Noche XXXIV: Pecadora en la desesperación
–Cuando todo esta perdido, cuando la duda es más fuerte que el destino, cuando el amor se convierte en una cruel mentira; el pasado se revela y comienza una nueva historia, nada volverá a ser lo mismo. Nunca más. –La voz de Juuri resuena en sus oídos mientras el verdadero cuerpo de Anneliese despertaba de su largo encierro.
Cuando descendio al suelo de puntillas, se puso de pie y así pudieron verla mejor. Su piel era clara y cubría el cuerpo con un kosode de color blanco que le llegaba hasta la parte inferior de la pierna. Su cabello, que le llega hasta el suelo, cambió de castaño rojizo a blanco con rosa, en su frente tiene una luna creciente. Su rostro más pequeño debido al encuadre del cabello era delicado y los ojos permanecían cerrados.
Finalmente, sus ojos se abrieron para mostrar un color rosa black baccara con pupilas en forma de rendijas opaca pero fuerte en ellos. Su expresión ajena a los alrededores que vio.
La mera imagen de ella allí desencadenó la evocación del recuerdo. Yona se llevó el dedo al labio, estupefacta al saber por qué conocía un nombre pero no sabía nada de ella –Es...
Luka dio un paso adelante y levantó su mano izquierda hacia la chica que había aparecido ante ella y la colocó sobre su mejilla. Cálido. Estaba cálida... y viva.
–Estúpida. –Ella no pudo detener la acción repentina que sucedió porque él rápidamente la abrazó. La sujetó fuertemente con su mano izquierda en la parte baja de su espalda y la derecha la sujeto de la cabeza– Puede que yo no lo haya entendido, pero tú lo entenderás. Bienvenida de nuevo, Luna.
Ella colocó suavemente sus manos sobre su pecho y lentamente las empujó hacia atrás lo suficiente como para mirarlo con la misma expresión inconsciente. Esto hizo que su alivio se convirtiera rápidamente en preocupación –¿Selene? ¿Qué pasa...?
Ella se alejó lentamente del abrazo para estar a la altura de sus brazos. Su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado y las palabras que salieron de sus labios pequeños pero carnosos estaban más allá de la comprensión. Y aun así ella las había dicho.
–Te ves diferente Luka-san. –Dijo en un cortés elegante.
–Cierto. –Recordo de inmediato– Tú no eres la muñeca. Por eso nos ves extraños.
Las mejillas de Anneliese se hincharon de ira –Tengo mis recuerdos intactos, nii-chan.
–Nada cambio, salvo esto de tu frente. –Con sus dedos golpeo su frente donde esta la luna creciente en ella.
–Como sea. –Rodo los ojos– Debo irme. Nea-touchan esta en peligro. Apocryphos va a matarlo para romper el contrato e querer que vaya con él. –Fue todo lo que dijo antes de irse dejando un polvo dorado en su lugar.
~
El corazón que había recuperado sus recuerdos tomó una decisión.
–Madre, yo... quiero ser útil. Quiero poder ayudarlos.
Rea asintió y colocó su mano sobre la frente de su hija antes de besarla y colocar la suya contra ella –Entonces que así sea, Selene. –Su mente comenzó a adormecerse en una niebla. Soltando a Selene se acercó a la puerta, pero no antes de que Rea hablará en un susurro– Espero que te des cuenta de lo que estás haciendo y que no te arrepientas después de hacerlo.
–Estoy segura de que lo es. –Dijo Selene sabiendo que lo olvidaría tan pronto como entrara por la puerta. Ella se giró con una sonrisa en su sonrisa– Yu no es tan estúpido. Seguro que verá que aunque no soy Juuri, aunque nunca reemplazaré esa parte de su corazón, todavía puedo ser una nueva. Puede liberarlo. Al menos no es tan idiota, lo descubrirá. Confío en él porque... hizo la promesa de protegerme siempre. Y ese idiota no es de los que rompen sus promesas. –Dio un paso hacia la puerta y todos se fueron.
Ha elegido perder para ganar. Ha perdido todo lo que buscó y amó para ganar algo más, pero con la esperanza de recuperar lo que había perdido.
De repente, sangre negra cayó desde encima de su cabeza hasta mi broche. Un brillo brillante llegó a él haciéndome estremecer Demuéstrame una vez más que los humanos realmente tienen la clave de su existencia. Enfréntate a la oscuridad que sostiene tu luz, el odio que une tu amor, y el espacio que ha detenido tu tiempo, te serviré, la Llave del Tiempo, para este propósito.
Selene sintió que las cadenas se soltaban de sus muñecas y se dejaban caer al frío suelo ante la Puerta. Vio a alguien corriendo hacia ella por el rabillo del ojo, pero aun así pudo sentir que su conciencia se alejaba de ella. Todo lo que escucho fue su voz ante lo último que dijo.
"Así lo hemos prometido. Así será".
~
El encuentro entre Ares y Selene fue algo único en su historia ya que nunca habían tenido un encuentro tan de cerca entre ellos.
El teléfono cayó de la mano de Komui y el color desapareció de su rostro mientras intentaba asimilar la noticia.
Mitad de la Orden... desaparecida.
Todo ello.
Incluso el personal...
No escuchó a Brigitte llamarlo cuando se puso de pie de un salto y salió corriendo de su oficina, corriendo hacia la Puerta del Arca por la que pasarían los sobrevivientes del ataque.
Miró cada rostro que aparecía, temblando cuando sus piernas se debilitaron cuando vio a Reever y Johnny.
Herido, pero vivo.
–¡R-Reever, Johnny!
Komui, aturdido, miró hacia atrás y observó cómo Lenalee y Saori heridas corrían, Lenalee corrió directamente hacia Reever y Johnny y los abrazó con fuerza mientras rompía a llorar.
Incluso se volvió hacia Bak y lo abrazó, y Bak, que estaba demasiado fuera de sí como para tener urticaria y/o sufrir un ataque cardíaco, le devolvió el abrazo débilmente.
