Noche XXII: Robos + ladrón fantasma = Inocencia
Nea esta tocando el piano, sentado en el taburete del piano. La melodía del piano se podía oír en el lugar.
–Nea.
El 14ª se giró, esbozando una sonrisa al ver a Selene acercarse a él en la habitación desierta.
–Hola. –Sonrío– ¿Cómo te fue?
La general se encogió de hombros –Un par de heridas aquí y allá... Tomó demasiado tiempo.
–Ya veo. Yona se preocupo al enterarse de tus locos planes.
–Entiendo. Le llamaré luego para que no le de un ataque.
–¿Y el Noah?
–Dos de ellos. –Dijo sombríamente– Decidieron irse sin pelear. No creo que hubiera podido lidiar con eso justo después de destruir a trescientos Akumas.
–Entonces... Asumo que tienes tiempo libre a partir de ahora, ¿o me equivoco? –Nea Interrogó.
–No. –Respondió– ¿Quieres ir a Paris? –Le pregunto.
–¿Quieres que la Baronesa me despelleje? Paso. –Dijo con una sonrisa burlona.
–Te conviene acompañarme. –Dijo llamando su interés– Cuando pise Paris, las cámaras estarán puestas en mí y eso perjudicaría la misión de recuperación del acomodador ladrón llamado G.
–Un imitador imitando las azañas de la legendaria sicaria Black Lotus... Interesante. –Dijo interesado en conocer a ese imitador.
~
Selene camino hacia la puerta, fuera de la blancura terriblemente inocente del Arca, y salió hacia la cacofonía ruidosa que era la Orden. Le dolía la cabeza y todo su cuerpo gritaba de agotamiento. Lo había llevado al límite, sin dormir decentemente durante dos meses. Había sido la noche más agotadora y estresante que había tenido en mucho tiempo. Selene sabía que tenía mucha suerte de haber podido evitar a los dos Noah sola durante tanto tiempo.
En su camino, deslumbro la figura de su hermano Alma, fue hacia él mientras gritaba su nombre para llamar su atención.
–¿Qué pasa, Ren? –Preguntó cuando la vio correr hacia él sin aliento– Te ves fatal.
–Habla el llorón que no puede vivir sin nosotros dos. –Dijo secamente– Pero no te llame para eso.
–¿Entonces...? –Cuestionó.
Selene no habló al principio, sus ojos se empañaron mientras contemplaba lo que estaba a punto de decir.
–...Arigato.
Alma la miró, sorprendido.
–¿De qué? –Dijo incrédulo.
–De no dejarme morir... De los corruptores sentimientos de culpa y celos. Durante los últimos dos meses... has sido el único que me detuvo en mi alboroto. Me hiciste comer algo... Permaneciste a mi lado. Y no importa cuántas veces te dijera que te fueras tú o Saori... se quedaron. Viste a través de la pantalla de la General Lemercier Serine... Viste a través de todas las máscaras que puse para mantenerme estoica frente a todos. Me hiciste... vivir. Como si tuviera un propósito para volver cada vez. –Ella dejó escapar un suspiro– Así que no sé si debería estar haciendo esto.
–No tienes que agradecer. Simplemente te estoy regresando lo hiciste por mí hace 9 años atrás cuando perdí el control y tomaste la responsabilidad del incidente. –Explicó sus razones.
Estaba agradecida por su preocupación, sus interminables regaños. Ella le dedicó una breve sonrisa, cansada, y se derrumbó en sus brazos y la seguridad que eso connotaba. El alivio la inundó y se quedó dormida en el pasillo.
~
Alma se sentó en su habitación, con la nariz enterrada en un libro. El perfil inmóvil de Selene estaba a unos metros de él, recostada en su cama, profundamente dormida. Él la miró y sacudió la cabeza. Habían pasado dos días desde que regresó de Seúl, y desde que se quedó dormida, nadie se había molestado en despertarla. Dio una sonrisa irónica. Se lo merecía por correr como una maníaca imparable durante dos meses sin dormir un ápice...
–¿Sigue durmiendo? –Una voz suave dijo abruptamente, sacando a Alma de sus pensamientos.
–Nea-tou. –Dijo Alma con genuina sorpresa y el Noah, sin invitación, se sentó en el último asiento vacío.
–Estoy aquí para ver si esa idiota adicta al suicidio seguía descansando. Y veo que es así. Así que volveré a mi habitación a descansar antes de que despierte y empiece a darme absurdas tareas. –Dijo con calma, antes de levantarse de su asiento.
–Espera, Nea. –Lo detuvo.
–¿Sí?
–¿Qué pasará a partir de ahora? –Preguntó preocupado por la albina.
–Ella sabe lo que hace. El romper con Yu es parte del plan que hizo. Al igual que a él, ella solo desea protegerlos de los planes de Central. Eso es todo.
–Pero aún no es la reina.
–Más razones para actuar como lo hace. Ella, aunque no lo quiera, necesita la ayuda de la iglesia de Francia para sobrevivir. –Explicó el plan para luego retirarse de la habitación.
~
Selene despertó sin sentirse del todo renovada, pero al menos, descansada. No durmió todo el tiempo que debería se hizo sentir un poco asquerosa, así que decidió ducharse y refrescarse antes de continuar con su día.
Saliendo de las duchas vestida con su uniforme y con el pelo todavía mojado, se encontró con Allen, Nea y Link.
–¿Perdiste algo?
–Estoy buscando a Timcanpy, en realidad... –Dijo Allen– Creo que sé dónde podría estar, y voy a comprobarlo allí.
–¿Te refieres a ese lugar? –Preguntó arqueando una ceja.
–¿Por qué no me sorprende que estuviera ahí? –Dijo obvio Nea.
Caminan en silencio después de eso. Allen iba en medio de ellos tres. No mucho más tarde, se encontraron frente a la habitación del ex General Cross. Allen parecía vacilante.
–¿Tim?
Nea abre la puerta. En lugar de una habitación vacía, son recibidos por Lvellie, quien debe haber estado investigando previamente la desaparición del escurridizo general.
–Es una nueva receta mía... –Les había ofrecido un trozo de pastel cubierto con macarons en un plato en la mano– ¿Queréis probar un poco?
–¿Qué está haciendo... aquí...? –Allen de otra manera había rechazado el pastel.
–Lo mismo os digo. –Lvellie señaló– Está prohibido entrar a esta habitación.
Silencio, antes de que Allen hablara –Desde ese día, Tim ha estado viniendo aquí sin que nos demos cuenta por la desaparición de shisho.
–Vamos, Tim... –Nea le dijo al golem.
–¿No quieres ningún pastel? –Inquirió Lvellie.
–Así estamos bien, gracias. –Selene se negó. Tim voló hacia ellos, aterrizando en el hombro de Nea.
–Archiduque Nea... –Nea se detuvo a medio paso– ¿No fue usted quien mató a Cross Marian? ¿Sr. Decimocuarto?
Dudaba haber visto una cara tan aterradora en mi hermano pequeño antes. Pero desapareció antes de que pudiera parpadear –¿O tal vez fuiste tú, Lvellie? Allen, Elle, vámonos.
Allen y Selene siguen al mayor y haciendo una mueca cuando la puerta se cerró de golpe detrás de ellos.
–Ese tipo pensaría que el tío Nea... ¿a mi shisho? –Allen negó con la cabeza febrilmente– Nunca mataría a nadie... pase lo que pase.
–Olvídalo. Nada ganas con carcomerte la cabeza con eso. –Dijo con calma ante la situación.
–¿Nee-san...?
–Recuerda que hay más implicaciones en esta guerra de lo que crees, Allen-chan. Y alguien lo calla. Recuerda eso. –Le recordó Selene seria.
–Dejando eso de lado... ¿Nos preparamos para ir a Paris? –Les pregunto a los dos menores.
–Sí. –Ambos ascienden.
~
Ah, París. La ciudad del amor, hogar de la mejor repostería, rica cultura y gente amable...
¡Como si!
Kanda fue golpeado violentamente por un anciano que estaba tratando de pasar y después de una peligrosa mirada lasciva, se alegró de ver a las alimañas encogerse y alejarse. Era temprano en la mañana y estabas en la Place de la Concorde, rodeado por una masa de cuerpos que corrían. El movimiento era casi nauseabundo, el mundo giraba un poco más rápido. Los tacones resonaron al ritmo de una lluvia torrencial. El olor de los perfumes flotaba fuerte, mareando a demasiadas cabezas.
A pesar de ser invierno, el aire sofocante se aferró a la parte posterior de la garganta de los Exorcistas y un soplo de alivio viajó a través del aire fresco una vez lejos de la multitud parisina que se movía demasiado rápido.
Se dirigía a la estación de policía donde iba a discutir la liberación del equipo de búsqueda, arrestado como sospechoso en la investigación del Fantasma G.
–¡Está noche no puedo! –Dijo una voz desde el interior del departamento de policía– Se que te lo prometí y lo siento, pero el trabajo es lo primero. ¡Ve a la fiesta tú sola! –Le dijo a una chica de cabello rubio.
–¡Siempre dices eso! ¡Papá, si no pasas más tiempo en casa voy a buscarme a un hombre y me iré de aquí igual que mamá! –Le amenazó la chica rubia, que resultó ser su hija.
–¡¿Cómo?! ¡¿Tienes novio?! –Grito exaltado su padre.
–Te dejaré en cuanto encuentre uno. –Le corrigio.
–¡¿Q-Qué?! –Gritó aun preocupado.
–El capitán siempre tan blando con su hija... –Comentó uno de sus subordinados.
–Siento interrumpir pero tiene visita, capitán. –Informo otro.
–Ahí tienes tu preciado trabajo, currante compulsivo. ¡Le pediré disculpas al director, pero me debes una! –Dijo debiéndole un favor.
–¡¡Hablas como tu madre!! –Le reprocho.
–¡Ups! Perdoné. –Se disculpó con la persona que se choco.
