Noche XXV: Prófugo
Después de ser llevados a otro sitio, Selene sintió que tenía frío. El aire en el ambiente, con cada uno de sus movimientos apresurados, se deslizaba imperceptiblemente a lo largo de sus doloridos miembros, pareciendo precipitarse en sus atavíos, para buscar en su cabello desordenado. Sintió que tenía frío y, sin embargo, su carne emanaba un calor devorador y sofocante que la hacía temblar. Su cuerpo, temblando de frío, tambaleándose de miedo, fue víctima de una lúcida desesperación.
A lo largo de su brazo serpenteaba un líquido carmesí, una pequeña arruga ensangrentada y arremolinada llena de nebulosas promesas. La manga de su vestido, una vez blanca como el azúcar, ahora era carmesí, húmeda y pegajoso. La arruga que le recorría el brazo, llegando al edificante precipicio de sus dedos, trató de frenar su curso sangriento pero sólo logró demorarse un momento, agruparse al borde de este abismo. La Diosa podía sentir claramente las gotas de sangre que caían de su dedo meñique, mientras salían de su brazo.
La sangre fluía libremente sobre su uniforme y el buen traje de Luka, cayendo al suelo en cantidades que seguramente ponían en peligro su vida haciendo que sus Inocencias parpadeen de nuevo. Ella estaba jadeando pesadamente, mientras tosía sangre.
–Mierda. –Maldijo Nea al ver lo que estaba pasando.
–La Mansión Crepúsculo esta a las afueras, no llegaremos a tiempo. –Dijo Luka.
–Llevesmola a Versalles. La Baronesa Marianne tiene a los mejores médicos para que pueda atenderla a tiempo. –Dijo Nea ante el poco tiempo que tenían.
Y dicho esto, Luka la alzo haciendo que Nea acomode la cabeza de Selene para que descansará sobre el hombro de Luka y los tres se fueron hacia la siguiente puerta, fuera de la blancura terriblemente inocente del Arca, y hacia la cacofonía de silenciosa que era el palacio.
Lo que sucedió después, fue un completo caos. Los médicos de cabecera del palacio Versalles tenían el rostro pálido y preocupado, corriendo hacia ellos. Tal vez fue por el aspecto despeinado de Nea o por la sangre que la salpicaba, la sangre de Selene, que el doctor se dirigió a Nea primero. Recordó haber pensado que el anciano estaba loco, no sabía si simplemente le decía o gritaba el hecho de que Selene se estaba muriendo, Selene apenas estaba viva, y que necesitaba su atención.
Los dos fueron medio arrastrados, medio llevados a la enfermería, siendo seguidos por detrás Luka. Alguien logró sentar a Nea y trató de atender sus heridas, pero él apenas resultó herido, y se los sacudió, sus ojos y los de Luka nunca se apartaron de Selene, mirando con horror mientras le quitaban la chaqueta y la camiseta y revelaban el enorme agujero en su estómago, se podía ver sus órganos en medio de la sangre, como si la hubieran abierto para una cirugía, y era mucho peor, tan horrible verla desde el punto de vista de una tercera persona.
Tal vez necesitaría una cirugía, tal vez puntos. Pero, ¿qué había que coser con que acababan de arrancarle un trozo de carne? Sin embargo, los médicos se las arreglaron, de alguna manera, y después de mucho, mucho, terrible tiempo, se volvió hacia ellos y les dijeron que todavía estaba viva.
Aún viva.
Las palabras lo hicieron sonar tan cerca de la muerte. Y ambos sabían muy bien lo que hubiera hecho si Renelle hubiera muerto.
La mucama del palacio, al ver que ambos todavía estaban en un estado de entumecimiento y conmoción, hizo salir a todos de la enfermería y cerró la puerta detrás de ellos. Sus labios se movieron, pero no la escucharon. Supusieron que le estaban diciendo que se ducharan, porque lo siguiente que supieron fue que fueron arrojados al baño con un cepillo y un juego de ropa.
Una mirada al espejo y se dieron cuenta de que apenas podían reconocerse a sí mismos. Todo su frente estaba cubierto de rojo, haciendo que la impactante realidad de cuánta sangre había derramado Renelle pareciera mucho peor, el traje de Exorcista estaba rasgado y arruinado, su rostro estaba cubierto de rojo o café, mientras que Luka estaba manchado de su sangre, y se desvestieron. El agua estaba hirviendo en cuestión de minutos y en sus respectivos baños se sumergieron bajo el cabezal de la ducha, frotándose jabón y champú en el cabello. Cinco minutos, y ya estaban listos.
La enfermera le había dado sus respectivos trajes de sociedad y tanto Luka como Nea se lo pusieron lo más rápido que pudieron antes de regresar a la habitación que se encontraba Selene. No estaba deshabitado. Tres personas estaban al lado de la cama de Selene, la enfermera bloqueaba la figura de sus ojos. El doctor parecía estar regañando a él o ella.
–Pedí que todos se fueran. –Dijo severamente el médico de cabecera de la familia Lemercier– Queen-sama está en estado crítico, necesita que la dejen sola.
–Eso lo entiendo, ¡pero es nuestra hermana! Y tenemos el mismo derecho de saberlo todo. Igual que ellos.
Una mano acusadora se sacudió más allá del doctor hacia Selene. Una enfermera se hizo a un lado, revelando a los menores Britannia-Lemercier, sus ojos brillaron de dolor, rabia y ira hacia el Archiduque y al Marqués.
–Disculpadnos, pero igual queremos escuchad todo. –Hablo con calma y gracia Cornelia, la primera hija de Marianne.
–Está bien. Pueden quedarse, solo si no hacen ruido. –Pidió Luka como condición para que se quedarán.
Nea no dijo nada, y solo caminó hacia la cama de Selene. Respiraba irregularmente, pero respiraba. Su cara parecía pálida, mucho más pálida de lo normal, y sus ojos estaban cerrados. ¿Inconsciente o durmiendo? ¿Y si entraba en coma? ¿Sobreviviría?