Komui estaba demasiado ocupado tachando nombres de su lista mental mientras la gente atravesaba la Puerta del Arca y se veía rodeada de personal médico.
Reever...
Johnny...
Regorio...
Renny...
Bak...
Zu Mei Chang...
Lvellie...
Kanda...
Alma...
Allen...
...¿Link?
¡¿N-Nea?!
–¡¿Por qué el Archiduque Nea está contigo?! –Komui finalmente habló, el hecho de que Allen estaba fuertemente atado con talismanes CROW realmente no pasó por su mente– ¡Y Link! ¡¡Se supone que debes estar en Jordan con Lady Renelle!! –Tampoco se le pasó por la cabeza que, delante de Lvellie, habría sido más prudente decir "Unidad Lemercier".
–...Para despertar a la diosa Selene, Noah secuestró a varios miembros de la unidad Serine de Jordania y los trajo al Castillo Blavatski. –Lvellie se volvió hacia Komui y habló con calma– Allen Walker, Nea D. Campbell y Howard Link llegaron más tarde para participar en la lucha que siguió.
–Varios miembros... –Komui se sintió entumecido mientras se giraba hacia Reever– Reever... quién... –Su aliento murió en su garganta cuando Reever bajó los ojos.
–...¿Dónde está mi shisho?
Lentamente, varias personas dirigieron su atención a Saori, quien estaba mirando al grupo, pero no a ninguna persona en particular, con una mirada en blanco en su rostro.
–La unidad Nine, la unidad Sokaro y lo que quedó de la unidad Tiedoll han regresado... –Murmuró Saori– La misión de la unidad Serine también debería haber terminado... Entonces, ¿dónde está mi shisho?
–...La General Serine... –Murmuró Reever, con los ojos aún bajos y las manos apretadas a los costados– Fue llevada al Castillo Blavatski junto con Yu Kanda. Ella... luchó junto a él, Nea y Allen allí...
–...Está bien, entonces ella no está en Jordania. –La respiración de Saori se hizo escasa mientras continuaba– Ella debería estar de regreso con todos ustedes. ¿Dónde está? ¿Todavía está allí? ¿Está herida? ¿Alguien tendrá que conseguir una camilla y traerla de regreso?
–La Gener... –Reever se torció, luego reafirmó su voz, como para fastidiar a "cierto miembro" de su compañía, y corrigió– Renelle... gastó casi toda su energía usando a Sairi para protegernos a todos.
Lenalee lentamente se tapó la boca con las manos.
Alma sintió como si su cuerpo estuviera hecho de plomo.
–...Entonces se quemó de nuevo. –La voz de Alma comenzó a temblar– Realmente deberías haberla traído de regreso para que pueda regresar a la sala de quemados. ¿Dónde está? La traeré. Ella necesita...
–Renelle no va a volver.
Alma se tensó y apretó las manos a los costados, mirando a Reever con dureza.
–No digas eso. No te atrevas. ¿Dónde está ella? ¿Dónde está mi amiga?
–...Lo siento mucho. –Reever, que ya no podía soportar enfrentar a Alma, se volvió hacia Komui. Se arrepintió. No fue más fácil– Renelle... Ella... murió... en batalla.
Komui no dijo nada.
Alma, sin embargo, estaba al borde del estallido –¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ...
–Hoy temprano. –Interrumpió Lvellie con firmeza y formalidad, silenciando a todos en el corredor– Varios miembros de la Familia Noah, incluido el Conde Milenario y su dios, secuestraron a la General Renelle Lemercier Serine de su puesto en Jordania y la llevaron al Castillo Blavatski. La General Serine despertó poco después de llegar y luchó valientemente, pero obviamente estaba debilitada por una herida previa. Poco después, llegó Allen Walker, Nea D. Campbell y un desconocido que posee Inocencia. –Lvellie miró a Link y asintió, y Link, con expresión apagada y distante, agarró a Allen por la parte superior del brazo y lo llevó por el pasillo, varios miembros de CROW salieron de los pasillos conectados para rodearlos mientras Lvellie continuaba– La General Serine, Nea D. Campbell y los Exorcistas Kanda y Allen lucharon juntos para someter a Ares. La General Renelle Lemercier interrumpió esto y salvó a los Akumas, y después de que el lado Noah de D. Campbell fue liberado, permitió que los Akumas y Ares escaparan. Nea D. Campbell ya no es nuestro aliado. Lamentablemente, la General Serine pereció en batalla, y su Arma Anti-Akuma, Sairi Sakura y la Judgment, ya no están al alcance de la Orden. Por el momento, todos los Exorcistas permanecerán en el Cuartel General hasta que Nea D. Campbell pueda ser juzgado. Nea D. Campbell será atado y encerrado en las mazmorras. Por ahora, eso es todo. –Cuando terminó, el hombre se alejó y se dirigió a la sala médica.
A su paso, dejó a Lenalee mirando al vacío, con los ojos apagados y sin vida y las lágrimas acumulándose.
Reever y Johnny tenían la cabeza gacha y las manos apretadas con fuerza a los costados.
Renny miró fijamente al suelo por un momento, luego se fue cojeando cuando una enfermera comenzó a llevársela, y Bak rechinó los dientes y golpeó una pared antes de que uno de los médicos lo agarrara por los hombros y se lo llevara también.
Zu Mei se alejó a trompicones, agarrando contra su pecho lo que sólo podía ser lo que quedaba de Mugen.
Cuando solo quedaron ellos siete, Komui, Lenalee, Allen, Saori, Alma, Reever y Johnny, se hizo el silencio.
–...Komui-san...
Komui se retorció y miró a Saori, todavía sintiéndose entumecida mientras ella lo miraba con la mirada perdida.
–¿Qué pasó? –Saori susurró– Justo... hace unos días... todos estábamos... P-Pero ahora esto... ¿Qué... qué pasó?