–Ten cuidado. –Dijo con indiferencia, pero educó sus rasgos en una expresión más neutral y la ayudó a estabilizarse.
Su estado de ánimo era pésimo después de que toda esta ciudad lo hubiera sondeado con codos y bastones (este le había dolido) y ahora, para colmo, una mujer tonta le quitó el aire de los pulmones. Pero incluso él no se quejaría de lo que claramente había sido un accidente.
Sus ojos se hincharon mientras miraba su cara - Mujeres.
–Fuera de mi camino.
El capitán era un hombre de estatura alta de cabello rubio ondulado y ojos azules. Él lo miraba con aprensión y desconfianza.
–¿Es usted el capitán Galmar? –Preguntó Kanda.
Había una expresión en el rostro del capitán que irritó al joven japonés.
–¿Y usted es? –Galmar dijo con un aire irritantemente superior, inflando su pecho para encontrarse con el rostro del Exorcista japonés. Su brazo empujaba a la mujer joven fuera del camino.
–¿Eh?
–Hemos oído que algunos de nuestros compañeros están detenidos aquí. ¿Podemos hablar con ellos? –Intervino Marie antes de que se produjera una discusión.
Galmar solo echó una mirada más al grupo, finalmente notó los emblemas plateados en sus uniformes.
–¿¡La Cruz rosada!? ¿¡La Orden Negra!? –Respiró– ¿Qué hacen aquí...?
El camino hacia el arresto fue silencioso y llegaron a las puertas de acero.
–Lo siento, pero no puedo soltarles. Son sospechosos del caso que intento resolver. Deberían estar por aquí. En cualquier sitio, solo tienen que encontrarles. –Dijo Galmar, después de haber llevado al resto de los Exorcistas y Link a las celdas donde se encontraban los sospechosos del caso Fantasma Ladrón G.
–¡¿Pero qué pasa?! –Allen estalló en shock.
–¿Esto qué es, Halloween? –Kanda llamó confundido.
–Capitán, ¿quiénes son? –Preguntó Marie a la más tranquila del grupo.
–Todos ellos son el misterioso Ladrón G. –Dijo el inspector.
–¿El misterioso Ladrón G? ¿Ese del que todo el mundo en Paris habla? –Marie preguntó con incredulidad– ¿Lo sabías, General Renelle?
–¿Por qué crees que acepte venir? La Baronesa no deja de fastidiarme con que resuelva el caso. –Dijo Renelle hastiada de que la imiten.
–Qué horrible ser tú, Elle. –Dijo burlón Nea, recibiendo un dardo, el cual él atrapo sin ningún problema entre sus manos.
–¡¿Le ha cogido?! ¡¿Y es más de una persona?! –Dijo Allen todavía confundido pero entendiendo algo. Los detenidos entonces comenzaron a llorar desesperados por no ser G.
–¡¡Nosotros no somos G!!
–¡¡G nos ha hecho esto!!
–¡Por favor creanos, Capitán Galmar!
–¡SOMOS VÍCTIMAS!
–G es el verdadero ladrón! –Varios cautivos suplicaron.
La vena en la frente de Galmar comenzó a latir y pateó la puerta de una celda con frustración. Uno de los prisioneros que estaban adentro había decidido hacerse el descarado y preguntar –Si fuimos nosotros, ¡¿dónde están los objetos robados?!
–¡A callar! ¡¡Os cogimos con las manos en la masa!! ¿Cuándo vais a dejar de fingir? –Galmar se enfureció, con el rostro de un interesante tono tomate.
–Por favor, Inspector... Debe darse cuenta de que le estamos diciendo la verdad. ¡El misterioso Ladrón G no es un hombre normal y corriente! –Gritó un hombre, presionado contra la puerta de su celda.
–¿EH? ¿De qué estáis hablando? –Hubo gemidos ante la negación aparentemente profunda del inspector y la confusión de los Exorcistas solo aumentó.
–¿Dónde están los miembros de la Orden Negra, princesa Lemercier? –Link le exigió.
Selene no dijo nada y solo camino hacia la parte trasera de las celdas de detención –Hola chicos, siento que nos hayamos demorado.
–¡Hime! –Gritó Gigi, pero fue amortiguada por el vidrio aprueba de balas de la celda– ¡¡Habéis venido a por nosotros!!
–¡Gracias a Dios!
–¡Ayudadnos, por favor! –Sollozaron los buscadores.
–¡Gigi! ¡¡Y un grupo de rastreadores!! –Allen gritó sorprendido por los cuatro rostros llorosos presionados contra el vidrio, manchándolo con mocos y huellas dactilares.
Tanto Kanda como Selene se movieron rápidamente, su pie chocó contra el vidrio. El vidrio crujió y se abolló, una telaraña vidriosa rodeó su pie anclado, pero el nivel de fuerza de Selene fue mayor que terminó rompiendo el vidrio, sorprendiendo a todos en especial al capitán.
–¡Ah! ¡Había olvidado la fuerza monstruosa de Nee-san! –Grito aterrado Allen.
–¡Tú...! –Siseo furioso Galmar.
–Eso demuestra la falta de ingresos... –Murmuró la Diosa.
–¡¿Qué coño hacéis metidos aquí?! –Kanda siseó completamente enojado, los hombres se arrodiaron en el suelo ante la diosa, pidiendo perdón por esa humillación.
–¡WAAH! ¡Lo sentimos nuestra Señora! –Los tres Buscadores dijeron rápidamente.
–Renelle-kohai da más miedo que Kanda. Ahora entiendo porque nunca la contradecías. –Dijo Marie.
–Urusei, Marie. –Siseo Kanda molesto, con un leve rubor en las mejillas.
–No sabemos lo que nos ha pasado... –Sollozó un buscador.
–Oímos que había sucesos extraños en la ciudad y pensamos que podría ser Inocencia. Así que vinimos a investigar. –Gigi comenzo.
–Komui nos lo contó todo. –Kanda dijo molesto– Dijo que perdió el contacto con vosotros después de eso.
Allen estaba de rodillas, presionado contra el vidrio y observando con simpatía los ojos muy abiertos la ruina del hombre en el que se había convertido Gigi, bajo la presión combinada de la ira de Kanda y la estadía en prisión.
–¿Qué paso? –Preguntó Marie suavemente.
–¡Lo último que sabemos es que estábamos investigando! Pero entonces...
–Nos encontramos vestidos así y encerrados en la cárcel...
Con la boca abierta, los Exorcistas y el Noah los miró con incredulidad.
–¿Eh? –Preguntó Kanda incrédulo, Allen se puso de pie.
–¡¡Lo sentimos mucho!! –Gigi miró disimuladamente a Kanda– ¡Pero! ¡Hemos aprendido algo importante estando encerrados aquí! ¡¡La Inocencia está relacionada con el misterioso Ladrón G!!
Tanto Kanda como Allen lo miraron fijamente, escudriñando.
–¡¿P-Por qué me miráis así?! Puedo parecer ridículo, ¡pero lo que digo es verdad! –Resopló.
–¿Sí? ¿Qué te hace estar tan seguro? –Allen preguntó haciendo todo lo posible por creerles.
Antes de que Gigi pudiera responder, otro prisionero habló.
–¿¿Estos son los Exorcistas que mencionaste, Gigi-chan?? Qué monos.
–Está es la señorita Bonnaire. –Gigi se apresuró a presentar a un travesti– ¡Aquí, ella es la jefa! La trajeron como sospechosa hace seis meses.
Kanda, Nea y Allen se estremecieron de incomodidad –¿"Señorita"...?
–El misterioso Ladrón G no es humano... La G es por "fantasma". –Ella apoyó la cara en los nudillos y sus ojos de largas pestañas cayeron levemente– Sabemos tres cosas de él. –Hizo una pausa, arrugando la nariz– Primero, viste alocado disfraces. Segundo, siempre envía un anuncio antes de cada crimen. Y tercero, no tiene cuerpo físico. ¡Por eso utiliza el cuerpo de cualquiera para cometer los crímenes! –Habló más fuerte, mirando deliberadamente a Galmar– ¡Y por eso siempre aparece un nuevo G, aunque el Capitán encierre a un montón!
–¡Eso es absurdo Bonnaire! ¡¿Crees que hablando así te sacaremos de aquí?! –Bonnaire solo resopló y miró hacia otro lado.
–¿Han acabado? ¡¡Voy a tener que pedirles que se marchen!! –Rugió Galmar, con la cara enrojecida.
Los hombres que lloraban atravesaron los graneros y se agarraron a las piernas de Allen, algunos brazos se agitaban impotentes sin poder alcanzarlos.
–¡¡No nos podéis dejar!!
–¡No nos dejes!
Allen los miró compasivo pero se dio la vuelta. No había mucho que pudieran hacer en este momento, y si querían liberarlos, tenías que atrapar al verdadero ladrón.
–¿Tú qué opinas? –Preguntó Allen.
Los gritos desesperados se mezclaron con el murmullo de protesta que lo rodeaba.
–No detecto ninguna mentira por los latidos de sus corazones... –Confirmó Marie.
A Kanda realmente no parecía importarle lo que sucedía a su alrededor, mucho menos por el científico y los Buscadores que estaban tras las rejas.
–Ladrón o fantasma, todo terminará cuando cojamos la Inocencia.
–¡EEh! ¿¡Qué estás diciendo!? –Galmar pisoteaba frustrado, con el ceño fruncido y los dientes apretados por la declaración de Kanda– ¡Este es mi caso...! –Gritó, pisando fuerte.
–Ie. A partir de ahora, la reina Ren se hará cargo de este caso. –Corrigio Selene, mostrando el emblema de la Familia Lemercier ante la policía e tomado el caso sin que ellos pudieran decir algo por ser un decreto real del actual monarca de Francia.
El capitán francés abrió la boca con furia, luego la cerró bajo la mirada de Selene y se retiró sin más que decir.
–Oye, tú. –Le dijo Kanda a Selene, que se detuvo.
