Noche XXXI: Decisiones que podrán salir mal
No estaban en problemas, simplemente estaban en una situación desesperada en la que no tenían conexión, ni ruta de escape, y unos veinte Akuma más un Noah justo frente a ellos. Incluso había logrado sacar a Mugen del inútil moyashi sin salir lastimado, una hazaña impresionante, considerando que Lulu Bell inmediatamente había arremetido contra él.
¿Peligro? Difícilmente. Kanda había matado a un Noah él solo antes. No, a él no le importaba si ella era mujer. Nunca había sido un tipo muy caballeroso...
El problema era su constante cambio de forma. Era molesto, molesto e hizo que a Kanda le doliera la cabeza, porque nunca supo realmente cómo adaptarse inteligentemente; simplemente reaccionó instintivamente, lo que, aparentemente, lo estaba haciendo perder porque ahora lucía varias heridas en sus extremidades por las espadas que tan repentinamente habían aparecido de los brazos de Lulu.
-Chico bonito... -Dijo, casi aburrida mientras saltaba con gracia, evitando el golpe de Kanda- Realmente deberías morir, ¿sabes? No soy tan sádica como Road o Tyki; solo hago el trabajo para el Conde. Y sigue adelante. Sería muy beneficioso para ti simplemente... morir.
-Muy reconfortante. -Dijo Kanda sarcásticamente, reajustando la hoja y la funda en sus manos. Utilizando la velocidad que era infame entre la Orden, apareció directamente detrás de Lulu Bell mientras ella flotaba en el aire y cruzaba a los dos en la forma ofensiva habitual. El Nigentou. Hakka Tourou.
Aunque era rápido, la Noah simplemente se transformó en una forma efímera y se escapó de su alcance. La Inocencia iluminada atrapó el borde de su indistinguible pierna, provocando un suave silbido, pero ella se alejó de un salto, presumiblemente ilesa.
-La Inocencia realmente no me hace daño a menos que esté en una forma sólida, ¿sabes? -Dijo claramente- Realmente deberías rendirte.
Kanda simplemente entrecerró los ojos mientras esquivaba a un Akuma que se lanzaba hacia él desde la derecha, decapitándolo fácilmente con un hábil golpe. Lulu Bell se materializó en su forma normal, sus profundos ojos dorados observaron sus movimientos con una emoción cercana a la diversión.
Hubo un silencio entre ellos, perforado por los gritos y explosiones en las que Allen, Lenalee y los Terceros estaban en medio. Kanda agarró su arma con fuerza, examinando su figura de cerca.
Ella finalmente habló.
-Eres fuerte. Eres con quien Tyki y Road se han sentido tan frustrados, ¿no? -Ella preguntó.
-...Qué diablos lo sabría.
-Hm. -Dijo pensativamente, frunciendo ligeramente el ceño- Causando no pocos problemas a la familia... sería mejor si acabara contigo entonces. Si no recuerdo mal... tu pequeña amiga...
El estómago de Kanda dio un vuelco desagradable; supo de quién estaba hablando la Noah al instante. Sin embargo, por extraño que parezca, Lulu Bell no terminó la frase. La frase se apagó, perdida en el silencio estancado, y ella sacudió la cabeza lentamente.
-Ya veo. -Dijo vagamente- Comencemos entonces.
No esperó a que su enemigo actuará primero; impulsándose desde una mesa de comedor, aceleró en el aire y se lanzó hacia adelante, no sorprendido de no lastimarla, pero algo sorprendido de que ella lo esquivara físicamente en lugar de transformarse en algo transparente. Ella se movió con una velocidad que él no esperaba, apareciendo directamente detrás de él. Algo atrapó su hombro, haciendo que Kanda se alejará ágilmente para evitar que la herida se profundizará. Lulu Bell siguió con otro ataque inmediatamente, sin ceder terreno mientras obligaba a Kanda a cruzar la habitación. Saltó desgarbadamente sobre las mesas y sillas volcadas, tratando de encontrar algún tipo de base sólida en un esfuerzo por seguir su ritmo.
Las manos de Lulu Bell se convirtieron en algún tipo de espadas, y ella se deslizó hacia adelante con facilidad, sus ojos dorados fríos e inquebrantables mientras Kanda bloqueaba el ataque con su vaina. Dio un paso hacia ella y azotó su katana directamente hacia la cabeza de Lulu Bell; preocupada, la Noah no logró esquivarlo hasta que la hoja le cortó ligeramente la frente, extrayendo un chorro de sangre.
-Mierda. -Maldijo, saltando y llevándose una mano a la cabeza.
-Realmente no crees que voy a parar, ¿verdad? -Dijo Kanda con frialdad, continuando su carrera ofensiva y persiguiéndola constantemente.
Se cambiaron las tornas; ahora era la Noah siendo obligado a arrinconarse, observando cada paso mientras que Kanda realizaba cada golpe y embestida con precisión despiadada. Lulu Bell apretó los dientes, obviamente nerviosa por el panorama de la pelea, y su forma comenzó a cambiar nuevamente.
-De ninguna manera. -Gruñó Kanda, agarrando sus armas con fuerza y cruzándolas- ¡Hakka Tourou!
Pudo sentir el metal conectar con una figura sólida, pudo escuchar el furioso silbido que escapó de su objetivo; rastros de sangre inclinaron los bordes de su Inocencia, y supo que había asestado un gran golpe.
Kanda presionó implacablemente hacia adelante, sus ojos oscuros enfocados mientras se aseguraba de que Lulu Bell no escapara. Finalmente arrinconándola contra una pared, sus labios se curvaron en una fría sonrisa mientras llevaba la espada hasta su cuello, su vaina golpeaba su pecho para evitar que cambiara de forma.
-Un movimiento en falso, y te atravesaré. -Dijo en voz baja- ¿Dónde está la Inocencia?
-Parece que tus amigos ya lo encontraron. -Respondió suavemente.
La respuesta era plausible; la cantidad de actividad de Akumas parecía haber disminuido enormemente mientras cruzaba armas con la Noah.
-Genial. -Dijo fríamente- Adiós.
Se echó hacia atrás ligeramente, preparándose para un golpe final, cuando Lulu Bell cambió su forma con rapidez y precisión. Kanda rápidamente llevó a Mugen a su cuello, a punto de decapitarla de un solo golpe, solo para detenerse repentinamente cuando reconoció el rostro recién cambiado.
Entonces eso es lo que Lulu Bell había querido decir antes. Había visto la manera de ganar.
Porque era el rostro de Renelle el que miraba a Kanda ahora.
Su piel pálida, sus ojos triste rosa, la longitud exacta del cabello blanco; lo único que restaba valor a la apariencia normal de Renelle era la sonrisa burlona que pintaba sus labios, la frialdad que representaba. Kanda se encontró mirando vacilante.
-¿Ves? -Dijo la voz de Renelle- Humanos, son tan fáciles de engañar. ¿Qué puedes hacer? Ella es tu persona especial, ¿no? No puedes hacer nada al respecto. ¿Realmente podrías atravesarla? ¿Cortarle la cabeza? Pasar esa Inocencia tuya a través de su... cuerpo, ¿supongo? ¿Qué puedes hacer...? -La falsa Renelle se inclinó hacia adelante, su cabeza colocada suavemente contra el pecho de Kanda- ¿Yu?
Su respiración se entrecortó. Todo era demasiado similar, pero no era ella. Él lo sabía. Él no podría hacer esto.
El agarre en la empuñadura de Mugen se apretó. Sus ojos se cerraron. Era una Noah. Su mente estaba clara.
Los dos permanecieron en un silencio tembloroso durante unos breves momentos, cada uno ordenando sus pensamientos.
Y luego, movimiento simultáneo.
Kanda la empujó hacia atrás, con los ojos ahora abiertos y brillando en concentración, mientras el brazo de Lulu Bell/Renelle se transformaba en una espada plateada, muy similar a la que tenía Renelle cuando se había vuelto crítica. Kanda no le prestó atención... ni al parecido, ni al rostro. Simplemente concentrado. Y empujó la espada hacia adelante.
Mugen atravesó el corazón.
Y en el mismo instante, pudo sentir un dolor increíble en su propio pecho.
Físico, sobre todo, por la espada que le había atravesado el centro del pecho. ¿Fue emotivo? No podía estar seguro. Pero supo, al mirar el demacrado rostro de Lulu Bell, que había ganado. Los ojos de la Noah ya estaban cerrados; ella estaba desplomándose en el suelo. Pero esa cara seguía siendo la de Renelle.
Agarrándose la herida y respirando profundamente, cayó de rodillas, luchando por respirar y mantener la conciencia. La sangre comenzaba a acumularse alrededor de la caída Noah -no, Renelle-, y lo asustó -literalmente- ver ese grado de palidez en sus mejillas, la quietud, la frialdad. Podía sentir la sangre en sus manos. Mugen parecía pesar toneladas más.
Dejó escapar un suspiro superficial, incapaz de apartar los ojos de la escena.
Una repetición del pasado. La sensación de matar a uno de los pocos en quienes confiaba.
Uno de los poquísimos "amigos" que tenía. Alguien... importante.
De nuevo, con su Inocencia. Por supervivencia.
Alguien lo llamaba por su nombre, pero él no se movía. Sus ojos oscuros estaban fijos en la figura inmóvil frente a él. Algo (no el dolor de la herida, no el cansancio, sino algo) le retorció el corazón.
Cerró los ojos, incapaz de mantener la conciencia.
Todo fue sólo una repetición del pasado.
~
-...¿Alguien nuevo?
-¿Qué demonios?
-¿Por qué no salió de un agujero?
-Pensé que así era como usted dijo que se hacían los bebés, Dr. Edgar.
-B-Bueno, este es un caso diferente. -Dijo el médico nerviosamente, guiando a una joven hacia los dos niños- Lo trajimos desde afuera, su nombre es Ren. Saludenlo, muchachos.
-Hola. -Dijo Alma simplemente, con los ojos curiosamente paralizados en la recién llegada.
-Idiota. -Dijo Yu de inmediato.
Renelle miró a uno y otro con expresión más estoica que ofendida.
-Yu. -Dijo Edgar, algo dolido- ¿Podrías por favor mantener esa lengua bajo control? Él no te ha dicho una palabra, ¿por qué lo llamas idiota?
-Porque no ha dicho una palabra. -Replicó Yu, completamente a la defensiva- Sólo los idiotas no hablan.
Los ojos rosas reflejados en los de Yu, miraron alrededor de la habitación con curiosidad.
-Sólo ha pasado medio año desde que te despertaste. -Suspiró Edgar- ¿Cómo es que ya eres tan crítico?
-Aho. -Dijo Renelle, o más bien les insulto por primera vez antes darse media vuelta y salir para regresar a su habitación.
El rostro de Alma se iluminó de emoción cuando la escuchó hablar o más bien el insulto y se río de las expresiones de los otros dos presentes.
-Soy Alma, él es Yu, y somos los únicos de nuestra especie por aquí. -Dijo Alma animadamente.
-Eso ya lo sé, imbécil. -Les insulto una vez más antes de desaparecer de sus vistas.
-Vaya... No sabía que tenía ese carácter. -Les dijo Edgar a ambos niños.
-Por eso les dije que era un idiota. -Repitió Yu.
~
En una habitación aparentemente blanca, esta cruelmente manchada por la sangre oscura de los cuerpos esparcidos, destrozados, algunos sin miembros, decapitados, partidos a la mitad. Delatando a los causantes, marcas de garras por todo el lugar.
El sonido del viento domino, junto con un pequeño llanto, sonidos de pasos de pies desnudos, con el encharcamiento con la sangre.
Caminaba lentamente, mirando un momento por abajo a su propio cuerpo, viendo sus pies, y a sus manos, medio humanas, con grandes garras, manchadas de sangre, que poco a poco se volvieron en finas manos femeninas.