–...Un curso natural de la guerra. –Las palabras que salieron de su boca fueron entumecidas, huecas, no suyas; las palabras de quienes lo habían precedido y habían aprendido a aceptar pérdidas en su línea de trabajo.
No fue su respuesta; fue algo que dijo automáticamente, sin pensar.
Sus palabras, sin embargo, todavía hicieron que los ojos de Saori brillarán y su mandíbula se apretara, e incluso si hubiera visto venir el puño, Komui no estaba seguro de si lo habría esquivado o no cuando recibió el golpe en el estómago.
Mientras se doblaba, tosiendo fuertemente mientras el pequeño y apretado dolor restringía el movimiento de su diafragma, Komui estaba vagamente consciente de que Reever, Johnny, Allen y Alma gritaban detrás de Saori mientras ella corría por el pasillo.
El dolor, sin embargo... sirvió como un recordatorio de que lo que estaba pasando... no era un sueño.
Esto... realmente estaba sucediendo.
Renelle... había sido asesinada...
Renelle ya no estaba.
Había "fallecido".
¡Todo había sido una trampa, la propagación de los Exorcistas por los continentes orientales! Habían extendido sus fuerzas, sus fuerzas se habían enfrentado a Noah, quien los había mantenido ocupados, y aunque sus fuerzas habían estado fuera de contacto, ¡la mitad de su Orden había sido aniquilada y Renelle se había ido!
Y Nea... Nea esta...
Komui no se dio cuenta de que estaba temblando violentamente hasta que un par de manos tomaron suavemente su rostro y lo hicieron mirar hacia arriba, su temblor solo empeoró cuando se encontró con el rostro suave pero lloroso de su hermana.
–...Lenalee... –Komui comenzó con voz ronca, extendiendo la mano y acariciando suavemente su mejilla con sus dedos– Estás herida... Tienes que ir a la sala médica.
–Estás más herido, hermano. –Lenalee murmuró en su lengua materna– Me necesitas aquí.
Komui se retorció ligeramente, y cuando habló de nuevo, también cambió al mandarín –La princesa Renelle confío en mí... Y yo...
–Ella estará bien, hermano. –Insistió Lenalee con firmeza, sus manos apretándose más cerca y tensándose ligeramente contra su rostro mientras su voz temblaba– Ella ya paso por peores cosas que estando en la Orden. Y cuando menos nos demos cuenta... ella volverá a casa.
Komui simplemente la miró fijamente, un poco de esperanza parpadeando a través de él.
–Ahora mismo... –Lenalee hizo una pausa mientras se ahogaba, tragando antes de continuar– Ahora mismo tenemos que hacer todo lo posible para ayudar a Nea-kun. Eso es lo que ella querría que hiciéramos.
Komui asintió lentamente, dándose cuenta de que tenía razón.
Nea... Nea estaba en un gran problema. Y, si Renelle estuviera allí, lo primero que haría, dejando de lado sus heridas, sería marchar hacia Lvellie y exigir que las heridas de Nea fueran tratadas y que su caso fuera escuchado antes de que alguien siquiera considerara encerrarlo.
~
Más tarde esa noche, cuando estaba solo en su habitación, Kanda se derrumbó.
Ella no estaba en su cama.
Ella no estaba en su cama cuando se suponía que debía estar allí.
Su misión había terminado; ella debería estar de regreso en casa, con él.
Pero ella no estaba allí.
Ella se fue.
Cuando estaba solo, sin nadie que le diera garantías, rápidamente se le acababan las formas de racionalizar la idea de que ella regresaría.
¿A quién quería engañar? Ella había sido capturada por el Noah. En presencia del Conde Milenario.
Ella esta muerta, y eso se culpaba él. De haberla cortado con Mugen.
Y no había nada que pudiera hacer.
Kanda simplemente miró con indiferencia frente a él, sin sentir nada. Ya no había nada que sentir. Nada que decir, nada que ver, nada que lo consuma, ni siquiera remordimiento o pena, nada excepto una culpa persistente. E incluso esa sensación se estaba desvaneciendo lentamente hasta convertirse en entumecimiento, un estado mental de olvido en el que no tenía que pensar porque no quería pensar.
Esas primeras noches habían sido...
Había estado solo. Por primera vez en mucho tiempo, había estado solo, total y completamente solo, y no sólo físicamente, sino que había una conexión perdida en su cabeza, esa parte faltante en todo su ser que sentía como si alguien le hubiera quitado el alma y lo rompió en piezas de rompecabezas que no coincidían y le quitó por completo una esencial. Estaba perturbado, distorsionado, dañado más allá de la reparación humana.
Y pensar que él había sido quien lo había hecho, quien había hecho que ella desapareciera; él había sido el detonante de su muerte y de su miserable supervivencia a partir de entonces.
¿De qué se trata, pues?
¿En sobrevivir ahora?
Lo había contemplado: la idea del suicidio. De seguirla, pero si había olvido, no lo sabía —si había un cielo, no estaba seguro— si podía seguirla de cualquier forma posible, ni siquiera sabía si existía un camino. Y habían establecido tan firmemente que no se seguirían el uno al otro por voluntad propia, pero él se lo había dicho, pensando que no sería él quien se quedaría atrás con esta terrible sensación de estar absolutamente solo.
Kanda fue abruptamente consciente de una sensación aguda en su pecho que comenzaba a dolerle; lo alivió, haciéndole saber que al menos podía sentir algo en ese momento, pero era sólo dolor, un pinchazo agudo con cada respiración que respiraba.
Aún así, no brotaron lágrimas.
~
–¡Fuera de mi camino!
La Orden Negra estaba en completo caos. Los científicos corrían de un lado a otro, los CROW se movían de un lado a otro con las etiquetas de hechizo volando, los buscadores se tropezaban entre sí tratando de apartarse del camino de todos. El centro de comunicaciones se inundó. Exorcistas y buscadores quedaron varados sin el Arca.