Ella pareció sorprendida por la solicitud y pero luego pareció estudiar el rostro de Kanda con un escrutinio al que no estaba acostumbrado, y asintió.
Kanda vio que estaban solos y él aprovechó la oportunidad para sacarle las respuestas que buscaba.
–Quería preguntarte algunas cosas. –Dijo en voz baja.
–...Adelante. Pero si es por los rumores, ahorrame el tiempo, de lo contrario, piérdete. –Le advirtió que fuera al grano de sus interrogandotes.
–...Bien. ¿A qué viniste realmente? Para ti esto debe ser fácil y para... ese Noah. –Se estremeció ante la repugnante terminología.
–...Lo es... Pero al mismo tiempo no lo es. –Aclaro a medias, confundiendo a Kanda más de lo que ya estaba– Vine porque es un problema de la corona y alguien de la familia Real Lemercier debe atenderlo cuanto antes. –Explico sus razones, a medias como siempre. Últimamente Selene explicaba todo a medias o mentía en sus reportes para que nadie supiera de sus verdaderas razones en esta guerra.
–Otra vez a medias, ¿eh? ¿No te cansas de hacerlo todo el tiempo? –Dijo cansado de su actitud.
–¿Y tú que nada te importa, cuando en realidad es todo lo contrario? –Selene dijo un poco fríamente.
–¿Qué significa eso? –Dijo él en el mismo tono que ella usó.
Después de que él se tomó tanto tiempo debatiendo si debía confrontarla o no, ella simplemente le restó importancia a su pregunta como si se quitará el polvo de la chaqueta. Kanda podía sentir la ira arrastrándose dentro de él y decidió que sería prudente irse antes de que comenzará a gritar.
Renelle suspiro y se acercó a él, deteniéndose frente a él.
–Las cosas han cambiado, Kanda-san. Deberías... preocuparte menos por mis asuntos ahora. Sería mejor para los dos.
Tenía el deseo más salvaje de agarrarla y... sacudirla violentamente por los hombros o sostenerla con fuerza entre sus brazos. Ambos eran igualmente tentadores.
–Debo irme. Tengo trabajo que hacer y tú también.
–Una última pregunta. –Dijo, como si le estuviera pidiendo su permiso para hacerlo.
–Adelante. –Autorizo que hablará.
–¿Cuándo estuvimos juntos, no sentiste nada?
Notó que los labios de Selene se contraían, casi en una sonrisa, divertida por su apatía. La súbita comprensión de que nadie, excepto Alma, Allen, Saori y Nea, había recibido directamente una sonrisa de ella durante los últimos dos meses que se derrumbó en el cerebro de Kanda.
–¿Tú qué crees? –Dijo con vacilación, la media sonrisa aún permanecía en sus labios.
–¡Por algo te lo estoy preguntando!
Estaban discutiendo, bromeando alegremente, trayendo recuerdos nostálgicos y agridulces a la mente de Kanda. Esas noches en las que ninguno de los dos podía dormir, cuando Selene se acostaba a su lado, sus dedos entrelazados, su voz resonando en su mente... eran demasiado dolorosas. Quería terminar con la charla sin sentido, quería sacarla del juego.
–Eres ruidoso... como siempre. –Dijo fingiendo estar adolorida, tapándose los oídos.
...Pero no podía. Porque ella siempre ganaba. SIEMPRE.
–Ya. Deja de cambiar el tema y habla de una vez.
–Ya, lo entiendo. –Dijo finjiendo estar cansada y se destapó los oídos– Decir que fue un error... como siempre, sería mentirle a mi corazón, como siempre. Pero decirte que "te sigo amando", también es "mentirle" a mi corazón. Y solo te lastimaría aun más de lo que ya lo hago. –Aclaro con una mirada y un tono de voz triste.
–Entonces... –Dijo cabizbaja, ansioso por escuchar su respuesta.
Las palabras salieron a borbotones de su boca, imparables, incontrolables. Kanda inmediatamente deseó poder retractarse de alguna manera mientras miraba la expresión de Selene, llena de culpa y dolor. Su rostro se suavizó instantáneamente, poniendo una mirada sincera.
–Mi respuesta es obvia, Yu-kun. –Dijo calmada y sincera, después de un momento de silencio– ...Te amo. –Dijo viéndole cristalina por las lágrimas que se formaron en sus ojos.
Él se sorprendió. Y no pudo controlarse más, extendió la mano y la agarró por los hombros y la acercó a su pecho en un abrazo que le rompió los huesos. Parecía tan pequeña, tan frágil en sus musculosos brazos. Incluso esta acción no estaba permitida, este abrazo del que había sido privado durante tanto tiempo. Su figura era tan familiar, su silueta tan tangible, que lo volvía loco.
Kanda sintió que se relajaba reflexivamente, y la simple comprensión hizo que la sangre se le subiera a la cabeza. Quería más inmediatamente, quería que regresarán a los tiempos en los que podía amarla incondicionalmente, sin ningún temor a ser rechazado.
Deslizó una mano bajo su barbilla, obligándola a mirarlo a los ojos. Le enviaba escalofríos por la espalda solo de mirar esos ojos extravagantes, esos colores exóticos que parecían fuera de lugar en su rostro oriental/francés. Sin pensarlo, se inclinó para besarla.
Sujetó su rostro y sello sus labios con los de ella. Ella estaba recostada por la pared mientras Kanda sujetaba su nuca, profundando el beso.
Los labios de Selene temblaban ante la dulzura de la boca del azabache al incitarla.
–«Esto no está bien...» –Pensaba Selene, amagando en corresponder el beso.
La ojirosa cedió, no se resistía ante la tibia lengua del azabache, entreabrió los labios y subió sus manos hasta la nuca del muchacho, este la sujeto de la cintura con ambos brazos, el beso era tierno, dulce, y a la vez voraz, posesivo.
–Gomene, Yu. –Dijo, separándose un poco de él– Juntos no podemos ser felices. No puedo...
Los dos se miraron, sus expresiones de dolor se reflejaban en el rostro del otro. Hubo un silencio tenso. Los ojos onix se encontraron con los rosa black baccara desde el otro lado de la habitación, provocando una intensidad que nadie podía romper.
–Aishiteru, Yu. –Dijo para luego alejarse corriendo con nuevas lágrimas en los ojos. Eso descolocó a Kanda por completo, mientras la veía marchar sin poder detenerla.
Kanda se enderezó y se dirigió al pasadizo que los demás habían tomado sin decir una palabra más. Porque tomó una resolución mientras caminaba por el pasillo oscuro.
Tenía un camino. Un camino. Un deseo.
Recuperar a toda costa y sin importar que a Renelle, a la mujer que juro proteger con su vida desde niños junto con Alma y encontrar a esa persona para hablarle de su pasado con él y Alma. Las apuestas eran demasiado altas, los riesgos demasiado grandes. Él correría esos riesgos. Él sería capaz de entrar al mismísimos infierno para recuperar a Renelle y él sabe que lo hará. A pesar que su orgullo o Renelle no estuvieran de acuerdo.
~
Al irse a hospedarse al hotel asignado que le dio la Orden, Selene pasó junto a Allen y Link, para irse a quedarse en el palacio junto con Nea.
Al principio, Allen trató de ignorarla, pero después observó a la chica con preocupación irse por otro camino con Nea.
–¿Necesitas ir tras ellos? –Ofreció Link, notando que Allen miraba a otro lado, casi queriendo ir tras ellos.
Allen negó con la cabeza derrotado antes de darle a Link una mirada acusadora –Se los reportarás al Inspector Lvellie, ¿verdad?
–Bueno... –Link lo pensó. Su estado de estancamiento no beneficia exactamente a la misión actual, y dejar al chico fuera de su vista por un tiempo no es tan malo– Si regresas dentro de 10 minutos, fingiré que nunca vi nada. A parte, van a su hogar, el del Ex General Sage.
Los tres Exorcistas parpadearon por haber olvidado que este es el hogar de Renelle y el rey Sage, antes de convertirse en General de la Orden. Allen va rápidamente tras ambos en la dirección en que se fueron. Allen la vio en una pequeña área entre la puerta de la cabina y la puerta del exterior del hotel. Él se detuvo una esquina doblada.
La chica estaba de pie frente a una pequeña ventana, su extraño golem negro flotaba a su lado. El ruido estático proveniente del pequeño demonio sugirió que la niña estaba tratando de conectar una llamada.
Con un fuerte clic, se contestó el teléfono del otro lado de la conexión.
–[¿Hola?] –Dijo una voz de mujer.
–¿Kaa-chan, imoto? Somos nosotros, Ren, Nea-touchan. –La niña le respondió a la mujer, su tono era suave de una manera que Allen nunca había escuchado hablar a la niña. Allen se giró, pensando que no debería escuchar a escondidas ni interrumpir su llamada. Sin embargo, no se fue. Quería escuchar su voz.
–[¿Ren? ¡Luna! ¡Anata! ¿Cómo estáis?] –La mujer del otro lado estaba bastante emocionada.
–Estamos bien. Siempre te preocupas por nada. –Allen podía escuchar la felicidad en las palabras de su tío y la sonrisa sincera de su prima-hermana. Fue entonces cuando finalmente entendió por qué ambos estaban tan ansiosos por volver a Paris: era para volver a ver su familia. Probablemente realmente querían pasar más tiempo allí. Se dio cuenta de que no sabía nada de ambos: asumió que la Orden era su único hogar, como el resto de ellos.
–En fin... ¿Cómo están todos? ¿Luka-niichan, Stella-neechan, Sam, y todos? –Preguntó por todos sonriente Selene de volver a saber de ellos.
–[¡Estamos bien! Por cierto, Luka-kun sigue al pendiente de ti. Si las cosas no funcionan con Yu-sama, Luka-kun siempre estará ahí para ti.] –Le dijo picara y burlona a la albina.