–Luna... –Murmuró con dolor Nea. Al escucharle todos entendían su dolor, pero nadie dijo nada, ya que no tenían las palabras de consuelo perfectas para este caso. En eso las puertas de la habitación se abrieron y Marianne seguida por Yona, su hija y los demás, entró con una frialdad, que sorprendió a todos.
Marianne vi Britannia era una mujer alta y majestuosa, cabello del mismo color marrón recogido en un moño apretado, ojos estrechos, agudos y morados. Una cicatriz marcaba el lado derecho de su rostro, comenzando en la frente, curvándose alrededor de su ojo antes de dibujar una línea profunda en su mejilla y terminando en su mandíbula.
El vestido que llevaba tenía una falda larga de color crema con un accesorio similar a una chaqueta rubí encima, este último un poco más corto que la falda y con capas una vez en las caderas, otra vez en la mitad del muslo y terminando en un volante justo debajo. por encima de sus tobillos. También tenía mangas abullonadas y un cuello alto, y estaba abierto en la parte delantera excepto por un broche sobre el pecho.
–Todo esto es tu culpa, D. Campbell. –Acuso la Baronesa de todo esto.
–Cállate y ahorranos saliva. –Dijo fríamente Luka, viéndole una mirada de frialdad pura.
–¡Como osas hablarme así! –Intento alzarle la mano, pero fue detenida por la mano de Yona, justo cuando se puso en medio de ellos dos.
–¡A mis hijos no los tocas! –Le espetó furiosa, defiendo a Luka, apretando su mano antes de soltarla e dejarla con un morado leve de su agarre.
–Esa niña es hija de mi esposo. –Le recordó.
Yona suspiro y se relajó –Lo sé, pero no estamos aquí para hablar del pasado o de temas que no vienen al caso. Lo único que importa es Luna. –Les recordó a todos en la sala.
Lelouch poso su mano sobre su hombro –Madre. Mi tía-mamá tiene razón. Hablar de esto no viene al caso, sino la salud y la vida de nuestra onee-sama. Permitidles quedarse. –Suavizo a su madre– Al final de cuentas, son su familia también. –Le sonrío triste.
–Tienes razón, Lelouch. –Le dio la razón a su segundo hijo– Podéis quedaros, pero antes explicad bien cómo fue que terminaron así.
–La Orden. Misión de Paris. El caso de G. Lucha contra los Akumas. Los Terceros. Y el apuñalamiento de Ellie. –Resumió todo lo sucedido Nea en voz quebrada.
Yona le vio triste por sentirse culpable de cuidarla mejor –Anata...
–D. Campbell, no es tu culpa. –Lo consolo Marianne– Son cosas que pasan en este oficio. Selene-ohime es libre gracias a ti y eso debes de saberlo mejor que nadie.
–No es fácil a veces, Baronesa-sama. –Señalo Yona.
–Es mi culpa. –Dijo finalmente Nea.
–¿Qué?
–Es mi culpa. –Repitió– Ella lo sabía, y aún así quiso ir. Por Sage. Pero, en la última instancia, sucedió porque puse las órdenes de Selene por encima de su seguridad, escondiendo mi identidad sobre...
–Tou-chan, ¿de qué estás hablando? –Preguntó Samantha.
–¡No usé mi gen Noah! –Dijo en voz alta, la frustración hirviendo– Si realmente hubiera usado este maldito gen en lugar de Jason, si hubiera considerado la seguridad de Ellie y de todos los demás por encima de las órdenes de Selene de esconderme de Ares, ¡habríamos estado bien! No fui lo suficiente rápido para detener ese ataque, pero sabía que podía enfrentarlo con mis propios poderes, ¡y no los usé! Yo...
–Basta. –Dijo la voz de Selene detrás de él.
Se dio la vuelta para verla luchando por sentarse, finalmente logrando hacerlo y apoyándose pesadamente contra la cabecera, su respiración dificultosa.
–Nadie te culpa, estúpido oyashi. –Dijo, sus ojos rosa destellando.
Nea no respondió. Hubo un silencio tenso.
–Deberías ir a descansar. –Alcanzó a decir Selene antes de empezar a toser. Samantha corrió a su lado, pero la diosa la ignoró, sus ojos nunca dejaron el rostro de su padre– Denle una habitación a todos y vayan a descansar. –Dijo con dureza– Marianne. Llama a Lvellie y dile dónde estamos, y dile que no vuelvo en tres días.
Marianne asintió a su pedido y se fue para hacer la llamada mientras los demás eran llevados a su habitación para que descansarán.
Su mano rozó la de ella suavemente, deslizarse en la suya.
–Hablamos en la mañana. Ve, tou-chan. –Le pidio cansada, pero igual se oía suave su voz.
–¿Cómo lo haces? –Le preguntó.
–¿Eh? –Le vio sin comprender.
–Ser optimista. Ser sonriente en este podrido mundo. –Explicó.
–Porque te tengo a ti, a mi familia, a mis amigos y al hombre que amo, a pesar que este último me quiera ahorcar. –Dijo divertida, pero seria en sus palabras.
–Eres única, ¿te lo han dicho antes? –Se burlo de ella.
–Solo cuando me encuentro entre la vida y la muerte. –Le dijo haciendo que riera levemente Nea antes de soltar su mano e irse a descansar.
Antes de siquiera poder cerrar los ojos, escucha un insensante ruido del timbre de teléfono. Frunce el ceño y de mala gana, lo coge.
–Tienes tres putos segundos antes que cuelgue la puta llamada. –Dijo bruscamente, reposicionando su cuerpo para que hubiera menos tensión en su pecho.
Las garantías que le había dicho a todos eran mentiras; ella no estaba tan bien. Tenía un agujero en el pecho; estaba menos "bien" que nunca. Selene, sin embargo, nunca fue de los que se quejaban, y mantuvo su rostro notablemente impasible.
–[¿Así te diriges a un miembro de Central, General Lemercier Serine?] –Preguntó Lvellie desde el otro lado de la línea.