Se detuvo un momento para ver su rostro en el reflejo del espejo roto. Ojos rosas black baccara brillando a un rojo brillante y con una fina pupila.
Siguió observando su reflejo, observando todo su cuerpo, completamente manchado de sangre, incluyendo su cabello hasta el cuello blanco. Miro sin aparente expresión su rostro en el espejo roto, después cayó sobre sus rodillas, soltando un llanto, cubriéndose con sus manos.
-...Lo siento tanto... Haha-ue... Chichi-ue... Tou-chan... kaa-san... -Sus ojos comenzaron a humedecerse y a bajar las lágrimas.
-¿Ren? ¿Eres tú? -Llamo la voz de Yu al ver la silueta encogida de Renelle al oírla murmurar esos nombres.
Ella no respondió, en lugar de eso, hipó en medio de sus sollozos, sus pequeños hombros temblaron mientras hundía la cabeza entre sus manos ensangrentadas. Yu suspiró, ya casi acostumbrado al dolor, y simplemente la miró fijamente. No podía culparla: sólo había pasado una semana desde que comenzaron las pruebas. Y por alguna razón, ella tomó la Inocencia mucho peor que él o Alma. Algo en Renelle simplemente irradiaba "débil", y podía sentir los débiles vestigios de simpatía agitarse dentro de él mientras la veía simplemente llorar.
-Deja de llorar. -Repitió- Es una orden.
Los sollozos disminuyeron audiblemente, dejando que Yu soltara un largo suspiro que no había sido consciente de que estaba conteniendo.
Se sentaron en silencio. Los tiempos con Renelle fueron generalmente tranquilos, un agradable y drástico contraste con las peleas y bromas llenas de energía con Alma. Renelle era difícil. Misteriosa. Enigmática. No tiene el mismo excedente de energía que tiene Alma. A veces, todo lo que necesitaba eran unas cuantas horas de apoyarse en el hombro de Yu, en silencio e inmóvil, mientras simplemente se sentaban haciendo nada.
Ella hizo lo mismo ahora, apoyándose en su hombro y respirando tranquilamente.
Él la miró y vio que estaba sonriendo por primera vez. Dejó escapar un suspiro y miró hacia otro lado.
Sigue siendo rara.
~
-¿Por qué Ren tiene madre y padre? -Le dijo Yu a Edgar un día espontáneamente.
El doctor se volvió hacia Yuu, desconcertado -¿Qué quieres decir?
-Pensé que habías dicho que los apóstoles venían de agujeros. -Explicó Yu- Pero Ren dice que tiene, o tuvo, una madre. Y un padre.
-Bueno, sí. -Dijo Edgar, visiblemente incómodo- Él tenía padres...
-...¿Entonces él no es un Apóstol?
-Bueno, no, él es técnicamente un...
-Entonces, ¿por qué no salió de un agujero en el suelo?
-Porque él es... -Edgar parecía estar luchando por encontrar una explicación decente. Los ojos oscuros de Yu se entrecerraron.
-Él es un humano como tú, ¿verdad? -Dijo el chico- ¿Por qué está siendo sincronizado con la Inocencia?
-Yu, ¿qué pasa con todas las preguntas hoy? -Dijo Edgar en un intento desesperado por cambiar de tema- No es propio de ti defender a alguien.
-No lo estoy defendiendo. -Dijo a la defensiva.
-¿Entonces te gusta él?
-No. -Dijo Yu obstinadamente.
-Entonces, ¿por qué las preguntas?
-...Sólo estoy tratando de ver por qué es raro.
-De lo poco que he hablado con él, me dijo que siempre lo estuvieron esperando con mucho amor... De eso trata el amor entre un hombre y una mujer que procrean un hijo... -Explicó sencillamente la existencia de Renelle.
Yu estaba mirando con indiferencia al hombre mayor, indiferente, al menos desde la perspectiva del forastero. Amarnos unos a otros, ¿eh?
-"Eso es... como nosotros..."
Los ojos de Cobalt se abrieron, antes de girarse detrás de él, frente a un gran pilar detrás del dúo -«Justo ahora...»
-¡Achu! -Habiendo revelado su ubicación, Alma Karma se asomó desde detrás de su escondite.
-Oh, aquí estas. Renny-kun, encontré a Alma.
-[Siguió de nuevo a Yu, ¿eh?]
-Ah... Um... -Alma se inquietó mientras intentaba hablar con Yu- ¿Puedo unirme...
El niño antes mencionado salió corriendo antes de que el mayor de los dos pudiera siquiera decir una palabra completa.
-¡Yu! ¡Alma aún te esta hablando! -Edgar regañó al niño que ya no estaba con ellos en ese momento.
-Es un imbécil de porquería. No sé por qué Karma-san insiste en ser su amigo. -Le pregunto a Edgar cuando llego allí.
-Solo dale tiempo... Solo se esta adaptando a todo esto. -Le dijo, justificando al niño.
-Pero eso no justifica que sea un imbécil con los demás. En cuanto más rápido lo entienda, mejor para que despierte su sincronización con su Inocencia. -Dijo antes de darse vuelta e irse.
-...a ustedes? -Molesto, Alma se encogió sobre sí mismo, llorando ante la actitud del otro chico.
-¡A-Alma! -Le dijo preocupado Edgar- ¡Yu! ¡¿Por qué no puedes ser amable con él?! -Le cuestiono a modo de regaño.
Yu no podía soportar al otro niño. Un asqueroso, siempre sonriendo como un idiota. En un lugar donde no había manera de mostrar verdaderamente tal emoción.
~
Incapaz de dormir, Yu maldijo todo lo que se le ocurrió mientras caminaba por los pasillos familiares a su alrededor. La mayor parte de su ira iba hacia el científico que repetía todo como si fuera un disco rayado o algo así.
No pasó mucho tiempo antes de que se encontrara de nuevo en las fosas de parto, un lugar que había llegado a considerar un lugar pacífico donde realmente podía pensar en las cosas en las que necesitaba pensar -«Este es el lugar más tranquilo... aunque hace frío. Malditos sean... durmiendo tan pacíficamente...» -Finalmente habló mirando a los Exorcistas todavía suspendidos en animación- «Tal vez debería regresar a dormir... Este mundo es oscuro, incluso es difícil respirar... ¿Qué soy...?»
Ya sea por la falta de sueño o por algo más, el pequeño Kanda vio, en la niebla que a menudo se elevaba desde el agua de los tubos de suspensión en el suelo, la figura nublada de un joven mujer con un vestido. Ella, y él estaba más que seguro de que era 'ella', sonrío en su dirección.
Comenzó a perseguir a la figura, pero no era consciente del peligro inmediato al que se dirigía.
-¡Yu! ¡Cuidado! -Una voz familiar grita- ¡Mira por dónde vas!
Un fuerte chapoteo resonó por toda la habitación y Alma se quedó boquiabierto ante el descuido del otro niño. Levantándose, corrió en ayuda del otro chico y rápidamente lo ayudó a salir del pozo en el que había caído.
-¡BWAH! -Yu comenzó a toser, después de haber tragado el agua sorprendido cuando cayó.
-Hay que ver... ¿Qué estás haciendo por aquí tan tarde? -Preguntó Alma.
Inmediatamente, él lo miró y espetó -¡Oye! ¡¿Me seguiste de nuevo?! -Yu se apresuró a acusar.
Alma se retorció y la miró fijamente, respondiendo indignada -¡No! ¡Estaba leyendo un libro mientras comía dulces!
-¡¿Acaso este lugar es tu habitación?! -Él espetó con incredulidad antes de que él recordara lo que había visto- ¡¿Dónde está esa mujer?!
-¿Eh? -Alma dejó de tirar y parpadeó hacia él confundido.
-Había una mujer allí, ¡¿verdad?! -Yu le ladró a Alma, molesto, antes de que él volviera a mirar a su alrededor, temblando cuando él no vio a nadie- Se fue...
-¡¿Una mujer?! -De repente Alma se animó- Acaso... ¡Ouch!
Yu se sobresaltó y miró a Alma, sorprendido cuando él lo vio caer de rodillas mientras su brazo derecho simplemente se caía. Brevemente... muy brevemente... él sintió un destello de preocupación.
-Jaja... Perdón... -Alma se río de él tímidamente- Olvidé que mi cuerpo está débil por tantas pruebas... ¿Estás bien, Yu? -Añadió como una ocurrencia tardía.
Yu resopló y se puso de pie -Yo realmente no tengo... -Antes de que él pudiera terminar, su propio brazo derecho se cayó y él se arrodilló y golpeó su frente contra el suelo de dolor, maldiciendo.
En lo alto, Alma se río tímidamente.
-Seguro que todos están dormidos... -Señaló Alma, haciéndola darse cuenta de que no podían acudir a los científicos en busca de ayuda con sus extremidades caídas- Deberíamos quedarnos aquí hasta que nos curemos. -Dijo mientras se ponían cómodos.
-Dijiste, 'acaso'... ¿qué ibas a decir? -Preguntó Yu, tomando al otro con la guardia baja- Eso dijiste cuando dije que vi una mujer. ¿La conoces?
-Oh, eso. -Alma pareció entender de qué estaba hablando el otro- Pensé que podría ser un espíritu.
-¡Suficiente! -Yu frunció el ceño, listo para irse, solo para que Alma le tirara el pelo hacia atrás, impidiendo así su escape.
-¡No te moleste! ¡Realmente hay un espíritu aquí! -Alma se explicó- Es una chica linda. Su nombre es For.
-...¿For?
-La vi aquí... una vez... cuando estaba llorando por lo duro de las pruebas de sincronización. ¡Ah! -Alma miró al otro, curiosa mientras decía sus siguientes palabras- ¡¿Es posible que también estuvieras llorando, Yu?!
-¡No! -Yu negó.
-¿Eh? ¿No fuiste reconfortado por ella?
-¡No es cierto! -Lleno de ira, y tal vez avergonzado de que le dijeran que había estado llorando, Yu le había dado una patada al otro Exorcista en el estómago, enviándolo a caer al suelo- ¡No me trates tan casual! ¡Tú me desagradas! ¡Siempre estás riendo ridículamente!
Las palabras dichas por Yu enojaron a Alma y, en represalia, pateó al más joven -¡Mira quien habla! ¡Tú siempre estas malhumorado! ¡Señor Tenebroso!
-¡¿Qué dijiste?!
-Y yo que pensé que finalmente Ren y yo teníamos un amigo. Entonces, te convertiste en un tipo tenebroso que Ren odia. ¡Estoy decepcionado!
Se quitaron las chaquetas y Yu amenazó al otro -¡Dilo de nuevo!
-¡Sí! ¡Lo diré las veces que quiera! -Alma gritó, preparándose para apagar las luces del otro hombre.
-¡Maldito!/¡Señor Tenebroso!
Sus puños chocaron y la sangre comenzó a brotar de las heridas que no se habían cerrado por completo.
Ambos niños sintieron dolor cuando cayeron al suelo. Yu en su espalda, Alma en su fuente -Tiempo fuera por un rato. -Murmuró Yu.
-E-Estoy de acuerdo... -Murmuró Alma, sin tener más energías para continuar.
Se siente el silencio entre ellos, antes de que Alma comenzara a reír.
Las risitas se convirtieron en risas entre los dos chicos que estaban delante de mí.
Este mundo es oscuro y es difícil respirar... Pero esa vez, cuando intente reír como tú, sentí que podía respirar igual un poco más fácil...
-Deja de reírte, Alma, eres desagradable. -Las palabras de Yu ya no fueron crueles.
-¡Cállate, Señor Tenebroso! -Alma regresó de buen humor- ¡Es que estamos sangrando demasiado, es divertido!
sin saber que "Ren" se ahogaba en este mundo oscuro.
-Imbéciles... No sé si pedirle a kami-sama que les de un nuevo cerebro o que el Akuma os mate... -Murmuró la albina al ver visto la extraña escena de ellos dos.