Al escucharla, su cara se vuelve rojo por la vergüenza de sus bromas de mal gusto –Jaja, muy graciosa. –Dijo sarcástica– Pero no. –Dijo recuperando su semblante.
–[Bueno... Lástima ~ Qué se le puede hacer.] –Dijo fingiendo decepción– [En fin, anata, Luna, ¿cuándo volvéis? Sami no deja preguntar por su padre e hermana y cuándo volverán a casa.] –Dijo con un puchero.
–Pronto, Yona, pronto. Porque yo también os extraño. A ti y a nuestra amada Aupink Lotus. –Prometió Nea.
–Demasiado azúcar para mi paladar. –La albina se río de los dos mayores, causando que Allen sintiera una sensación inexplicable en su pecho. Sentía como si su pecho se contrajo dolorosamente al sentirse excluido de esa familia conformada por ellos dos, la tal Yona y la tal "Aupink Lotus".
–[¿Y Allen-niichan y Alma-niichan?] –Hablo una voz infantil de unos 13-14 años en el teléfono– [¿Cómo es la Orden? Su comida, su gente, si son buenos con Nee-chan y tou-san... ¡Quiero saberlo todo, absolutamente todo!] –Grito la niña haciendo que ambos se alejarán un poco de la bocina del teléfono por el grito.
Selene se repuso y volvió a colocar el teléfono en su oído –Ah, ya sabes... Oscuro, pero cálido a su manera. La comida es buena, sus miembros son buenos entre sí. Y de Ani-ue y Allen-chan están ansioso de conocerte y mimarte con muchos dulces y juguetes por ser la niña más buena del mundo. –Dijo haciendo reír a la niña.
–[Je veux te rencontrer, ma soeur.]
–Je sais, je sais... Et eux à toi, chibi. –Dijo molestando a su hermana menor, pero en un tono débil.
–[Sami, necesito hablar con tu madre, ¿me la pasas?] –Pidió Nea.
–Haaaiiii ~ Kaa-san, tou-san quiere hablarte. –Le pasa el teléfono a su madre.
–Gracias. Ve un momento con Luka-kun, yo en un momento estaré contigo. –Le dijo a su hija.
–Haaii~~ [No olvidéis venir para mis 15.]
–Falta unos meses. –Le recordó antes de que la niña se fuera a por su primo.
–[Es increíble como pasa el tiempo...] –Dijo soñadora.
–Sí, y si no me doy prisa, es capaz de quitarme la corona junto a mis otros hermanos menores.
–[En fin, estáis en Francia, ¿iréis a ver al anterior King Sage?] –Preguntó.
–Solo iré por lo obvio. –Corrigió Selene.
–[Así que iréis a ese lugar. Bien, os deseo suerte. En especial tú, Luna.] –Les deseo suerte.
–Lo tendré. Ya debemos irnos.
–[Oh, entiendo.] –Su voz sonaba triste, pero lo entendía. Allen apretó la mandíbula. Realmente no debería estar aquí, escuchando a escondidas su conversación, escuchando sus dulces palabras, su risa alegre y su vulnerabilidad cuando nada de eso era para él. Solo se giro y salió en silencio.
Allen volvió con los demás sin decir nada y tomar su llave de su habitación asignada. Link observó al Exorcista y dedujo que el conflicto no se resolvió en absoluto. En todo caso, simplemente empeoró. Decidió no cuestionar a Allen, después de todo, el Exorcista en realidad nunca se fue.
Tanto la princesa falsa como el 14ª escucharon el silencio del golem de Selene. Lo que dijo obviamente sorprendió a Yona, quien estaba teniendo problemas para responder. La niña escuchó a la mujer suspirar al otro lado –[¿Selene? Aunque no seas nada nuestro, y realmente no has vivido con nosotros durante tanto tiempo... solo recuerda que para anata y para mí, eres nuestra hija e hermana mayor de nuestra hija. Nuestro hogar siempre será tu hogar, nosotros siempre estaremos de tu lado.]
La chica asintió mientras una lágrima descendía de su ojo silenciamente, aunque Yona o los demás no la hubieran visto –Lo sé, Yona... kaachan. Gracias.
–[Os esperamos aquí para vuestro regreso.]
Con un clic, la conexión terminó. El golem voló de regreso a su abrigo. Se quedó frente a la ventana unos minutos más e sintió la mano de Nea en su hombro izquierdo, dándole apoyo e haciéndole saber que él sigue para ella y viceversa.
–Debo ir a cambiar las coronas. –Soltó finalmente después de estar en silencio.
–Entiendo. –Comprendió mientras le entregaba a Sodom a él.
–Volveré pronto. Cuidaos el uno al otro en mi ausencia. –Dijo acariciando su diminuta cabecita, que gustoso acepto los mimos de su dueña.
–Cuídate. –Dijo antes que la chica asistiera y se fuera. Él y Sodom ven a su ama corriendo y saltando entre los techos de los edificios tras otros hasta llega a su lugar de destino e hacer el intercambio de la corona falsa con la verdadera.
Cuando se disponía a volver, una figura misteriosa de más o menos su edad la vio a lo lejos y fue a su dirección.
–Black Lotus. Así te hacías llamar en el teatro, ¿no? –Dijo haciendo sorprender al neko negro por saber esa información que solo sus amigos y una modista de Paris conocían ese secreto.
Selene se volteo y sus ojos se abrieron hasta no poder más al reencontrarse con una esbelta y hermosa chica de baja estatura. Su cabello era azul cyan, largo, ondulado y suelto, con excepción de dos cebollitas (peinado) una a cada lado de su cabeza de las cuales cuelgan dos coletas que enmarcan su rostro y en cada punta de las coletas tiene un anillo dorado. Tez clara y ojos azules. Viste un vestido crema, con tirantes finos, falda de gasa a capas y tres pequeños botones marrones que se moldeaba a sus curvas, la forma en que el vestido color crema se veía un poco más alejado de su piel pálida y los tonos neutros hacían que sus ojos se destacaran más.
–Ceres... –Solto en un susurro bajo su nombre de artista callejera.
–Sí y no, Lotus. –Respondió al escucharla– Soy Leila, por si lo has olvidado.
–El que finja que lo haga, no significa que no recuerde a la mocosa que le cambiaba los pañales e recibía las palizas de Chaser para alimentarte. –Le recordó.
–Sep... –Dijo asqueada al recordar esa infancia de malas pulgas– En fin, ¿qué te trae devuelta a esa ciudad?
–Negocios. Unos de los cuales te quiero lejos de ellos y de mí. –Dijo misteriosa como siempre.
–¿Aun sigues siendo así? Tal vez Ji Hoo te siga odiando por matar al único hombre que vio como un padre, pero yo si te perdone hace años y más cuando te fuiste y nos dejaste.
–Economicamente me hice cargo. De vosotros y de los demás niños.
–Y te lo seguimos agradeciendo. Pero no es suficiente para seguir preguntándonos en dónde estabas y qué fue de ti. –Le reprocho.
–Como dije, no te incumbe. Ahora, piérdete de mi vista. –Dijo fríamente para luego marcharse pero en eso fue interceptada por Leila. Se agachó, esquivo su ataque, se paro detrás de ella para tomar su mano, pero ella la esquiva y la tira al suelo haciendo que Renelle pise el suelo para recuperar el equilibrio, Leila la tome del brazo haciéndole una llave y la inmovilice debajo de ella, quedando sentada encima de ella.
–¿Y se supone que esta es la famosa asesina, Black Lotus, la favorita de Chaser? –Dijo con burla en su tono de voz.
–Veo que con pasar el tiempo, los gaki aprenden a tener la lengua más afilada que los adultos. –Dijo burlándose de ella, aun sabiendo en la posición que se encontraba.
–Veo que a pesar de los años, nunca aprendiste a morderte la lengua y más en la posición que te encuentras. Es-tú-pi-da. –Dijo doblando su brazo, para generar presión y dolor en su músculo, pero ella no solto dolor alguno, pero si se impresionó al ver a Tsukuyomi responder a ella.
–Tsukuyomi... Tú... –Dijo en un intento de moverse, pero le fue imposible.
–Un movimiento en falto y despídete de ese brazo tuyo. –Le amenazó.
–No me importa, rompeme el brazo y te llevarás una mala decepción de mí. –Dijo como si no le importaba perder su brazo izquierdo.
–Como quieras... ¡Voy a rompértelo! –Cumplió con su amenaza y le presionó el brazo hasta romperselo, pero Renelle fue más lista y se lo doble ella misma para liberarse de su agresora en un rápido movimiento que a penas si pudo detectar con su visión– ¡¿Cómo?!
Renelle aparece detrás de ella, la toma con la baja guardia, la agarra de su dedo anular, la alza al aire e rompiéndole el brazo para luego propinarle una poderosa patada que la manda dejo de ella y se va antes de que ella se reponga e se prolongue esa batalla. Ya que ella recordaba que Leila era la mejor en artes marciales e armas de cuchilla después de ella.
~
–Dime, Allen... –Una bocanada humeante escapó de sus labios– Ahora que lo pienso, nunca te había preguntado esto antes, ¿te gusta Tim? Originalmente te que dije que lo dejaría a tu cuidado, por siempre fue nuestro plan que te quedarás con él permanentemente. Ya le dije a Tim que haga lo que desee. Probablemente no quieras escucharme, quien sigue los deseos del Archiduque, pero si crees que el camino que tomaste fue forzado por él y por mí, estás equivocado. Solo quería decirte eso. Y aunque te cueste creerlo, Nea siempre te quiso al igual que a Ren como lo hace su esposa y tu media hermana. El camino que creaste solo te pertenece a ti. Al igual que Ren. El suelo que pisas se solidifica y se vuelve un camino. Eres el único que puede crear tu camino. Deja de usar la máscara de Mana.
Todavía podía verlo claro como el día. El maquillaje de payaso, las palabras amables y los ojos cálidos.
–¡Lo mismo va para Ren!