–¿Qué mierda quieres Lvellie? Para decirme "recuperate pronto" no lo es. –Dijo sarcástica– Ya, dime qué quieres. Necesito hablar con Komui.
–[Tienes suerte que la Baronesa Marianne te tenga bajo su custodia.]
–Los placeres de este negocio. –Le dijo sádica.
–[Director, la General desea hablar con usted.] –Le dijo a Komui de mala gana antes de pasarle el teléfono.
–[¿Su Alteza Renelle?] –Toma el teléfono– [Menos mal que estás bien.] –Dijo Komui con una expresión de alivio.
–No te emociones tanto, imbécil. –Dijo seca– Solo vengo a darte órdenes como vuestra patrocinadora.
–[¿Y cuáles son?] –Preguntó.
–Vuelvo en tres días, con vacaciones de 3 meses y sin ningún maldito guardia cuidándonos. Porque los asesino a todos, y tú lo sabes muy bien, Lvellie. Tenéis el altavoz encendido. –Dijo al escuchar su respiración molesta.
–[De acuerdo.] –Acepto Komui a sus condiciones.
Otro silencio incómodo. Selene simplemente suspiró y se dejó caer sobre las almohadas, cansada.
–[¿Daijoubu, Su Alteza Renelle?] –Cuestionó Komui– [Esa herida debe ser intensa; será mejor que te quedes descansando por un tiempo.]
–Sí, lo sé. Incluso con mis habilidades regenerativas, dudo que vaya a realizar alguna misión durante un par de días.
–[Semanas.] –Corrigió el Supervisor– [Tienes licencia.]
–Es mejor que me paguen. –Dijo con cansancio antes de soltar la llamada y caer a los brazos de morfeo y quedando finalmente dormida.
–¿Su Alteza Renelle? –Preguntó al no oír nada en la otra línea– ¿Moshi, moshi?
–Se quedo dormida. Es natural con la fatiga y el cansancio de las misiones. –Dijo Saori con algo de ternura.
–¿Dijo algo más antes de quedarse dormida? –Pregunto Lavi con curiosidad.
–No mucho, salvo las vacaciones y que quería veros en la fiesta, nada más. –Recordó Komui.
~
Nubes grises habían envuelto el cielo de Londres, impidiendo que los cálidos rayos del sol llegaran al suelo, creando una atmósfera oscura y sombría.El intenso golpeteo de la lluvia se mezclaba con el ruido del viento, que jugaba con las ramas desnudas de los altos árboles. Las luces iluminaban el cielo tenuemente iluminado y el sonido ocasional de los truenos rasgaba el aire frío del invierno.
Afuera sobre una de las muchas ventanas en la habitación, una tormenta que se avecinaba, lo cual no era inusual en Inglaterra.
Kanda mira a las tres personas paradas frente a él. La primera es una mujer de nombre Bridget Faye, secretaria de Komui y asistente de jefe de sucursal. Bridget era una mujer de estatura promedio con cabello corto y rizado y cejas ligeramente gruesas. Llevaba una falda lápiz ajustada, oscura y una ajustada, chaqueta cruzada con dobladillo con volantes alrededor de las caderas y la cintura. El otro era el Jefe de la Rama Asiática, que se presentó como Bak Chang. Es un hombre de baja estatura, cabello rubio desordenado asomando por debajo de su boina y cayendo sobre su rostro. Como jefe de la Rama Asiática, Bak viste una bata blanca que, en su caso, estaba personalizada con una chaqueta de bolero ajustada. El último fue Komui. El chino le sonrío ampliamente a Kanda, apoyando la barbilla en sus dedos entrelazados.
–¡Ahora el incidente del Ladrón Fantasma G fue espléndidamente resuelto! –Komui sonrío, interrogando a Kanda– ¿Verdad?
–¿Qué sucedido con el mocoso? –Preguntó Kanda sin sentirse halagado por las palabras de Komui.
–Se decidió que Timothy-kun se convertirá en el aprendiz del General Klaud. Así que está estudiando mucho para ser un buen Exorcista y ser un buen compañero para Alma-kun. –Respondió el Supervisor– ¡Gracias por tu buen trabajo, Kanda-kun!
El samurai hizo un suave 'hmm' y con eso salió de la habitación.
Kanda caminó por el pasillo desierto que conduce a la oficina de Komui, sus pasos solitarios resonaban en el silencio ensordecedor, recordando lo sucedido en la misión.
《Flash Back》
Renelle pudo saber quién era.
Allí estaba el que había eliminado al Akuma, un traje rojo con amarillo y sombrero que portaba aquel joven de cabello corto y puntiagudo además de un largo que le cae sobre la cara, y ojos rojos dirigiéndose hacia Renelle, quien se le postró en una rodilla ante ella mostrando respeto.
~
El brazo de Renelle se hundió, los dedos treparon por el Akuma como patas de araña y se posaron sobre la mejilla del arma. Una tensa sonrisa afinó sus labios, la sangre continuaba fluyendo implacablemente.
Levantó la cabeza, el flequillo nevado se retiró y reveló una mirada sin alma de sus ojos heterocromicos dorados con un degradado rojo en la parte superior de cada iris rasgado mientras que la espada de Kanda atravesaba la boca del Akuma, hundiendo la punta en la pared de ladrillos de detrás. La cabeza de Renelle se inclinó, la hoja apenas perdió su auricular.
《End Flash Back》
–«Esa fue...» –Se dijo a sí mismo.
~
Selene miro alrededor del gran vestíbulo y suspiro de aburrimiento. Había más detalles que antes, casi podía contar cada paso que conducía al balcón que daba a la habitación. Diecisiete a la izquierda, diecisiete reflejados a la derecha. Era la fase anterior de la reunión esta vez, se dio cuenta porque nadie le había ofrecido vino o champán.
Grupo por grupo, fueron llamados al gran salón que estaría más allá de las puertas dobles frente a ellos.
