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008.1

«Habrá una vez, un profesor que cuenta su vida en vez de enseñar»

○●○●○●○

—¿Color favorito?

¡Co, co!

—¡El mío igual! ¿Y tú comida favorita?

Co, co, co.

—Lo supuse, sólo una dieta balanceada puede mantener unas plumas con ese brillo. ¿De dónde lo saca tu general?

Co, co.

—Ah, ese mercado. Lo conozco, una vez fui ahí. Me robaron cinco veces antes de decir "buenas tardes".

Brutacio caminaba sosteniendo a Gallina con una sola mano, paseaba lentamente junto a los manzanos que apenas tenían pequeños frutos, cuando de pronto escuchó voces.

—...entonces me encontré a Eret, se estaba haciendo cargo de los Gronckle que estaban en el cañón. Extraño, porque creí que tú estabas haciendo eso.

—Ah, sí. Bueno, Eret me encontró cuando los estaba guiando hasta aquí y se emocionó tanto de ver nuevos dragones que prácticamente me los quitó de las manos. Traté de advertirle, hermana, le dije: "Eret, hijo de Eret, no puedes hacer eso, ellos son mi responsabilidad, no puedo dejar que tomes más trabajo"

—Ajá...

Brutacio encontró esas voces familiares, y como buen amante del chisme, se arrastró al primer arbusto y se asomó a junto a Gallina. Oh, vean eso, Sin Retorno tenía un huerto.

El Jinete Solitario que aterroriza embarcaciones y el General Dragón que susurra a las bestias estaban parados uno junto al otro delante de un campo de rábanos, mirándolos pero sin prestarles atención. Parecían haberse encontrado de camino.

—Eret incluso te está ayudando con el estanque, deja de darle más trabajo.

—Se lo compensaré, lo prometo.

—Mmn. No uses todo el acero de Gronckle en negocios y hazle otro par de dagas, seguro eso le gustará.

—Lo haré, pero no porque me lo sugeriste.

Heather le dio un codazo, Hipo se rió entre dientes y se lo devolvió.

Brutacio los miró con ojos entrecerrados.

—Míralos, Gallina —susurró a su lado—, quién diría que son el temido general de los dragones y la ladrona solitaria. Hmp, no se comportan diferente a Brutilda y a mí.

Co.

—Lo sé, los shipeaba antes de saber que eran hermanos.

Sin tener idea de que eran espiados, Hipo y Heather continuaron su conversación.

—Te ves feliz, ¿es por qué volviste a verla? —Preguntó ella.

—Haha, ¿tu hermano no puede estar de buen humor sólo porque sí?

—Bueno, es eso o un proyecto que no explotó, escamas de un dragón que no conoces, o le acabas de ganar a tu amigo en...

—Está bien, entendí.

Brutacio inclinó la cabeza, sin entender de qué demonios estaban hablando.

—Es una belleza —continuó Heather—, tiene carácter, eso es bueno. Si no me mirara como si fuera a cocinarla, creo que nos llevaríamos bien.

—Me alegro de no ser el único al que le da esa mirada.

—¿Por qué no estás con ella? Deberías estar tratando de conquistarla, no aquí haciéndole compañía a los rábanos.

—Oh, verás, vengo de verla. Y no te rías, pero ella...

—¿Ella...?

—Trató de cortarme en dos.

La risa de Heather resonó por todo el huerto.

—¿En...En serio? Jajajaja...

—Sí, sí, ríete lo que quieras, tú no tuviste ese filo en el cuello. Afortunadamente crecí esquivando cuchillos, de otra manera...

—Espera aquí, iré a decirle bienvenida a la familia.

—¡Heather!

Ambos empezaron una particular discusión y Brutacio finalmente empezó a tener una vaga idea de lo que ocurría.

¿Acaso hablaban de...?

—No es tan malo. Digo, podría odiarte. Pero sólo necesita familiarizarse más contigo, entonces le agradaras.

—¿No es lo que te dijo ese vendedor cuando le compraste esos pollitos?

—¿Y? Funcionó, seguro también funciona con una "gallina" más grande.

—Entonces... —Hipo jugueteó con el borde de su capa—. ¿Crees que le guste? ¿Aunque sea un poco?