Allen colocó una mano enguantada sobre su frente, el material frío aliviaba su piel quemada.
–Dile que deje de correr tras su espalda y queje de escapar de su destino ocultando su rostro con la máscara de Sage. Caminen por su propia cuenta... si no se han rendido.
La visión debajo de sus párpados cerrados lo sacó de su ensimismamiento. Por alguna razón, la máscara de payaso... La máscara de Mana, se habia visto aterradora en él.
–No importa cuántas veces lo escuche, –Estaba tirando de las mejillas de Timcanpy con frustración– suena como su deseo. –Un tirón particularmente fuerte– ¡Eso me molesta! –¿Había sabido su maestro todo el tiempo el destino que le esperaba? La idea no le sentó bien.
–¿No es un deseo? Ya que te dejo en claro que eres el heredero de la fortuna de los Campbell. –Dijo Link, con la espalda recta y un libro abierto en la mano.
–¡Es que, él no suena de esa manera! –Allen se quedó en silencio, con la mirada vagando a media distancia– Sí. –Se puso de pie, quitando el polvo de los copos de nieve con las manos– Mi camino no está hecho aún. ¡Yo soy quien debe crearlo por Nee-san, mis tíos y mi hermana menor!
Hubo una pausa. Link parecía pensativo por lo que Allen preguntó con cautela.
–Así que, Nee-san, ¿puedo comer la última do...? –Allen miró hacia arriba para ver que se había ido– ¿A dónde fue?
–La princesa Lemercier volvió a desaparecer hace unos minutos. Cuando empezaste a oír la grabación. –Dijo Link, pasando las páginas de su libro de repostería.
–Maldita sea. –Murmuró Allen poniéndose la capucha sobre la cara– Soy estúpido. –Selene, alias Renelle también estuvo bajo el cuidado de Cross una vez. Ella lo estaba pasando remal al haber roto con Kanda y al día siguiente tomar su Judgment y su puesto de General. Allen creía que a ella no le importaban esas cosas, pero después de esa llamada y ese mensaje dejado por su maestro, descubrió que ella de alguna manera estimaba a Cross por ser su padrino. Giró la cabeza ligeramente hacia su comunicador en la oreja– Renelle-nee. Ren. ¿Puedes oírme?
Silencio y luego el que no quería escuchar respondió –Ella desconectó su comunicador. Esa idiota princesa con complejo de suicidida.
–No la llames así. –Dijo Allen comiendo la última media rosquilla mientras le daba a Tim la otra mitad– Renelle-nee está triste y entiendo por qué. No debe serle fácil soportar ver la cara de BaKanda.
–[Deja de meterte en mi vida, maldito Moyashi.] –Le replicó Kanda desde su golem.
–Pero soy su hermano. –Le recordo– Y soy Allen.
–[Si ella quiere hablar de nuestro rompimiento se va a buscar a su verdadero hermano que es Alma y no un enano maldito como tú, Moyashi.]
–Vaya, finalmente admites que aun tienes sentimientos por nuestra princesa.
–[¡Urusei! ¡Eso no es de tu incumbencia!] –Le grito Kanda.
Después del suspiro de sufrimiento, Marie simplemente no pudo evitarlo.
–¿Qué sucede, Marie? ¿Escuchaste algo? –La voz de Kanda se deslizó desde algún lugar arriba. Probablemente había escalado la estatua.
–No, todo está bien. –Aseguró Marie.
Selene se sentó en el Muro Este del edificio sentada de forma inapropiada en el borde de dicho muro. Tenía la capucha puesta, una mano enguantada sobre su frente y un cigarro en malestado a punto de consumirse y con todo eso, levantó la cabeza hacia el cielo dejando que los pequeños copos de nieve se mezclarán con las lágrimas que inundaban sus ojos y corrían por sus mejillas.
¿Qué le pasaba a ella? ¿Por qué estaba llorando de la nada y en medio de una misión? ¿Y cómo no estarlo, si su plan se estaba saliendo de control? Sodom voló de regreso y aterrizó sobre su cabeza encapuchada enroscando su cola alrededor de sí mismo. Ahora lo único que tenía de Cross era su voluntad de seguir viviendo y Judgment.
–Idiota, viejo pervertido. –Sollozó secándose las lágrimas y dejando que los fríos copos de nieve cayeran sobre su rostro.
–"No es momento de llorarle a los "muertos", Elle". –Cito sus palabras autoritario.
–Ya lo sé. No tienes que recordarmelo. Es solo que... –Se reprocho a sí misma mientras se limpiaba las lágrimas.
–¿Es por Yu-kun y los chibiki? –Preguntó completando su frase.
–No del todo, pero sí... Antes de venir aquí, tuve una visión. –Dijo sorprendiendo a Nea.
–¿Qué?
–Como lo oyes. Aun sabiendo de la premonición, vine a este lugar por ese niño y por mis hermanos. Ya que estar aquí, probablemente me maten. –Explico sus verdaderas razones de por qué estaba en Paris.
–Primero muerto antes de verte morir... ¡¿Me oíste, bola de algodón blanco?! –Dictó lo más molesto que se encontraba Nea ante lo que estaba pasando con su Diosa actual.
–Arigato/mercy, tou-chan. –Le agradeció con una sonrisa sincera.
–No me agradezcas aún. –Dijo con sorna– Hazlo después de acabar con esta maldita guerra y matemos a Ares. ¡Porque lo haremos juntos, Luna! –Dijo tomando su mano
–Y así será, Nea-touchan. –Dijo apretando su mano haciendo que Sodom salga de su escondite y ponga su diminuta mano encima de las suyas para luego sentir tres manos fantasmales sobre las suyas y ve a su encarnación, a la yo mujer de su hermano y a su anterior guardián diciendo que estarán con ellos hasta el final apoyándolos y dándoles su poder a ellos tres.
Un pequeño punto rojo en la cola de Sodom le dijo al golem que tenía una llamada persistente. Sodom respondió a la llamada, pero lo hizo justo cuando las palabras escaparon de la boca de Selene.
–Cumpliré mi promesa hasta el final.
–Y se que lo harás. Ya que eres la flor de Loto de la eternidad que traerá la esperanza al mundo. –Le recordó Nea su profecía.
–[¿De qué estáis hablando, idiotas?] –Kanda grito confundido pero aún con su mal humor a través de su Golem. Selene saltó de que los habían escuchado pero fingió su enojo haciendo que Nea suelte una risita por su gesto infantil.
–¡A quién estás llamando idiota, idiota! –Le gritó haciendo que su Golem se tambaleara pero volvió a la vida.
–[Maldita, Nieves.] –Se quejo Kanda por dejarlo casi sordo– [Ya casi es la hora.]
Kanda tarareó con arrogancia, el tono tomando un tono burlón.
–No permitas que la policía de París tome nuestra presa delante de tus ojos. Princesita de París.
–[Lo mataré cuando acabe esta misión.] –Amenazó al espadachín.
Marie suspiró –No es nuestra presa. Es el Ladrón Fantasma G, Kanda. –Kanda definitivamente se encogió de hombros. Marie no necesita ver para saber.
–[¡Entiendo!] –Allen asintió a través del Golem.
~
Alrededor de la medianoche en el Louvre, los agentes de policía se encontraban en posición alrededor del museo para proteger las joyas que el Fantasma Ladrón G intentará robar.
"Esta noche visitaré al "regent", la religión nacional que está en posesión del Museo Louvre".
"Sinceramente, Ladrón Fantasma G".
Sin embargo, la guinda del enfado del inspector fue la parte inferior de la nota manchada con lápiz labial, sellada con la promesa de una travesura impune.
–¡Maldito, ladrón! –Grito el hombre, arrugando la excéntrica carta.
En este punto todos los policías estaban escuchando y observando a su capitán. Nadie custodiaba la corona que ya se había deshecho de su vitrina.
La figura disfrazada se había detenido, con la corona en la mano y escuchando con creciente diversión.
–Buenas noches. Capitán Galmar. –Galmar se dio la vuelta, con un ojo gigante mirando directamente a su alma.
–¡G está aquí! –Galmar grito.
El chillido de las sirenas llenó la noche, una silueta se estrelló contra una de las ventanas del Louvre. Cayó una lluvia de cristales afilados y los policías se cubrieron la cara para evitar los peligrosos fragmentos. Vieron impotentes cómo el bandido saltaba sobre ellos, el rostro de un hombre pobre su trampolín hacia la libertad.
–Me llevaré esto, capitán-dono~ –Gritó burlonamente y se colocó la corona en la cabeza. Se alejó saltando, una risa histérica atravesando las sirenas.
Eso fue hasta que el ladrón tropezó con la vaina extendida de la katana de Kanda. Gimió de dolor, su trasero chocó contra el suelo sólido y la corona voló de su agarre.
–Yo, ladrón bastardo. ¿Tienes un minuto? –Kanda sonrío, con la espada desenvainada hacia su costado.
–[Asegurate de no romper la corona, Kanda.] –Le recordó Marie.
–Qué molestia...
G trató de ponerse de pie, pero Kanda fue más rápido. Con una fuerte patada, el ladrón cayó al suelo tambaleándose. Con un movimiento de su brazo, Kanda extendió la mano y atrapó la corona.
–Lo tengo.
–[Te contuviste, ¿verdad?] –Kanda decidió no honrar a Marie con una respuesta.
–¡Matte! –Gritó Galmar, señalando con un dedo acusador a Kanda quien, en este punto, estaba arrastrando al ladrón inconsciente por el sombrero de bombón– ¡Oye! ¡G es nuestro!
–Él vendrá con nosotros. –Kanda dijo tranquilamente– Aquí esta la corona robada. –Arrojó la joya y, afortunadamente, uno de los oficiales se agachó lo suficientemente rápido como para atraparla.
–¡N-No tires una reliquia nacional! –Gritó el hombre, manos temblorosas jugueteando con él y Kanda pensó que incluso G lo había sostenido con más cuidado.