-Lo que pasa es que estás celoso. -Comentó Yu.
-¿Celoso? ¿De ustedes? Brincos dieras que eso pasará. -Dijo en un tono fresa.
Alma... fue 193 días después... que te destruí... y la perdí a ella.
Yu la ve molesto y comienza su típica pelea, pero antes de empezar, siente como el mareo la atravesó mientras luchaba por mantenerse de pie. Respirando con dificultad, apenas podía registrarse mientras Alma la envolvía con un brazo cuando el suelo se acercaba de repente.
El calor y la pesadez pesaron sobre su cabeza y su visión se volvió irregular por más de un momento.
-¡Doctor Edgar! Creo que algo está mal con Ren.
Todo perdió su borde, se sintió extraño, distorsionado y borroso, como si el eje de la tierra se moviera de repente debajo de mí y el suelo se encontrara con el techo. Esto no está bien.
-¿Cuántos dedos estoy sosteniendo? -Apenas puedo registrar la voz de Edgar mientras me obligaba a mirar donde supuestamente estaban sus dedos.
-...Cuatro... -Cerró un ojo, se esforzó por permanecer consciente.
Pero cuando abrió los ojos, estaba en la cama con Edgar a su lado, le entregó un vaso de agua. La presión se disipó y se sintió casi normal de nuevo, menos la fatiga que se aferró a su ser. Extendiendo la mano, tomó el vaso, tragando el contenido.
-Whoah, whoah, despacio. Tómate tu tiempo. No te apresures.
-¿Qué pasó? -Se limpió la boca.
-Te desmayaste por el agotamiento.
-...Oh.
Edgar arrastró un taburete cercano y se acomodó, mirándola con una expresión seria en su rostro -Ren, ¿has estado durmiendo bien últimamente?
Él captó su mirada y solo agache la mirada y negó en silencio.
-Ya veo... ¿Tuviste sueños? ¿Pesadillas?
Al instante, su garganta se secó. Miró el vaso ahora vacío, deseando haber dejado algo para calmar esa repentina sed. Fragmentos de sus sueños y pesadillas brillaron en su mente mientras luchaba con una respuesta. No había forma de que pudiera decirle que había estado soñando con su vida pasada o que se dio cuenta de que tenía agujeros en sus propios recuerdos que parece que no poder llenar. Es un camino hacia la muerte.
Incluso si confiara en Edgar más que en los demás, no podría contar con él.
Pero tampoco podía mentir exactamente.
Construyendo falso coraje, abrió la boca -Tuve un sueño. Deseé de todo corazón que no llegará a suceder. Así que, sin decir nada a nadie, pagué un precio... ...para salvar a todos.
-¿No se lo dijiste nadie?
-Cambiar el futuro es muy complicado. Y más cuando esta de por medio esta estúpida Cruzada. Si hubiera hablado sobre ello, sólo con eso, se hubieran creado futuros alternativos. Y no había tiempo que perder.
-Ren, ¿sacrificaste tu propia vida... ...para salvar al resto?
Agacho la cabeza haciendo que su flequillo ocultara su mirada, no dijo nada y solo negó con la cabeza -No. -Dijo en un tono triste.
Alzó la mirada y Edgar ve su mirada triste.
-Quería hacer todo lo que pudiese. -Dijo en un tono preocupante- Probablemente no fuese la mejor manera... De hecho, puede que fuese la peor. Pero... -Agachó un poco la cabeza- Deseaba que todos viviesen.
-¿Incluido tú, Ren?
-Sí.
Aunque haya sido una imprudencia suya, una vez que empezó a hablar, ya no podía detenerse, pero aun así no se arrepiento de contarle ese miedo que tenía antes de cerrar los ojos...
~
-Para salir debes pagar un precio y esa... es matar para vivir. -Dijo Selene mientras se llevaba una copa llena de sangre ennegrecida a los labios y bebió un sorbo de su contenido.
~
Renelle apareció en el lugar.
Y se tomó una decisión.
Se lanzo contra él, golpeando sus piernas con la fuerza suficiente para hacerlo caer. Sodom ya se había colocado sobre el cañón abierto y, después de que Chaser había caído, le quitó el arma de las manos de un mordisco. Chaser gritó, luchando contra el golem, pero el daño ya estaba hecho. Sodom dejó caer el arma brillante a sus pies, gotas de sangre salpicando sus zapatos.
Chaser estaba de pie, apretando una mano ensangrentada contra su pecho, maldiciones entremezcladas con gemidos de dolor. Y entonces el sonido de un disparo rompió el silencio de la habitación.
Hubo un grito ahogado rápido, pero un giro brusco aseguró la muerte instantánea de la víctima. Sangre caliente se derramó, no, brotó de la herida sobre la silla, el piano, la alfombra y Lotus, brillando y luego volviéndose de un negro opaco mientras que la luna se escondía de tal desgracia.
Ojos sin vida, en las dos personas en la habitación.
Lotus le entrego el arma a su mentor ahora muerto en medio en la habitación. La mujer entrecerró los ojos ante el hombre muerto, y salió por la puerta. La joven lo siguió sin mirar atrás.
~
-Antes de que ellos pétalos caigan... -Fue todo lo que pude entender de la mujer.
Kanda estaba jadeando, habiéndose despertado del recuerdo que había recordado involuntariamente.
-Otra vez... -Respiró.
-Mm... Estabas dando vueltas en la cama otra vez... -Alma explicó con cansancio mientras volvía en sí.
-Es muy temprano para que empiecen a pelear. -Les dijo con cansancio a modo de regaño Renelle.
-Disculpad, ¿os desperté?
-No te preocupes. -Alma dijo, dejando de lado el episodio- Es casi de mañana. Es un poco temprano, pero ¿quieren levantarse de todos modos?
~
Ese día hacía mucho frío en la sala del útero. Ambos chicos excepto Renelle lo sintieron en el momento en que pusieron un pie dentro del espacio.
-¡Esta mucho frío! -Exclamó Yu, temblando como una hoja.
-¡Es in-in-in-invierno-no! -Alma explicó entre dientes.
-¿Quién es ese?
-Hay un tipo llamado invierno -Comenzó a explicar Alma- en el mundo exterior, ¡y él hace todo este frío!
-¡Q-Q-Qué tipo más molesto! -Yu frunció el ceño- ¿Y-Y-Y tú no tienes frío? -Le pregunto a Renelle al verla como si nada.
-No. He vivido a peores cosas que esto. -Dijo sin inmutarse al frío en lo más mínimo.
-¡No perderé ante él...! -Alma gritó y corrió directamente hacia los fosos donde los otros Segundos seguían durmiendo- ¡Todos! ¡Buenos días!
-Siempre, lo primero que hacia era a ver a aquellos que no habían despertado y hablaba de cosas triviales.
Alma pronunciaría cada nombre y hablaría de nada y de todo a aquellos que aún no han despertado.
-No recuerdo cuándo empecé a ir con él en su rutina diaria... o que ella tuviera interés en seguirnos, tal vez tenía miedo de dejarnos solos y vernos pelear como siempre... No lo sé...
Yu y Renelle a menudo se preguntaban cómo Alma podía recordar todos esos nombres, aunque nunca expresaron sus pensamientos sobre el asunto en voz alta. Observando desde su punto de vista en tercera persona, en realidad sólo parecía como si el otro Segundo Exorcista estuviera hablando solo.
-A veces siento que es mejor. Así no tendrían que sufrir en este mundo. -Dijo pesimista con una mirada triste mientras el vaho salía de la boca de Renelle.
-¿Por qué hablas así? -Él chasqueó.
-...¿Qué?
-Como... -Yu luchó por encontrar las palabras- Estás hablando como un... un androide o algo así, no como los médicos, o como Alma y yo, simplemente suenas raro.
-Solo digo la verdad de lo que veo. Para eso fui "creado". -Dijo, sonando como una máquina.
-No. -Dijo con crueldad- No eres una máquina, ni nada por el estilo. Somos apóstoles. Entiéndelo. Deja de hablar como un idiota.
-No soy una idiota como tú. -Dijo, con matices de ira arrastrándose en su voz, haciéndola sonar más normal.
-Así está mejor. -Murmuró Yu, enderezándose y apoyándose en el pilar detrás de él e llevó su mano a la cara.
De repente el recuerdo cambió. Está en un campo rodeado de flores muertas. La mujer de las alucinaciones anteriores estaba en medio vestida con un vestido blanco de manga largas.
-"Sería bueno que podamos volver a ver las flores antes que caigan sus pétalos." -Dijo sonriéndole al hombre detrás de ella.
-«No puedo verla bien. ¡Mueve esa mano! ¿De quién es...?» -Le exigio pero su pregunta quedo estancada en su garganta.
-"Antes que caigan los pétalos."
-¡¿Qué te pasa?! -Le preguntó a la figura fantasmal.
Yu se sobresaltó ante la débil voz que escuchó, mirando hacia donde la escuchó, solo para ver a la mujer que lo persiguió por un tiempo. Su aparición no lo miró directamente, aunque continuó mirándolo con una mirada lejana.
-"Te estaré esperando por siempre."
-¡¿Qué quieres de mí?!
La conmoción había llamado la atención de Alma y Renelle, cuando se giraron para mirar al otro hombre en la habitación.
-¿Yu? -Renelle se encontró con el otro niño acurrucado en el suelo, agarrándose la cabeza por tanto dolor.
-¡¿Qué pasa, Yu?! -Alma corrió hacia adelante. Extendió la mano para agarrarlo, pero falló, pasando un dedo por su muñeca.
Todo se volvió borroso y, en poco tiempo, todo lo que el niño podía ver era oscuridad.
~
La espada atravesó la piel con mucha facilidad. Sin esfuerzo.
Un corte hacia abajo, una figura desplomada. La Inocencia estaba sujeta a su brazo como si fuera parte de su extremidad, guiándolo a luchar, sobrevivir, vivir.
Sacrificar.
Alma tuvo que morir. Se había vuelto loco, pero ella lo salvo a un alto precio. Era Alma o Renelle. Había sido una situación de matar o morir. Y solo uno saldría victorioso.
Pero Yu no pudo evitar que esa sensación de culpabilidad irreprimible inundara sus sentidos, no pudo detener las lágrimas que nunca brotaron de repente. Sus pies se movieron, sin rumbo, sin propósito, y llegó a la entrada de la división, como guiado por alguna fuerza desconocida fuera de la habitación que patrocinó tal masacre, el persistente olor a sangre, la inminente sensación de muerte.
Un cielo azul le dio la bienvenida. Una suave brisa, el tranquilizador canto mecánico de unos pocos pájaros escasos de los árboles que salpicaban el paisaje, por lo demás sencillo.
Se quedó quieto en medio de los escombros de la división, su cuerpo cubierto de sangre, sus ojos mirando vacíos la serena escena frente a él. Escuchó pasos detrás de él, deteniéndose a sólo unos metros de distancia, pero no se dio vuelta. Sólo una persona podría carecer de tanta aura de batalla.
Permanecieron en su habitual silencio estancado. Ninguno de los dos hizo ademán de hablar, de caminar, apenas de respirar. Las lágrimas simplemente cayeron, goteando lentamente.
Yu sintió una mano deslizarse dentro de la suya. Una mirada superficial al contacto, incluso borrosa por las lágrimas, mostró que la mano del recién llegado no estaba menos ensangrentada que la suya. Como si no hubiera estado empapado en su propia sangre, sino en la de otra persona.
Lo más probable es que sea de Alma.
¿Había sido simbólico? ¿Podría pensar tan profundamente? Mojar sus manos en la sangre de su amigo, a quien él supuestamente había matado, ¿era representativo de compartir la carga? ¿De estar a su lado, en la culpa, en el horror, en el pecado?
¿Cómo pudo haberlo sabido?