–¡Fuera de mi camino, tontos! –Lvellie pisoteó por los pasillos. Varios CROW corrieron detrás de él– ¡¿Cómo sucedió esto?! ¡Cómo no supimos que Lemercier podía usar magia! ¡Shitsuchou Komui! –El chino suspiró pero se volvió hacia él.
–¿Sí, inspector Lvellie?
–¿Sabías?
–¿Sabía qué? –Cuestionó.
–¡Qué Lemercier podía usar magia! ¡Si has estado ocultando esto, haré que te saquen de tu posición en este instante!
–No sabía nada de eso. Sabía que Cross podía usar la magia, pero nunca se me ocurrió que Su Alteza Renelle o Nea-kun pudieran usarla. Supuse que Cross me lo habría dicho.
–Cross. Tch. Ese bastardo no te diría nada claro incluso si tu piel fuera morada. No me sorprende. Él mintió sobre todo lo demás, por qué no esto. Él sabía lo que ella podía hacer. Apuesto a que la incitó a eso. –Se volvió hacia uno de sus CROW que aún lo seguía– ¡Quiero todos los archivos de Lemercier y del Decimocuarto! ¡Cada uno! ¡Todos los archivos que los mencionen! ¡AHORA! –Dos CROW más salieron corriendo.
–¿De verdad crees que han estado tramando esto? –Preguntó Komui.
–Creo que Lemercier me ha estado bloqueando en todo momento, así que no dejaría esto fuera de ella. Necesito saber qué más están escondiendo. Han estado escondiendo cosas desde que llegaron aquí.
–Inspector, ¿a dónde va? –Lvellie subió pisando fuerte las escaleras. Se detuvo en la puerta de Renelle.
–Quiero esta habitación destrozada. ¡Necesito saberlo todo! –Agarró la manija de la puerta pero se detuvo.
–¿Inspector?
–¡Está cerrado! ¡Consígueme las llaves! –Unos momentos después, un científico corrió y le entregó las llaves a Lvellie, quien se las arrebató con enojo. Metió la llave en la cerradura, la giró y probó la manija. Se movió, pero no se movió.
–¿Qué pasa? –Cuestionó Komui.
Lvellie intentó desbloquearla. Nuevamente no pasó nada –No se abre.
–¿Quizás no lo estás haciendo de la manera correcta?
–¡Sé cómo abrir una puerta, Shitsuchou! –Volvió a meter la llave en la cerradura sólo para que se partiera. El CROW que estaba detrás de Lvellie miró fijamente la puerta.
–¡Inspector! ¡No lo hagas! –La advertencia del CROW llegó demasiado tarde y la mano del hombre golpeó la puerta y la magia lo envió volando de regreso. El CROW se lanzó para atrapar al hombre, pero solo logró que lo llevaran al suelo junto con él.
–¡¿Qué fue eso?! –Lvellie exigió ponerse de pie de un salto.
–Parece que la señorita Lemercier Serine ha protegido su puerta.
–¡Bien, ábrelo! –El CROW avanzó para inspeccionarlo– ¿Y bien? ¿Por qué estás tardando tanto?
–Perdóneme señor, pero esto no es nada que haya visto antes.
–¿Qué diablos significa eso? ¡Pensé que te entrenamos desde una edad temprana! ¡Deberías poder deshacer esto ahora mismo!
–Es magia ancestral, señor. –Los ojos de Lvellie se entrecerraron.
–¿Cuántos años?
–Más antigua que la propia Orden Negra.
–¡Eso no es posible!
–¡La Orden Negra tiene más de un siglo! –Lvellie miró a Komui, sin apreciar su entrada.
–¿Dónde –Gruñó entre dientes– ella pudo conseguir ese tipo de magia?
–No lo sé, señor. Pero tendré que trabajar en ello. Como vio, –Lvellie miró al CROW– la puerta está encantada. Tendré que proceder lenta y cuidadosamente.
–¡Bien! –Gimió y se bajó la mano por la cara.
Lvellie se quedó de pie maldiciendo, cubierto de hollín y sangre. La pared alrededor y frente a la tercamente cerrada e inflexible a todo lo que se había intentado.
Komui se detuvo y miró la escena frente a él –¿Qué pasó? –Demando.
–¡La magia incineró a mi CROW! ¡¿De dónde diablos vino esa magia?! ¡Consígueme otro CROW! ¡Limpia esto! –El Buscador comenzó a correr, todos tratando de alejarse del hombre que gritaba órdenes con enojo.
–¿Incineró al CROW?
–¡Sí! ¡No hubo fuego ni advertencia! ¡Simplemente explotó!
–¿Explotó?
–¡Sí! ¿Debo seguir repitiéndome? ¡Explotó! –Otro CROW se acercó corriendo– ¡Abre esta puerta! ¡AHORA!
–¡Sí señor! –El CROW se arrodilló junto a la puerta, leyendo las runas escritas en la puerta solo para verlas desaparecer– ¿Qué edad tiene esta chica? –Preguntó el hombre mirándolo con asombro.
–18. –Komui respondió aturdido. ¿Cómo podía estar muerto ese CROW? ¿En verdad Renelle habría puesto un hechizo en su puerta que incineraría a alguien que intentará entrar? ¿Siempre había estado activo o solo se había activado cuando ellos habían desertado? ¿Qué estaba escondiendo detrás de esa puerta? ¿Más magia? ¿Información sobre la Cruzada? ¿Secretos de la Orden Negra que no deberían salir a la luz? ¿Los chantajearía? Ella sabía cosas. Cosas que los arruinarían. Ella podría dominar a Lenalee. ¿La secuestraría y la retendría para pedir rescate o simplemente como rehén en general? ¿Matarían a los Exorcistas enviados para aprehenderlos? Tuvo que reevaluar todo lo que creía saber sobre Nea y Selene.
–¿Qué es esto? –El CROW sacó al hombre de sus pensamientos mientras limpiaba un poco de suciedad de una de las runas cuando explotó. Una vez más, las paredes se rociaron de sangre.