–¡Oye, matte, niño lindo! ¡Deja aquí a G! –Kanda hizo una mueca ante el apodo.
–¿Dónde... estoy? –El hombre se atragantó, el shock apretando su garganta– ¡¿Qué es esta ropa? ¡¿Por qué estoy vestido así?!
Galmar retrocedió, una gota de sudor frío le corría por la nuca –¡Otra vez!
Un movimiento en la oscuridad llamó su atención. Al mirar más de cerca, se distingue la forma del extraño disfraz y, con una extraña suerte, G se detuvo antes de pasarse. Su risa bulliciosa enmascarando sus pasos.
Los proyectores brillaron cerca de su ubicación cuando un nuevo G se colocó en su lugar con la corona en sus manos Galmar se quedó boquiabierto ante tu postura pausada.
–¡Es una pena, señores, pero nunca podrán atraparme! –El ladrón río y Kanda apretó los dientes.
–¡¿Cómo lo hizo?! –Él grito.
–¡Hasta luego! –Dijo G, mostrando la corona en su mano izquierda para solo ver una explosión que estalla en su mano e deja un agujero negro en su guante verde.
–¿Cuándo-? –Dijo en shock.
–¿Creíste que te daría el verdadero tan facilmente? –Dijo haciendo acto de aparición para luego sacar un maletín pequeño y lo abrió para mostrar varias coronas falsas– Los amateurs son tan faciles de engañar, necesitan más que eso para imitar a los miembros legendarios del Teatro Death Parasite. –Dijo como si estuviera orgullosa de ser parte de ese infierno.
Allen llegó justo a tiempo para darle una patada al nuevo ladrón. El ladrón cayó de costado y el Exorcista de cabello blanco se giró con una sonrisa.
–Lo siento... aquí esta tu emboscada. –Allen sonrío, Link justo detrás.
–Buena idea en ponerle una trampa. ¿Pero no pensó en contarnos su plan, princesa Lemercier? –Pregunto Link.
–No, porque no confío en ninguno de ustedes. –Dijo sin inmutarse a sus miradas de dolor por no confiar en ellos.
–Cuando quieres te pareces a mi shisho, Nee-san. –Le recrimino Walker.
–No lo tomes a mal, Al-chan, pero solo son negocios de este trabajo. –Se disculpo a su modo Selene.
–Más le valga que este a salvo la corona. –Dijo Link con más severidad– Nuestro prespuesto no está siquiera cerca de compensar ese daño.
–¿Cuánto sería eso? –Preguntó Allen.
Link se volvió hacia él, muy serio –Es tan grande que haría reír la deuda del General Cross. Ya que es una reliquia de la Familia Lemecier.
–¡¿En serio?! ¡Nee-san eres más rica de lo creí que eras!
–¿Por qué crees que el poker me aburría? Ya te lo dije, la pasta me sobra. Solo lo hago por mero aburrimiento. –Dijo exhausta de dar explicaciones mientras se fumaba un cigarrillo.
–¿Quiénes son ustedes? –G preguntó débilmente– ¿La policía?
–No lo somos, pero intentamos capturarte como ellos. –Informó Allen alegremente, haciendo crujir los nudillos.
–Ya veo... Conque la hija del difunto King... –Murmuro de verla por primera vez.
En un movimiento rápido, G lanzo una patada a Selene que fue lanzada hacia atrás en el aire hacia el vacío.
–¡Walker!
Allen y Nea corrieron hacia ella, dejándo a Link solo. Kanda miró hacia arriba, ya en camino hacia allí, intercepto a Selene justo antes de que caiga al suelo. Un olor metálico flotaba en el aire y los brazos que la rodeaban se apretaron por un momento antes de que la colocarán en el suelo.
Su cuerpo encontró algo sólido, pero era mucho más suave que el suelo. Abrio un ojo con un crujido, con la espalda apoyada en una pared. Una mano comenzó a ondear frente a su rostro y cuando sus ojos se abrieron por completo, se les presentó la expresión preocupada de Yu Kanda.
–¿Estás bien? –Le pregunto.
–Sí... –Selene se paro sobre sus piernas tambaleantes y se apoyo en la pared.
–¿Capturaras a G? ¿Puedes hacerlo? –Sacó la lengua como un mocoso malcriado. Tirando de él hacia arriba y fuera del camino, Allen logró evitar un golpe del ahora poseído Link. Link/G lo pateó tres veces solo para alejarlo mucho más de Selene.
La patada que Link... no... Phantom G había aterrizado en su cara le dolía bastante y podía sentir el sabor metálico de la sangre llenando su boca. Lo escupió, mirando la figura de Link acercándose.
–¡¿Link?! –Pero no pudo terminar porque Link había sacado un par de cuchillas dentadas brillantes. Allen esquivó rápidamente, y en el lugar donde había estado un segundo antes había un enorme agujero, el polvo de la destrucción oscurecía su visión.
–[¡Allen! ¡¿Qué sucede, Allen?!] –La voz preocupada de Marie llegó a través de su auricular y por un segundo, el exorcista simplemente jadeó en respuesta.
–Parece que Link ha sido tomado por G. –Dijo Nea, viendo la situación desde su lado de la batalla.
–[¿El inspector?]
–Debido al título, pensé que su fuerza estaba en su cerebro, no en pelear. –Allen divagó, con los ojos muy abiertos buscándolo. Afortunadamente, no se había movido del lado de la pared que acababa de destrozar y en su lugar miraba asombrado sus manos.
–Regla número 2: Nunca subestimar la verdadera cara del enemigo. –Recalco Nea, hiñendo a su lado.
Los ojos de Allen se entrecerraron cuando Link dio un paso adelante, con los labios apretados en una sonrisa maníaca.
–¡¿Quién es este tipo?! ¡Tiene mucho nivel! –Exclamó G con la voz de Link, lo que realmente le estaba dando escalofríos a Allen.
–Pensando en eso, cuando los Cuarteles fueron atacados, me salvó a mí y Saori. –Dijo Allen.
–Ahora, entreguenme mi corona, Onee-san. –G preguntó con malicia.
–Si te la entregará Nee-san, saldrías corriendo, ¿no? –Preguntó Allen, aparentemente calmado mientras se giraba para mirar a G– Y eso sería un problema. Después de todo, hemos venido para capturarte. –Sus ojos brillaron cuando se encontraron con Kanda.
Kanda saltó alto, con los brazos tensos y listo para golpear a Mugen. Pero antes de que pudiera siquiera tocar un cabello, Link se dio la vuelta, pequeños pedazos de papel amarillo salieron volando de sus mangas y atraparon a Kanda en un círculo giratorio.
–«Mi cuerpo se siente pesado. ¡Esto es...!» –Pensó.
–¡Hijutsu Shibarimi! ¡Baku! –Cito Link.
–¡Yu! –Selene gritó, en modo de advertencia.
Kanda se pateó a sí mismo desde el suelo y escapó del círculo justo a tiempo. Una descarga eléctrica azul chisporroteó, carbonizando el suelo en el que se había parado segundos antes.
–Esa técnica... –Dijo al ver la reconocer el ataque con asombro, mientras que Kanda aterrizó al lado de Allen, Nea y Selene.
–¡¿Entonces ese maldito inspector es un CROW?! –Refunfuñó Kanda.
–Por fin te das cuenta. Eres lento a veces, Yu-kun. –Dijo Nea, burlándose de él.
–Si ya lo sabían, entonces, ¿por qué lo aceptaron como si nada, ¡maldito shinigami!? –Regaño Yu.
–¿Qué hubiera cambiado con decírselos? Nada. Recuerda que los únicos capaces de estar a nuestra altura son esos malditos CROW. –Explicó fríamente Selene.
–¿CROW? –Preguntó Allen.
–Una unidad de combate que pertenece a la Agencia Central. –Explicó Kanda, con los ojos aún pegados a Link– Se dice que su entrenamiento comienza de niños, por lo que tienen gran potencial de pelea.
–¡Oye! ¿Por qué estás vestido como el Ladrón Fantasma G? –La voz aguda de Galmar cortó el aire. Estaba sacudiendo al pobre hombre como si fuera una botella de jugo y Allen observaba con creciente ira, mientras el 'ladrón' falsamente acusado intentaba defenderse.
–¡No lo sé!
–¡No me jodas! –Galmar simplemente saludó con desdén.
–¡No fui yo! ¡No fui yo! ¡Créanme! ¡No fui yo!
–¡Llévenselo! –Galmar les dijo al resto que se lo llevaran.
–¡Capitán! ¡Créame por favor! –Sus palabras se arrastraron mientras lo arrastraban, solo quedó el eco de un grito.
–Heh... Haha... ¡HAH! –G se río alegremente, con la mano sobre su boca para sofocar las risitas en curso.
–¿Hay algo divertido? –Preguntó Allen sin una pizca de diversión.
–Se ve divertido, ¿no? A pesar de ser un adultos actúa de esa forma...
–Actúas como niño. –Dijo Allen con calma. Toda su ira se había desvanecido y solo quedaba lástima. Lástima hacia el mismo ladrón de poca monta– Creo que eres bajo.
G se sobresaltó con las palabras, su rostro se arrugó como una hoja de papel.
–Por tu culpa, aquellos que fueron convertidos en G tendrán que pasar vidas difíciles. –Por una fracción de segundo, la culpa se suavizó en el rostro de G, pero instantáneamente se derritió bajo la furia abrumadora– Eres de lo más bajo. –Dijo Allen con calma pero en ese tono de voz serio, mirándolo directamente a los ojos.
–¡Cállate! –G grito, el zarcillo en el cuello de Link latía con el rugido de su sangre. Cargó hacia ellos, las navajas automáticas brillando. Chocaron contra sus garras que se encontraron con las cuchillas dentadas en un chirrido metálico que hizo que cada cabello de su cuerpo se erizara. Envió a Selene a tambalearse hacia atrás, pero logro anclar sus pies– ¡Nee-san!