–Lord Gregory Harp y su esposa, Lady Elizabeth Harp. –El heraldo comenzó a llamar a los invitados.
–Quiero que te comportes lo mejor posible, gata callejera. –Marianne le dijo, una vez más asegurándose de que nada en ella ser estuviera fuera de lugar.
–No le digas así, mamá. –Defendió Cornelia a su hermana mayor.
–No es contigo, Cornelia. –Reprendio a su hija. Luego se giro hacia Renelle– ¿Y tú, entendiste?
–Sí, señora. –La versión más joven de Renelle respondió en tono monótono.
–Vamos a encontrarnos con un Señor, y no toleraré ningún inconveniente, ¿me dejo perfectamente claro?
–Sí, señora.
Una niña obediente, ¿no es así?
–Sí, señora, ¿qué?
–Sí, señora, me portaré lo mejor posible.
Hacer lo que te dijeron, sin fallar... y por qué, me pregunto.
–Lady Hensel Heart, y su hermano, el Maestro William Heart. –Dos invitados más atravesaron las puertas– La heredera del difunto rey de Francia, Sage Lemercier-sama y la difunta reina consorte, Isabelle Serine, y futura reina de nuestra nación, Renelle Lemercier Serine Renaldi, la viuda princesa, Marianne vi Britania y sus hijos, Cornelia, Lelouch y Carine vi Britania Lemercier.
¿Realmente desea continuar? Ya sabes lo que sucede a partir de ese momento.
–Vamos a seguir nuestro camino.
–Sí, señora. –Renelle suspiro, siguiéndola junto a sus hermanos a lo que consideraba su perdición. Al pasar por las puertas, se mostró el gran salón, configurado como un salón de baile. Un candelabro, el más grande que jamás había visto, colgaba del centro, el vidrio que protegía las velas brillaba como la luz de las estrellas. Se hizo un mural para que pareciera que explotó desde el punto central de la habitación, pero no me importaba lo suficiente como para ver qué era el arte de arriba.
Todo es exactamente como lo recuerdas. Deseas no recordar, pero así son las cosas.
–Voy a mezclarme. Ustedes también háganlo. Y tú, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.
–Sí, señora. –Dijo, antes de seguir su propio camino. Su noche continuó, mientras hablaba cortésmente con los "pretendientes" potenciales y rechazaba cualquier entremeses y bebidas que le ofrecieran.
–Pobre hijita mía. –Dice una voz distorsionada.
Selene parpadeó cuando escucho esa misteriosa voz familiar. Su mente la llevó a un lugar cubierto de escombros producidos por actividades previas de batalla. Los edificios estaban en ruinas, la madera destrozada cubría el suelo y la suciedad se apelmazaba por los muchos pasos de hombres y monstruos que luchaban. El suelo, cubierto de escombros y sangre, parecía frío y sin vida bajo la inquietante oscuridad del cielo. Los rayos del sol que brillaban a través de las nubes negras no aportaron ningún calor a la tierra.
–Muriendo y viviendo una tras otra en la ignorancia de una humanidad que no te necesita. ¿Crees que eres el mesías que traera la paz a este corrupto mundo? Fue la mano de Dios quien salvo incontables almas contaminadas, no tú. Tú, también, eres una de los que necesita ser salvada. –En eso escucha que alguien le llama por su nombre humano.
–Ren. ¿Por qué estás ahí, "Renelle"? –Le pregunto Sage.
Renelle se sorprendió de ver delande ella al hombre que crío como si fuera su hija –¡¿C-Chichi-ue?!
Con una gran sonrisa en su rostro, Sage le extiende su mano hacia ella –Llevo esperándote mucho tiempo, Re-----.
Ella al verle, extendió su mano hacia él para tomar su mano, su mano cambia a una más pequeña y delicada, y se puede ver un poco de la manga del vestido largo blanco que uso en aquella época.
Su mano, sostenida en un apretón tan cálido. Su risa burbujeando fuera de su garganta. Había estado sola antes, pero ahora estaba tan feliz. Tan feliz. Le había llevado una eternidad ver su felicidad, pero finalmente, finalmente, lo supo.
–¡Sage! –Gritó– ¡Caminas demasiado rápido, más despacio!
Su padre no había estado caminando demasiado rápido, pero todo lo que quería era que Sage se diera la vuelta, la mirara y sonriera. Sonreír lo hizo, mirarlo lo hizo, darse la vuelta lo hizo.
–Solo tienes que seguir caminando. –Dijo, su voz profunda y cálida como un violonchelo– Sigue caminando hacia adelante, R------.
Se sintió incómoda con el nombre. No era suyo. No era "Renelle", no era nadie. Era una chica con un nombre falso, el nombre que le permitía estar con Sage. Su padre, adoptivo por supuesto, fue quien la sacó de la soledad, del frío y del dolor de ir a Central. Ella frunció el ceño. ¿Qué pasó después de que se fue con Sage? No podía recordar.
No, no quería recordar. No quería recordar cuándo volvió la soledad, el frío y el dolor.
De repente, tropezó con una gran roca que sobresalía del camino de tierra por el que caminaban. Se detuvo para frotarse el dolorido dedo del pie, luego se dio cuenta de que ya no sostenía la mano de Sage. Presa del pánico, miró hacia arriba, pero Sage no estaba allí.
Se levantó de un salto, mirando alrededor salvajemente, pero Sage no estaba allí.
Gritó, su voz crepitaba en la oscuridad como un pequeño fuego, pero Sage no estaba allí.
Sage no estaba en ningún lado.
Se hundió en medio del camino, rodeando con sus bracitos. No sabía qué hacer; no podía caminar más. Se meció lentamente, sollozando suavemente. Tenía tanto frío ahora, tan sola.
¿Cuánto tiempo más hasta que el dolor regresará también?
~
Selene se despertó lentamente. Abrió sus ojos de Sección Heterocromía; dorados con un degradado rojo en la parte superior de cada iris rasgada. lentamente, sus sentidos estaban embotados como resultado de su herida intensa, mientras estudiaba su entorno.