–¡¿De nuevo?! –Lvellie exigió ignorar la sangre por todo el pasillo.
~
En lo que pareció muy poco tiempo, Saori estaba de pie frente a la puerta de la habitación de Kanda. Por un tiempo, se quedó allí, tratando de encontrar una primera línea, preguntándose si se estaba estancando. Finalmente, levanto una mano y golpeó la madera cuatro veces, haciendo que sus entrañas se congelaran de nerviosismo. Espero diez segundos, pero no obtuvo ningún movimiento al otro lado de la puerta. Pero ella sabía que él estaba ahí,
Lo intento de nuevo, llamando y esperando. Continuo repitiendo el proceso durante casi un minuto antes de agregar su voz.
–¿Kanda-senpai? –Llamo después de un grupo de golpes. Su voz era débil, pero estaba segura de que podía oírme– Kanda-senpai, sé que estás ahí... Por favor, sólo quiero hablar...
De nuevo, espero. Esta vez, pudo percibir un leve movimiento seguido de suaves pasos. Respiro hondo cuando abrió la puerta, manteniéndola lo suficientemente amplia como para poder ver su rostro; no se podían ver detalles de su habitación aparte de lo oscuro que estaba. Su expresión era la misma que hace apenas unos minutos, excepto con un toque más de compostura. Sus ojos también eran iguales, pero con ellos sobre ella, sentía como si la culpa la hubiera golpeado en el estómago. En ellos, pudo sentirlo cuestionando lo que ella quería.
–Renelle... Ella...
–No quiero hablar de eso. –Dijo fríamente, comenzando a cerrar la puerta.
Detuvo la puerta, empujándola con Artemis para demostrarle que hablaba en serio. Con una expresión seria, lo miré directamente a los ojos.
–Difícil. Yu Kanda, vamos a hablar de esto, y no toleraré ninguna de tus tonterías.
Suspirando, dejó de intentar cerrar la puerta. En cambio, la abrió más, salió y la cerró detrás de él. La miró con esos ojos fríos, insinuándome que siguiera adelante.
–Ha pasado un mes, Kanda-senpai. La guerra aún continúa, tenemos que prepararnos. No tenemos idea de lo que sucederá a continuación; las cosas no mejorarán si nos limitamos a esperar. No puedes quedarte así: nadie te ha visto comer nada desde hace mucho tiempo. De hecho, nadie te ha visto en absoluto. Sé que eres...
–Dime lo que crees qué sabes y te destrozaré. –Espetó Kanda, su voz ronca por no hablar en tanto tiempo.
Saori no respondió por un momento, dejando que el silencio cargará sus hombros.
–¡Ella no era la verdadera Renelle! ¡Shisho me dijo una vez que ella jugaba con una muñeca identifica a ella! ¡La que desapareció era una muñeca que creo su padre, no ella! –Espetó de golpe Saori.
Kanda volvió sus ojos apagados hacia Saori, su expresión cercana a la incredulidad ante el arrebato de Saori.
–No me mires así. –Dijo la chica– Sólo estoy exponiendo los hechos. Ella lo deseaba. Ella decayo después de romper con usted, senpai. Se le llama las escamas de plata, las cuáles consumen el alma de quien no puede soportar el poder de Sairi Sakura.
–Cállate.
–Kanda-senpai...
–Cállate.
Saori lo miró impotente, sin saber qué otras palabras podría ofrecerle para consolarlo. Pero Kanda no necesitaba ningún consuelo, ya no necesitaba nada.
–Quiero que me mates.
Saori se quedó mirando –¿Q-Qué?
–Mátame. Atraviesame. No me importa cómo lo hagas.
–¿Está loco? ¡No voy a matarte! Esto no es lo que Renelle-shisho hubiera querido.
–Lo que Nieves quería ya no importa; si lo olvidas, está muerta.
–Suicidarte no va a mejorar las cosas...
–Hazlo.
Los ojos de Saori se endurecieron –Hazlo tú mismo. No quiero que tu sangre manche mis manos.
El sonido de su puerta cerrándose de golpe pareció resonar en todo su ser. Se quedo mirándolo fijamente, con lágrimas en los ojos. Nada de lo que le había dicho sirvió para detenerlo de hacer una locura.
Mordiéndose el labio inferior, comenzó a alejarse rápidamente mientras se limpiaba la humedad de los ojos.
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Afuera del edificio, una figura estaba cubierta en una capa blanca dejando solo su cabello blanco a la vista. Tenía los pies desnudos, a unos treinta centímetros del suelo.
La figura encapuchada caminó por una calle bastante aislada y vio a un grupo de golems en el sector G6 concentrado en el movimiento de la Orden hacia la carretera. Lo miró; revelando un rostro oriental/occidental de belleza atípica, ojos entrecerrados color rosa black baccara con pupilas en rejillas, y rasgos finos.
–Estorban. –Mueve su mano lanzando un hechizo que los deja de funcionar haciendo que caigan al suelo mientras que ella camina hacia las mazmorras por su amigo/siervo.
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Los pasillos de las habitaciones de los Exorcistas estaban silenciosos. Horas y horas de intentos de abrir la puerta de Selene habían resultado en no menos de 30 CROWS muertos. La sangre rociada en la pared aún no se había secado. Nadie notó el resplandor de debajo de la puerta. Selene entró en su habitación en silencio. Podía oler la sangre en el aire, el hierro en su lengua. Ella lo regó con whisky.
–Idiotas. Si estuvieras destinado a estar aquí, no habrías muerto tratando de entrar. –Moviéndose por su habitación recogió lo que necesitaba, ropa, libros, notas mágicas– Tanto por hacer en tan poco tiempo. –Suspiró antes de volver a recoger sus cosas– ¿Qué más necesito? ¡Correcto! Esto también. –Barrió todas sus piezas mecánicas en otra caja y la colocó junto a sus libros. Recorrió con la mirada su habitación tratando de catalogar mentalmente todo lo que necesitaría y lo que ya tenía. Se decidieron por sombreros familiares prendidos a lo largo de la pared.