Selene asintió y empujó más fuerte pero G no cedió. Saltaron chispas de sus armas bloqueadas y la mirada de G se arrastró hasta tus brazos temblorosos.
–No durarás mucho. –G observó, con los labios tirando en una sonrisa satisfecha y totalmente odiosa.
–No tengo que hacerlo. –Respondió y él empujó más fuerte. Las cuchillas dentadas cedieron y sus uñas las partieron por la mitad. Una pequeña astilla rozó su mejilla y arrugó su cara ante el dolor punzante. Se deslizo hacia abajo, permitiendo que el impulso del cuerpo de Link lo enviara hacia adelante. Salto y le dio una fuerte patada en la espalda que lo envió tambaleándose hacia Allen y Kanda, el arma ahora casi inútil.
–[¿Pueden hacerlo?] –Marie les preguntó.
–Si es el cuerpo de un CROW, no tenemos que contenernos. –Respondió Kanda.
–Continúa concentrado, Marie. –Allen le dijo a nuestro compañero ciego, mientras invocaba a Crown Clown.
Las cuerdas blancas de Allen se movieron fuera de su capa y envolviéndose alrededor de las muñecas de G. Con la sonrisa intacta, dio un fuerte tirón y envió el cuerpo de Link estrellándose contra una pared.
–Ow... –El sonido apenas había salido de la boca de G cuando Kanda se abalanzó sobre él, balanceando la espada sin piedad.
G no podía escapar de la mayoría de los silbidos de la espada, lo que hizo que el cuerpo de Link se estropeara progresivamente con cortes poco profundos pero que sangraban abundantemente. G se agitó, las cuchillas dentadas eran demasiado cortas para enfrentar adecuadamente la espada, e inútiles contra la inocencia de Allen, lo que dejó a G con solo el patético balanceo del cuerpo de Link para evitar la cuchilla afilada que Kanda empuñaba implacablemente.
–¡Oye! ¡Espera! –Suplicó G pero Kanda solo sonrío.
–¿Qué ocurre, Fantasma? ¿Nunca has peleado en serio? –Kanda se burló– Estás retrocediendo. –Y tan pronto como dijo las palabras, Kanda retiró la espada y balanceó su pierna hacia las costillas de Link.
Observó cómo G tropezaba hacia atrás. Algo atravesó el cuerpo de Link y con una tardía sensación de terror, te diste cuenta de que era una espada.
–¿E-eh...? –Preguntó el Fantasma Link, temeroso– ¿Qué es esto?
–Has sido apuñalado. –Verbalizó el hombre más joven.
–Una espada... ¡Una espada esta en mi...!
–Solo bromeada. Mi espada no puede lastimar humanos.
Asustado y entrando en pánico, un grito estridente, una mezcla de un gato siendo desollado y el aullido de apareamiento de un zorro, salió de la garganta de Link.
–¡PWAAAH! –Allen parpadeo viendo confundido como Link, Howard Link de todas las personas comenzó a sollozar como un niño.
–¿Link?
–¡Duele, duele, duele!
–¡No duele! ¡No duele! –Allen trató de calmar al otro hombre.
–¡Es su culpa! –Continuó llorando– ¡Asesinos!
Link entonces había caído, perdiendo el conocimiento por un momento. Allen atrapó al mayor antes de que tocara el suelo, y parecía un poco confundido por lo que había sucedido.
–¿Allen Walker?
–¿Link? ¿Regresaste a la normalidad?
–Tú... ¿Qué están haciendo? –El inspector cortó, con una mirada incrédula dirigida a la espada que sobresalía de su cintura.
Selene se sento delante de él –Solo cuatro palabras. Fuiste poseído por G.
–Entiendo.
–No te sientas mal, a cualquier le puede pasar. –Consolo Selene.
–[¿Cómo está, Marie? ¿Puedes seguirlo?] –Preguntó Kanda a través del auricular.
–Sí. –Aseguró Marie– Ayuda que el sonido de su llanto sea único.
Marie sonrío, el eco de los gritos llorosos del ladrón abrió un camino claro a través de las calles de París.
~
El día era demasiado brillante para la oscuridad estacional que traía el aire frio. Las calles estaban bulliciosas, la gente corria aparentemente sin inmutarse por la escarcha hostil, arrastrándose bajo abrigos delgados. El momento perfecto para un paseo sin rumbo fijo. Uno para limpiar tu mente de pensamientos perturbadores o simplemente liberar el calor de los sentimientos no deseados y dejar que su vapor se disuelva en el frío.
Renelle resoplo, su mente se sentía fresca y aguda. Lo siguió en silencio, con Marie a la cabeza con paso lento pero confiado. Esta parte de la ciudad no le era desconocida y cuando vio el parque, se detuvo. Lo observo por un rato, absorbiendo todo su esplendor invernal e incluso divisando su manzano favorito.
Cuando un molesto "vamos" llegó a sus oídos, finalmente despego los ojos y troto ligeramente para alcanzarlos.
–Uno de estos días te vas a perder de verdad. –Dijo Kanda, con la espada en la espalda y la cola de caballo oscura casi mezclándose con la vaina negra colgada allí.
–Esto es todo. –Dijo Marie y todos se detuvieron para mirar el edificio de ladrillos.
Orfanato Hearst, ¿eh?
–¿Seguro que este es lugar, Marie? –Preguntó Allen, deteniéndose frente a un antiguo orfanato.
–Sí. Los llantos de G desaparecieron aquí. –Respondió el ciego.
Kanda se apoyó en la cerca y todos intercambiaron miradas.
–Bueno... ¿Quién entra primero? –Aparentemente, la única verdadera debilidad de los Exorcistas era la interacción social más mundana.
Selene también se alejó de la estrecha escalera.
Tal vez fue el desafio en la pregunta de Kanda o Allen era simplemente el menos inepto socialmente.
Subió las escaleras, Link siguiéndolo en silencio. Antes de tocar, Allen le sonrío nervioso.
–Link, ¿todavía estás disgustado por lo de ayer?
La expresión de disgusto contradecía el indiferente 'no' proporcionado por Link.
–Um, disculpa. –Estaba diciendo Allen, cuando la puerta se abrió, pero lo que sea que había planeado agregar fue arrojado por la ventana... como si lo hubieran arrojado por las escaleras.
–¡Niño pervertido! –La voz de una mujer gritó, dándole una patada en picada al niño. Su frente chocó con la de Allen, los dos chicos cayendo en la acera. El niño pequeño y el propio Allen se plantaron boca abajo en el suelo.
–Amén. –Selene hace un trazo de una cruz vertical sobre su cuerpo con la mano derecha.
–Creo que eso fue innecesario, mota blanca. –Le regaño Nea mientras que Link observaba con cautelosa preocupación pero cuando Allen se quedó tendido e inmóvil, fue el primero en acercarse.
La mujer que había causado el caos se quedó congelada en la entrada, con la mano sobre su boca abierta –«¡Ah! ¡No! ¡Use la técnica de defensa personal que me enseñó mi padre!»
Dos niños se aferran a su falda, ambos riéndose.
–¡Ahí está! ¡La patada asesina de Emilia! –Uno respiró.
–¡Qué guay! –Gritó el otro y levantó un pequeño puño en el aire.
–¿Qué haces? –Preguntó Link con la más ligera ira. Se agachó junto al cuerpo tendido de Allen y le dio un codazo.
Un sonido de dolor fue todo lo que obtuvo como respuesta, pero después de unos segundos más, Allen se sentó. El exorcista se agarraba la frente y Link apartó la mano de un manotazo. Oyó un claro 'wow' y arrugó la nariz ante la copiosa cantidad de sangre que salía a borbotones del corte y goteaba sobre el adoquín.
Selene se acerco, medio escuchando a Kanda y Marie mientras que Selene usaba su Inocencia y curaba el corte de su frente mientras que Nea observaba todo desde su sitio.
–Oye, este niño tiene una esfera en su frente. –Dijo Kanda.
–¿Una esfera? –Repitió Marie.
Un grito demasiado familiar atravesó sus tímpanos haciendo que Selene se detuviera e apartara sus manos en el acto.
¡BUUAAHHH!
–¡Sangre! –Allen se atragantó. Aparentemente, eso fue un error, ya que la mirada de Allen lo siguió, los ojos se abrieron como platos ante la cualidad empapada– ¡Me desangro! –Exhaló temblorosamente– ¡Qué me muero! –Gritó miserablemente y lágrimas gordas y calientes rodaron por sus mejillas.
–¡Allen! –Llamó Nea inútilmente.
–Marie... –Kanda pronunció maliciosamente, una sombra sobre su frente.
–Ese llanto es como... –Confirmó Marie, con la voz igualmente oscura.
–¡Anda ya! ¡¡Eehh!! –Link estaba perdiendo los nervios y agarró los hombros del Exorcista– ¡¡Estás llorando tontamente por una pequeñez así!!
–Link, antes de decir eso, mira bien sus ojos. –Le recomendó Nea.
Eso pareció sorprender a Allen... No, G, lo suficiente como para parar. Miró con los ojos muy abiertos y llorosos directamente a los ojos de Link y empezaste a buscar en tu bolso. Esto no podía terminar bien.
–«¡Mierda! ¡Le he poseído sin querer!» –Allen empujo la cara de Link y lo miro horrorizado a los ojos.
Link ciertamente parecía repelido. Allen empezó a entrar en pánico, sacudiendo la cabeza a derecha e izquierda.
–¡¿D-Dónde está mi cuerpo...?! –G tartamudeó, mirando frenéticamente a su alrededor.
Kanda sostuvo el cuerpo del joven por el cuello –¿Éste?
Una mirada de alivio inundó el rostro de Allen.
–Sí... Ése... –Él asintió brillantemente.
Kanda hizo un pensativo 'hmm' y pronto la expresión de felicidad que se extendía en las facciones de Allen se fundió en una mueca de horror cuando Kanda desenvainó su espada bajo la barbilla del chico inconsciente.