Porque Renelle no había estado despierta durante un tiempo. No había podido soportar las arduas pruebas y había estado inconsciente durante dos días.
Ella y Yu debieron haberse despertado más o menos al mismo tiempo. Como si estuvieran en la misma longitud de onda. Guiados por un mismo propósito.
Quizás acababa de suceder. Un propósito común, que guía dos cuerpos separados para despertar, moverse, respirar, vivir. Algo parecido al destino.
Él no le detuvo la mano. No lo agarro con fuerza. Simplemente déjelo allí sin apretar, sin hacer ningún movimiento para agarrar los dedos cubiertos de la sustancia repugnante. Una mano que reflejaba la suya.
Y finalmente habló. La misma voz, más ronca que antes, pero la misma. El mismo refresco. Limpieza. Luz solar.
Y cuando habló, no fue con la misma dicción infantil que normalmente usaba. Era la dicción de los que habían crecido.
-Estaré contigo.
Su mano inconscientemente agarró la de ella de repente. Su respiración se entrecortó y pronunció una palabra más.
-Para siempre.
~
Todo era una repetición, había hecho lo mismo, -el cuerpo de Alma, y ahora el de Renelle, luciendo las heridas hechas por su Inocencia, conducidas por su mano- había matado, una y otra vez, a las pocas personas que le importaban para, para...
Los ojos de Kanda se abrieron de golpe; se levantó rápidamente de donde yacía, respirando con dificultad y sus ojos ónix explorando frenéticamente la habitación. Paredes blancas y estériles, supuestamente generando una seguridad que no terminaba de llegarle; llevaba una camisa abierta con cuello de algodón, dejando que su pecho vendado entrará en contacto con el aire algo frío. Continuó su búsqueda visual de la habitación, su mirada finalmente aterrizó en las dos figuras que estaban sentadas al lado de su cama, una con la cabeza apoyada tentativamente en el borde del colchón y los brazos cruzados frente a la cara y la otra dormida en una silla a lado de su cama.
Renelle y Alma estaban dormidos, los dedos de Renelle estaban entrelazados libremente con los de él, varios mechones de su cabello revoloteaban arriba y abajo con cada respiración lenta y constante que tomaba y exhalaba.
Kanda los miró fijamente, su mente devorando hambrientamente las señales que mostraban su irrefutable existencia. Pasaron varios minutos hasta que su ritmo cardíaco se desaceleró a la normalidad y su cabeza se aclaró.
Ambos no se movieron, aparentemente sumidos en un profundo sueño.
Kanda dejó escapar un profundo suspiro, recostándose contra la cabecera de su crujiente cama. Con su cuerpo lleno de letargo, Kanda tardó unos momentos en darse cuenta de que había un dolor sordo y doloroso en su pecho. Recordó brevemente el brazo de la Noah apuñalándolo y sacudió la cabeza. Nuevamente, volvió la imagen de matar a alguien con la apariencia de Renelle, y aunque ella y Alma obviamente estaban vivos junto a él, el escenario mental repetido no le dejó un buen sabor de boca.
Por cruel e innecesario que fuera, Kanda se inclinó y sacudió ligeramente el hombro de Renelle, tratando de despertarla. Se agitó con un gemido, levantando la cabeza lentamente mientras la sacudía con el movimiento familiar de librarla del aturdimiento. Sus ojos rosa se encontraron con los de él, iluminándose después de unos segundos de evaluación.
-Estás despierto. -Dijo asombrada.
-Sí. Pero habla despacio, Alma sigue durmiendo. -Dijo- ¿Cuánto tiempo he estado fuera?
-Um... -Miró el reloj que marcaba incesantemente en la pared opuesta a ellos. Eran las seis cuarenta y tres de la mañana- Aproximadamente seis horas... no esperaba que te despertarás tan temprano; tu herida era horrible...
-Me curo rápidamente. -Le recordó.
-Si, claro como tu digas. -Le dijo con amargura.
-La puñalada fue limpia, lo juro, Ren. -Dijo, gimiendo mientras cambiaba su peso sobre la cama- La regeneración de órganos es un proceso completamente diferente. ¿Cómo regresé? Pensé que me había desmayado. Pero maté a la Noah.
-Aparentemente no. -Le dijo Alma, uniéndose a la conversación.
-¿Qué?
-Es más probable que la hirieran de muerte. -Explicó Renelle- Allen-chan y Lena dijeron que Road llegó segundos después y se retiró con Lulu Bell; aunque ella no estaba muerta. Tu equipo te trajo de regreso de inmediato para recibir tratamiento, ya que la puerta del Arca estaba relativamente cerca. La misión fue un éxito en sí misma: lograste recuperar no una sino dos Inocencia... quizás por eso tu misión era tan grande.
-¿En serio? -Dijo, suspirando mientras miraba al techo- Ni siquiera logré matarla... Maldita sea.
-Deberías alegrarte de haber salido con vida. -Dijo Renelle, pasándose una mano por el cabello mientras lo miraba aliviada- Acabar con un Noah no es nada fácil. Y lo sabes muy bien, Yu.
Kanda no respondió, concentrándose en una única y concentrada exhalación, calmándose. Ni Alma ni Renelle hablaron, dejándolo recuperar la concentración y los sentidos, y esperaron hasta que él abrió los ojos y los miró para continuar la conversación.
-Al-chan y Lenalee -Dijo Alma lentamente- dijeron algo bastante... extraño sobre tu pelea.
-...¿Qué?
-Dijeron... -Renelle hizo una pausa, vacilando.
-Escupanlo.
-Dijeron que Lulu Bell tomó... mi imagen para luchar contra ti... otra vez. -Selene se muestra más sombría, la idea de que tomará su imagen de nuevo le enfurece de sombría manera.
Los latidos del corazón de Kanda se aceleraron de nuevo involuntariamente, pero no apartó la mirada de la mirada fija de Renelle.
-No es la primera vez que nos engañan con una falsa Ren. -Admitió Alma.
-...¿Estás bien?
-¿Por qué no lo estaría? No fuiste tú.
Selene hizo una nueva pausa, sus ojos sondeando los de él en busca de otra explicación, una respuesta diferente.
-Estoy bien. -Dijo con indiferencia.
Su expresión definía claramente la incredulidad.
-Lo estás. -Repitió Kanda con impaciencia- Estás viva. Yo no te maté. Estoy bien.
-No lo hiciste, tarado. Así que deja de atormentarte con el pasado. -Le dijo cruelmente para que no reviviera esos malos recuerdos.
Ya que durante esas largas seis horas, había estado reviviendo el pasado, todas las escenas del oscuro comienzo de su vida, hasta el último momento en que finalmente pudo salir del sótano de una división, hacia el sol, bajo un cielo despejado.
-Os dejo. Es vuestro momento y si me quedo, vomitare lo poco que llevo en el estómago. -Se despidió Alma antes de dejarlos solos.
-Yo... estaba pensando... -Dijo suavemente- Si tú... um...
Su mano acarició un mechón de su cabello y se lo metió detrás de la oreja. Las palabras de Renelle fallaron y se reclinó en su asiento, sin saber cómo expresar su oración. Después de todos los obstáculos que tuvieron que pasar, parecía que Renelle no estaba segura de volver a mencionarlo por temor a molestarlo.
-Estoy bien. -Dijo con firmeza de advertencia.
Renelle lo captó y frunció los labios.
-Muy bien. -Dijo rígidamente, deslizándose hacia el borde de su asiento.
Kanda dejó escapar su enésimo suspiro y extendió la mano, tocando la parte superior de su cabeza mientras le revolvía el cabello suavemente.
-¿Preocupada? -Dijo a la ligera.
-No. -Dijo Renelle obstinadamente, tirándole la mano.
-Estoy bien.
-No pregunté. -Renelle desvía su mirada, abochornada, sabe que dice puras idioteces pero ni modo.
-Pero lo haces. -Kanda inclina levemente su rostro, rozando sus labios con la comisura de los labios de ella.
-Mira quién habla cuando se trata de mantener un perfil bajo. -Le dice burlona, posando sus manos sobre el torso de él, tocando ligeramente el área vendada para no lastimarlo- ¿Todavía te duele? -Ella preguntó.
-Un poco. -Dijo vagamente.
-Baka Yu... -Susurro provocativa sobre sus labios.
-No es... necesario cambiar... las vendas, está bien. -Dice con algo de dificultad debido a que ella comenzó a besarle los labios.
-No me importa... curarte... -Dice sobre sus labios, entrelazando sus brazos alrededor de sus hombros. Kanda tiró de ella con bastante fuerza por la cintura.
El dolor sordo aumentó abruptamente en su pecho, haciéndolo hacer una mueca de dolor y así rompiendo el beso.
-Lo siento. -Murmuró en un murmullo triste mientras ponía una de sus manos en su pecho e activa a Sairi para curarlo, pero se lo impide al sentir su mano sobre la suya.
-Está bien así. -Kanda volvió a unir sus labios con los de ella en un beso aun más apasionado, no podía evitar dejar de besarla y saborearla, la había extrañado, su cuerpo, su aroma y su sabor, desea tenerlo todo ahorita.
Kanda la tomo de la cintura, acercándola más a su cuerpo e sentándola sobre sus piernas mientras sus manos subían hasta su cabello. Sintió que se le aflojaba el lazo del cabello, el cabello se le cayo sobre los hombros, que ella agarraba los mechones con los dedos mientras pasaba sus manos por las hebras negras. Ella jadeó cuando él puso sus manos sobre sus glúteos y se las apretó, alzándola para levantarla e arrojarla sobre el colchón y trepó sobre ella, con las piernas presionadas a cada lado de sus caderas.
Renelle toma su rostro para estampar sus labios con los de él comenzando otro beso apasionado donde la lengua era partícipe y Kanda le corresponde con la misma pasión, mientras sus traviesas manos se meten en la camisa de Kanda que usa ella para dormir hasta llegar a sus senos desnudos, los cuales toma cada uno en sus manos notando como siempre éstos se amoldan perfectamente y comenzando a masajearlos haciéndola sacar un pequeño gemido, uno muy placentero para el japonés e acarició su cabello con algo de desesperación.
Kanda sonríe de forma torcida contra su piel para después comenzar a succionarle el cuello no importándole dejar marca haber si así los demás notan que sólo es suya. Besos que encaminaron desde la clavícula hasta su mandíbula. Renelle tiene ya la camisa desabrochada dejando ver sus senos expuestos al no llevar sostén y Yu tiene ambos senos de la chica en sus manos, con la mano derecha le masaje el seno derecho mientras que su boca le succionaba y le daba leves mordidas al seno izquierdo mientras le lame su pezón erecto. Pero lo que hizo que realmente sacar un fuerte gemido fue cuando el metió su otra mano en sus bragas, presionando su centro, jugueteando en esa zona.
No se percató de la cantidad de gemidos que ahora sacaba, ni cuando puso sus manos en los hombros de él, casi clavando las uñas en su piel. Los besos pasaron a pequeñas mordidas, mientras que la mano que antes jugueteaba en su pecho ahora retiraba la camisa que tenía.
Dejando su entrepierna así como su pecho, Kanda lleva una de sus manos a la nuca de ella para besarla de forma apasionada, aprovecho el japonés al alzarla para quitándole su ropa interior, ahora dejándola completamente desnuda a su merced, abriéndole las piernas, casi a un ángulo de noventa grados.
Ahora ella podía sentir perfectamente el bulto que estaba justo debajo de su centro, a pesar de que el aún seguía vestido. Sin dudarlo, con su mano derecha bajo y desabrocho lo suficiente, para lograr sacar el miembro erecto del japonés, presionándolo y moviendo su mano lentamente. El peliazul usando su mano libre la lleva a su pantalón para desabrochárselo e guió su erecto pene hacia la entrada de la chica, conteniéndose las ganas de gemir al sentir la calidez y la humedad con solo tocarle con la punta. Sin esperar más la penetro con brusquedad y profundidad como sabe que a ella le fascina, y a él le encanta.