Abrió las cerraduras de los armarios y sacó sus archivos. Cualquier cosa sobre ella, Nea y Cross. Deslizando los archivos simulados en su lugar, se deslizó después de cerrar todos los cajones con pegamento.
–¿Dónde están esos archivos que quería? –Un CROW corrió hacia Lvellie que seguía gritando. Pensó en mencionar la vena de aspecto enfermizo que palpitaba en la frente del hombre, pero se lo pensó mejor– ¿Tienes mis archivos o no?
–¡No, señor!
–Bueno, ¿abriste esa puerta?
–No. Sin embargo, hemos perdido 17 CROW más.
–¡Eso no era lo que quería escuchar!
–Señor. –El CROW hizo una mueca ante la mirada que recibió, pero continuó de todos modos– ¿Ha considerado la posibilidad de que la Srta. Lemercier Serine hiciera todo esto solo para meterse con usted y perder nuestro tiempo tratando de abrir la puerta?
Lvellie se volvió hacia el hombre, con el rostro rojo brillante.
–Solo digo eso. –Añadió rápidamente antes de perder la cabeza– Cuanto más intentemos abrir la puerta, más tiempo tendrán que correr. Cuanto más se alejen, más difícil será encontrarlos. –El CROW luchó por no tartamudear. No tenía ganas de morir hoy.
–Entonces, ¿qué sugieres que hagamos?
–Olvide la puerta y lo que hay detrás de ella. No habrá nada en su habitación. Incluso si se quedan en el Arca, todavía tienen que conseguir dinero para la comida. También están limitados a donde Lemercier Serine y el Decimocuarto saben. Deberíamos empezar a buscar en los lugares en los que sabemos que han estado.
Lvellie se quedó callado por un momento y el CROW estaba seguro de que estaba muerto.
–Muy bien. Reúna algunos de los otros y comience a tachar lugares. Encuéntrelos lo más rápido posible.
–¡Sí señor! –El CROW se volvió para huir de la habitación y reunir su unidad.
–Oh, y Rehlen. –El CROW se congeló y se volvió hacia el hombre.
–¿Sí señor?
–Tráeme resultados prometedores.
–Por supuesto señor. –Rehlen asintió y se fue tan rápido como pudo sin correr. Lvellie se puso de pie, mirando alrededor de la habitación. No había nada de particular interés. La oficina estaba llena de papeles. Ninguno de los cuales pudo ayudarlo a localizarlos o saber cuáles eran sus próximos planes. Aunque eso no fue del todo correcto, Renelle Serine Lemercier Renaldi era una niña que huía. Nada más que una simple niña. Nea D. Campbell era peligroso. Sus secretos, conocimiento interno y quién sabe qué más le dio Cross. A pesar de su pacto, Cross tenía que haberle dicho algo. Algo que no le había dicho a Lvellie.
–Ese hijo de puta mentiroso. Pacta mi trasero. ¿Cómo se atreve a mentirme? ¿Qué le dijo al Decimocuarto? ¿Le contó todo? ¿O le dejó algunas cosas a ella también? –Golpeó con las manos el escritorio– Debo saber lo que él sabe. –Volvió a mirar el escritorio. Ayer había pedido los archivos, pero todavía no los tenía en las manos. Acechando hacia la puerta, la abrió– ¿Dónde diablos están esos archivos?
Un científico entró apresuradamente, bastante pálido –No pudimos encontrarlos.
–¡¿Qué?! –Lvellie rugió en la cara del hombre más bajo– ¡Sal!
La puerta se cerró de golpe después de que el científico salió corriendo.
–Idiotas. Todos. ¿Cómo hacen algo por aquí? –Puso los ojos en blanco y abrió el primer archivo. La falta de información sobre Lemercier Serine cuando llegó por primera vez fue absolutamente asombrosa. No había nada en sus archivos. El Shitsuchou no sabía nada sobre ella, salvo que fue entrenada por los 6 Generales. Frunció el ceño mientras comenzaba a leer los archivos.
~
–Congelate. –Ordeno la voz de Selene de parar el tiempo.
Nea abrió los ojos y miró la puerta de metal frente a él. Levantó la cabeza, tratando de ver a su ama a través de las barras de metal a los lados de la puerta, sabiendo que había llegado.
El 14ª se puso de pie al escuchar el sonido de las cadenas que lo acompañaban. Estaba esposado alrededor de sus tobillos y sus muñecas nuevamente con esposas de metal, restringiendo sus movimientos incluso dentro de la prisión en la que fue colocado.
Las heridas que había sufrido antes se habían curado a medias solo después de un par de días, lo que sorprendió a Nea, pero a él le gustaba más que sufrir dolor todo el tiempo.
La puerta de metal se abrió de golpe, revelando a su Diosa que había venido a verlo. Los guardias, que estaban afuera, estaban congelados a ajenos a la realidad que estaba pasando delante de ellos. No se podían ver sus rostros porque estaban todos vestidos con túnicas. Eran CROW de Central.
Anneliese entró y cerró la puerta de metal para que no los descubrirán.
–Te tardaste en volver. –La acuso de su tardanza al reconocer su presencia– Por cierto, ¿qué llevas puesto? ¿No tuviste tiempo para cambiarte si quiera? –Le interrogo.
–No. Y tuve que tomarme mi tiempo para entrar sin ser vista por los golems de seguridad. –Le dijo seria.
–Ah, sí. Siempre odie la tecnología moderna. Antes no había mucha como antes. –Murmuró una de sus viajas anécdotas.
–Dímelo a mí. –Dijo, quitándole las esposas de los pies e manos.
–Una pregunta. Te dio la granate para que te la comieras, ¿cierto? –Le pregunto intrigado por ese asunto.
–Si me la hubiera comido, no estaría aquí, ¿o sí? –Le dijo irónica.