Había estado en un estado febril las últimas... cuarenta y ocho horas, supuso, dado los intervalos de la noche y el día en los que se había despertado, y su mente estaba un poco más clara desde la última vez que se despertó. La habitación estaba oscura salvo por la luz de la lámpara que venía del lado opuesto, lo que llevó a la conclusión de que era de noche. Aún le dolía el estómago, aunque el dolor parecía haber disminuido. Finalmente supo lo que era tener un agujero en el estómago; que esclarecedora experiencia.
Se sentó aturdida y se viro ante el llamado de alguien que la llamaba.
–Renelle... –Llamo Cornelia– ¿Estás despierta? –Le pregunto. Luego se incorporó de la cama– Oh, me parece que me quede dormida en la cama del Archiduque...
Algo no estaba bien... La expresión de Renelle no parecía que acabará de despertar...
–Es mala idea ir a ver a alguien después de las arduras lecciones, ¿eh? –Le preguntó con algo de vergüenza.
–¿Cornelia... -imoto...?
–Srita Cornelia, si ya desperto, infórmele a su hermana que salga ya. –Dijo Link desde el otro lado de la puerta.
Renelle agarró una camisa de antemano y se asomó por la puerta con Cornelia –¿Qué putas leches haces aquí, Link? –Preguntó.
–¿Eh? ¡¿No me digas que has estado esperando aquí todo el tiempo?! –Cornelia se sorprendió por esa revelación suya.
–¡El director me envio para escoltarla de vuelta a la Orden, pero tus molestos hermanitos interfieron en mi trabajo! –La cara de Link casi se volvió fucsia– ¡La próxima vez que interfieran con mi trabajo, os pataree, hermanos Britania-Lemercier!
–Gomen por meterlos en mis problemas. –Se viro hacia ella y se disculpo– Debieron tirarlo a los cocodrilos para que devoraran su carne. –Sugirió.
–No te preocupes. Podemos contra los de Central. –Cornelia dijo con una sonrisa.
–¡Dejen de tratarnos como tan poca cosa! –Link frunció el ceño.
–Deja de gritar, Link. –Le rogo Renelle– Me da dolor de cabeza. –Continuó mientras cerraba la puerta, usando ambas manos para evitar que el alemán volviera a entrar.
–¡Ah! ¡Oiga! ¡Abra esa puerta! –Link gritó desde el otro lado, golpeando la puerta todo el tiempo– ¡Están interfiendo con mi trabajo! ¡Oigan! ¡¿Me están escuchando?!
–Más importante... ¿Estás bien, hermana? –Cornelia preguntó de repente.
Confundida por un momento, miró a la chica detrás de ella a su izquierda –¿Hm? ¿De qué?
–No es nada. –Le sonrío, aunque no era una sonrisa feliz.
Estaba bastante seguro de que Renelle también se dio cuenta de eso –Entiendo...
–Entiendo. –Gritó Link, sin gritar más– Si así son las cosas, iré a ver al vaticano, y le diré que estás encerrada con ella, las dos solas.
–Buena suerte, imbécil. –Se burlo de él antes desaparecer lo más rápido de lo que Cornelia pudiera parpadear.
–«¿Mis ojos me engañaron?» –Se cuestiono a sí misma con los ojos cerrados. Luego los abrió aterrizada por recordar esa mirada que dio Renelle al despertar– «Renelle parecía una persona diferente.»
~
Tyki se sentó en la silla inclinado agarrándose la cabeza. El dolor era agonizante. No importa lo que hizo nada ayudó. Nadie ni nada podía siquiera mitigar el dolor. Todos los cristales de su habitación estaban hechos añicos. Dondequiera que mirara, veía el rostro sonriente de Joyd. La memoria gritaba de rabia mientras sus cicatrices ardían. Road se sentó en el suelo junto a la ventana lamiendo su piruleta sin prestar atención a la sangre que goteaba de las laceraciones en su rostro y cuerpo.
–¿Qué sucede, Tyki? –Ella preguntó. Podía decir que estaba preocupada, pero el dolor era demasiado para él para cubrirla y consolarla.
–Mis heridas duelen terriblemente. Dime, Road... ¿Qué son estos sentimientos que estoy experimentado? –La mayor no le respondió– Díganme, traidor, shoujo... Decimocuarto, Renelle Lemercier Serine...
El joven atravesó el sinuoso camino de tierra a través de una gran llanura, con la suave brisa mezclándose con su capa roja con capucha. El sol poniente detrás de una gran colina arrojaba un brillo rojo púrpura sobre el cielo oscurecido, pero iluminaba el campo con un naranja intenso. Dirigiendo su mirada sobre el paisaje suavemente contorneado, vio el ritmo letárgico y el pastoreo de los caballos.
Suspiró, su búsqueda de la chica no había sido fructífera. Viajó por toda Europa, e incluso Asia. Inicialmente, encontró fácilmente a alguien que había visto a una chica que coincidía con su descripción: una chica nipon-fancesa de cabello blanco de unos 18 años. Estaba eufórico: una apariencia nipon-francesa se destaca porque es rara.
–Sí, una chica con un abrigo rojo y otros dos hombres, ¿verdad? –Cada uno de ellos hacía la misma pregunta– ¿Uno lleva una extraña capa azul?
El joven no sabía que responderles, no sabría de su vestimenta y mucho menos de sus compañeras de viaje.
–¿Cuándo los viste? ¿Y hacia dónde se dirigían después?
Sus pistas siempre fallarían en informarle de su próximo destino. La misma situación continuó, sin importar cuánto buscara.
Siguió al mismo grupo de tres, de Europa a Asia y luego de regreso a Europa. Sin embargo, no importaba lo rápido que saltaba de un país a otro, casi siempre llegaba uno o dos días más tarde que el grupo.
Se estaba impacientando.
Hasta hoy.
