la va regando por todo el suelo; la mujer convulsiona de manera horrible.

Uno de los vampiros, el de ojos color amarillos, queda tan impactado por la escena que solo empieza a desgarrarse la carne por la desesperación de salir del lugar.

El de los ojos violeta se levanta del suelo, mira todo a su alrededor y a cada uno de los que estamos atrapados, como si buscara algo. Sus ojos paran cuando llega a mí y se queda
observándome de arriba a abajo de manera insistente.

—¿Eres el hada que buscamos? — me pregunta. No entiendo de que habla y por lo tanto no digo nada—. ¿Eres el Hada de la Noche, no es así? —me mira sin parpadear —pensé estarías escapando poniéndote a salvo del fuego, que serías más lista y te alejarías de los que quieren hacerte daño —¿lo conozco? por que al parecer él a mí si—, nosotros venimos aún sabiendo la posibilidad de que tú ya estuvieras muy lejos, pero supongo que la reina Avalon no te contó la verdad—. Esto hace que me sienta traicionada por la reina que tanto quise— para empezar, ¿sabes quién eres en realidad? — sigo en silencio.

De nuevo la puerta se abre inesperadamente, ahora el carnicero dirige sus pasos hacia donde estoy yo con una sonrisa malévola, pudiendo notar esos dientes amarillos pudriéndose. Cuando su mano toca mi prisión, el vampiro de ojos violetas salta de inmediato encima del carnicero, lo ciega con una llama color púrpura proveniente de sus manos. El de ojos verdes, reacciona a su compañero y trata de desarmar al gigante aterrador desmaterializando los cuchillos que trae en la mano y los hace aparecer en otro lado de la cámara. El de ojos rojos, se une a sus compañeros y trata de abrirle el abdomen al monstruosos ser con los cuchillos que le quitaron y estaban en el suelo. El de ojos amarillos casi descarnado, se dirige a mí jaula y abre la puerta.

—¡Sal de aquí, escapa! —me ordena en un grito, pero su apariencia no ayuda en mucho a que le obedezca—, nosotros lo entretendremos. Ve hacia el norte, al reino de Iarna, hasta llegar al castillo de nieve Vrasses. Se lista, no confíes en nadie y sobre todo, no dejes que tus alas se iluminen, ¡escóndelas! —al principio pensé que podía estar equivocándose de ser y no me moví—. ¿Quieres morir?, te estoy diciendo que escapes, que te vayas, ¿o es que tengo que hablarte en idioma hada, Dunkel, para que me entiendas?—. Quedo sorprendida, él me ha llamado por mi nombre.

—¿Quiénes son ustedes? —pregunto temerosa. El vampiro de ojos amarillos está poniéndose furioso

—¡Hada estúpida! —grita colérico—, nosotros estamos arriesgando la vida por ti, por que se lo prometimos a Krieger. No tenemos tiempo para tus tonterías, ¡así que lárgate ahora mismo!, sigue las indicaciones que te di—. Es cuando entiendo que él habla muy en serio. Mete su mano en la jaula y me saca de un jalón.

—¿Quién es Krieger? —pregunto al vampiro.

—¿No te suena el nombre Krieger Vektare? —se ve confundido—, no comprendo, él dijo que lo conoces—. El vampiro de ojos amarillos se encuentra confundido.

—No... no se quien es. — Le respondo.

El vampiro de ojos amarillos y cuerpo descarnado no tiene la intención de seguir con la conversación, no, cuando sus compañeros pelean desesperadamente con aquel ser que los destroza en fuerza. De esta manera, conmigo en su mano, me lanza al aire con tremenda fuerza hacia las puertas abiertas de roca. Salgo girando en el aire y me dirijo afuera de la cámara sin tener respuestas.