—Vamos, ¿quién no te amaría?

Hipo dio una sonrisa pequeña, pero bajó la mirada. Heather ya no siguió bromeando, en su lugar suspiró y palmeó su hombro, en compresión.

—A ti de verdad te gusta, ¿eh?

—Creo que no necesitas que responda eso.

—Ten confianza. No hay forma de que ella no vea lo increíble que eres.

—No cuenta si es mi hermana quien lo dice, pero... Gracias.

—Y como tu hermana te digo, Hipo... De todas los peces en el agua, ¿en serio tenías que elegir al más testarudo y difícil? ¿En serio?

Hipo se soltó a reír.

—No me mires así, no puedo hacer nada al respecto. Mientras ella siga siendo ella, todavía me gustará. ¿Y qué quieres decir con testaruda y dificil? ¡Es parte de su encanto!

Heather levantó ambas cejas, claramente burlándose de sus argumentos, pero ya no discutió con él.

Mientras tanto, Brutacio ya se había cubierto la boca con las manos por la sorpresa, y sólo por si acaso, cubrió el pico de Gallina también. ¡Entonces era cierto!

¡El General Dragón estaba hablando de...!

¡De...!

—¿De quién? ¡¿De quién?! —Interrumpe un niño, que ya no puede soportar más el suspenso.

Brutacio, sentado en la roca al final del puente colgante de Berk, levanta un dedo en una pausa dramática.

Entonces dice: —De Gallina, obviamente.

La expresión de los seis niños decae.

—¿Gallina?

—¿Una gallina?

—¿Por qué una gallina?

—Lo dije, es obvio —se inclina hacia delante, apoyando su codo en su rodilla—. Mencionaron una belleza, ustedes no lo sabrían porque no vieron sus plumas, pero lo es. También que tenía algo afilado, claramente sus uñas sin arreglar. Y es obvio que a Gallina no le agradaba su general, seguro lo vio comiendo pollo rostizado, y por eso Hipo estaba tan preocupado, quería recuperar su amistad después de ver lo bien que nos llevábamos Gallina y yo.

—....

—Y esa es la historia de porqué Gallina se mudó Berk.

—Oye, pero nosotros sólo te preguntamos si te ibas a comer esa manzana.

—Ah —mira la manzana a su lado—. Sí, la comeré —la toma y le da un gran mordisco. Los niños se le quedaron viendo, así que se encoge de hombros—. ¿Qué? Cuando me lo preguntaron recordé los árboles junto al huerto y no pude evitar pensar en ese momento también. De hecho, espero que esos bonitos árboles no se hayan quemado en el asedio, o al menos no todos, sería triste porque grabé mis iniciales en uno de ellos y... ¿Eso fue el estómago de alguien? ¿Acaso no desayunaron?

—¡No! —Una niña apunta hacia el Ruedo que se encontraba a unos pasos de donde estaban—. Se suponía que el entrenamiento empezaba al amanecer, no debíamos desayunar para no vomitar con lo que tocaba hoy. ¡Esas fueron las instrucciones!

—¿Y qué siguen haciendo aquí? Vayan con su profesor.

—...¡Tú eres el profesor!

—¡¿Lo soy?!

—....

—Jaja, sí, lo siento. Me metí mucho en la historia, incluso me siento de veinte otra vez. Como sea, ¿quién quiere escuchar la historia de cómo mi hermana casi arruinó una relación que no era suya?

Los cinco niños levantan la mano y la única niña que de verdad quería entrenar se tira al suelo con frustración.

Ese día nadie entrenó



N/A:

Básicamente, que las nuevas generaciones conozcan mal la historia es un 50% culpa de Brutacio xD

Y como se habrán dado cuenta, este especial se sitúa en el presente (o futuro, como quieran llamarle. Es la misma línea de tiempo que el capítulo 000) y lo mismo ocurrirá con futuros especiales, así que ya saben 😉

¡En el siguiente capítulo continuamos con la línea de tiempo habitual y Astrid hablará por fin de lo que pasó el día que sus padres murieron!

Pd: Adivinen quién está de cumpleaños y por eso publica tarde xD

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