Había visitado la ciudad hace unos minutos, donde se encontró con un anciano que lo miraba fijamente. El anciano se le acercó con sospecha en los ojos –Joven, te pareces mucho a alguien que vi.
–¿Disculpe? –Respondió, deteniéndose en seco.
–Te pareces a un hombre que solía cuidar a un grupo de huérfanos en esta ciudad. –El anciano señaló al joven con su bastón.
El joven abrió mucho los ojos –Este chico... ¿Es un chico príncipe, de unos 18 años?
El anciano asintió –Sí, por supuesto. La princesa Renelle cumple la mayoría de edad este año.
El hombre más joven reconoció el nombre. Así es, su nombre completo era Renelle... La flor eterna de loto. Se inclinó hacia el hombre mayor con entusiasmo –¿Puedes decirme dónde está? ¡La estoy buscando!
El hombre mayor apuntó con su bastón hacia el final del pueblo –El palacio no esta muy lejos. Suele visitar de vez en cuando a sus hermanos.
–¡Muchas gracias! –El joven se inclinó con gracia, antes de salir corriendo hacia el palacio del que le habló el anciano.
~
Ahora, el joven estaba parado encima del techo de una casa. Miró fijamente a lo lejos a la chica, aun viva que peor que los gatos. Cerró los ojos.
Al verla no pudo evitar compararla con su niña, disfrada de niño: una niña pequeña que tenía ojos grandes y brillantes, siempre sonriendo con tanta dulzura; la hermanita que lo seguía a todos lados; y el bebé que fue amado tanto por su madre como por él...
Y entonces recordó.
Recordó cómo sus ojos cambiaron después de la muerte de Zero, cómo desapareció su sonrisa. Recordó la oscuridad que creció dentro de sus ojos rosa, la resistencia y la fuerza que reemplazó su inocente ignorancia. Recordó sus palabras, acciones y el ataque que le dio para salvar a todos los demás huérfanos, cuando su viejo cuerpo le fallaba. Recordó cómo sus pequeños hombros asumieron una carga demasiado pesada, demasiado dolorosa.
Pero lo más importante, estaba esa vista en particular que se quemó en sus recuerdos.
Recordó el momento en que sus ojos se volvieron dorados y la pura intención asesina que sintió.
Sacudió la cabeza. Ahora no era el momento de pensar en eso.
Era el momento de acabar con ella. A la diosa de la Guerra.
~
Clac~
El tacón de Renelle golpeó el suelo de piedra del andén con un eco penetrante de cada paso que daba.
"Te estaré esperando en el lugar donde me asesinaste."
Eso estaba escrito en la excéntrica carta que le había llegado hace unas horas.
La niña volvió la cabeza hacia la fuente de una brisa del norte que acariciaba su rostro.
Después de todo, al lugar de que debía ir no estaba tan lejos de aquí.
–Link, deja de tratarnos como prófugos. –La voz de Nea detrás de ella, sonaba frustrado.
–Mi trabajo consiste en ser su sombra hasta saber que podemos confiar en vosotros dos... –Link se encogió de hombros, notando que el adulto estaba llegando a su límite de paciencia.
Renelle giró sobre sus pies y se dirigió directamente hacia su destino. Conocía este lugar tan bien que podía recorrer la ciudad fácilmente con los ojos cerrados. Sin embargo, se tomó el tiempo para mirar a su alrededor.
La ciudad no había cambiado desde el año pasado: las mismas casas, la misma gente, los mismos restaurantes, cafeterías y hoteles.
La constancia de esta vida de la ciudad le trajo mucho consuelo. No importa cómo fuera la vida como Exorcista, siempre había un lugar aquí para ella.
Los pasos de los dos hombres la siguieron de cerca. Ella suspiró para sí misma. Hubiera sido mejor si ellos dos no estuvieran aquí. Ella solo quería un descanso.
Miró brevemente por encima del hombro y localizó a Link, que estaba admirando el paisaje. En una fracción de segundo, pareció captar su mirada.
Su mirada inmediatamente volvió al sendero de piedra debajo. Sin que ella lo supiera, él desvió la mirada con la misma rapidez.
La albina le lanzo una mirada a Nea y juntos aceleraron el paso, ella ansiosa por deshacerse de Link y de proteger a Nea.
Un giro en un callejón, otro giro en una calle principal, luego cruzando un puente, la chica llevó en circulos al grupo hasta que los perdió en un giro de un callejón sin salir, el cual ella hizo a propósito para saltar e irse a su encuentro.
–¿Ellie? –Llamo Nea sin obtener respuesta, después de haberla buscado por todas partes junto con Link.
Él notó la tensión con la que se aferraba a las riendas, su cambio agitado que ocurría cada vez con mayor frecuencia y su sutil ceño fruncido que se hacía más profundo a medida que pasaba el tiempo. Con sus brazos alrededor de ella, podía sentirla respirar. Su respiración se estaba volviendo cada vez más corta y superficial, lo cual era inusual.
Algo la angustiaba.
Nea recordó los últimos días, específicamente todo su comportamiento inusual. Pesadillas, cansancio, llanto, irritación... De repente se dio cuenta de que no había sido tan considerado y atento como debería. No era la misma de siempre, acosada por un demonio invisible propio.
–No otra vez. –Dijo enojado, soltando su poder Noah por la locura que va a cometer Renelle.
~
Al pasar por las primeras casas avistadas en bastante tiempo, la niña reconoció que su destino estaba cerca.
Detrás de ellos, la resistencia de Clancy parecía quedarse corta a medida que la distancia de Renelle aumentaba gradualmente.
La chica redujo la velocidad una vez que entró en la carretera principal. Al instante notó la atmósfera deteriorada del lugar. Si bien la población no puede considerarse pequeña, se queda corta cuando se considera la gran área que ocupaba la ciudad. La gente de este pueblo parecía cansada y cautelosa: sus movimientos eran lentos, pero sus ojos estaban alarmados. Miraron a la abina con sospecha.
El pueblo se desencadenó recuerdos amargos se reavivaron en los recovecos en la mente de Renelle.