–Buen punto, pero quería confirmarlo por como es Rea contigo. –Dijo antes de soltar un grito de dolor e cayó al suelo agarrándose la cabeza. Su piel se volvió oscura y sus ojos, aunque nublados, dorados.
–¡Nea! –Ella cayó de rodillas junto a él, con los ojos muy abiertos y la boca abierta, olvidado el hechizo mientras grandes apéndices blancos como plumas como los que había visto en la Inocencia de Alma comenzaron a sobresalir de 13's Jason– Él está aquí. –Dijo poniendo una mirada de espanto y horror de haber sido encontrada.
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–¡Gracias por esperar! ¡Ta-da! –Jerry dijo felizmente que estaba terminando de servir el buffet con alegría– ¡Ahora a comer! ¡En un momento especial como este, hay que comer, comer y comer, y regresar las energías! –Dijo fabuloso con orgullo mientras miraban la comida– ¡Si tienen tiempo para llorar, entonces pongan su barriga a trabajar! ¡Eso es lo que significa ser un humano! –Los reganó.
–Mi barriga no quiere trabajar. Déjame llorar en su lugar. –Dijo Saori apoyando la cabeza en la mesa.
–No tengo hambre en este momento, de aru... –Dijo el vampiro, ya estaba llorando de nuevo.
–No tengo deseos de comer, tampoco. –Dijo el niño nuevo sollozando– Madre Superiora. –Sollozó.
De repente, Jerry tomó una hogaza de pan e intentó meterse en la garganta a Krory.
Mientras el niño mira conmocionado y asustado. Agarrando dos muslos de pavo, Jerry se volvió hacia el pobre niño.
–¡Novato! ¡Es tu turno!
–¡Tsukikami...! ¡Ayuda! –El niño lloró.
El fantasma apareció. Nadie podía verlo excepto el niño y Selene.
–Maestro, usted es del tipo parásito, así que necesita comer mucho. –El fantasma arrulló, mientras miraba con preocupación.
–¡No quiero eso ahora mismo! –El chico asintió, todavia luchando por mantener las manos de Jerry alejadas de él.
–¿De qué estás hablando? –Jerry cuestionó mientras los espectadores también parecían desconcertados.
Lenalee los miró. La pelea científica le recuerda cuando los chicos estaban allí. Tomando una bola de masa del científico jefe y se la comió a toda prisa.
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Después de eso, el gran comedor de la Orden Oscura se encontraba vacío, quedando el personal de cocina para limpiar el lugar hasta que llego Link e fue directo a la barra que separaba el comedor de la cocina de Jerry.
–¿Podría hablarle un momento, Chef Jerry? –Pido Link.
–Oh, ¿qué quiere un vigilante de la Central de mí? –Dijo al girarse.
Link suspiro hondo –En realidad, tengo un favor que pedirle. –Dijo alegremente.
–¿Hm?
Jerry le vio sorprendido de su pedido pero después de unos minutos de espera, su pedido ya estaba listo, el cual tenía un mensaje que irrito al Howard.
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Ambos escucharon el sonido de unos pasos. Sonaron huecos, pero ellos dos sabían que alguien vendría.
–¡A un lado! –Advirtió al guardia.
–¿Hm? ¡Sí, señor! –Uno de los guardias se había fijado en él cuando se acercó a la puerta.
Link abrió la puerta de una patada. El hombre sin nombre apenas se agachó a tiempo –¿Princesa? Déjanos solos por un momento. Quédate vigilando afuera.
–Sí, señor.
Cuando Link entro a la celda, cerró la puerta detrás de él, notando que Link definitivamente había roto el mecanismo de bloqueo, ya que no había ningún clic.
–¡Ow! ¡Está caliente! –Link no había empujado el cuenco contra la cara de Nea sin demasiada suavidad.
–Esto es mazamorra. El chef Jerry lo hizo para ti. –Link informó al adulto– Tanto tú como tu ama sois cautelosos a tal grado de fingir una muerte, así que le pedí que lo haga para que sepas que es auténtico. La Agencia Central no esta involucrada en esto para nada. ¡Así que comed par de mentirosos!
Curiosa, Anneliese levantó la tapa y miró las papillas que Link le proporcionaba con algo escrito en ketchup '¡Lvellie es una mierda!'
–Estoy sorprendida que permitas esto. –Anneliese murmuro.
Gentilmente, agarró sus manos callosas y las envolvió alrededor del cuenco, con cuidado de no tirar su contenido. Tomo la cuchara, y empezó a comer lentamente.
Unos cuantos bocados después, Link se sento a espaldas de ellos dos mientras se inclinaba contra la mesa.
Nea habló de nuevo un par de mordiscos después –Link... lamento por haberte mentido... Y no lo hago por justificarme a mí o mi Señora, fue el contrato de sangre que me ata a ella que me lo ordenó.
–Finalmente estas hablando... ...¡¿y es todo lo que tienes que decir?! –En medio de su arrebato de ira, Link golpeó su puño contra la mesa.
–¡Qué miedo! –Grito, fingiendo estar asustada Anneliese.
–...Lo siento. –Link refunfuñó.
Hubo un silencio incómodo entre los tres, nadie estaba exactamente seguro de cómo continuar. Link no volvió a golpear la mesa.
Por el rabillo del ojo, Nea se rascó debajo de la nariz, sintiendo definitivamente el extremo contundente de la atmósfera incómoda.
–No eres el único que se siente así. –Dijo triste Anneliese, levantado sus piernas a su pecho, apoyando su barbilla en sus rodillas.
La expresión de molestia se hizo evidente en el rostro del hombre mayor. Nea había tomado otra cucharada de atole, aunque era casi divertido lo aburrido que estuvo por hacerlo esperar en ese momento.
Pasaron más segundos.
–Fueron como mi familia. –Link finalmente habló, habiéndose alejado de ellos entre momentos– Como siempre ibamos a orar a una iglesia por la pérdida de nuestros padres, comenzamos a hacer cosas como grupo. Tewaku y Kiredori aún eran pequeños, así que naturalmente decidimos protegerlos. –Explicó suavemente– Para poder sobrevivir, fuimos tomados por el lado oscuro de la iglesia y nos convertimos en sus títeres por mucho tiempo.