Ante la penetración Renelle gimió con fuerza, pero el gemido quedo encerrado en el beso, que se profundizo más.
Se entregaron con embestidas duras, siendo penetrada cada vez más profundo, acelerando la velocidad de las estocadas y deliberados al coño fuertemente agarrado alrededor de su eje que pertenecía a la pequeña diosa debajo de él. La falta de aire hizo que ambos rompan el beso. Al separar un poco sus rostros ambos se quedaron viendo a los ojos del otro. Los dos respiran de forma agitada y sus mejillas están sonrojadas, aunque las de Renelle más intensamente.
Kanda la penetro con más rapidez, su pilar temblaba dentro de ella, golpeando sus entrañas con cada golpe fuerte y pesado de sus caderas. Renelle gritó hasta quedar ronca mientras él se lo daba violentamente, manteniendo sus feroces embestidas y haciendo que todo su cuerpo se sacudió debajo de él, mecido contra la cama por cada embestida rápida y furiosa.
Él sonrío mientras admiraba la forma en que sus suaves curvas se movían sin inhibiciones por ninguna ropa. Su trasero eran almohadillas pastosas de carne carnosa que golpeaban contra su pelvis con bofetadas carnosas que coincidían con sus fuertes embestidas en su coño. Después de cada pocos empujones, él disminuía un poco la velocidad para tomarse el tiempo de admirar la forma en que su suave coño acariciaba su eje mientras lo golpeaba vigorosamente, notando el creciente enrojecimiento de la parte interna de sus muslos por sus constantes golpes.
Hablando de Renelle, la pobre joven estaba arañando sus sábanas con los ojos en blanco detrás de la cabeza y la lengua fuera de la boca. Se estaba corriendo tan fuerte que era una locura mientras la cama crujía y gemía, temblando y deslizándose. Su follada salvaje antes rompería su cama que su propio cuerpo. Pero por supuesto no lo notaron, sus gemidos eclipsaron el crujido y sus embestidas superaron el temblor.
Inclinándose, Kanda capturó sus labios en otro beso, sofocando sus acalorados gemidos en un beso mientras disfrutaba la forma en que sus pechos y pezones duros presionaban contra su pecho al mismo tiempo. Renelle envolvió sus brazos alrededor de su cuello para mantenerlo cerca. Luchó todo el tiempo para seguir su ritmo implacable. La trabajó así durante casi una hora y media, follándola como una máquina bien engrasada. Cada orgasmo que Renelle hacía que su coño se apretara alrededor del pene de Kanda como un tornillo de banco y sus piernas se pusieran rígidas, moviéndose erráticamente en el aire mientras los dedos de sus pies se apretaban y aflojaban.
Finalmente, Kanda no pudo soportarlo más y se sentó, jalando a Renelle con él. Agarrando la cintura de Renelle, los empujes de Kanda aumentaron en velocidad y potencia hasta el punto en que la golpeaba como un martillo neumático, hasta que dejó escapar un gruñido profundo y se enterró profundamente en su coño. Sus uñas se clavaron en sus caderas y tiró de su cuerpo hacia él tan fuerte como pudo, su pene entero, casi vibrante, golpeando profundamente su coño hasta que la cabeza golpeó su útero por última vez. Renelle jadeó cuando sintió que el pene de Kanda se expandía antes de que su semen caliente explotara profundamente en su útero. Los ojos de Renelle se cerraron cuando sintió que esa avalancha de semillas llenaba su útero en cuestión de segundos y sintió que su estómago se hinchaba un poco por el volumen de líquido espeso dentro de ella.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente dejó de correrse y rápidamente se retiró, asegurándose de frotar las últimas gotas contra la parte interna de sus muslos.
Después de recuperarse, Kanda ahora se dejó caer, acostándose en la cama haciendo que la albina se gira y termina sentándose horcajadas en su cadera.
Ella se acercó sensual y peligrosamente a su rostro, amaba los momentos en que Kanda a veces se dejaba dominar por ella, tomando control. Lo beso con cariño, mientras ella gozaba de su momento, se encargó de la ropa del japonés teniendo especial cuidado con los vendajes de su pecho, con ello al mismo tiempo dándole caricias, disfrutando de esos músculos bien marcados. Cuando ya no había nada que estorbara ya, se acostó con cuidado en su pecho, continuando su batalla de quien ahora tomaría control de los besos que ahora se habían vuelto salvajes, sintió las manos ásperas del japonés que tomaron su cadera, obligándola a moverse más como el empezó a moler sus caderas en las de ella.
La fricción de la piel, más que nada como sentía en su vientre el miembro de él más duro, pidiendo claramente atención, más al escuchar como a él se le escapo un gemido ahogado. Ahora ella fue quien sonrío socarrona y pervertidamente, deshaciendo la batalla de besos. Juguetona, navego por todo su cuerpo, dando besos y otras pequeñas mordidas. Presionaba con sus pulgares cada lado de la cintura del japonés, podía escuchar perfectamente como la respiración del mayor cada vez se agitaba más, sonrío maliciosamente en su mente, era glorioso tenerlo dominado, a su merced, y sabía que esta vez ella lo haría seriamente enloquecer con lo que tenía planeado.
Se puso al nivel entre las piernas del japonés. Quedando de rodillas en el suelo. Lamio desde la base hasta la punta, lentamente, pudo escuchar perfectamente como Kanda empezó a gemir, lo vio rápidamente, queriendo encontrar el rostro de él, mientras ella seguía con su trabajo, solo noto como el hundía su cabeza en la cama, pero sí pudo presenciar cierto rubor en su rostro. Era perfecto, ella igual sentía su rostro jodidamente caliente, sabía que su clara piel sería más traicionera que la del japonés, pero estaba decidida que esta vez ella lo haría volver loco.
Y lo logro al introducirlo por completo en su boca, con su lengua complementando, chupando, dando placer a esa parte tan sensible. Sintió las manos del japonés ahora en su cabeza, tomándola del cabello jaloneándola, Kanda se había vuelto a sentar, y con eso escucho mejor como Kanda jadeaba, y lo fuerte que gemía. Juraría que si alguien en esos momentos pasaría por los pasillos, podrían escucharlo.
-Maldita seas... Nieves. -Escuchó entre jadeos. Él había recargado su cabeza en la de ella. Su caballo cubría el cuerpo de la albina donde se localizaba, ocultándola en su velo oscuro.
Ella sintió un poco de cosquillas como el liso cabello del japonés rozó un poco sus nalgas, pero no le prestó atención, ya que podía sentir la desesperación del japonés, al mover él sus caderas, exigiendo por más. Las palabras incoherentes no terminadas y los fuertes jadeos, fuertes jalones, rápidamente se separó un poco aun conservando el miembro de él en su boca, pudiendo evitar ahogarse con el líquido tibio que fue liberado, que no dudo en tragárselo.
Kanda abrió lentamente los ojos, llorosos, aun tratando de controlar su respiración, separo su cabeza de donde se estaba recargando, alzo la vista para encontrarse con una escena muy pervertida.
Ella ya lo había liberado, limpiándose con el pulgar un poco del líquido blanco que aún se encontraba en su boca, ella al sentirse observada lo vio, dándole una sonrisa completamente inocente, con sus mejillas rojas.
Ese rostro aparente inocente, como de una pequeña muñeca de porcelana, con las mejillas sonrojadas, el cabello de ella echo un desastre, sus labios rosas, suaves y con muestra de lo perversa que puede llegar ser. No sabía si antes era un pervertido, no, no lo era, fue esa, estúpida niña hipócrita quien lo convirtió en eso, pero no era algo que se arrepentía, para nada. Tan inocente y a la vez tan jodidamente perversa.
Y claro perdió todo estado mental lógico con eso, la tomo de la cadera cargándola, por el pequeño grito que ella soltó, tomándola de sorpresa, la acostó en la cama sin ningún cuidado. Aprisiono su cabeza con sus brazos, viéndola amenazadoramente, con una sonrisa de pico a pico.
Oh Renelle sabía bien que venía, y realmente lo necesitaba.
Después del duelo, el jugueteo en su cuerpo, y las mordidas en sus ahora muy sensibles pezones, zona que era la favorita de cierto oriental, la tomo inmediatamente, con embestidas duras, siendo penetrada cada vez más profundo.
No recordaba cuando habían hecho tanto ruido, pero al sentir la segunda liberación, ahora en su vientre bajo, rasgo la espalda del japonés tan fuerte y grito del placer, que pareció más un rugido y no solo ella si no el también.
Acostados uno alado del otro desnudos y despeinados están Renelle y Kanda respirando agitados, recuperándose del orgasmo recién obtenido.
-Eso fue... ¡Wow! Simplemente, ¡wow! -Exclama divertida. Kanda le besa el cuello, sonríe de forma torcida sobre la piel de este, para después gemir al sentir como él comienza a succionarle el cuello y con sus manos le empieza a acariciar la cintura.
-Yu no succiones tan fuerte, dejarás marca. -Dice con algo de dificultad debido al placer y contradiciendo sus palabras inclina más su cuello, dándole más acceso a él- Mmm... ¿Qué tú no te cansas de hacerlo? -Pregunta divertida.
-Sabes que no. -Dice sobre su cuello haciéndola estremecer al sentir la calidez de su aliento sobre la zona húmeda debido a la saliva de él- Tú tampoco te cansas, ¿o me equivoco?
-No, no te equivocas. -Renelle sonríe de forma socarrona y Kanda sonríe con mofa.
La peliblanca cierra los ojos disfrutando las caricias, pero los abre al sentir algo frío deslizar sobre su dedo anular, alza su mano colocándola frente a su rostro y ensancha los ojos al ver el precioso anillo de oro blanco teniendo alrededor incrustaciones de diamantes.
-Yu... Esto es un regalo de navidad, ¿verdad? -Pregunta ansiosa y Kanda que sigue besándole el cuello, frunce el ceño al oírle ese tono de voz.
-Puedes tomarlo si así quieres, pero no es solo un regalo. -Dice indiferente.
Renelle simplemente continuó mirándolo, entumecida, con la mente en blanco salvo las palabras que él decía mientras se formaban en la pizarra que veía en su mente. Al menos... comenzaron a formarse... luego su shock llegó a sus pensamientos y simplemente se evaporaron unos segundos después.
-Si estas pensando que es un anillo de compromiso, porque pretendo pedirte matrimonio entonces sí, si es lo que piensas.
Renelle se sienta de golpe en la cama, dejando ver su desnudes sin vergüenza alguna en ese momento haciendo que él sea obligado a dejar de acariciarla y besarla, por lo que también se sienta mirándola serio.
-¿Estás seguro el querer casarnos? -Le pregunto insegura de su decisión.
-Sí. Porque quiero que tengas mi apellido, porque quiero que seas mi mujer en todo el sentido de la palabra, porque quiero darte estabilidad, tal vez no a los estándares de tu clase social, pero si a los estándares que puedo ofrecerte, porque quiero pasar mi vida contigo, porque quiero tener una familia contigo... ¿Quieres que te diga más? -Kanda besa su frente ante la mirada sorprendida de ella- Yo no soy un mocoso, se lo que quiero y voy por ello sin rodeos. Se que es demasiado precipitado, pero estoy...
Renelle se inclino hacia adelante y presionó su boca contra la de él con brusquedad, su lengua se enredó con la de él cuando él le devolvió el beso medio segundo después, sorprendido.
-¿Y-Y eso qué fue? -Kanda tartamudeó ligeramente cuando rompió el beso, dejando sus labios rosando los de ella.
-Mi respuesta. Si quiero casarme contigo, Yu. -Dijo al volver unir sus labios con los de él, haciendo apasionado el beso y él respondió gustoso- Pero primero quiero hacerlo ante la ley para evitar futuras peleas con Central. -Dijo después de romper el beso.