Renelle contempló un sentimiento extraño, una mezcla de nostalgia y confusión. Observó el pueblo un poco más. Los detalles aquí y allá parecían familiares, la antigua oficina de correos, una antigua botica...
Pronto, Renelle recorrió los estrechos callejones. Incluso después de tantos años, el camino de regreso a un 'hogar' distante todavía estaba incrustado en sus instintos. Sin embargo, las circunstancias ahora son diferentes. Su destino al final de este camino había dejado de ser su hogar hacía mucho tiempo: las personas que le importaban ya no estaban allí, el lugar en sí era ahora cenizas.
Se preguntó qué encontraría allí hoy. Ya sea que esté vacío como de costumbre, o que ciertos impostores estén esperando para tenderle una emboscada... o, por improbable que sea, una persona de su pasado puede reunirse con ella.
Muy pronto, apretujados entre dos casas, Renelle salió a un camino de arena y tierra.
Delante de ella, una cerca ennegrecida encerraba lo que parecía ser un área de infraestructura incendiada. Vigas de acero oxidadas yacían desordenadas en el suelo, algunas se habían partido en dos, otras apenas lograban mantener su integridad como el esqueleto de una gran tienda. Los materiales de la cubierta de la tienda colgaban quemados y derretidos en su marco, fusionándose con el acero en partes.
Lo que quedaba de un edificio estaba cubierto principalmente de vegetación y maleza. La maleza alta y la hierba cubrían la mayor parte de lo que debería haber sido un patio abierto. Los restos de madera en el suelo estaban húmedos y cubiertos de hongos. La naturaleza estaba devorando lenta pero seguramente los restos.
Al entrar, notó algo bastante peculiar. Al pisar el piso por encima de la madera vieja: allí no había ni una mota de polvo.
Se sintió alarmada. Alguien había estado aquí, limpiando el lugar. Esto fue realmente extraño...
Dándose la vuelta, examinó las ruinas del teatro más allá del ceño fruncido de preocupación. No parecía haber nadie más aquí aparte de ella, acechando en un rincón, inspeccionando los soportes de acero quemados.
Se sintió un poco decepcionada...
Por supuesto que no habría nadie más allí. Chaser estaba muerto y la persona que hablaba la gente era un impostor.
Todavía se sentía insegura. Sentía que alguien la observaba. A ella no le gustó nada...
De repente, sintió un escalofrío en la espalda. Milisegundos después, sus instintos de cazadora se activaron.
Miro a su alrededor con cautela.
Crunch
El sonido distintivo del follaje desmoronándose bajo el pie de alguien llegó a los sensibles oídos de la Exorcista. Al localizar el ruido, reconoció que los pasos eran extraños.
Ella desvió su mirada hacia la fuente del sonido y entrecerró los ojos en un denso parche de follaje, la sombra dificultaba ver con claridad. Sin embargo, había la vaga silueta de un hombre. Era moderadamente alto y delgado, y caminaba lentamente hacia
–Sabía que vendrías. –El joven salió de las sombras. Iba pulcramente vestido de un traje negro, guantes y botas blancas, una máscara blanca con forma de calavera y una capa roja con capucha. Sin embargo, lo más peculiar fue el alma, flotando sobre el joven.
Habiendo peleado recientemente con un Akuma de Nivel 4, el alma toscamente contorsionada era la de un Nivel 4. Sin embargo, lo extraño era el hecho de que el alma era idéntica al hombre.
Era casi como si... fuera su propia alma.
Renelle tenía una extraña expresión en su rostro. Sus ojos estaban muy abiertos por el reconocimiento, el miedo y la duda al mismo tiempo. Su rostro estaba pálido y parecía dejar de respirar.
–Chaser... –Susurró en voz baja.
–Ha pasado tanto tiempo, Black Lotus... ¿O debería decir, "Black Cat"? –El hombre habló suavemente y le sonrío a la niña.
–Imposible... –Ella respiró y sacudió la cabeza.
Chaser sonrío con tristeza –Realmente soy yo. Soy Chaser. –Abrió los brazos tentadoramente.
Ella supo desde el momento en que lo vio que él era de hecho el "padre" de Ji Hoo y Leila. Dejando a un lado su reencuentro, su instinto no mentiría: ella lo sabe. Sin embargo, el reconocimiento por sí solo no alivió su duda. Estaba convencida de que él se había ido... si estuvo vivo durante todos estos años, ¿por qué esta ahí? ¿A qué vino a Paris?
Además, los recuerdos de esa noche estaban frescos en su mente, todo gracias a sus pesadillas recientes. Los hombres de negro, el fuego, la explosión, su tuberculosis... no cuadra.
La chica se quedó en silencio por un largo rato, y Chaser suspiró. Era comprensible... ella debe estar sorprendida.
–Black Lotus...
–No puedes estar vivo. –Ella sacudió su cabeza– Yo te...
–En efecto, me asesinaste, pero alguien me salvo la vida. –Señaló Chaser.
Ella inhaló. No, no lo hizo. Ni siquiera pudo encontrar su cuerpo después... simplemente asumió que se convirtió en cenizas en el incendio que se ocasionó en la pelea.
Renelle cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir. Y seguramente, allí Chaser se quedó quieto –¿Qué pasó... ese día?
–Ven, te lo diré. –Él asintió tranquilizadoramente y abrió más los brazos.
Mordiéndose los labios, dio un paso hacia sus brazos abiertos. La esperanza que había perdido hace tantos años se reavivó. En su mente, una escena comenzó a surgir: Ji Hoo, Leila y ella, Luka, Stella, Nea, Samantha y Yona, viviendo juntos en paz, sin guerras, sin peleas... Le dio la bienvenida a la perspectiva de ese tipo de vida. Había una sensación de alivio, pero un sentimiento inquietante todavía la atormentaba.
En su ensordecedor, recordo que era un Akuma. La vista en su visión periférica se congeló.