–Qué bueno verte de nuevo, Ladrón Fantasma G. –Sonrío maliciosamente Kanda, amenazando con cortarle la garganta al niño– Ahora confiesa si quieres tu cuerpo de vuelta.
–¡¡BaKanda!! –Grito Selene, sin darse cuenta que sus ojos brillaron, cambiando de forma y color, e lanza un hechizo para que Kanda suelte al niño y este caiga de bruces al suelo.
–¡Nieves! –Grito molesto por su acción mientras alzaba su mirada a su dirección.
–¡Es solo un niño, Yu! –Dijo mientras alzaba el cuerpo inconsciente del niño e entraba al orfanato para explicarle todo a las dos mujeres.
~
–¿Cómo he acabado atado yo también? –Se quejó Allen, retorciéndose contra la tensión de la cuerda.
–Me preocupa más por qué llevas eso contigo. –Dijo Kanda, mirando por encima del hombro.
Le obsequiaron una taza de té ligeramente astillada que tomó con gratitud. Selene tomó un sorbo y volvio a colocar la porcelana sobre la mesa mientras la Madre Superiora y la chica de antes —Emilia Galmar era su nombre— tomaban asiento frente a Marie y Kanda, y así comenzaba la larga explicación.
–¿Timothy ha estado robando al usar el cuerpo de otras personas? –Preguntó la monja con incredulidad.
–Sí. Parece que Timothy tiene la habilidad de tomar los cuerpos de otras personas con su mente y controlarlos. –Explicó Marie pacientemente a la monja principal del pequeño orfanato.
–Este...
–¿Hablan en serio? –Había dos formas diferentes de incredulidad. La monja amable que parecía encontrar divertida su historia, y Emilia que simplemente no les creía en absoluto.
–Bueno, sé que es difícil de creer, pero... –Dijo Marie.
–Ya lo escuchó. –Kanda señaló suavemente, lo que pareció hacer tambalearse a Emilia.
–¡¿Qué le pasa?! –Exigió en medio de la ira Emilia– ¡Claro! ¡Como que tenía una espada en el pescuezo! No se que es la Orden Negra ni los Exorcistas, ¡pero no pueden hacerle eso a un niño y no disculparse!
–Si me hubiera escuchado no lo habría hecho. –Respondió Kanda.
–¡¿T-Te crees que por ser una monada puedes irte de rositas?! –Señaló Emilia con un sonrojo en sus mejillas.
Una negra nube sobrevolaba la cabeza de Selene, quien escuchaba todo desde un costado con el ceño arrugado.
–"No te sienta bien los celos, Elle. Debes guardar el temple." –Habló telepáticamente Nea, intentando disipar el irremediable carácter de la muchacha.
–Me disculpo. –Marie sonrío levemente, las manos entrelazadas en su regazo rebotando con el golpeteo inquieto de su pie. Se aclaró la garganta– Él no es muy bueno hablando con la gente, me disculpo por eso. –Él le dio un sutil codazo a Kanda, quien resopló pero por lo demás apretó los labios para cerrarlos.
–Emilia, tú le has dado una patada en la cabeza a su compañero, no estás en condiciones de quejarte. –La Madre le recordó amablemente.
–Ah... Perdona. –Murmuró Emilia, bajando la mirada al suelo.
–Madre Superiora, –Marie se volvió hacia la monja– ¿sabe algo sobre la esfera que tiene Timothy en la cabeza?
–Sí. Su padre era un ladrón y fue arrestado por el Capitán Galmar. –La monja se detuvo, mirando al niño– Un día, para ocultar su crimen, hizo que el pequeño Timothy tragara lo robado. Cuando el capitán Galmar tomo a Timothy de la policía y lo trajo aquí, ya se veía así.
Selene sintió la esfera, haciendo que se concentre en lo que estaba 'viendo' en ese momento. Timothy obligado a tragar la gema que robó su padre. Timothy vio a su padre siendo detenido. El niño siendo llevado al orfanato, lo que lleva a otros puntos, como la primera vez que poseyó a alguien, accidentalmente, a la inspiración para el Ladrón Fantasma.
Mientras hablaban, una monja escondida en un rincón oscuro de la habitación se va de la sala a hacer una llamada. Selene al verla, la sigue sin que nadie note su ausencia.
–Sí, dos con el pelo cano, otros dos con el pelo largo, uno moreno y el otro nivea, y un hombre muy grande. –Dijo la monja al teléfono– Sí. Sí. –Asintio a las indicaciones del Conde– Gracias, maestro... –Agradeció terminando la conversación y cuelga la llamada.
Un aumento de intenciones asesinas apareció detrás de la monja. Ella instintivamente arqueó su cuerpo justo a tiempo para que una bala pasará rozando su oreja, alojándose en la pared y agrietándola significativamente. La monja vio múltiples balas perforando el aire a centímetros de su rostro. No había tiempo, ni espacio para moverse.
–Ya veo... –Selene dijo fríamente– Pensaba que esto estaba más organizado de lo habitual... y es que resulta que había un negociador involucrado.
La monja la escuchó amartillar el arma de nuevo.
–Qué asco me dais. –Continuó, la pistola plateada brillando como sus ojos heterocromicos.
–¿Asco, dices? ¡Ja! ¡¿Y qué más da?! Vosotros sois los que lucháis contra el Cond... –Contraataco la monja.
–¡Kurotsuke! –Apretó el gatillo sin piedad. Se oyó el estallido de una bala con un símbolo mágico de color rojo saliendo del revólver y atravesó su cuerpo junto al Akuma detrás de ella y la sangre salpicó las paredes.
La monja se derrumbó sobre sus rodillas, mirando a Selene con puro miedo.
–Eres un... Exorcista. –Tosió– No puedes... matar... humanos...
–¿Humano? No me hagas reír, pedazo de mierda. –Dijo con sorna– Solo eres un pedazo de carbón de lo que alguna vez fuiste.
Su cuerpo tembló, antes de golpear el suelo con un gorgoteo.
–Regla número 3: Nunca confíes en los Akumas, ya que estos tarde o temprano terminarán traicionándote. Ya que esa es la ley del más fuerte. –Dijo mientras sacaba un cigarrillo de la caja, pero al momento de sostenerlo en sus labios, un malestar se apoderó de ella haciendo que caiga el cigarrillo al suelo mientras que ella vomitaba sin razón aparente.
~
–Ya veo. –Marie hizo una pausa– Su habilidad puede haber sido la causa de la esfera en su frente. Hemos estado buscando algo llamado Inocencia. ¿Nos puede dejar ver si esa esfera en realidad es Inocencia? –Él respiró hondo.
–¡Esperen! –Exclamó Emilia, con el rostro contraído por la preocupación- Si eso llamado Inocencia... ¡¿Qué harán con él?! –Su falda se arrugó bajo el fuerte agarre de sus dedos.
Marie estaba tratando de elegir las palabras adecuadas, pero Kanda se le adelantó.
–No podemos dejarlo quedarse aquí. Lo llevaremos a la Orden y lo haremos convertirse en Exorcista. –Dijo simplemente Kanda, con los brazos cruzados, haciendo que Timothy se ponga furioso.
–¡No! –Gritó el chico, con la voz entrecortada al final– ¡No decidan mi futuro por mí! –Gritó, retorciéndose contra sus limitaciones.
–Timothy...
–¡Son como mis padres! –Dijo acusadoramente– ¡Me tratan como una cosa! ¡Quiero quedarme aquí! ¡No me iré aunque me cueste la vida! –Las lágrimas ya se habían acumulado en las comisuras de sus ojos.
–¿A quien le importa? Te llevaremos con nosotros aunque no... ¡mmph! –Kanda fue cortado por Marie, quien puso una mano sobre su boca, interrumpiéndolo.
–Perdónalo. –Se disculpó Marie.
–No puedes obligarlo. –Dijo la Madre Superiora, mientras sostenía a un Timothy llorando, y a un Allen muy poco divertido con él.
–¡Así es! ¡No puedes ser tan cruel! –Replicó Emilia.
–¿Qué hay de ellos? –Su voz se había quebrado en el aire, fría y aguda, y él le lanzó una mirada sorprendida y confundida.
–¿Q-Qué...?
–¿Qué pasa con sus vidas? –Repitió, asintiendo a Emilia y a la Madre Superiora– No somos los únicos detrás de la Inocencia. Nuestro enemigo es peligroso y no conoce límites ni moral. Vendrá por tu fragmento y matará a cualquier presente solo por diversión. ¿Estás listo para asumir esa carga? ¿Estás listo para poner en peligro a aquellos que consideras familiares por deseos egoístas?
Le miraba boquiabierto, con el miedo arrastrándose en sus ojos muy abiertos, y empezó a temblar.
–Yo... yo...
–No somos tus enemigos, Timothy. Al final, la elección es tuya. –Le aseguró Selene– No hay uno bueno o malo. Solo asegúrate de no arrepentirte.
Y así, toda la luz que entraba por las ventanas desapareció y el mundo se sumió en la oscuridad. La transición te sobresaltó lo suficiente como para hacerte temblar.
–¿Eh? ¿Afuera...? –La voz de Emilia tembló.
–Pero si todavía es de día, ¿no? –Dijo la Madre Superiora y agarró con más fuerza a Timothy.
–Mierda... –Kanda solto silenciosamente de su boca, al ver lo que había afuera por la ventana.
–¿¡La ciudad... ha desaparecido?! –Dijo Marie, poniéndole la mano sobre el auricular izquierdo.
–No. –Exclamó Kanda, dándose la vuelta– Estamos dentro de una barrera.
–¿Un Akuma? –Pregunto Allen– Mi ojo izquierdo no reacciona.
–Eso se debe a la kekkai, Allen. –Le explico Nea, llamando la atención de todos– Se de este tipo de cosas por mi contrato con el Corazón y su portadora. –Contó a los demás su profunda amistad con Selene.
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