-Siempre planeas todo con antelación, ¿eh? -Le pregunto Kanda al ver esa sonrisa astuta suya.
-No. Lo acabo de recordar, por mi estatus de princesa y al casarte conmigo te volverás alguien de la corte nobleza además del rey de Francia. -Le explicó todo lo que conlleva al querer casarse con ella- Por eso la pregunta... ¿Aun así estas dispuesto a casarte conmigo? -Le dice toda sonrojada y con su corazón palpitando al sentirse ansiosa por su respuesta, que incluso tomó un mechón de su cabello e empezo a jugar con él por los nervios que tenía en ese momento.
-No me importa todos esos ridículos títulos, sino la dueña de esos tontos títulos. -Dice indiferente, posando su mano por su mejilla haciendo que Renelle suelte su mechón de pelo y le vea conmovida por lo que él dijo.
-Yu... -Le llama con la mirada cristalina por las lágrimas que retenía en sus cuencas, tomando su mano.
Yu inclina levemente su rostro, rosando sus labios con la comisura de los labios de ella -Ya que me enamorare de la Exorcista Ren Serine, no de la princesa Renelle Lemercier. -Y así acortó la distancia entre ellos dos y unió sus labios con los de ella, en un beso suave pero apasionado, donde ambos cerraron los ojos disfrutándolo. Kanda la fue acostando colocándose encima sin llegar a aplastarla.
~
Ya había pasado una semana desde que Kanda regreso de Estambul y de que le había colocado el anillo de compromiso en el anular de Selene. Entraron a un registro civil de Italia -por petición de la novia- para poder casarse para que nadie los separe en el futuro.
-¿Estas lista, Nieves? -Pregunto Kanda, vistiendo un traje elegante negro, su cabello azul recogido en una coleta baja, usando una coleta negra. Renelle se sonrojó al notar lo apuesto que se veía él con su traje de boda.
-Hoy y siempre lista... Yu. -Dijo decidida Renelle, vistiendo un vestido en tubo en un provocativo escote alzando sus pechos haciéndolos ver más grandes lo que le dieron ganas de gruñir de excitación al verla tan hermosa solo para él, cayendo coqueto sobre los hombros, unos tacones color blanco. De maquillaje solo lleva un carmín rojo en sus labios, símbolo de la pasión y un rubor bebé suave en los pómulos, y el cabello lo lleva algo despeinado suelto dejando un mechón en uno de sus hombros desnudos. Solo lleva un adorno floral blanco que se veía detrás de su oreja izquierda. Ella era deslumbrante, y más al natural.
Nea, quien los estaba esperando para abrirles una Puerta para llevarlos a Italia, se quedo maravillado al ver tal belleza de la novia y orgullo por el novio.
-Ellie, te ves hermosa y más porque te vas a casar finalmente con el hombre que amas y eligió tu corazón. Dale todo el amor y el cariño que solo tú sabes darle, pero sobretodo cuida de él, ambos, uno al otro. Y tú, Yu-kun, haz feliz a Elle y cuida siempre de ella. Y sin más, bienvenido a la familia. -Dijo al verlos radiando de felicidad por este día.
-¿Mamá, Sami, nii-chan y ani-ue vendrán o solo será nosotros tres? -Preguntó desconcertado un poco a Kanda por su pregunta.
-El novio pidió algo intimido, pero seria bueno que conociera a Luka-kun finalmente. -Dijo viendo a Yu- Y si te lo preguntas, es tu hermano gemelo menor en esta vida presente.
-Ahora entiendo ese vacío que sentía al ver la sobreprotección de Alma en Nieves. -Yu lleva una mano a su pecho, encerrando en un puño su ropa, justo donde tiene el corazón, entendiendo finalmente ese vacío de su pecho- Pero aun tengo varias preguntas como por qué somos hermanos si nacimos de forma diferente.
-¿Chan Edgar te explicó cómo vienen los hijos? -Kanda asciende a su pregunta- Bueno, no sé cómo funciona en vuestro caso, pero parece que eso fue obra de Dios, ya que ustedes, en su vida pasada eran hermanos gemelos, igual que en esta Era. -Explico Nea más o menos su teoría.
-Creo que tiene sentido. -Dijo medio aceptando esa teoría por ahora- Por ahora solo quiero casarme con la Nieves de hija que tienes Shinigami. -Dijo entrelazado sus dedos con los de Ren.
-Creo que ya me estoy arrepiento de esta boda, BaKanda. Pero no tenemos tiempo para discutir una absurda pelea de niños. -Le dijo antes de irse y pasar la Puerta.
-Te juro que si no fuera nada tuyo, ya lo habría matado. -Le dijo serio. Renelle río levemente por su rabieta antes besar su mejilla y tirar su mano para pasar juntos la Puerta e ir a Italia, donde ya los estaban esperando la familia de la albina y Luka, quien conoció finalmente.
Los dos se miraron antes de entrar al registro civil, cuando llegaron a la recepción estaba una señora de mediana edad sentada mirando una revista.
-¿Habla inglés? -Kanda le dijo a la recepcionista en inglés- ¿O debo dejarlo todo en manos de ella? -Señaló a su prometida.
La señora levanto la mirada de su revista -¿Mi scusi? -Dijo en italiano- L'ho sentito, non parlo inglese...
Kanda se volvió hacia Renelle, su expresión mucho más que molesta.
-A veces odio complacerte en tus locos planes de boda. -Le dijo.
-Lo sé. Y por eso amo ser tu prometida. -Dijo melosa, abrazando su brazo para fastidiarlo, pero solo logra despeinar un poco su pelo.
-¿En verdad son así? -Samantha los ve con una gota de sudor bajar por su cien.
-Sí, pronto te acostumbraras. -Dijo sin interés Nea.
Renelle volvió su atención a la confundida recepcionista -Ciao, veniamo dall'Inghilterra. Abbiamo una prenotazione. (Hola, somos de Inglaterra. Tenemos una reserva).
-Oh sì, come si chiamano? (Oh, sí, ¿cómo te llamas?)
Renelle y Kanda se miraron con un poco de duda ya que ambos no tenían la menor idea de esto, ya que Kanda quiso casarse con ella, pero no dijo cuándo quería hacerlo y ahí es donde entra Nea diciendo que fueran a Italia y que no se preocuparán por nada y que él se encargaría de todo.
-Sì, signora, ho richiesto l'ora a nome del signor "Yu Kanda" e della futura "Renelle Kanda". (Si, señora, la reserva la pedí a nombre del señor 'Yu Kanda' y la futura 'Renelle Kanda') -Respondió Nea por Renelle.
Ambos se quedaron asombrados, ya que Nea como siempre tenía todo planeado con anticipación.
-Fammi controllare, signore... (Déjeme revisar, señor...)
La señora se puso a buscar en su libro que tenía el nombre de la reservación de la hora, Renelle miro asombrada como Nea sonreía con su sonrisa arrogante ya que lo que él había planeado estaba hiendo a la perfección.
-Ecco signore, più avanti nella stanza numero 5 la stanno aspettando... (Aquí esta señor, adelante. En la sala número 5 lo están esperando...)
Sin más ni dar las gracias Nea los llevo a la respectiva sala, Renelle pudo ver el deseo de terminar toda esta odisea lo más rápido posible, se veía ansiosa.
-Como os dije: no os preocupéis por nada y solo disfrutad del día de vuestra boda civil. Porque me debéis la religiosa cuando todo esto acabé. -Dijo con un mohin, como un niño pequeño.
Kanda resopló ante su actitud infantil -Ya qué. Pero no esperes algo occidental, baka Shinigami.
Nea posa su mano sobre su cabeza y le revuelve un poco el cabello -Me da igual si es tradicionalista o normal, el punto es hacerlo con las personas que quieres, baka Yu. -Dijo divertido.
-Ya es hora. -Les recordó Yona, vistiendo un vestido simple, pero elegante, al igual que sus otros dos hijos.
Entraron a la sala y hay los esperaba el cura que los casaría y los uniría para siempre como una pareja.
-Buenas tardes jóvenes, ¿son el señor Yu Kanda y la señora Renelle Lemercier? -Les hablo en inglés pero se podía oír su acento italiano.
-Así es, somos nosotros...
-Bueno, empecemos entonces...
Después de unos 30 minutos de toda la ceremonia formal, llego el momento del sí y de firmar el papel legal que no los separaría jamás y nadie podía oponerse.
-Señor Kanda Yu, ¿acepta usted a la princesa Renelle Lemercier Serine como su esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?
-Acepto.
-Princesa Renelle Lemercier Serine, ¿acepta usted al joven Kanda Yu como su esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? -Les pregunto a cada uno el cura en inglés pero con su acento de por medio.
-Sí, acepto.
-Bueno solo deben firmar aquí y aquí, y estarán oficialmente casados en la sociedad. Muchas felicitaciones, jóvenes. -Los felicito el cura.
Kanda pone una mano en la nuca de ella y la acerca a él, besándola. Renelle gustosa respondió el beso, pero cuando ella subió la intensidad del beso, Kanda llevó sus manos a la cintura de ella, atrayéndola más a su cuerpo de ser posible. En el dedo anular de ambos está el anillo de bodas.
El beso se rompe por falta de aire, haciéndolos separar un poco sus rostros, respiran agitados y su mirada esta nublada, en eso se escucha estática saliendo de Sodom y se escucha el mensaje de la Orden.
-[¡Todos los Exorcistas, preséntense inmediatamente en la oficina del supervisor Komui Lee para realizar asignaciones de misiones de emergencia! ¡Han llegado informes de todo el mundo, desde Jordania, China, Rusia y Grecia, sobre hostilidades extremas de los Akumas! ¡Esto no es un simulacro! ¡Todos los Exorcistas y todos los Generales Exorcistas presentarse en la oficina del supervisor Lee! Repito, ¡¡esto no es un simulacro!!]
-Linda manera de romper vuestra fiesta. -Dijo Nea sarcástico al momento de que Sodom se apago y revoloteó al hombro de Kanda.
-Bueno, nos fugamos sin decir nada. Es natural que mande el mensaje sin saber nada de nada de esta boda improvisada. -Justifico Renelle.
-El deber es el deber. -Dijo con dolor Yoona. Luego llevo una mano a la mejilla de Renelle y la otra a la mejilla de Kanda- Cuidaos, ¿sí? -Le dijo preocupada por ellos tres.
-Lo tendremos. Siempre la tenemos. Por algo somos Exorcistas Segundos, mamá. -Dijo socorrona, en un intento de no preocuparla tanto.
-No se preocupe, ka-san, prometo proteger a Ren con mi vida. -Le dijo serio, sorprendiendo a los demás por el termino que se refirió Kanda a Yona. El peliazul está por hacer una leve inclinación en forma de saludo, pero la mujer lo abraza a él y a su "hija".
-Gracias por amar tanto a mi hija, y aunque no lo fuera, la amo como si la hubiera engendrado yo. -Exclama feliz con lágrimas en sus mejillas, haciéndolos sonrojar a ambos por sus palabras maternales.
-Kaachan, ya debemos irnos. Se nos hace tarde. -Le recordó Renelle en medio del abrazo que había aceptado de Yoona, al igual que Yu, quien le permitió abrazarle por consideración de su ahora esposa.
-Oh, es cierto. -Exclama la mujer al separarse de ellos dos- Solo tengo una última petición: escribirnos o llamarnos para ver los preparativos de la boda religiosa.
-Lo intentaremos. -Dijo Renelle algo difícil de hacerlo, pero trataría de ponerse más en contacto con ellos. Y antes de irse, el fotógrafo les tomó una foto para el recuerdo y se fueron.