Allí, de hecho, estaba la innegable presencia de un alma humana, encadenada en un terrible sufrimiento, flotando sobre Chaser. Aunque había visto almas Akumas antes, esta estaba atormentada de una manera más grotesca que de costumbre, le daba náuseas.
–¿Qué quieres al haberte escapado del infierno?
La sonrisa del hombre se desvaneció. Volvió a meter las manos en los bolsillos y suspiró –El destino es cruel, ¿no? ¿Por qué tuviste que volverte Diosa?
–¿Por qué temes que te envié directamente al averno? –Lo reconoció fácilmente y sintió un nudo en la garganta. No ayudó con las náuseas, no podía respirar. El dolor de ver torturar el alma de un ser querido era algo que ella conocía muy bien...
Sus ojos estaban fijos en el alma, apretó la mandíbula.
–¿Puedes verlo?
Sin responderle, Chaser abrió un lado de su abrigo con una mano, mientras que su otra mano metió la mano en el bolsillo interior del pecho. Rápidamente, sacó un pequeño frasco de vidrio de líquido oscuro. Sacó el tapón de corcho con el pulgar, se lo llevó a los labios y se vació el contenido en la boca.
En un abrir y cerrar de ojos, Chaser ya no estaba donde estaba. La niña apenas pudo reaccionar antes de sentir una mano en su mandíbula y un brazo alrededor de su hombro. Inmediatamente quedó inmovilizada cuando se dio cuenta de que Chaser había aparecido a su lado, sosteniéndola en su lugar.
Sin comprender la siguiente serie de eventos ni tener tiempo para reaccionar, la niña se quedó en estado de shock cuando Chaser presionó sus cuello en su mano, levantándola al aire. Al mismo tiempo, se sintió un dolor punzante en el cuello: algo afilado se insertó en su carne.
Nea observó con horror cómo el hombre empujaba una jeringa llena de sangre en su cuello, mientras parecía forzarla a alimentarla con algo. No sabía lo que estaba pasando, pero sabía que no podía ser bueno para ella.
Nea activó 13's Jason, saco su oz ancha y le dio un golpe al joven euroasiático. Mientras tanto, tiró de la mano de la niña, quitándola del agarre del hombre que les hizo mucho daño en el pasado.
Chaser miró a Nea por un momento, soltó rápidamente del cuello de Renelle.
En un destello de oscuridad, el objetivo de Nea desapareció al lado de la chica. Sin nada que detuviera su camino, su oz viajó hacia el abdomen de la chica, pero lo atravesó sin resistencia. Aterrizó con un ruido sordo en el suelo de tierra debajo. Nea suspiró aliviado: fue una suerte que su espada solo dañara a la Materia Oscura.
Por el rabillo del ojo, Nea vio a Chaser reaparecer a unos metros de distancia.
Un dolor abrasador quemó su garganta, hasta su pecho y su estómago, las fuerzas de Selene la abandonaron y comenzó a caer hacia atrás. La proximidad de Nea le permitió atraparla. La sensación de ardor rápidamente se extendió por todo su cuerpo, aumentando en intensidad a medida que pasaba cada segundo.
El dolor la dejó incapaz de moverse o hablar. El alma sobre la cabeza de Chaser estaba gritando. No había sonido.
–¡¿Qué le hiciste a Elle?! –Nea sostuvo a la niña inmovilizada en sus brazos, mirando al hombre con ira.
Chaser ignoró a Nea, sus ojos estaban enfocados en la chica –Lo entenderás una vez que te vuelvas como yo. No dolerá demasiado ni tomará demasiado tiempo, mi sangre hará que el proceso sea más fácil.
Una sombra apareció junto a la silueta de Chaser en el suelo, pero no escuchó ningún sonido ni detectó ningún movimiento. Saltando fuera del camino rápidamente, Chaser miró hacia atrás para ver a un hombre rubio golpeando el aire con un cuchillo afilado, sacado de su manga.
–¡Howard! –Llamó Nea, tratando de advertir al agente de la ventajosa posición del hombre euroasiático en el punto ciego de Link. Se mueve demasiado rápido, Nea apenas podía mantener sus ojos en él.
Link levantó rápidamente su espada para bloquear un posible ataque; sin embargo, el golpe no llegó.
Chaser se había retirado unos metros más. Sus ojos nunca dejaron a la chica –Ven a buscarme cuando estés listo. Te estaré esperando aquí. –Él sonrío suavemente– Vendrás, ¿verdad?
Sabiendo que Renelle no podrá responder en su estado actual, Chaser demoró sus ojos en ella un poco más, antes de desaparecer sin dejar rastro.
Nea entrecerró los ojos en alerta. Pronto, el intento peso lúgubre desapareció. Se ha ido...
–Ne... –Susurró una voz débil y tensa.
El Músico miró a la chica en sus brazos al instante. Un rastro de sangre fresca se deslizó por el costado de su mejilla desde la comisura de su boca. Respiraba pesada y erráticamente, y se le formaban gotas de sudor en la piel. Ella estaba en mucho dolor.
–Selene... –Frunció el ceño con ansiedad, ¿qué le está pasando? ¿Qué le hizo Chaser a ella?
Cambiándola a una mejor posición, Nea de repente sintió que la humedad goteaba entre sus dedos. Miró hacia abajo, y un pequeño charco de sangre se acumulaba en el suelo.
–¡ELLIE! –Nea la inspeccionó y se horrorizó al descubrir que la sangre brotaba a borbotones del lugar donde su espada la había atravesado.
Esto no tiene sentido, su golpe no la lastimó... entonces, ¿por qué?
La visión de Renelle se nubló, su oído resonó y todos sus sentidos estaban entumecidos por el inmenso dolor, como si cada una de sus células estuviera en llamas. Podía distinguir la cara de pánico de Nea, tratando de hablar con ella, pero no podía entender lo que estaba diciendo.
Lentamente, su visión se oscureció. Link se arrodilló a su lado, y Nea parecía tan asustado...
Entonces, la oscuridad la envolvió.
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