Tanto Nea como Anneliese estaban mirando a Link en ese momento, curiosos por conocer la historia de fondo de su antigua sombra.
–Quien necesita ser apedrado por los Terceros soy yo.
–...Esa historia me hace vomitar, perro de Lvellie. –Suspiró Nea– Y más la parte de que recuperaron las células de Elle.
–Apenas es el momento, D. Campbell. –No había la mordacidad normal en su tono que a menudo asociaría con el tipo de hombre a menudo recatado y correcto que Link solía ser– Soy el único... ...quien le dio la Materia Oscura al director.
–En verdad eres un estúpido. –Nea refunfuñó, antes de dar una sonrisa débil, casi de lástima– Mira que intentar crear el balance. ¡ES LO MÁS ESTÚPIDO QUE HE OÍDO EN SIGLOS! –Dijo furioso, liberando su aura oscura Noah.
–...¿Por qué no me sorprende que estes molesto por eso? –La diosa puso una mueca irónica– En fin, experimentaron con muchos sujetos para aumentar el rendimiento de la Inocencia, así como para facilitar la compatiblidad, la cual es conocida como Berserker. Cuando descubrí que eran mitad Akuma, adopté un sentimiento cercano al odio... No saber... Es algo aterrador, ¿no?
El gemido de dolor de Anneliese hizo eco en la habitación y cayó al suelo agarrándose la cabeza. La luna creciente de su frente brilla y sus ojos heterocromía de sección, aunque nublados, rosa con pupilas en forma de rendijas con un degradado rojo en la parte superior de cada iris.
–¿Supongo que eres la verdadera princesa Luna? –Una nueva voz habla. Nea gruñó cuando el hombre se acercó.
El hombre se parecía a un sacerdote de la iglesia. Era un hombre de mediana edad que vestía una sotana debajo de un abrigo, pero parecía mucho más amable que Lvellie. Tenía el pelo claro y llevaba gafas.
–Puedo ayudarla. Si la dejas dormir, se irá para siempre. –Apocryphos, en su forma Cardenal, instruyó, después de haber noqueado a los guardias fuera de la sala de la celda– Déjame ayudarte. –Entró en la sala de la celda.
–¡¿C-Cardenal?! –Link se quedó boquiabierto– ¿Archiduque Nea...?
Levantando a Anneliese, Nea salió disparado hacia el pasillo que su sirviente arrojaba sobre su hombro. Podía oír al hombre siguiéndolos. Sus botas patinaron por el suelo cuando llegó a un callejón sin salida.
–¡Mierda! –Dejó a Anneliese en el suelo, apoyando su espalda contra la pared– Solo espera. –Colocó sus manos a ambos lados de su cabeza para mirarlo a los ojos– Ya vuelvo. Lo prometo. –Él se puso de pie y se volvió hacia ella.
–Sólo quiero ayudar.
–No queremos tu ayuda. –Ella siseó en respuesta.
–No hay razón para ser difícil. Estás desperdiciando el poco tiempo precioso que le queda.
El Cardenal estaba frente a Nea antes de que pudiera parpadear. Él apenas bloqueó su golpe –Tú eres rápido. –Enganchando su pie alrededor de su tobillo, ella le quitó los pies de debajo de él. Girando sobre el mismo pie, plantó el otro en su pecho y lo arrojó hacia el callejón– ¿Eso es todo? –Preguntó cuando él no volvió a emerger de la nube de polvo.
–No tengo tiempo para esto. –Nea fue aplastado contra la pared cuando escuchó su voz, su cabeza y su corazón latían con fuerza.
~
La piel de su forma humana se volvió oscura en un instante, los ojos del Conde Milenario se abrieron de golpe, las pupilas se rajaron, la sangre hirvió y una bola de miedo sólido cristalizó en su estómago mientras que el Noah le hablaba.
El decimocuarto.
El Decimocuarto estaba en peligro.
Los labios del Conde se separaron ligeramente, su frente comenzó a sudar y el pánico brotó mientras hundía los dedos en las mantas y apretó los puños.
~
–¡Aaaaggggghhh! ¡Ughhh! ¡Aaaahhh! –Los gritos de Anneliese resuenan en su cabeza. Sus músculos se mueven, empujando los escombros y arrojándolos sin importarles. Sólo importaba una cosa. Su hermano. Él estaba sufriendo y ella necesitaba detenerlo. No importa el costo. Lanzándose hacia la extraña criatura, lo arrojó contra la pared.
–¡Nellie! –Corriendo al lado de su ama, trató de romper las plumas blancas ignorando el dolor mientras le cortaban las palmas y los dedos. La pluma más grande la arrojó contra la pared. La sangre brotó de la nueva herida en su hombro– ¡Nellie tienes que controlar a Sairi Sakura!
Nea se puso de pie de un salto ignorándolo. 13's Jason rápidamente hizo que la sangre volviera a sus venas.
–Eres más fuerte de lo que pensaba. –De repente, su corazón sufrió un espasmo violento que provocó que su cuerpo convulsionara. A través de su visión borrosa podía ver sus pies desde su lugar en el suelo. Él luchó por controlar la Inocencia que estaba atravesando su corazón salvajemente. Ardiendo y congelando sus venas enviando fuego y electricidad por todo su cuerpo. Su propio poder se volvió hacia adentro y contra él– Diré que estoy impresionado de que todavía estés consciente. La mayoría estaría muerta por eso. –Él pasó caminando dejándolo sufrir– Todos están preocupados por ti, Isabelle... –Se acerco, antes de levantar la mano. Las yemas de sus dedos comenzaron a parecerse a plumas blancas– ...especialmente el Corazón. –Los ojos rosas se abrieron y en lugar de eso buscó en su propia alma. El cardenal se quedó helado luchando contra la magia que ahora lo rodeaba.
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