~
Renelle y Kanda irrumpieron en la oficina de Komui, ambos jadeando y sudando mientras Nea entraba a paso lento ya con su traje de Noah, ya que con las prisas ellos dos olvidaron cambiarse de ropa y eso le divertía más a Nea, los demás los ven raros por la ropa que llevan puesto mientras que ellos ven que la nueva unidad Tiedoll (compuesta por Tiedoll, Daiysa, Lavi, Bookman, Chaoji y Marie) ya había llegado, al igual que la unidad Nine (Klaud, Lenalee y Timothy), y que los tres presentes de la unidad Sokaro eran Saori, Miranda y Krory. Todos los Terceros Exorcistas de todas las unidades estuvieron presentes.
Los únicos que faltaban de su propia unidad eran ella, Nea y Kanda; Allen y Link ya habían llegado.
Cansada y un poco agotada por las prisas (más como si hubiera sido arrastrada por Kanda) después de haber corrido con tacones, milagro que no se cayera o se tropezara en medio de la carrera, Renelle se quedó a un lado con Kanda en silencio mientras Madarao, Tewaku y Tokusa se separaban de sus compañeros Terceros para pararse con su unidad asignada.
Goushi y Kiredori siguieron su ejemplo, Goushi se paró con Klaud y Kiredori tomó un lugar junto a Miranda en silencio.
-¿Quién se casa? -Dijo divertido Lavi al ser el primero en verlos vestir así.
-El maldito Shinigami nos robo nuestros trajes y la Nieves tuvo que improvisar con lo primero que encontró. -Explicó Kanda ocultando el verdadero motivo de por qué iban vestidos así mientras se quita el saco y se la puso a Renelle para tapar sus hombros desnudos de la mirada burlona de Lavi o de cualquier que la viera con otros ojos indiscretos.
-Archiduque Nea... -Komui le reprocho.
-¿Qué puedo decir? Me gusta jugar con ellos dos. -Dijo con una sonrisa mofa- Pero como sé qué no hay tiempo, dinos los detalles de la misión para que se puedan cambiar rápido.
-Bien. -Komui solto un suspiro.
Rápidamente volvió su atención a su escritorio, revolviendo algunos papeles con manos temblorosas e volvió a mirarlos fijamente.
...A ella no le gustó la expresión de su rostro.
Parecía aterrorizado.
No es que el mensaje que ella y Kanda habían recibido a través del golem de Renelle no hubiera sido lo suficientemente indicativo, pero... la situación debía haber sido mala.
Realmente, muy mal.
Komui no se dio cuenta de que todos los Exorcistas se habían reunido hasta que Brigitte se acercó a Komui y deliberadamente sostuvo un portapapeles frente a él, pero él reaccionó suavemente, aunque frenéticamente, lo suficiente y lo tomó, comenzando a hablar.
-Hace 72 horas, comenzamos a recibir informes de sucursales de Asia y Medio Oriente, junto con algunos de varios de nuestros propios Buscadores en Grecia y Rusia, de actividad sospechosa de Akumas. Hace cinco horas, perdimos contacto con todos los que fueron a investigue, aunque por lo que hemos logrado recopilar, se han comenzado a acumular Akumas de Niveles no menos de 2, posiblemente 3. Todos los Exorcistas y Terceros están siendo desplegados; la unidad Tiedoll partirá inmediatamente hacia China. Dentro de dos horas, la unidad Sokaro partirá hacia Rusia, la unidad Nine hacia Grecia en tres horas y, dentro de cinco horas, la unidad Serine se dirigirá a la Rama de Medio Oriente con una gran fuerza de Buscadores y, desde allí, se dirigirá a Wadi Rum en Jordania.
Komui hizo una pausa y Renelle frunció el ceño preocupada cuando una mirada de dolor cruzó por su rostro mientras continuaba.
-Desde... lo que pasó en la antigua sucursal europea... hemos estado esperando con gran expectación a que Noah hiciera su movimiento... -Komui se enderezó, mirando al grupo con seriedad- No hemos visto Akumas en números como estos desde Edo. No tomen esta situación a la ligera; asuma lo peor y haga lo mejor que pueda. Quiero que todos ustedes regresen a casa sanos y salvos.
-Muy bien, mocosos. -Gruñó Sokaro, volviéndose hacia Miranda, Saori, Krory y Kiredori- Ya escucharon al hombre. Tienen dos horas para preparar sus cosas y concentrarse en el juego, luego nos vamos. ¡Vayamos a él!
Krory, Saori y Miranda chillaron, saltaron levemente y saludaron, luego se volvieron hacia sus compañeros y comenzaron a despedirse, mientras Kiredori permanecía en silencio.
-¡Oye, Yu-kun! ¡Ren!
Renelle parpadeó y miró a Lavi que trotaba hacia ellos con una sonrisa, Tiedoll no muy lejos mientras Bookman y Marie se desviaban hacia la puerta, Chaoji miraba entre las dos mitades de su unidad con una expresión insegura.
Kanda estaba a punto de gruñir y morderle a Lavi cuando Tiedoll abrazó a su hijo mientras Lavi se detenía frente a Renelle asintiendo.
-Cuidaos haya afuera, ¿ne? Felicidades por vuestras nupcias. Invitarme a la otra boda, ¿ne? -Lavi le susurro en el oído antes de abrazar a Renelle, dejándola sonrojada antes de volverse hacia Kanda con una sonrisa casi lasciva mientras Tiedoll lo soltaba, Lavi avanzando poco a poco hacia Kanda con las manos a tientas.
Mientras Kanda se retorcía y comenzaba a alejarse lentamente de Lavi, Tiedoll se giró hacia Renelle y la abrazó con fuerza.
-Mantente a salvo, querida.
-Usted también, Tiedoll-san. -Renelle murmuró formal, devolviéndole el abrazo- No me tendrás a mí ni a Yu-san cerca para cuidarlo, así que no se distraigas con una flor o cualquier cosa que 'deba' ser dibujada, ¿de acuerdo?
Cuando Kanda resopló, su puño enterrado en el estómago de Lavi en ese momento, y Marie sonrío y sacudió la cabeza, escuchándolos, Tiedoll y Daisya se rieron entre dientes y el mayor asintió antes de alejarse.
Renelle retrocedió con su grupo, observando cómo la unidad Tiedoll salía de la habitación, el resto de la unidad Sokaro no muy lejos con Miranda, Saori y Krory saludando nerviosamente a Allen, Lavi y Lenalee y Kiredori asintiendo en dirección a Madarao.
Después de eso, el resto de los Exorcistas comenzaron a salir de la habitación.
~
Renelle y Kanda estaban en la habitación de Kanda, cambiándose e vistiéndose con sus trajes. Renelle está abrochando su camisa por él, ya se había puesto el pantalón el cual esta desabrochado dejando ver el bóxer.
-No tienes que ser formal desde ahora ni preocuparte por estas cosas. -Kanda le dijo después de discutir con ella por el tema absurdo de vestir a quien primero.
-No me molesta hacerlo. Soy tu esposa ahora, ¿no? -Renelle alza la mirada dejando la tarea de abotonarle la camisa, solo le había abrochado la mitad para abajo.
-Y eso me preocupa más. -Dijo al momento de tomar su cintura para abrazarla y posar su cara a la altura de sus pechos donde tiene la cara escondida.
-¿Por qué lo dices? -Le pregunto preocupada mientras acariciaba su cabello.
-No irás. -Le ordena mirando a Renelle serio.
-¿Ah? ¿Quién te crees que eres? Si quiero ir, iré. -Dice con firmeza y frunciendo el entrecejo, realmente estaba confundida con su cambio de actitud, se estaba portado más sobreprotector con ella desde que volvieron de Italia.
-Tu esposo.
-Aun así, eso no te da derecho a decirme qué hacer o qué no hacer. Te informo que antes de casarnos siempre he sido un alma libre.
-¡¿POR QUÉ?! -Gritó, su repentino aumento de volumen hizo que Renelle se estremeciera- Estoy... estoy tratando de mantenerte SEGURA, Renelle, ¡¿por qué te sumerges en todo esto cuando tienes una razón para salir de él?!
-¡Porque no quiero! -Ella gritó, empujándolo lejos y haciendo que él soltará sus ahora doloridos hombros- ¡Llámame idiota, pegajosa, pero no puedes ESPERAR que cambie quién soy de la noche a la mañana!
-No es eso lo que estoy tratando de decir...
-Entonces, ¿sólo porque soy mujer debo quedarme a esperarte con la comida lista y con la preocupación de que algún día no vuelva a verte? ¡No me jodas, BaKanda! ¡No soy una puta damisela en apuros, sino una Exorcista, una Apóstol, tal y como dijiste aquel día! -Le grito con la voz quebrada.
El puño de Kanda pasó volando por su mejilla con tanta rapidez y destreza que apenas registró lo que había sucedido hasta que conectó con la pared detrás de ella. Sintió que la pared se agrietaba.
Los ojos color obsidiana de Kanda la observaron atentamente mientras ninguno de los dos decía nada. Los latidos del corazón de Renelle eran mucho más rápidos de lo que ella quería; su furia se reflejaba en igual medida en el rostro de Kanda, ya que ambos parecían incapaces de expresar sus puntos.
-No utilices mis palabras en mi contra. -Dijo en un tono mortal.
Él retiró la mano y dio un paso atrás, sin mirarla a los ojos. Renelle se enderezó, furiosa, lo que había sucedido hacía menos de una hora en Italia, sus votos intercambiados, parecían extrañas, parecían tan oníricas que ni siquiera estaba segura de que hubieran sucedido en absoluto. Lo único que existía entre Kanda y ella en este momento era frustración, una incapacidad para traspasar los límites de tratar de mantener al otro a salvo. El enojo que era evidente entre los dos pareció nublar sus intenciones.
Permanecieron en un silencio sepulcral, Renelle sumida en sus pensamientos. El ambiente en la habitación era oscuro y pesado, intocable para cualquiera que no fuera parte de él.
-Así no esperaba que iniciará nuestra vida de casados. -Dijo con amargura, mirando decididamente a un rincón de la habitación.
Kanda dejó escapar una risa sorprendentemente sin humor, una que era más de malicia que de diversión.
-Ni yo. Nieves, ¡¿por qué no lo entiendes?! -Gritó, finalmente dándose la vuelta- Todo lo que importa ahora, Nieves, es que te mantengas a salvo...
-¡¿Y qué hay de ti?! Marchándote hacia el medio del campo de batalla, ¡¿no lo entiendes, Yu?! -Renelle inclinó y tomó de las solapas a Kanda, y lo acerca a su rostro preocupante- Perdón... Pero es que no quiero perderte de nuevo. -Inclina levemente su rostro, rosando sus labios con la comisura de los labios de él.
-Y no lo harás. -Kanda la toma de la barbilla, acercando su rostro al de ella- No te veo como a mi hermana menor que debo proteger, sino como a mi mujer.
Renelle se sorprende, no esperaba esa respuesta que ciertamente le hizo recuperar algo de seguridad y sentir muchas cosas cursis en todo el cuerpo, pero esas cosas cursis le gustan porque se trata de él.
Kanda une sus labios con los de ella, haciéndola cerrar los ojos y entregarse al beso; el beso se volvió más contundente y apasionado cuando Kanda perdió toda razón y descubrió cuánto lo disfrutaba, sus dulces labios, su piel aterciopelada. Libre para él, abierto, perteneciente a él.
Sintió a Renelle rodearle el cuello con sus brazos, profundizando el beso. El peliazul la apoya en la pared siendo acorralada por Kanda que la besa en la boca de forma apasionada, usando la lengua que juguetea con la de ella, le ha alzado la pierna derecha a la altura de su cadera para así él tener libre acceso al sexo de ella, con el que hace chocar su entrepierna. Y Renelle se cerró alrededor de su cuello con más fuerza, sus delgados dedos recorrieron su cabello.
-¿Te quitarás el vestido? -Pregunta agitado, amenazante y ronco cuando rompió el beso, bajando sus labios a la barbilla.
-¿No era que me la quitabas tú? -Le dice juguetona, inclinando su cabeza hacia atrás, dándole más acceso a que le bese el cuello, sintiendo como succiona con la intensión de dejarle chupetones a la vez que con su mano derecha le masaje el seno derecho.
Kanda le alza el vestido para dejar al descubierto sus bragas y sosten de encaje de color negro. Kanda se inclina estampando sus labios con los de ella, llevando sus manos a los pechos, tomándolos entre ellas, sintiendo como caben perfectamente.
-Debes darte prisa, si no quieres hacer esperar a los otros. -Comenta con mofa cuando el beso se rompió.
El peliazul pone sus manos sobre los glúteos de ella y se los aprieta, alzándola para cargarla haciendo que el saco que llevaba se le caiga al suelo. Yu camino con ella hacia la cama, donde se sentó con ella colocándola a horcadas sobre sus piernas. Renelle alzo sus manos para que le saque el vestido y Kanda así lo hizo.
-¿Y de quién es la culpa de no dejarme ir? -Pregunta ronco, excitado sin dejar de restregar su dura entrepierna con el mojado sexo de ella, sentir lo húmeda que esta lo está prendiendo mucho.
-Mía. -Responde orgullosa, sonriéndole, dándole una perfecta vista de su cuerpo vistiendo esa lencería que lo vuelve loco, cuya lencería que lleva le resalta más su piel y cuerpo.
-Cínica y descarada. -Le dice antes de unir sus labios con los de ella mientras le quitaba el sostén, dejando al descubierto sus pechos. El beso es muy intenso y los gemidos de Renelle se mueren en ese beso, la forma en que le masajea los pechos y le pellizca los pezones, restriega su entrepierna dura con su sexo y la besa, la está mojando mucho.
Renelle no resistió más, cambiaron de posición y lo empujo a la cama, quedando él debajo de ella, se quita sus bragas y sin darle de responder, le baja el pantalón y bóxer, liberando su erección. Renelle agarró su grueso eje y lo colocó contra su coño.
-¡Puta madre! -Exclama rompiendo el beso al sentirla hundirse en su eje, su eje primero presionó contra los labios de su coño antes de abrirlos lentamente y hacer que ambos jadearan ante el contacto. Y entro completamente en ella- Ten cuidado, aún no te acostumbras a tener el control.
-Lo sé. Pero si me dejarás practicar, sería más fácil. -Le reprocho haciendo que Kanda le sonría ladina.
Renelle lo cabalgo. El peliazul la toma de las caderas ayudándola con el ritmo de las cabalgadas, luchando para no cerrar los ojos ante el placer, y es que verla montándolo es una vista que no le gusta perderse, cada mueca, cada movimiento que ella hace ante el placer que está sintiendo, en especial ver como sus pechos rebotan ante cada salto es una vista única.
Al ver los senos de Renelle rebotar en su rostro, Kanda tomó uno de sus pezones en su boca y comenzó a chupar su pezón rosado. Los ojos de Renelle se pusieron en blanco mientras chupaba y ocasionalmente mordisqueaba su sensible pezón; eso, combinado con el enorme pene que devastaba su coño, la empujó al límite mientras explotaba en un orgasmo, sus jugos chorrearon alrededor del grueso eje para cubrir el regazo de Kanda. Cuando ella se apretó a su alrededor, Kanda gruñó mientras se esforzaba aún más cuando ella rebotaba en su regazo, sintiendo que se acercaba a su clímax.
La siente que está por llegar y él también, movió su cadera, empujando todo lo que puede cuando ella arqueo su espalda teniendo ese deseado orgasmo, gimiendo y apretando sus paredes vaginales, apretando más su verga y Kanda empujo de nuevo su cadera hacia adelante derramándose, llenándola con su semen.
Renelle se dejó caer encima de él cansada, agitada y satisfecha, aun teniéndolo dentro de ella. Kanda llevo una de sus manos a la espalda de ella y comenzó a rosarle el arco de la espalda con los dedos, relajándola mientras él se recupera como ella del orgasmo que acaban de tener.
-Ya es la hora, ¿cierto? -Le pregunto triste, dándole cariñosos besos en el torso, sabe que eso le gusta porque lo relaja.
-Sí... -Kanda se separa de ella, sacando su miembro con cuidado y Renelle gimió al sentirlo salir e fue a buscar su ropa en el suelo. Kanda ya se había puesto el bóxer y ahora se está subiendo el pantalón cuando vio un borrón pasar a su lado y se dio cuenta de inmediato que era Renelle que había pasado de lado de él- Mierda. ¡Ren! -Corrió tras ella preocupado de por qué salió disparada así.
Lo primero que hizo Renelle fue hincarse frente al retrete del baño con la cara casi metida en el escusado. La chica trae puesta la camisa de Kanda, la cual trae desabrochada, es que las náuseas no le dieron tiempo de pensar y solo se puso lo primero que encontró para cubrir su desnudes y corrió hacia el baño.
-¿Cuánto llevas sintiéndote mal?
Renelle mira por sobre su hombro cuando el ataque de nauseas paso, viendo a Kanda hinchado a su lado sosteniendo su cabello para que no le estorbara a la hora de la arcadea, ya vistiendo su traje.
-No lo sé. -Sus ojos son llorosos y mejillas sonrojadas por el esfuerzo, a Kanda le entraron unas ganas de violarla, pero se controló- Al principio solo eran desmayos que los confundí con la falta de sueño y agotamiento, pero luego vinieron los vomitos después de comer lo poco que pasaba por mi garganta y la medicina que me dio Kureha-sensei.
-¿Ahora ves por qué no quiero que vayas conmigo y los otros? -Dijo al momento pasarle enjuague bocal para que se lave y esta lo toma sin decir nada- Con el Shinigami lo entiendo, pero ahora somos familia. Ahora es mi turno de cuidar de ti. -Al alzarla, se sorprende de lo ligera y delgada que esta, ya que antes no lo había notado hasta ahora y eso lo molesto más por no haber hecho caso a los comentarios de Alma diciéndole que Renelle estaba mal de salud.
Sin decir nada, Kanda la lleva devuelta a la habitación y la recosto en la cama para luego arroparla con las sabanas.
-Dame tu placa de General para dirigir la misión y volver vivos aunque sea un poco. -Le dijo en voz baja.
-La chaqueta es de mi padre antes de fugarse de la Orden. Solo le cambie el color del uniforme. Así no tendrás problemas a la hora de ponértela. -Le contó la modificación del color del traje, pero seguía siendo la ropa de su padre.
-Entiendo. -Se quita su chaqueta, la dobla, la deja en su buro, toma la blanca de Renelle, se la pone y se la abrocha, y se sorprende de lo que dijo era cierto. No había cambiado casi nada con la talla, salvo que quedaba algo grande en las mangas, por eso Renelle siempre llevaba escondida las manos como si la chaqueta fuera un haori.
-Te lo dije. -Dijo al ver su expresión- Lo único que modifique fue el color.
-¿Sabes cocer? -Le pregunto al no saber eso de ella.
-Sí, una mujer era buena con nosotros. Fue ella quien nos vestía y peinaba sin cobrarnos nada a cambio de aprender a cocer y bordar. -Sus ojos se volvieron cristianos y finas lágrimas bajaron por sus mejillas- Ella fue como una salvavidas para a mí como lo fue Edgar con nosotros tres.
-Ese viejo nos veía como si fueramos humanos. Con él es el único que lo he respectado y lo seguiré haciendo hasta que muera.
-¿Por qué a las personas buenas tienen que sufrir tanto en este mundo? -Interrogo hipando por el llanto.
-No lo sé, copo de Nieves. -Kanda le tomo el rostro y le limpio las lágrimas con los pulgares. Renelle se odia por llorar, pero es que con él se siente segura como para mostrar la debilidad que ahora siente.
-¿Tú también me dejarás sola? -Pregunta poniéndole esa mirada de súplica, ella en verdad duda de lo que siente, en verdad necesita oírlo.
-No. -Le dijo sincero- Así que deja de llorar, Renelle Kanda Serine. Y sé que tú tampoco me dejarás, te conozco lo suficiente como para saber cómo eres. Llorona, valiente, amorosa, siempre ayudando a todos con ese instinto maternal que te cargas, el cual deseo ver cuando tengamos nuestros propios hijos... -Dijo uniendo sus labios con los de ella, sintiendo el sabor salado de las lágrimas en ese beso.
A Kanda se le estrujo más el corazón al sentir como ella lo besa con tanta entrega, miedo y desesperación. Su Renelle juguetona, loca, alegre y sarcástica esta lastimada y temerosa, no le gusta verla así.
-Eres mi mujer, y siempre te protegeré hasta el último aliento de mi vida. -Le dice al romper el beso dejando sus labios rosando los de ella.
-¿Harías eso por mí? -Pregunta viéndole emocionada.
-«No sabes que tanto haría yo por ti... Que incluso me fugaria contigo, solo para sacarte de este lugar.» -Kanda suspira con pesadez.
Así que no contestándole vuelve a unir sus labios con los de ella, haciendo apasionado el beso y ella respondió gustosa.
~
Para cuando Kanda llegó a la Puerta del Arca que la llevaría a Renelle, a él y a su grupo a la Rama de Medio Oriente, el último de los Buscadores acababa de terminar, con Nea, Allen, Link y los Terceros Exorcistas siendo los siguientes en la fila.
Nea y Allen (y Link, por extensión) se detuvieron cuando la vieron a Kanda portar la chaqueta General de Renelle en lugar de ella o verla en el lugar, a Madarao, Tewaku y Tokusa mirándolos antes de cruzar la Puerta.
-¿No es mucho privilegio en menos de 24 hrs? -Preguntó burlón su ahora suegro.
Kanda sin decir nada, se dirige hacia él para darle un derechazo que el Noah detuvo a tiempo mientras que los otros presentes miraban horrorizados la escena.
-Así que ya lo viste, ¿eh? -Dijo divertido, pero su mirada era seria.
-¿Si ya lo sabías, por qué carajo nunca dijiste nada? -Le ladro furioso por enterarse hasta ahora la situación de su esposa.
-¿Es en serio? ¿En verdad vamos a tener esta conversación de nuevo? -Le dijo aburrido de repetirle las cosas dos veces.
-Solo dime qué tiene. Y tal, y solo tal vez no me exceda con la fuerza del golpe que te de. -Le amenazo.
-¡Kanda! -Le regaño por hacer una escena en esos momentos.
-Está bien, Allen. -Lo tranquilizó Nea- Solo es una de esas peleas de diferentes puntos de vista, nada más. Yu-kun, no tengo nada en contra de tu manera de proteger a la mota blanca o la de Alma-chan, pero si no te controlas, perderás más que un brazo. Y dudo mucho que quieras ver a Ellie llorar por tus estupideces. ¿O sí, hijo? -Le sonrío divertido por la situación en la que se encuentra ahora. No solo era la pareja de Selene, sino que era heredero de los títulos de su esposa por derecho matrimonial.
-Bien, ahora que lo entiendes, eres el General ahora y por lo tanto las órdenes las das tú. -Dijo serio al momento de soltar su puño e se aleja de ellos- Recuérdalo. Ahora eres Príncipe Consorte, por lo tanto las órdenes que ella da igual peso da las tuyas. -Le recordó antes de pasar e irse por la Puerta.
A la derecha de su periferia, vio a Allen negar con la cabeza, Link suspiró mientras los tres comenzaban a caminar hacia la Puerta.
Kanda se calmo y le dio la razón a su ahora suegro. Ahora no solo era el Exorcista Kanda Yu era ahora el Príncipe Consorte Kanda Yu, heredero al reino de su esposa. Y con ese pensamiento en mente, se tomo su posición actual en serio y se encaminó hacia la Puerta antes de desaparecer en la placa gigante, flotante y brillante de la Puerta del Arca.
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